Donald Trump planteó tres ejes básicos con relación a Medio Oriente, en su campaña presidencial: la alianza con Israel, la lucha contra el terrorismo y la retirada de las tropas de Siria y Afganistán.
Esto se ha cumplido de forma rápida y tardía.
En cuanto a lo que hemos calificado como forma rápida se encuentra: el apoyo irrestricto y sin límites a las acciones de la extrema derecha israelí, manifestado en:
- El aval al aumento de los asentamientos (colonización) y la “limpieza étnica” en Cisjordania. Durante el gobierno de Trump se ha multiplicado por cuatro la construcción de casas de colonos israelíes. El gobierno de Netanyahu tiene planes para construir 10 mil 500 casas y se ha adjudicado la construcción de 5 mil 700.[1]
- El traslado de la embajada de EE.UU. a Jerusalén. En mayo de 2017, el presidente de EE.UU. reiteró que la embajada de su país se trasladaría a Jerusalén. Un año después, Trump cumplió la promesa que había hecho en la campaña electoral en un acto de AIPAC,[2] la principal asociación del lobby pro israelí en EE.UU., para corresponder al apoyo que recibió de organizaciones protestantes evangélicas y judías.[3]Daría risa, si no fuera tan trágico, que Trump considera un logro el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, lo que obvia la consecuente legitimación de la postura israelí de asumir esa ciudad como su capital, pues expresa que eso resuelve un problema que ya no se debe negociar entre las partes (israelíes y palestinos). Además, como ya Israel cumplió ese objetivo, debe hacer algo “que le plazca al otro lado”, o sea a los palestinos.
- La aceptación y el apoyo a Tel Aviv frente a las continuas masacres en Gaza.
- La disminución –y eventual fin- de la ayuda a los refugiados palestinos. Ha planteado la necesidad de revisar esa categoría. Además, planteó el retiro del financiamiento a los refugiados palestinos; al tiempo que condiciona la ayuda a que en las escuelas no se utilicen, lo que denomina enfoques anti-israelíes y anti estadounidenses.
- Sobre la solución del conflicto israelo-palestino, le gusta la de los “dos Estados”. No obstante, pone a Israel en primer plano, la Autoridad Nacional Palestina tendrá que aceptar lo que le “provean”. En la práctica, no tiene en cuenta los antecedentes del proceso de las conversaciones. Sin embargo, la propuesta de lo que se ha calificado como “plan del siglo” no tiene nada novedoso: se basa en promesas anteriores que no fructificaron.
Esta acción no sólo evidenció el cambio de paradigma de esta administración y la ruptura con respecto a su predecesor en un ámbito medular para mantener dinámicas que pudieran lograr cierta estabilidad en Medio Oriente; sino que ha generado contradicciones con sus aliados europeos, así como ha aumentado las que ya tenía con sus oponentes: Rusia y China. Ello ha contribuido al fortalecimiento de las relaciones entre estos dos últimos y ha evidenciado los resquicios entre los países europeos garantes del acuerdo y su principal aliado: Estados Unidos.
Otras promesas, ¿se cumplen más tarde o no se cumplen?
Paralelamente, la lucha contra el terrorismo, específicamente, contra el autodenominado Estado Islámico se había mantenido como bandera de Washington para permanecer en la región. En ese escenario, “Trump tomó al mundo por sorpresa el pasado 19 de diciembre, cuando recurrió a Twitter para dar por derrotada a la facción del EI que opera en Siria y asegurar que el ejército estadounidense abandonaría la zona”[4]. Paralelamente, se planteó el retiro parcial de Estados Unidos de Afganistán, o sea 7 mil militares, la mitad de los 14 mil que tiene desplegados en ese país.[5]
En cierto sentido, estas dos últimas acciones no deberían ser una sorpresa. El presidente Trump había criticado durante mucho tiempo las guerras legadas por sus antecesores. Sin embargo, la retirada, al igual que la intervención, requiere un plan, una estrategia o un marco en el que se ubiquen las acciones de Washington. El hecho concreto es que el presidente Trump no la tiene. Es más, poco después planteó que no había dicho cuándo se retiraría.[6]
Según la agencia turca Anadolu, que cita fuentes locales, la noche del 4 de febrero los camiones pasaron por el puesto de control de Simelka en la frontera entre Irak y Siria, y el 5 de febrero –día que Trump pronunció el segundo discurso del Estado de la Unión– llegaron a los centros logísticos de EE.UU. en los distritos sirios de JarabIshk y Sirrin, que están bajo el control de formaciones estadounidenses y kurdas, en Siria.[7]
El segundo discurso del “Estado de la Unión”
En dicha alocución,Trump mantuvo los hilos esenciales de sus líneas de campaña, expuso sus logros, que se resumen a continuación:
- En cuanto a Israel: “Mi Administración reconoció a la verdadera capital de Israel y con orgullo abrió la Embajada de los Estados Unidos en Jerusalén“. Como se observa, es todo para Israel, nada para los palestinos.
