¿Qué hacer por la
supervivencia de la especie humana?
Por Leyde E. Rodríguez Hernández
Esta semana tuve el placer de presentar en el XI Seminario de Relaciones Internacionales, ISRI 2014, que se celebra en La Habana, del 23 al 25 de abril, una ponencia sobre los dos grandes desafíos de la Humanidad en el siglo XXI: las armas nucleares y el cambio climático global, en la que ofrecí las siguientes consideraciones:
Esta semana tuve el placer de presentar en el XI Seminario de Relaciones Internacionales, ISRI 2014, que se celebra en La Habana, del 23 al 25 de abril, una ponencia sobre los dos grandes desafíos de la Humanidad en el siglo XXI: las armas nucleares y el cambio climático global, en la que ofrecí las siguientes consideraciones:
Hay que hacer una
diferenciación entre las amenazas que invocan los Estados Unidos y sus aliados,
y las amenazas que esta coalición o bloque de poder imperialista generan a la
humanidad. En realidad, el término humanidad está poco presente en las
teorizaciones de las relaciones internacionales en su sentido anglosajón,
porque están centradas en los intereses de seguridad de las grandes
potencias.
La humanidad no podrá
responder a los colosales desafíos que amenazan su propia existencia, si no lo
hace mediante una nueva concertación de esfuerzos entre todas las naciones, en
particular, sobre la eliminación de las armas nucleares y el cambio climático
global, pues las armas nucleares son las de mayor capacidad destructiva y
efecto terrorista en toda la historia de la humanidad. De ser utilizadas
acelerarían el cambio climático planetario, haciendo avanzar la amenaza de
extinción de la especia humana.
En la ponencia recuerdo el
proceso en los Estados Unidos para la obtención de la bomba atómica hasta la
elaboración de la estrategia nuclear en la “guerra fría”. El cambio en la
tecnología militar ocasionado por el surgimiento del armamento atómico, lo cual
ha tenido inevitables repercusiones políticas y militares durante la
bipolaridad del sistema internacional y, después de esta, en 1991, tras la
desaparición de la URSS.
Desde entonces, las armas
nucleares forman parte de la planificación estratégica y política de los
Estados Unidos. Fue y ha sido el mecanismo ideal de imposición de los objetivos
norteamericanos al sistema internacional y, en especial, una carta de triunfo
para enfrentar a las posiciones de la antigua diplomacia soviética.
Sin embargo, muy temprano
algunos científicos como físico J. Robert Oppenheimer, advirtieron del peligro
de las armas nucleares. Así expresó: “Cuando la guerra concluya, no hay razón
para continuar trabajando en la bomba nuclear (…) ella nos llevará a la
comunidad primitiva.” La mayoría de los físicos reflejaron su repulsión al
proyecto, después del uso de la bomba atómica en Japón, y su optimismo de que,
con el establecimiento de la paz, la investigación y el desarrollo de las armas
nucleares podría ser innecesaria.
Pero, en las concepciones
militares norteamericanas, las armas nucleares tienen un lugar central en la
estrategia de disuasión, a la que no han renunciado, porque como dijo Henrry
Kissinger: “las armas nucleares son “nuestras mejores armas”, el resultado de
nuestra tecnología más adelantada. Dejar de emplearlas equivale a renunciar a
las ventajas de un potencial industrial superior”.
Estas concepciones están
inspiradas en el “realismo político”, escuela de pensamiento dominante en los
estudios académicos y en la política exterior de los Estados Unidos hasta la
actualidad.
En la narrativa de la
ponencia hay varias ideas esenciales bajo el subtitulo de “infierno y barbarie
nuclear”, en el que he tratado de recrear los testimonios ofrecidos por los
Hibakushas: así llaman a los sobrevivientes de la masacre atómica de Hiroshima
y Nagasaki, durante su encuentro con Fidel Castro en La Habana en el 2012.
Lo más preocupante es el
daño a la naturaleza: la tragedia como un escape grande de radiación que ha
contaminado la tierra y las aguas, dañando toda la agricultura y la pesca.
