martes, 27 de marzo de 2018

Ciencias de la Comunicación, Diplomacia y Relaciones Internacionales[1]

Por Leyde E. Rodríguez Hernández


El doctor Leyde, al centro, durante la conferencia (Fotos 2018—Relaciones Internacionales. (Foto: Luis Baracaldo)
  
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, uno de los factores decisivos en el surgimiento de la moderna disciplina de las Relaciones Internacionales fue el surgimiento de una efectiva opinión pública internacional como resultado de los avances tecnológicos y las experiencias catastróficas de dos guerras mundiales.

En las postrimerías del siglo XX y en el transcurso del siglo XXI, el desarrollo acelerado de los medios de comunicación y el surgimiento de actores no estatales en las relaciones internacionales han proporcionado nuevos temas estratégicos a la agenda internacional.

Ante estas transformaciones, los Estudios de las Relaciones Internacionales requieren de conocimientos y habilidades que desbordan los límites de las disciplinas académicas tradicionales haciendo necesario abordar las relaciones internacionales de forma multidisciplinar, integrando la teoría y la práctica, nuevas competencias profesionales, experiencias de cooperación social y un pensamiento crítico-prospectivo que contribuya a la construcción de nuevos escenarios de política internacional.

En un sistema internacional global, planetario, los procesos de comunicación, especialmente a través de Internet y las redes sociales, constituyen un nexo de vinculación que trasciende ampliamente las fronteras de los estados y las barreras construidas durante generaciones por las diversas visiones políticas de carácter  etno y estatocéntricas. 

Con una visión crítica y anti hegemónica de las redes sociales, podría decirse que el proyecto de Facebook se ha vuelto tan vasto y poderoso por la prioridad que representa para la estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos. Los estrategas de esta potencia reconocen que es una forma de poder muy profundo pero suave entre los distintos instrumentos de la política exterior de los Estados Unidos. Hoy las “operaciones de información”, junto con las operaciones de tierra, mar, aire y espaciales integran la doctrina geopolítica de las Fuerzas Armadas estadounidense sobre un campo de batalla concebido en esas cinco dimensiones de poder.

La Comunicación se integra plenamente en el campo de las Relaciones Internacionales y éstas, con sus atributos políticos, económicos y militares, ya no pueden comprenderse y explicarse sin referencia a los nuevos flujos de información generados y difundidos directamente por los múltiples canales que pone en contacto a los individuos y las sociedades, en un contexto de mediatización de la vida política internacional, complejos fenómenos transnacionales y de interdependencia, que han sido exacerbados por el proceso de expansión capitalista en una era de globalización neoliberal que produce desigualdades y asimetrías económicas en un orden internacional cada vez más convulso desequilibrado e injusto.[2]

Teniendo en cuenta la complejidad del medio internacional actual, un funcionario de las relaciones internacionales debe tener la capacidad de expresar sus puntos de vista de manera clara y precisa, y hacerse entender por cualquier tipo de interlocutor, ya que de esta capacidad depende el logro de sus objetivos o, en el caso de un diplomático, el exitoso desarrollo de su actividad en el servicio exterior del Estado que representa.

Un especialista en relaciones internacionales debe dominar los instrumentos científicos de la Comunicación para el desempeño de actividades estratégicas, sobre temas de política exterior, seguridad internacional, las relaciones económicas y comerciales, en el ámbito de los partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones regionales, internacionales y no gubernamentales.

