Por
Claudia Sánchez Savín
Uno de los grandes
episodios que causó tensión en la Europa de los años treinta del siglo pasado
lo constituyó la Guerra Civil Española, al haberse originado por una serie de
tensiones, contradicciones y problemas estructurales internos agudizados, los
cuales reflejaron, en territorio español, el punto álgido de las
confrontaciones entre las fuertes corrientes ideológicas contrapuestas que
existían en el continente, y que tanto en España como en Europa se disputaban
la supremacía del poder.
Tanto la naturaleza
de esta guerra como la pluralidad y heterogeneidad de sus fuerzas motrices,
permitieron que la guerra civil española fuera el escenario idóneo para la
antesala de la posterior conflagración bélica mundial en la que se enfrentarían
directamente los actores internacionales más importantes de la época, de los
cuales, los que jugaron el rol de agresores en el conflicto mundial,
contribuirían a la consolidación de un régimen político en España, que se había
inspirado en el de ellos, en pos de garantizar sus intereses geopolíticos.
En el presente
trabajo se analiza la guerra civil española desde diferentes aristas, y para
ello se toma como punto de partida el panorama económico, político y social de
España tras la instauración de la II República. Este panorama tiene la
particularidad de que había una república de amplia tendencia izquierdista en
el poder español después de muchos años de monarquía, al cual le sucede un
levantamiento reaccionario que conlleva a la institución de un proceso, cuyo
funcionamiento se basa en una lógica opuesta a lo habitual en la época moderna
y contemporánea. A su vez, estos acontecimientos tuvieron notable parecido a
procesos que se dieron posteriormente en otras latitudes, como por ejemplo, en
América Latina. Asimismo, debe agregarse al análisis de este conflicto la
connotación de la intervención fascista. Todo ello convierte a este hecho
histórico en un fenómeno en el que se requiere profundización, sobre todo, en
función de lo que se pretende con el trabajo, que es analizar el impacto de la
Guerra Civil Española en la coyuntura histórica crítica de las relaciones
internacionales a finales de la década de 1930.
Para entender
el desencadenamiento de la guerra civil española y la derrota del Frente Popular,
se hace necesario hacer una breve explicación de la situación política,
económica y social en la que se halló envuelta la II República.
La economía española se encontraba sumida en un periodo
de pobreza, al cual contribuyó la débil estructura predominante en este país y,
en menor medida, la depresión de 1929-1933, pues España no estaba lo bastante
industrializada, ni lo bastante ligada a los mercados exteriores como para
reflejar sin matices la gran crisis. (Vilar,
1986). Más bien, debe decirse
que este país, además de depender de las grandes
potencias destinatarias de sus materias primas y proveedoras de tecnología, era una nación fundamentalmente
agrícola, sobre todo en la periferia(Aller,
2016), aunque con un desarrollo industrial mediano concentrado en unas pocas comunidades[i]. He aquí otra característica: la desigualdad regional a
lo interno del país, lo cual va a condicionar la presencia de clases y grupos
sociales, cuya fortaleza política no será la misma en todas las regiones.
Desde el siglo XIX,
predominaba el latifundio y el minifundio, lo cual explica la constante y alta
tasa de desempleo y los bajos salarios percibidos por el sector campesino.
Asimismo, este fenómeno fundamenta el hecho de que los terratenientes
constituyan un sector poderoso dentro de la sociedad española, al igual que la
Iglesia Católica, quien desde antaño era dueña de vastas extensiones de
tierras, al mismo tiempo que poseía el monopolio sobre la educación. (Torres, 2008)
Esta estructura no
solo provocaba frecuentes insurrecciones campesinas, sino que también impedía
el desarrollo del sector industrial español.(Oposinet).
Entre este último sector mencionado y el comercio existían alrededor de 120 mil
grandes propietarios y 220 mil obreros, aunque solamente cien capitalistas
controlaban la mayoría de las industrias más importantes gracias al dominio que
ejercían sobre los grandes bancos de los cuales dependían las grandes
industrias del país. (Oposinet).
