Por Leyde E. Rodríguez Hernández
El doctor Leyde, al centro, durante la conferencia (Fotos 2018—Relaciones Internacionales. (Foto: Luis Baracaldo)
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, uno de los factores decisivos en el surgimiento de la moderna disciplina de las Relaciones Internacionales fue el surgimiento de una efectiva opinión pública internacional como resultado de los avances tecnológicos y las experiencias catastróficas de dos guerras mundiales.
En
las postrimerías del siglo XX y en el transcurso del siglo XXI, el desarrollo
acelerado de los medios de comunicación y el surgimiento de actores no
estatales en las relaciones internacionales han proporcionado nuevos temas
estratégicos a la agenda internacional.
Ante
estas transformaciones, los Estudios de las Relaciones Internacionales requieren
de conocimientos y habilidades que desbordan los límites de las disciplinas
académicas tradicionales haciendo necesario abordar las relaciones
internacionales de forma multidisciplinar, integrando la teoría y la práctica,
nuevas competencias profesionales, experiencias de cooperación social y un
pensamiento crítico-prospectivo que contribuya a la construcción de nuevos
escenarios de política internacional.
En un sistema
internacional global, planetario, los procesos de comunicación, especialmente a
través de Internet y las redes sociales, constituyen un nexo de vinculación que
trasciende ampliamente las fronteras de los estados y las barreras construidas
durante generaciones por las diversas visiones políticas de carácter etno y estatocéntricas.
Con una
visión crítica y anti hegemónica de las redes sociales, podría decirse que el proyecto de Facebook se ha
vuelto tan vasto y poderoso por la prioridad que representa para la estrategia
de seguridad nacional de los Estados Unidos. Los estrategas de esta potencia
reconocen que es una forma de poder muy profundo pero suave entre los distintos
instrumentos de la política exterior de los Estados Unidos. Hoy las
“operaciones de información”, junto con las operaciones de tierra, mar, aire y
espaciales integran la doctrina geopolítica de las Fuerzas Armadas
estadounidense sobre un campo de batalla concebido en esas cinco dimensiones de
poder.
La Comunicación
se integra plenamente en el campo de las Relaciones Internacionales y éstas, con
sus atributos políticos, económicos y militares, ya no pueden comprenderse y
explicarse sin referencia a los nuevos flujos de información generados y
difundidos directamente por los múltiples canales que pone en contacto a los individuos
y las sociedades, en un contexto de mediatización de la vida política
internacional, complejos fenómenos transnacionales y de interdependencia, que
han sido exacerbados por el proceso de expansión capitalista en una era de globalización
neoliberal que produce desigualdades y asimetrías económicas en un orden
internacional cada vez más convulso desequilibrado e injusto.[2]
Teniendo en
cuenta la complejidad del medio internacional actual, un funcionario de las relaciones
internacionales debe tener la capacidad de expresar sus puntos de vista de
manera clara y precisa, y hacerse entender por cualquier tipo de interlocutor,
ya que de esta capacidad depende el logro de sus objetivos o, en el caso de un
diplomático, el exitoso desarrollo de su actividad en el servicio exterior del
Estado que representa.
Un especialista en relaciones internacionales debe dominar los instrumentos científicos de la Comunicación para el desempeño de actividades estratégicas, sobre temas de política exterior, seguridad internacional, las relaciones económicas y comerciales, en el ámbito de los partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones regionales, internacionales y no gubernamentales.
El especialista dedicado a las relaciones internacionales depende, en gran medida, de la comunicación. En la comunicación el emisor es el que incluye la información y el receptor recibe el mensaje y origina una respuesta, pero un enfoque sistémico de las relaciones internacionales considera muy importante la existencia de un canal y los procesos de retroalimentación en la comunicación.
Sin
embargo, uno de los problemas globales de nuestra contemporaneidad se relaciona
con la calidad de la información que circula, lo cual provoca problemas de
comunicación y comprensión entre los
actores estatales y entre estos y los no estatales. La prensa burguesa transnacionalizada
y corrupta no informa, solo manipula, fue y ha sido, por ejemplo, un enemigo
principal de los gobiernos progresistas en distintas regiones del sistema mundo
capitalista, como sucede actualmente en América Latina, donde las derechas han
retomado el poder político mediante golpes mediáticos y judiciales, como en el
caso de Brasil, que se ha visto acompañado de una estrategia de hostigamiento
mediático y liquidación de los líderes populares.
