viernes, 31 de octubre de 2014

El Ebola: Un nuevo argumento para mejorar las relaciones entre Cuba y EE.UU



Por Arturo López Levy



El simple hecho de que Cuba y Estados Unidos están en el mismo barco luchando contra la epidemia de Ébola en África Occidental demuestra cómo el nivel de conflicto entre los dos países es irracional. Mientras La Habana y Washington tienen diferencias considerables- y no hay esfuerzos paralelos en contra del Ebola que las elimine- es evidente que las narrativas de sospecha e intransigencia han limitado posibles esfuerzos conjuntos para beneficio de ambos países y el mundo en general.

(Especial Infolatam).- Pero, las palabras importan. Las recientes declaraciones de John Kerryy a Samantha Power en representación del Departamento de Estado, alabando lo que Cuba hace para derrotar el Ébola en África-, así como las declaraciones de Fidel [1]y Raúl Castro [2] de que Cuba da la bienvenida a esfuerzos de colaboración contra el Ebola con los EE.UU.muestra que el tiempo para una revisión de las relaciones bilaterales ha llegado.

El presidente Obama [3]debe aplicar la máxima de su ex jefe de gabinete, Rahm Emanuel de que en política las crisis no se desperdician. La crisis del Ébola ofrece una oportunidad para avanzar su agenda de diálogo y negociación pragmática con adversarios. El liderazgo político en la Casa Blanca y el Palacio de la Revolución pueden transformar una lucha común contra una epidemia en una cooperación conjunta sistemática para el avance de los derechos a la salud – que es un derecho humano tan importante como el de elecciones competitivas- en todo el mundo en desarrollo y los intereses nacionales de los dos países vecinos.

Las condiciones políticas están dadas. Los estadounidenses apoyan actuar decididamente contra el Ébola y aplaudirían que el presidente ponga las vidas y la cooperación médica con Cuba por encima de la ideología. A medida que más información sale sobre los esfuerzos cubanos de salud global, se clarifica lo irracional que es suponer que toda la presencia cubana en el mundo en desarrollo sería perjudicial para los intereses nacionales y valores de los Estados Unidos. Los más de 50.000 médicos cubanos y personal de la salud que trabajan en 66 países juegan un papel clave para mejorar el desarrollo humano y proteger a un mundo bajo el liderazgo liberal de los EE.UU de la propagación del Ébola y otras enfermedades contagiosas.

La constatación de esa realidad plantea una reevaluación de varias políticas estadounidenses mal guiadas. Durante el gobierno de Bush, e incluso bajo el mandato de Obama, Estados Unidos gastó generosamente para apoyar a grupos en Miami que se centran en socavar la cooperación internacional de salud de Cuba en África y América Latina. Bajo el manto de la promoción de la democracia, varios programas de Radio y TV Martí gastan dinero del contribuyente en denigrar al sistema de salud cubano y cuestionar la preparación de los galenos de la isla. Ese tipo de esfuerzos lo único que hace es restar credibilidad a denuncias de abusos de derechos humanos en Cuba que si lo ameritarían. ¿Por qué habría que atacar el sistema de salud cubano y la gestión humanitaria de sus galenos para abogar por un sistema político más abierto en la isla?[4]

Nelson Arboleda, representante de Estados Unidos y director del Centro de Prevención de Control de Enfermedades de Estados unidos para Centroamérica, participa en la reunión técnica de especialistas y directivos para la prevención del Ébola, en La Habana (Cuba).

El Programa de Estados Unidos; Cuba Médical Profesional Immigration Parole (CMPP) es una reminiscencia de la Guerra Fría. Este programa que anima a los médicos cubanos a abandonar sus contratos en terceros países y emigrar a los Estados Unidos ha sido presentado como promotor de derechos humanos desacreditando lo que pudiesen ser esfuerzos genuinos en esa materia. A Emilio González, el cubano-americano que creó el programa mientras fue director de los servicios de ciudadanía e inmigración de Estados Unidos bajo la administración Bush, no le importó nada la salud de las poblaciones atendidas por dichos médicos o la soberanía de esos países. Amnistía Internacional y Human Rights Watch deberían analizar CMPP y denunciar este programa como perjudicial para los derechos humanos en el mundo en desarrollo. Así, ayudarían a la administración Obama a terminarlo.

