martes, 28 de abril de 2020

La gran pugna que sacude el planeta



Por: Enrique Muñoz Gamarra (*)


Ciertamente el capitalismo está viviendo los momentos más cruciales de su historia. Las contradicciones inter-imperialistas se han vuelto últimamente muy duras que sacuden el mundo.  

Ahora mismo está ocurriendo la más grande lucha geopolítica entre las burguesías estadounidenses y chinas. Las primeras quieren recuperar la hegemonía mundial y restablecer el sistema unipolar de antes del 2008. Las segundas buscan ampliar sus áreas de influencia y la apertura de fronteras. Al fin y al cabo ambas buscan la premura de sus intereses.

En la reciente historia del capitalismo, después del 2008, hubo un momento algo similar. Ocurrió en diciembre del 2014, cuando China estaba posicionándose como la primera potencia capitalista del mundo. Entonces las dos fuerzas chocaron muy fuertemente. El resultado fue que el sistema multipolar que ya estaba vigente desde el año 2010, quedo oleado y sacramentado. La caída de Estados Unidos había sido fenomenal, la implosión de su hegemonía mundial fue como consecuencia de la bancarrota de su economía. Entonces la burguesía estadounidense le había jurado a las burguesías chinas y rusas que volvería, que volvería muy pronto Y volvió. Ocurrió en noviembre de 2019. En aquel fatídico mes se produjo el ataque bacteriológico (coronavirus) que en febrero-marzo del 2020 llevaron a la parálisis la economía mundial.  

¿Que estaba sucediendo?

En realidad lo que estaba sucediendo en la economía mundial era algo sorprendente. Entre septiembre-octubre de 2016, la tercera fase de la gran depresión económica del 2008, estaba en una acelerada caída e incubando una gran tormenta económica.

Las burguesías financieras habían ido alimentando aquella tormenta, inyectando en los circuitos financieros, excesivos capitales ficticios, capitales basuras que no tenían sustento de nada. En esto el más pertinaz era la burguesía financiera estadounidense que incluso tenía una gran fábrica de billetes (dólares) que nadie la controlabay a nadie daba cuentas: La FED. 

Mientras tanto en el lado oriental la burguesa china que había convertido a China en el centro de la producción mundial, marchaba irresistiblemente a la sobreproducción de mercancías. 

El asunto era impresionante. El planeta estaba sobre saturado de mercancías y capitales. Había grandes cantidades de containers sobre-abarrotados en los principales puertos de China, Europa y Estados Unidos. Las deudas nacionales (EEUU, Japón, etc.), de familias, de los monopolios y los bancos  prácticamente ya eran impagables. Y lo peor, no había la menor intensión de pararla. Aquello estaba en crecimiento. Realmente era monstruoso.

De hecho esto conducía a las burguesías hacia el precipicio. Estaban sin perspectivas y a la deriva. Por supuesto, el más afectado era la burguesía estadounidense. Económicamente Estados Unidos estaba desplazado. En la nueva estructura económica, China estaba como la primera potencia capitalista mundial. Militarmente también estaba desplazado por Rusia, aquel país se había convertido en la primera potencia militar del mundo, ya no era Estados Unidos.

Todo aquello era como un gran cáncer (sobreacumulación de capitales y sobreproducción de mercancías) que corroía muy severamente su poder (económico, político y militar), prácticamente lo estaba agobiando y debilitando casi de forma terminal. Por supuesto esto lo instaba a actuar. Debía hacer algo, pues, la situación le era sumamente apremiante que cada vez estaba tornándose más insostenible.

Entonces empezó con sus maquinaciones. Aquello debía dar resultados. La estaba trabajando día y noche. No olvidemos los miles de “intelectuales” y científicos que estaban a su servicio. Todos ellos estaban sumamente atareados en el pentágono y en sus laboratorios de la guerra. 

