Diosdado de Jesús Hernández Morera.
Cuarto año.
Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”
Desde
el propio surgimiento de las sociedades humanas, el hombre tuvo la necesidad de
relacionarse con aquellos grupos más cercanos, tanto por cuestiones básicas
como la alimentación hasta para la delimitación de sus territorios. Estas
necesidades han ido evolucionando con el devenir de los siglos y con el
progresivo avance y la consecuente interrelación en el sistema mundo
capitalista. En este sentido, las guerras, los adelantos tecnológicos y las
revoluciones han constituido un motor impulsor de la historia de las relaciones
internacionales.
La diplomacia desde la antigüedad hasta
la Paz de Westfalia (1648)
En
este período, no existía organización ni una estructura conformada para el
desarrollo de la actividad diplomática permanente. Algunos autores califican la
diplomacia de la época como “ambulante”, pues tenía lugar mediante representaciones
específicas para casos excepcionales, por un tiempo limitado, ya sea para la
firma de un tratado, sistemas de alianzas y acuerdos comerciales.
La
comunicación resultaba difícil debido al escaso desarrollo de los medios de
transporte y a las barreras que establecían la lengua, la religión y el factor
cultural. Solo a partir de la Edad Media, la Santa Sede comenzó a adoptar la
práctica, que devino en costumbre, de enviar misiones diplomáticas temporales a
determinados lugares para “limar asperezas” y bajo la égida de sus intereses
económicos.
Un
aspecto que resulta imprescindible destacar en esta época es la realización de
los primeros viajes de descubrimientos geográficos a partir del siglo XV y la
ampliación del comercio internacional. Los intereses dinásticos y las aspiraciones
de la nobleza feudal seguían jugando un rol importante, pero la naciente
burguesía comenzaba a ejercer una influencia notable.
En
este contexto, la diplomacia se convirtió en permanente durante la primera
mitad del siglo XV, entre los reinos y repúblicas italianas.En este sentido, Venecia
es considerada como la cuna de la diplomacia moderna de carácter permanente,
con el establecimiento de misiones en Roma y Constantinopla.
En
la Europa Medieval, la organización política se sustentaba en un vago orden
religioso jerarquizado.Es en este período donde tienen lugar movimientos religiosos
de carácter político, como la reforma y contrarreforma; por lo que las guerras
religiosas devienen en instrumento de control y dominación al interior de los
Estados y de expansión contra otros territorios, y comienzan a observarse los primeros
rasgos del naciente capitalismo. De esta forma, al término de este período, aparecen
los primeros estados y comienza la configuración de un sistema europeo
encarnado en las monarquías absolutas, como resultado de una época de
transición, de decadencia de las capas feudales y de ascenso de la burguesía.
La diplomacia a partir de la Paz de
Westfalia (1648) hasta el Congreso de Viena (1815)
La
existencia de una coyuntura específica por la emergencia de los modernos estados
europeos, las nacientes relaciones económicas capitalistas y los viajes
interoceánicos, que pusieron en contacto a las principales potencias europeas
con los grandes imperios de Asia Oriental y del continente americano, crearon nuevas
condiciones políticas y económicas que exigían la presencia de órganos permanentes
de representación y vías oficiales de comunicación e información en los otros países.
El
período iniciado con La Paz de Westfalia de 1648 permitió la consolidación del
sistema europeo de estados. Con ello, el Estado moderno se convirtió en el
centro sobre el cual gravitaría el pensamiento político en los siglos
posteriores. La diplomacia permanente se generalizó entre todos los países y
monarcas de Europa. Paralelamente, se fue configurando un cuerpo de
funcionarios especializados en las tareas diplomáticas.
El equilibrio
de poder rigió el funcionamiento del sistema en este período, que se orientó a
asegurar la perpetuación de los propios estados, a los cuales, desde la Paz de
Westfalia, se les atribuyó el concepto legal de soberanía e igualdad soberana.
Si bien durante el siglo XVII y hasta fines del siglo XVIII este principio se
refería a los reyes, la soberanía pasaría a la nación con la Revolución
Francesa de 1789.
