Por
Hedelberto López Blanch
Pese a los
golpes contra la unidad latinoamericana que ha ejecutado Estados Unidos en los
últimos tiempos al imponer algunos regímenes afines a su política
desestabilizadora y neoliberal, la CELAC, fundada en 2011 en Venezuela, ha
resistido los embates y vuelve a encaminar su derrotero.
Tras el
golpe de Estado contra el presidente boliviano, Evo Morales, dirigido y
ejecutado desde Washington con la anuencia de militares y la ultraderecha
criolla, el derrocado mandatario no pudo asistir a México para entregar la
estafeta de la presidencia protempore a ese país.
También han
sucedido noticias halagadoras como los triunfos de gobiernos progresistas en
México y Argentina (primera y tercera economías de la región) que han implicado
una gran derrota al neoliberalismo en la zona debido a que se encaminan a
aplicar medidas económicas y sociales a favor de sus
pueblos.
En la Cumbre
de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que sesionó en
México el pasado 8 de enero, el ministro de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard presentó 14 proyectos y enfatizó
que esa reunión posibilita que el mecanismo funcione y vaya adelante.
Estuvieron
presente 29 países de los 33 miembros los que acordaron compromisos de
colaboración en diversas áreas, creación de un proyecto especial en conjunto,
grupos para atender desastres naturales, encuentros científicos, compras en
común, monitoreo sobre la existencia de antimicrobianos, además de metodología
contra la corrupción.
Asimismo,
realizar trabajos en conjunto en Naciones Unidas, mecanismos de gobernabilidad
y contra la desigualdad, acción sustentable de los recursos oceánicos y ejercicio
turístico en común.
El canciller
mexicano prevé que con estas acciones se logre un crecimiento del Producto
Interno Bruno (PIB) del 1,3 % en 2020 para la región.
En el
cónclave se acordó celebrar un Foro ministerial de Ciencia, Tecnología e Innovación
a desarrollarse en marzo en ese país.
Además se
aprovechará la próxima Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre, con
el fin de presentar como bloque, una agenda de trabajo para fortalecer la
economía de sus pueblos, donde participaran los países de la región y China
será el invitado especial, considerado como la nación más potente
económicamente del orbe.
La CELAC
constituida en 2011 en Venezuela es un excelente mecanismo para consolidar el
diálogo regional y la concertación política así como para impulsar el
desarrollo económico de América Latina y el Caribe.
Agrupa a 33
países con una población de 624 millones de personas, abarcan el 15 % del
territorio mundial y generan el 7,1 % del PIB global. Cuentan con alto
potencial energético por sus reservas petroleras, gasíferas y capacidades en
áreas hidroeléctricas; costas en los océanos Atlántico y Pacífico y tráfico
importante de transporte marítimo mundial.
A la cita en
México no acudieron Bolivia por el golpe de Estado y la crisis política que
vive el país; Brasil cuyo presidente Jair Bolsonaro sigue todas las órdenes que
le indican desde Washington, así como Dominica y Trinidad y Tobago debido a
condiciones climáticas en sus países que impidieron a sus delegados viajar a
tiempo al cónclave.
Ciertamente
que América Latina y el Caribe, a pesar de la creación de la CELAC, y de los
intentos de fomentar la unidad, es una región diversa y esa diversidad quizás
hace que sea más rica porque, la búsqueda de los necesarios consensos entre países
con tamaños diferentes, niveles de riqueza y desarrollo distintos, sistemas
políticos, económicos y sociales que no son los mismos, obliga a ejercitar la
imaginación que es un elemento central para la unidad en la diversidad.
Abelardo
Moreno, representante del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y quien
ha tenido una amplia participación en el desarrollo de ese mecanismo, afirmó
que
“Somos
países diversos, países distintos, naciones que aunque en lo esencial tengamos
un origen bastante común, sí tenemos particularidades que nos diferencian las
unas de las otras, y el gran desafío radica, precisamente, en tratar de buscar
la forma en que esas diferencias no constituyan un valladar insalvable en la
búsqueda de la verdadera unidad”.
En realidad,
la CELAC no es una organización de integración en el sentido clásico de la
palabra como el MERCOSUR, CARICOM, SICA, sino ante todo se ha desenvuelto como
una organización política que tiene que buscar cuál es el mínimo común múltiplo
de las posiciones de América Latina y el Caribe para alcanzar consensos
políticos, aunque puede fomentar proyectos de integración.
La
declaración acordada por sus máximos integrantes durante la II Cumbre efectuada
en La Habana en 2012 de declarar a la región como zona de paz, debe ser uno de
los aspectos más relevantes a defender en estos tiempos.
Resulta un
elemento fundamental que en este mecanismo de integración Estados Unidos no
esté presente pues es un ente aparte de los países que Simón Bolívar y José
Martí consideraron como elementos imprescindibles de Nuestra América.
Unidad en la
diversidad, es pensamiento clave de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños.
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