lunes, 4 de marzo de 2013

“Las implicaciones regionales del conflicto en Mali”


Lic. Yoslán Silverio González (1).

El escenario en la zona occidental del desierto del Sahara se ha complicado de manera notable por las consecuencias negativas que sobre toda la región ha provocado el conflicto en Mali, internacionalizado a raíz de la intervención directa de Francia, apoyada por los países africanos miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), más Chad. El conflicto tiene un efecto de contagio hacia los países fronterizos, especto que actuó en favor de que todos los países que se ven directamente implicados, apoyaran una intervención que busca eliminar la amenaza que para su seguridad representan las redes de organizaciones terroristas de corte islámico que operan por todo el desierto del Sahara y la zona del Sahel.

El primero de los factores que preocupó a los gobiernos africanos fue el hecho de que un nuevo levantamiento de los tuareg avanzara de manera tan vertiginosa hacia el sur de Mali, alcanzando una victoria aplastante contra el ejército regular maliense. Los tuareg o imuhagh integran un pueblo bereber o amazigh del desierto de Sáhara. Son un pueblo nómada que domina históricamente las rutas del comercio del desierto del Sáhara. Se llaman a sí mismos "los hombres libres" y presumen de no haber estado nunca sometidos a ninguna autoridad ni Estado. En el reparto colonial, el trazado de las fronteras en África, dejó a los 'hombres azules' divididos por cinco países (Argelia, Libia, Malí, Níger y Burkina Faso). Se concentran sobre todo en el norte nigerino y el maliense, donde representan aproximadamente el 10% de las poblaciones nacionales, llegando a representar un millón en Níger y algo menos en Mali. Otros grupos de amazigh habitan en el sur de Argelia y el suroeste de Libia, donde son pequeñas minorías de unos 50 mil o menos y tal vez 25 mil en Burkina Faso y otros pocos en Mauritania con una significativa práctica del nomadismo (2).

Los hombres tuareg son identificados  tradicionalmente por el velo que le cubre la boca y el maquillaje azul que usan (3). Los tuareg han protagonizado varios levantamientos armados para conseguir que se reconozca la autonomía de su pueblo o la creación de un país propio en la región. El conflicto tuareg se remonta a los años sesenta, cuando se independizaron los países de la zona, del poder colonial francés. Su contigua marginación dentro de los poderes políticos regionales los condujeron entre 1990 y 1996 a combatir contra los gobiernos centrales de Malí y Níger en una revuelta que fuera inspirada por una grave hambruna y la dura represión contra sus derechos políticos.

El norte del país seguía tan abandonado como siempre. El conflicto con el Estado se había prolongado durante décadas con etapas de guerra, tregua y acuerdos de paz que no eran efectivos. Recientemente volvieron a tomar las armas entre 2007 y 2009 a causa de la lenta e insatisfactoria desmovilización e integración de los rebeldes en la vida civil y las Fuerzas Armadas. En el proceso, varios políticos tuareg fueron destituidos de sus cargos y algunos terminaron en la cárcel.

La más reciente rebelión – iniciada en enero de 2012 -  fue posibilitada por el respaldo que supuso el regreso de centenares de combatientes tuareg que habían trabajado en Libia para el depuesto coronel Muamar el Gadafi. Los milicianos llegaron a  sus tierras cargados de armamento provenientes de los arsenales de Gadafi, dispuestos a batirse por la región del norte de Malí que ellos denominan Azawad, la cuna de los hombres azules. Esto fue un resultado claro de la ramificación del conflicto en Liba hacia el sur del Sahara.  Todo lo anteriormente explicado es fundamental para comprender el temor que existía sobre un posible levantamiento tuareg en la región, sobre todo de los que están al otro lado de la frontera – en Níger – con los cuales se mantienen los mayores vínculos. Debido a la  interconexión que existe entre los tuareg a ambas partes de la frontera Mali – Níger, el levantamiento en Malí podría servir de aliciente para que los tuareg nigerinos comenzaran un movimiento de apoyo a los de Malí por reivindicaciones económicas y políticas.