El especialista dedicado a las relaciones internacionales depende, en gran medida, de la comunicación. En la comunicación el emisor es el que incluye la información y el receptor recibe el mensaje y origina una respuesta, pero un enfoque sistémico de las relaciones internacionales considera muy importante la existencia de un canal y los procesos de retroalimentación en la comunicación.
Sin embargo, uno de los problemas globales de nuestra contemporaneidad se relaciona con la calidad de la información que circula, lo cual provoca problemas de comunicación  y comprensión entre los actores estatales y entre estos y los no estatales. La prensa burguesa transnacionalizada y corrupta no informa, solo manipula, fue y ha sido, por ejemplo, un enemigo principal de los gobiernos progresistas en distintas regiones del sistema mundo capitalista, como sucede actualmente en América Latina, donde las derechas han retomado el poder político mediante golpes mediáticos y judiciales, como en el caso de Brasil, que se ha visto acompañado de una estrategia de hostigamiento mediático y liquidación de los líderes populares.
Otro ejemplo muy ilustrativo es la Revolución Bolivariana de Venezuela que ha sufrido una cruel campaña mediática y una secuencia  de intentos de golpes mediáticos, pero no ha podido ser derrotada por una derecha entreguista y subordinada a los intereses de dominación imperialista. Y no es extraño observar así como toda Revolución se ve acompañada de una contrarrevolución, pero en esa lucha los revolucionarios venezolanos tienen el apoyo del pueblo cubano y de las fuerzas progresistas que defienden una verdadera integración latinoamericana y caribeña, en una región que se había proclamado Zona de Paz, en La Habana, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).      
El “dominio informacional” por las transnacionales al servicio de la derecha internacional y de las potencias occidentales, consistente en un conjunto de técnicas que incluyen rumores, desinformación y noticias falsas, ha contribuido a los reveses electorales de la izquierda en Latinoamérica y al regreso de opciones conservadoras, tomando como experiencia para futuros procesos progresistas que “gran parte del problema y de la solución viene por tener una prensa mucho mejor, y la manera para ello es democratizar la propiedad de los medios que corrompen y frenan modelos alternativos de comunicación.[3]
Una visión paradigmática de la Comunicación y las Relaciones Internacionales desde el Sur, como concepto político más que geográfico, sugiere la búsqueda de alternativas al poder hegemónico que utiliza los medios de Comunicación al servicio de la manipulación de las conciencias.[4] Las fuerzas progresistas y de izquierda, los movimientos sociales e incluso la política exterior de Cuba, tendrán que seguir librando una fortísima batalla de ideas en el ámbito comunicacional contra las distintas formas de dominación mediante la ideología y la cultura. Y en el ese enfrentamiento ideológico local, regional y global, los “condenados de la tierra” tendrán que proponerse la indispensable descolonización de las mentalidades, mediante la necesidad de estimular un pensamiento propio, un interlocutor lucido, critico y participativo.       
Por todo lo anterior, se puede aseverar que la Comunicación en las relaciones internacionales tiene un lugar central e impacta directamente las dinámicas de cooperación y conflicto que se producen en el escenario internacional, pues este se encuentra signado por relaciones de poder que producen tendencias desestabilizadoras, tensiones e incluso la guerra, las que pueden ser mediáticas, comerciales o mediante el uso de la fuerza militar, involucrando incluso a los actores de carácter no estatal.

Lo cierto es que en el siglo XXI existe un vínculo cada vez mayor entre la Ciencia de la Comunicación y la disciplina científica de las Relaciones Internacionales, cuyas interrelaciones deben estudiarse desde una perspectiva multidisciplinaria, atendiendo el grado de complejidad de los procesos y fenómenos que se producen en el escenario internacional. 

En ese sentido, quiero recordar que Raúl Roa García, nuestro Canciller de la Dignidad, un gran comunicador social y periodista, solía definir a la diplomacia como “el arte de la táctica, el tacto y el contacto”, lo que evidenció, en su profunda y criolla definición, el carácter netamente relacional y comunicacional de la actividad diplomática, lo que puede ser aplicado en cualquier época histórica o coyuntura de las relaciones internacionales.  

¿Encontrarían ustedes una expresión superior a la de Roa, para manifestar el vínculo existente entre Comunicación, Diplomacia y Relaciones Internacionales?

Notas:

[1] Resumen de la conferencia impartida a los alumnos de la Maestría en Ciencias de la Comunicación de la Universidad José Martí, en la provincia de  Sancti Spíritus, el 22 de marzo de 2018. 
[2] Véase de Leyde E. Rodríguez Hernández, el libro: “Un siglo de Teoría de las Relaciones Internacionales. Selección de temas y lecturas diversas.” Editorial Universitaria Félix Varela, La Habana, 2017.   
[3]  Al respecto resultan interesantes los criterios de Rafael Correa, sobre Latinoamérica: “Vivimos tiempos muy oscuros”, Buenos Aires, 23 de marzo (EFE) 2018.
[4] La ensayista cubana Grazziela Pogolotti aborda esta problemática en su artículo: “Un pionero de la comunicación audiovisual”, en el periódico Juventud Rebelde, La Habana, añ0 53, Nro. 132, 25 de marzo de 2018, p.03.