No hay que olvidar que la relación base-superestructura no es mecánica, sino, dialéctica, esto quiere decir que la superestructura puede direccionar a la base económica. Es lo que pretendía la burguesía estadounidense al tener como meta la paralización de la economía mundial con el ataque bacteriológico.

Sus ideólogos conocían sus urgencias de trascender la crisis económica que la estaba llevando a su ruina y desplazamiento, por lo que el empeño de destruir las fuerzas productivas a fin de abrir un nuevo ciclo económico de prosperidad y avance, era absolutamente urgente. ¿Cómo lograrlo?

Entonces los foros de discusión menudearon. Ante todo esta burguesía era consciente de los rotundos fracasos de sus provocaciones. Aquellos habían sido completos. Sus agresiones no habían tenido resultados. Incluso en los intentos de ocupación de Siria, el uso de su armamentística convencional había llegado a su límite y no podía darse el lujo de usar armamento estratégico por la existencia de la paridad estratégica y, más aún, sus armas convencionales estaban quedando irremisiblemente obsoletas. Le había sido totalmente contraproducente el asesinato del teniente general y comandante de las FuerzasQuds, iraní, QasemSoleimani. Su guerra comercial con China, absolutamente, en su contra.

Aquello lo condujo al apuntalamiento de sus siniestros planes a la parte más importante de las fuerzas productivas, que no era otra, la fuerza de trabajo, es decir, el proletariado. 

Entonces en el curso de estas maquinaciones surgió el ataque bacteriológico. Un armamento que ya lo tenía completado. Estaba en sus laboratorios. El asunto era que el mortal virus debía ser regado en regiones estratégicas del planeta y debía ir en relación directa con las pugnas que sostenía con sus más inmediatos enemigos. En ella debía utilizarse la sorpresa. Sería una gran ventaja que no podía desaprovecharlas, tal vez era su última oportunidad. Las maquinaciones de la burguesía financiera estadounidense empezaban a discurrir.

La meta inmediata era romper las cadenas de los suministros internacionales y así paralizar las actividades productivas y financieras, es decir, el flujo de mercancías y capitales, en las que China iba acumulando cada vez mayor poder. Las prensas basuras (monopolios informáticos) debían jugar un gran papel y todo a su alcance, incluido la Organización Mundial de la Salud (OMS). El asunto era paralizar y causar un terror global.

El petróleo base de las actividades productivas (en el funcionamiento de las industrias) y financieras (importante fuente de capitales), el llamado petrodólar, también debía ser afectado. Sobre esto las prensas rusas habían dicho que el hundimiento del petróleo era una acción de los carteles (mafias) del petróleo.

Entonces sobrevino el ataque. Lo hicieron. El ataque bacteriológico ocurrió aproximadamente en noviembre de 2019. Por las estrictas medidas de seguridad e inteligencia con que se actuaron, no se puede precisar el día exacto de aquel ataque. ¿Acaso hemos olvidado los métodos de la CIA? Se supone por esto y por lo mortífero que es el letal covid-19 nadie estaba en condiciones de precisar el día que ocurrió semejante ataque. Por supuesto los estadounidenses y los chinos se acusan mutuamente. Aquellos que a gritos piden pruebas y exigen que se muestre al autor y la fecha del ataque (si es Estados Unidos o China) que se esperen unos 50 años hasta que lo desclasifiquen. Para mí, desde la geopolítica, todo está muy claro.

Tras el ataque las cadenas de suministros internacionales estaban rotas. Inmediatamente el aparato productivo mundial quedo paralizado. Esto dejaba al desnudo el proceso de acumulación y reproducción capitalista que hasta aquí estaba batiéndose con enorme fuerza desde el lado oriental. Con esto se pretendía frenar el avance del poderío de oriente, además, reagrupar sus capitales, sus monopolios y recuperar el poder perdido. Aquel proceso de reagrupamiento de los monopolios sobre todo de capitales, que en este mismo momento está produciéndose, no solo es en occidente sino también en el lado oriental del planeta (China, Rusia, Asia y todas las regiones del planeta). Un proceso de reagrupamiento del poder mundial.

