Por: Enrique Muñoz
Gamarra (*)
Ciertamente el capitalismo está viviendo los momentos
más cruciales de su historia. Las contradicciones inter-imperialistas se han
vuelto últimamente muy duras que sacuden el mundo.
Ahora mismo está
ocurriendo la más grande lucha geopolítica entre las burguesías estadounidenses
y chinas. Las primeras quieren recuperar la hegemonía mundial y restablecer el
sistema unipolar de antes del 2008. Las segundas buscan ampliar sus áreas de
influencia y la apertura de fronteras. Al fin y al cabo ambas buscan la premura
de sus intereses.
En la reciente historia
del capitalismo, después del 2008, hubo un momento algo similar. Ocurrió en
diciembre del 2014, cuando China estaba posicionándose como la primera potencia
capitalista del mundo. Entonces las dos fuerzas chocaron muy fuertemente. El
resultado fue que el sistema multipolar que ya estaba vigente desde el año 2010,
quedo oleado y sacramentado. La caída de Estados Unidos había sido fenomenal,
la implosión de su hegemonía mundial fue como consecuencia de la bancarrota de
su economía. Entonces la burguesía estadounidense le había jurado a las
burguesías chinas y rusas que volvería, que volvería muy pronto Y volvió.
Ocurrió en noviembre de 2019. En aquel fatídico mes se produjo el ataque
bacteriológico (coronavirus) que en febrero-marzo del 2020 llevaron a la
parálisis la economía mundial.
¿Que estaba sucediendo?
En realidad lo que estaba
sucediendo en la economía mundial era algo sorprendente. Entre
septiembre-octubre de 2016, la tercera fase de la gran depresión económica del
2008, estaba en una acelerada caída e incubando una gran tormenta económica.
Las burguesías financieras
habían ido alimentando aquella tormenta, inyectando en los circuitos
financieros, excesivos capitales ficticios, capitales basuras que no tenían
sustento de nada. En esto el más pertinaz era la burguesía financiera
estadounidense que incluso tenía una gran fábrica de billetes (dólares) que
nadie la controlabay a nadie daba cuentas: La
FED.
Mientras tanto en el lado
oriental la burguesa china que había convertido a China en el centro de la
producción mundial, marchaba irresistiblemente a la sobreproducción de
mercancías.
El asunto era
impresionante. El planeta estaba sobre saturado de mercancías y capitales.
Había grandes cantidades de containers sobre-abarrotados en los principales
puertos de China, Europa y Estados Unidos. Las deudas nacionales (EEUU, Japón,
etc.), de familias, de los monopolios y los bancos prácticamente ya eran impagables. Y lo peor,
no había la menor intensión de pararla. Aquello estaba en crecimiento.
Realmente era monstruoso.
De hecho esto conducía a
las burguesías hacia el precipicio. Estaban sin perspectivas y a la deriva. Por supuesto, el más
afectado era la burguesía estadounidense. Económicamente Estados Unidos estaba
desplazado. En la nueva estructura económica, China estaba como la primera
potencia capitalista mundial. Militarmente también estaba desplazado por Rusia,
aquel país se había convertido en la primera potencia militar del mundo, ya no
era Estados Unidos.
Todo aquello era como un
gran cáncer (sobreacumulación de capitales y sobreproducción de mercancías) que
corroía muy severamente su poder (económico, político y militar), prácticamente
lo estaba agobiando y debilitando casi de forma terminal. Por supuesto esto lo
instaba a actuar. Debía hacer algo, pues, la situación le era sumamente
apremiante que cada vez estaba tornándose más insostenible.
Entonces empezó con sus
maquinaciones. Aquello debía dar resultados. La estaba trabajando día y noche.
No olvidemos los miles de “intelectuales” y científicos que estaban a su
servicio. Todos ellos estaban sumamente atareados en el pentágono y en sus
laboratorios de la guerra.
No hay que olvidar que la
relación base-superestructura no es mecánica, sino, dialéctica, esto quiere
decir que la superestructura puede direccionar a la base económica. Es lo que
pretendía la burguesía estadounidense al tener como meta la paralización de la
economía mundial con el ataque bacteriológico.
