Leyde E. Rodríguez
Hernández
CEPRID
Foto: Virgilio Ponce |
La predicción de
lo que sucederá en Francia en el 2012 requiere de un análisis profundo de las
principales tendencias políticas y, en última instancia, de los factores
económicos y sociales que dictan el movimiento de la sociedad francesa.
En estas observaciones
politológicas pretendo hurgar en el horizonte del escenario más probable de las
próximas elecciones presidenciales, a partir de la creciente influencia de la
política exterior y del ámbito internacional en las dinámicas de política
interna de un Estado.
Desde que Nicolás
Sarkozy llegó al poder, en el 2007, ha hecho de la política exterior su
principal carta de triunfo. La diplomacia se erigió en un resorte de
credibilidad para su accionar político. Con esos fines hizo gala de un
hiperactivismo como promotor de iniciativas de alcance regional y mundial en
calidad de presidente de turno de la Unión Europea, con el concebido objetivo
de enfrentar la crisis económica-monetaria capitalista y diseñar una “nueva”
arquitectura financiera internacional a través de su presidencia anual, en el
2011, del G-8 y el G-20, respectivamente. Sobresalieron sus gestiones a favor
de la Iniciativa para el Mediterráneo y su dinamismo en la concertación de
posturas con Estados Unidos sobre diversos conflictos internacionales: Afganistán,
Côte d’Ivoire y Libia, para solo mencionar los de mayor impacto en las
relaciones regionales e internacionales.
El área de mayor
sobredimensionamiento en la política exterior francesa ha sido el aspecto
militar. En el 2010 fueron destinados 570 millones de euros a las operaciones
exteriores de carácter militar en correspondencia con un presupuesto para la
“defensa” de 32 mil millones de euros. En el 2011 los militares disponen de 900
millones de euros, de ellos 500 millones para las acciones en Afganistán, a lo
cual se agregaron, a comienzos de julio de este año, 900 millones de euros para
la guerra en Libia (1). Solo la operación
“Harmattan” contra Libia, iniciada el 19 de marzo de 2011, costó 50 millones de
euros sin que la clase política francesa obtuviera rápidamente los resultados
esperados. Sin contar el costo humano de más de 70 soldados muertos en el
exterior y de cientos de heridos que han regresado vivos, pero sufriendo
severos traumatismos sicológicos ya que no comprenden las razones de su
participación en conflictos internos de otros países, como tampoco lo entienden
la mayoría de los ciudadanos franceses.
Para tener una
idea precisa del militarismo francés allende sus fronteras nacionales,
informaciones oficiales han confirmado que 22 000 soldados intervienen en el
extranjero: 4 000 en Afganistán, 9 700 en África, 1 500 en Côte d’ Ivoire;
además de la implicación de sus dispositivos militares en Libia, Kosovo,
Líbano, Somalia, en el Golfo de Guinea y la República Centroafricana, entre otros
países con menor presencia militar.
Pero esos datos
son insuficientes para predecir qué ocurrirá exactamente en Francia en el 2012.
La nación francesa no es una excepción en el concierto internacional, como en
otras potencias, los ciudadanos ante una elección presidencial están
condicionados principalmente por discernimientos de carácter económico y
social. Los asuntos internacionales, salvo en ciertos períodos de extrema
tensión o de guerra legitima, no constituyen una prioridad. Tal vez por eso la imperceptible
reacción popular y de las fuerzas del arcoíris progresista al intervencionismo
militar francés en Libia y otras regiones del planeta.
En el 2012
cualquiera que sea el candidato a la presidencia no podría menospreciar un
conjunto de argumentaciones racionales:
Los franceses, en
sentido general, están acostumbrados a la política de potencia de su
Estado-nación. Por eso cabe esperar que se imponga el enfoque estratégico en
torno a la política exterior en los debates que se produzcan en la coyuntura de
la elección presidencial. Un candidato que no parezca creíble para representar
los múltiples intereses galos en el extranjero, es muy probable que no sea
elegido presidente, porque en el imaginario y los reflejos de un segmento
cardinal de los franceses el Jefe de Estado es la imagen principal de su país y
desempeña un papel fundamental en la escena internacional.
