Por Pablo A. Ginarte Sampedro
El avance de la economía cubana enfrentó múltiples dificultades después del triunfo de la Revolución. A los obstáculos propios del proceso de desarrollo, se sumaron los efectos del temprano bloqueo de los Estados Unidos, la pobre dotación de recursos naturales y el arrastre de las condiciones de subdesarrollo heredadas de la república neocolonial.En el complejo escenario de enfrentamiento con el imperialismo norteamericano, un factor de notable importancia que permitió a Cuba sobrevivir y emprender el largo camino de las transformaciones socialistas fue la colaboración económica, financiera y tecnológica recibida de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de otros países socialistas.
Tal vez el sector externo de la economía cubana sea uno
de los factores más complejos a analizar durante toda nuestra historia. El
rasgo más característico de nuestra economía hasta 1958 fue sin dudas, su
enorme nivel de dependencia externa a los Estados Unidos, los cuales eran el
centro para la toma de las decisiones estratégicas de la economía del
país.Después de 1959, la estrategia de desarrollo aplicada por Cuba enfrentaría
también el enorme obstáculo de su alta sensibilidad externa, que incluso se
incrementaría a partir de los requerimientos propios del proceso de desarrollo.
No obstante, la economía cubana obtuvo la generosa ayuda del campo socialista
europeo, y especialmente de la URSS. Sin embargo, el país debía enfrentar aún
el retraso en el desarrollo de su producción agropecuaria, la falta de integración
interna de la economía y las dificultades de un modelo de desarrollo extensivo;
por lo que se demandaba un aumento acelerado de la productividad del trabajo y
un mayor aprovechamiento de la ciencia y la técnica en la producción y los
servicios, a lo que se añadía la necesidad de un sistema de dirección económica
más eficiente.
En esta etapa, el país recibió más de mil millones de
pesos en créditos para el desarrollo, de los países socialistas europeos, entre
ello la URSS. Estos cubrieron también déficits comerciales por más de dos mil
millones de dólares entre 1959 y 1989. Adicionalmente, entre 1961 y 1991, el
bloqueo norteamericano costó al país más de treinta mil millones de dólares[1], lo que provocó un impacto económico muy negativo
y neutralizó, en buena medida, el financiamiento externo recibido. Toda esta
desventajosa situación para la Isla, generó lógicamente un alto nivel de
endeudamiento en la economía cubana, y así como un alto grado de dependencia
económica de la URSS. Así, la deuda estimada con alcanzaba más de mil millones
de rublos convertibles para 1989[2].
Por su parte, la deuda externa en moneda libremente
convertible se situaba, al cierre de ese año, en más de seis mil millones de
pesos.En resumen, en el contexto de las relaciones económicas con el exterior
los vínculos con la URSS desempeñarían un papel determinante. A pesar de esta
situación, la Isla lograría desarrollar una política exterior independiente,
que si bien se encaminaba hacia la alianza política con el campo socialista en
general, tenía muy bien definidas sus estrategias, objetivos y tareas en
política exterior, aún cuando muchas de estas decisiones podrían no estar en
concordancia con la política exterior de una superpotencia como la URSS.
Introducción
En el ámbito de las Relaciones Internacionales, las
relaciones asimétricas entre los Estados han ocupado siempre un espacio
importante en el desarrollo teórico de esta disciplina. Sin embargo, la mayoría
de los estudios al respecto ofrecen la visión del país más desarrollado, desechando
la perspectiva de los países menos favorecidos. Ambos casos son parte innegable
del sistema internacional y las distintas formas en las que los países se
relacionan deben ser, por lo tanto, profundamente estudiadas.
Durante la Guerra Fría, el sistema bipolar rígido[3]imperante obligaba a las potencias a buscar aliados, muchas veces denominados Estados satélites[4], que permitieran la propagación de su ideología y la contención del enemigo. Con estos objetivos, los Estados Unidos de América y la Unión Soviética iniciaron una lucha ideológica, principalmente dirigida hacia los países subdesarrollados, con el fin de sumarlos al grupo de partidarios que cada bloque poseía. Por este motivo, para inicios de la década del sesenta el sistema internacional era testigo de una intensa pugna entre estos dos importantes bloques de poder. Se trataba de una situación hostil entre dos sistemas políticos opuestos, pero en competencia por el predominio en el sistema internacional. A partir de la década del sesenta estas superpotencias entran a disputarse su influencia sobre los países considerados estratégicos, ya sea por su riqueza natural o por su situación geográfica privilegiada. En la mayoría de los conflictos de esta etapa, cuando uno de ellos era apoyado por Estados Unidos, inmediatamente la Unión Soviética respaldaba a su contrincante o viceversa.[5]
Durante la Guerra Fría, el sistema bipolar rígido[3]imperante obligaba a las potencias a buscar aliados, muchas veces denominados Estados satélites[4], que permitieran la propagación de su ideología y la contención del enemigo. Con estos objetivos, los Estados Unidos de América y la Unión Soviética iniciaron una lucha ideológica, principalmente dirigida hacia los países subdesarrollados, con el fin de sumarlos al grupo de partidarios que cada bloque poseía. Por este motivo, para inicios de la década del sesenta el sistema internacional era testigo de una intensa pugna entre estos dos importantes bloques de poder. Se trataba de una situación hostil entre dos sistemas políticos opuestos, pero en competencia por el predominio en el sistema internacional. A partir de la década del sesenta estas superpotencias entran a disputarse su influencia sobre los países considerados estratégicos, ya sea por su riqueza natural o por su situación geográfica privilegiada. En la mayoría de los conflictos de esta etapa, cuando uno de ellos era apoyado por Estados Unidos, inmediatamente la Unión Soviética respaldaba a su contrincante o viceversa.[5]
Un caso peculiar fue la relación que surge entre la
Unión Soviética y Cuba tras el triunfo de la Revolución en 1959[6].Esta
nueva relación respondía a múltiples intereses, no sólo al apoyo a la
Revolución Cubana, pues desde ese momento, la Unión Soviética vería en Cuba el
medio para insertar su influencia económica y política en América Latina y
difundirla por el resto del continente, área de amplio dominio del imperio
norteamericano.
En 1972, Cuba entraría en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), lo cual lleva a la Isla a integrarse cada vez más al bloque socialista, intensificándose la influencia económica y política de la URSS en Cuba, y aumentando así, su dependencia económica. Sin embargo, aunque puede resultar polémico este debate, es interesante analizar si esta dependencia se concentraba sólo en el aspecto económico o se extendía a otros ámbitos, entre ellos el político. Por tal motivo, esta investigación se centra en la relación entre Cuba y la Unión Soviética durante la década del sesenta, situándola no sólo en un marco estructural de dependencia económica, sino también en un contexto de independencia política en contraste con dicha dependencia. Se analiza aquí la autonomía de la política exterior cubana en esas condiciones de dependencia y en el contexto de un sistema internacional bipolar rígido y hegemónico.