El uso de las armas
nucleares produce un cambio climático abrupto a través del invierno nuclear.
Por eso explico en la ponencia que los efectos serían devastadores, puesto que
los daños causados por la precipitación radioactiva sobre extensas zonas, el
agotamiento del ozono por los óxidos nitrosos de las explosiones nucleares y
los cambios climáticos producidos por el humo de grandes y prolongados
incendios afectaría gravemente a la mayor parte del planeta.
Incluso en tiempo de paz,
las actividades militares - especialmente aquellas que envuelven armas
nucleares - afectan al medio ambiente, puesto que se continúa con la producción
y ensayo de armamentos, la instrucción de combate y las maniobras, la
construcción de bases e instalaciones militares y el mantenimiento de estados
de alerta y de preparación para el combate, así como los accidentes. Por lo
demás, el desarme nuclear también implica problemas ecológicos que deben
evitarse.
Si las armas nucleares, por
su alto poder destructivo, carecen de utilidad militar, porque su uso
provocaría un invierno nuclear de imprevisibles consecuencias para la vida en
el planeta, entonces es necesario destruirlas y así nuestra especie se
protegería de los accidentes, los errores de cálculo o cualquier actividad
demencial que provoque su uso.
Mientras existan las armas
nucleares, implican siempre el peligro de que ocurra el conflicto que nadie
puede desear: la guerra nuclear.
Se requiere de un cambio de
paradigma en las concepciones de la política exterior de las grandes potencias
que propicie el abandono de las doctrinas y estrategias político-militares de
la “guerra fría”, tales como la disuasión nuclear y las concepciones de
seguridad internacional sustentadas en los presupuestos de la Destrucción Mutua
Asegurada (DMA).
A pesar de la compleja coyuntura de la política internacional actual y de las posiciones antagónicas entre las principales potencias mundiales, sí se podría lograr el objetivo del cese de la carrera de armamentos nucleares y el desarme nuclear, mediante las siguientes propuestas de acciones o medidas: a) Creación de una cultura política o educación mundial de paz y contra las armas nucleares; b) Cesación del desarrollo y el perfeccionamiento cualitativo de las armas nucleares; c) Cesación de la producción de todos los tipos de armas nucleares y de sus vectores y de la producción de material fisionable para armas; d) Aplicación de los avances de la ciencia y la tecnología en el desarme nuclear; o sea, en beneficio de la humanidad. Además, el desarme nuclear también implica preservar la ecología planetaria, lo que debe hacerse a través de los mejores resultados alcanzados por la ciencia y las nuevas tecnologías; e) Reducción de los gastos militares y utilización de los recursos destinados al mantenimiento de los arsenales nucleares, para el desarrollo, atendiendo a la conexión intrínseca entre desarme y desarrollo.
A pesar de la compleja coyuntura de la política internacional actual y de las posiciones antagónicas entre las principales potencias mundiales, sí se podría lograr el objetivo del cese de la carrera de armamentos nucleares y el desarme nuclear, mediante las siguientes propuestas de acciones o medidas: a) Creación de una cultura política o educación mundial de paz y contra las armas nucleares; b) Cesación del desarrollo y el perfeccionamiento cualitativo de las armas nucleares; c) Cesación de la producción de todos los tipos de armas nucleares y de sus vectores y de la producción de material fisionable para armas; d) Aplicación de los avances de la ciencia y la tecnología en el desarme nuclear; o sea, en beneficio de la humanidad. Además, el desarme nuclear también implica preservar la ecología planetaria, lo que debe hacerse a través de los mejores resultados alcanzados por la ciencia y las nuevas tecnologías; e) Reducción de los gastos militares y utilización de los recursos destinados al mantenimiento de los arsenales nucleares, para el desarrollo, atendiendo a la conexión intrínseca entre desarme y desarrollo.