De igual forma,
existía una concentración del poder político, pues la alta burguesía industrial
y los grandes terratenientes, con apoyo de la Iglesia y de la monarquía
ostentaban este poder. Aunque en este
trabajo no se pretende ver las especificidades de cada región (mencionado ya
como un problema), resulta necesario plantear que Cataluña y el País Vasco, al
ser las comunidades con más desarrollo industrial del país, fueron escenarios
de lucha clasista entre una burguesía industrial, y un proletariado más
organizado cuya militancia en organizaciones[ii] como el Partido Comunista Español (PCE), el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Obrero de Unificación Marxista
(POUM), se hacía sentir cada vez más. Al mismo tiempo, en estas dos comunidades
tiene lugar un fenómeno asociado al mismo desarrollo económico de ambas y a su
pasado cultural. Ello lo constituye el nacionalismo[iii] vasco y catalán, lo cual, desde añosatrás, había
cimentado la creación de partidos nacionalistas tanto de izquierda como de
derecha (serán mencionados posteriormente), los cuales, independientemente de
sus aspiraciones, tenían en común el reclamo de estatutos de autonomía al
gobierno central. Este constituye uno de los principales problemas a resolver
por el gobierno de la II República.
Por otro lado, ante
un proletariado cuya fuerza en sus reclamos por una mayor incidencia política
iba aumentando, la II República tenía la tarea pendiente de renovar el orden
público y de lidiar con los movimientos huelguísticos (Oposinet).
Transformaciones durante la II República y actores sociales.
Las elecciones de abril de 1931
llevaron al poder a la alianza republicano-socialista, en un momento en que las
fuerzas de derecha estaban debilitadas lo cual se había demostrado antes, con
la abdicación del rey Alfonso XIII y con la renuncia del dictador Primo de
Rivera. Esta alianza englobó a la mayor parte de los partidos republicanos y a
los socialistas.
El nuevo gobierno pretendía llevar a cabo una serie de
reformas democráticas que restaran papel político a la Iglesia, a los militares
y que resolvieran los problemas más perentorios de la sociedad española, a
saber, la reforma agraria, el problema de los nacionalismos, en especial el
catalán[iv] (Oposinet), la
mejora de las condiciones de vida de los trabajadores dentro de lo cual no
podía faltar la jornada laboral de ocho horas, las mejoras salariales, la
seguridad social; la reforma educativa que supuso un amplio programa de
construcción de 6750 escuelas y contratación de7000 maestros con mejores
salarios, la enseñanza mixta y la no obligatoriedad de la asignatura Religión. (historiasiglo20, 2005). Otra medida importante
lo fue la reforma en la
estructura del ejército, que implicaba la reducción de las regiones militares
de 16 a 8, y la abolición del Tribunal Supremo del Ejército y de la Armada,
cuyas atribuciones pasaron a los tribunales ordinarios.( historiaybiografías.com)
Todas esas medidas se sintetizan en los principios
fundamentales de la Constitución de 1931, la cual supuso un cambio crucial en
las estructuras de poder establecidas hasta ese momento en el país[v].
Sin embargo, aunque el programa de la II República fue
verdaderamente progresista e inclusivo, debe decirse que en su fracaso
influyeron factores endógenos y exógenos. En primer lugar, hay que referirse a
los límites de este proyecto y a los errores cometidos en su consecución.
Uno de estos límites que contribuyó a revirar el proyecto
en contra del propio gobierno fue el hecho de afectar los intereses de una
parte de la burguesía industrial y financiera, de los terratenientes y de la
Iglesia, al mismo tiempo que mostraba falta de decisión y radicalidad en la
ejecución de su política.(Oposinet). El
ejemplo más claro lo constituyó la Reforma Agraria, que vino a completar varios
decretos anteriores en los que se intentaba evitar el boicot de los
terratenientes y al mismo tiempo, mejorar las condiciones de trabajo de los
campesinos. Por su parte, la Reforma Agraria cuya aprobación demoró por la
falta de decisión, estableció cuáles tierras debían ser indemnizadas y cuáles
no; cuáles debían ser expropiadas y cuáles no. Asimismo, dejaba un pequeño
margen para que sus dueños dieran sus consideraciones sobre estos aspectos
mencionados y para que eligieran algunas tierras que deseasen. (Oposinet). Si bien, esto representó un
comienzo para mejorar la situación del campesinado, la medida no fue lo
suficientemente radical al mostrar tibieza en cuanto a alterar completamente el
status quo de los sectores acaudalados.