La hostilidad de Washington hacia los esfuerzos internacionales de salud de Cuba está dividiendo a Estados Unidos de otros países democráticos. El problema para los acérrimos de la Guerra Fría en Miami, es que los ejemplos de cómo Cuba comparte la carga y los méritos de los esfuerzos internacionales de salud con aliados de Estados Unidos se están expandiendo. Cuba coopera con varias instituciones de la Unión Europea, Brasil, Canadá y Noruega en los proyectos de educación médica en la isla, en Haití y otros países. Los programas podrían incluso crecer como resultado de la actual negociación en Bruselas entre la UE y Cuba para un acuerdo global de cooperación y diálogo político.

La buena noticia es que dos ex presidentes de Estados Unidos, James Carter y Bill Clinton, han hablado positivamente sobre los logros de salud de Cuba y sus programas internacionales. El Presidente Carter y la ex primera dama Rosalyn incluso visitaron la Escuela Latinoamericana de Cuba de Medicina en 2002. En una reunión con el entonces ministro de salud cubano Carlos Dotres, la señora Carter mencionó que el programa de Salud Global de su centro presidencial le gustaría colaborar con los esfuerzos cubanos en materias de educación para la salud y asistencia internacional. No hay una explicación de seguridad nacional, política o estratégica que explique por qué tales esfuerzos humanitarios no están ocurriendo.

¿Hacia un futuro diferente?

La administración Obama merece el aplauso por su decisión de enviar a un representante estadounidense a la reunión del ALBA en la Habana para coordinar la respuesta continental a una posible llegada del Ebola al hemisferio. Al ser preguntado por las oportunidades de cooperación de salud entre Cuba y EE.UU, Nelson Arboleda, Director para Centro-Americano del Centro de Prevención y Control de Enfermedades respondió que EE.UU “está dispuesto a trabajar con todos los actores de la región interesados en asegurar una respuesta eficiente a nivel global contra el virus”. El tono de las declaraciones del Secretario John Kerry indica que EE.UU está abierto a propuestas concretas para beneficio mutuo.

El gobierno norteamericano simplemente sigue posturas que ya fueron adoptadas por la derecha latinoamericana más moderna. Los programas cubanos de educación médica y atención de salud han funcionado con gobiernos latinoamericanos y caribeños de diverso signo ideológico, no solo de izquierda. En el caso chileno, el excandidato presidencial de la UDI, y entonces alcalde de Santiago,Joaquín Lavín viajó a la Habana en 2002 a estudiar la experiencia cubana junto con un equipo de trabajo que después usó para mejorar los estándares de salud en varias barriadas. “Uno puede estar en desacuerdo con un sistema, o en desacuerdo con el comunismo, pero si hay cosas buenas como el sistema cubano de medicina familiar, y que puedan servir a la gente de Santiago, yo lo voy a hacer”.

Cuba y sus aliados en la región deberían también aprovechar la oportunidad. La cooperación Internacional de la Salud no debe ser sólo acerca de cómo derrotar el Ebola. De cara a la Cumbre de las Américas de Panamá, la organización panamericana de Salud, de la que son miembros Cuba y EE.UU podría presentar planes de integración inter-americana en la preparación para el enfrentamiento de pandemias. Salvo en el caso de consideraciones de seguridad, no debería haber restricción o condicionamiento alguno al comercio de medicinas o la asistencia educativa y técnica en el área de salud entre Cuba y EE.UU.