Imparten en Sancti Spíritus conferencia sobre vínculos de la política interna y exterior de Cuba

La conferencia fue dedicada especialmente a los alumnos de la Maestría en Ciencias de la Comunicación, de la provincia. El texto presentado lo fue por primera vez en el interior del país


Por Pastor Guzmán


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El doctor Leyde, al centro, durante la conferencia (Fotos 2018—Relaciones Internacionales. (Foto: Luis Baracaldo)
El vínculo estrecho y recíproco entre la política interior de Cuba y su política internacional, fue destacado aquí por el doctor en Ciencias Históricas Leyde E. Rodríguez Hernández, —actualmente vicerrector de Investigación y Postgrado del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), Raúl Roa García—, oriundo de Sancti Spíritus, quien subrayó que “la política exterior de Cuba la hace el pueblo”.

En su conferencia pronunciada en la Universidad José Martí, en la capital espirituana, Rodríguez Hernández definió asimismo que toda la historia de la humanidad es la historia de las relaciones de poder, porque precisamente los Estados son expresión de poder y Cuba ha sido víctima del hegemonismo —de cierta potencia— en las relaciones internacionales a través de su historia.

El ponente indicó que la comunicación se incluye dentro del factor intelectual en la medida en que no sea un instrumento de la explotación, la opresión y la imposición de las potencias imperiales. Lo importante, aseveró Leyde, es la forma como nos apropiamos y utilizamos los medios de comunicación en esta lucha intensísima por el dominio de las ideas en el campo de las relaciones internacionales.

La comunicación planteó, se inserta plenamente en el ámbito de esas relaciones y estas, en sus dimensiones políticas, económicas, militares… ya no pueden entenderse de forma estereotipada, maniquea, sino teniendo en cuenta  los múltiples canales de su interacción, con factores ideológicos, culturales, de subjetividad, éticos, etc.

El autor de varios libros y de numerosos artículos y ensayos sobre el tema publicados en revistas y periódicos dentro y fuera de Cuba, compartió sus ideas con los maestrantes, profesores y directivos presentes, abierto a escuchar opiniones y preguntas en una atmósfera de familiaridad aportada por la presencia en el local de sus padres y de personas que fueron sus profesores aquí hace ya algunas décadas.


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El público asistente se interesó por esta otra de indudables valores en el contexto actual de la lucha geopolítica entre potencias. (Foto: Luis Baracaldo)
LIBRO QUE DEBUTA

El libro de Leyde Un siglo de teoría de las Relaciones Internacionales, devenido una especie de texto básico sobre esta materia en el ISRI —especializado en formar profesionales para el cuerpo diplomático—  y en la Universidad de La Habana, vio la luz por primera vez en el interior del país con su presentación en Sancti Spíritus, patria chica de su autor, donde fue acogido con entusiasmo por los presentes.

A propósito de lo anterior, el licenciado Juan Eduardo Bernal Echemendía, amigo personal de Leyde Rodríguez, quien asumió las palabras rituales sobre el texto, apuntó su opinión de que no se pueden abordar con acierto las relaciones internacionales si no se tiene en cuenta también el terruño por quien las aborda.

Sobre el texto en cuestión aseveró que no es un libro que se limita a ir describiendo el sustento material de las relaciones internacionales, sino que va haciendo propuestas y planteando retos a través de sus páginas, lo que hace que el lector con conocimiento de causa, se motive aún más. Por lo tanto, añadió, una primera lectura no hizo más que despertarle inquietudes que lo motivan a volver sobre la obra para aprehender conocimientos.

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Portada del libro presentado por primera vez en el interior del país. (Foto: Luis Baracaldo)
 
http://www.escambray.cu/2018/imparten-en-sancti-spiritus-conferencia-sobre-vinculos-de-la-politica-interna-y-exterior-de-cuba/
 

lunes, 26 de marzo de 2018

Los bienes globales comunes y los intentos de EE.UU de asegurar su control



MSc Enrique R. Martínez Díaz
Investigador CIPI

Existen en este pequeño, superpoblado y amenazado planeta llamado por los integrantes de una cierta especie que lo puebla (que se considera a si misma sabia y racional, de ahí que se autodenomina SABIA: Homo Sapiens) La Tierra, un determinado número de organizaciones político-económicas, que agrupan a los seres humanos, denominados “estados”, las cuales están asentadas en distintas áreas geográficas que abarcan prácticamente toda la superficie terrestre del planeta, y una parte relativamente considerable de esa superficie que está cubierta por las aguas.