En esto, no puede negarse que el poder alcanzado por China en su estructura productiva, financiera e incluso militares, son en definitiva irreversibles. Primero, su economía estaba priorizada a su mercado interno y el sector servicios. Aquello junto a su influencia en la región de Asia y el sudeste asiático, donde había logrado establecer solidos vínculos, pueden ser decisivos en la hora actual.

Entonces, el ataque bacteriológico que ha originado el rompimiento de las cadenas de suministro internacionales y la parálisis de la economía mundial a complotado de inmediato, abriendo la gran depresión económica del 2020. El asunto es que la hecatombe que han originado es más grave de las que ocurrieron en 1929 y 2008 (grandes depresiones económicas).

Una situación sin precedentes en la historia del sistema capitalista. Cierto, el comercio fue totalmente afectado. Los países entraron en colapso en sus exportaciones e importaciones. Se han venido abajo los suministros de bienes y servicios. El comercio mayorista y minorista ha llegado a una completa reducción. Mientras de Este a Oeste y de Sur a Norte del planeta recorre una gigantesca ola de despidos. El cierre de escuelas, colegios, instituciones tecnológicas y universidades, es total. El empobrecimiento de los pueblos es muy grave. La hambruna que se avecina es mortal. Y así los pueblos empiezan a preparar su alzamiento.

Entonces, ahora, después de aquel mortífero día (noviembre de 2019, ataque bacteriológico), podemos decir con absoluta certeza que sus consecuencias verdaderamente son monstruosas e increíblemente insoportables para el proletariado, los maestros, oficinistas, médicos, enfermeros, estudiantes y seres humanos que viven, el día a día, es decir, las inmensas masas que pueblan el globo terráqueo.

El proletariado, principal componente de las fuerzas productivas, es el más afectado. Se podía decir mortalmente afectado A la sazón la principal fuerza paralizada.

Por supuesto la parálisis de la economía mundial y el proceso de reagrupamiento de poderes, conducen inevitablemente a una tensión muy fuerte de las relaciones este-oeste. Los riesgos bélicos se hacen realidad. Esto puede observarse en los movimientos de tropas y armamentos que en este mismo momento están produciéndose en el mar meridional de China, en Siria, el Golfo Pérsico y Venezuela.

De hecho hay que darle a esto la debida importancia. El mayor riesgo, de acuerdo a la geopolítica mundial actual, esta sobre el Golfo Pérsico. Normalmente, de acuerdo a los esquemas estratégicos militares que se conocen, después el ataque bacteriológico y la parálisis de la economía mundial, como es en este caso, debe venir la acción armada y que con mayor probabilidad esto sobrevenga sobre Irán. Consecuentemente este país debe entrar en extrema alerta.

Sin embargo, haga lo que haga, el poder estadounidense incluso reagrupándose (monopolios y capitales) no lograra fortificarse. Las ruedas de la historia ya han avanzado un gran trecho en su contra. Mientras el poder de los monopolios del este, en este caso de China, avanza cada vez a una mayor fortificación.

Sobre el futuro del proletariado, no olvidar lo que dice la historia. Últimamente, repetidamente lo hemos estado hablando. Y con esto término enviando mis saludos al proletariado del mundo entero por el primero de mayo, siempre rojo y combatiente.

(*) ENRIQUE MUÑOZ GAMARRA:
Sociólogo peruano, especialista en geopolítica y análisis internacional. Autor de los libros: “Coyuntura Histórica. Estructura Multipolar y Ascenso del Fascismo en Estados Unidos”, “Implosión de la hegemonía mundial estadounidense” y “La historia de América Latina la escriben sus pueblos, luchando”. Además es autor de más de 200 artículos publicados en varias páginas web y agencias de información digitales de diversos países. Su Página web es: www.enriquemunozgamarra.org



lunes, 13 de abril de 2020

Península coreana. El inalcanzable Tratado de Paz

Por MSc Enrique R. Martínez Díaz,
Profesor Auxiliar, CIPI.