En 1972, Cuba entraría en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), lo cual lleva a la Isla a integrarse cada vez más al bloque socialista, intensificándose la influencia económica y política de la URSS en Cuba, y aumentando así, su dependencia económica. Sin embargo, aunque puede resultar polémico este debate, es interesante analizar si esta dependencia se concentraba sólo en el aspecto económico o se extendía a otros ámbitos, entre ellos el político. Por tal motivo, esta investigación se centra en la relación entre Cuba y la Unión Soviética durante la década del sesenta, situándola no sólo en un marco estructural de dependencia económica, sino también en un contexto de independencia política en contraste con dicha dependencia. Se analiza aquí la autonomía de la política exterior cubana en esas condiciones de dependencia y en el contexto de un sistema internacional bipolar rígido y hegemónico.
CAPÍTULO 1:
Dependencia económica de Cuba
en la década de los sesenta.
Para 1960, el sistema internacional ya experimentaba
la división en bloques causada por la Guerra Fría y con ésta, la intención de
cada superpotencia de sumar a sus filas la mayor cantidad de aliados posible.
Es por esto que Latinoamérica se convertía en unaregiónimportante en el
enfrentamiento que mantenía en estado de alerta a las dos superpotencias y,
conjuntamente, al mundo entero[7].
1.1 Concepto
de dependencia
El concepto de dependencia ha sido usado por
diferentes escuelas académicas para referirse a aquellos aspectos de la
asimetría estructural entre actores en las Relaciones Internacionales. La
definición de dependencia conlleva a connotaciones de subordinación y sumisión
de los países en desventaja frente a las potencias mundiales o regionales. En
efecto, el concepto de dependencia es una variable propia de las relaciones
asimétricas entre los Estados, en la que es evidente la capacidad que tienen
los Estados mejor favorecidos de influir sobre las decisiones de los Estados
menos favorecidos[8],
ya sea a través de cambios coyunturales en las relaciones o en
condicionamientos resultado de un aspecto especifico de las mismas, como es el
caso dela dependencia comercial, la cual se refiere al alcance de un potencial
control externo de una potencia sobre unpaís dependiente a través de su
comercio[9].
Este concepto, sin embargo, no es suficiente para
darle una base teórica a la investigación e intentar dar respuesta a uno de
nuestros principales problemas a analizar: la independencia de la política
exterior de Cuba en contraste con su dependencia económica a la Unión Soviética
durante la década de los sesenta.
1.2 Teoría clásica de la dependencia
Este enfoque, principalmente dirigido hacia el
análisis de las relaciones desiguales del sistema capitalista imperante, ofrece
dos conceptos claves: el de centro y el de periferia. Esta división hace
referencia a que la economía internacional está formada por países
desarrollados y subdesarrollados. Esta condición sugiere, asimismo, que las
estructuras de producción en cada uno son sustancialmente diferentes. La del
centro es homogénea y diversificada, porque coexisten actividades económicas de
sectores con distintos resultados de productividad; mientras que la de la
periferia es heterogénea y especializada, porque su sector de exportación
tiende a concentrarse en una o pocas materias primas.[10]
Según esta teoría, la responsabilidad tanto de los
centros de poder como de la periferia es muy grande. Es una responsabilidad
compartida, por lo que para salir de este intercambio desigual, existe una
única estrategia: si no es la revolución socialista, por lo menos debería ser
la ruptura con la economía capitalista mundial, puesto que la relación de
dependencia se inscribe por naturaleza en este sistema. Lo anterior explica el
auge de la Revolución Cubana y la transformación de las políticas de la Isla en
manos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, posterior al derrocamiento de la
dictadura de Batista. Consecuentemente, se hace necesario conocer el escenario
político-económico que vivía Cuba en la década anterior a este período,
incluyendo las relaciones con Estados Unidos; para luego analizar la dinámica
interna de la Isla respecto a la transformación política y económica, haciendo
énfasis en el ámbito económico de las relaciones soviético-cubanas a través de
la identificación de los principales acuerdos comerciales que se dieron entre
los dos países y lo que éstos significaron para la Isla.
1.3 Situación económica en la década anterior. Los
años 50.
Los años prerrevolucionarios en Cuba estuvieron
caracterizados por una economía de mercado abierta que situaba al sector
azucarero como la base exportadora de la Isla. Aunque siempre en expansión,
este sector era víctima de la inestabilidad de los precios internacionales y
cuotas de compra, por lo que no llegaba a generar un ingreso estable para Cuba.
Las relaciones comerciales se daban principal y casi exclusivamente con Estados
Unidos, dando por resultado que la economía cubana fuera profundamente
dependiente de la estadounidense. Esta inevitable relación se debía, entre
otros aspectos, a la proximidad geográfica, aspecto clave que jugaría un papel
preponderante en las relaciones entre los dos principales actores (URSS-EE.UU.)
y los dos bloques de poder de la Guerra Fría.
La gran apertura de la economía cubana, su fuerte
dependencia de las exportaciones y del mercado mundial de azúcar, así como las
cuotas y precios que ofrecía Estados Unidos, sumado a las alteraciones en su
política interna, repercutían de manera significativa en la economía de la
Isla, creando considerable inestabilidad. La economía cubana era totalmente
dependiente a la de Estados Unidos.[11]
El escenario político de la Isla durante la década del cincuenta obedecía a las
órdenes del régimen dictatorial pro norteamericano de Fulgencio Batista,
resultado de un golpe de estado militar apoyado por los Estados Unidos, el 10
de marzo de 1952. Esta situación sería el catalizador para que Fidel Castro
denunciara la violación de la Constitución realizara, aunque sin éxito, asaltos
armados contra cuarteles del régimen, considerando que la respuesta armada
sería la única salida a la dictadura. Estasituación llevó a la captura,
aprisionamiento y juzgamiento de los asaltantes. Fidel, después de ser
amnistiado, se exilia en México, donde crea el Movimiento 26 de Julio y conoce
entre otros revolucionarios, a Ernesto Che Guevara. Durante los años
siguientes, formó un núcleo guerrillero armado que en 1956, desembarca en la
playa de las Coloradas y se interna en la Sierra Maestra. Pasadosdos años, el
Ejército Rebelde logra derrotar al ejército de Batista. El 8 de enero de 1959,
Fidel entra en La Habana y proclama el Triunfo de la Revolución.
1.3.1 Aplicación de esta teoría.
Siguiendo los lineamientos
teóricos antes expuestos, la situación prerrevolucionaria de dependencia que
existía entre Estados Unidos y Cuba puede resumirse en:
• Existía un centro (Estados Unidos) y
una periferia (Cuba).
• El ingreso de divisas a Cuba se
basaba en la exportación de un solo producto: azúcar. Estados Unidos exportaba
a Cuba productos manufacturados, cuyo costo de producción teníaun valor
superior al de los productos primarios exportados por Cuba. Esto resultaba en
un intercambio desigual que impedía a Cuba, como el resto de los países pobres,
generar ingreso suficiente para pagar sus importaciones (eterna deuda externa).
• Cuba como país periférico exportaba
bienes primarios (azúcar, tabaco) cuyos precios fluctúan con más intensidad que
los bienes finales (manufacturas) importados desde Estados Unidos.