Otro aspecto vinculado con ello es el hecho del precedente que marcaba el hecho de que un movimiento insurgente su hubiera alzado en armas reclamando un espacio territorial en el cual llegaron a declarar un Estado independiente. En el continente existen otros reclamos territoriales de este tipo como por ejemplo el de la población de la región de Casamance en Senegal, que aspira a la independencia,  sectores también separatistas en el enclave angolano de Cabinda, el propio Estado de Somaliland, no reconocido internacionalmente, pero que funciona desde hace más de una década como tal y el antecedente más importante lo constituyó la separación de Sudán del norte y Sudán del Sur.  Es decir, los reclamos secesionistas en África no son algo nuevo y varían en su grado de radicalización. La Unión Africana (UA), no reconoce dichos reclamos separatistas, de aquí que se condenara la proclamación del  “Estado de Azawad”. La UA siempre ha abogado por el respeto a las fronteras heredadas del colonialismo. Lo sucedido en Mali puede ser visto como una alerta para los gobiernos africanos que se muestren incapaces de contener este tipo de levantamientos secesionistas y que sobre todo pongan en peligro los intereses extranjeros.  Las potencias occidentales no aceptarán – contrario a lo que hicieron en Sudán – la ocurrencia de divisiones territoriales en  países africanos y mucho menos sobre concepciones islamistas.

La situación a lo interno de Azawad se complicó cuando elementos islamistas, que siempre habían estado transitando por toda la zona, vieron en la crisis de Mali, la posibilidad de asentarse en una región, que viene a ser el mismo centro del Sahel occidental. Desde entonces comenzaron a infiltrar el proceso de lucha territorial de los tuareg hasta que llegaron a crear fisuras dentro del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad. Los tuareg radicales se separaron y crearon una nueva organización – Ansar al Dine -  que junto con Al Qaeda en el Magreb (AQMI) y el Movimiento para la Unicidad de la Jihad en África Occidental (MUJAO) complejizaron aún más el panorama interno. Las declaraciones de dichos grupos islamistas daban cuenta de sus intenciones de llevar la lucha más allá de las simples “fronteras” reclamadas por una parte de los tuareg. En este sentido comenzó a ser preocupante para los países de la región y los intereses europeos, que el gobierno de transición en Mali sucumbiera ante esta nueva incursión islamista que se abalanzaba sobre Bamako.

La lucha de los tuaregs por conseguir la autonomía de se región en el Sahel quedó secuestrada así por el empuje islamista y el MNLA, que  había liderado por un momento las reclamaciones autonomistas, se ha visto superado por Ansar al Din. En este conflicto los tuareg vuelven a quedar en un segundo plano. La profesora del Instituto de Investigación y Enseñanza de la Negociación de París, Cristina Barrios plantea que los islamitas y los tuareg no persiguen las mismas reivindicaciones. Las de los tuaregs del Azawad tienen un sentido territorial, la de los movimientos islamistas es transnacional y lo que realmente pretenden es la implantación de un estilo de vida"(4).

Las acciones transfronterizas que desarrollan los islamistas de AQMI, son vistas como un riesgo para la seguridad de los países de la región. El grupo AQMI opera en un amplio escenario que va desde  suelo argelino, asentados ya desde hace años en la montañosa región de la Cabilia, en el norte, y la región del Sahel, en el sur, hasta los territorios de Sudán. Todo ello incluye países como Mali, Níger, Chad y el norte de Nigeria, aunque sus acciones se pueden hacer extensivas a otras fronteras del área. Sus fuentes de financiamiento provienen de los ingresos obtenidos por el tráfico de drogas con destino a Europa occidental y a través del pago de los secuestros de personas de procedencia europea. "Alrededor del 80% de los fondos de AQMI proceden de los rescates", según Salima Tlemcani, experto en AQMI del diario argelino El Watan (5).

