lunes, 20 de enero de 2020

¿El resurgir de la CELAC?





Por Hedelberto López Blanch

Pese a los golpes contra la unidad latinoamericana que ha ejecutado Estados Unidos en los últimos tiempos al imponer algunos regímenes afines a su política desestabilizadora y neoliberal, la CELAC, fundada en 2011 en Venezuela, ha resistido los embates y vuelve a encaminar su derrotero.

Tras el golpe de Estado contra el presidente boliviano, Evo Morales, dirigido y ejecutado desde Washington con la anuencia de militares y la ultraderecha criolla, el derrocado mandatario no pudo asistir a México para entregar la estafeta de la presidencia protempore a ese país. 

También han sucedido noticias halagadoras como los triunfos de gobiernos progresistas en México y Argentina (primera y tercera economías de la región) que han implicado una gran derrota al neoliberalismo en la zona debido a que se encaminan a aplicar medidas económicas y sociales a favor de sus pueblos.    

En la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que sesionó en México el pasado 8 de enero, el ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard  presentó 14 proyectos y enfatizó que esa reunión posibilita que el mecanismo funcione y vaya adelante.

Estuvieron presente 29 países de los 33 miembros los que acordaron compromisos de colaboración en diversas áreas, creación de un proyecto especial en conjunto, grupos para atender desastres naturales, encuentros científicos, compras en común, monitoreo sobre la existencia de antimicrobianos, además de metodología contra la corrupción. 

Asimismo, realizar trabajos en conjunto en Naciones Unidas, mecanismos de gobernabilidad y contra la desigualdad, acción sustentable de los recursos oceánicos y ejercicio turístico en común. 

El canciller mexicano prevé que con estas acciones se logre un crecimiento del Producto Interno Bruno (PIB) del 1,3 % en 2020 para la región. 

En el cónclave se acordó celebrar un Foro ministerial de Ciencia, Tecnología e Innovación a desarrollarse en marzo en ese país.

Además se aprovechará la próxima Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre, con el fin de presentar como bloque, una agenda de trabajo para fortalecer la economía de sus pueblos, donde participaran los países de la región y China será el invitado especial, considerado como la nación más potente económicamente del orbe.

La CELAC constituida en 2011 en Venezuela es un excelente mecanismo para consolidar el diálogo regional y la concertación política así como para impulsar el desarrollo económico de América Latina y el Caribe.

Agrupa a 33 países con una población de 624 millones de personas, abarcan el 15 % del territorio mundial y generan el 7,1 % del PIB global. Cuentan con alto potencial energético por sus reservas petroleras, gasíferas y capacidades en áreas hidroeléctricas; costas en los océanos Atlántico y Pacífico y tráfico importante de transporte marítimo mundial. 

A la cita en México no acudieron Bolivia por el golpe de Estado y la crisis política que vive el país; Brasil cuyo presidente Jair Bolsonaro sigue todas las órdenes que le indican desde Washington, así como Dominica y Trinidad y Tobago debido a condiciones climáticas en sus países que impidieron a sus delegados viajar a tiempo al cónclave.  

Ciertamente que América Latina y el Caribe, a pesar de la creación de la CELAC, y de los intentos de fomentar la unidad, es una región diversa y esa diversidad quizás hace que sea más rica porque, la búsqueda de los necesarios consensos entre países con tamaños diferentes, niveles de riqueza y desarrollo distintos, sistemas políticos, económicos y sociales que no son los mismos, obliga a ejercitar la imaginación que es un elemento central para la unidad en la diversidad.

Abelardo Moreno, representante del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y quien ha tenido una amplia participación en el desarrollo de ese mecanismo, afirmó que
“Somos países diversos, países distintos, naciones que aunque en lo esencial tengamos un origen bastante común, sí tenemos particularidades que nos diferencian las unas de las otras, y el gran desafío radica, precisamente, en tratar de buscar la forma en que esas diferencias no constituyan un valladar insalvable en la búsqueda de la verdadera unidad”.

En realidad, la CELAC no es una organización de integración en el sentido clásico de la palabra como el MERCOSUR, CARICOM, SICA, sino ante todo se ha desenvuelto como una organización política que tiene que buscar cuál es el mínimo común múltiplo de las posiciones de América Latina y el Caribe para alcanzar consensos políticos, aunque puede fomentar proyectos de integración.

La declaración acordada por sus máximos integrantes durante la II Cumbre efectuada en La Habana en 2012 de declarar a la región como zona de paz, debe ser uno de los aspectos más relevantes a defender en estos tiempos.

Resulta un elemento fundamental que en este mecanismo de integración Estados Unidos no esté presente pues es un ente aparte de los países que Simón Bolívar y José Martí consideraron como elementos imprescindibles de Nuestra América. 

Unidad en la diversidad, es pensamiento clave de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.


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