•
La anterior
situación hace que Cuba (periferia) fuera dependiente de Estados Unidos
(centro), pues aun teniendo la oportunidad de mantener relaciones comerciales
con el resto del mundo, la concentración del comercio cubano con la
superpotencia lo convertía en casi su único socio comercial. Asimismo, esta dependencia
estructural se extendía desde lo económico hacia lo político, social y
cultural, pues cualquier gobierno cubano que se situaba en el poder respondía
en gran medida a los intereses norteamericanos.
Esta situación, sumada al triunfo de la Revolución
Cubana y a la constante inconstancia en la compra del azúcar cubana por parte
de Estados Unidos, hizo que la Unión Soviética viera en la Isla la oportunidad
de suplir dicha compra ya que, además de la afinidad ideológica que se produce
tempranamente, tiene Cuba una importancia geoestratégica que le permitía al
poder soviético entrar al continente de manera directa, pues al estrecharse las
relaciones soviético-cubanas, ésta última sería útil como un vecino incómodo
para Estados Unidos. Por este motivo, cuando Fidel toma el control político y
luego restablece las relaciones diplomáticas con la URSS, Estados Unidos
arremete económica y políticamente contra la nueva sociedad cubana, ocasionando
el fin de las relaciones entre ambos países. Cuba ve entonces en la Unión
Soviética además de un aliado político, la única posibilidad de reemplazar a
EE.UU. como su principal socio comercial.
La estructura bipolar del sistema internacional de la
época jugó un papel importante en el desarrollo de las relaciones entre Cuba y
las dos superpotencias. De hecho, Fidel no pretendía prescindir de las
relaciones comerciales con Estados Unidos. Fue la intensa ofensiva
norteamericana contra la Isla, incluyendo acciones terroristas y medidas
económicas unilaterales desde el mismo 1959, la que obligó al cese de las
relaciones entre ambos países. Esta situación, sumada al impedimento de
comercializar con América Latina, tras la expulsión de la Isla de la
Organización de Estados Americanos (OEA) en 1962, fue la que obligó a Cuba a concentrar
su atención en el otro polo de poder de la época, la Unión Soviética, aun
cuando era sólo cuestión de tiempo que la afinidad ideológica uniera a las dos
naciones. Además, la coyuntura bipolar la que obligaba a pertenecer a uno u
otro bloque[12].
1.4 La década de los sesenta: transformación de la
economía cubana.
La década del sesenta fue testigo del inicio de la
importante y gigantesca relación comercial entre Cuba y la URSS, representada
en el trato económico preferencial que se le daba a la Isla, sobre todo, a
través de acuerdos bilaterales referentes al comercio y a la compra, por parte
de la URSS, de la mayor parte de la producción de azúcar cubana. Lo anterior,
fue resultado del intento cubano por reducir la dependencia económica de
Estados Unidos, manifestado en la nacionalización de todas las inversiones
estadounidenses, lo que impulsó la imposición del bloqueo económico de Estados
Unidos sobre la Isla y el cese de las relaciones entre ambos países. Esto
permitió que Fidel expusiera abiertamente el fuerte vínculo que existía con la
URSS, el carácter socialista de la Revolución Cubana y preparó el terreno para
su acercamiento con el otro bloque de poder de la época.
A falta de socios comerciales y con la necesidad de
convertirse en un actor protagónico del sistema internacional especialmente en
el área latinoamericana, Cuba solo tenía al alcance el mercado soviético, el
cual se convirtió rápidamente en el mayor y casi único consumidor de productos
cubanos, el cual además le otorgaba créditos preferenciales a la Isla, pero que
esta no podía llegar a pagar; toda esta situación provocó que nuestra economía
se volviera gradualmente más dependiente. Esto se ve reflejado en los acuerdos
comerciales efectuados por ambos Estados, y en los que también participaban la
mayoría de los países del bloque socialista[13],
que brindaban a la Isla grandes ingresos. No obstante, es indispensable hacer
un recorrido por la transición de la política económica interna que enfrentaba
la Isla y cómo ésta facilitó o dificultó el crecimiento económico de Cuba y su
dependencia de la URSS, antes de identificar los principales acuerdos entre
Cuba y la Unión Soviética de esta etapa.
1.4.1 Evolución de la política económica interna de
Cuba.
Ya entabladas las relaciones cubano-soviéticas, y dada
la coyuntura internacional y la correlación mundial de fuerzas, era natural que
un país pequeño y subdesarrollado como Cuba, acudiera a una gran potencia
económica y militar en búsqueda de asesoría para la transformación de su estructura
política y económica, y aún más cuando existía afinidad ideológica entre ambas
naciones. Las reformas institucionales, políticas y económicas de 1960 y 1961,
casi exactamente marcan un paralelo con el inicio de la asistencia económica
soviética a Cuba. Es imposible afirmar que esta asistencia impulsara estas
reformas, sin embargo, existen pocas dudas en cuanto a que la influencia
soviética creció con la asistencia y ayudó a formar la estructura política y
económica de Cuba. Sin embargo, para Cuba no resulto fácil la transición hacia
el modelo económico socialista, caracterizado por la centralización, pues para
ello fue necesario tomar decisiones económicas rápidamente. En este sentido, se
vivieron dos fracasos en el intento por adaptar este modelo a la Isla. El
primero fuela estrategia de desarrollo basada en una industrialización rápida
con diversificación agrícola, y el segundo, el modelo de planificación
descentralizado que proponía el socialismo característico de la revolución
soviética.
Por esta razón, los líderes cubanos empezaron a
cuestionar la efectividad del modelo soviético para la Isla, ya que la economía
cubana del momento, difería totalmente de la soviética: era insular y
dependiente, carecía de estabilidad y era realmente nueva para garantizar el
progreso y la consecución de los ideales propuestos por la Revolución. Se
decidió entonces, prorrogar la industrialización pesada y volver al azúcar como
motor del desarrollo económico[14].
Siguiendo esta decisión, Cuba volvió nuevamente a la situación del monocultivo,
que era lo que justamente trataba de evitar la transformación económica antes
propuesta. A un lado quedaron los planes de diversificación agrícola, y aún más
los de desarrollo de otros sectores económicos. No obstante, esta se convertía
en la salida más prudente, teniendo en cuenta que en 1962-63, Cuba había
experimentado un descenso considerable de las exportaciones azucareras,
provocando una grave crisis económica que llevó a la Isla a importar alimentos
y productos, cuyos costos superaban los ingresos provenientes de las
exportaciones de azúcar. Esto, llevó a Fidel a declarar que el programa de
industrialización y diversificación económica debía ser pospuesto por varios
años, y que el azúcar debía ser el foco de la economía cubana durante varios
años más[15].
Entre 1964-66, la anterior situación desencadenó un
gran debate ideológico y económico dentro de los mismos líderes, quienes
manejaban dos corrientes distintas en cuanto al modelo de organización
económica. En el verano de 1966, Fidel anunció las nuevas directrices de la
organización económica, las cuales buscaban incrementar el control del Estado
sobre la agricultura, imponiendo medidas sobre el uso de la tierra y sus
producciones, resultando en una completa planificación central que, para 1970,
con el fracaso de la zafra de los 10 millones, ya mostraba signos negativos y
forzaba una vez más a cambiar el modelo de organización económica que se
desarrollaba en la Isla. En términos generales, en la década de los sesenta,
era evidente que la simple acumulación de beneficios económicos no bastaría
para lograr una sociedad más solidaria ni un cambio en la conciencia social.
