miércoles, 9 de abril de 2014

Entrevista al doctor en Ciencias Económicas Ernesto Molina [1]


¿Qué significa para la economía cubana la aprobación de la nueva ley de Inversión Extranjera?

Ante todo, quiero dejar bien establecido al amigo Santiago Masetti[2], que soy un profesor de Economía Política retirado y voy a responder estas preguntas a partir de la información que apenas hace unos pocos días he conocido por la prensa cubana y por la televisión cubana, con la presentación y aprobación de la Ley de Inversión Extranjera en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 29 de marzo del presente año.

¿Qué queremos los cubanos con la actualización del Modelo económico?

Queremos prosperar por el camino socialista, que nuestra  empresa estatal logre un mejor vínculo con los sectores no estatales; proteger a la naturaleza y a la sociedad; y  desarrollar la integración legítima que necesitan nuestros pueblos de América.

Cuando en 1982 el Gobierno cubano estableció el Decreto-Ley 50 “Sobre Asociación Económica entre entidades cubanas y extranjeras en el país”; y después, en 1995, cuando la Asamblea Nacional aprobó la Ley 77, “Ley de la Inversión Extranjera”, esta fue concebida como un complemento de la inversión nacional. La simple lectura de la información que hoy recibimos de esta nueva Ley aprobada este sábado 29 de marzo de 2014, nos permite llegar a una primera conclusión: hoy la inversión extranjera tiene un significado estratégico para Cuba; ya no es propiamente un complemento de la inversión nacional; es una verdadera necesidad para lograr la adecuada dinámica entre el crecimiento y el desarrollo económico; e incluso lograr el cambio más favorable de la estructura económica, para hacerla más diversificada en su esfera productiva y en sus vínculos con el sector externo. 

¿La nueva ley mantiene las mismas reparticiones accionarias en negocios con empresas extranjeras que la anterior legislación, en la que el Estado se quedaba con el 51 por ciento y el grupo inversor extranjero con el resto?

Realmente, desde que la Asamblea Nacional aprobó en 1995 la Ley 77, “Ley de la Inversión Extranjera”, ya entonces se reconoció la posibilidad de la inversión extranjera directa a un 100%.   Como quiera que cada inversión se aprueba caso a caso por el Estado Cubano, en virtud de la conveniencia para el país, fueron muy pocos los casos de este tipo de inversión al 100%  aprobadas.

La forma de proteger la economía nacional se puede lograr con otro tipo de regulaciones y prácticas por un Estado nacional legítimo frente a la inversión extranjera. La inversión extranjera en nuestros países del “Sur” está “diseñada” para provocar una dependencia tecnológica que tienda a ser estable y permanente con los países del “Norte”. La simple restricción del 51% de la propiedad nacional en una empresa mixta ya no garantiza lo principal para proteger la economía nacional.

La empresa socialista cubana ha de alcanzar la suficiente capacidad de respuesta ante las variaciones exógenas de la tecnología. Y el Estado debe estar diseñado con vistas a inducir la mayor competitividad tecnológica de la empresa socialista. Pero en las actuales condiciones de cadenas globales productivas, una pequeña economía muy abierta como la cubana, tiene que acceder a esos encadenamientos productivos mediante una selección adecuada acorde con las fortalezas propias logradas, sobre todo con el llamado “capital humano” desarrollado en estos más de 50 años de desarrollo propio.

La idea consiste en identificar aquellas variables que permitan a  los diversos actores sociales conducir al modelo socialista cubano  hacia el futuro deseado, en un determinado período de tiempo. Y la inversión extranjera directa es una de esas variables hoy por hoy. Una economía abierta no vive de lo que exporta, sino de la diferencia entre sus costos de producción y los precios que logra en el mercado. Y los costos dependen de los insumos importados y la productividad del aparato productivo nacional. Para poder importar lo que el país no produce, el país tiene que exportar no solo servicios con alto valor agregado, sino también productos y bienes con alto valor agregado: ello exige acceder a fuentes de financiamiento externo.


Además de atraer inversión extranjera, ¿la puesta en práctica de esta nueva normativa busca incidir en el levantamiento del bloqueo económico de Estados Unidos a Cuba?

Desde mis días de adolescente, cuando estudiaba mi bachillerato en el Instituto de la Vibora en La Habana, conocí de mis profesores de Historia de Cuba, que en tiempos en que éramos colonia de España, nuestra “fortaleza” mayor era ser “la Llave del Golfo de México”. Ciertamente, nuestra Isla o nuestro Archipiélago, siempre ha sido codiciado por los Estados Unidos; y nuestro pueblo ha tenido que luchar por más de 100 años por su soberanía y su independencia; pero no podemos mudarnos de la cercanía tan peligrosa a 90 millas de este vecino codicioso y agresivo; y por tanto, tenemos que aprovechar el lugar geográfico que nos dio la naturaleza y la historia. Brasil audazmente se ha atrevido a desafiar el bloqueo y ha impulsado la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, enorme inversión directa a las puertas del Coloso del Norte.