Como afirma Pierre Vilar en su libro La
Guerra Civil Española: “Se
inicia, de forma inesperada, con la expropiación de las tierras de los grandes
de España (…) esta reforma-sanción mezclaba peligrosamente lo social y lo
político y, hasta 1933, solo instaló algo menos de 9.000 familias en menos de
100.000 hectáreas, cuando la reforma agraria debía afectar a millones (…)”
Sin dudas, ante esta
medida, las fuerzas de derecha se reorganizaron y reaccionaron sin vacilar en
contra del gobierno. De igual modo se rebelaron las masas al no ver sus
demandas completamente satisfechas. Todo ello provocó la llegada de la derecha
republicana al poder en las elecciones de 1933, quien revirtió las medidas
tomadas en el Bienio Progresista, lo cual a su vez, condujo a la reacción
violenta de los sectores populares y a la convocatoria a elecciones en febrero
de 1936, las cuales llevaron al poder al Frente Popular, integrado por los
partidos de izquierda.
Otro elemento que es
necesario mencionar es la política para con la Iglesia. Como ya se mencionó, la
Iglesia Católica, al verse desplazada de su posición tradicional, formó parte
del grupo de la derecha, quien saboteó todo el tiempo la realización plena del
programa de la II República. Dado esta situación tan hostil para el gobierno,
la coalición republicana-socialista y las fuerzas de extrema izquierda entre
las que sobresalieron los comunistas y los anarquistas, atacaron severamente a
la Iglesia, a lo cual no se opuso un sector de la mediana burguesía “ilustrada, heredera del liberalismo de todo
un siglo para quien, el peso de la Iglesia y de sus alianzas era tenido por
responsable del retraso de España con respecto a Europa”. (Vilar, 1986, pág. 11) Muestra de la política
ateísta extrema lo constituyó la destrucción y quema de muchas iglesias, conventos y otros edificios religiosos,
así como de cuadros de la virgen en casas particulares, lo que trajo consigo
una importante pérdida del patrimonio cultural y artístico de España. Asimismo,
se dieron otros sucesos que pusieron en tela de juicio la autoridad moral del
gobierno republicano, tales como la impunidad ante la apropiación de tierras, a
veces de forma descontrolada por parte de los campesinos, y el descontrol y la
falta de castigo a los sectores que creaban disturbios callejeros por la
situación crítica que atravesaba el país al sentirse los efectos de la crisis
económica. En ese contexto, se
produjeron los graves incidentes de
Casas Viejas, en los que la Guardia de Asalto sitió y mató a un grupo de
campesinos anarquistas.
Con ello, perdieron
apoyo de determinados sectores populares. Entre ellos se hallaba la tradición “carlista”, especie de populismo
anticapitalista en sus orígenes, pero ferozmente conservador, antiliberal y de
costumbres guerreras(Vilar, 1986, pág. 5).
Estos compartían muchos valores con la Falange Española de las JONS[vi], quien defendía la idea de una patria castellana[vii], criticaba
al liberalismo por su individualismo y rechazaba el sistema democrático,
proponiendo la desaparición de los partidos políticos para sustituirlos por las
“unidades naturales, la familia, el municipio y la corporación laboral”.
La Falange, además, se
declaraba anticapitalista[viii] por considerar a este sistema injusto al beneficiar a los más ricos, al
mismo tiempo que se consideraba antisocialista,
porque este sistema había “degenerado”, según su fundador “en una corriente de
venganza basada en el odio”.(
historiaybiografías.com). Por ello proponía el liderazgo de un jefe al
frente de un Estado fuerte. Este partido fue capaz de reclutar a pequeños
propietarios rurales que además de ver afectados sus intereses, compartían la
tradición de la religiosidad ferviente.