Esto demuestra que, aplicando la dualidad
centro-periferia, aun cuando la dinámica de los centros tiende a
penetrar profundamente en la estructura social de la periferia; es una dinámica
limitada pues, este desarrollo se desenvuelve tardíamente en una estructura
social que presenta importantes disparidades con la estructura evolucionada de
los centros. Ahora bien, teniendo en cuenta la inefectividad en el proceso de
reformas económicas en Cuba durante la década de 1960, y aun cuando la URSS
consideraba el modelo económico cubano poco ortodoxo, las relaciones
soviético-cubanas lograron profundizarse a través de varios acuerdos comerciales
y de asistencia económica y técnica, los cuales le permitieron a Cuba
sobrevivir y sostenerse.
1.4.2 Principales Acuerdos Comerciales con la Unión
Soviética.
En línea con las metas nacionales cubanas, se celebra
el 5 de febrero de 1960 en La Habana, una feria científica, cultural y técnica
soviética, liderada por Anastas Mikoyan, uno de los altos diplomáticos enviados
a la región por Nikita Jruschov. Desde este momento se inician formalmente las
relaciones económicas soviético-cubanas, pues desde aquí la economía estuvo
marcada cada año por una actividad o suceso diferente, que indiscutiblemente
iba de la mano con los ideales de la Revolución y la ayuda soviética a la Isla.
El mismo día, el gobierno soviético hizo un pedido de 345,000 toneladas de
azúcar cubana, el cual fue anunciado por Mikoyan durante la apertura de la
exhibición. El 13 de febrero, un acuerdo comercial fue firmado, en el que la
Unión Soviética se comprometía a comprar 425,000 toneladas de azúcar en 1960, y
1 millón de toneladas de azúcar cada año durante los 4 años siguientes[16].
Este primer acuerdo comercial de 5 años (1960-64)
otorgaba trato preferente a la Isla, y simultáneamente un crédito de 100
millones de dólares, el cual debía ser usado para la adquisición de maquinaria,
productos químicos y asistencia técnicade la URSS, así como para el suministro
de petróleo a la Isla. Entre 1961-64, la URSS concedió a la Isla nuevos
préstamos para el desarrollo de la industria. A mediados de 1961, extendió un
crédito de 100 millones de dólares para las industrias de cobalto y níquel. Al
año siguiente, otro crédito por el mismo valor, para construir 20 fábricas y
desarrollar la industria química. En los años posteriores (1963-64), Cuba
recibiría dos créditos más por valor de 250 y 300 millones de dólares, que
servirían para financiar la gran cantidad de importaciones provenientes de la
URSS[17].En
principio las exportaciones de azúcar cubana a la URSS representaban un grado
importante en los ingresos de la Isla; sin embargo, un par de años después
(1962-63), el decrecimiento de la producción y una grave crisis económica
doméstica, llevaría a un decrecimiento de las exportaciones y un aumento en las
importaciones.
Para el período de 1964-1966, la economía cubana
dependía nuevamente del azúcar y dependía de las exportaciones de ésta, por lo
que los mecanismos internos estaban orientados a la agricultura y el comercio
exterior.Pero la situación cubana se agravaba porque en el resto del planeta
los precios del mercado eran determinados internacionalmente y por países
altamente industrializados, razón por la cual los planes propuestos para
1962-1965 debieron suspenderse sin impedimento alguno, pues en su lugar
debieron empezar a crear planes de desarrollo económicos de acuerdo a la
realidad y necesidades inmediatas de la Isla tales como los planes sectoriales
creados para el azúcar, la ganadería y la electricidad. Para 1965, la
dependencia comercial de la URSS se intensificabadebidoa los precios
preferenciales, el pobre precio mundial y el aislamiento hemisférico de Cuba[18].
No obstante, ese mismo año se implementa el plan más
importante para el desarrollo agrícola azucarero, Plan Prospectivo Azucarero
(1965-1970), el cual incluía una inversión preliminar de mil millones de pesos
y que buscaba en primera instancia ampliar la tierra cañera un 50%, en segunda
instancia ampliar la tierra cultivada e irrigada, mecanizar las instalaciones
agrícolas e implementar el uso de fertilizantes en todo el sector. La URSS
firmó un acuerdo sexenal económico (1965-70) por el cual se comprometía a
aumentar las importaciones anuales de azúcar cubana de 2 a 5 millones de
toneladas en dicho período, por un total de 24 millones de toneladas a 6.1
centavos la libra, un aumento de casi el 50% respecto al precio anterior.
Además la URSS otorgó ayuda técnica a Cuba por valor de 138 millones de dólares
para expandir y modernizar la industria azucarera y, posteriormente, otros 46
millones de dólares para el mismo fin. Finalmente se reanuda el crecimiento económico
de la Isla para esta época, pues el precio de la zafra aumentó en el mercado
mundial. A pesar de haber sacrificado el programa de industrialización, el plan
sectorial azucarero logró justificar con ventajas comparativas las buenas
condiciones del mercado para el producto y su desarrollo. En resumen, la gran
cantidad de exportación de azúcar con destino soviético permite considerar que,
en efecto, la atención que la Isla recibía del mundo socialista no se basaba
simplemente en motivos económicos, sino más bien era considerada como un gesto
político, sumado a la importancia geoestratégica de la Isla y su afinidad
ideológica que le facilitaban a la superpotencia la lucha contra el
capitalismo, siendo Cuba el único estado comunista de América.
1.4.3 Aplicación de la concepción centro-periferia.
Anteriormente se hizo la observación de que para salir
del intercambio desigual entre el centro y la periferia, ocasionado por
cualquier situación de dependencia, una estrategia es la revolución socialista,
tal como lo demuestra el desenlace de la relación de dependencia en el caso
cubano-norteamericano. No obstante, la anterior situación también implicó una
dependencia única de Cuba resultado de la asistencia económica prestada por la
URSS. Es por esta situación que podemos utilizar la concepción
centro-periferia, porque Cuba ya era dependiente económicamente de la URSS.
Existía un centro (URSS) y una periferia (Cuba), cuya relación comercial y de
intercambio era desigual. Cuba seguía apoyándose en la exportación de materias
primas, especializándose en el azúcar luego de varios intentos fallidos por
diversificarse, mientras la URSS exportaba a Cuba manufacturas y bienes
industriales cuyos costos superaban enormemente el valor de los ingresos de la
Isla, resultando así en una balanza comercial negativa durante casi toda la
década de los sesenta. Sin embargo, a pesar de los recursos financieros y la
ayuda militar que la URSS le prestaba a Cuba, no lograron irradiar plenamente
sus ideas e implantar sus decisiones para beneficio propio y en detrimento de
los intereses nacionales de Cuba.