José Martí, a fines del siglo XIX, nos alertó de la necesidad del equilibrio del mundo, algo que aprendió de Bolívar, quien también habló a inicios de ese siglo de ese mismo concepto. Hoy los BRICS parecen confirmar el desarrollo de un mundo multipolar como una nueva tendencia mundial; y Cuba abre su economía a ese mundo multipolar, pero por sobre todo apuesta a la integración de la Patria Grande a que aspiraron nuestros próceres fundadores. 

El Jefe del Departamento de Estado de los Estados Unidos no ha tenido el mínimo pudor para utilizar el término “patrio trasero” para referirse a América latina. La Asamblea de las Naciones Unidas ha sido casi unánime para  votar contra el bloqueo   económico y financiero contra Cuba, y seguimos estando en una lista negra como supuesto país terrorista. No podemos construir nuestro análisis prospectivo más probable sobre la base de un escenario sin bloqueo, pero tampoco debemos desdeñarlo. Tal vez, el equilibrio de un mundo multipolar en los próximos años nos traiga el fin del bloqueo, pero no por eso Cuba volverá a destinar mayoritariamente su comercio y sus finanzas a un solo polo y mucho menos al Norte Revuelto y Brutal que ha tenido que  aprender a respetarnos.

¿Cuál piensa que es el nivel de presión que pueden generar el empresariado estadounidense para invertir en Cuba?

No he conocido todavía de una presión suficientemente fuerte a lo interno del empresariado estadounidense para modificar sustancialmente la situación entre Cuba y Estados Unidos. Pienso que una vez más la política tiene primacía sobre la economía: sin una convergencia inteligente entre ambos Estados en la esfera política, no habrá cambios en el diferendo entre Estados Unidos y Cuba.

Lo ideal sería encontrar formulas en las que ambos países pudieran estar de acuerdo, sin menoscabar la independencia, soberanía y legítimos intereses de cada cual y sin el objetivo principal de cambiar el régimen cubano, lo cual en mi criterio, debería ser la forma en que la administración Obama modificara la política hacia Cuba.

Un trabajo, patrocinado por el Center for Democracy in the Americas, titulado "Nueve vías para que Estados Unidos hable con Cuba y para que Cuba hable con Estados Unidos", realizado por un equipo de expertos, bajo la dirección de Sarah Stephens, en sus primeros párrafos reconoce que:

La política de Estados Unidos, imponiendo sanciones económicas, tratando de provocar la caída del gobierno de Cuba, nunca ha funcionado ni funcionará. Cuba pide que incondicionalmente se suspenda el bloqueo. Estados Unidos exige que Cuba, unilateralmente, desmantele su sistema político. Con ambas partes divididas, sin esperanza de cambio, como podremos, tan siquiera comenzar a conversar para superar este punto muerto.

Pero la mayor parte de los estudios realizados en Estados Unidos sobre este asunto, salvo el anterior mencionado, nos permite concluir que:

  • Todos están dirigidos al aseguramiento y promoción de la "transición", léase la destrucción de Revolución Cubana, e implantar un gobierno que actúe acorde a los intereses de Estados Unidos.

  • Se trata de utilizar a los cubanos residentes en Estados Unidos como una fuerza importante para promover los objetivos de la "transición".

  • Se plantea que cualquier cambio de carácter económico no debe fortalecer la Revolución Cubana sino garantizar los intereses de Estados Unidos.

  • Dentro del proceso de "transición" que se trata de promover se han tomado en consideración las medidas que deben desarrollarse contra los militares cubanos, que son considerados uno de los pilares fundamentales en que se apoya la Revolución.

Considero que para obtener resultados que nos alejen de la crisis actual y promuevan un mayor entendimiento entre Cuba y Estados Unidos, la política agresiva debe cambiar, los intentos de establecer en Cuba un régimen del agrado de Estados Unidos deben suspenderse, la injerencia en los asuntos internos de Cuba debe eliminarse.

Solamente un clima de confianza y respeto mutuo puede construir los puentes necesarios para la comunicación entre los dos países, esto puede iniciarse de forma moderada, sin permitir que intereses particulares traten de impedir lo que representa un interés de los pueblos de ambas naciones.

¿Qué aporta esta nueva ley a la unificación monetaria y en la actualización del modelo económico?

Antes de responder esta pregunta, es necesario hacer un poco de historia económica reciente. Al perder Cuba sus principales socios comerciales, los antiguos países socialistas de Europa del Este, el peso cubano se devaluó violentamente por la escasa oferta de bienes y servicios; y se hizo imprescindible una política de estímulo a la entrada de dólares vía ingresos por remesas, turismo, exportación de servicios y bienes producidos nacionalmente. Se hizo imprescindible la dualidad monetaria.

La dualidad monetaria favoreció el incremento de la inversión foránea entre 1994 y 1997 y el ingreso de remesas al país. También, dentro de la política de redistribución de los ingresos en divisas de parte de la población, se estableció un fuerte impuesto sobre las ventas en esa moneda, lo que permitía destinar recursos a necesidades sociales a partir de los tenedores de divisas.