Existen, no obstante, áreas o dimensiones que no se encuentran bajo la jurisdicción o soberanía de estado alguno, y son, por lo tanto, patrimonio de toda la humanidad (asumiendo que nosotros, los seres humanos, nos hemos apropiado de todo el  planeta, donde existen seres vivos que moran en el mismo desde hace millones de años, y a los que pocos derechos reconocemos); estas a las que nos referimos, de acuerdo a lo que define la División de Convenciones y  Reforzamiento de la Ley del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, la ley internacional generalmente identifica como “Bienes Comunes Globales”, y que son cuatro:  La Alta Mar, la Antártida, el Espacio Exterior y el Ciberespacio.

LA ALTA MAR: la mayor parte de los océanos no están bajo la jurisdicción de ningún estado (al menos formalmente), aun cuando cierto país, que posee la mayor Marina de Guerra del mundo, adopte el papel de gendarme, “sheriff” o guardacostas planetario (pese a que el todopoderoso Congreso de esa misma nación se ha negado a ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, CONVEMAR o UNCLOS, según sus siglas en español o inglés respectivamente).

Esa CONVEMAR a la que hemos hecho referencia establece que el área marítima que no está bajo la soberanía de país alguno se denomina ALTA MAR,  o LA ZONA (en lo que se refiere a los fondos marinos), y en la misma existe plena libertad para los buques y aeronaves de todos los países del mundo de cruzarla libremente; en el caso de las riquezas que se encuentran en el fondo marino o en el subsuelo del mismo en dicha ZONA, la CONVEMAR establece  que su explotación por cualquier empresa, país o grupo de países debe ser aprobada por las Naciones Unidas, a través de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (International SeabedAuthority, ISA), y debe perseguir un beneficio común para la humanidad; no son propiedad de ningún estado, tal como establece el artículo 136 de la CONVEMAR.

En el caso de la ANTÁRTIDA, es el único continente no poblado (por seres humanos, ya que los pingüinos, leones marinos y otros seres lo pueblan hace millones de años; se dice que incluso los pingüinos emigraron desde África hace dos millones de años hacia la Antártida, por alguna razón desconocida por nosotros). Hasta el momento, solamente existen en ese helado continente una cantidad considerable de estaciones científicas de varios países, principalmente los más desarrollados, y siete naciones reclaman soberanía sobre grandes extensiones del mismo (fundamentalmente los países ubicados más al Sur del planeta, como Argentina, Chile, Australia, Nueva Zelanda, sin descontar que el Reino Unido, por su posesión de los archipiélagos de las Malvinas o Falkland, Georgia del Sur y Orcadas -en disputa con Argentina-, también reclama parte de la Antártida; igualmente Francia y Noruega también forman parte del grupo de reclamantes); varios tratados internacional han sido subscritos respecto a la Antártida y la preservación de muchas de las especies que lo pueblan; el más importante es el Tratado Antártico, firmado el 1 de Diciembre de 1959 y que entró en vigor en 1961; existe una denominada Secretaría del Tratado Antártico, que convoca las llamadas Reuniones Consultivas del Tratado Antártico,  que cuentan con 29 países considerados “parte consultiva”,  y 24 naciones considerados “partes no consultivas” (entre los que se incluye Cuba)·y además participan como observadores otras instituciones, como son el Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR), la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) y el Consejo de Administradores de los Programas Antárticos Nacionales (COMNAP);  además de  otras asociaciones, consideradas como expertos, en calidad de invitados tales como la Coalición Antártica y del Océano Austral (ASOC) y la Asociación Internacional de Operadores Turísticos en la Antártida (IAATO).

El ESPACIO EXTERIOR es considerado otro Bien Global Común, de acuerdo a las Naciones Unidas; claramente, hay  que tener en cuenta que, hasta el momento, no hay constancia o evidencia de la existencia de otras civilizaciones en el resto del universo, las cuales pudieran disputar a los seres humanos la posesión de cualquier parte de tal espacio. A nivel terrícola,  existe el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre o Tratado sobre el Espacio Exterior, cuyo nombre completo es Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, y que es un tratado que forma la base del Derecho internacional acerca del espacio (obviamente, a partir de las concepciones de los habitantes humanos de este planeta, o de algunos de ellos, para ser más precisos). El tratado quedó abierto a su firma en Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Soviética el 27 de enero de 1967 y entró en vigor el 10 de octubre de 1967. De acuerdo a los datos disponibles, hasta el año 2015, 103 países han devenido partes del tratado, mientras que 24 han firmado el acuerdo pero no lo habían ratificado para esa fecha.

