Por Fernando Capotondo
Diario Tiempo
Argentina
El catedrático condena
el mantenimiento del bloqueo a la isla y aclara que las relaciones entre ambos
países "no se han normalizado". Destaca el creciente apoyo que
reciben a nivel internacional y confía que las nuevas generaciones mantendrán
viva la revolución.
Leyde Rodríguez Hernández. Especialista cubano en Relaciones Internacionales |
La noticia del restablecimiento de las
relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos recorrió el mundo como uno
de los grandes avances de la región. Pero pasó casi un año y aquel anuncio que
vislumbraba el esperado fin del bloqueo sólo representó un sueño, una suerte de
misión imposible de alcanzar por obra y gracia del espíritu norteamericano,
según explica el catedrático cubano Leyde Rodríguez Hernández, en una
entrevista con Tiempo en la que analiza la nueva situación política entre ambas
naciones, habla de la posición de las nuevas generaciones frente al conflicto y
destaca el creciente apoyo que reciben en todos los organismos internacionales.
"Es importante aclarar que con Estados
Unidos hubo un restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero en ningún
momento se avanzó hacia su normalización… En la política de Obama se aprecian
más acciones verbales que actos concretos", afirma el diplomático y
profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García,
de La Habana.
-¿Qué análisis
hicieron en Cuba del reinicio de las relaciones diplomáticas con EE UU, cuando
el bloqueo se mantiene aún vigente?
-Nosotros tenemos claro que el fin del
bloqueo es el principal objetivo de Cuba. Desde que se inició con la
administración Kennedy, hace 56 años, libramos muchas batallas diplomáticas y
hemos visto cómo se sumaban cada vez más países a las resoluciones de la ONU
para que se termine. Aunque en Estados Unidos hablan de un embargo, este
bloqueo es una verdadera guerra económica contra Cuba, que ha privado a la
población sus más elementales derechos de bienestar económico. Hoy el 70% de la
población nació bajo el bloqueo y sabe lo que es sentir la necesidad de los productos
básicos más elementales. Es el principal obstáculo para que se desarrolle Cuba,
obtenga inversiones y mantenga las conquistas sociales logradas por la
revolución. Todo se ve muy afectado por la política de bloqueo de Estados
Unidos, un país que tenemos muy cerca pero al que no podemos acceder para
vender nuestros productos. Es el único país que por ley prohíbe viajar a cuba,
incluso violando una de las enmiendas de su propia Constitución.
-Acaba de destacar el
apoyo que recibe Cuba en organismos internacionales, ¿hasta qué punto es
realmente importante este respaldo?
–Cuba hoy es un actor reconocido a nivel
internacional. Ya no es más la pequeña isla de 1959, dominada por Estados
Unidos, con 6 millones de habitantes y un 40% de la población analfabeta. El
reconocimiento a nuestros reclamos ha sido tan amplio que en la última votación
de la ONU nos apoyaron 191 países. Cuba nunca estuvo aislada, ha estado
acompañada por los pueblos y esa relación de políticas solidarias contribuyó al
actual pronunciamiento mundial contra el bloqueo.
–¿Son optimistas o hay
resignación con el Congreso de EE UU, donde se debe definir el fin del bloqueo?
–Siempre fuimos optimistas, aún en las
peores condiciones. Si no lo hubiéramos sido la revolución no hubiera
sobrevivido al permanente hostigamiento de Estados Unidos y a la desaparición
del campo socialista y la Unión Soviética. Nosotros afrontamos todo con
alegría, pero con profundidad, como decía el Che. Un total de 191 países nos
apoyaron en la ONU y vemos que Estados Unidos también está en sus propias
contradicciones. Desde el 17 de diciembre de 2014, Obama pide al Congreso que
analice y resuelva el levantamiento del bloqueo. El propio presidente reconoció
que fue una política que ha fracasado.
–¿Cree que un eventual
levantamiento del bloqueo y apertura a Estados Unidos podría atentar contra la
esencia de la revolución?
–Es importante aclarar que con Estados
Unidos hubo un restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero no una
normalización de las relaciones. Y va a pasar mucho tiempo para que eso ocurra,
porque nuestras relaciones son asimétricas y tienen diferencias notables. El
conflicto no desaparecerá tan pronto, para eso se requiere el fin del bloqueo,
la devolución de la base militar de Guantánamo, el fin de las políticas
subversivas contra Cuba y las transmisiones de la radio mal llamada Martí.
Deben terminar las acciones de carácter terrorista contra el pueblo cubano.
–¿Pero no observa
ningún avance entre ambos países?
–Lo único que pasó es que en el establishment
hay un presidente de Estados Unidos que ha decidido sentarse con Cuba, liberar
a los cinco héroes que tenía presos y negociar en áreas como el medio ambiente,
asuntos migratorios, navegación y narcotráfico. Pero el núcleo duro del
conflicto, que es todo el conjunto de hostilidades, sigue en pie. No se ha
desmontado el aparato de agresión contra Cuba, todo sigue vigente. Por eso,
nuestro ministro de relaciones exteriores afirmó en la Asamblea General de la
ONU que en la política de Obama se aprecian más acciones verbales que actos
concretos.