Otro
ejemplo muy ilustrativo es la Revolución Bolivariana de Venezuela que ha sufrido
una cruel campaña mediática y una secuencia
de intentos de golpes mediáticos, pero no ha podido ser derrotada por
una derecha entreguista y subordinada a los intereses de dominación
imperialista. Y no es extraño observar así como toda Revolución se ve
acompañada de una contrarrevolución, pero en esa lucha los revolucionarios
venezolanos tienen el apoyo del pueblo cubano y de las fuerzas progresistas que
defienden una verdadera integración latinoamericana y caribeña, en una región
que se había proclamado Zona de Paz, en La Habana, en ocasión de la II Cumbre
de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El
“dominio informacional” por las transnacionales al servicio de la derecha
internacional y de las potencias occidentales, consistente en un conjunto de
técnicas que incluyen rumores, desinformación y noticias falsas, ha contribuido
a los reveses electorales de la izquierda en Latinoamérica y al regreso de
opciones conservadoras, tomando como experiencia para futuros procesos progresistas
que “gran parte del problema y de la solución viene por tener una prensa mucho
mejor, y la manera para ello es democratizar la propiedad de los medios que
corrompen y frenan modelos alternativos de comunicación.[3]
Una
visión paradigmática de la Comunicación y las Relaciones Internacionales desde
el Sur, como concepto político más que geográfico, sugiere la búsqueda de
alternativas al poder hegemónico que utiliza los medios de Comunicación al
servicio de la manipulación de las conciencias.[4]
Las fuerzas progresistas y de izquierda, los movimientos sociales e incluso la
política exterior de Cuba, tendrán que seguir librando una fortísima batalla de
ideas en el ámbito comunicacional contra las distintas formas de dominación
mediante la ideología y la cultura. Y en el ese enfrentamiento ideológico
local, regional y global, los “condenados de la tierra” tendrán que proponerse
la indispensable descolonización de las mentalidades, mediante la necesidad de
estimular un pensamiento propio, un interlocutor lucido, critico y
participativo.
Por todo lo
anterior, se puede aseverar que la Comunicación en las relaciones
internacionales tiene un lugar central e impacta directamente las dinámicas de
cooperación y conflicto que se producen en el escenario internacional, pues
este se encuentra signado por relaciones de poder que producen tendencias
desestabilizadoras, tensiones e incluso la guerra, las que pueden ser
mediáticas, comerciales o mediante el uso de la fuerza militar, involucrando incluso
a los actores de carácter no estatal.
Lo cierto es
que en el siglo XXI existe un vínculo cada vez mayor entre la Ciencia de la Comunicación
y la disciplina científica de las Relaciones Internacionales, cuyas
interrelaciones deben estudiarse desde una perspectiva multidisciplinaria,
atendiendo el grado de complejidad de los procesos y fenómenos que se producen
en el escenario internacional.
En
ese sentido, quiero recordar que Raúl Roa García, nuestro Canciller de la
Dignidad, un gran comunicador social y periodista, solía definir
a la diplomacia como “el arte de la táctica, el tacto y el contacto”, lo que evidenció, en su
profunda y criolla definición, el carácter netamente relacional y
comunicacional de la actividad diplomática, lo que puede ser aplicado en cualquier época histórica o
coyuntura de las relaciones internacionales.
¿Encontrarían
ustedes una expresión superior a la de Roa, para manifestar el vínculo existente
entre Comunicación, Diplomacia y Relaciones Internacionales?
Notas:
[1] Resumen de la conferencia impartida a los
alumnos de la Maestría en Ciencias de la Comunicación de la Universidad José
Martí, en la provincia de Sancti Spíritus, el 22 de marzo de 2018.
[2] Véase de Leyde E.
Rodríguez Hernández, el libro: “Un siglo de Teoría de las Relaciones
Internacionales. Selección de temas y lecturas diversas.” Editorial
Universitaria Félix Varela, La Habana, 2017.
[3] Al respecto resultan interesantes los
criterios de Rafael Correa, sobre Latinoamérica: “Vivimos tiempos muy oscuros”,
Buenos Aires, 23 de marzo (EFE) 2018.
[4] La ensayista cubana
Grazziela Pogolotti aborda esta problemática en su artículo: “Un pionero de la
comunicación audiovisual”, en el periódico Juventud Rebelde, La Habana, añ0 53,
Nro. 132, 25 de marzo de 2018, p.03.