“Chávez
dijo que mira al sur”
Guimaraes
habló sobre de qué forma Dilma Rousseff y Cristina Fernández se articulan para garantizar
la estabilidad en la Venezuela que viene y cómo moverá sus piezas Washington
ante un eventual gobierno de Nicolás Maduro.
Por Darío Pignotti
Lula y Dilma despiden a Chávez en la Academia
Militar de Caracas.
Desde
Brasilia
Samuel
Pinheiro Guimaraes es el diplomático e intelectual brasileño que a menudo
citaba Hugo Chávez para fundamentar su alianza con Brasil o denunciar el
“anexionismo del imperio” embutido en el ALCA. El ex Alto Representante del
Mercosur Pinheiro Guimaraes también fue mencionado por la embajada de EE.UU. en
Brasilia, que en documentos secretos lo tipificó como un “virulento
antinorteamericano”, según reveló Wikileaks.
De
qué forma Dilma Rousseff y Cristina Fernández se articulan para garantizar la
estabilidad en la Venezuela que viene y cómo moverá sus piezas Washington ante
un eventual gobierno de Nicolás Maduro fueron temas tratados por uno de los
hombres que diseñó la nueva política externa brasileña en esta enciclopédica
entrevista con Página/12.
–Maduro
habló de plan sedicioso y expulsó a funcionarios norteamericanos, la prensa
informó que Dilma procuró a Cristina para frenar a eventuales golpistas.
–No
tengo información de primera mano, pero seguro que las presidentas están
interesadas en que no haya golpe de Estado no digo ahora, pero en el mediano
plazo. Esto siempre puede ocurrir, como en 2002 contra Chávez, nadie lo
esperaba y de repente vino el golpe, un golpe se articula discretamente. Ellas
están acertadas al preocuparse y posiblemente tengan informaciones. Pero creo
difícil un golpe en el corto plazo, en el mediano o largo no sé. Es importante
que Brasil y Argentina estén vigilantes, juntas pesan mucho y en esta fase de
transición el apoyo de ellas al gobierno democrático es indispensable, de todos
modos creo que la transición hasta las elecciones está asegurada. Y además de
lo que hagan las presidentas hay que observar lo que hace Lula, él siempre está
presente aunque ya no sea presidente.
–¿Las
fuerzas armadas son unánimemente chavistas?
–Es
preciso tomar en cuenta que la sociedad venezolana está fracturada, no en dos
mitades, pero está muy enfrentada. Los programas sociales llevaron a la
concientización de las masas y al mismo tiempo recalentaron una reacción de las
clases altas y medias altas, y con ellas una parte de los pobres que son
irremediablemente conservadores. Ese grupo suele buscar el apoyo militar, yo no
sé con certeza si hay sectores militares fuertes con planes golpistas, pero hay
militares a los que no les gusta el chavismo y eso no me sorprende, por eso
considero importante que existan milicias populares dispuestas a defender al
gobierno para compensar el poder de los militares.
–¿El
nuevo secretario de Estado John Kerry será menos hostil que Hillary?
–Me
parece casi imposible ser más hostil que Hillary, pero la política externa de
EE.UU. trasciende a los funcionarios y se guía por un principio permanente que
es el de castigar, aunque muchos años después, a los países que no se
encuadraron en sus órdenes. Cuando algún país se encuadra, y Venezuela no se
encuadró, en algún momento le espera la venganza misma con pretextos falsos.
Así pasó con Irak, ellos querían invadirla a como fuere, George W. Bush llegó a
decir que Saddam quiso matar a su padre. Lo mismo pasa con Irán por haber
invadido la embajada norteamericana en Teherán. Este principio también se
aplicaría a la Venezuela de Maduro, creo que Washington no perdonará nunca las
actitudes de Chávez. Antes de él Venezuela era una provincia petrolera de
EE.UU. En la Segunda Guerra fue la mayor proveedora de petróleo de los Aliados.
Todo esto se hizo trizas con la llegada de Chávez, que dijo: “Mi política
externa mira al Sur”. Fue un sopapo. Hay que entender esto geopolíticamente,
Venezuela y Colombia son fundamentales para el sistema norteamericano, son el
Mediterráneo norteamericano.
–Para
la derecha, ¿el chavismo morirá con él?
–La
dimensión de Chávez fue inmensa, pero no considero adecuado caer en el
razonamiento de que todo era fruto de su carisma. Decía un autor alemán que
vivió en EE.UU. que las personas no llegan al poder porque tienen carisma, el
poder es el que les da carisma. Cuando Chávez llegó al poder en 1999 no tenía
la gran dimensión internacional que llegó a tener, y en la medida en que se fue
desarrollando su proyecto lo tuvo. Ahora hay que ver cómo madura Maduro
(risas).
–¿El
cesarismo del modelo bolivariano agrava el vacío causado por la muerte del líder?
–Los
medios en todo el mundo entronan mucho la actuación del presidente o primer
ministro, en los sistemas presidencialistas o parlamentarios, se sobrevalora a
la persona, como si la persona fuera imprescindible. Es falso. Nadie gobierna
solo, se gobierna porque se representa a un conjunto de sectores, porque se
tiene el apoyo de sectores populares, esto pasa en las democracias liberales y
en dictaduras. Es falaz considerar que el chavismo es sólo la persona de
Chávez. Decir que Chávez era todo fue una mentira de los medios, que también
inventaron que la revolución no es democrática, y en la Venezuela de Chávez
hubo más elecciones que acá, el presidente Lula lo marcó. No hay noticias de
periodistas presos, de opositores presos, si los hubiera serían noticia
permanente. Esa prensa creó la fantasía de que la revolución es un sistema
unipersonal, y no lo fue.
–¿La
larga enfermedad de Chávez permitió que Maduro se afiance como su sucesor?
–Espero
que sí, no es fácil saber cuál será su habilidad para mantener dentro del
proyecto a los sectores populares, partidos, fuerzas armadas.
–Washington
consideró absurda la sospecha de que Chávez haya muerto víctima de una
enfermedad inoculada. Ciertamente la hipótesis suena exagerada, ¿usted la
descarta?
–No
estaría en condiciones de hablar sobre lo que ocurrió, pero Maduro habló del
tema según tengo entendido y prometió investigar. El sabrá por qué lo dice y si
hubiera alguna desconfianza por parte del gobierno venezolano éste puede
adoptar la decisión que le parezca, los Estados tienen soberanía para decidir.
No afirmo nada.
Los
que pusieron en duda lo que causó la muerte de Arafat (presunto asesinato con
sustancias radioactivas) fueron descalificados en 2004, cuando murió. Pasados
los años, eso que parecía absurdo ahora no lo es. Que se investigue.
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