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jueves, 22 de septiembre de 2011

Aparece en Francia novela sobre el Che


Leyde E. Rodríguez Hernández
Rebelión

Publicada por la editorial francesa Publibook, circula por estos días en Paris la novela “Cuba mi amor”, de Kristian Marciniak, quien ha reconocido en mensaje a este cronista que Cuba ha sido en su vida el país que le concedió mayor felicidad, las más grandes alegrías y las más bellas emociones, entre las cuales se encuentra el orgullo de haber conocido al Che y trabajado junto a él en el Ministerio de Industria.  

La novela “Cuba mi amor” es un libro impresionante de más de 400 páginas que posee una extraña combinación de un título en español para un contenido en francés, en una portada que ilumina con la más célebre foto del Che, expresión de toda la dignidad y de una mirada fija hacia el fututo de luchas por el socialismo en Cuba, América Latina y el mundo, como realmente ocurrió en el transcurso del siglo XX y sucede todavía hoy en nuestra América.

En mi opinión, se trata de una novela biográfica, de testimonio histórico y político que nos muestra la vida interesante, azarosa, difícil y la aventura de dos personajes: Jackie y Kris, ambos influenciados por el triunfo de la Revolución cubana y su gran admiración por el Che y Fidel, a quienes conocieron personalmente a inicios del proceso revolucionario en sus años de estancia y trabajo solidario en Cuba. 

Este libro describe con justicia y rigor la modestia y la calidad humana del Che, asesinado por orden de la CIA y el imperialismo en Bolivia. Enfoca la traición de un francés en la guerrilla, cuyo nombre no se menciona porque sabemos quién es a partir de las referencias explícitas al diario del Che. Nos entrega hermosos diálogos del Che con Jackie en La Habana , nos acerca a sus ideales comunistas, a la unidad de acción y de pensamiento entre el Che y Fidel, y así nos cuenta la importante contribución del Che a la construcción del Socialismo en Cuba. 

Esta novela es un viaje histórico por decisivas etapas de la Revolución cubana: la temprana imposición por Estados Unidos de un bloqueo económico, comercial y financiero, la invasión mercenaria por Playa Girón en 1961, la crisis de octubre o de los misiles en 1962, el robo de médicos y profesionales para debilitar la naciente Revolución, las acciones terroristas y atentados contra Fidel e incluso la obstinada política de Washington dirigida a construir una oposición política contra el gobierno revolucionario con el pretexto de la defensa de los “derechos humanos”. 

La compleja evolución de la historia de Francia, desde la Revolución de 1789 hasta la actualidad, y la interacción con Cuba de algunas de sus personalidades políticas y culturales, queda reflejada en algunos de los capítulos de este libro.Se encuentra también en sus páginas la vasta erudición del autor con importantes menciones a la cultura universal, francesa y cubana, a través de la música y la literatura, tanto clásica como popular, el baile de la salsa acompañada del mojito o el ron cubano y el elogio a la belleza y simpatía inevitable de la mujer cubana. Todo esto y otras historias paralelas, se pueden leer en este libro fascinante de 26 capítulos de fácil lectura, que dejan bien claro desde el inicio la magnitud de una obra que no constituye un texto de propaganda política. 

El autor demuestra con este libro su talento y capacidad para recrear una historia basada en sus recuerdos personales, la investigación de acontecimientos reales en revistas y periódicos parisinos y cubanos. El frecuente desplazamiento en el tiempo histórico y presente sin perder la lógica narrativa de la trama principal, de la política cubana, francesa y europea, constituye uno de los elementos que más atracción me produjo de la lectura de esta novela. 

Considero que es consustancial con el ideal y la práctica comunista de Marciniak, su honestidad política y literaria que apunta hacia un cierto realismo en la intención de evidenciar las cosas tal y como fueron (son) sobre el fracasado socialismo en Europa del Este, los problemas del Partido Comunista francés, las actuales contradicciones en Cuba, así como la injusticia de dar lecciones desde el exterior -sin autoridad moral- a la Revolución cubana.

Marciniak nos ofrece, una vez más, su amistad, su fidelidad, su alegría de vivir, su amor por Cuba. Reitera su compromiso personal con el pensamiento comunista y la obra de Fidel y el Che, no pocas veces atacada por feroces campañas mediáticas en Francia. 

Esta novela puede considerarse un homenaje a sus cuatro héroes principales: Che, Fidel, Jackie y Kris. Sería positivo que este libro se difunda y sea conocido por las nuevas generaciones con el objetivo de que Cuba continúe por siempre en Revolución y siga siendo: “Mi amor, nuestro amor”. 

Solo me queda sugerir a los lectores que visiten el sitio en Internet http://www.cuba-marciniak.com para más información sobre el autor y la obtención de cualquier otra referencia relacionada con esta sorprendente obra.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El "factor DSK" y las elecciones en Francia


Por Fausto Triana*




París (PL) Apenas tocó suelo francés y ya destapó otra "Caja de Pandora" en todas sus dimensiones, desde apasionadas defensas hasta críticas destructivas. Sin embargo, ahí está, como la Puerta de Alcalá de Madrid.