Pese a esto, se conoce o se supone que varias naciones, las más poderosas por supuesto, han planificado o realizado actividades de carácter militar en el Espacio Exterior, fundamentalmente el despliegue de satélites con capacidades de realizar acciones de inteligencia; además,  algunos de estos países incluso han ensayado o realizado derribo de satélites propios, para lo cual es necesario disponer de armas que puedan actuar en dicho espacio. A esto se debe sumar que cada vez con más frecuencia representantes de gobiernos de las principales potencias, o incluso en documentos oficiales de dichas naciones, se habla del desarrollo y eventual despliegue de sistemas de armas en el espacio exterior; por ejemplo, se puede recordar que en el programa conocido popularmente como “Guerra de las Galaxias” de la Administración del difunto presidente estadounidense Ronald Reagan, se hablaba del despliegue de armas láser y otras en el Espacio Exterior; más recientemente, en la Estrategia de Seguridad Nacional de los EE.UU. hecha pública en Diciembre de 2017, el “team” del actual inquilino de la Casa Blanca parece que tomará un camino similar (obviamente, acusando a los demás estados de desplegar armas en el espacio). La semana  anterior (13 de Marzo 2018), en la Base Aérea de Miramar, California, Mr. Trump alardeó sobre la creación de una “Fuerza Espacial”.

El otro elemento que se considera dentro de los Bienes Globales Comunes es el llamado Ciberespacio; es este el de más reciente desarrollo, pero en el mismo ya se han desarrollado acciones de diferente cariz por estados o agentes individuales o privados, contra instalaciones gubernamentales o de empresas particulares; esto se conoce con el nombre de “Hacking”. Igualmente, es el gobierno norteamericano la voz cantante acusando a otros países de actuar ilegalmente en el Ciberespacio, aun cuando se sabe que desde hace más de diez años existen en sus Fuerzas Armadas estructuras para actuar en ese dominio, el llamado Cyber Command.

Es conocido que los diferentes gobiernos de Estados Unidos han esbozado en diferentes documentos, fundamentalmente en las llamadas “Estrategias de Seguridad Nacional”, determinadas concepciones respecto aciertas áreas o dominios, incluidos los Bienes Globales Comunes a los que nos hemos relacionado anteriormente; además, incluyen como tales las rutas aéreas y marítimas internacionales. En un ejercicio muy propio de ellos,  utilizan definiciones como “dominios comunes” (tal como lo expresan en la página 40 de la ESN 2017), “espacios compartidos”, etc. Lo interesante es que el gobierno norteamericano, en virtud de lo que consideran su potestad o atribución dentro del “Liderazgo” que plantean ejercen a nivel mundial, se atribuyen la responsabilidad de velar por estos espacios o dominios, y amenazan con actuar, junto a  aliados y socios o  independientemente, contra aquellos que, según sus criterios, afecten sus intereses en tales dominios.

Siendo conocido que el gobierno norteamericano representa, ante todo, los intereses de las grandes empresas transnacionales (incluso, y casi siempre, por encima de los del propio pueblo de esa nación),  resulta extremadamente sospechosa tal actitud; poco se beneficiará el 99% de la población del planeta de ese interés norteamericano, que, como es conocido, desconoce las potestades de las instituciones internacionales cuando lo cree necesario (recordar cuando el presidente George W. Bush ordenó invadir Irak en 2003, desoyendo los informes de instituciones de la ONU que  afirmaban la no existencia de armas de destrucción masiva en el país medio-oriental; después,  ni siquiera se disculpó el “imperator” residente en Washington). Si a esto sumamos que actualmente ocupa ese puesto en la Casa Blanca alguien con una “enorme experiencia” internacional como Mr. Donald J. Trump, la situación es mucho peor.

Es indudable que, ante el ascenso de la República Popular China como potencia económica y militar a nivel mundial, la recuperación de la Federación Rusa, y el surgimiento de otros actores globales de importancia, los  representantes de la hasta hace poco “única superpotencia” ven comprometido su dominio a nivel planetario, y por lo tanto, tratan de afianzar o retener el control sobre importantes fuentes de recursos mundiales.

