Mostrando entradas con la etiqueta Estados Unidos: Obama. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Estados Unidos: Obama. Mostrar todas las entradas

viernes, 13 de febrero de 2015

Estados Unidos: Obama, el bloqueo y la nueva estrategia hacia Cuba



Por Leyde E. Rodríguez Hernández    
                           
Los acontecimientos del 17 de diciembre de 2014 marcan un antes y un después en la conflictiva relación entre Cuba y los Estados Unidos. Se puede aseverar que las declaraciones del Presidente Obama constituyen el mayor giro de la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba en los últimos 50 años. 

Es, al mismo tiempo, una victoria estratégica de América Latina y el Caribe tras el amplio apoyo que Cuba ha recibido de toda la región, a la cual se encuentra integrada y coopera en salud, educación, cultura, deportes, y aumenta los nexos económicos y comerciales. América Latina y el Caribe han exigido a Obama el fin del bloqueo económico, comercial y financiero y la normalización de las relaciones con Cuba, como una premisa ineludible para el avance de los vínculos de Washington con la región. De ahí que la reciente Cumbre de la CELAC celebrada en Costa Rica, los días 28 y 29 de enero de 2015, publicó una declaración especial sobre la necesidad de poner fin al bloqueo contra Cuba.

La declaración de Obama sobre la revisión de la injustificable inclusión de Cuba en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo Internacional y la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con el gobierno cubano, son el resultado de un conjunto de factores que incidieron directamente, a saber: el reconocimiento estadounidense de que la política de “guerra fría”, aplicada por más de 50 años, ha sido un fracaso y que lo único logrado es el aislamiento del gobierno de los Estados Unidos en el concierto latinoamericano y caribeño; la heroica lucha y fidelidad a los principios del pueblo cubano; el hecho de que América Latina y el Caribe viven una nueva época de transformaciones, que han permitido favorables debates para Cuba, como por ejemplo, en el 2009, en la Cumbre de las Américas en Puerto España, Trinidad y Tobago; además del voto reiterado de 188 Estados contra el bloqueo en las Naciones Unidas y la permanente solidaridad de millones de personas en todo el mundo hacia la causa de la Revolución Cubana.

La posición de Cuba se ha caracterizado por compartir con el Presidente Obama la disposición de avanzar hacia la normalización de las relaciones bilaterales, una vez que sean restablecidas las relaciones diplomáticas. Ambos procesos implican la adopción de medidas mutuas para fomentar la confianza, mejorar el clima entre ambos países y progresar en la cooperación bilateral. Para el gobierno cubano, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un largo proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales, pero esta no será posible mientras exista el bloqueo, no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo, no cesen las transmisiones radiales y televisivas violatorias de las normas internacionales, no haya compensación al pueblo cubano por los daños humanos y económicos causados por la agresiva política contra la Isla.

No obstante, se abren nuevas oportunidades para que ambos países pasen del viejo esquema de confrontación abierta a otro de contradicciones y fricciones bilaterales, permitiendo, probablemente, nuevos espacios de diálogo y colaboración mutua, sin que esto signifique olvidar la naturaleza imperialista de los Estados Unidos.


Cambio en la estrategia estadounidense hacia Cuba


Es evidente que la estrategia de los Estados Unidos hacia Cuba se intenta modificar, a partir del reconocimiento del fracaso de la vieja política de confrontación directa con el gobierno cubano. Las medidas unilaterales de Obama, con el argumento de “ayudar al pueblo cubano”, no resuelven lo fundamental que es el levantamiento del bloqueo, aunque permiten intercambios en algunos sectores de la economía: construcción, agricultura, telecomunicaciones, con el marcado interés de ganar espacios de influencia política en la sociedad cubana y potenciar el sector privado, lo que, en el imaginario estadounidense, podría desatar procesos que conducirían al restablecimiento del capitalismo y un futuro cambio de régimen en La Habana.

Para lograr esos fines, la diplomacia estadounidense cifra sus esperanzas en el apoyo a la “sociedad civil”. En su lógica injerencista está constituida por los pequeños y fragmentados grupos organizados y financiados por distintas instituciones norteamericanas. Y esto es así porque, según las reglas de juego que trata de imponer el gobierno de los Estados Unidos, como preámbulo a una futura normalización de vínculos diplomáticos con Cuba, está el manido tema de los derechos humanos, la democratización –a imagen y semejanza de sus dictámenes- y el “empoderamiento del pueblo”, que sin mucho esfuerzo, significa un intento de deslegitimar a los líderes de la Revolución Cubana y seguir las nuevas pautas redefinidas por los negociadores del Departamento de Estado.

Es importante recordar que Roberta Jacobson, la subsecretaria de Estado para Asuntos Hemisféricos de los Estados Unidos, designada por la Casa Blanca al frente del equipo negociador estadounidense que visitó recientemente La Habana, dejó claro, con hechos y palabras, quiénes son para Washington, los que supuestamente representan la sociedad civil cubana, que para nada es el pueblo que habita y construye en la isla.

