viernes, 5 de agosto de 2016

El Big Show de discursos y nominaciones: es mejor mala conocida que peor por conocer


Frente CIPI.jpgMsc. Enrique R. Martínez Díaz
CIPI

Tras la nominación de Hillary Clinton el pasado 28 de Julio en la Convención del Partido Demócrata en la ciudad de Filadelfia,  la escena ha quedado lista para el siguiente acto de la tragicomedia que cada cuatro años se celebra en el país norteño. El otro protagonista lo será, por el Partido Republicano, el magnate Donald Trump. Aun cuando hay otros aspirantes a la presidencia del imperio, se sabe claramente que solo ellos dos disponen de los recursos, tanto financieros como organizativos, para poder optar por ganar la presidencia; no existen antecedentes de que un tercer candidato haya logrado alcanzar la victoria; los casos de Teddy Roosevelt en 1912 y de Ross Perot en 1992 son muy demostrativos;  en ambos casos, solo sirvieron para afectar al partido Republicano, derrotado en ambas ocasiones.

Quisiéramos, no obstante, referirnos a los discursos de aceptación de ambos candidatos, en los cuales podemos encontrar algunas claves de cuáles pueden ser los temas principales de discusión en la próxima etapa de la campaña electoral, que tendrá como elemento más visible los debates en la televisión de ambos candidatos.

El discurso del aspirante por el Partido Republicano, el señor Trump estuvo orientado fundamentalmente hacia un sector muy definido del electorado norteamericano: las personas de clase media baja,  blancas, anglosajonas (los llamados WASP[i]); aunque proporcionalmente su peso se ha reducido dentro de la población de EE.UU., siguen siendo mayoritarios; ese grupo poblacional se siente heredero de los llamados padres fundadores y de los peregrinos (pilgrims) que colonizaron las 13 colonias en los siglos XVII y XVIII, y  consideran que ellos son la base de EE.UU., los verdaderos “americanos”; ha sido un sector muy afectado por la crisis económica de 2008, y aunque la economía estadounidense muestra una cierta recuperación según los índices macroeconómicos, los sectores mayoritarios de la población no han sido beneficiados. Una parte de la población ve como responsables a los grandes monopolios, pero otra parte importante culpa al gobierno, entre ellos, este sector que pudiera favorecer a Trump y es a ese grupo al que el aspirante republicano  envió su mensaje.
Otra de las características de este sector poblacional es que generalmente acude a las urnas con mayor masividad que otros grupos, y generalmente son muy conservadores; en ellos tienen gran influencia grupos como el llamado Tea Party.

La idea de “hacer grande a América otra vez”, el combate a la delincuencia, la inmigración ilegal, el nada velado racismo contra los inmigrantes latinos, musulmanes, etc, fueron temas muy destacados en el discurso, presentando la actual situación como consecuencia de la debilidad y la ineficacia del gobierno de Barack Obama.

Un elemento que no podemos dejar de mencionar, es como presenta Mr Trump,  sus “agotadas fuerzas armadas” y aseverando que los países en donde se encuentran desplegadas sus tropas tendrán que pagar por eso.   Decir eso es ignorar que las FF.AA. de EE.UU. son la base de su poderío nacional, y que uno de los elementos en que se sustenta ese poderío es la llamada “presencia avanzada” en los cinco continentes, en todos los mares, en el espacio cósmico e incluso en el llamado ciberespacio. El imperio no puede renunciar a esa capacidad, y es dudoso que convenza a sus aliados que le paguen por eso; incluso, algunos, como Israel, quieren que le aumenten la ayuda militar.

La candidata demócrata Hillary Clinton fue atacada con toda intención, especialmente en el espinoso asunto de los email con información clasificada, enviados desde direcciones particulares cuando la misma era Secretaria de Estado, así como otros asuntos en la trayectoria política de la Clinton. Generalmente,  en las campañas presidenciales es común que los candidatos saquen a relucir todos los “trapos sucios” de su contrincante,  generalmente de la forma más descarnada posible.

Por otra parte, el señor Trump se autoproclama como altamente capacitado para resolver los graves problemas que aquejan a ese gran país, aun cuando en su discurso no esbozó prácticamente ninguna medida concreta; es sabido que el candidato republicano es un experto en presentaciones televisivas, y evidentemente no necesita que lo alaben, él sabe cómo hacerse propaganda y explicarle a su audiencia que puede reactivar la economía estadounidense, de la misma forma que ha forjado una fortuna calculada en cerca de 10 mil millones de dólares.

Uno de los aspectos más importantes que planteó fue el de los llamados mega tratados comerciales, a los que catalogó de perjudiciales para los EE.UU.; aun cuando indudablemente, algunos efectos del TLC con Canadá y México pueden haber afectado algunos sectores económicos, no parecen ser reales sus aseveraciones y ataques contra este tratado; los mayores beneficiados de ese tratado han sido los grandes consorcios norteamericanos. Igualmente, es lo más probable que esos sean los resultados de los otros tratados en negociación, o sea, el TPP y el TTIP (a los cuales también fustigó), los cuales benefician a los grandes monopolios.

Para cualquier persona con un nivel elemental de raciocinio, y con un conocimiento mínimo de la historia norteamericana, es difícil creer que un personaje salido de las filas de la alta oligarquía norteamericana vaya a tomar medida económica alguna que no sea directamente encaminada a beneficiar a ese famoso 1% multimillonario, que es el verdadero poder en los EE.UU.

No obstante, debemos decir que al parecer, la nominación de Mr. Trump no goza de especiales simpatías dentro de importantes sectores del Partido Republicano, que no dio durante la Convención una imagen especialmente compacta; muchos personajes importantes no participaron, y ya algunos personajes de cierto renombre dentro del Great Old Party (Partido Viejo y Grande) o partido del elefante, han anunciado que no votarán por Trump.

Días después, como era esperado, la ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de Estado fue nominada por el Partido Demócrata. La misma, dentro de su discurso de aceptación, aprovechando que ya Trump había hecho el suyo, fue bastante hábil en desmontar varias de las aseveraciones del candidato republicano. Explotó además algunas torpezas del aspirante republicano, sobre los militares norteamericanos, los inmigrantes, la explosividad de su carácter, etc. Sacó provecho además, de su condición femenina; es la primera mujer nominada a ese cargo por uno de los dos grandes partidos en la historia de los EE.UU., y lo hizo además de forma muy melodramática: saludando la presencia de su hija, y evocando a su difunta madre.

Lo cierto es que concluidas las convenciones de ambos partidos en los EE.UU., y definidos los candidatos, parece que en los próximos tres meses asistiremos a un divertido espectáculo, en el cual Mrs Clinton y Mr Trump harán todo lo posible por acumular fondos para sus campañas, ganar votos y de paso, denigrar a su adversario (en una suerte de striptease invertido, en el cual cada stripper le quita los trapos al adversario), con algunas verdades, algunas especulaciones, provocaciones, mentiras y todo tipo de artimañas (no olvidar el a todas luces amañado triunfo de George W. Bush en el año 2000, cuando se suspendió el recuento de votos en Florida).

Muchos en los EE.UU. apuestan ahora a que, en este caso, es mejor mala conocida que peor por conocer. Lo más probable es que cualquiera que sea el resultado de las elecciones, la paz y la seguridad mundial estará entre las perdedoras en estas elecciones.


[i] En EE.UU. se identifica con la sigla WASP (que literalmente significa avispa) a aquellas personas que son blancas (Whites), anglosajonas (AngloSaxon) y pertenecientes a religiones protestantes (Protestant)

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