Hasta aquí, debe decirse que el período de la II
República (1931-1936) fue una etapa de cambios políticos bruscos, lo cual
generó un clima de tensión, pues hubo una gran radicalidad con respecto a las
medidas dirigidas a contrarrestar el protagonismo de la Iglesia y los
terratenientes, mientras que existió lentitud a la hora de dar cumplimiento a
las grandes promesas relacionadas con la agricultura, así como también grandes resquicios
en la leyes relacionadas con las Reforma Agraria, que sirvieron para la
solicitud de importantes subvenciones, lo cual favoreció sustancialmente a las
clases altas.(Torres, 2008).
Guerra Civil: Divisiones en el Frente Popular
En el epígrafe anterior se fueron mencionando algunas fuerzas motrices de la guerra civil, tanto del bando republicano como del bando sublevado. Estos grupos se habían ido alineando paulatinamente, desde el comienzo de la década de 1930 hasta integrarse, según sus intereses, o en el Frente Popular que integraba a los partidarios de la república, o en el Bando Nacionalista que estaba compuesto por los grandes propietarios agrarios, los grandes capitalistas conectados con numerosos intereses extranjeros, así como también por sectores asociados al poder monárquico y a la Iglesia. Cabe decir que este último bando contó con apoyo popular (los grupos carlistas que fueron los llamados “requetés”, algunos pequeños propietarios y algunos miembros de las clases medias en dependencia de su ubicación geográfica). (historiaybiografías.com)
Es preciso mencionar algunos partidos[ix][ix] que constituyeron importantes actores en el período que se aborda en el
trabajo. Estos fueron: por el ala derechista, la Confederación Española de
Derechas Autónomas (CEDA), que gobernó durante el bienio 1933-1936 y que fue
aglutinando a grupos monárquicos, agrarios y católicos; por el ala
izquierdista, Acción Republicana, (más tarde Izquierda Republicana, {IR}) con
Manuel Azaña al frente, quien fue presidente de la II República y defensor de
que esta fuera laica, civil y de hondo contenido social (Oposinet); el Partido Radical Socialista (PRS), la Unión General
de Trabajadores (UGT) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato
anarcosindicalista en cuyo seno albergó cerca de un millón y medio de afiliados
(Vilar, 1986, pág. 6), de gran relevancia
por ser partidaria de la Revolución social inminente.
Resulta necesario mencionar estos partidos de izquierda
debido a que entre ellos hubo discrepancias, tanto en el cómo conducir el proyecto
que se construía desde la instauración de la II República, como en la postura
que debían asumir las fuerzas de izquierda, una vez estallada la guerra.
En este sentido, es imprescindible mencionar
a la CNT, quien asume una postura sumamente radical, y por tanto, contrapuesta a
las del resto de las fuerzas del Frente Popular, al plantear la necesidad de
hacer la revolución social, la cual según ella debía partir de la base y
construirse sobre comunas y sindicatos. Esta planteó el problema del estado de
forma negativa.(Vilar, 1986, pág. 6). Hay
que destacar que durante la contienda existió a lo interno del bando
republicano la dicotomía “hacer
la revolución o ganar la guerra”.
Los republicanos, los socialistas más moderados y los comunistas tenían como prioridad ganar la guerra, es decir, anteponían la victoria sobre el fascismo a la revolución.(Moliner).
Durante los primeros meses de la guerra, en
la España republicana el poder residía en comités de municipios o barrios,
controlados por los sindicatos o los partidos políticos, que a su vez contaban
con sus propias milicias. En estos primeros momentos se llevaron a cabo
colectivizaciones de empresas y de fincas agrarias. (Moliner).