-¿Considera que esta
actitud de los EE UU tiene consenso entre sus ciudadanos?
-Una cosa son las autoridades y otra el
pueblo. En Miami más del 70% de la población no es anticubana. Son nuevas
generaciones con ideas diferentes y que plantean un cese del bloqueo. Hay
empresarios del sur de Estados Unidos que quieren comerciar con Cuba en materia
de agricultura, por ejemplo. Pero todo esto se frena a nivel del Congreso,
porque Obama no tiene mayoría para avanzar de inmediato en la normalización de
las relaciones políticas y diplomáticas.
–¿Teme que estos cambios generacionales afecten el compromiso de los cubanos con la revolución?
–Desde hace 56 años, el gran desafío de
la revolución cubana ha sido adaptarse a las coyunturas internacionales.
Reitero, quién iba a decir que íbamos a poder resistir el cambio catastrófico
que significó el fin de la Unión Soviética y el campo socialista, que provocó
una unipolaridad de las relaciones internacionales. Bueno, frente a esta situación
inesperada Cuba logró sobrevivir. Por eso, el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas y una posible normalización sería un desafío más y una
gran oportunidad para el desarrollo de nuestro país. Si bien tenemos la
influencia de los procesos de la globalización, de internet, del flujo de
culturas, nuestro país mantiene el tronco de su nacionalidad y su ideología
social. Tenemos una identidad social, política y cultural solida. No creo que
los norteamericanos puedan entrar a Cuba por la frontera y conquistar el país.
Eso sería una mirada caricaturesca. Tenemos bien identificadas nuestras
prioridades. Podría garantizarte que a los cubanos no les gustaría convertirse
en norteamericanos ni ser anexados. Como dijo Raúl Castro, impulsamos relaciones
de convivencia mutua a pesar que ambos países tienen dos sistemas diferentes.
No pretendemos cambiar a nadie. «
«Hoy el 70% de la
población nació bajo el bloqueo y sabe lo que es sentir la necesidad de los
productos básicos más elementales."
«No creo que los
norteamericanos puedan entrar a Cuba y conquistar el país. Eso sería una mirada
caricaturesca»
China, un socio
estratégico para la región
"China es uno de los países que más
rápido crece en la actualidad y en las próximas décadas podría desplazar a
Estados Unidos del liderazgo económico global", afirma Leyde Rodríguez
Hernández, quien acaba de visitar ese país como delegado latinoamericano en las
jornadas que organizó la Asociación del Pueblo Chino por la Paz y el Desarme.
–¿Cuál es el verdadero
rol de China en la economía global?
–Los cambios que se registran desde hace varias décadas en el escenario económico mundial no pueden entenderse sin tener en cuenta el ascenso de China como potencia. En ese sentido, representa casi el 10,6% de las exportaciones mundiales, el doble de las de Japón o Reino Unido, y su moneda, el yuan, podría convertirse muy pronto en una divisa internacional. De esta forma, la segunda economía mundial es un factor esencial de la economía multipolar. China es uno de los países que más rápido crece en la actualidad y en las próximas décadas podría desplazar a los EE UU del liderazgo económico global.
–¿Cree que esta
situación puede favorecer a América Latina?
–Esa evolución económica de China es muy
importante para América Latina y el Caribe, y diría también que ofrece
oportunidades para los países de nuestra región. China es el tercer socio
comercial de América Latina después de los Estados Unidos y la Unión Europea.
China tiene siete socios estratégicos en América Latina: Brasil, México,
Venezuela, Ecuador, Argentina, Colombia, Chile e importantes convenios
económicos y comerciales con Cuba. Aumentan las inversiones y activos de las
empresas chinas en América Latina. Y hay una voluntad total de inversión de
China en América Latina que superará, en los próximos cinco años, los 100 mil
millones de dólares, incluyendo sectores como petróleo, minas y manufacturas.
–¿Qué puede ofrecer a
cambio la región?
–Los países de América Latina y el
Caribe deben tener presente que en sus relaciones con el gigante asiático debe
primar el principio de una sola China como base esencial de la política de
China en sus relaciones con nuestro continente. Al mismo tiempo, China valora
altamente el lugar alcanzado por América Latina en la política internacional.
Para China, "nuestra América" es hoy una fuerza emergente de la
multipolaridad en las relaciones internacionales. Es una "zona de
paz" proclamada por la CELAC, que contribuye a la estabilidad
internacional. Es una nueva área de liderazgo en los asuntos políticos
internacionales, lo que marca una gran diferencia con períodos históricos
anteriores. Es una nueva etapa que podría crear una plataforma para el
desarrollo de la cooperación mutuamente ventajosa, como se ha establecido en la
Asociación de Cooperación Integral China-América Latina y el Caribe,
caracterizada por la igualdad recíproca.
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