Por lo tanto la intervención extranjera fue fundamentada en las supuestas vinculaciones que existían entre la insurgencia tuareg y las bandas de Al Qaeda y la necesidad de poner freno a la amenaza que supondría para la paz y la estabilidad de todo el Sahel que se consolidase un territorio islamista en el centro del Sahel y que pudiera ser utilizado para ampliar sus dominios por el África Occidental. Ello lleva a pensar que el teatro de operaciones militares no se va a reducir solamente al espacio territorial de Mali, aunque las principales acciones se desarrollen aquí, ya existen acciones de inteligencia y contraespionaje, impulsado por los drones estadounidense que sobrevuelan las zonas desérticas en busca de pequeños comandos islamistas.  Se ha encontrado de esta forma el pretexto perfecto para legitimar la presencia militar de las potencias occidentales en la zona. De igual forma estos acontecimientos son un estímulo para retomar el concepto imperialista de “lucha contra el terrorismo” trasladado ahora al escenario saheliano y buscando frenar las acciones de la rama magrebí más activa de Al Qaeda.

Los actores internacionales con mayores intereses en la zona - La Unión Europea y Estados Unidos -  han estado preocupados por la creciente influencia de AQMI en el Sahara – Sahel y ven cómo la región se ha convertido en un centro clave para los narcotraficantes y contrabandistas de armas.  Europa teme que la red terrorista se haga extremadamente fuerte en la zona y la utilice como base para futuros ataques contra nacionales europeos mediante los secuestros y contra los intereses de sus empresas transnacionales (6). Por supuesto, esta percepción occidental de la “amenaza” islamista no ha sido nueva, y se ha venido construyendo desde hace una década cuando se creó por parte de Estado Unidos la Iniciativa Pan Sahel de lucha contra el Terrorismo en el 2003 ampliada en el 2005 en la Iniciativa Transhariana de Lucha contre el Terrorismo.

En el marco de esta Iniciativa, el Gobierno de Estados Unidos tiene un programa de asistencia antiterrorista y de seguridad, que suponen el desembolso de un monto anual de varios millones de dólares para los países de la región, firmantes todo de dicho plan antiterrorista. Washington ha facilitado al gobierno de Mali millones de dólares en armas y equipos para luchar contra la versión local de Al Qaeda y el crimen organizado Al mismo tiempo EEUU entrena a soldados africanos para capacitarlos, con entrenamiento militar y asesoría para hacer frente a este tipo de actividades. Mali ha sido uno de los principales beneficiarios de estas ayudas militares de Estados Unidos que habían convertido a Mali en el principal modelo de su lucha antinsurgente en la zona. Sus tropas habían entrenado al ejército de Mali, el mismo que se derrumbó en las primeras batallas contra los tuaregs (7).

A raíz del conflicto y la intervención militar, la expansión de Al Qaeda por el Sahara es algo evidente, aumentado el nivel de su actividad. Por lo que a largo plazo no se vislumbra que sus redes puedan ser neutralizadas y la región se está consolidando como un terreno en el cual el grupo opera con total libertad. Ello va a implicar el aumento de la presencia militar directa o mediante el apoyo logístico de Estado Unidos y Francia, fundamentalmente. Al mismo tiempo los servicios secretos de muchos países occidentales han incrementado su actividad de espionaje, un ejemplo de ello es la base de drones que Estados Unidos quiere establecer en Níger para monitorear el desierto en busca de los grupos islamistas.

Para Andrew McGregor, analista del think tank estadounidense The Jamestown Foundation, el trato diferenciado que se le está dando al gobierno de transición en el país, responde al hecho de que el depuesto presidente Amadou Toumani Touré se había negado a la construcción de bases militares europeas en territorio maliense para acabar con los islamistas de Al Qaeda. Dicho proyecto a mediano plazo sí parece interesar a los militares golpistas dirigidos por Haya Sanogo, que siempre habían visto, la solución del conflicto en el norte, mediante el prisma de la fuerza militar, de aquí que hayan sido los artífices principales de la solicitud de intervención.(8) Un ejemplo más que evidencia el grado de militarización en el que podría caer la zona. Existen antecedentes sobre el interés francés de establecer una base militar en la ciudad de Tessalit, a lo cual se había negado el depuesto presidente maliense. La base de Tessalit tiene un alto valor estratégico en el plano económico y militar, para la lucha contra la emigración “clandestina” y AQMI”(9).

