CIPI
Tras
la nominación de Hillary Clinton el pasado 28 de Julio en la Convención del
Partido Demócrata en la ciudad de Filadelfia,
la escena ha quedado lista para el siguiente acto de la tragicomedia que
cada cuatro años se celebra en el país norteño. El otro protagonista lo será,
por el Partido Republicano, el magnate Donald Trump. Aun cuando hay otros
aspirantes a la presidencia del imperio, se sabe claramente que solo ellos dos
disponen de los recursos, tanto financieros como organizativos, para poder
optar por ganar la presidencia; no existen antecedentes de que un tercer
candidato haya logrado alcanzar la victoria; los casos de Teddy Roosevelt en
1912 y de Ross Perot en 1992 son muy demostrativos; en ambos casos, solo sirvieron para afectar
al partido Republicano, derrotado en ambas ocasiones.
Quisiéramos, no obstante,
referirnos a los discursos de aceptación de ambos candidatos, en los cuales
podemos encontrar algunas claves de cuáles pueden ser los temas principales de
discusión en la próxima etapa de la campaña electoral, que tendrá como elemento
más visible los debates en la televisión de ambos candidatos.
El discurso del aspirante
por el Partido Republicano, el señor Trump estuvo orientado fundamentalmente
hacia un sector muy definido del electorado norteamericano: las personas de
clase media baja, blancas, anglosajonas
(los llamados WASP[i]);
aunque proporcionalmente su peso se ha reducido dentro de la población de
EE.UU., siguen siendo mayoritarios; ese grupo poblacional se siente heredero de
los llamados padres fundadores y de los peregrinos (pilgrims) que colonizaron
las 13 colonias en los siglos XVII y XVIII, y
consideran que ellos son la base de EE.UU., los verdaderos “americanos”;
ha sido un sector muy afectado por la crisis económica de 2008, y aunque la
economía estadounidense muestra una cierta recuperación según los índices
macroeconómicos, los sectores mayoritarios de la población no han sido
beneficiados. Una parte de la población ve como responsables a los grandes
monopolios, pero otra parte importante culpa al gobierno, entre ellos, este
sector que pudiera favorecer a Trump y es a ese grupo al que el aspirante
republicano envió su mensaje.
Otra de las características
de este sector poblacional es que generalmente acude a las urnas con mayor
masividad que otros grupos, y generalmente son muy conservadores; en ellos
tienen gran influencia grupos como el llamado Tea Party.
La idea de “hacer grande a
América otra vez”, el combate a la delincuencia, la inmigración ilegal, el nada
velado racismo contra los inmigrantes latinos, musulmanes, etc, fueron temas
muy destacados en el discurso, presentando la actual situación como
consecuencia de la debilidad y la ineficacia del gobierno de Barack Obama.
Un elemento que no podemos
dejar de mencionar, es como presenta Mr Trump,
sus “agotadas fuerzas armadas” y aseverando que los países en donde se
encuentran desplegadas sus tropas tendrán que pagar por eso. Decir eso es ignorar que las FF.AA. de
EE.UU. son la base de su poderío nacional, y que uno de los elementos en que se
sustenta ese poderío es la llamada “presencia avanzada” en los cinco
continentes, en todos los mares, en el espacio cósmico e incluso en el llamado
ciberespacio. El imperio no puede renunciar a esa capacidad, y es dudoso que
convenza a sus aliados que le paguen por eso; incluso, algunos, como Israel,
quieren que le aumenten la ayuda militar.
La candidata demócrata
Hillary Clinton fue atacada con toda intención, especialmente en el espinoso
asunto de los email con información clasificada, enviados desde direcciones
particulares cuando la misma era Secretaria de Estado, así como otros asuntos
en la trayectoria política de la Clinton. Generalmente, en las campañas presidenciales es común que
los candidatos saquen a relucir todos los “trapos sucios” de su
contrincante, generalmente de la forma más
descarnada posible.
Por otra parte, el señor
Trump se autoproclama como altamente capacitado para resolver los graves
problemas que aquejan a ese gran país, aun cuando en su discurso no esbozó
prácticamente ninguna medida concreta; es sabido que el candidato republicano
es un experto en presentaciones televisivas, y evidentemente no necesita que lo
alaben, él sabe cómo hacerse propaganda y explicarle a su audiencia que puede
reactivar la economía estadounidense, de la misma forma que ha forjado una
fortuna calculada en cerca de 10 mil millones de dólares.
Uno de los aspectos más
importantes que planteó fue el de los llamados mega tratados comerciales, a los
que catalogó de perjudiciales para los EE.UU.; aun cuando indudablemente,
algunos efectos del TLC con Canadá y México pueden haber afectado algunos
sectores económicos, no parecen ser reales sus aseveraciones y ataques contra
este tratado; los mayores beneficiados de ese tratado han sido los grandes
consorcios norteamericanos. Igualmente, es lo más probable que esos sean los resultados
de los otros tratados en negociación, o sea, el TPP y el TTIP (a los cuales
también fustigó), los cuales benefician a los grandes monopolios.
Para cualquier persona con
un nivel elemental de raciocinio, y con un conocimiento mínimo de la historia
norteamericana, es difícil creer que un personaje salido de las filas de la
alta oligarquía norteamericana vaya a tomar medida económica alguna que no sea
directamente encaminada a beneficiar a ese famoso 1% multimillonario, que es el
verdadero poder en los EE.UU.
No obstante, debemos decir
que al parecer, la nominación de Mr. Trump no goza de especiales simpatías
dentro de importantes sectores del Partido Republicano, que no dio durante la
Convención una imagen especialmente compacta; muchos personajes importantes no
participaron, y ya algunos personajes de cierto renombre dentro del Great Old
Party (Partido Viejo y Grande) o
partido del elefante, han anunciado que no votarán por Trump.
Días después, como era
esperado, la ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de Estado fue
nominada por el Partido Demócrata. La misma, dentro de su discurso de
aceptación, aprovechando que ya Trump había hecho el suyo, fue bastante hábil
en desmontar varias de las aseveraciones del candidato republicano. Explotó además
algunas torpezas del aspirante republicano, sobre los militares
norteamericanos, los inmigrantes, la explosividad de su carácter, etc. Sacó
provecho además, de su condición femenina; es la primera
mujer nominada a ese cargo por uno de los dos grandes partidos en la historia
de los EE.UU., y lo hizo además de forma muy melodramática: saludando la
presencia de su hija, y evocando a su difunta madre.
Lo cierto es que concluidas
las convenciones de ambos partidos en los EE.UU., y definidos los candidatos,
parece que en los próximos tres meses asistiremos a un divertido espectáculo,
en el cual Mrs Clinton y Mr Trump harán todo lo posible por acumular fondos
para sus campañas, ganar votos y de paso, denigrar a su adversario (en una
suerte de striptease invertido, en el cual cada stripper le quita los trapos al
adversario), con algunas verdades, algunas especulaciones, provocaciones,
mentiras y todo tipo de artimañas (no olvidar el a todas luces amañado triunfo
de George W. Bush en el año 2000, cuando se suspendió el recuento de votos en
Florida).
Muchos en los EE.UU.
apuestan ahora a que, en este caso, es mejor mala conocida que peor
por conocer. Lo más probable es que cualquiera que sea el resultado de las
elecciones, la paz y la seguridad mundial estará entre las perdedoras en estas
elecciones.
[i]
En EE.UU. se identifica con la sigla WASP
(que literalmente significa avispa) a aquellas personas que son blancas (Whites), anglosajonas (AngloSaxon) y pertenecientes a religiones protestantes (Protestant)
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