miércoles, 27 de marzo de 2013

ENTREVISTA CON SAMUEL PINHEIRO GUIMARAES, DIPLOMATICO E INTELECTUAL BRASILEÑO



“Chávez dijo que mira al sur”

Guimaraes habló sobre de qué forma Dilma Rousseff y Cristina Fernández se articulan para garantizar la estabilidad en la Venezuela que viene y cómo moverá sus piezas Washington ante un eventual gobierno de Nicolás Maduro.


Por Darío Pignotti



Lula y Dilma despiden a Chávez en la Academia Militar de Caracas.

Desde Brasilia


Samuel Pinheiro Guimaraes es el diplomático e intelectual brasileño que a menudo citaba Hugo Chávez para fundamentar su alianza con Brasil o denunciar el “anexionismo del imperio” embutido en el ALCA. El ex Alto Representante del Mercosur Pinheiro Guimaraes también fue mencionado por la embajada de EE.UU. en Brasilia, que en documentos secretos lo tipificó como un “virulento antinorteamericano”, según reveló Wikileaks.


De qué forma Dilma Rousseff y Cristina Fernández se articulan para garantizar la estabilidad en la Venezuela que viene y cómo moverá sus piezas Washington ante un eventual gobierno de Nicolás Maduro fueron temas tratados por uno de los hombres que diseñó la nueva política externa brasileña en esta enciclopédica entrevista con Página/12.


–Maduro habló de plan sedicioso y expulsó a funcionarios norteamericanos, la prensa informó que Dilma procuró a Cristina para frenar a eventuales golpistas.


–No tengo información de primera mano, pero seguro que las presidentas están interesadas en que no haya golpe de Estado no digo ahora, pero en el mediano plazo. Esto siempre puede ocurrir, como en 2002 contra Chávez, nadie lo esperaba y de repente vino el golpe, un golpe se articula discretamente. Ellas están acertadas al preocuparse y posiblemente tengan informaciones. Pero creo difícil un golpe en el corto plazo, en el mediano o largo no sé. Es importante que Brasil y Argentina estén vigilantes, juntas pesan mucho y en esta fase de transición el apoyo de ellas al gobierno democrático es indispensable, de todos modos creo que la transición hasta las elecciones está asegurada. Y además de lo que hagan las presidentas hay que observar lo que hace Lula, él siempre está presente aunque ya no sea presidente.


–¿Las fuerzas armadas son unánimemente chavistas?


–Es preciso tomar en cuenta que la sociedad venezolana está fracturada, no en dos mitades, pero está muy enfrentada. Los programas sociales llevaron a la concientización de las masas y al mismo tiempo recalentaron una reacción de las clases altas y medias altas, y con ellas una parte de los pobres que son irremediablemente conservadores. Ese grupo suele buscar el apoyo militar, yo no sé con certeza si hay sectores militares fuertes con planes golpistas, pero hay militares a los que no les gusta el chavismo y eso no me sorprende, por eso considero importante que existan milicias populares dispuestas a defender al gobierno para compensar el poder de los militares.


–¿El nuevo secretario de Estado John Kerry será menos hostil que Hillary?


–Me parece casi imposible ser más hostil que Hillary, pero la política externa de EE.UU. trasciende a los funcionarios y se guía por un principio permanente que es el de castigar, aunque muchos años después, a los países que no se encuadraron en sus órdenes. Cuando algún país se encuadra, y Venezuela no se encuadró, en algún momento le espera la venganza misma con pretextos falsos. Así pasó con Irak, ellos querían invadirla a como fuere, George W. Bush llegó a decir que Saddam quiso matar a su padre. Lo mismo pasa con Irán por haber invadido la embajada norteamericana en Teherán. Este principio también se aplicaría a la Venezuela de Maduro, creo que Washington no perdonará nunca las actitudes de Chávez. Antes de él Venezuela era una provincia petrolera de EE.UU. En la Segunda Guerra fue la mayor proveedora de petróleo de los Aliados. Todo esto se hizo trizas con la llegada de Chávez, que dijo: “Mi política externa mira al Sur”. Fue un sopapo. Hay que entender esto geopolíticamente, Venezuela y Colombia son fundamentales para el sistema norteamericano, son el Mediterráneo norteamericano.


–Para la derecha, ¿el chavismo morirá con él?


–La dimensión de Chávez fue inmensa, pero no considero adecuado caer en el razonamiento de que todo era fruto de su carisma. Decía un autor alemán que vivió en EE.UU. que las personas no llegan al poder porque tienen carisma, el poder es el que les da carisma. Cuando Chávez llegó al poder en 1999 no tenía la gran dimensión internacional que llegó a tener, y en la medida en que se fue desarrollando su proyecto lo tuvo. Ahora hay que ver cómo madura Maduro (risas).


–¿El cesarismo del modelo bolivariano agrava el vacío causado por la muerte del líder?


–Los medios en todo el mundo entronan mucho la actuación del presidente o primer ministro, en los sistemas presidencialistas o parlamentarios, se sobrevalora a la persona, como si la persona fuera imprescindible. Es falso. Nadie gobierna solo, se gobierna porque se representa a un conjunto de sectores, porque se tiene el apoyo de sectores populares, esto pasa en las democracias liberales y en dictaduras. Es falaz considerar que el chavismo es sólo la persona de Chávez. Decir que Chávez era todo fue una mentira de los medios, que también inventaron que la revolución no es democrática, y en la Venezuela de Chávez hubo más elecciones que acá, el presidente Lula lo marcó. No hay noticias de periodistas presos, de opositores presos, si los hubiera serían noticia permanente. Esa prensa creó la fantasía de que la revolución es un sistema unipersonal, y no lo fue.


–¿La larga enfermedad de Chávez permitió que Maduro se afiance como su sucesor?


–Espero que sí, no es fácil saber cuál será su habilidad para mantener dentro del proyecto a los sectores populares, partidos, fuerzas armadas.


–Washington consideró absurda la sospecha de que Chávez haya muerto víctima de una enfermedad inoculada. Ciertamente la hipótesis suena exagerada, ¿usted la descarta?


–No estaría en condiciones de hablar sobre lo que ocurrió, pero Maduro habló del tema según tengo entendido y prometió investigar. El sabrá por qué lo dice y si hubiera alguna desconfianza por parte del gobierno venezolano éste puede adoptar la decisión que le parezca, los Estados tienen soberanía para decidir. No afirmo nada.


Los que pusieron en duda lo que causó la muerte de Arafat (presunto asesinato con sustancias radioactivas) fueron descalificados en 2004, cuando murió. Pasados los años, eso que parecía absurdo ahora no lo es. Que se investigue.




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