Una apertura constante de la cooperación bilateral de beneficio mutuo con Cuba por las instituciones gubernamentales de salud, el sector privado y las fundaciones con sede en los EE.UU. puede desencadenar sinergias positivas para actualizar la política estadounidense hacia La Habana. Como candidato presidencial y senador, Barack Obama fue uno de los críticos más fuertes a mirar a Cuba a través del cristal de la Guerra Fría. Como presidente, no es suficiente secundar la misma política de bloqueo aplicada por sus predecesores. Debe ajustar la narrativa oficial sobre Cuba: no es una amenaza para Estados Unidos, sino un país en transición hacia una economía mixta, y una fuerza positiva para la salud mundial.Artículo impreso desde 


"Cuba vs USA: L'administration américaine est hors-sujet"

Par Sébastien Madau

Le blocus a été instauré en 1962 par le président Kennedy pour provoquer un soulèvement de la population contre le nouveau pouvoir révolutionnaire.

Leyde Rodriguez Hernandez, professeur à l'Institut supérieur de Relations internationales Raul Roa Garcia, à La Havane, revient sur les répercussions du blocus et les perspectives que permettrait sa levée. Entretien.
Les justifications du blocus américains sont-elles d’ordre politique ou économique ?

Elles sont politiques et géopolitiques. Cuba a été sous domination des Etats-Unis sur le plan politique, économique et militaire, depuis l’intervention américaine lors de la guerre que les Cubains ont gagné contre le colonialisme espagnol. Avec le triomphe de la Révolution, en 1959, dirigée par Fidel Castro, Cuba a obtenu son indépendance vis-à-vis des Etats-Unis et sa pleine souveraineté nationale. C'est là que les Etats-Unis ont imposé un blocus économique, commercial et financier, illégal et unilatéral, avec pour objectif politique de détruire la Révolution cubaine, même si cette guerre économique cause de multiples problèmes sociaux et économiques au peuple cubain. Le blocus est une politique irrationnelle qui affecte les intérêts économiques du secteur entrepreneurial américain, de pays tiers et la prospérité du peuple cubain. Et ce au-delà du facteur géopolitique, du fait que la Révolution cubaine peut être une stimulation d’émancipation pour les peuples d’Amérique latine, des Caraïbes et du Tiers-monde.

Sur place, quels sont les secteurs les plus touchés ?

Tous les secteurs de l’économie nationale sont affectés d’une forme ou d’une autre, dans les échanges commerciaux avec des entreprises d’Amérique du Nord. Les ressortissants américains ne peuvent pas voyager à Cuba. Nous manquons de matières premières pour notre industrie. Les Etats-Unis épient les transactions commerciales et financières cubaines, en imposant de fortes amendes à des entreprises de pays tiers. Il nous est très difficile d’acheter des médicaments. Nous n’avons pas accès à des technologies pour le développement industriel. Le blocus viole les droits du peuple cubain à la santé, l’éducation, l’alimentation, la culture et le sport.

Quels seraient les effets d'une levée du blocus?

Une grande victoire politique du peuple cubain pour sa longue et digne résistance et des amis de Cuba qui nous ont toujours soutenus. Les conséquences immédiates devraient être une amélioration générale de l’économie cubaine et un processus progressif d’amélioration des relations des Etats-Unis avec Cuba. Notre économie aurait de meilleures possibilités de croissance soutenue et de développement, car elle obtiendrait des marchés, des technologies et des possibilités d’investissement et de financement.
Les Etats-Unis sont isolés au niveau international et l’Amérique latine et les Caraïbes exigent des Etats-Unis un changement de politique envers Cuba et notamment la participation de l’île au prochain Sommet des Amériques 2015 à Panama.

Toutefois, avec une levée du blocus, il est certain que les Etats-Unis et leurs alliés européens chercheraient aussi à obtenir une présence plus grande et une influence dans la société cubaine pour tenter de renverser la Révolution à travers des méthodes subversives ou d’influence politique plus directe.

Y a-t-il aux Etats-Unis des mouvements demandant la levée du blocus ?