Se aplican además los conceptos centro y periferia
porque Cuba era dependiente; sin embargo, no se aplican los lineamientos
adicionales inherentes a la Teoría de la Dependencia, pues la dependencia de
Cuba a la URSS estuvo forzada debido a la bipolaridad del sistema internacional
que obligaba al resto del mundo a alinearse con uno u otro bloque de poder. En
este caso, Cuba no tiene otro camino que convertirse en una periferia sui
generis (pues no existe en este caso una explotación del bloque socialista
sobre la Isla ni un mantenimiento del subdesarrollo en beneficio del centro) de
la URSS. De hecho, tal como se ha manifestado anteriormente, Fidel no pretendía
prescindir de las relaciones comerciales y políticas con Estados Unidos. En
efecto Cuba adoptaba, en la Conferencia de Países No Alineados en Belgrado
(septiembre de 1961), una política de no alineamiento[19].
Sin embargo, después de un cambio revolucionario que llevaba a la adopción de
la no alineación a Cuba, los Estados Unidos prosiguieron con medidas
comerciales, económicas y actos que no dejaron a esta pequeña nación sino una
opción: buscar ayuda en otra parte[20].
En consecuencia, y en concordancia con la teoría de la dependencia, fue el
capitalismo, como factor de cohesión para la aplicación de la teoría al caso
comunista, el causante de la dependencia de Cuba frente a Estados Unidos, y del
mismo modo es el capitalismo el causante de que Cuba dependiera de la Unión
Soviética cuando las puertas se le cerraron en Occidente, por no ser respetado
su derecho de autodeterminar su forma de gobierno.
De esta manera, la teoría de la dependencia encuentra
en Cuba un replanteamiento de sus lineamientos cuando el sistema internacional
responde a una lógica bipolar, con uno de los polos con ideología comunista. En
esta coyuntura, la teoría también es aplicable a la ideología comunista como
consecuencia del capitalismo. Es decir que en este caso, el capitalismo es
también el detonante de la dependencia pues, si de hecho, Estados Unidos y
Occidente no hubiesen bloqueado a Cuba, ésta hubiese mantenido relaciones
comerciales con todos los países, aun estando enlazado ideológicamente con la
URSS[21],
lo que hubiese evitado la dependencia exclusiva de Cuba en relación con la
asistencia económica soviética. A lo largo de este capítulo se pudo observar
que si bien existe una dependencia económica de Cuba frente a la URSS, no
tienen cabida los demás lineamientos de la teoría clásica de la dependencia,
como la explotación a favor del centro. Esto se debe a que a pesar de existir
un modelo de centro-periferia, no existía la explotación de la periferia por el
centro, puesto que era una situación sui generis, en la medida en que se
creó un orden centro-periferia en un polo de poder no capitalista.
CAPÍTULO 2:
Independencia de la política exterior de Cuba durante
la década de 1960.
La década de los sesenta inicia con una Cuba envuelta
en un gran proceso de cambios que formaban la revolución socialista, la cual
ostentaba entre sus principales objetivos, la internacionalización del
socialismo, principalmente hacia Latinoamérica, Asia y África, y la lucha
enérgica contra el imperialismo, liderado por Estados Unidos, antiguo socio comercial
mayoritario de la Isla. Desde el inicio, los principales líderes de la
revolución, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara, tenían la gran aspiración de
multiplicar el caso cubano a lo largo de todo el territorio latinoamericano,
considerado éste principalmente área de influencia norteamericana, para luego
pasar al continente africano. Con este objetivo en mente, se hace obvia la
necesidad de llevar a cabo importantes decisiones en política exterior de la
Isla. En este sentido, identificaremos los principales actos de política
exterior llevados a cabo por el gobierno de Cuba durante esta década, y que
permitirán afirmar que, efectivamente, durante nuestro período de estudio, el
gobierno cubano llevó a cabo políticas independientes en cuanto a la construcción
y diseño de su política exterior, a pesar de su alto grado de dependencia
económica frente a la Unión Soviética.
Para efectos de esta investigación se entenderá por
política exterior: el área de actividad gubernamental que es concebida como las
relaciones entre el Estado y otros actores, particularmente otros Estados (pero
no exclusivamente), en el sistema internacional. Durante la década de los
sesenta, la política exterior cubana experimentó altos y bajos, principalmente
en cuanto a su relación con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El
primer año de la Revolución, 1959, inicia con una visita de Fidel Castro a
Estados Unidos, en la que fue atendido por el entonces vicepresidente Richard
Nixon, quien no le brindó mucha importancia a lo que el revolucionario
representaba. Fidel, invitado por la Sociedad de Editores de Periódicos, quería
utilizar el viaje para contrarrestar la publicidad negativa que recibía la
Revolución y parar cualquier campaña para derrocar al nuevo gobierno. Ese mismo
año, Fidel se reunió con Alexander Alexeyev, director de la agencia soviética
Tass, en La Habana. Aunque no se sabe con claridad cuál fue el objetivo de
dichas entrevistas, este puede ser considerado el primer acercamiento que hubo
entre Cuba y la Unión Soviética.
2.1 Nacionalización de petroleras norteamericanas.
Luego de que a principios de 1960 los soviéticos se
comprometieron a suministrar petróleo, las refinerías estadounidenses se
negaron a procesar el petróleo crudo soviético. Fidel en respuesta, las nacionalizó
y contrató a técnicos soviéticos. EE.UU. canceló entonces sus importaciones de
azúcar,y Fidel esta vez nacionalizó todas las empresas estadounidenses en Cuba.
Había terminado así la época en que Fidel había logrado evitar las agresiones
norteamericanas[22].
Aunque sólo era el principio de las relaciones soviético-cubanas, este proceso
de nacionalización de las empresas y petroleras norteamericanas fue una decisión
de carácter nacional y llevada a cabo por el gobierno cubano. Este
acontecimiento marcaría un hito importante en las relaciones que la Isla
sostendría con las dos superpotencias. Al mismo tiempo, la URSS veía esto como
una posibilidad de hacer contrapeso a Estados Unidos en la región.
2.2 Primera Declaración de La Habana.
El 2 de septiembre de 1960, Cuba realiza la Primera
Declaración de La Habana, en la que condena “la explotación del hombre por el
hombre, y la explotación de los países subdesarrollados por el capital
financiero imperialista”[23].
Esta declaración es uno de los hechos de política exterior cubana más
importantesde la historia, pues recoge los principales objetivos de la
Revolución Cubana, así como sus planes e intenciones. En ella, virtualmente
expresado ya el carácter socialista que ha asumido la Revolución, Fidel afirma
“que la ayuda espontáneamente ofrecida por la Unión Soviética a Cuba en caso de
que nuestro país fuera atacado por fuerzas militares imperialistas, no podrá
ser considerada jamás un acto de intromisión, sino que constituye un evidente
acto de solidaridad”. Se puede apreciar el intento de Fidel por delimitar la
participación soviética dentro de las fronteras de la Isla. Asimismo, en esta
declaración se reafirma la unilateralidad de la asistencia económica y militar
soviética, lo cual implica que Cuba, no estaba obligada a llevar a cabo actos
políticos o sociales en respuesta a una presión soviética causada por dicha
asistencia.