Para que toda la humanidad, y no un grupo de privilegiados, se beneficie del empleo racional de los recursos del planeta que habitamos, y se eliminen todos los males que aquejan a sus habitantes, en un mundo cada vez más interconectado, y aquejado de diferentes calamidades, incluyendo el Cambio Climático, sería bueno se cumplieran estas palabras de nuestro eterno Comandante en Jefe Fidel Castro :Para que la globalización haga realidad su enorme potencial de beneficio para la humanidad, necesita ser acompañada por un nuevo orden mundial, justo y sostenible, que incluya la participación de los países del Tercer Mundo en la toma de decisiones globales”.

BIBLIOGRAFIA

Castro Ruz, Fidel. Mensaje a los participantes en la Reunión Ministerial del Grupo de los 77. LA HABANA, 19 de Septiembre de 1999 (http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1999/esp/f190999e.html )
Convención de las Naciones Unidas sobre Derechos del Mar.MontegoBay, 10 de Diciembre de 1982 (www.un.org/depts/los/convention_agreements/texts/unclos/convemar_es.pdf)

Global Commons. Division of Law Enforcement and Conventions, United Nations Environment Programme (http://www.unep.org/delc/Default.aspx)

Secretaria del TratadoAntártico(https://www.ats.aq/index_s.htm)
The White House.The National Security Strategy of the United States of America.   Washington, December 2017 (https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf)


lunes, 19 de marzo de 2018

Economía y Política 3, Escritos coyunturales 2014[1]



Por Ernesto Molina Molina.[2]

Julio C. Gambina,[3]reúne en este tercer libro[4] un grupo de artículos publicados en el blog del autor y en otros medios durante el 2014.

El libro está dividido en cinco partes. Una remite al marco internacional y regional. Otra a la temática local nacional. La tercera relativa a la situación de los trabajadores y trabajadoras. La cuarta a posicionamiento y debates políticos. La quinta reúne declaraciones y temas generales.

Parte I: América Latina en el mundo.

América Latina es el gran laboratorio de cambio político en el mundo, con procesos interesantes para reflexionar sobre la situación mundial y la crisis sistémica del capitalismo. Aquí el autor debate acerca del rumbo económico de la región, muy especialmente cuando empieza a cambiar la situación económica y el interés se asocia al contenido de la política económica, sea para consolidar la estructura económica social o para modificarla en un sentido alternativo, anticapitalista. Precisamente, el autor destaca las diferencias esenciales entre dos tipos de políticas sociales macroeconómicas: las políticas sociales compensatorias o para la dominación; y las políticas sociales alternativas o contra hegemónicas.

Pudiera pensarse superficialmente que el periodismo económico y político no aporta nada al conocimiento científico. Cuando se trata de un autor como Julio Gambina, este no es el caso. Vale la pena, por ejemplo, presentar su aclaración sobre las diferencias esenciales entre otros dos conceptos: seguridad alimentaria y soberanía alimentaria:

La seguridad alimentaria parte de una concepción de resolución del problema desde arriba, en general a cargo del Estado y sin cuestionar el modelo productivo del agro negocio que hoy impera en el sistema mundial. El concepto apela a las políticas públicas para asegurar alimentación a la población, sin cuestionar el modelo de producción ni losprincipales beneficiarios del modelo, por casolas transnacionales de la alimentación o la biotecnología. Mientras que la soberanía alimentaria es producto de la lucha de los pueblos, los trabajadores, los campesinos, los indígenas. Es una categoría creada por el movimiento popular campesino a fines del siglo XX, cuando la Vía campesina despliega su lucha contra la incorporación de la Agricultura en las negociaciones de la OMC. No solo significa que los pueblos deciden qué comer, sino cómo se produce y quien lo produce. También implica la lucha por la tierra (reforma agraria popular), el agua o las semillas.[5]

Se analiza el papel de China que ha pasado a ser un socio importante en América Latina, en las áreas comercial, económica y financiera y con ello a intervenir en el modelo productivo y de desarrollo, especialmente desde la lógica de los países emergentes, categoría que se discute asociada a los BRICS. El tema es importante porque la interdependencia que se desarrolla entre América latina y China es parecida a la que se ha tenido con el “Norte”, es decir, China aporta productos industriales y América latina intercambia minerales, y en general, productos básicos. Por tanto, hay que mejorar estratégicamente esa interdependencia económica, para que sea favorable para ambos socios del “Sur”.