Sus ideólogos conocían
sus urgencias de trascender la crisis económica que la estaba llevando a su
ruina y desplazamiento, por lo que el empeño de destruir las fuerzas
productivas a fin de abrir un nuevo ciclo económico de prosperidad y avance,
era absolutamente urgente. ¿Cómo lograrlo?
Entonces los foros de discusión menudearon. Ante todo esta burguesía era
consciente de los rotundos fracasos de sus provocaciones. Aquellos habían sido
completos. Sus agresiones no habían tenido resultados. Incluso en los intentos
de ocupación de Siria, el uso de su armamentística convencional había llegado a
su límite y no podía darse el lujo de usar armamento estratégico por la
existencia de la paridad estratégica y, más aún, sus armas convencionales
estaban quedando irremisiblemente obsoletas. Le había sido totalmente
contraproducente el asesinato del teniente general y comandante de las FuerzasQuds,
iraní, QasemSoleimani. Su guerra comercial con China, absolutamente, en su
contra.
Aquello lo condujo al
apuntalamiento de sus siniestros planes a la parte más importante de las
fuerzas productivas, que no era otra, la fuerza de trabajo, es decir, el
proletariado.
Entonces en el curso de
estas maquinaciones surgió el ataque bacteriológico. Un armamento que ya lo
tenía completado. Estaba en sus laboratorios. El asunto era que el mortal virus
debía ser regado en regiones estratégicas del planeta y debía ir en relación
directa con las pugnas que sostenía con sus más inmediatos enemigos. En ella
debía utilizarse la sorpresa. Sería una gran ventaja que no podía
desaprovecharlas, tal vez era su última oportunidad. Las maquinaciones de la
burguesía financiera estadounidense empezaban a discurrir.
La meta inmediata era
romper las cadenas de los suministros internacionales y así paralizar las
actividades productivas y financieras, es decir, el flujo de mercancías y
capitales, en las que China iba acumulando cada vez mayor poder. Las prensas
basuras (monopolios informáticos) debían jugar un gran papel y todo a su
alcance, incluido la Organización Mundial de la Salud (OMS). El asunto era
paralizar y causar un terror global.
El petróleo base de las
actividades productivas (en el funcionamiento de las industrias) y financieras
(importante fuente de capitales), el llamado petrodólar, también debía ser
afectado. Sobre esto las prensas rusas habían dicho que el hundimiento del
petróleo era una acción de los carteles (mafias) del petróleo.
Entonces sobrevino el
ataque. Lo hicieron. El ataque bacteriológico ocurrió aproximadamente en
noviembre de 2019. Por las estrictas medidas de seguridad e inteligencia con
que se actuaron, no se puede precisar el día exacto de aquel ataque. ¿Acaso hemos
olvidado los métodos de la CIA? Se supone por esto y por lo mortífero que es el
letal covid-19 nadie estaba en condiciones de precisar el día que ocurrió
semejante ataque. Por supuesto los estadounidenses y los chinos se acusan
mutuamente. Aquellos que a gritos piden pruebas y exigen que se muestre al
autor y la fecha del ataque (si es Estados Unidos o China) que se esperen unos
50 años hasta que lo desclasifiquen. Para mí, desde la geopolítica, todo está
muy claro.
Tras el ataque las
cadenas de suministros internacionales estaban rotas. Inmediatamente el aparato
productivo mundial quedo paralizado. Esto dejaba al desnudo el proceso de
acumulación y reproducción capitalista que hasta aquí estaba batiéndose con
enorme fuerza desde el lado oriental. Con esto se pretendía frenar el avance
del poderío de oriente, además, reagrupar sus capitales, sus monopolios y
recuperar el poder perdido. Aquel proceso de reagrupamiento de los monopolios
sobre todo de capitales, que en este mismo momento está produciéndose, no solo
es en occidente sino también en el lado oriental del planeta (China, Rusia,
Asia y todas las regiones del planeta). Un proceso de reagrupamiento del poder
mundial.