Todo ello guarda estrecha relación con el hecho de que la OTAN esté maniobrando para asegurarse el control geoestratégico, no sólo del norte de Mali, sino también de la amplia zona del Sahel, mediante el aumento indiscutible de su influencia militar para poder hacer frente a los comandos de Al Qaeda. Para poder impulsar esta idea, el alto mando militar de la OTAN necesita un gobierno débil en Bamako y unas fuerzas armadas  complacientes. La forma en la que se han desarrollado los acontecimientos puede operar como un pretexto para relanzar el AFRICOM, que aunque el Comando no esté radicado en ningún país africano en específico, de facto ya está operando en la zona.

El sector militar sigue desempeñando un papel activo en la vida política de las naciones africanas. La fórmula del golpe de Estado difícilmente podrá desaparecer del escenario político. La intervención de los militares se presenta como una variante para la solución de los conflictos internos o de las crisis políticas. A pesar de la condena regional e internacional que provoca un golpe de Estado, se llega a una transición política que es aceptada luego por las instituciones internacionales. Es probable que dicha experiencia se siga repitiendo en algunos países del África Subsahariana que tienen situaciones internas sensibles, que agravadas, podrían provocar la intervención de los militares. En este escenario las fuerzas armadas se presentan como la garantía de la “democracia” al estilo de lo que sucedió en Níger cuando el presidente trató de modificar la Constitución que le permitiría postularse por tercera vez a la presidencia. A su vez se ha evidenciado la incapacidad de la UA y de la CEDEAO para la solución de los conflictos por la vía diplomática.
                                                                                   
Habría que prestar atención a la forma en la que se produjo la intervención en Mali. Se sigue confirmando la tendencia de los últimos años de buscar una solución a los conflictos internos mediante intervenciones extranjeras y peligrosamente el organismo de concertación regional: la CEDEAO, ha sido su principal impulsor. Los ejemplos al respecto se tienen en la decisión de mandar un contingente de soldados de la CEDEAO para restablecer el orden democrático tras un golpe de Estado en Guinea Bissau. Los mismo ocurrió en Costa de Marfil luego de un conflicto post electoral, que se resolvió producto de la intervención de Francia mediante las fuerzas de mantenimiento de paz de la ONU. La experiencia se vuelve a repetir en Mali, ahora con el acuerdo de los países de la subregión.

La inestabilidad propia del Sahel puede alcanzar a Argelia país que posee una gran influencia en la zona y está indisolublemente vinculada al norte de Mali (10). Argelia se ha enfrentado desde la década del 90 a los islamistas.  El grupo AQMI hasta el 2007 era conocido como Grupo Salafista para la Predicación y el Combate,  que dirigido por Mokhtar Belmokhtar, operaba en un amplio escenario del suelo argelino y estaban asentados en la montañosa región de la Cabilia. Su creciente protagonismo hizo que una de sus ramas extendiera sus áreas de operaciones hacia los países de Mauritania, Mali y Níger, saliendo de las regiones del Sahara argelino. Este proceso también había sido posibilitado por la ofensiva del gobierno argelino que logró neutralizarlos. Al ser expulsados del note de Mali – objetivo de la intervención de Francia – Argelia será quien reciba un aumento de las principales acciones de dichos comandos, que en la práctica no habían desaparecido del escenario argelino. 

Una de las secuelas del efecto de contagio del conflicto sería el incremento de la inestabilidad en Nigeria. En el norte de Nigeria, el aumento de la escalada de violencia en los últimos meses también ha afectado fuertemente a las comunidades. Algunos puestos fronterizos de los estados de Borno y Yobe han sido cerrados debido a la inseguridad. En otras fronteras las exportaciones se han visto dramáticamente reducidas, y esto tiene un mayor impacto en la capacidad de importar comida de países como Níger y Chad, gravemente afectados. Además, la zona septentrional de Nigeria ha sido afectada en los últimos años por los ataques terroristas  que han afectado a la población civil. Hasta el momento el costo humano ha sido alto, sin poder contabilizar la cantidad de muertos por los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes. Dichos hechos le son atribuidos a la organización islamista Boko Haram (BH) que sostiene vínculos con AQMI y ha actuado también en Níger. Hasta el momento el gobierno central nigeriano no ha podido neutralizar las acciones de BH, ni disminuir su influencia dentro del país. Ha persistido la incapacidad del gobierno para mantener la estabilidad interna. Por lo tanto es previsible que BH se vea dinamizado en el norte de Nigeria influenciado por los acontecimientos en Mali.