Siempre está el análisis de la situación en Argentina, inserta en la región latinoamericana y caribeña, como parte de la disputa mundial en tiempos de transnacionalización. Y así como Marx tomó a Inglaterra como el mejor campo de estudio para analizar el sistema capitalista en la forma más desarrollada de su tiempo, hoy es necesario estudiar el capitalismo nacional en cada región y país, por aquello del desarrollo desigual del capitalismo.

Parte II: Argentina: deuda y finanzas.

El debate sobre el endeudamiento público de Argentina resulta fundamental para el autor, no sólo por la prédica gubernamental relativa al des-endeudamiento, sino por el carácter condicionante que adquiere la deuda pública respecto de la política económica.

¿Cómo afecta la deuda pública a la economía real? La deuda pública implica que los acreedores del Estado están autorizados a percibir ciertas sumas sobre la masa de los impuestos públicos.Las riquezas que aún no han sido producidas ya están comprometidas para ser entregadas a los acreedores del Estado.Adquiere mayor relevancia el conflicto de Argentina con la justicia en EE.UU y los llamados fondos buitres, que agregó en este tiempo nuevos problemas a la inserción internacional del país, por lo que es relevante seguir el proceso de esa conflictividad y la lógica de la búsqueda de consenso social para la cancelación de la deuda y la búsqueda de condiciones para la reinserción de Argentina en el mercado financiero mundial.

En esta parte se pretende trabajar la evolución del conflicto asociado a la deuda pública y otros problemas estructurales como el déficit energético y el papel de la empresa petrolera de gestión estatal. Es bueno anotar el nuevo impacto de la política energética de Estados Unidos en la región. La crisis energética mundial incentivó al gobierno de Barak Obama a articular una política energética que provocara la caída del precio del petróleo, como arma para garantizar su seguridad energética, y al mismo tiempo, debilitar a sus adversarios productores de petróleo (Venezuela, Irán, Rusia, etc), mediante la extracción de petróleo de esquistos con la tecnología de fractura hidráulica.

En el período previo a la crisis del 2008, el petróleo que se importaba  representaba casi el 55% del consumo de EE.UU. Los precios del petróleo se duplicaron entre 2001 y 2006; los precios del petróleo aumentaron otro 50% entre 2006 y 2008. En 2008, el alza vertiginosa de los precios del petróleo causó una caída del valor del dólar y provocó un deterioro del déficit comercial de mercancías de EE.UU., que alcanzó $ 840 mil millones.

Parte III: Salarios, precios, empleo.

Salarios, precios y ganancias son el eje de esta parte, donde la inflación y los debates relativos a sus mediciones y al impacto diverso en la población constituyen un tema relevante de la coyuntura local. Varios de los argumentos están pensados en la lógica del conflicto de los trabajadores por defender el ingreso salarial afectado por la evolución de los precios. Se trata de considerar el variado impacto de la política de ingresos, del tipo de cambio y el conflicto ante la lucha por la distribución del ingreso y la riqueza. El autor destaca como punto importante la devaluación de la moneda, acontecimiento que definió el año político y económico y condicionó la disputa política en el campo económico.

Como autor  de esta reseña, quiero añadir un comentario que ayude al lector a interpretar mejor el debate antes señalado.

Un país que compite internacionalmente, mediante el mejoramiento de la productividad, tendencialmente revalúa su moneda. Téngase en cuenta que el patrón oro desapareció desde los años 30 y las monedas son fuertes o débiles en dependencia de sus capacidades productivas nacionales, más que por las reservas en oro que posean dichos Estados. 

Los países subdesarrollados devalúan sus monedas porque compiten básicamente mediante altas tasas de explotación e inflación. El aumento de la explotación es el antídoto de los países subdesarrollados contra la competencia tecnológica frente a los países desarrollados. Una alta tasa de inflación en el país subdesarrollado conduce a un salario real bajo. La inflación no aumenta la producción ni el valor, pero sí reduce el salario real, como regla.