En esto, no puede negarse
que el poder alcanzado por China en su estructura productiva, financiera e
incluso militares, son en definitiva irreversibles. Primero, su economía estaba
priorizada a su mercado interno y el sector servicios. Aquello junto a su
influencia en la región de Asia y el sudeste asiático, donde había logrado establecer
solidos vínculos, pueden ser decisivos en la hora actual.
Entonces, el ataque
bacteriológico que ha originado el rompimiento de las cadenas de suministro internacionales
y la parálisis de la economía mundial a complotado de inmediato, abriendo la gran
depresión económica del 2020. El asunto es que la hecatombe que han originado
es más grave de las que ocurrieron en 1929 y 2008 (grandes depresiones
económicas).
Una
situación sin precedentes en la historia del sistema capitalista. Cierto, el
comercio fue totalmente afectado. Los países entraron en colapso en sus
exportaciones e importaciones. Se han venido abajo los suministros de bienes y
servicios. El comercio mayorista y minorista ha llegado a una completa
reducción. Mientras de Este a Oeste y de Sur a Norte del planeta recorre una
gigantesca ola de despidos. El cierre de escuelas, colegios, instituciones
tecnológicas y universidades, es total. El empobrecimiento de los pueblos es
muy grave. La hambruna que se avecina es mortal. Y así los pueblos empiezan a
preparar su alzamiento.
Entonces,
ahora, después de aquel mortífero día (noviembre de 2019, ataque
bacteriológico), podemos decir con absoluta certeza que sus consecuencias
verdaderamente son monstruosas e increíblemente insoportables para el
proletariado, los maestros, oficinistas, médicos, enfermeros, estudiantes y
seres humanos que viven, el día a día, es decir, las inmensas masas que pueblan
el globo terráqueo.
El
proletariado, principal componente de las fuerzas productivas, es el más
afectado. Se podía decir mortalmente afectado A la sazón la principal fuerza
paralizada.
Por
supuesto la parálisis de la economía mundial y el proceso de reagrupamiento de
poderes, conducen inevitablemente a una tensión muy fuerte de las relaciones
este-oeste. Los riesgos bélicos se hacen realidad. Esto puede observarse en los
movimientos de tropas y armamentos que en este mismo momento están
produciéndose en el mar meridional de China, en Siria, el Golfo Pérsico y
Venezuela.
De
hecho hay que darle a esto la debida importancia. El mayor riesgo, de acuerdo a
la geopolítica mundial actual, esta sobre el Golfo Pérsico. Normalmente, de
acuerdo a los esquemas estratégicos militares que se conocen, después el ataque
bacteriológico y la parálisis de la economía mundial, como es en este caso,
debe venir la acción armada y que con mayor probabilidad esto sobrevenga sobre
Irán. Consecuentemente este país debe entrar en extrema alerta.
Sin
embargo, haga lo que haga, el poder estadounidense incluso reagrupándose
(monopolios y capitales) no lograra fortificarse. Las ruedas de la historia ya
han avanzado un gran trecho en su contra. Mientras el poder de los monopolios
del este, en este caso de China, avanza cada vez a una mayor fortificación.
Sobre el futuro del
proletariado, no olvidar lo que dice la historia. Últimamente, repetidamente lo
hemos estado hablando. Y con esto término enviando mis saludos al proletariado
del mundo entero por el primero de mayo, siempre rojo y combatiente.
(*) ENRIQUE MUÑOZ GAMARRA:
Sociólogo peruano,
especialista en geopolítica y análisis internacional. Autor de los libros: “Coyuntura Histórica. Estructura Multipolar y
Ascenso del Fascismo en Estados Unidos”, “Implosión de la
hegemonía mundial estadounidense” y “La historia de América Latina la escriben
sus pueblos, luchando”.
Además es autor de más de 200 artículos publicados en varias páginas web y
agencias de información digitales de diversos países. Su Página web es:
www.enriquemunozgamarra.org
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