Los comunistas por su parte, siempre fueron
seguidores de las orientaciones de la Internacional Comunista por lo que
asumieron desde 1935 la consigna de “frentes populares” lanzada por Jorge
Dimitrov, al plantear la necesidad de poner en primer plano el «peligro
fascista», noción siempre vacilante entre los anarcosindicalistas (Vilar, 1986, pág. 14). Los comunistas
apostaban por la nacionalización, centralización y militarización de las
industrias, utilizando como argumento los errores de los primeros meses de
gestión colectiva. Su defensa de la pequeña burguesía multiplicó enormemente su
influencia, mientras por su parte los anarquistas solo pensaban en sindicatos y
municipios libres como entidades sociales, convencidos de la posibilidad de que
estos se coordinaran eficaz y democráticamente para alcanzar la máxima
producción requerida por la guerra(Aller, 2016).
El programa defendido por los comunistas gozó de más aceptación que el de la
CNT. Esta última tuvo que ir cediendo para poder formar parte de la coalición
de izquierda, lo cual le sirvió para percatarse del rechazo constante a sus
propuestas socializantes al tiempo que en su seno crecían las tendencias
burocráticas y centralistas de control por parte de la dirección nacional. (Aller, 2016). En el artículo de Jesús Aller,
en el cual analiza el trabajo sobre el anarquismo en la guerra civil española
realizado por WaltherL. Bernecker, Jesús Aller expone: “Bernecker analiza
también las causas endógenas para el fracaso del proyecto: la carencia de un
esquema organizativo bien definido entre los libertarios, que habían apostado por
el anarco-comunismo en el congreso de Zaragoza (mayo de 1936) y ante los
problemas para implantarlo optaron en general por un tímido colectivismo; las
tendencias egoístas en las empresas colectivizadas que se resistían a la
socialización; la dificultad de un modelo altamente participativo en las
drásticas condiciones impuestas por la guerra o la ingenuidad de participar en
el poder estatal para intentar salvaguardar la revolución, sin darse cuenta de
que esta había de ser fatalmente engullida por aquel.” Casi finalizando el
artículo, Jesús Aller cita a Bernecker: “La visión de una sociedad
auto-administrada, libre de represión y de estado, demostró ser impracticable,
en las condiciones dadas de poder y a la vista de las necesidades militares y
las exigencias de la guerra.”
Queda claro que la discordia entre los anarquistas y el
resto del bloque (especialmente con los comunistas) fue creando fricciones que
laceraron la unidad del bloque, factor que va a dar su aporte en la posterior
derrota del Frente Popular. No obstante, ésta no fue la única razón por la que
triunfó el bando nacionalista.
Bando Nacionalista.
Organización y acciones militares
Antes de comenzar a explicar los factores que contribuyeron a la victoria del frente golpista, es necesario señalar que desde la instauración de la II República, la derecha no se limitó a reaccionar, y muestra de ello son los alzamientos militares en algunas regiones. Si bien, estos resultaron fallidos en el momento de su ejecución, crearon un historial de intentona golpista que alcanzó su efectividad el 18 de julio de 1936. El golpe militar tuvo éxito en determinadas regiones, tales como Granada, Galicia, mientras que fracasó al principio en otras como fue el caso de Madrid, País Vasco y Cataluña. Para ello, necesitó la colaboración de los regímenes fascistas de Europa, o sea, Alemania e Italia (De esto se hablará después.) A la victoria de este bando contribuyó la desarticulación de las unidades del ejército con las que se suponía debían contar los republicanos. A ello debe agregarse que la mayor parte de los oficiales se sublevaron y el propio gobierno disolvió muchas unidades cuya fidelidad era dudosa. ( historiasiglo20, 2005)
Afirma Pierre Vilar que no se debía subestimar a la parte
republicana, debido a la presencia en ella de una pequeña elite de militares en
la cúpula. Sin embargo, no niega que a nivel medio, de unos 16.000 españoles
que tienen grado de oficiales, el gobierno solo pudo utilizar entre 2.000 y
3.000. En cuanto a calidad del ejército y del armamento hay que decir que
contaban con soldados improvisados, mandos inexpertos o sospechosos, material
anticuado, marina sin oficiales y aviación fiel pero mal equipada (Vilar, 1986, pág. 20)
Es
innegable que uno de los factores que le otorgó la victoria a los sublevados
fue la organización del bloque. Para explicarlo, debe decirse que el frente
golpista era bastante heterogéneo
debido a las fuerzas que lo integraron. En ello, Franco veía un obstáculo para
su poder. Por tanto, el 20 de diciembre
de 1936 militarizó las milicias por decreto y las sometió a la disciplina del
ejército.