Oui, il existe des secteurs de plus en plus actifs dans la société américaine : entrepreneurs, membres du congrès, académiciens, artistes, journalistes et médias qui exigent de Barack Obama un changement de politique vis-à-vis de Cuba. La majorité des Cubains vivant aux Etats-Unis est opposée au blocus. L’administration américaine est hors-sujet et tôt ou tard elle devra écouter les revendications de ces secteurs influents de la société civile américaine.



"Cuba vs USA": le blocus américain condamné par l' ONU



Par   Sébastien Madau

Foto:  Sébastien Madau
L’Assemblée de l’ONU s'est encore prononcée le mardi 28 octobre 2014 pour la levée des sanctions américaines contre l'île. Cette année, BNP Paribas a fait les frais de l’extra-territorialité de ce diktat.

L’Assemblée générale de l'ONU réunie hier à New York à une nouvelle fois condamné le blocus américain qui frappe Cuba depuis 1962. En effet, 188 pays membres ont soutenu la résolution présentée par Cuba demandant « la levée du blocus économique, commercial et financier » imposé par les Etats-Unis.
Ce vote n'a pas le pouvoir d'obliger les Etats-Unis à en finir avec l'embargo, mais il confirme une nouvelle fois l'isolement de la politique américaine vis-à-vis de l'île. Washington se retrouve uniquement soutenu dans l'Assemblée par Israël. Il s'agit, comme l'année dernière, du plus gros nombre de soutiens à Cuba obtenus depuis que cette résolution est présentée devant l'Assemblée générale en 1992 (à l'époque seulement 59 nations avaient soutenu Cuba).
Le blocus est destiné à empêcher le développement de Cuba et provoquer une rébellion de la population. Mais les conséquences vont beaucoup plus loin. Les limitations à commercer avec Cuba ne concernent pas uniquement les entreprises américaines mais tout pays établissant des liens économiques et commerciaux en dollars avec l’île. Régulièrement, le Trésor américain inflige de fortes amendes aux sociétés concernées.
En France, BNP Paribas mis à l'amende
La France n’est bien évidemment pas épargnée. Dernièrement, ce fut au tour de BNP Paribas qui a choisi de plaider coupable d’avoir, en toute connaissance de cause, violé les sanctions économiques imposées au Soudan, Cuba et à l’Iran. La BNP a reconnu avoir transféré 1,7 milliard de dollars pour le compte de clients cubains via les Etats-Unis.
Les virements ont été effectués en dollars et ont donc transité par les Etats-Unis, le gouvernement américain exigeant que tout paiement dans sa devise passe par une chambre de compensation sur son territoire. Donc passible de sanctions. L'amende s'est élevée à 8,9 milliards de dollars.
A l'époque, Cuba a « dénonc(é) cet affront à la souveraineté des Etats, aux normes de libre commerce et au droit international », estimant que l’amende constituait «une application extra-territoriale et illégale de la législation américaine à l’encontre d’une entité étrangère ».
En France, si l’État s’était emparé publiquement du dossier, il n’a jamais contesté la légitimité de la sanction et a même parlé de "faute" du groupe bancaire.
D'ailleurs, le mea culpa était la règle puisque BNP Paribas n'a rien trouvé de mieux que d'acheter des pages de publicité dans la presse américaine pour exprimer ses « regrets » et assumer ses responsabilités. « Les erreurs qui ont été mises en lumière au cours des enquêtes n’auraient jamais dû se produire chez BNP Paribas » indiquait Jean-Laurent Bonnafé, directeur général jurant que son établissement avait « tiré leçon » et que « les personnes impliquées ont été sanctionnées ou ont quitté le groupe ».
Des voix se sont toutefois élevées en France. Le député (PCF) André Chassaigne, président du groupe d'amitié avec Cuba au parlement, a officiellement protesté. L’ancien Premier ministre Michel Rocard, a lui parlé de « détournement de pouvoir » dans une tribune dans Le Monde, où il reprochait aux États-Unis une « occupation » économique fondée sur l’extra-territorialité de leurs normes. « Les sanctions économiques sont passées d’une réponse aux attentats du 11-Septembre à un outil plus général de politique étrangère », assurait, de son côté Farhad Alavi, avocat de Washington spécialiste de la question.
Le problème repose sur la place du dollar, monnaie des échanges internationaux. Beaucoup d’entreprises se retrouvent ainsi sous le coup de la loi américaine, créant une sorte d’impérialisme juridique.

