Por Shyam Saran.
Exsecretario de Relaciones Exteriores de India.
Es el presidente del
Consejo Nacional de Seguridad.
La Sexta Cumbre de los
países BRICS, celebrada en la ciudad brasileña de Fortaleza el 15 de este mes,
marca la transición cualitativa de una agrupación basada en preocupaciones
compartidas, a una comunidad de intereses.
Desde el inicio en 2009, los
BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) fueron considerados como una
asociación más simbólica que efectiva de influyentes economías emergentes con
escasos intereses convergentes, que no parecían capaces de construir estructuras
de gobernanza alternativas, aparte de coincidir en su oposición al persistente
dominio de Occidente sobre la economía y la finanza mundiales.
Sin embargo, después del
largamente esperado anuncio del establecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo
(NBD), dotado de 50.000 millones de dólares de capital y del Acuerdo de
Reservas de Contingencia (ARC), que asciende a 100.000 millones de dólares, se
ha abierto una brecha en el monopolio ejercido por las instituciones de Bretton
Woods: el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Aunque solo después de un
largo período podrán el NBD y el ARC convertirse en creíbles y reconocidas
instituciones financieras internacionales, ese es precisamente el objetivo.
Los líderes del BRICS han dejado
la puerta abierta al ingreso de otros socios, pero mantendrán una participación
de no menos de 55 por ciento. Y han tenido la precaución de declarar que las
nuevas instituciones serán complementarias del Banco Mundial y el FMI.
Empero, el surgimiento de
una fuente alternativa de financiamiento cuyas normas difieren de las que
orientan a las instituciones establecidas, está destinada a alterar en modo
irreversible el cuadro financiero global.
Las iniciativas del grupo
BRICS se originaron en la creciente frustración de las naciones emergentes ante
el hecho de que los países industrializados, que controlan el Banco Mundial y
el FMI, rechazaran sistemáticamente una modificación de sus estructuras de
gobierno que pudiera reflejar, aunque fuera en modesta medida, el ascendente
peso económico de los países en desarrollo.
Por ello, es previsible que
cuanto más se demore la reestructuración, más rápidamente se consolidarán las
nuevas instituciones. Justamente, esta renuencia influyó para ayudar a resolver
algunas discrepancias entre los países BRICS acerca de la estructura y del
gobierno del NBD y el ARC La creación de las dos instituciones se debe en gran
medida a la energía y la presión desplegadas por China, junto con sus esfuerzos
para la conciliación con las posiciones de los otros miembros, India en
particular.
En el caso de Rusia, su
entusiasmo por participar aumentó después de su expulsión del Grupo de los Ocho
(G-8) países ricos y de las sanciones asestadas por Occidente a raíz de su anexión
de Crimea.
El activismo de China en el
marco del BRICS es coherente con diversas iniciativas paralelas promovidas o
iniciadas por Beijing:
1. La propuesta para la creación de un
Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), que financiaría
proyectos de infraestructura y conectividad en la región para revivir la
legendaria Ruta de la Seda por tierra y por mar, a este y oeste del territorio
chino. El paralelismo con el NBD es llamativo.
2. La consolidación de la Iniciativa de Mutilateralización
de Chiang Mai (CMIM) y su asociada Organización Asiática para la Investigación
Multilateral (Amro), en las que participan la Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático (Asean) más China, Japón y Corea del Sur (Asean + 3). La CMIM
dispone de fondos por 240.000 millones de dólares para la ayuda a países
miembro con dificultades en sus balanzas de pagos, a semejanza del ACR fundado
por los BRICS.
3. Además de CMIM y Amro hay otras
iniciativas en curso en el marco de Asean + 3 para desarrollar un mercado de
bonos asiático que captaría recursos, para inversiones regionales a través de
bonos en las monedas locales.
Estas actividades tienen
lugar mientras se registra la expansión del mercado de bonos en la divisa
china, que ya es una fuente importante de financiamiento empresarial y por lo
tanto reduce la dependencia de bonos denominados en euros o dólares. EL NBD
puede aprovechar este emergente mercado para engrosar sus propios recursos. Desde esta amplia
perspectiva se puede evaluar el significado de las decisiones adoptadas en
Fortaleza.
Al impulsar diversas
iniciativas paralelas, China apunta a crear un sistema financiero alternativo
en el que ejercerá el liderazgo. El dilema para los otros países emergentes
consiste en que no existen opciones dignas de consideración, ya que las
naciones occidentales no están dispuestas a tomar en cuenta sus aspiraciones.
La cumbre de Fortaleza
implica el principio del fin del ordenamiento económico y financiero implantado
en la segunda posguerra por las potencias occidentales. Las instituciones
establecidas tendrán ahora que compartir el escenario con los recién llegados y
se verán forzadas a modificar sus normas para competir con ellos.
El promotor principal de la
construcción de una red rival de las instituciones financieras establecidas es
China, y en la medida en que los distintos edificios que está construyendo
conformen una nueva arquitectura financiera global, se incrementarán su perfil
y su influencia mundial.
Estamos pensando en el futuro,
pero la tendencia es inequívoca.
NUEVA DELHI, 28 JUL 2014 (IPS) -
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