Para conseguir una unidad política, Franco promulgó el Decreto de Unificación el 19 de abril de 1937, que le ponía al frente de todas las fuerzas que secundaban el golpe militar en un nuevo organismo: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Los demás partidos fueron ilegalizados. Se había creado un Estado totalitario y Franco era su "caudillo"(Moliner).
Es en esta etapa que comienza a desplegarse una feroz
campaña contra las fuerzas de izquierda, fenómeno que se manifestó en una gran
cantidad deencarcelamientos, torturas, asesinatos y personas condenadas al
exilio. Esta política permanecerá durante los cuarenta años de dictadura
franquista. En este sentido, cabe mencionar que, durante la guerra civil, se
permitió a oficiales y médicos alemanes realizar experimentos y prácticas de
exterminio (1937 y 1938) en campos de concentración españoles.
Durante
el conflicto tuvieron lugar cruentas batallas, entre ellas la del Ebro, que
paulatinamente provocaron el desgaste del Frente Popular, lo cual se concretó
el 1ro de abril de 1939, fecha en la que se da por terminada la guerra con la
aplastante victoria del bando militarista.
Una
de las razones por las que la Guerra Civil Española suscita tanto interés, es
precisamente porque este conflicto alcanzó dimensiones internacionales, al
punto de que muchos autores lo consideran el prólogo de la Segunda Mundial. En
el siguiente epígrafe se analizará la participación de fuerzas externas en la
confrontación.
Dimensión internacional de la Guerra Civil Española
La Guerra Civil
Española es considerada por muchos autores como el preludio de la Segunda
Guerra Mundial, debido a las ideologías que se enfrentaban en el territorio del
país ibérico, respaldadas a su vez por los actores internacionales que
posteriormente se enfrentarían en la conflagración bélica de 1939-1945.
El interés de las
potencias occidentales fue suscitado debido a la naturaleza de los
contendientes del conflicto, ya que se daban las tres posibilidades políticas
que en estos momentos se disputaban la supremacía en Europa. Por un lado,
estaba el gobierno republicano que representaba la democracia parlamentaria,
por otra parte estaba el ejército sublevado que hacía lo mismo que el fascismo,
y en tercer lugar estaban los partidos políticos, movimientos y sindicatos de
la extrema izquierda que anhelaban el comunismo o el anarquismo.(Brito).
La situación en Europa
era extremadamente delicada, debido a que las contradicciones
interimperialistas emanadas del orden impuesto en Versalles, llegaron a su
punto álgido al impedirles a los grandes monopolios alemanes, japoneses e
italianos la tenencia de espacios vitales para un mayor desarrollo capitalista.
Al mismo tiempo, la URSS representaba un peligro tanto para los regímenes
capitalistas autoritarios como para los democráticos.
Hay que decir que las
potencias democráticas se mostraron vacilantes en cuanto a brindar ayuda a la
II República, pues al encontrarse Europa en un momento de tensión política,
estas potencias procuraron permanecer al margen por miedo al estallido de otra
guerra mundial que arrastrara a sus estados hacia ella. Sin embargo, no debe
menoscabarse la idea de que estos gobiernos no simpatizaban con la Segunda
República, debido a sus transformaciones progresistas, las cuales, en un
momento de gran polarización política, le dieron a la República, según ellos,
un cariz de simpatizante con el comunismo y por ende, con la URSS. Si bien
Francia se vio moralmente obligada a vender algunas armas a la República,
debido al reciente triunfo en las elecciones de un gobierno similar al suyo(Brito), esta se escudó con el acuerdo de No Intervención propuesto por Inglaterra
en donde gobernaba el Partido Conservador. Este acuerdo fue aprobado en agosto
de 1936 y fue firmado por estos dos
países más otros en los que se encontraban Italia, Alemania y la URSS.