Los impactos humanitarios de la crisis maliense se extienden a todos los países fronterizos. Más de 200.000 personas han sido desplazadas de sus hogares, la mitad de ellas han cruzado las fronteras y carecen de condiciones apropiadas en las regiones a las que están arribando como la falta de abastecimientos de agua, saneamiento, refugio y comida. Los mercados de alimentos se están viendo fuertemente afectados por la situación, lo que  está dificultando el suministro de comida a las comunidades. La crisis alimentaria, que afecta ya a 13 millones de personas en el Sahel  desde el 2012, sigue agudizándose y sin ninguna perspectiva de solución. Ello ha sido el resultado de la combinación de distintos factores como la escasez de lluvias, las plagas de langostas, la caída de la producción de cereales del 25%, así como el incremento en el precio de los alimentos, que en regiones como Gao, en el norte de Mali, fueron un 70% más alto que la media de los últimos cinco años.

Se plantea que las rutas de migración tradicionalmente usadas por los pastores se han visto también interrumpidas. El conflicto ha causado que el ganado, una fuente esencial de comida y sustento, haya sido desviado hacia el sur de Mali cruzando el país con destino a Burkina Faso, Mauritania y Níger. Allí los niveles de forraje, comida y agua son peligrosamente bajos y amenazan su supervivencia (11). Mali no tiene acceso al mar, por lo que todas sus importaciones vienen por vía aérea o por tierra cruzando el territorio de los países vecinos, los cuales habían cerrado sus fronteras como una de las medidas impuestas por la CEDEAO. En la misma línea, se ha reducido la capacidad para cruzar las fronteras en busca de fuentes alternativas de ingresos y de ocupación para apoyar a las familias. Esta manera de actuar es una forma tradicional de sobrellevar los períodos de crisis, con población nigerina viajando para trabajar en el norte de Mali, burkineses buscando trabajo en el centro de Mali y mujeres malienses viajando a Mauritania.

La  reducción del comercio regional provocará también el colapso de la débil economía de Malí con las implicaciones que para la vida cotidiana ya está teniendo la guerra en ese país. Ha habido un importante descenso en la migración de trabajadores. La actual crisis interna empeorada por el golpe de Estado y la intervención militar, amenaza con destrozar la convivencia nacional y crear un flujo incontrolable de refugiados en países vecinos. Alrededor del 90% de los refugiados por el conflicto son de la etnia tuareg. La crisis en Mali generó hasta principios de año unos 147.000 refugiados en los países vecinos. De los 147.000 refugiados, 55.221 se encuentran en Mauritania, 52.875 están en Níger, 38.776 en Burkina Faso, unos 1.500 en Argelia, 26 en Guinea, y 20 en Togo.  Asimismo, en el interior del país vagan como desplazados internos 230.000 personas, 8.700 de las cuales abandonaron sus hogares en solo diez días. (12) Dichas cifras varían a diario manteniendo una tendencia al aumento.

Un principio para evitar que las fuerzas radicales islamistas sigan avanzando es la necesaria estabilización de la región a largo plazo y precisamente eso es lo que nunca ha sucedido, más bien este nuevo episodio militar a escala regional no va a logar dicha estabilidad sino una mayor militarización de toda la subregión con nefastas implicaciones para todos los países con los cuales Mali comparte frontera. Por lo tanto,  la intervención de Francia no va a frenar  la expansión islamista sino más bien puede provocar una relocalización de células islamistas en países fronterizos, es decir su propagación. Las acciones islamistas se van a  derramar hacia los países fronterizos. Este capitulo bélico será un elemento adicional para el aumento de la inestabilidad en todo la subregión, en especial por el incremento de las acciones terroristas en otros países como ya se han reportado (13). La militarización de la zona parece ser la única variante para logar la neutralización de los insurgentes islamistas o no. Todo ello redunda en la agudización paulatina y sostenida de la crisis humanitaria producto del creciente número de personas refugiadas y desplazadas por el conflicto.