2.3 Segunda Declaración de La Habana.
Para 1961, Estados Unidos veía en Cuba una dictadura
que “intentaba legitimarse internacionalmente, enarbolando el estandarte de
antiimperialismo y de justicia social”[24],
por lo que en conjunto con losgrupos cubanos contrarrevolucionarios, realizaron
un intento fallido de invasión por Playa Girón. “La acción fracasó y sólo
sirvió para que Fidel pudiera exponer más abiertamente su vinculación con la
URSS y la ideología comunista, una circunstancia que, según él mismo
confesaría, venía de tiempo atrás”. Ese año se aprueba la creación de la
Alianza para el Progreso (ALPRO) por Estados Unidos con el objetivo de impedir
la influencia de la Revolución Cubana en la región. Tanto Playa Girón, como la
posterior hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba, que iban desde la
profundización del bloqueo económico hasta las operaciones terroristas contra
cultivos de azúcar, almacenes de tabaco y distintas fábricas, llevaron a Fidel
a emitir la Segunda Declaración de la Habana, el 4 de febrero de 1962. En esta,
Fidel afirma, que “el deber de todo revolucionario es hacer la Revolución”[25],
haciendo alusión a la internacionalización de la revolución.[26]De
esta manera, aun cuando Cuba dependía de la asistencia económica soviética,
ciertamente su política de exportar la revolución, iba en contraposición con la
coexistencia pacífica[27]que
caracterizaba la política exterior de la Unión Soviética durante la época. A
los líderes cubanos no les interesaba sólo la influencia, sino el fomento real
de revoluciones sociales. Sumado a esta diferencia, se encuentra la crítica que
Fidel y el Che hacían a todos los partidos comunistas del continente afines a
Moscú, considerándolos excesivamente prudentes en cuanto a la visión cubana de
apoyar la lucha armada para alcanzar la victoria revolucionaria. Lo anterior,
era un objetivo que se enfrentaba frontalmente a los de la URSS, pues otra
revolución armada limitaría la capacidad soviética de normalizar las relaciones
diplomáticas y económicas con algunos gobiernos prooccidentales de
Latinoamérica, e incluso chocaba con la actitud que la Unión Soviética buscaba
emplear hacia Estados Unidos.
2.4 Crisis de los Misiles.
La Crisis de los Misiles se convierte en uno de los
principales ejemplos que demuestran la autonomía cubana frente a la URSS. No
hay dudas de que los soviéticos esperaban usar a Cuba como un pivote en el
continente americano, en la política global y en el juego estratégico de
rivalidad bipolar. Para 1962, la opinión de los dirigentes soviéticos se
inclinaba por adoptar un compromiso más activo con Cuba y aplicar una política
más firme hacia EE.UU. en el hemisferio occidental; por lo que el Politburó
aceptó un plan para instalar misiles nucleares de medio alcance en la Isla. Aun
cuando Fidel no apoyaba por completo esta instalación, consideraba que si esperaba
que los soviéticos lo apoyaran en su causa, era sólo natural y moralmente
acorde que se les permitiera traer los misiles a la Isla. Fue la ocasión en que
la humanidad estuvo ad portas de un mayor riesgo de confrontación
nuclear. Principalmente, el objetivo de la Unión Soviética era usar la
instalación de los misiles para fortalecer su área de influencia, obligando a
Estados Unidos a garantizar que no invadiría Cuba; que retiraría los misiles
instalados en Turquía y que reconocería la existencia de las dos Alemanias. Lo
anterior, reafirmaría la autoridad soviética en el mundo bipolar de la época, y
sería un gran triunfo soviético en el contexto de la Guerra Fría. En octubre
del mismo año, los dirigentes de ambas superpotencias, Kennedy y Jruschov, llegaban
a un acuerdo en secreto, sin consultar a Cuba, en el que el primer ministro
soviético aceptaba no instalar los misiles en Cuba a cambio de que EE.UU.
retirara los suyos de Turquía y garantizara que no invadiría a Cuba ni apoyaría
operaciones con ese fin. Fidel quedó muy desilusionado por la actitud de los
dirigentes soviéticos. Toda esta situación sólo puso en evidencia el fracaso en
las negociaciones por parte dela Unión Soviética y significó un triunfo para
Estados Unidos. Además de haber participado Cuba en las negociaciones pudiera
haber obtenido el fin del bloqueo económico y la retirada de la Base Naval en
Guantánamo.
En este contexto, Fidel ordena el derribo de cualquier
avión espía U2 norteamericano que sobrevolara la Isla, ya que había sido advertido
el gobierno norteamericano de esta situación y continuaban estos vuelos. Esta
decisión significaba un desafío a los acuerdos de las dos superpotencias. Esto
demuestra la soberanía que gozaba la Isla en cuanto a sus decisiones
relacionadas con la defensa militar del Estado, aun cuando esto hubiese podido
poner en riesgo el acuerdo logrado y resultar en un posible enfrentamiento
entre los dos bloques de poder. Asimismo, Cuba se negó a aceptar algunas de las
condiciones impuestas por el acuerdo final, logrando evitar así que una
inspección internacional de control entrara a la Isla, lo que reafirma que Cuba
llevaba a cabo políticas independientes, a pesar de encontrarse ligada a la
asistencia económica de la URSS.
2.5 Acercamiento a China.
En las repercusiones de la Crisis de los Misiles, era
evidente que Fidel se encontraba indispuesto por la decisión de los soviéticos
de retirar los misiles, especialmente porque se dio sin su consentimiento ni
consulta. Paralelo a esto, Pekín le dio a Cuba incondicional apoyo moral y
verbal en contra de Estados Unidos, y en contra de la Unión Soviética por
retirarse ante las demandas de los norteamericanos[28].
A pesar de que Cuba mantuvo relaciones diplomáticas y comerciales con China
desde 1960[29],
Fidel siempre se mantuvo al margen en cuanto a la disputa sino-soviética[30].
Sin embargo, luego de la Crisis de los Misiles, el gobierno cubano comenzó a
acercarse a China, aun cuando la Isla continuaba dependiendo económicamente de
la Unión Soviética.
2.6 La Vía Revolucionaria del Che.
Durante los sesenta, Fidel y el Che tenían como
propósito el apoyo a las revoluciones en el Tercer Mundo, independientemente de
las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Es por esto que el
Che, emprende un viaje hacia África, específicamente el ex Congo Belga, con el
objetivo de lanzar una insurrección guerrillera. Lamentablemente, no existían
allí las condiciones necesarias y no contó con el apoyo necesario. Para 1965,
el líder revolucionario se embarcó en un nuevo viaje, esta vez por tierras
latinoamericanas. A esto se le llamó Proyecto Andino, un intento de llevar la
guerra de guerrillas a Argentina, Perú y Bolivia. Por este motivo, surgieron
nuevos roces entre Cuba y la Unión Soviética, principalmente por las acciones
que estaba llevando a cabo el Che en tierras bolivianas. La dirección soviética
no compartía la consigna de “crear cien Vietnams en el mundo”, producto de la
situación en las cercanías de la propia Unión Soviética; además, cien Vietnams
costarían demasiados recursos humanos y materiales. Ya antes, el Che había
criticado a la URSS, declarando que los soviéticos no daban suficiente apoyo a
la revolución en el Tercer Mundo, refiriéndose concretamente a la guerra entre
Argelia y Marruecos (1963), en la que Cuba apoyó vehementemente a la primera,
mientras que para la URSS fue simplemente un conflicto más. En efecto, el
compromiso que tenía Cuba para con el resto de movimientos revolucionarios con
tintes socialistas difería de la apatía mostrada por la Unión Soviética,
causando como resultado una gran escaramuza entre la alianza soviético-cubana.
