MSc Enrique R. Martínez Díaz
CIPI
Recientemente fue anunciada
la decisión por parte de las Fuerzas Armadas de EE.UU, de desplegar una batería
del sistema de defensa antiaérea de gran alcance denominado THAAD[1] en la República de Corea
(RC), como parte de un acuerdo entre ambos países (EE.UU. y la RC) para
incrementar la seguridad de ambos ante las “amenazas” que significan el desarrollo por parte de la
República Popular Democrática de Corea de mísiles balísticos.
De acuerdo a las
informaciones disponibles, los norteamericanos tienen desplegados baterías del
sistema THAAD en su territorio continental, en Hawái y en las islas Guam (como
se conoce, ambas islas ubicadas en el océano Pacífico). La primera batería de
estos mísiles en la RC se desplegará en Seongju, en el centro del país, y a
unos 290 kms (180 millas statute) al sur de Seul.
Es dudoso pensar que el
despliegue de este sistema, por muy sofisticado y eficiente que sea, eliminará
para las fuerzas militares norteamericanas y sus aliados surcoreanos el peligro
que significa para ellos, de acuerdo a sus planteamientos, la posesión de
sistemas balísticos más modernos o de mayor alcance por parte de la RPDC,
máxime cuando es conocido que esa nación posee desde hace tiempo, e incluso ha
exportado, mísiles balísticos de mucho menor alcance, como versiones del
célebre mísil SCUD.
Dadas las distancias
existentes entre la RPDC y los principales objetivos político-militares en la
RC, incluyendo las bases militares estadounidenses, esa argumentación es poco
sostenible. Baste señalar que el 19 de Julio de este año 2016 se reportó el
lanzamiento de prueba de tres misiles Scud, con un alcance de 600 kms, por parte de la RDPC; un reporte de la
agencia KNNews informaba que con ese alcance pueden ser golpeados objetivos en
Seúl, la capital de la RC, y Busan, segunda ciudad del país, situada en la costa sur de la
península.
Pudiera considerarse que el
despliegue de esa batería THAAD complementa las capacidades de los buques de la
US NAVY con el sistema AEGIS desplegados en los mares cercanos a Japón, y que
coadyuva a la defensa de ese país (y de las fuerzas militares norteamericanas
allí ubicadas), de acuerdo a las informaciones brindadas por los mandos
militares estadounidenses.
Como existe una ciencia
llamada historia, que algunos políticos occidentales (incluido el actual
presidente de los EE.UU.) llaman constantemente a olvidar (sobre todo cuando
les conviene, o los deja mal parados), uno no puede dejar de recordar que en
1991 los muy celebrados por entonces mísiles antiaéreos Patriot, de fabricación
norteamericana, no pudieron evitar que
varios misiles SCUD lanzados por las fuerzas de Saddam Hussein hicieran blanco
en Israel (un reporte de un centro de investigaciones norteamericano consultado
plantea que la efectividad de los Patriot osciló entre un 40 y un 50%; o sea,
que la mitad de los mísiles SCUD lanzados por Irak no fueron interceptados). Para
otros, esto puede significar que el despliegue del mucho más moderno sistema
THAAD, que por cierto no ha sido aún verificado en acciones combativas, no es
garantía de seguridad para los posibles blancos, como probablemente no lo sea
ningún sistema de armamentos de país alguno.
Lo único seguro contra las armas es que estas no existan, o sea, el
desarme y la paz.
Por su parte, tanto el
gobierno de la República Popular China como el de la Federación de Rusia han
manifestado su desacuerdo con el despliegue de dicho sistema en la península
coreana, manifestando que esta acción violenta el equilibrio estratégico en el
Este de Asia, y pretende adjudicar ventajas a EE.UU. y sus aliados respecto a
esas naciones.
Estos estados argumentan que
dicho sistema puede contribuir a contrarrestar un golpe de respuesta por parte
de sus países si son atacados en un primer golpe por parte de los
norteamericanos; este argumento es el mismo que esgrimen los rusos respecto al
despliegue en Europa del sistema de defensa contra mísiles norteamericano; es
conocido que en círculos militares estadounidenses, desde la lejana década del
50 del pasado siglo, es muy popular la
teoría del “primer golpe”, o algo así como los llamados “golpes preventivos” o
“anticipados” (preemptly) del
anterior presidente norteamericano George W. Bush.
Por su parte, el gobierno de
la RPDC, como es usual, ha respondido amenazando con aplicar “medidas físicas”
contra el mentado despliegue, considerando esta acción como una amenaza directa
contra su país y planteando su decisión de interrumpir el hasta hoy único canal
de comunicación entre su gobierno y el de los EE.UU.
