La 62ª reunión del Club de Bilderberg, una de las estructuras más cerradas de la
gobernanza global y que los periodistas le han achacado el epíteto de la
camarilla global, se llevó a cabo en la ciudad de Copenhague, Dinamarca entre el
31 de mayo y el 1º de junio del corriente.
En un informe de prensa, la
organización declaró que la agenda cubriría una amplia gama de cuestiones tales
como el futuro de la democracia y de la clase media, la nueva arquitectura
internacional del Medio Oriente y el futuro de Europa. Esta redacción vaga y
ambigua ocultó problemas específicos que también fueron objeto de discusión.
Estos incluyeron las perspectivas del programa nuclear iraní, particularmente
dado el acercamiento entre Rusia, China e Irán y el alza en los movimientos
nacionalistas en Europa, lo cual aumenta el peligro de su desintegración; el
acuerdo gasífero entre Rusia y China; la futura legislación de la Unión Europea
sobre la privacidad en Internet; las guerras cibernéticas y su influencia sobre
la libertad en Internet y el cambio climático.
Dos puntos fueron centrales: la
situación en Ucrania y la política exterior de Barack Obama, considerada por los
círculos influyentes del establecimiento global, como
ineficiente.
El tono de estas discusiones fue
impuesto por el reciente acuerdo gasífero de largo alcance entre Rusia y China.
Según observadores occidentales, el acuerdo le ha permitido a Rusia fortalecer
significativamente su posición en el mundo en general y en Ucrania en
particular. La asociación gasífera entre Rusia y China le quita a Kiev su último
argumento: el control del gasoducto que une a Rusia con sus socios europeos. Al
mismo tiempo, la alianza estratégica entre China y Rusia ha sido un largo dolor
de cabeza para Occidente, que ha hecho todo lo posible para impedir el
acercamiento entre los dos países.
Uno de los participantes en la
reunión del Bilderberg en Copenhague confirmó que
Ucrania fue uno de los primeros problemas en discutirse durante la reunión del
31 de mayo a la mañana. No se sabe con exactitud quiénes participaron en la
reunión, pero se puede sacar ciertas conclusiones considerando la lista de las
personas invitadas.
Indudablemente pareciera que la
reunión entre los participantes giró sobre la actual estrategia de Estados
Unidos que es considerada ineficiente pero que todos no estaban muy seguros
acerca de cómo debería cambiar. Estuvieron particularmente dudosos acerca del
grado en que sería necesario que Occidente redujera el nivel de tensión en sus
relaciones con Moscú respecto al problema ucraniano.
Se presume que el Secretario General
de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen y el general de cuatro estrellas
norteamericano, Philip Breedlove, Comandante de las
fuerzas de la OTAN en Europa, también participaron en la discusión sobre Ucrania
en la reunión del Bilderberg. Varios días antes de
esta reunión, luego del encuentro de los jefes del estado mayor de la OTAN, el
mismo Breedlove anunció que la alianza no tenía
planeado un cambio en el formato de sus relaciones con Rusia en relación con los
problemas de seguridad global a consecuencia de la crisis de Ucrania,
especialmente con relación a Afganistán. (Aparentemente, no se le ocurrió al
general norteamericano discutir si a Rusia le gustaría mantener el formato de
sus propias relaciones con la OTAN en respuesta a sus diferencias respecto de
Ucrania). La posición de Rasmussen es menos clara, pero en recientes
declaraciones públicas no ha planteado que la confrontación con Rusia sea
intensificada.
El director del Programa Rusia y
Eurasia del Centro Carnegie, Eugene Rumer, quien
anteriormente había llamado la atención sobre el hecho de que el problema en
Ucrania está lejos del factor ruso sino en el vacío de seguridad creado por las
acciones del régimen de Kiev, luego de los acontecimientos de Maidan, estaba presente en la discusión sobre Ucrania.
Además, Rumer cree que los intentos de Kiev por
conseguir ayuda militar directa de Estados Unidos en forma de armamentos, por
ejemplo,son
contraproducentes, ya que Ucrania misma es el noveno productor exportador de
armamentos en el mundo y su problema no es la falta de armamento sino la
abundancia de éste.
Resulta revelador que casi no
hubiera representantes invitados de la Unión Europea para tratar lo de Ucrania
en la reunión de Copenhague (con la excepción del Ministro de Relaciones
Exteriores de Suecia, Carl Bildt). Según observadores,
los europeos dentro de la élite global están siendo gradualmente apartados en la
resolución del problema de Ucrania.
En general, fue imposible que los
temores de los grandes industriales y hombres de negocios, quienes
tradicionalmente conforman una proporción significativa de los invitados a las
reuniones de Bilderberg, no surgieran durante las
discusiones en Copenhague, ya que las sanciones iniciadas por el gobierno de
Obama contra Rusia están desatando un caos en sus negocios sin que aporten
ningún beneficio tangible para ellos.
Por otra parte, los críticos del
gobierno de Obama creen que debido a sus acciones en relación con la cuestión de
Ucrania, han creado las condiciones para que Pekín y Moscú inicien exitosamente
la construcción de relaciones estratégicas de largo plazo que Occidente no puede
ver de ninguna manera como no sea una amenaza contra el sistema global de
gobernanza (de ahí que la contención del desarrollo de una asociación entre
China y Rusia sea prioritaria una vez más).
Luego de la reunión del grupo de
Bilderberg, pareciera que la presión sobre el gobierno
de Obama está creciendo en Occidente simultáneamente desde dos puntos: de parte
de aquellos que les gustaría que la Casa Blanca redujera la agresividad en la
retórica hacia Rusia y de aquellos que son agudamente críticos del presidente
norteamericano por su falta de decisión y determinación respecto de Ucrania y
que creen que Ucrania debe ser conservada como un territorio para combatir a
Rusia en años venideros.
Dificultoso resulta señalar cuál
será el balance final de estas fuerzas, pero resulta bastante obvio que la
insatisfacción con Washington ha crecido en Occidente desde la anterior reunión
del grupo Bilderberg. Esta insatisfacción es
compartida por líderes europeos, corporaciones transnacionales e incluso por
parte de las élites del gobierno norteamericano. La ironía de la situación
revelada por la crisis ucraniana es que existe el riesgo de que la política
exterior de Washington utilizada para intimidar a Rusia, se está haciendo realidad aunque de otra forma, contra los
mismos Estados Unidos.
Resulta improbable que el resultado
de las discusiones de Bilderberg se manifieste el día
de mañana, pero comenzará a sentirse durante el otoño y en todas las áreas
importantes de la política mundial china, rusa y
ucraniana.
APORREA
19 de junio de 2014. VENEZUELA
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