Históricamente el problema de la autonomía de los
Estados ha sido de gran importancia. Para la década de los sesenta, y tal como
se ha enunciado antes, el sistema internacional se encontraba bajo una
estructura bipolar rígida, lo que generalmente obligaba al resto de países a
asumir una posición subordinada frente a las grandes potencias del momento en
múltiples aspectos. En síntesis, la autonomía es un valor deseado por todo
Estado soberano que, al tiempo que le permite llevar a cabo políticas propias,
le brinda la oportunidad de ejercer un papel más explícito dentro del sistema
internacional. Teniendo en cuenta entonces, que la dependencia económica puede
ser una herramienta de control que disminuye el poder de decisión y acción de
los Estados sometidos a las potencias. Con el caso de Cuba se demuestra también
que existe la posibilidad de políticas independientes, debido sobre todo a la
voluntad política de la Revolución y sus dirigentes. Los ejemplos esbozados en
este capítulo, permiten demostrar que, en ninguna circunstancia, Cuba hizo
dejación de sus prerrogativas soberanas ni se comportó como un Estado Satélite.
Llegado a un punto de principios, el liderazgo de la Revolución no vaciló nunca
en afrontar las consecuencias de un diferendo con Moscú. Sin embargo, es obvio
que el significado de la URSS para la vida y la defensa de Cuba, obligaba a
tener en cuenta sus posiciones y a coordinar en todo lo posible las políticas
de ambos países.[31]
Así, se puede afirmar que Cuba gozó de un alto grado
de autonomía en su política exterior, a diferencia de muchos estados de Europa
delEste por aquella época, esto si se tiene en cuenta que, a diferencia de
Estados Unidos en Cuba, la asistencia económica y militar cubana no eran
mecanismos por los que la metrópoli obtenía control sobre la política doméstica
y el proceso de toma de decisiones. En efecto, la Unión Soviética y Cuba
formaron una alianza, por lo que este caso permite refutar la idea concebida, y
generalmente aceptada, de que la asistencia-dependencia económica es una
herramienta de control que trasciende la esfera económica hacia la política y
social. De hecho, este alto grado de autonomía política que gozaba la Isla se
puede evidenciar con la subsistencia del modelo socialista en Cuba, aún luego
de la desaparición del bloque socialista europeo.
Conclusiones
Para Cuba, la década de los sesenta estuvo marcada por
la bipolaridad del sistema internacional y por una experiencia histórica
precedente, siempre servil a las demandas estadounidenses. Es por esto que
Fidel Castro, luego del triunfo de la Revolución, rompe la tendencia de
política exterior que había manejado la dictadura en años anteriores, fijando
su atención en las oportunidades que podría brindarle la Unión Soviética,
enemiga de Estados Unidos, para sobreponerse al bloqueo norteamericano,
contrarrestarlo y consolidar el desarrollo y la defensa del país. Como gran
potencia, Moscú ejercía el dominio sobre el resto de los países del bloque
socialista, caracterizándose por relaciones comerciales desiguales y por la
presión económica como herramienta política, lo cual le permitía influir de
cierto modo a lo interno de los países.
Pese a que la asistencia económica puede ser
considerada como una herramienta de control de un Estado sobre otro, en el caso
soviético-cubano la relación estructural entre las partes no ejerció un
verdadero control efectivo sobre otros aspectos, entre ellos el político. Pues
independientemente de la estrecha relación económica que se desarrolló entre
Cuba y la URSS, la política económica interna de la Isla, como quedó demostrado,
se formulaba de acuerdo a los ideales y concepciones autóctonas de Fidel, el
Che y otros dirigentes revolucionarios, cuyo desarrollo hacía que se fueran
adaptando los planes de acuerdo a las necesidades, y que si bien algunos eran
tomados del modelo socialista soviético, obedecían estrictamente a las
necesidades del país y a lo que los líderes de la Revolución habían decidido.
El vínculo de la URSS con la Isla no sólo obedecía a la necesidad imperante que
tenía la URSS de estar cerca del territorio de Estados Unidos, pues los líderes
de la Revolución Cubana eran simpatizantes de las ideas socialistas y resultó
mucho más fácil el acercamiento entre estos dos actores, sino que también
respondió a una necesidad propia de la Revolución.
Los cambios radicales que produjo la Revolución no
sólo fueron en su estructura socioeconómica interna, sino también en el ámbito
político y en sus Relaciones Internacionales, principalmente para poner freno
definitivo a la hegemonía de Estados Unidos en el continente americano; porque
la Revolución Cubana es ante todo un movimiento antiimperialista. Es evidente
que todos estos acontecimientos previos, nos permiten afirmar que Cuba dependía
económicamente de la URSS. Sin embargo, siguiendo la lógica de la teoría de la
dependencia que plantea un modelo económico basado en la relación
centro-periferia, el caso de Cuba es un modelo sui generis,que no se
enmarca exactamente dentro de esta teoría, pero que nos permite ampliar su
estudio y, por tanto, el enfoque de esta teoría; pudiendo sostener incluso que,
si en una relación de dependencia económica se presentan circunstancias únicas,
como las de un líder popular fuerte y carismático, un sistema de gobierno
socialista, y una coyuntura bipolar del sistema internacional con uno de los polos
de poder de naturaleza comunista, las relaciones centro-periferia pierden su
exclusividad de aplicación a casos enmarcados en la lógica capitalista.
Es por esto que para la década de los sesenta, aunque
Cuba dependía en gran medida de la asistencia económica soviética, llevó a cabo
una política exterior independiente con respecto al actuar soviético, y que
refleja de igual forma la autonomía decisoria de la que gozaba la Isla. Entre
ellas, su participación en la guerra entre Argelia y Marruecos apoyando al
primero, la Crisis de los Misiles que provocó el primer conflicto político
entre estas dos naciones socialistas, el acercamiento con China a mediados de
la década y la operación emprendida por el Che en Bolivia y otras naciones para
el desarrollo de guerrillas, apoyada por Cuba y en franca contradicción con la
coexistencia pacífica que la Unión Soviética sostenía para la época con Estados
Unidos.
Durante nuestro período de estudio, las relaciones
tanto económicas como políticas entre la URSS y Cuba experimentaron diferentes
grados de compromiso y estuvieron marcadas por la lucha de la Isla por alcanzar
una autonomía que, por lo menos en el ámbito económico, le era esquiva. Así, se
puede afirmar, tal como lo demuestra esta investigación, que Cuba se valió de
distintos métodos para ejecutar una política exterior independiente al tiempo
que dependía económicamente de la URSS. Esto descarta por completo la idea de
considerar a Cuba como un satélite o como un instrumento de la política
exterior soviética.