Los hechos demuestran que a
pesar de que el despliegue del sistema THAAD se ha venido negociando desde hace
más de dos años, tanto los norteamericanos como sus aliados surcoreanos, al
parecer, han desestimado las consecuencias negativas que tal acción puede
acarrear para la paz y la estabilidad en el Este de Asia.
Ante todo, la solución del
añejo conflicto de la Península coreana ha sido repetidamente torpedeado por
las sucesivas administraciones norteamericanas desde 1953, por diferentes
motivos, aunque el principal de todos, en nuestro criterio, sigue siendo el que
los imperialistas anidados a orillas del Potomac saben que una pacificación de
esa región haría innecesaria su presencia militar en la misma, lo cual es
contrario a sus intereses en el Este de Asia. No es ocioso recordar que el
actual inquilino de la Casa Blanca ha sido el impulsor del llamado Rebalance
hacia el Pacífico; por lo tanto, mantener e incrementar sus fuerzas en la RC
coadyuva a dicho propósito.
Uno de los principales
interesados en solucionar el conflicto en dicha área es el gobierno de Beijing,
dado el claro hecho de que esa zona de conflicto está a sus puertas, tanto
terrestres como marítimas. Por años el gobierno chino se esforzó en el
desarrollo de las llamadas “conversaciones a seis bandas”, y aún sigue llamando
a resolver este conflicto de forma negociada.
Como se conoce, la RPDC está
sometida a un régimen especialmente fuerte de sanciones por parte del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas, que indudablemente ha afectado la
situación de esa nación de 25 millones de habitantes.
El gobierno de Pyongyang es
conocido por su política de priorizar la defensa, justificable si se tiene en
cuenta la cruenta guerra de 1950-1953 y la sostenida hostilidad norteamericana
y de sus aliados en la región, que realizan constantes maniobras y ejercicios
militares de todo tipo. La no consecución de un tratado de paz, y la vigencia,
contra toda lógica, de un “Armisticio” que pronto cumplirá 63 años, no hace
pensar que los gobernantes de la RPDC puedan confiar en sus declarados
enemigos.
Es muy curioso que naciones
que gastan más dinero en armamentos que el producto interno bruto de la RPDC acusen a esta nación por desarrollar armas
para su defensa. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de que no proliferen
las armas de destrucción masiva, y en el desarme, pero debemos desarmarnos
todos, no pedir que se desarmen solamente los demás. En el caso de EE.UU., el
gasto militar de esa nación es prácticamente equivalente a lo que gastan todos los restantes países
del mundo, y aun así, no se cansan sus
dirigentes políticos de levantar fantasmas por todas partes.
Cualquiera pudiera
comprender que una nación pequeña, bloqueada y con grandes dificultades
económicas no tendría que parecer una amenaza significativa para una
superpotencia como EE.UU.; y es lógico considerar que ningún país pequeño
atacaría primero a esa nación, pues la respuesta que pudiera recibir sería demoledora.
Entonces queda la opción
lógica: los países pequeños, que se consideran amenazados, buscan tener armas
que les permitan RESPONDER a un ataque norteamericano, y principalmente DISUADIR
a los gobernantes de EE.UU. de
atacarlos. Esta lógica parte del conocimiento de que el país que ha desatado
más guerras en el siglo XX, y lo que va del XXI es precisamente EE.UU.
Solo mediante negociaciones
claras, sin búsqueda de imposiciones,
encaminadas a lograr la seguridad de los estados, es posible lograr que
se eliminen los programas de desarrollo de armamentos en todos los países del mundo. Todos los gobiernos del
mundo deben comprometerse con la
Paz.
¡Un Mundo Mejor es Posible!
Nota:
[1]
THAAD son las siglas de Terminal High Altitude Area Defense, o sea, Terminal de Defensa Antiaérea de Área
De Gran Altitud
Bibliografía:
Lewis George N; Fetter, Steve; Gronlund, Lisbeth; DACS Working
Paper March 1993 CASUALTIES
AND DAMAGE FROM SCUD ATTACKSIN THE 1991 GULF WARMIT Center for
International Studies. Massachusetts, 1993
(web.mit.edu/ssp/publications/working_papers/wp93-2.pdf
)
NKNews.Org. North Korea launches three SCUD-variant missiles. 19 Julio 2016
https://www.nknews.org/2016/07/north-korea-launches-three-short-range-missiles-media/
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