Un empresario capitalista de un país subdesarrollado con alta inflación, al vender al extranjero, pierde competitividad, a menos que dicho Estado nacional deprecie la moneda. Gracias a la depreciación se obtiene menos moneda internacional, es decir, menos valor internacional. Ello equivale a reducir los precios de sus mercancías en el exterior. 

No es casual que siempre los países subdesarrollados firmen acuerdos con el FMI en los cuales están obligados a combinar fuertes reducciones en los gastos de bienestar social con una drástica depreciación. Mediante la inflación los capitalistas obtienen más plusvalía absoluta y mediante la depreciación pueden vender a precios competitivos en el mercado internacional.

Parte IV: Economía y Política.

El autor aborda diversos temas que incluyen aspectos coyunturales y estructurales de la organización económica de la sociedad argentina en el corto y largo plazos. Analiza como punto de inflexión el golpe de estado en 1976 y su incidencia en el cambio estructural de la economía local, que trasciende hasta el presente con la consolidación del modelo productivo y de desarrollo que alimenta la extranjerización económica.

Los vínculos con China, nuevo socio en el marco de la diversificación de las relaciones internacionales aparece como tema de interés para proyectar el presente y el futuro de la inserción global del país. La polémica incluye la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué es más realista, luchar por el socialismo o por el capitalismo nacional?

¿Existe acaso la posibilidad real − con un modelo de capitalismo nacional − de lograr una interdependencia económica favorable al desarrollo de los países del Sur en sus vínculos comerciales y financieros con los países del Norte? ¿no será más posible con un Estado socialista, legítimo representante de los intereses de su pueblo?

Según la teoría neoliberal, la interdependencia, los nexos tecnológicos en la esfera de las materias primas, los recursos energéticos y los vínculos económicos que se desprenden de la división internacional del trabajo son favorables a los países en desarrollo respecto de los estados imperialistas.La realidad histórica demuestra lo contrario: la tal llamada “interdependencia"  realmente es dependencia socioeconómica y tecnológica de los países subdesarrollados a los países del “Norte”.

El camino para lograr la interdependencia económica Sur-Sur es necesariamente una prioridad estratégica. De allí la importancia de impulsar las relaciones de colaboración económica entre los países de América Latina y el Caribe; y en general la cooperación Sur-Sur; con vistas a elevar la capacidad de negociación con el Norte. 

Parte V: Declaraciones y acontecimientos.

Esta última parte recoge posicionamientos colectivos en los cuales el autor intervino con aportes esenciales o con su adhesión a pronunciamientos colectivos. Se abordan también cuestiones generales.

Libros como éste, de un autor comprometido con la causa de los trabajadores, constituyen un buen ejemplo de aquello de que nos hablara Martí sobre la necesidad de las trincheras de ideas para enfrentar las ideas del enemigo, pues el lector podrá apreciar artículo tras artículo, como se utiliza cotidianamente el arma de la crítica hacia aquellos que intentan y logran a menudo la desmovilización y desorganización social, de buena parte de la sociedad, y por tanto, hay que rehacer, una y otra vez, la movilización y organización social de resistencia y de combate.

Notas:
 

[1] Julio C. Gambina, Economía y política 3, Escritos coyunturales para comprender problemas estructurales 2014, Finanzas públicas, modelo  productivo y desigualdad, ©FISyP, Fundación  de Investigaciones Sociales y Políticas, Montevideo.

[2] Miembro Titular de la Academia de Ciencias de Cuba; Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” y Presidente de la Sociedad Científica de Pensamiento Económico y Economía Política de la ANEC.

[3]Julio C. Gambina, Doctor en Ciencias Sociales, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), presidente de la Fundación  de Investigaciones Sociales y Políticas (FISyP),integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) entre 2006 y 2012. 

[4]El autor es un excelente comunicador, como profesor y escritor periodístico, logra trasmitir en forma breve los acontecimientos que comenta con rigor teórico, si bien, no corresponde en artículos y ponencias breves, hacer una fundamentación científica profunda, sino exponer lo esencial; y en todo caso, aquel lector que responda a los intereses populares  de lucha, se motivará por hallar respuestas más acabadas. 

[5]Julio C. Gambina, Economía y política 3, Escritos coyunturales para comprender problemas estructurales 2014, Finanzas públicas, modelo  productivo y desigualdad,  p. 13, ©FISyP, Fundación  de Investigaciones Sociales y Políticas, Montevideo. (El subrayado es nuestro).