El dólar llegó a cotizarse en 150 pesos. A partir del mes de noviembre de 2004 se decide que no circulara el dólar y demás monedas extranjeras, quedando en circulación el peso convertible cubano (CUC) y el peso cubano (CUP). De esa manera el  Banco Central de Cuba, logra el control de la divisa y la emisión de la moneda.

El Estado tuvo que legalizar la circulación del dólar y crear un mercado interno para recaudar divisas. Se estableció una tasa de cambio 1x1 en el sector empresarial, mientras que la tasa de cambio para la población funcionó en base a la oferta y la demanda del dólar y el peso cubano. Mediante una política de saneamiento financiero (eliminación de gratuidades, subsidios, tiendas recaudadoras de divisas, mercados agropecuarios, etc) se ha logrado estabilizar la tasa de cambio para los ciudadanos entre 20 y 25 CUP/dólar.

Normalmente, un país subdesarrollado devalúa la moneda y promueve la inflación para promover las exportaciones. Cuba hizo lo contrario, equiparó el CUC  al dólar 1x1 a nivel empresarial (revaluó el peso convertible) para facilitar las importaciones; y devaluó el CUP para los ciudadanos 1x25, para estimular la entrada de dólares.

La doble tasa de cambio resulta problemática hoy por varias razones, entre ellas, estimula las importaciones y no promueve las exportaciones. Los principales cambios en esta primera etapa se producirán en el sector de las personas jurídicas, a fin de propiciar las condiciones para el incremento de la eficiencia, la mejor medición de los hechos económicos y el estímulo a los sectores que producen bienes y servicios para la exportación y la sustitución de importaciones.

Para responder a esta quinta pregunta, hay que tener en cuenta la diferencia entre la competitividad espuria y la competitividad legítima.

La tasa de cambio monetaria es la tasa en que las monedas extranjeras, incluida la internacional, son convertidas a la nacional. Un país que compite internacionalmente, mediante el mejoramiento de la productividad, tendencialmente revalúa su moneda. Esto es competitividad legítima.

Téngase en cuenta que el patrón oro desapareció desde los años treinta y las monedas son fuertes o débiles en dependencia de sus capacidades productivas nacionales, más que por las reservas en oro que posean dichos Estados. Un país que compite internacionalmente mediante una mayor explotación de su clase obrera, en términos de intensidad de trabajo, tendencialmente reduce el valor de su moneda. Esto es competitividad espuria.

Los países subdesarrollados devalúan sus monedas porque compiten básicamente mediante altas tasas de explotación e inflación. El aumento de la explotación es el antídoto de los países subdesarrollados contra la competencia tecnológica frente a los países desarrollados. Una alta tasa de inflación en el país subdesarrollado conduce a un salario real bajo. La inflación no aumenta la producción ni el valor, pero sí reduce el salario real, como regla.

Un empresario de un país subdesarrollado con alta inflación, al vender al extranjero pierde competitividad, a menos que dicho Estado nacional deprecie la moneda. Gracias a la depreciación se obtiene menos moneda internacional, es decir, menos valor internacional. Ello equivale a reducir los precios de sus mercancías en el exterior. No es casual que siempre los países subdesarrollados firmen acuerdos con el FMI en los cuales están obligados a combinar fuertes reducciones en los gastos de bienestar social con una drástica depreciación. Mediante la inflación los capitalistas obtienen más plusvalía absoluta y mediante la depreciación pueden vender a precios competitivos en el mercado internacional.

En las últimas décadas, Estados Unidos, y la Unión Europea, a pesar de su alto desarrollo tecnológico, han acudido sistemáticamente a esta competitividad espuria.

Con la inversión extranjera directa, Cuba aspira alcanzar en un mediano o largo plazo, mejorar la productividad, y por tanto,  revaluar su moneda.

La respuesta a esta pregunta puede realizarse también a la inversa: ¿Qué aporta la unificación monetaria y esta nueva ley a la actualización del modelo económico?

La unificación monetaria crea un entorno más favorable a la inversión extranjera y a llevar adelante un modelo económico socialista cubano próspero y sostenible, no sin riesgos y obstáculos, porque el mundo se mantiene convulso en medio de una crisis global y se evidencia la intención imperial de un nuevo reparto económico y territorial del mundo  mediante las Alianzas del Pacífico y del Atlántico.

Además, se hace imprescindible la organización y aprendizaje del personal cubano idóneo para la aprobación eficaz y eficiente de la inversión extranjera, con vistas al desarrollo diverso de la economía cubana y a la competitividad del aparato productivo nacional, tarea estratégica de gran envergadura nada fácil de realizar.

Es todo lo que puedo decirte por el momento y responsablemente como profesional de la economía.


 Portal del Sur


[1] Presidente de la Sociedad Científica de Pensamiento Económico y Economía Política de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de cuba (ANEC)
[2] Periodista que cubre  Centroamérica, el Caribe y Cuba, para la agencia Portal del Sur en Argentina.


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