Es preciso destacar que
Italia, desde 1934 apoyó el nacionalismo español mediante el soporte financiero
a agrupaciones profascistas y monárquicas, con la intención de hacer caer la
Segunda República.(INFOGUERRACIVIL.COM).
Debe precisarse que las
intenciones de Mussolini apoyando a España no se quedaban sólo en extender el
fascismo por Europa, pues este también intentaba reforzar el peso político y,
sobre todo, militar, de Italia en el Mediterráneo. Pretendía contrarrestar la
hegemonía inglesa en el paso del Mediterráneo y disminuir la influencia francesa
en África del Norte. Además, combatiendo el comunismo en España, Mussolini
deseaba estrechar lazos con Alemania e impresionar Hitler con el potencial
militar de la Italia fascista.(INFOGUERRACIVIL.COM)
En este sentido, debe
plantearse que Franco no podía
desplazar sus tropas desde Marruecos hasta España porque el Estrecho estaba
bloqueado por el ejército republicano, por lo cual pidió ayuda a Mussolini para
organizar un transporte aéreo de sus tropas hasta la Península Ibérica. Ante
esta demanda, Mussolini envió más efectivos y material de guerra a España para
evitar el fracaso de la sublevación. (INFOGUERRACIVIL.COM)
Alemania
por su parte, además de la política anticomunista y de su identificación con el
grupo falangista, le interesaban
los recursos minerales (hierro y cobre) que estaban bajo control nacionalistas.
También, encontró el escenario idóneo para probar sus efectivos y entrenarlos
en condiciones reales de batalla (con la futura pero presente posibilidad de
estallido de una guerra a mayor escala).(INFOGUERRACIVIL.COM).
Además, podía obtener un aliado que amenazara la retaguardia francesa.
No se debe dejar de mencionar que al igual que Mussolini,
Hitler concedió ayuda exclusivamente al general Franco. Este hecho le daba al
general una ventaja decisiva sobre el resto de sus rivales en el seno del
movimiento nacionalista y le permitió convertirse en el único líder de la
rebelión. Una muestra de estas ayudas lo constituyó el envío de la Legión
Cóndor, con lo cual el frente nacionalista pudo bombardear la ciudad de
Guernica el 26 de abril de 1937.(INFOGUERRACIVIL.COM)
Con respecto a las motivaciones que
impulsaron a la URSS a participar en el conflicto bélico español existen
diferentes criterios, que pueden considerarse no despreciables. Una de las corrientes
plantea que esta colaboró con los republicanos motivada por una alianza con los
comunistas. Muchos autores suelen escudarse con esta teoría para vincular a la
II República con el comunismo y para decir, por tanto, que la misma constituía
un satélite de Moscú en Occidente, si bien no niegan que intervino como acto de
solidaridad internacional democrática y antifascista.
Otro punto de vista es el que apoya que la solidaridad
obrera con la República jugó un papel muy importante, razón por la cual, la
intervención soviética fue impulsada por una solidaridad ideológica. En
cualquier caso, se puede decir que la URSS firmó el tratado de no intervención
principalmente para privar a los alemanes y a los italianos de justificación
para sus intervenciones respectivas en el conflicto. (INFOGUERRACIVIL.COM). Sin embargo, hay autores que afirman que la URSS estaba convencida de que los
italianos y los alemanes estaban rompiendo el pacto de no intervención y así lo
hicieron saber a los países europeos. Ante esto, amenazaron con intervenir
también, si los regímenes fascistas no se detenían. Por su parte, Alemania
utilizó esta amenaza a su favor y tildó a la URSS de escudarse en ellos para
intervenir. (INFOGUERRACIVIL.COM). La participación de la URSS, la cual permitió
darles mayor protagonismo a los comunistas, creó fricciones en el seno del
bando republicano, ya que, aunque todos luchaban por aplastar la amenaza
fascista, no todas las fuerzas de este bloque mostraban simpatías hacia la
URSS, debido a su poca o nula identificación con el stalinismo. Es preciso apuntar que la ayuda de la URSS,
no fue tan considerable si se compara con la aportada por el bloque fascista en
cuanto a número, modernidad y calidad.
