(…)
Como dije al principio, los diputados y todo el pueblo sentimos la enorme
emoción y alegría de compartir la presencia en la Patria de Gerardo, Ramón,
Antonio, Fernando y René, convirtiendo en realidad la promesa del compañero
Fidel hace trece años. El extraordinario ejemplo de firmeza, sacrificio y
dignidad de los Cinco enorgullece a la Nación, que batalló incansablemente por
su liberación y ahora los acoge como verdaderos héroes (Aplausos).
Debo
reiterar la profunda y sincera gratitud a todos los movimientos y comités de
solidaridad que lucharon para conseguir su libertad y a innumerables gobiernos,
parlamentos, organizaciones, instituciones y personalidades que aportaron su
valiosa contribución.
El
pueblo cubano agradece esta justa decisión del Presidente de los Estados
Unidos, Barack Obama. Con ello se ha eliminado un obstáculo en las relaciones
entre nuestros países.
El
mundo entero ha reaccionado positivamente ante los anuncios que se hicieron el
pasado miércoles, valorando su importancia en las relaciones internacionales y
especialmente para los vínculos de Estados Unidos con la región, lo que ha
suscitado declaraciones favorables de gobiernos, presidentes y reconocidas
personalidades, las cuales agradecemos sinceramente.
Ha
sido fruto de conversaciones al más alto nivel, sostenidas en estricta
discreción y que contaron con la contribución del Papa Francisco y facilidades
ofrecidas por el Gobierno de Canadá.
Este
resultado ha sido posible, además, gracias a los profundos cambios ocurridos en
América Latina y el Caribe cuyos gobiernos y pueblos comparten el reclamo de
una nueva política de Estados Unidos hacia Cuba.
Saludamos
el planteamiento del Presidente Obama de abrir un nuevo capítulo en los
vínculos entre ambas naciones y de introducir los más significativos cambios en
la política estadounidense de los últimos 50 años.
Igualmente,
reconocemos la disposición expresada por él de sostener con el Congreso
norteamericano un debate sobre el levantamiento del bloqueo, así como su anhelo
de lograr un futuro mejor para ambos pueblos, nuestro hemisferio y el mundo.
Compartimos
la idea de que puede abrirse una nueva etapa entre los Estados Unidos y Cuba,
que se inicia con el restablecimiento de relaciones diplomáticas, las cuales
deberán estar basadas en las Convenciones sobre Relaciones Diplomáticas y
Consulares que regulan la conducta de las Misiones Diplomáticas y Consulares y
de sus funcionarios.
A
los contactos de alto nivel entre ambos gobiernos, acudiremos con espíritu
constructivo, de respeto y reciprocidad, con el propósito de avanzar hacia la
normalización de las relaciones bilaterales.
Como
expresé el pasado 17 de diciembre, se ha dado un paso importante, pero queda
por resolver lo esencial, que es el cese del bloqueo económico, comercial y
financiero contra Cuba, recrudecido en los últimos años, en particular en el ámbito
de las transacciones financieras, con la aplicación de enormes e ilegítimas
multas contra bancos de diversos países.
Nuestro
pueblo debe comprender que, en las condiciones anunciadas, esta será una lucha
larga y difícil que requerirá que la movilización internacional y de la
sociedad norteamericana continúe reclamando el levantamiento del bloqueo.
Todos
los datos indican que una mayoría de los ciudadanos norteamericanos, y aun más
amplia de la emigración cubana, favorece la normalización de las relaciones
bilaterales. En el Congreso de los Estados Unidos, que convirtió en Ley las
disposiciones del bloqueo, también crece la oposición a esta política.
Esperamos
que el Presidente de los Estados Unidos utilice con determinación sus
prerrogativas ejecutivas para modificar sustancialmente la aplicación del
bloqueo, en aquellos aspectos que no requiera la aprobación del Congreso.
