Por Manuel E. Yepe*
Foto: Virgilio Ponce |
Esta organización, casi ignorada por la prensa corporativa de Occidente, nació como “Los cinco de Shanghái” (China, Rusia, Kazakstán, Tayikistán y Kirguistán) a raíz de un tratado fronterizo suscrito en 1996 y avanzó en 2001 a la formación de la SCO con la incorporación de Uzbekistán, ocasión en que definió la ampliación de la cooperación entre sus miembros en asuntos económicos y militares como su objetivo existencial.
En 2005 se habían agregado India, Pakistán e Irán como observadores.
Estados Unidos intentó lograr un status de observador pero su solicitud fue rechazada.
Hoy, las naciones que componen la SCO representan a la mitad de la población del mundo.
Pese a la oposición sistemática de Estados Unidos, los afganos estaban decididos a ingresar en la SCO. Su Ministro de Relaciones Exteriores se reunió durante cuatro días con oficiales chinos en Beijing antes de que el 15 de mayo último el Ministro de Relaciones Exteriores ruso anunciara la inclusión de Afganistán como observador.
En los días iniciales de la Cumbre, Moscow Times publicó una declaración del Presidente Nazarbayev de Kazakstán en la que subrayaba la importancia de Afganistán en la SCO: “Creemos que la prosperidad de Asia Central y los estados circundantes solo puede lograrse mediante un Afganistán fuerte, independiente y estable… Es posible que la SCO asuma responsabilidades en muchos asuntos en Afganistán luego de la partida de las fuerzas de la coalición en 2014”, dijo.
El veterano diplomático indio M. K. Bhadrakumar consideró que este desarrollo había logrado desarticular la política de Washington en el Asia Central que pretendía convertir a Afganistán en plataforma desde donde Estados Unidos podría dominar el espacio estratégico y las rutas comerciales entre Rusia, China, Irán. India y Pakistán.
De hecho, Afganistán parece haberse posicionado como la futura plataforma para una ruta terrestre y una red de oleoductos que sortearía el control de las rutas marítimas comerciales por la marina estadounidense y permitiría a todos los países de la región desarrollar sus relaciones sin interferencia de la superpotencia norteamericana.
Al regreso de la Cumbre de SCO, el premier afgano Hamid Karzai sostuvo conversaciones con representantes de Estados Unidos sobre el status de sus fuerzas en Afganistán luego de las cuales, en un discurso televisado nacionalmente, condenó la guerra de la OTAN en Libia, y criticó la actuación de las tropas de la OTAN que ocupan su país.
“Están aquí para sus propios objetivos y propósitos, usan nuestro suelo para eso”, aseguró a la prensa Karzai cuando anunció que se propone someter a la aprobación del gran consejo tribal “Loya Jirga” el proyecto de status de las fuerzas de EEUU, en vez de hacerlo al Parlamento, como pretende Estados Unidos. Aseguró que será rechazado cualquier intento por imponer un acuerdo que suponga la prolongación de la permanencia de las fuerzas militares estadounidenses.
Todo parece indicar que se está logrando posicionar a Afganistán como la futura plataforma para una ruta terrestre y una red de oleoductos capaz de sortear el control de las rutas marítimas comerciales por la marina estadounidense y permitir a todos los países de la región desarrollar sus relaciones mutuas sin interferencia norteamericana.
Pero, en contradicción con lo anterior, el 19 de agosto, el diario británico The Daily Telegraph anunció que Washington y Kabul suscribirían un pacto estratégico según el cual miles de soldados norteamericanos junto al personal de asesoramiento militar, fuerzas especiales del Ejército y los aviones de combate permanecerán en Afganistán hasta al menos el año 2024 y que a tal efecto se han registrado "importantes avances" por las presiones de Estados Unidos, que insiste en tener este acuerdo antes de la conferencia que tendrá lugar en diciembre en la ciudad alemana de Bonn sobre Afganistán.
Sin dudas, el espíritu de resistencia de los pueblos es capaz de sobrevivir las bombas inteligentes, la brutal ocupación y las torceduras de brazo a los dirigentes locales que han servido al imperio.
*Manuel E. Yepe, periodista cubano, especializado en temas de política internacional.
Fuente: enviado por el autor a MARTIANOS-HERMES-CUBAINFORMACIÓN
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