Lo más avanzado en política
internacional en el plano propositivo sobre el desarme nuclear es la
Declaración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
aprobada por los Altos Funcionarios de la Comunidad de Estados Latinoamericanos
y Caribeños (CELAC), reunidos el 20 de agosto en la ciudad de Buenos Aires,
República Argentina. A eso se suma que América Latina y el Caribe es una zona
libre de armas nucleares y de paz, aunque hay que decir que los Estados Unidos
mantienen numerosas bases militares en la región y que Gran Bretaña, que usurpa
las Islas Malvinas, realiza maniobras militares en el área con submarinos y medios
navales que portan armas nucleares.
Todo está aún por hacerse
para alcanzar el desarme nuclear, ahí radica la importancia de la perspectiva teórica sobre el desarme
nuclear. Lo que si tengo claro es que
los actores estatales y no estatales debieran actuar con urgencia a favor de la
construcción de nuevas perspectivas políticas y económicas que contribuyan a la
transformación de las relaciones internacionales, única vía conducente hacia el
logro de un desarme general y completo, que incluya a las peores armas: las
nucleares.
Quiero enfatizar que el 13
de abril el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC) publicó la tercera y última parte de un informe en el que se advierte
sin rodeos que solo tenemos 15 años para evitar superar el umbral de un
calentamiento global de dos grados. Más allá, las consecuencias serán
dramáticas. Pero no ha habido un solo comentario de los principales líderes
mundiales de un planeta en el que habitan 7.500 millones de personas.
Solo los más miopes no toman
conciencia de qué se trata: desde el aumento del nivel del mar, hasta más
frecuentes huracanes y tormentas y un impacto adverso en la producción de
alimentos.
La principal conclusión es
que para detener la carrera hacia un punto sin retorno en el cambio climático
del planeta, las emisiones globales deben reducirse entre 40 y 70 por ciento
antes de 2050.
Solo las grandes
modificaciones institucionales y tecnológicos darán una oportunidad superior a
50 por ciento de que el calentamiento global no traspase el límite de
seguridad, y agrega que las medidas deben comenzar a más tardar en 15 años,
completándose en 35.
Algunos expertos consideran
que las principales economías deben fijar un impuesto a la contaminación con
dióxido de carbono, elevando el costo de los combustibles fósiles, para
impulsar el mercado de fuentes de energías limpias, como la eólica, la solar o
la nuclear.
Diez países son los
causantes de 70 por ciento del total de la contaminación mundial de gases de
efecto invernadero, mientras Estados Unidos y China son responsables de 55 por
ciento de esa magnitud.
La clave de cualquier
acuerdo global sobre el cambio climático está en manos de Estados Unidos. El
Congreso de ese país ha bloqueado toda iniciativa sobre el control climático,
proporcionando una salida fácil para China, India y el resto de los
contaminadores: “¿por qué debemos asumir compromisos y sacrificios, si Estados
Unidos no participa?”.
Para concluir solo quiero
decir que el progreso es equivalente al desarme y la paz. Sin desarme y paz
global, otro mundo no sería posible, porque las armas nucleares son un
componente clave en el no cambio de la política internacional o del estatus quo
del sistema internacional actual. El
arma nuclear es un obstáculo para la transformación y la democratización de las
relaciones internacionales.
En pocas palabras, en los
tiempos difíciles que corren para la vida en la Tierra, la tarea impostergable,
no exenta de audacia política en esta hora cargada de amenazas, es la necesidad
de “pensar la paz” y el desarme nuclear, lo cual está directamente relacionado
con el cambio climático global, cuyos nefastas consecuencias son nuevos
elementos que se agregan a la conflictividad internacional y a la geopolítica
del siglo XXI.
Estamos sacando a la luz pública algunas innovaciones producto de 26 años de investigación. Se trata de un nuevo sistema de transporte terrestre y marítimo limpio sin combustibles y que por el contrario genera energía renovable.
ResponderEliminarComo los principales responsables del Cambio Climático son el transporte y la generación de energía, de aplicarse esta innovación se puede evitar el Cambio Climático, el sistema es altamente rentable, son la energía y el transporte más económicos que existen, queremos donar las patentes internacionales. martinjaramilloperez@gmail.com *Cel 314 873 17 95 Colombia.
Muchas gracias por su comentario.
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