Al
propio tiempo, estudiaremos el alcance y forma de aplicación de las positivas
medidas ejecutivas anunciadas por el Presidente Obama.
Es
alentadora su instrucción de revisar la injustificable inclusión de Cuba en la
Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo Internacional. Los hechos
demuestran que Cuba ha sido víctima de múltiples ataques terroristas, muchos de
cuyos responsables gozan hoy de impunidad, como todos sabemos, nos han costado
miles de muertos y mutilados.
Los
pretextos esgrimidos con ese fin carecen absolutamente de base, como todo el
planeta conoce. Solo sirven a intereses políticos como falso argumento para
justificar el endurecimiento del bloqueo, especialmente en el sector
financiero.
Desde
Cuba jamás se ha organizado, financiado ni ejecutado un acto terrorista contra
personas, intereses o territorio alguno de los Estados Unidos, ni se permitirá.
Cada vez que hemos conocido cualquier información sobre planes terroristas
contra Estados Unidos, se lo informamos a su Gobierno, al cual desde hace años
hemos propuesto establecer un acuerdo de cooperación en esa materia.
Siempre
estuvimos dispuestos al diálogo respetuoso, sobre la base de la igualdad para
tratar los más diversos temas de forma recíproca, sin sombra a nuestra
independencia nacional y autodeterminación y, como Fidel señalara, sin
renunciar a uno solo de nuestros principios.
Reitero
que solo es posible avanzar a partir del respeto mutuo, que implica la
observancia de los principios del Derecho Internacional y de la Carta de las
Naciones Unidas, entre ellos, la igualdad soberana de los Estados, la igualdad
de derechos y la libre determinación de los pueblos, el arreglo de las
controversias internacionales por medios pacíficos, abstenerse de recurrir a la
amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la
independencia de cualquier Estado, y la obligación de no intervenir en los
asuntos que son de la jurisdicción interna de los Estados, lo que implica que
cualquier forma de injerencia o de amenaza a los elementos políticos,
económicos y culturales de un Estado constituye una violación del Derecho
Internacional.
En
consonancia con la Proclama de América Latina y el Caribe como Región de Paz,
firmada por los Jefes de Estado y Gobierno el pasado 29 de enero, en La Habana,
durante la Cumbre de la CELAC, todo Estado tiene el derecho inalienable a
elegir su sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia en
ninguna forma por parte de otro Estado, lo que constituye un principio de Derecho
Internacional. Este documento fue firmado aquí en La Habana por todos los Jefes
de Estado y de Gobierno de este continente, con excepción de los Estados Unidos
y de Canadá, que no fueron invitados a la misma.
Entre
los gobiernos de los Estados Unidos y Cuba hay profundas diferencias que
incluyen, entre otras, distintas concepciones sobre el ejercicio de la
soberanía nacional, la democracia, los modelos políticos y las relaciones
internacionales.
Reiteramos
la disposición al diálogo respetuoso y recíproco sobre las discrepancias.
Tenemos firmes convicciones y muchas preocupaciones sobre lo que ocurre en los
Estados Unidos en materia de democracia y derechos humanos y aceptamos
conversar, sobre las bases enunciadas, acerca de cualquier tema de todo lo que quieran
discutir, de aquí, pero también de los Estados Unidos.
No
debe pretenderse que para mejorar las relaciones con los Estados Unidos, Cuba
renuncie a las ideas por las que ha luchado durante más de un siglo, por las
que su pueblo ha derramado mucha sangre y ha corrido los mayores riesgos.
Es
necesario comprender que Cuba es un Estado soberano cuyo pueblo, en libre
referendo para aprobar la Constitución, decidió su rumbo socialista y sistema
político, económico y social (Aplausos).
De
la misma forma que nunca nos hemos propuesto que los Estados Unidos cambien su
sistema político, exigiremos respeto al nuestro (Aplausos).