La II República contó también con la ayuda de numerosas brigadas
internacionales, procedentes de varios países entre los que sobresale México
con Lázaro Cárdenas al frente. Estos cuerpos de voluntarios estuvieron mejor
equipados y con más entrenamiento, incluso, que varias de las fuerzas del
bloque republicano.
Por último, resulta necesario hacer alusión al aporte de
capitalistas norteamericanos al bando sublevado (combustible de la Texaco y de
la Standard Oil, camiones, armas...) que fueron suministrados con el apoyo del
régimen de Salazar en Portugal, quien facilitó el paso de estos por su
territorio( historiasiglo20, 2005)
Como se expuso en este epígrafe, en menos de un año de
iniciada la contienda, las causas originales de la guerra se fueron
desvirtuando, por lo que el conflicto pasó de ser una guerra completamente
autóctona para convertirse en un
reacomodo de la configuración geopolítica de las potencias europeas que se
habían ido fortaleciendo (Alemania e Italia) en pos de conquistar los terrenos
necesarios para los grandes capitales de sus respectivos países. Por ello
apostaron por la implantación de un régimen fascista en la región que les
sirviera de apoyo en la futura contienda bélica.
Conclusiones:
La Guerra Civil Española fue un acontecimiento bélico
nacional en el que, al enfrentarse los factores ideológicos, políticos y
económicos que convulsionaban el resto de Europa en los años treinta,
trascendió las fronteras del país ibérico y atrajo la intervención de países
extranjeros de gran relevancia en el ámbito de la relaciones internacionales
del momento, los cuales aprovecharon el conflicto para convertir al país en un
campo de experimentación bélica, en la antesala de la Segunda Guerra Mundial.
Si bien, la II República se proclamó en un momento
desfavorable para la concreción de sus objetivos reformadores y modernizadores
dados las estructuras económicas, políticas y sociales y el contexto
internacional, no cabe duda que en su fracaso y en el establecimiento de la
dictadura franquista influyó la desunión de las fuerza de izquierdas, la falta
de decisión a la hora de tomar medidas radicales y la no existencia de un programa
claro lo suficientemente organizado y elaborado para su implantación.
Notas:
[i] Aunque la composición del PIB era:
Agricultura 45.51%; Industria 26.51% y Servicios 27.98%.
[ii] Estos tres partidos formarán parte
del bando republicano durante la guerra civil.
[iii]Cobró fuerza también el nacionalismo
gallego aunque fue más tardío y con menos amplitud (Oposinet)
[iv] En 1932 se aprobó un estatuto que
concedía a la Generalitat amplias facultades legislativas y ejecutivas en
cuanto a hacienda, cultura, educación, orden público, economía. Su parlamento
se elegía por sufragio universal. El vasco fue aprobado para octubre de 1936.
[v] Sin dudas, el cambio más profundo fue
la eliminación de la segunda cámara (el Senado) ya que esta no era elegida
democráticamente y la integraban los sectores privilegiados
[vi] Fundado en 1933 por José Antonio
Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera.
[vii] He aquí la visión uninacional de
España, rechazadora de otorgar autonomía a los nacionalismos. De aquí la
decantación del Partido Nacionalista Vasco (PNV) por la II República al
estallar la guerra civil.
[viii] Es cuestionable esta ideología ya que
la Falange fue la versión fascista española, inspirada en sus homólogos
alemanes e italianos, cuyos cimientos lo constituían los intereses de las
clases acaudaladas, afectadas por el impacto de la crisis de 1929-1933 y por
los resultados de Versalles (1919). En el caso de España, la versión fascista
fue integrada por los privilegiados del viejo régimen, afectados por la II
República
[ix] Ambos bandos estuvieron compuestos
por más partidos que no son de interés mencionar en el trabajo
Bibliografía:
historiasiglo20. (2005). Recuperado el 2017 de febrero
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