¿Hacia la paz perpetua? Repercusiones en política internacional de las ideas kantianas


Los escritos sobre política internacional de Immanuel Kant (Königsberg, Prusia, 1724-1804), en especial La paz perpetua (1795), clarifican aspectos sobre las relaciones internacionales modernas tan relevantes como la inherente interacción entre los Estados que componen la sociedad internacional (Doyle, 1986: 1157). Además, algunas de sus ideas han sido fundamentales para el forjamiento de las normas de ius cogens, consensuadas por la comunidad internacional en su totalidad, aunque frecuentemente eclipsadas por los intereses políticos de los Estados. No obstante, la federación de Estados que Kant propone con el fin de garantizar la paz perpetua (Kant, 2003: 11-14) transciende en gran medida el poder de maniobra de la actual Organización de las Naciones Unidas. El objetivo de este estudio es, por tanto, aportar una visión general sobre las aportaciones de las ideas kantianas a la teoría de las relaciones internacionales, sus repercusiones en política internacional y su vigencia en nuestros días.
 
La importancia de Kant como teórico de las relaciones internacionales reside en la preponderancia de la moral en las relaciones entre Estados y su inclinación natural hacia el “deber de la paz perpetua” (ídem, 11). Postula la existencia, por tanto, de un imperativo moral que impulsa a los Estados a relacionarse de manera pacífica. La doctrina de Kant se asienta sobre una base epistemológica, pues la paz perpetua es la condición para la acción ética de los Estados, y desarrolla una concepción teleológica del mundo, ya que el fin de las relaciones interestatales es la instauración última de la paz perpetua (Doyle, 1986: 1159).

Una de las ideas centrales del pensamiento internacionalista de Kant, como ha señalado Habermas (1997: 62), es el carácter transitorio del Derecho internacional, es decir, las regulaciones de la paz y la guerra devendrán en un pacifismo jurídico que establecerá un orden cosmopolita y acabará con el uso de la fuerza como medio de resolución de litigios internacionales. Según lo dispuesto en los artículos definitivos para la paz perpetua (Kant, 2003: 5-10), ese orden cosmopolita se materializará con la formación de una federación de Estados autónomos, no sujetos a una autoridad central. Dichos Estados deberán ser, además, de naturaleza republicana (artículo definitivo primero), pues es más improbable que se declare una guerra si el pueblo está en contra, si su voluntad reside en un poder legislativo independiente del ejecutivo. Por último, el comercio interestatal favorecerá que los Estados accedan a asociarse (Habermas, 1997: 67).

La tradición kantiana en teoría de las relaciones internacionales se opone a la hobbesiana en tanto que rechaza frontalmente la idea de que los Estados se encuentren en un estado de guerra de todos contra todos, la anarquía del sistema internacional y la ausencia de restricciones morales en el comportamiento de los Estados. Los kantianos apuestan por unas relaciones internacionales basadas en la cooperación, en las que los Estados pierden relevancia en favor de una sociedad cosmopolita y transnacional (Barbé, 2008: 47).

Otras teorías de la escuela liberal inspiradas en las ideas de Kant son la tesis de la “paz democrática”, que afirma que las democracias no entran en guerra unas con otras, y la “democracia cosmopolita”, que preconiza la llegada de un mundo regido por la paz, la democracia, la igualdad y la justicia (Solomon, 2003: 103).