¿Es que eso
significa que la sociedad francesa sea mucho más conservadora que en décadas
anteriores? Este problema podría indagarse, pero lo principal radica en que el
régimen de la Quinta República otorga poderes esenciales al presidente en dos
sectores clave de la seguridad nacional de la nación: me refiero a la política
de “defensa” y exterior (diplomacia). Al mismo tiempo, las cuestiones internacionales
jugarán un papel relevante, por tanto una potencia con las dimensiones y
atributos de Francia deberá enfrentar los desafíos que entrañan para su
posicionamiento global las nuevas correlaciones de fuerza en un sistema
internacional que ya perfila un acento multipolar y pluripolar.
Nunca antes en la
historia de las relaciones internacionales el escenario mundial y la política
exterior de los Estados habían sido tan influyentes al interior de las
naciones. Eso se debe, entre un conjunto de causas históricas, al rápido
proceso de la globalización en materia tecnológica, a la concentración del
poder militar y económico en un reducido grupo de potencias y al alcance sin
límites de las transnacionales de la (des) información. En el momento actual ya
ningún ciudadano puede ignorar estos efectos y sobre todo lo que ocurre fuera
de las fronteras nacionales. El ciudadano con acceso a las redes sociales tiene
ahora un alcance global y los franceses, en particular, se interesan cada vez
más por el devenir de su país en los asuntos internacionales.
Nicolás Sarkozy
aplica el realismo en la lucha por el poder. Su pragmatismo arroja luz sobre la
importancia que concede al peso de la dimensión internacional y a lo que ella
puede jugar a su favor en la elección presidencial de 2012. Es probable que
ningún otro candidato pueda mostrar una experiencia semejante a la de Sarkozy
en la escena internacional. ¿Tendría algún otro candidato en la etapa actual el
apoyo unánime de la llamada comunidad internacional? Esta es otra pregunta
capital en el contexto mundial reinante y de la propia política francesa.
Lo más importante
es que el gobierno de Sarkozy ha realizado en cuatro años una inversión inmensa
en el ámbito de los principales actores de la política internacional, mientras
conocíamos por diversas empresas encuestadoras sobre su sostenido índice de
impopularidad y de baja aceptación social. Priorizar la diplomacia y
administrar sus efectos en la política interna ha sido la estrategia seguida
por el Eliseo a fin de legitimar la gestión presidencial de Sarkozy, pues, como
exponía, la tradición política ha hecho que el electorado francés tenga bien
interiorizado el valor de la cultura de lo internacional.
Por otro lado, el
accionar de Francia seguirá centrando en las estrechas relaciones con Estados
Unidos en el ámbito de la OTAN, principalmente en los frentes abiertos en Libia
y Afganistán. Una victoria en Libia frente al Gadafi se estima que daría
mayores créditos a Sarkozy en 2012. Algunos analistas consideran que con un éxito
militar en Libia, Sarkozy espera obtener en el mundo árabe un tipo de
popularidad comparable a la de Jacques Chirac, después de su rechazo a la
guerra de Irak en 2003, lo cual está por confirmarse, pues de ocurrir lo
contrario también tendría un efecto muy contraproducente para sus aspiraciones
en 2012.
Otro problema, ya
mencionado, es que el fortalecimiento de la presencia militar francesa en
Afganistán trajo consigo un incremento de la cantidad de los soldados muertos.
Y esto probablemente será un tema peliagudo en los debates electorales hacia la
presidencial de 2012, acrecentado por el desenlace final de la guerra en Libia,
sea este para bien o para mal de Francia.
La elección se
acerca, los diversos candidatos no podrán soslayar ningún aspecto de la
compleja vida nacional francesa. Sin embargo, ¿Podrán ellos imponer la política
interna a modo de factor decisorio en la contienda electoral? En la solución de
esta interrogante se encuentra el destino presidencial de Sarkozy, así como la
posibilidad de la entrada de un eventual candidato al Elíseo.
Por el momento,
dos asuntos estratégicos de la proyección internacional: política exterior
(diplomacia) y “defensa”, aunque no sean, en el sentido tradicional, el factor
decisivo para la selección de un presidente, no podrían perderse de vista a la
hora de hacer la diferencia entre Sarkozy y otros candidatos, porque en su
generalidad los exigentes electores franceses desean seguridad y confianza para
su país en un paisaje internacional que perciben enrarecido a causa de las
tendencias globales desestabilizadoras que patentizan la incertidumbre y el
caos mundial ante las nuevas correlaciones de poder en emergencia.