Los propios representantes del gobierno norteamericano, incluyendo Obama, han expresado abiertamente que la política actual hacia Cuba es un cambio de método, pero no de los objetivos estratégicos de esa política centrados en el intento de destruir a la Revolución Cubana.

Toda negociación con una potencia imperialista impone desafíos a su contraparte. Para Cuba se trata de encontrar una convivencia civilizada, pacífica entre las dos naciones, sin que esto represente una vuelta al pasado de subordinación neocolonial que sufrió la isla hasta 1959. El gran reto para Cuba es contribuir a solucionar el conflicto histórico con los Estados Unidos preservando la independencia y la soberanía nacional, aunque siga existiendo, por largo tiempo, un diferendo que, para ser resuelto, requerirá de largas rondas de negociaciones diplomáticas. Para citar solamente un ejemplo, el gobierno de los Estados Unidos se niega, rotundamente, a devolver el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo porque dicen que la base militar en Guantánamo es importante para ellos. Más allá de que la base no tiene ninguna importancia militar – salvo el centro de torturas -, ello no otorga a los Estados Unidos ningún derecho a mantener la ocupación de una parte del territorio cubano, como si las necesidades o designios de los Estados Unidos se pudieran imponer por encima de la soberanía de Cuba, lo que constituye una violación flagrante del Derecho Internacional.

La gran mayoría de los cubanos estamos conscientes que para seguir avanzando en el mejoramiento de las relaciones con los Estados Unidos, el gobierno de ese país, sea demócrata o republicano, debe tratar a la parte cubana con respeto, como iguales. El pueblo cubano es muy respetuoso de la cultura y de la sociedad estadounidense, y considera que ambos países pueden ayudarse y cooperar en asuntos que afecten o beneficien a ambas naciones: salud, educación, deportes, ciencia y tecnología, agricultura, en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, en el enfrentamiento a los fenómenos meteorológicos producidos por el cambio climático, entre otros sectores.

En fin, en cuanto a Cuba, se inicia una nueva etapa de mayor perspicacia y rigor en el combate político e ideológico, en la que, por largo tiempo, el pueblo cubano tendrá que luchar denodadamente por su unidad, por el mantenimiento de la plena soberanía e independencia de la nación.


Obama tiene facultades para debilitar el bloqueo


Existe una orientación de las nuevas medidas del Presidente Obama, en materia de agricultura, construcción y telecomunicaciones, de colocar recursos a los sectores emergentes de la economía cubana, como es el cuentapropismo (privado). Sin embargo, Obama también pudiera permitir en otros sectores de la economía todo lo que ha autorizado en el ámbito de las telecomunicaciones con evidentes objetivos de influencia y subversión política. Existe un claro interés en los estrategas estadounidenses de apostar a la introducción en Cuba del modo de vida de las sociedades occidentales, afectando a grupos sociales que sólo han conocido las limitaciones económicas y materiales producidas por el bloqueo, como es el caso de la juventud cubana.

Es por eso que las fuerzas de la sociedad civil socialista cubana deberán estar muy vigilantes en la defensa de las conquistas alcanzadas por la Revolución y ante eventuales escenarios de desmovilización de la población frente a la manipulación mediática de la gran prensa internacional, que enfatiza en la conclusión del conflicto y la agresión de los Estados Unidos contra Cuba.

En realidad, el Presidente Obama solo ha tomado algunas decisiones ejecutivas para modificar ciertos aspectos del bloqueo, lo que tiene un impacto restringido sobre las políticas de actualización del modelo económico cubano. El Presidente Obama tiene facultades para debilitar el bloqueo, vaciando una parte considerable de su contenido mediante el otorgamiento de licencias para el comercio. De estimularse a hacerlo, sí tendría un impacto real en las transformaciones del modelo económico cubano. En general, las medidas expuestas por Obama son muy limitadas, porque todavía están prohibidos los créditos y el uso del dólar en las transacciones financieras internacionales de Cuba, los ciudadanos norteamericanos aún no pueden viajar libremente a la isla y se impide que viajen por vía marítima. También continúa prohibida la adquisición, en otros mercados, de equipos y tecnologías que tengan más de un 10 % de componentes norteamericanos y las importaciones por los Estados Unidos de mercancías que contengan materias primas cubanas, entre muchas otras.

De todo esto cambiar, en los próximos años, se eliminarían los principales obstáculos que verdaderamente impiden el desarrollo de la economía cubana, significando un notable impulso a las políticas de actualización del modelo económico, el cual necesita de financiamiento, inversiones, tecnologías y mercados. Por eso, Cuba ha considerado de gran trascendencia la decisión de Obama de sostener un debate en el Congreso con el fin de la eliminación del bloqueo.