Ambos
gobiernos debemos adoptar medidas mutuas para prevenir y evitar hechos que
puedan afectar los progresos en la relación bilateral, basados en el respeto a
las leyes y el ordenamiento constitucional de las partes.
No
ignoramos las virulentas críticas que ha debido soportar el Presidente Obama, a
causa de los citados anuncios, por parte de fuerzas que se oponen a la
normalización de las relaciones con Cuba, incluyendo legisladores de origen
cubano y cabecillas de grupúsculos contrarrevolucionarios que se resisten a
perder el sustento que les han proporcionado décadas de confrontación entre
nuestros países. Harán todo lo posible por sabotear este proceso, sin descartar
acciones provocativas de toda índole. Por nuestra parte primará una conducta
prudente, moderada y reflexiva, pero firme (Aplausos).
En
Cuba existen numerosas y diversas organizaciones de masas, sindicales,
campesinas, femeninas, estudiantiles, de escritores y artistas, sociales,
incluso representados en el Consejo de Estado, y no gubernamentales, muchas de
ellas representadas por diputados a esta Asamblea, a las que ofendería que se
les confundiera con unos pocos cientos de individuos que reciben dinero,
instrucciones y oxígeno del exterior.
En
los organismos multilaterales, como la Organización de Naciones Unidas
continuaremos nuestra defensa de la paz, del Derecho Internacional y de las
causas justas, así como la denuncia de las amenazas a la supervivencia de la
especie humana que implican el cambio climático y los arsenales nucleares.
Continuaremos
promoviendo el ejercicio de los derechos humanos, incluidos los derechos
económicos, sociales y culturales, por parte de todas las personas y del
derecho a la paz y al desarrollo de los pueblos.
La
Revolución Cubana debe profunda gratitud a los pueblos, partidos y gobiernos de
quienes ha recibido invariable y permanente solidaridad y seguirá orientando su
política exterior sobre bases inamovibles de fidelidad a los principios
(Aplausos).
Símbolo
de lo anterior son las especiales relaciones que mantenemos con la República
Bolivariana de Venezuela a la que seguiremos brindando apoyo frente a los
intentos de desestabilizar al gobierno legítimo que encabeza el compañero
presidente Nicolás Maduro Moros y rechazamos las pretensiones de imponer
sanciones a esa hermana nación (Aplausos).
Como
señalé días atrás tenemos la disposición a cooperar con Estados Unidos en el
ámbito multi y bilateral ante peligros que requieren respuestas humanitarias
colectivas y eficaces, que no debieran nunca politizarse.
Este
es el caso del enfrentamiento al Ébola en África Occidental y la prevención en
las Américas, tal como proclamó la reciente Cumbre Extraordinaria del ALBA que
sostuvimos en La Habana sobre el tema el pasado mes de octubre.
Como
he declarado en las recientes Cumbres de CARICOM y del ALBA, agradezco la
invitación del presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, a participar en la VII
Cumbre de las Américas y confirmo que asistiré para expresar nuestras
posiciones, con sinceridad y respeto por todos los Jefes de Estado y Gobierno,
sin excepción.
La
participación de Cuba es resultado del sólido y unánime consenso de la América
Latina y el Caribe, que vive una nueva época y se ha unido, dentro de su
diversidad, en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que
Cuba se honró en presidir el pasado año.
No
olvidamos que el ALBA, con su permanente reclamo y el apoyo de todos los países
de la región, logró la eliminación de aquellas viejas y oprobiosas sanciones a
Cuba establecidas en 1962 por la Organización de Estados Americanos, en la
República de Honduras, donde apenas un mes después derrocaron, por un golpe de
Estado, al presidente de dicho país, el compañero Zelaya. (…)
Fuente:
Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité
Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y
de Ministros, en la clausura del IV Período Ordinario de Sesiones de la VIII
Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de
Convenciones, el 20 diciembre de 2014, “Año 56 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas - Consejo de
Estado)
Granma,
20 de diciembre de 2014 21:12:42
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