jueves, 8 de mayo de 2014

El Imperio “contra” ataca


Por Armando Amorós Rodríguez
 
El Imperio norteamericano ha encontrado, en el contexto internacional actual, un nuevo escenario que obliga a un cuestionamiento de su hegemonía en el sistema internacional para el 2050.

Luego de la desintegración de la Unión Soviética en 1991, la política exterior norteamericana no encontró un referente donde justificar sus designios. Así empezó el despliegue de un sinnúmero de doctrinas y acciones capaces de buscar una base teórica que explicara el redimensionamiento de la política exterior norteamericana. La encontró en el "terrorismo".

Una buena combinación de idealismo y realismo político justificaban las aspiraciones y los intereses político económico del Imperio. Los efectos económicos no tardaron en asomarse a las puertas de la economía más influyente del mundo. A finales del 2007 una aguda crisis ha hecho revivir los momentos más amargos de la crisis del 30. En este sentido, la sociedad internacional sufre los embates de una recesión económica mundial arrastrada por los Estados Unidos. Esta crisis trajo consigo la bancarrota de diversas entidades financieras relacionadas con el mercado de las hipotecas inmobiliarias, como el banco de inversión  Lehman Brothers, entre otras compañías hipotecarias.

Los efectos de esta crisis ha llevado a que miles de empleados hayan sido expulsados de sus trabajos, se han fomentado los trabajos informales, la renta familiar ha disminuido, el nivel de consumo se ha reducido, miles de negocios se han visto en la obligación de cerrar, la tasa de paro ha crecido, la tasa de crecimiento del PIB real se ha reducido, al mismo tiempo ha aumento del déficit público. El Congreso no ha llegado a un consenso respecto al techo de la deuda, la cual de no llegarse a un acuerdo pondría al gobierno al borde del impago. Además, la lucha política entre el Partido Republicano y el Demócrata no se centran en rescatar al pueblo norteamericano de la crisis, sino en salvar el modelo que perpetúa su poder.

Esta crisis ha promovido una mayor exclusión de los sectores más empobrecidos de la sociedad norteamericana; una mayor división social; una importante centralización y concentración de capital y medios de producción. Miles de emigrante se han visto marginados y sin garantías legales garantizadas. Cada año aumenta el número de indocumentados, buscando abrirse camino en los Estados Unidos., esto ha provocado una devaluación de la fuerza de trabajo y un aumento del grado de explotación laboral. Frente al aumento de la criminalidad y la violencia se ha suscitado un incremento de los sentimientos racistas y discriminatorios en la sociedad norteamericana. En lugar de la formación ética, la codicia, el consumo desmesurado, la obtención de ganancias rápidas y fáciles, la especulación, paradigmas como “el tener, es ser” se han convertido en normas de comportamiento entre las élites económicas.

El impacto de la crisis en el sistema socioeconómico capitalista internacional sale del paradigma de comprensión cíclico de la crisis para entenderlo como una crisis sistémica que su solución conllevaría a la ruptura del modelo capitalista, por la incapacidad de presentar una alternativa viable que garantice el avance y el progreso de las fuerzas productivas, solo se limita a conservar y reproducir el modelo de dominación del Capital en manos de una minoría privilegiada. 

En medio de una profunda crisis, la reacción del Imperio norteamericano ante el redimensionamiento del sistema internacional protagonizado por la emergencia de Rusia, China, América Latina y el Medio Oriente no se hizo esperar. Una secuencia de acciones dirigidas a contener el avance de este nuevo despertar, han obligado a actuar desde un nuevo marco político dirigido desde terceros. El aumento de la colaboración militar con países del antiguo bloque soviético y  países del Asia-Pacífico; apoyo militar a campañas proyectos de integdesestabilizadoras contra gobiernos que cuestionan su hegemonía; incentivo a proyectos de integración neoliberal (ALCA, Alianza del Pacífico) que resten peso a las emergentes, tales como la CELAC y UNASUR; fomento de Tratados de Libre Comercio bilaterales con países de América Latina, han sido muestra de la agresiva política del Imperio.

La salida real de la crisis, será la ruptura definitiva del sistema. De verse amenazada la hegemonía del Imperio norteamericano, el uso de la violencia no encontrará freno y sus fuerzas armadas serán su principal carta en la conservación de su sistema de dominación. El mundo se avecina a una involución del imperialismo.






1 comentario:

  1. Es un artículo con un análisis profundo e interesante, recomendable a ser leído por todos aquellos que deseamos la paz y la hermandad entre los países y a la vez prepararnos ante las diferente formas de agresión del imperio norteamericano hacia el avance del nuevo despertar como dice el escritor.

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