- En cuanto a Siria: “Cuando asumí el cargo, el Estado Islámico controlaba más de 20 mil millas cuadradas (unos 52 mil kilómetros cuadrados) en Irak y Siria. Hoy, hemos liberado prácticamente todo ese territorio de las garras de estos asesinos sedientos de sangre”. Precisamente el anuncio del retiro de las tropas desplegadas en Siria en diciembre, era posible, porque se proclamó la derrota total de la organización terrorista en ese país árabe.
En la práctica, aún no se retira, por demás, el presidente estadounidense obvia un pequeño detalle, las acciones esenciales contra el EI han sido llevadas a cabo por los Ejércitos de los países de Siria e Irak, donde se incluye la resistencia de los kurdos, así como Hezbollah, Irán y Rusia.
- Insistió en que debía encontrarse una solución política a los combates de varios años en Afganistán. En ese ámbito, se efectúan conversaciones con los grupos que actúan en ese país, incluido el Talibán. Si los resultados fueran positivos, eventualmente podrían reducir el número de soldados en este país y se enfocarán en la lucha antiterrorista. Por tanto, esta es otra promesa que está por cumplirse.
“Irak es un caos (…), “Irán está en la senda de las armas nucleares. Siria está envuelta en una guerra civil y en una crisis de refugiados que amenaza a Occidente. Después de 15 años de guerras en Medio Oriente, después de miles de millones de dólares gastados y miles de vidas perdidas, la situación es peor que nunca”.[10]El magnate estadounidense descalificaba la actuación de EE.UU. hacia esa área. Parecía que su proyección variaría; sería más objetiva. Trump fue elegido presidente con la promesa de replegar al máximo las tropas estadounidenses en el exterior. Dos años después, solo había anunciado el retiro de Siria y Afganistán.
- Con respecto a Irán, repasó lo que considera fueron logros de su administración en el retiro del acuerdo nuclear de Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) de 2015 y el restablecimiento de duras sanciones a Teherán. También atacó el comportamiento actual del país persa hacia los Estados Unidos y hacia los judíos.
La implementación de la política exterior del magnate estadounidense ha estado acompañada por la agresividad en el discurso hacia determinados países, la defensa a ultranza de su aliado más importante, Israel; la ruptura de acuerdos previos y el irrespeto hacia el sistema multilateral y el hacer a mi manera.
La política de Trump lleva a un primer plano contradicciones de enemigos históricos en el área: Israel-Irán y Arabia Saudita-Irán. Como se observa, son países que clasifican como potencias medias que, por demás, tienen alianzas no solo a nivel regional, sino también a nivel internacional, lo que se revierte en eventuales aumentos de enfrentamientos y violencia en la región.
No solo apoya a Tel Aviv, con el endurecimiento de todas las formas y medidas contra los palestinos que viven en Israel y en los territorios ocupados; sino también en la necesidad de garantías máximas al primero, al tiempo que demoniza a Irán, al que califica como patrocinador del terrorismo y enemigo número uno de Israel que, en primera instancia, legitiman todas las acciones de este último bajo el pretexto de su autodefensa.
La práctica de todo para Israel todo contra Irán, impacta a nivel regional y mundial. En el primer caso, Siria es el ejemplo más elocuente. Con independencia de los avances hacia la paz en dicho país, Israel bombardea constantemente ese territorio; el pretexto es la cercanía de las fuerzas iraníes y que Bashar Al Assad es aliado de Teherán.