 Citas y notas

1.  Licenciado en Historia por la Universidad de la Habana (2009). Fue investigador del Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente (CEAMO) del 2009 al 2010. Miembro de la Cátedra de Estudios Africanos Amílcar Cabral de la Universidad de la Habana. Profesor de Historia de Cuba.  Labora en el Centro de Investigaciones de Política  Internacional (CIPI)  desde 2011, atendiendo las regiones de África Occidental y Central. Obtuvo la categoría de Aspirante a Investigador  en 2012.  Cursa la Maestría en Historia Contemporánea de  la Universidad de la Habana.
  1. Jeremy Keenan “Las tribulaciones de los tuareg. Privados de derechos y empobrecidos, los tuareg son acusados de ser aliados de Al-Qaeda”. 25/11/2010. Rebelión. Disponible en: http://www.webislam.com/articulos/40448-las_tribulaciones_de_los_tuareg.html
  2. Julio Morejón. “Mali El laberinto de los hombres azules”. http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=493148&Itemid=1
  3. Pablo Esparza. Cómo se llegó al "Afganistán de África occidental". BBC Mundo, Londres.  Martes, 10 de julio de 2012. Disponible en: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/07/120709_al_qaeda_magreb_mali_tuareg_pea.shtm
5.       Rodríguez, Jorge A.  “Al Qaeda del Magreb se financia con los secuestros y el tráfico de drogas”. 21/12/2009 Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/espana/Qaeda/Magrebtrafis/eesp/20091epinac_2/Tes
  1. Ivan Gimenez “10 claves para entender el conflicto en el norte de Mali: rebelión tuareg, Al Qaeda y la posible intervención internacional”. Agosto 7, 2012. disponible en: http://cancillerbismarck.wordpress.com/2012/08/07/10-claves-para-entender-el-conflicto-en-el-norte-de-mali-rebelion-tuareg-al-qaeda-y-la-posible-intervencion-internacional
  2. Ibidem
  3. EDUARDO S. MOLANO. Los rebeldes tuaregs anuncian su interés en dialogar con el Gobierno de Malí. 03/04/2012 Disponible en: http://www.abc.es/20120403/internacional/abci-mali-rebeldes-tuareg-negociaciones-201204021820.html
  4. Mali. Crónica de una recolonización programada. 18 de abril de 2012. Disponible en: http://revistapueblos.org/old/spip.php?article2390
  5. Mariano Aguirre. La comunidad internacional está dividida sobre estrategia para Mali. Disponible en: http://www.espanol.rfi.fr/africa/20121004-la-comunidad-internacional-esta-dividida-sobre-mali
11.    “El conflicto en Mali amenaza con aumentar más la crisis alimentaria en África Occidental”. 30/03/2012. Disponible en: http://www.intermonoxfam.org/es/sala-de-prensa/nota-de-prensa/conflicto-en-mali-amenaza-con-aumentar-mas-crisis-alimentaria-en-afric?exp=exp&utm_expid=5398610-
12.    LA ONU TEME UN MILLON DE REFUGIADOS Y DESPLAZADOS EN MALI. Disponible en: http://www.elcomercial.com.ar/index.php?option=com_telam&view=deauno&idta=274993&Itemid=116
13.    En este sentido están los hechos relacionados con al ataque a la planta de gas de In Amenas en Argelia por comandos islamistas.


Bibliografía.

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Jiménez, Ivan “10 claves para entender el conflicto en el norte de Mali: rebelión tuareg, Al Qaeda y la posible intervención internacional”. Agosto 7, 2012. Disponible en: http://cancillerbismarck.wordpress.com/2012/08/07/10-claves-para-entender-el-conflicto-en-el-norte-de-mali-rebelion-tuareg-al-qaeda-y-la-posible-intervencion-internacional

Keenan, Jeremy “Las tribulaciones de los tuareg. Privados de derechos y empobrecidos, los tuareg son acusados de ser aliados de Al-Qaida”. 25/11/2010. Rebelión. Disponible en: http://www.webislam.com/articulos/40448-las_tribulaciones_de_los_tuareg.html

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Rodríguez, Jorge A.  “Al Qaeda del Magreb se financia con los secuestros y el tráfico de drogas”. 21/12/2009. Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/espana/Qaeda/Magrebtrafis/eesp/20091epinac_2/Tes



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