París
(PL) Apenas tocó suelo francés y ya destapó otra "Caja de Pandora" en
todas sus dimensiones, desde apasionadas defensas hasta críticas
destructivas. Sin embargo, ahí está, como la Puerta de Alcalá de Madrid.
Dominique Strauss-Kahn es lo que muchos llaman el "factor DSK", o sea
la influencia que pudiera tener en los meses futuros en la política de
Francia el ex patrón del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Envuelto en un escándalo en Nueva York, por presunto abuso sexual y
violación, finalmente logró el anhelado "blanchir" (absolución total de
los cargos), en razón de la poca credibilidad de la mucama del hotel que
lo acusó.
Era hasta mayo del año en curso el candidato a
derrotar, si como se esperaba era seleccionado en las filas del Partido
Socialista (PS) la figura para los comicios presidenciales de marzo y
abril de 2012.
Reconocido como un notable economista y con una
labor equilibrada hasta donde puede ser la función de director-gerente
del cuestionado FMI, Strauss-Kahn sopesaba en esos momentos si continuar
con la responsabilidad o retornar a Francia.
Precisamente el
viaje que iba a realizar a mediados de mayo tenía, al parecer, esos
propósitos. Quería consultar a sus más allegados y al mismo tiempo medir
en el terreno las tendencias del electorado francés.
En
definitiva, después de pasar un calvario que lo colocó en una posición
nada agradable en calidad de villano muy mediático, se sacudió de la
espina, pero la "limpieza" de su imagen dejó huellas indelebles.
Surgieron otras mujeres que aseguran fueron víctimas alguna vez de los
acosos de DSK y la opinión pública gala -bastante desenfadada con estos
temas en general-, quedó con un sabor amargo: el político del PS dejó de
ser el "chou chou" de los electores.
ESCENARIOS
Los
escenarios que se vislumbran en el ambiente son varios aunque de momento
ninguno augura calma. Todo lo contrario, la tormenta de intercambio de
críticas y desplantes que ya venía subiendo el tono, asume el rango de
tsunami político.
El actual presidente de la República, Nicolás
Sarkozy, de la centroderechista Unión por un Movimiento Popular (UMP)
echó a andar su maquinaria de prensa para intentar dejar definitivamente
fuera del ruedo a Strauss-Kahn.
Sarkozy tiene notorias
influencias en los medios galos, particularmente en la cadena privada de
televisión TF1 y en el universo de las estatales France2 y France3, y
las internacionales TV5 Monde, France24 y Radio Francia (RFI).
Empero, su popularidad sigue en baja. Pese a intentarlo todo, con un
protagonismo belicista poco frecuente en los mandatarios franceses con
el caso de Libia; la presidencia temporal del G8 y el G20, logró al
menos mejorar ligeramente su imagen.
La economía, sin embargo,
anda en graves problemas en Europa, llegan aires pesimistas del aliado
mayor, Estados Unidos, y París está en la mira por el volumen enorme de
su deuda pública.
Ante este panorama, DSK jugará un papel quizás
relevante. Prometió que hablaría ante la televisión en un futuro
programa de debates para explicar lo ocurrido, y, sobre todo,
disculparse por su tendencia voraz de mujeriego.
Si bien fue
defendido a capa y espada por su esposa, Anne Sinclair, una antigua
periodista heredera de la fortuna millonaria de su padre, asimismo se
conoció que, en efecto, llegó a tener relaciones sexuales con la mucama
de marras, al parecer consentidas.
Por tanto, deberá escoger con
mucho tino su discurso para encontrar cierto alivio en la opinión de
los franceses. Luego, será cosa de ver si se atreve a dar su espaldarazo
abierto a alguno de los aspirantes socialistas en liza.
En
octubre serán las primarias internas del PS y la puja se concentra en
estos momentos entre François Hollande, el favorito, y Martine Aubry,
ambos ex primeros secretarios de la principal fuerza opositora de
Francia.
Los "strausskahnianos", como denominan aquí a sus
seguidores, parecen divididos. Muchos se decantan ya por Hollande, pero
otros saben que Aubry siempre fue fiel de DSK. Queda a distancia
Ségoléne Royal, candidata perdedora ante Sarkozy en 2007.
A
priori, la lucha por el sillón del Palacio del Elíseo volverá a
concentrarse entre la UMP y el PS. Igualmente habrá que tomar en cuenta
el peso específico que pudiera conseguir la ultraderecha comandada por
Marine Le Pen.
Para observadores, Marine Le Pen, hija del
veterano fundador del Frente Nacional (FN) y ex aspirante presidencial,
Jean Marie Le Pen, pudiera ser una suerte de báscula que pondría a
prueba a Sarkozy en sus deseos de hacer concesiones a la extrema
derecha.
Mientras, aún en cierne el proceso electoral, el
"factor DSK" estará en el umbral de todos los bastiones políticos de
Francia, incluidas las organizaciones como EuropaEcología-Los Verdes, el
Partido Comunista y el Partido de Izquierda de Jean Luc Melenchon.
* Jefe de la corresponsalía de Prensa Latina en Francia.
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