También Arabia Saudita refuerza su postura en contra de su histórico enemigo y, de igual forma, tiene el pretexto para justificar cualquier acción para defenderse, ya no sólo contra Teherán, sino contra todo aquel que considere que sea aliado del país persa. Ya hemos observado la muestra de ello en la agresión a Yemen y las terribles consecuencias para la población de este país.
En ese escenario, el quehacer del magnate estadounidense ha aumentado las contradicciones y la situación de volatilidad de la región, donde se conjugan los conflictos “estructurales”, históricos y los actuales, donde el factor exógeno ocupa un lugar destacado.
¿Hasta qué punto la política de Trump ha constituido una ruptura con respecto a la de sus antecesores?
¿Cómo ayuda la política de Trump a contrarrestar la creciente influencia de Rusia y la RPCH en la región? ¿Y qué señal envía a los aliados de EE.UU. en cuanto a la seriedad de los compromisos asumidos? ¿Qué impacto ha tenido en el sistema de alianzas en la región? ¿Serán sus aliados regionales los que deban desempeñar un papel protagónico? ¿Ha perdido EE.UU. espacio en el área? ¿Está en condiciones de recuperarlo?
Estas y muchas otras interrogantes se abren ante la cada vez más complicada realidad del área mesoriental. Una región donde no solo los actores regionales esperan lograr el protagonismo, sino donde la puja de los poderes mundiales se expresan de variadas formas en aras de reforzar su presencia.
Notas:
[1]Juan Carlos Sanz: Israel reactiva la expansión de los asentamientos, que se ha multiplicado por cuatro con la presidencia de Trump. Jerusalén 25 AGO 2018 .
[2]Para leer palabras de Trump en el acto, consultar aquí: Sarah Begley Marzo 21, 2016
[3]Entre los donantes individuales que concedieron fondos a su campaña, pocos fueron tan importantes como el magnate de los casinos, SheldonAdelson, que aportó 35 millones de dólares a la candidatura de Trump y otros grupos que la apoyaron. Iñigo Sáenz de Ugarte: Trump concede a la derecha israelí el triunfo sobre Jerusalén que esperaba desde 1980. 06/12/2017 – 21:26h
[4] Redacción BBC News Mundo: Por qué los kurdos son un nuevo foco de tensión entre Estados Unidos y Turquía y cómo esto puede afectar a Siria, 10 enero 2019
[5] Según la mayoría de los medios en EE. UU., Trump tomó la decisión pese a las fuertes objeciones de sus principales asesores de seguridad nacional y sin siquiera consultar con sus principales aliados en el exterior o simpatizantes en el Congreso. Quizá la más contundente de todas fue la del secretario de Defensa, James Mattis, quien presentó su renuncia irrevocable en señal de protesta: Sergio Gómez Maseri, 23 de diciembre 2018. ¿A qué juega Trump con la retirada de tropas de Siria y Afganistán?
[6] Jonathan Marcus, Corresponsal de Seguridad y Defensa: Donald Trump y Medio Oriente: por qué causa preocupación la “errática” política exterior del mandatario (y qué implica la renuncia de su secretario de Defensa), 21 diciembre 201, 21 diciembre 2018
[7]Javier Benítez: Trump y su discurso del Mal Estado de la Unión, 07.02.2019
[8] Erich Allende: Trump en el discurso del Estado de la Unión: mi administración reconoció la verdadera capital de Israel,Feb 6, 2019,
Ver más en: https://www.20minutos.es/noticia/3555551/0/mejores-frases-discurso-trump-estado-union/#xtor=AD-15&xts=467263
[9]Discurso del “Estado de la Unión” de Trump06.02.2019 ~ 08.02.2019http://www.trt.net.tr/espanol/mundo/2019/02/06/discurso-del-estado-de-la-union-de-trump-1140085
[10] Patrick Healy yJonathan Martin, Con un discurso sombrío, Donald Trump oficializó su candidatura presidencial, 22 de julio de 2016
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