En conclusión, las relaciones económicas entre Cuba y
la URSS fueron modelo entre un país desarrollado y otro en vías de desarrollo,
y desempeñaron un papel fundamental en la consecución exitosa del programa de
desarrollo alcanzado por Cuba, al tiempo que beneficiaron, en alguna medida, a
la economía y la política soviética. Si bien esta estrecha relación económica
llevó a la Isla a una gran dependencia económica de la Unión Soviética y del
reto de los países del campo socialista, la política exterior de la Isla, e
incluso la política interna, se mantuvo independiente y soberana.
REFERENCIAS
1.
Ver artículo
de Rodríguez, José Luis: “Cuba, su economía y la Unión Soviética”. Publicado el
25 de mayo de 2012 en el blog Cuba a Diario.
2. Ídem.
3. Sistema internacional en el que
existen dos bloques hegemónicos bien definidos, opuestos ideológicamente, con
una superpotencia a la cabeza de cada bloque con todas las dimensiones del
poder (económico, militar e ideológico). En este tipo de sistema es muy difícil
la neutralidad de los Estados, por lo que los mismos tienden a afiliarse a uno
de los bloques. Este sistema imperó desde los años 50 hasta finales de los años
80 del s. XX.
4. Término usado, generalmente, por la
prensa y políticos occidentales para referirse a aquellos países sujetos al
dominio político e ideológico de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas;
aunque también se denominaron Estados Satélites aquellos países que pertenecían
al bloque capitalista.
5. Ver Ahumada, Consuelo. -Surgimiento,
auge y declive del poderío soviético en el Tercer Mundo- En Revista de
Ciencia Política. No. 4 (3er Trimestre, 1986). p. 124.
6. El desarrollo del socialismo en Cuba
fue resultado de la revolución popular, en el que no tuvieron cabida factores
externos. Es decir que el cambio al sistema socialista no fue implantado por
una potencia externa. Se hace énfasis en Cuba después del triunfo de la
Revolución, pues es desde este momento cuando la URSS considera a Cuba como un
actor importante dentro de su estrategia geopolítica; antes Latinoamérica,
estaba lejos del alcance soviético.
7. Ver Mujal-Leon, Eusebio M.
―Perspectivas de las relaciones entre la Unión Soviética y América Latina. En Revista
de Ciencia Política. Bogotá. No. 6 (1er. Trimestre, 1987). p. 139.
8. En relación con la dependencia,
Waltz hace una diferenciación entre los Estados pequeños o menos afortunados
(Dependientes), al no ser los dueños del capital o de los medios de producción,
y los Estados grandes o mejor afortunados (Potencias). Ver Waltz, Kenneth N. Teoría
de la Política Internacional. 1988. p. 157.
9.
Ver Duvall, Raymond D. Dependence
and independence theory: notes toward precision of concept and argument. 1978. p. 9. Documento Electrónico.
10. Ver Prebisch, Raúl. Capitalismo
periférico – Crisis y transformación. 1981.
11. Ver Mesa-Lago, Carmelo. Breve
historia económica de la Cuba socialista. Políticas, resultados y perspectivas.
1994. p. 16.
12. Kenneth Waltz destaca las ventajas de sistemas con
un reducido número de grandes potencias, siendo el sistema bipolar, el que
propicia una mayor estabilidad. VerWaltz, Kenneth. Teoría de la Política
Internacional. 1988. p. 199.
13. Es necesario mencionar la asistencia
económica que recibió Cuba del campo socialista, ya que es un indicador de la
inusual atención que percibía de todos los países socialistas. Ver Walters,
Robert S. Economic Aid to Cuba: 1959-1964. p. 75-76. Documento
Electrónico. Durante la década del 60, países de Europa del Este (Alemania
Oriental, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia y Rumania) otorgaron
créditos a Cuba por un valor de 97 millones de dólares, con el propósito de ser
usados para proyectos de desarrollo económico.
14. Ver Mesa-Lago. Breve historia
económica de la Cuba socialista. Políticas, resultados y perspectivas. p.43.
15. Ver Walters, Robert S. Economic Aid to Cuba: 1959-1964. 1966. p. 78.
Documento Electrónico.
16. Ver Walters, Robert S. Economic
Aid to Cuba: 1959-1964. 1966. p. 74. Documento Electrónico.
17.
Ver Walters, Robert S.Economic Aid to Cuba: 1959-1964. 1966. pp.
80-81.
18. Ver Mesa-Lago Breve historia
económica de la Cuba socialista. Políticas, resultados y perspectivas. p.58.
19. Este término es comúnmente usado
para describir la política exterior de las naciones que no tienen ninguna
alianza ni con el bloque comunista ni con el bloque occidental.
20. Ver Burton, Teoría general de las
Relaciones Internacionales, p. 261.
21. Podría afirmarse que esta situación
hubiese resultado en una política económica dual como lo es hoy en día China.
22. Ver Fernández Retamar, Roberto. Cuba
hasta Fidel y para leer al Che. 1973. p. 62.
23. Ver “Primera Declaración de La
Habana”. (2 de Septiembre de 1960)
24. Vidal, César. Breve Historia
Global del siglo XX. 1999. p. 229
25. Ver Segunda Declaración de la
Habana. Pp. 17. Documento Electrónico.
26. Esto cobrará importancia cuando más
adelante se analice el papel del Che Guevara en la creación de guerrillas y
movimientos revolucionarios en África y Suramérica.
27. La coexistencia pacífica presupone
la renuncia a la guerra como medio de resolver las disputas internacionales, la
comprensión recíproca y la confianza entre los Estados, la no intervención en
los asuntos internos de los pueblos, el fomento de la colaboración económica y
cultural entre los países. Ver Diccionario Soviético de Filosofía: coexistencia
pacífica. 1965. p. 70.
28. Ver Walters. Economic Aid to Cuba: 1959-1964. p. 84. Documento Electrónico.
29. Ver Walters. Economic Aid to Cuba:
1959-1964. pp. 74-75. Documento Electrónico. La ofensiva económica china sobre
Cuba inicia en 1960 cuando ésta le brinda un crédito por valor de 60 millones
de dólares, con condiciones de pago flexibles, que incluía el envío de
maquinaria china a la Isla. Este acuerdo también llevó a Cuba a romper
relaciones con Taiwán y reconocer a la China comunista.
30. La ruptura sino-soviética que se da
a finales de los años cincuenta y se intensifica en la década de los sesenta,
se produjo principalmente por las diferentes visiones que ambos países tenían
sobre el comunismo, pues China desarrollaba una ideología comunista basada más
en los campesinos que en los obreros (proletariado), que era la ideología
defendida por la URSS. Adicionalmente, los líderes chinos sentían que la URSS
quería tratar a China como un país satélite, lo cual iba en contravía de uno de
los principales objetivos de Mao Zedong, el cual era liberar a China de la
intromisión de potencias extranjeras.
31. Ver García Luis, Julio. Revolución
Cubana – 45 grandes momentos. 2005. p. 4
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