  Dominique Strauss-Kahn es lo que muchos llaman el "factor DSK", o sea la influencia que pudiera tener en los meses futuros en la política de Francia el ex patrón del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Envuelto en un escándalo en Nueva York, por presunto abuso sexual y violación, finalmente logró el anhelado "blanchir" (absolución total de los cargos), en razón de la poca credibilidad de la mucama del hotel que lo acusó.

Era hasta mayo del año en curso el candidato a derrotar, si como se esperaba era seleccionado en las filas del Partido Socialista (PS) la figura para los comicios presidenciales de marzo y abril de 2012.

Reconocido como un notable economista y con una labor equilibrada hasta donde puede ser la función de director-gerente del cuestionado FMI, Strauss-Kahn sopesaba en esos momentos si continuar con la responsabilidad o retornar a Francia.

Precisamente el viaje que iba a realizar a mediados de mayo tenía, al parecer, esos propósitos. Quería consultar a sus más allegados y al mismo tiempo medir en el terreno las tendencias del electorado francés.

En definitiva, después de pasar un calvario que lo colocó en una posición nada agradable en calidad de villano muy mediático, se sacudió de la espina, pero la "limpieza" de su imagen dejó huellas indelebles.

Surgieron otras mujeres que aseguran fueron víctimas alguna vez de los acosos de DSK y la opinión pública gala -bastante desenfadada con estos temas en general-, quedó con un sabor amargo: el político del PS dejó de ser el "chou chou" de los electores.

ESCENARIOS

Los escenarios que se vislumbran en el ambiente son varios aunque de momento ninguno augura calma. Todo lo contrario, la tormenta de intercambio de críticas y desplantes que ya venía subiendo el tono, asume el rango de tsunami político.

El actual presidente de la República, Nicolás Sarkozy, de la centroderechista Unión por un Movimiento Popular (UMP) echó a andar su maquinaria de prensa para intentar dejar definitivamente fuera del ruedo a Strauss-Kahn.

Sarkozy tiene notorias influencias en los medios galos, particularmente en la cadena privada de televisión TF1 y en el universo de las estatales France2 y France3, y las internacionales TV5 Monde, France24 y Radio Francia (RFI).

Empero, su popularidad sigue en baja. Pese a intentarlo todo, con un protagonismo belicista poco frecuente en los mandatarios franceses con el caso de Libia; la presidencia temporal del G8 y el G20, logró al menos mejorar ligeramente su imagen.

La economía, sin embargo, anda en graves problemas en Europa, llegan aires pesimistas del aliado mayor, Estados Unidos, y París está en la mira por el volumen enorme de su deuda pública.

Ante este panorama, DSK jugará un papel quizás relevante. Prometió que hablaría ante la televisión en un futuro programa de debates para explicar lo ocurrido, y, sobre todo, disculparse por su tendencia voraz de mujeriego.

Si bien fue defendido a capa y espada por su esposa, Anne Sinclair, una antigua periodista heredera de la fortuna millonaria de su padre, asimismo se conoció que, en efecto, llegó a tener relaciones sexuales con la mucama de marras, al parecer consentidas.

Por tanto, deberá escoger con mucho tino su discurso para encontrar cierto alivio en la opinión de los franceses. Luego, será cosa de ver si se atreve a dar su espaldarazo abierto a alguno de los aspirantes socialistas en liza.

En octubre serán las primarias internas del PS y la puja se concentra en estos momentos entre François Hollande, el favorito, y Martine Aubry, ambos ex primeros secretarios de la principal fuerza opositora de Francia.

Los "strausskahnianos", como denominan aquí a sus seguidores, parecen divididos. Muchos se decantan ya por Hollande, pero otros saben que Aubry siempre fue fiel de DSK. Queda a distancia Ségoléne Royal, candidata perdedora ante Sarkozy en 2007.

A priori, la lucha por el sillón del Palacio del Elíseo volverá a concentrarse entre la UMP y el PS. Igualmente habrá que tomar en cuenta el peso específico que pudiera conseguir la ultraderecha comandada por Marine Le Pen.

Para observadores, Marine Le Pen, hija del veterano fundador del Frente Nacional (FN) y ex aspirante presidencial, Jean Marie Le Pen, pudiera ser una suerte de báscula que pondría a prueba a Sarkozy en sus deseos de hacer concesiones a la extrema derecha.

Mientras, aún en cierne el proceso electoral, el "factor DSK" estará en el umbral de todos los bastiones políticos de Francia, incluidas las organizaciones como EuropaEcología-Los Verdes, el Partido Comunista y el Partido de Izquierda de Jean Luc Melenchon.

* Jefe de la corresponsalía de Prensa Latina en Francia.