Finalmente
insisto: ¿Qué pasará en Francia en el 2012? La conjunción de los factores
expuestos tendrá inevitablemente la última palabra. La participación activa de
los sectores populares en esa elección ayudaría a encauzar hacia el futuro
nuevas configuraciones de los actores políticos franceses hacia una alternancia
política, porque ya anteriores disputas electorales por la presidencia
arrojaron un alto abstencionismo cívico que de repetirse limitará las
perspectivas novedosas para un cambio político en la sociedad.
Diez meses es todavía
mucho tiempo en política para vaticinar con acierto el resultado de un proceso
que depende de la evolución de las diversas variables enfocadas en este
artículo. En suma, lo más claro reside en que aún queda un camino espinoso por
recorrer para todos los protagonistas de la política francesa con pretensiones
de entrar o permanecer en el Elíseo. Quién sabe si dos meses antes de la
elección presidencial las dinámicas económicas y políticas en marcha se
muestren más definidas para pronosticarlo.
(1) Datos tomados del artículo de Jean-Pierre Delaheye “Sarkozy, chef de guerre » Le Réveil des combattants. Paris, No. 773, juin 2011.
PRINCIPALES
CANDIDATOS
•NICOLAS
SARKOZY. A pesar de su pérdida de votos en las encuestas, trata de darle un
nuevo impulso a su campaña promoviendo nuevas reformas e intentando dar la
imagen de un jefe de Estado con experiencia, hábil y capacitado para sortear la
crisis.
•FRANCOIS
HOLLANDE. Después de 11 años como primer secretario del Partido Socialista, en
el año 2008 abandonó el cargo para preparar, calladamente, su carrera hacia el
Elíseo, que finalmente comenzó tras el suicidio político del favorito Dominique
Strauss-Kahn.
•MARINE LE
PEN. A su 43 años se presenta por primera vez a las elecciones presidenciales.
Fue eurodiputada hasta que hace un año fue proclamada presidenta del
ultraderechista Frente Nacional (FN) en sustitución de su padre, líder
histórico del movimiento que cedió el testigo a sus 82 años. Marine logró
vencer en las elecciones internas del partido con 67.65% de los votos al otro
candidato, el vicepresidente del movimiento Bruno Gollnisch. En las encuestas
figura en tercera posición.
•FRANCOIS
BAYROU. A sus 60 años, el líder centrista se lanza por tercera vez a la carrera
por el Elíseo con la intención de conquistar al electorado situado entre
Hollande y Sarkozy. En 2007 quedó en tercera posición en la primera ronda y
confía en dar la sorpresa.
•EVA JOLY.
Nacida en Oslo (Noruega) hace 68 años en una familia humilde, con 20 años se
mudó a París donde se hizo abogada. Ha sido juez anticorrupción, ecologista y
es la candidata de los Verdes. Propone suprimir el desfile militar del 14 de
julio, día de la fiesta nacional.
•JEAN-LUC
MELANCHON. Tiene 60 años, fue designado candidato por el Partido Comunista y su
propio movimiento, llamado el Partido de Izquierda. Ex miembro del Partido
Socialista, quiere "reorganizar la izquierda" y romper con el
liberalismo y los mercados. Es la primera vez que el Partido Comunista presenta
a un candidato no comunista.
•DOMINIQUE
DE VILLEPIN. Fue ministro de Exteriores, de Interior y luego premier entre 2002
y 2007, durante el segundo mandato de Jacques Chirac. Enemigo de Sarkozy, a sus
58 años se presenta con el partido República Solidaria y argumenta que siente,
"como muchos franceses, que Francia está humillada cuando sufre la ley de
los partidos" y también "la ley de los mercados". Sólo 1% piensa
votar por él.
(1) Datos tomados del artículo de Jean-Pierre Delaheye “Sarkozy, chef de guerre » Le Réveil des combattants. Paris, No. 773, juin 2011.
Dr. Leyde E. Rodríguez
Hernández. Profesor e Investigador del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales de Cuba
No hay comentarios:
Publicar un comentario