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En determinados centros académicos de Estados Unidos (EE.UU.) y de otros países se ha estado valorando la situación actual respecto a la Península Coreana, las perspectivas de solución del ya largo conflicto, la actitud de los diferentes actores involucrados, especialmente luego del estancamiento de las conversaciones entre EE.UU y la República Popular Democrática de Corea (RPDC) respecto al programa nuclear, etc.

En particular, un extenso trabajo recientemente  publicado por el “Think Tanks” norteamericano Fundación Carnegie por la Paz Internacional (Carnegie Endowmentfor International Peace), denominado:”Evaluación Neta de Corea 2020",  hace un análisis sobre la situación actual y sus perspectivas, en cual varios analistas norteamericanos y sudcoreanos exponen sus criterios sobre diferentes tópicos del mismo.

Uno de los aspectos en que insisten es en que, al parecer, las intenciones del Presidente Donald J. Trump de lograr que la RPDC abandonase su programa nuclear (mediante una combinación de incremento de sanciones, y del establecimiento de conversaciones personales con Kim Jong-Un), no han alcanzado los resultados esperados. Incluso consideran que esto solamente ha favorecido al gobernante de la RPDC, que ha continuado su programa de desarrollo de armamentos.

Estos analistas no toman en cuenta que existen experiencias de que históricamente los gobernantes norteamericanos emplean la táctica de ofrecer ventajas, condicionando las mismas a determinadas concesiones de la otra parte; una vez que la parte contraria satisface las solicitudes norteamericanas, entonces la parte estadounidense plantea que tales concesiones son insuficientes, y hacen nuevas exigencias antes de cumplir ellos con lo supuestamente acordado. Un ejemplo claro fue las negociaciones entre la extinta URSS y los EE.UU., en la época en que Gorbachov era primer secretario del PCUS; el mismo hizo constantes concesiones sin que Reagan o Bush padre reciprocaran; el resultado es conocido.

Otro elemento a tener en cuenta es que al parecer los gobernantes de la RPDC no olvidan que gobiernos anteriores de EE.UU., precisamente han sido los principales saboteadores de las negociaciones: el ejemplo del resultado de las dilatadas Conversaciones a 6 Bandas es notorio.

Tras la declaración del Armisticio del 27 de Julio de 1953 (del cual han transcurrido casi 67 años), los intentos por lograr un Tratado de Paz han sido rechazados por la parte estadounidense de forma reiterada y con diferentes argumentaciones.

¿Existe una real voluntad en el gobierno de EE.UU. de solucionar el conflicto? ¿O simplemente Mr. Trump solo persigue objetivos electorales? Para el que escribe estas líneas hay determinados elementos que deben ser tenidos en cuenta.

Un aspecto interesante respecto al cual los integrantes de la Carnegie hacen referencia es a las cuestiones militares. Hacen una valoración de las actuales capacidades bélicas de los dos estados coreanos, basándose en diferentes fuentes. Más allá de los criterios puramente técnicos sobre las fuerzas militares de ambos estados, algo nos llama la atención, y es que se insiste por parte de estos académicos en que el comienzo de la guerra implicaría una eventual invasión por el ejército de la RPDC a la República de Corea (RC).

No encuentro demasiada lógica a esa apreciación, incluyendo que en el mismo documento los autores se extienden en detallar que las fuerzas armadas de la RPDC, aunque numerosas, de acuerdo a sus consideraciones, no cuentan con tecnología militar de avanzada, y estarían en desventaja respecto a las fuerzas norteamericanas y sudcoreanas.