Desde
el punto de vista religioso, el principio de la secularización de la política y
la ausencia de la Santa Sede en las negociaciones, eran pruebas de la
separación entre el Estado y la Iglesia. En ese momento, las relaciones internacionales
eran vistas como una consecuencia de la naturaleza del Estado. El orden
económico se entendía como algo separado de la política. El estudio de las
relaciones internacionales consistía en la historia diplomática y el derecho
internacional.
De
manera general, es necesario señalar que el sistema internacional, comprendido
entre 1648 y 1789 se caracterizó por un bajo grado de polarización y un alto nivel de flexibilidad entre las alianzas. Los estados
eran entes con bajo grado de interdependencia e interconexión. Los procesos de difusión de la cultura y otras materias
ocurrían muy lentamente.
Sin
embargo, el equilibrio de poder alcanzado enfrentó momentos de tensión. La
Guerra de los Treinta Años (1618-1648) había consagrado a Francia como la principal
potencia continental. En este período, los Tratados de Utrecht (1713-1715) crearon las bases para el despegue del colonialismo
británico y para su proceso de industrialización, a lo cual se unió la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa.
Esta última, inauguró una nueva
era en la política internacional, pues el
resto de las monarquías europeas (Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra) vieron
en ella un peligroso precedente para su propio porvenir, lo que dio paso a una
alianza antifrancesa, donde Inglaterra no quería a una potencia competidora en
el plano comercial y colonial.
Las
Guerras Napoleónicas derivadas de este escenario contribuyeron a la expansión
del Código de Napoleón (1807), a favor
de la clase burguesa ascendente y de una sociedad en vías de desarrollo bajo un
signo liberal y capitalista. Las reformas radicales que aplicó Napoleón en
otras partes de Europa alentaron las sucesivas revoluciones del siglo XIX de
carácter liberal y nacionalista.
El
Congreso de Viena de 1815 constituyó el reordenamiento político europeo tras
las Guerras Napoleónicas, no solo contra el imperialismo francés, sino también contra
las ideas de la Revolución de 1789. El principal logro del Congreso de Viena
fue el restablecimiento del equilibrio de poder entre las potencias europeas.
No obstante, la paz solo se consiguió mediante el establecimiento del
absolutismo como principio básico de la política internacional.
Por
otra parte, en el período comprendido entre 1648 y 1815 existían aún pocas
normas de derecho diplomático, tanto en lo referente a privilegios e
inmunidades del personal y de las misiones,como en lo relativo a la jerarquía y
rangos de los agentes diplomáticos. El agente diplomático actuaba como un representante
personal del soberano y/o de la correspondiente dinastía, más que como el
representante del Estado, aunque intervenía en la vida política interior de los
estados ante los que se encontraba acreditado. De forma consuetudinaria, comienza
a desarrollarse una jerarquía diplomática y a imponerse normas protocolarias o
de cortesía internacional cuya importancia creciente trasciende hasta nuestros
días.
Los
períodos analizados hasta ahora nos demuestran que la evolución de la
diplomacia ha estado en diálogo directo con las formaciones económicas sociales
por las cuales ha atravesado la humanidad. De esta forma, sus rasgos
característicos han cambiado y se han complejizado en la medida en que lo ha
hecho el sistema internacional y los intereses de los estados que lo conforman.
Las revoluciones, las guerras y los avances científico-técnicos han impulsado
estos cambios en tanto son promotores de un nuevo contexto y de nuevas
relaciones en el escenario internacional.
Bibliografía
·
Calduch, R.- Dinámica de la Sociedad
Internacional.- Editorial. CEURA. Madrid, 1993
· Rodríguez Hernández, Leyde E. Conferencia: La
Estructura y Dinámica del Sistema Internacional en vísperas del inicio de la
fase imperialista del Capitalismo. Curso de Historia de las Relaciones
Internacionales I. ISRI. La Habana, 2018
·
Rodríguez Hernández, Leyde E. Un Siglo de Teoría
de las Relaciones Internacionales. ISRI. La Habana, 2018
Véase también:
No hay comentarios:
Publicar un comentario