El origen de estas teorías radica en la confianza en la seguridad colectiva durante la segunda mitad del siglo XX (Habermas, 1997; Solomon, 2003). La Carta de las Naciones Unidas de 1945 recoge principios estructurales del ordenamiento jurídico internacional cuyo objetivo es velar por la seguridad colectiva, e incluyen la resolución pacífica de controversias internacionales y la prohibición del uso de la fuerza (artículos 2.3. y 2.4., respectivamente), aunque otorga al Consejo de Seguridad el poder de decidir si se emprenden acciones militares en caso de “amenazas”, “quebrantamientos de la paz o actos de agresión”.

Por otro lado, Kant consideraba inquebrantable la soberanía de los Estados: “los pueblos [...] forman distintos Estados y no deben fundirse en uno solo” (Kant, 2003: 7). La estructura de las Naciones Unidas se basa en la igualdad soberana entre Estados (artículo 2.1. de la Carta). El  principio de no injerencia en los asuntos internos de los Estados (artículo 2.7.) coincide con el artículo preliminar 2º de La paz perpetua. No obstante, la federación de Estados kantiana se sustentaría en el derecho cosmopolita, que, como apunta Habermas (1997: 72), es inconsistente sin su institucionalización en el ordenamiento jurídico tanto internacional como nacional.

El auge de la democracia liberal como forma de gobierno tras el fin de la Guerra Fría trajo consigo la reivindicación de teorías kantianas sobre la fuerza pacificadora de la democracia y el comercio internacional. Esta idea ha calado en el discurso de numerosos líderes mundiales, quizás enmascarando políticas que únicamente respondían a sus intereses, como el Presidente Reagan a principios de los años ochenta (Doyle, 1986: 1151). La era de la globalización, caracterizada por la creciente interconexión entre los integrantes del sistema internacional, también ha provocado numerosos conflictos étnicos, religiosos y el resurgir de los movimientos nacionalistas.  La irrupción del terrorismo en la escena internacional, en especial tras el 11-S, planteó cuestiones sobre la legitimidad internacional de guerras como la de Afganistán y la de Irak, que sustentaron en parte en la intención de “llevar la democracia” a los pueblos sometidos.

Nos separan más de doscientos años de La paz perpetua de Kant, y aunque las guerras sigan acabando con la vida de numerosos seres humanos, el conflicto armado abierto ha dejado de ser el motor de la política internacional. Para Kant, la consecución de la paz perpetua depende del potencial único de la especie humana en su conjunto para razonar y mejorar moralmente: tanto la razón teórica como la práctica impulsan el progreso (Solomon, 2003: 108). En palabras de Kant (2003: 26), es “un deber, y al mismo tiempo una esperanza [...], no una fantasía vana”. Si todos los Estados y los individuos que los forman actuaran conforme a ese imperativo moral pacífico, la solución a los retos del siglo XXI estaría al alcance de la cooperación y el compromiso efectivo.
Teresa Barrio Traspaderne

Referencias bibliográficas

BARBÉ, Ester (2008): “La teoría de las relaciones internacionales”, Relaciones internacionales, Madrid: Tecnos, p. 41-128.
DOYLE, Michael W. (1986): “Liberalism and World Politics”, The American Political Science Review, Vol. 80, No. 4 (Dec., 1986), pp. 1151-1169.
HABERMAS, Jürgen, trad. Juan Carlos Velasco Arroyo (1997): “La idea kantiana de paz perpetua. Desde la distancia histórica de doscientos años”, Isegoría/16, pp. 61-90.
KANT, Immanuel (2003): La paz perpetua, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
SOLOMON, Benjamin (2003): “Kant’s Perpetual Peace: A New Look at this Centuries-Old Quest”, OJPCR: The Online Journal of Peace and Conflict Resolution 5.1. Summer, pp. 106-126.
http://ginrevista.com/tag/relaciones-internacionales/

 Fuente: cerrarlosojosypoderver.blogspot.com