Es más concebible que las fuerzas militares de la RPDC estén destinadas principalmente a defender el territorio de su estado, aprovechando las condiciones del terreno, eminentemente montañoso, y previendo una guerra de desgaste contra un invasor mucho más avanzado tecnológicamente. Las experiencias de Vietnam, y más recientemente de Afganistán, demuestran que las FF.AA. de EE.UU. no son capaces de librar ventajosamente tal tipo de guerra.

Todo esto especulando sobre un eventual conflicto militar, en el cual no se empleen los medios de destrucción masiva, en particular el armamento nuclear; lo mas lógico es considerar que los gobernantes de la RPDC han invertido importantes recursos en el desarrollo de tales armas con fines disuasivos, precisamente, debido a que valoraron la experiencia de lo ocurrido con Afganistán e Irak,  países invadidos y ocupados por los norteamericanos y sus aliados, sabido que no contaban con tales medios.

La presencia de fuerzas militares norteamericanas en Corea del Sur y Japón, que pudieran ser objetivos de ataques de represalia en caso de estallar una guerra, es un elemento que no solo puede tener un efecto disuasorio respecto a los estadounidenses, sino para sus aliados sudcoreanos y japoneses, cuyas fuerzas militares e incluso población civil pudiera ser afectada en caso de ataques con armas nucleares. Esto sería un escenario terrible y no deseable, pero tristemente factible. Quien escribe estas líneas no considera que el desarrollo por parte de la RPDC de mísiles balísticos de alcance intercontinental sea una amenaza real para el territorio de un país como EE.UU. que supuestamente ha desarrollado un sistema de defensa antimisil (en el cual ha invertido cientos de miles de millones de dólares) destinado a enfrentar una guerra contra grandes potencias militares. 

Un elemento que valoran con mucha insistencia en el trabajo es respecto a los problemas de la interoperatividad entre las fuerzas norteamericanas, sudcoreanas y japonesas en caso de acciones militares, y como consideran que la suspensión de ciertos ejercicios militares combinados puede incidir en este elemento.

Ya en el caso de los gobernantes de las diferentes naciones, los expertos de la Carnegie son muy críticos con el actual inquilino de la Casa Blanca, al cual consideran no ha sido exitoso en su intento de “manejar” las conversaciones; que debido a su carácter arrogante y autosuficiente no ha escuchado convenientemente a sus asesores, y ello ha motivado la falta de resultados en sus negociaciones con Kim Jong-Un. 

Respecto a la RC, aducen que Trump ha deteriorado las relaciones bilaterales, dada su insistencia en que ésta asuma una cuota mayor en la financiación de las tropas norteamericanas desplegadas en ese país, amenazando incluso con retirarlas por ser muy costosas.

Respecto al presidente sudcoreano Moon Jae-In, consideran que su insistencia  en buscar conversaciones y acuerdos conel gobierno de la RPDC ha debilitado la posición de Corea del Sur, haciendo incluso concesiones, y no ha logrado que los gobernantes de Pyongyang cesen en el desarrollo de medios de combate.

No obstante, reconocen también que durante el gobierno de Moon los gastos militares y la modernización de sus fuerzas armadas se han incrementado notablemente, aunque aducen que esto también es consecuencia de que la población sudcoreana envejece notablemente y no hay suficientes reemplazos para las tropas.

Además de todo esto, los autores del informe hacen además valoraciones respecto al papel de la República Popular China en la región, y como Corea del Sur e incluso Japón deben balancear sus políticas, manteniendo sus alianzas con EE.UU. y acomodando sus posiciones respecto a un vecino que crece aceleradamente, no solo en el plano económico, sino incluso en el plano militar, y que además actúa como un soporte para la RPDC.

Consideramos que los análisis presentados en el documento al que nos hemos estado refiriendo, aunque aportan valoraciones interesantes, no son completamente objetivos y pasan por alto elementos muy importantes.

Ante todo, pese a que algunos ejercicios militares entre EE.UU. y la RC no se hayan realizado, la presencia militar  de EE.UU. en la región se ha mantenido, e, independientemente de alguno que otro discurso de Trump amenazando con reducir las tropas de EE.UU. en la península, eso no se corresponde con los principales documentos doctrinales norteamericanos, como son la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 y el Reporte de la Estrategia Indo-Pacifico de 2019 del Departamento de Defensa, en los cuales se plantea con claridad que la región planetaria más importante para EE.UU. en estos momentos es lo que ellos denominan Indo-Pacífico, que consideran que deben reforzar su presencia en la misma, y que dentro de sus aliados la República de Corea tiene un puesto importante. Los políticos estadounidenses saben que retirar fuerzas militares de esa región reduciría notablemente su influencia en la región, y ello está en contradicción con mantener su denominado “Liderazgo” a nivel global y regional, principalmente en la región que consideran más importante a nivel planetario, y que denominan actualmente Indo-Pacífico.

Obvian el hecho de que las sanciones aplicadas a la RPDC no se han reducido y que el país continúa enfrentando una situación económica muy compleja, y que lógicamente, ante la constante presión norteamericana y de sus aliados internacionales, ha continuado reforzando en la medida de sus posibilidades las capacidades defensivas. Razonamos que, sin dejar de reconocer que en ciertas esferas han alcanzado algunos resultados importantes, sus capacidades militares no pueden percibirse que permitan que este país prevea atacar o invadir a ningún país vecino. Cualquier nación que tenga que lidiar con la presencia de más de 80 mil militares, buques y aviones de combate, norteamericanos situados cerca de sus fronteras, más las fuerzas de sus vecinos hospederos de las fuerzas estadounidenses, no tendría otra opción que mantener en lo posible sus capacidades para la defensa.

Si el gobierno norteamericano tuviera reales intenciones de estabilizar la situación en la península coreana, debería iniciar un proceso encaminado a lograr un tratado de paz justo, equilibrado y que realmente permita eliminar el peligro de guerra.

Por ello es imprescindible que todas las partes tomen con seriedad el camino de las conversaciones para evitar lo que alertó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en una reflexión publicada el 5 de Abril de 2013: Si allí estalla una guerra, los pueblos de ambas partes de la Península serán terriblemente sacrificados, sin beneficio para ninguno de ellos.

BIBLIOGRAFIA


Castro Ruz, Fidel. El deber de evitarunaguerra en Corea. Cubadebate, la Habana, 5 de Abril de 2013. (http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2013/04/05/el-deber-de-evitar-una-guerra-en-corea/#.XoMz3nRLfIU)

Chung Min Lee,  KathrynBotto.  Korea Net Assessment 2020: Politicized Security and Unchanging Strategic Realities.  Carnegie Endowment for International Peace. Washington DC, March 18, 2020 (https://carnegieendowment.org/2020/03/18/korea-net-assessment-2020-politicized-security-and-unchanging-strategic-realities-pub-81230?utm_source=carnegieemail&utm_medium=email&utm_campaign=announcement&mkt_tok=eyJpIjoiTmpsbU5UVXpNelpoWmpKaSIsInQiOiJUQWJEaEo0bUZTUldhR256SHJBQTBZZkVMTjdZVXVsOGNxaGhnZ3pCcWVUNktDeU9NQkNpVGczb2c4TmxhMUZteGdYbkp1cDR1blR5N2ZjUXhpWCtDSG9saGdPXC94cFpsZXdIQlZKTFh0VFFQcWZtOWlZTldrNjFGblVERytUMGUifQ%3D%3D )

Department of Defense. INDO-PACIFIC STRATEGY REPORT. Washington June 1, 2019. (https://media.defense.gov/2019/May/31/2002139210/-1/-1/1/DOD_INDO_PACIFIC_STRATEGY_REPORT_JUNE_2019.PDF)

The White House. The National Security Strategy of the United States of America.   Washington, December 2017 (https://www.whitehouse.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf)