martes, 12 de marzo de 2013

Pensamiento de Fidel Castro Ruz sobre el Desarme Nuclear

 Por Leyde E. Rodríguez Hernández [1]
 

Texto completo de la intervención en el Taller sobre Desarme Nuclear, celebrado el 12 de marzo de 2013, en la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU).
  

    La idea del desarme nuclear es de larga data en el pensamiento político de Fidel Castro Ruz. La dimensión de su humanismo universalista radica en la prédica incansable por la salvación del planeta y todo lo creado por el hombre: una maravillosa y única especie capaz de “pensar la paz y el desarme”.  

Las concepciones expuestas por Fidel relacionadas con el desarme nuclear, constituyen un amplio acervo político que nos introduce en la compresión de la compleja realidad política y económica internacional, conscientes de los graves peligros y amenazas que acechan la supervivencia de la especie humana. 

Es importante enmarcar los enfoques de Fidel, sobre la paz y el desarme nuclear, en la tradición de la cultura política cubana, que tiene en el ideario martiano el principal sostén de la justicia social, la cultura de paz -con dignidad-y una vocación en la que “Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer.”[2]

Y por ser en la que nos tocó nacer hay para con ella un deber más inmediato. Es, además, la que conocemos mejor y por la que podemos trabajar con mayor efectividad, pero siempre con la conciencia de que es solamente una parte del todo. Es lícito y necesario que se ayude a levantar una parte del todo como contribución a la obra mayor de alzar a la humanidad. En la búsqueda de la integración y el equilibrio en la política regional e internacional frente a la creciente codicia, prepotencia y agresividad del imperialismo norteamericano, que - como un aldeano vanidoso-  desestima que las armas del juicio vencen a las otras muy poderosas proporcionadas por las nuevas tecnologías aplicadas a los destructivos armamentos de los tiempos modernos. 

La Revolución cubana, de Martí a Fidel, ha demostrado que trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras.[3] El contenido ético-humanista del pensamiento político de Fidel, como forjador de la Revolución cubana, es expresión de continuidad del ideario martiano, y se nos muestra en sus múltiples discursos, artículos, entrevistas, mensajes y declaraciones publicadas en la prensa escrita durante décadas de bregar revolucionario por Cuba y la humanidad. 

El paradigma[4] Marxista–Leninista está presente en la obra de Fidel concerniente a la paz, contra la carrera armamentista y el desarme nuclear. Los principios teóricos y metodológicos marxistas aparecen en cada uno de los análisis que realiza; ya sea de manera explícita sobre las causas históricas, políticas, económicas, tecnológicas y científicas del surgimiento y desarrollo de las armas nucleares, de las guerras actuales, así como de manera implícita, en sus estudios sobre los problemas globales que amenazan la perpetuación y el avance de la civilización. 

 Ese conjunto de principios conforman la base teórica de sus proyecciones políticas sobre la paz y el desarme nuclear, resultando de utilidad para la formación de las nuevas generaciones de cubanos, los estudios académicos y la orientación de la opinión pública internacional, en cuanto al curso de las acciones para  alcanzar el desarme nuclear.   

 Las valoraciones de Fidel referidas al desarme nuclear son identificables en los múltiples discursos pronunciados desde 1959, en Cuba y en el extranjero, y en una serie de recientes reflexiones publicadas bajo el rótulo del “compañero Fidel”, que arrojan un acumulado de propuestas paradigmáticas que nutren los objetivos de la política exterior cubana en un período histórico en que la política ha tomado un extraordinario alcance global, con sus consecuencias para todas las naciones e individuos, al margen del tipo de régimen socio-económico de sus respectivas sociedades y de la posición geográfica en que se encuentren.

    Como  planteamientos a favor del desarme y en su crítica a los monopolios que controlan la industria armamentista y a los peligros de una guerra nuclear, Fidel, en el discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 26 de septiembre de 1960, expresó: "ahora, ¿cuáles son las dificultades del desarme? ¿Quiénes son los interesados en estar armados? Los interesados en estar armados hasta los dientes son los que quieren mantener las colonias, los que quieren mantener sus monopolios, los que quieren conservar en sus manos el petróleo del Medio Oriente, los recursos naturales de América Latina, de Asia, de África; y que, para defenderlos, necesitan la fuerza. Y ustedes saben perfectamente que en virtud del derecho de la fuerza se ocuparon esos territorios y fueron colonizados; en virtud del derecho de la fuerza se esclavizó a millones de hombres. Y es la fuerza la que mantiene esa explotación en el mundo. Luego, los primeros interesados en que no haya desarme son los interesados en mantener la fuerza, para mantener el control de los recursos naturales y de las riquezas de los pueblos, y de la mano de obra barata de los países subdesarrollados. (…) 


Luego, los colonialistas son enemigos del desarme. Hay que luchar con la opinión pública del mundo para imponerles el desarme, como hay que imponerles, luchando con la opinión pública del mundo, el derecho de los pueblos a su liberación política y económica.

Son enemigos del desarme los monopolios, porque además de que con las armas defienden a esos intereses, la carrera armamentista siempre ha sido un gran negocio para los monopolios. Y, por ejemplo, es de todos sabido que los grandes monopolios en este país duplicaron sus capitales a raíz de la Segunda Guerra. Como los cuervos, los monopolios se nutren de los cadáveres que nos traen las guerras.


Y la guerra es un negocio. Hay que desenmascarar a los que negocian con la guerra, a los que se enriquecen con la guerra. Hay que abrirle los ojos al mundo, y enseñarle quiénes son los que negocian con el destino de la humanidad, los que negocian con el peligro de la guerra, sobre todo cuando la guerra puede ser tan espantosa que no queden esperanzas de liberación, de salvarse, al mundo"[5]
 
Como hemos visto, el pensamiento de Fidel es expresión de una ética progresista y revolucionaria, que se propone no solo interpretar la problemática internacional, sino transformarla con una profunda inspiración emancipadora. Pero esta visión redentora choca directamente con la posibilidad de la autodestrucción del planeta, por el estallido de una devastadora guerra nuclear o el paulatino daño que produce al ecosistema el acelerado cambio climático mundial.

 La amenaza de una guerra nuclear y el cambio climático global son el resultado directo de un inusitado e irracional modo de producción capitalista que en el siglo XX, y hasta hoy, exacerbó un armamentismo que tomó su mayor auge en el contexto de un Complejo Militar-Industrial estadounidense cada vez más y más imponente, después de 1945, arrastrando en esa lógica suicida a sus principales aliados europeos, pero también a la Unión Soviética (Rusia), China, India, y a otros actores de menor dimensión territorial o protagonismo internacional, ubicados en Asia, Medio Oriente y África. 

 Al respecto, el líder histórico de la Revolución cubana esbozó que “se inició la Guerra Fría y la fabricación de miles de armas termonucleares, cada vez más destructivas y precisas, capaces de aniquilar varias veces la población del planeta. El enfrentamiento nuclear sin embargo continuó; las armas se hicieron cada vez más precisas y destructivas. Rusia no se resigna al mundo unipolar que pretende imponer Washington. Otras naciones como China, India y Brasil emergen con inusitada fuerza económica. Por primera vez, la especie humana en un mundo globalizado y repleto de contradicciones ha creado la capacidad de destruirse a sí misma"[6]   
 
El pensamiento de Fidel coincide con el de V. I. Lenin, cuando este último legó a la teoría marxista, a principios del siglo XX, ya en la época del imperialismo,[7] que “el militarismo es el resultado del capitalismo. Es en sus dos formas, una manifestación vital” del capitalismo: como fuerza militar utilizada por los Estados capitalistas en sus choques externos y como instrumento en manos de las clases dominantes.[8]  

 Fidel, en la segunda década del siglo XXI, explicó a un grupo de periodistas que “el imperialismo y sus aliados han convertido la industria militar en el sector más próspero y privilegiado de su economía. Cada día se publica alguna noticia sobre los más increíbles artefactos para destruir y matar; se elaboran códigos para su empleo; los derechos de la persona, elaborados durante siglos, han sido barridos. Matar y destruir, sin límite alguno, es su filosofía. Como es lógico, tal actitud provoca la reacción de los países adversarios con suficiente desarrollo técnico y científico para fabricar las armas capaces de contrarrestar, e incluso superar tales armas.[9]


 Para Fidel, “cuando las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que impide dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del Tercer Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?[10]

 Todo lo que significó de negativo la desintegración de la URSS y del campo socialista, para la causa de la paz y el desarme nuclear quedó expuesto por Fidel de la manera siguiente: “(…) Al socialismo había que perfeccionarlo, no destruirlo, los únicos que salieron gananciosos con la destrucción del socialismo fueron los países imperialistas. (…) Creo que sí había que luchar por la paz, habría que luchar por el desarme, y pienso que un mundo más sabio habría luchado por alcanzar a través de negociaciones lo que pudo conseguirse sin la disolución y sin la desintegración de la Unión Soviética. (…)

 Digo que se habría podido concebir la paz; pero, bueno, hubo una competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética en la carrera armamentista.  Y todo el mundo conoce hoy que la estrategia de Reagan fue la estrategia de arruinar a la Unión Soviética, imponiéndole una carrera armamentista que iba más allá de sus posibilidades económicas.

 No solo se equivocaron los dirigentes soviéticos, se equivocaron los dirigentes mundiales, porque no fueron capaces de luchar por una paz verdadera sin desintegrar países enteros, cuyas consecuencias no se sabe todavía cuáles serán”. [11] Como derivaciones de esos hechos, en las últimas décadas, un nuevo periodo de desequilibrio estratégico-militar y de guerras imperialistas, conducidas por los Estados Unidos, azotaron la estabilidad, el orden y la paz internacional, impidiendo así el desarme nuclear. 

A continuación expondré, en forma de breves mensajes, algunas de las principales ideas o frases contenidas en los discursos y las reflexiones en las que Fidel ha manifestado sus  criterios vinculados al fenómeno de las armas nucleares, y la consecuente lucha que debemos librar por la paz y el desarme nuclear:

·       Ningún país grande o pequeño tiene el derecho a poseer armas nucleares.

·      La existencia de las armas nucleares es uno de los más graves peligros que amenazan la existencia de nuestra especie.

 ·   No cometeré la ingenuidad de asignar a Rusia o a China la responsabilidad por el desarrollo de este tipo de armas, después de la monstruosa matanza de Hiroshima y Nagasaki, ordenada por Truman, tras la muerte de Roosevelt.

·       La destrucción es la única garantía de que las armas nucleares no puedan usarse, por  los estados ni por nadie. 

·     La única solución es el desarme general y completo bajo estricta verificación internacional.

·       Para sobrevivir, es imprescindible un salto en la conciencia de la humanidad. 

·       El nuevo tratado START, suscrito en Praga en el mes de abril del 2010, entre las mayores potencias nucleares, no implica más que ilusiones, con relación al problema que amenaza a la humanidad.

·       Las soluciones acordadas de forma multilateral constituyen el único método viable de abordar los asuntos relacionados con el desarme y la seguridad internacional.

·        Alrededor de 25 000 armas nucleares en manos de fuerzas aliadas o antagónicas dispuestas a defender el orden cambiante, por interés o por necesidad, reducen virtualmente a cero los derechos de miles de millones de personas.

·       El "invierno nuclear", inconciliable con la supervivencia humana, sería la consecuencia del empleo de un reducido porcentaje de las armas nucleares acumuladas por las potencias que las poseen.

·    Israel, que con la ayuda y la cooperación de Estados Unidos fabricó el armamento nuclear sin informar ni rendir cuenta a nadie, hoy sin reconocer la posesión de estas armas, dispone de cientos de ellas. Para impedir el desarrollo de las investigaciones en países árabes vecinos atacó y destruyó los reactores de Iraq y de Siria. Ha declarado a su vez el propósito de atacar y destruir los centros de producción de combustible nuclear de Irán.

·  A fin de impedir la proliferación nuclear, Israel puede acumular cientos de ojivas nucleares mientras Irán no puede producir uranio enriquecido al 20 %.

·    Gracias a la posesión de las armas de destrucción masiva es que Israel ha podido desempeñar su papel como instrumento del imperialismo y el colonialismo en esa región del Medio Oriente.

·    Crece igualmente la tensión en torno a Rusia, país de incuestionable capacidad de respuesta, amenazada por un supuesto escudo nuclear europeo. [12]

·        Mueve a risas la afirmación yanqui de que el escudo nuclear europeo es para proteger también a Rusia de Irán y Corea del Norte. Tan endeble es la posición yanqui en este delicado asunto, que su aliado Israel ni siquiera se toma la molestia de garantizar consultas previas sobre medidas que puedan desatar la guerra.

·      Es realmente inusitado observar una nación (se refiere a Estados Unidos) tan poderosa tecnológicamente y un gobierno tan huérfano a la vez de ideas y valores morales.

En estas reflexiones encontramos una guía para la acción concertada en el ámbito político-diplomático, con el propósito de sensibilizar a amplios y diversos sectores sociales sobre la necesidad de lograr el desarme nuclear. En cada pensamiento hay un motivo de rigor para comenzar un dinámico proceso de negociaciones internacionales que interrumpa la peligrosa ruta que nos conduce inexorablemente al desastre nuclear, el que también podría ocurrir no necesariamente por el desencadenamiento de un conflicto violento entre estados poseedores de estos tipos de armas.

Del permanente optimismo de las ideas de Fidel y su inquebrantable fe en el progreso del hombre, que es capaz de conducirse por el conocimiento y menos por los instintos, se afirma, sin dogmatismo, que la guerra no es una calamidad natural, como un huracán, una sequia, una plaga. La guerra no es un acto de Dios. La guerra es una enfermedad social engendrada por las sociedades explotadoras y desplegadas a su máxima expresión en la época histórica de la barbarie imperialista. La guerra la hacen los hombres y por consiguiente los hombres la pueden evitar. La hacen los hombres y ellos la pueden eliminar, si cesan los egoísmos, si cesan los hegemonismos, si cesan la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño, como razonó Fidel hace 21 años en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Rio de Janeiro.[13]
 
 Sin embargo, “mientras los polos se derriten velozmente, el nivel de los mares sube por el cambio climático, inundando grandes áreas en unas pocas decenas de años, todo lo cual supone que no habrá guerras, (incluyendo la nuclear) y las sofisticadas armas que se están produciendo a ritmo acelerado no se usarán nunca. ¿Quién los entiende?”[14] Evidentemente a los hombres, en el curso de una de las crisis sistémica y multidimensional de las más graves que haya conocido el sistema capitalista. “Nuestra época que se caracteriza por el avance acelerado de la ciencia y la tecnología. Estemos o no conscientes de ello, es lo que determina el futuro de la humanidad, se trata de una etapa enteramente nueva. La lucha real de nuestra especie por su propia supervivencia en todos los rincones del mundo globalizado”.[15]
 
 En resumen, el pensamiento político de Fidel es una fuente que nos ilumina  para luchar de forma consecuente por el desarme nuclear, sabiendo que no significa una campaña o una retórica coyuntural, porque es desafiar poderosas fuerzas e intereses que desprecian a la humanidad en su conjunto e impiden la construcción de un equilibrio justo y respetuoso entre las naciones. En las condiciones de una tiranía impuesta al mundo por Estados Unidos y sus poderosos e incondicionales aliados en dos temas: la guerra nuclear y el cambio climático[16], dejar el desarme nuclear para mañana será demasiado tarde. Sería hacer, dijo Fidel, lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.[17]  

Muchas gracias.

Notas


[1] Doctor en Ciencias Históricas. Profesor en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García”. La Habana, Cuba.

[2] José Martí. Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. Véase también de  Rolando López del Amo, El equilibrio del mundo según José Martí”. http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/el-equilibrio-del-mundo-segun-jose-marti/24080.html: 28-01-2013

[3] Véase de José Martí. Nuestra América. Edición Crítica. Centro de Estudios Martianos/Casa de las Américas. P. 13.
[4]Thomas Kuhn. La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica. Trad. De Agustín Contin, Argentina, 2004. Para Kuhn, un paradigma científico es un conjunto coherente de modelos, conceptos, conocimientos, hipótesis y valores estrechamente vinculados. Hay una revolución científica cuando un marco conceptual (paradigma) es remplazado por otro. El Marxismo es uno de los influyentes y fuertes paradigmas de la Teoría de las Relaciones Internacionales del siglo XX, por su propuesta  emancipadora y contra-hegemónica, frente al pensamiento dominante del Liberalismo y el Realismo político en dicha disciplina académica.

[5] Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en New York, el 26 de septiembre de 1960. www.cuba.w/gobierno/discurso.

[6] Reflexión “Los peligros que nos amenazan”, Periódico Granma, 8 de marzo de 2010, p. 2.

[7] Véase sobre el imperialismo de V.I. Lenin, El imperialismo fase superior del capitalismo. Editorial Progreso, Moscú, 1977.
[8] V. I. Lenin, “El militarismo belicoso y la táctica antimperialista de la socialdemocracia”, Obras Completas, Segunda Edición, Buenos Aires, Tomo 4, 1968, p. 331; y sobre las primeras armas que revolucionaron el arte militar, véase de Federico Engels, “La táctica de la infantería y sus fundamentos materiales /1700-1870” en: Anti-Dührin, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1961, p. 409.

[9] Entrevista ofrecida por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a la prensa nacional después de ejercer su derecho al voto por los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional de Cuba, el 3 de febrero de 2013. Periódico Granma, 12 de febrero de 2013, p. 4.

[10] Discurso pronunciado en Rio de Janeiro por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el 12 de junio de 1992. Periódico Granma, 27 de enero de 2012, p. 7.

[11] Discurso en la clausura de V Fórum de Ciencia y Técnica, Periódico Granma,  21 de diciembre de 1995. p. 5

[12] Sobre esta problemática, véase de Leyde E. Rodríguez Hernández, “La Defensa antimisil de los Estados Unidos. Editorial Publibook, París, 2010.    

[13] Discurso pronunciado en Rio de Janeiro por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Ibídem.

[14] Intervención del Líder Histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante la Sesión de constitución de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Periódico Granma, 25 de febrero de 2013.

[15] Reflexiones del compañero Fidel: “Lo que Obama conoce”. Periódico Granma, 28 de abril de 2012, p. 2.

[16] Véase en reflexiones del compañero Fidel: “La marcha hacia el abismo”. Periódico Granma, 6 de enero de 2012, p. 2


[17]Discurso pronunciado en Rio de Janeiro por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Ibídem.




Perspectivas de la diplomacia estadounidense en el segundo mandato de Obama (2013-2017)

                    
Por Alejandro L. Perdomo Aguilera
 

Resumen:

En el trabajo se abordan las perspectivas de la diplomacia estadounidense ante el nuevo contexto internacional. Para ello se analizan los retos que debe enfrentar EE.UU. en su economía, así como las políticas domésticas e internacionales que deberá reajustar, para preservar el liderazgo internacional. En esa línea, se identifican algunos elementos que marcan las tendencias político-diplomáticas de ese país en el segundo mandato de Obama.

Palabras claves: Diplomacia, Desarrollo, Defensa, Smart power, política exterior y seguridad nacional.
La diplomacia de EE.UU. se halla en un proceso de reconfiguración en aras de una proyección exterior que mejore la credibilidad de las acciones imperiales de ese gobierno. La difícil situación económica que vive el país y las problemáticas que ha enfrentado el presidente Obama en el Congreso, le trazan grandes retos para su último mandato.
En el plano internacional, la creciente importancia de los BRICS, particularmente de China y Rusia en el orden económico, político y diplomático (países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU) aumentan las presiones para la diplomacia estadunidense, avocada a una mayor eficiencia.
En el Medio Oriente y África Norte no cesan los conflictos y contradicciones. Las presiones sobre Irán en torno al desarrollo de la energía nuclear de ese país y  la injerencia en la crisis interna de Siria, reflejan las limitadas capacidades de influencia del hegemón en el orden político-diplomático y cultural.
 Entretanto, en Latinoamérica y el Caribe no cesan los problemas de seguridad asociados al tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos, con una peculiar incidencia en México, Centroamérica y el Caribe.
Ante tales circunstancias, la diplomacia resulta un pilar fundamental en la política exterior y de seguridad nacional[1] estadounidense para los próximos años. Pero esta diplomacia, adquiere un sentido más abarcador, que comprende a cada ciudadano estadounidense en el exterior como un diplomático de las formas de vida y las lógicas de pensamiento. Siguiendo esos objetivos, se han realizado varios cambios en el Departamento de Estado y Agencias afines como la Agencia Estadounidense de Ayuda al Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), orientando su trabajo hacia aquellos aspectos que pueden validar el predominio de ese país.
Con ese fin se ha potenciado la diplomacia transformacional, la cual supone un trabajo más concentrado en la influencia ideológica y cultural del Estado-Nación. En ese sentido se combinan los instrumentos del poderío nacional[2], en interés de conquistar las mentes y los corazones de la sociedad civil internacional.  
Para esta cooptación, resultan básicos los instrumentos ideológicos, culturales e informacionales, expresados a través del control de los medios de comunicación y las Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TICs) para la conformación de matrices de opinión favorables a los intereses hegemónicos de la elite del poder (Wright Mills, 1957)
La posibilidad que tienen los medios de incluir temas en la agenda internacional, a partir de la construcción de consensos, los convierten en un actor de peso en las dinámicas político-diplomáticas, al punto poder identificarse una diplomacia de los medios.[3]  Este tipo de diplomacia resulta básica en el trabajo hacia la sociedad civil, en aras de exportar el modelo de vida y de gobierno estadounidense, como paradigma de la gobernanza y la democracia global.
Desde esa lógica de pensamiento, se comprende a la Diplomacia, como parte inherente a la renovación del liderazgo internacional del hegemón, en su concepción como superpotencia[4]. En los últimos años se ha establecido el smart power y las tres D (entendiendo a la Diplomacia y el Desarrollo como complemento de la Defensa) como el método por el cual EE.UU. intenta proyectar una política exterior y de seguridad más efectiva.
En el actual contexto histórico, la práctica diplomática recuerda  las premisas de Hans Morgenthau, al definir la diplomacia como el arte de combinar los distintos elementos del poderío nacional de mayor impacto en el interés nacional. (Morgenthau, 1992) Lo tristemente célebre, es que los llamados intereses nacionales, suele atentar contra la soberanía, la integridad territorial y la autodeterminación de otros pueblos.  
No obstante, el escenario que reflejan las condicionantes domésticas e internacionales de ese país amerita de la cooperación de otros actores internacionales. Para esos propósitos, se internacionalizan los principios y conceptos de la elite del poder estadounidense, como referentes para la existencia de una adecuada gobernanza mundial.
Como complemento de este trabajo, se recalcan las amenazas globales sobre las que la diplomacia debe trabajar desde el Departamento de Estado, la USAID, la  Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) y las  Organizaciones No Gubernamentales (ONGs). En las acciones diplomáticas se aprecia un creciente uso de contratistas y subcontratistas, y del sector privado económicamente fuerte en los países de interés. Este fenómeno viene dado por la consideración de que al privatizarse elementos estratégicos de la seguridad y la economía de otros estados nacionales, se reducen las opciones que puedan realizar los gobiernos nacionales para mitigar la influencia estadounidense.
Los errores diplomáticos de la  Administración de W. Bush (2001-2009), ameritaron por parte del gobierno demócrata de Obama (2009-2017) una serie de cambios en las concepciones del ejercicio diplomático, los cuales se han expresado tanto en documentos rectores del gobierno (en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2010 y la Primera Revisión Cuadrienal de Diplomacia y Desarrollo del mismo año, QDDR) como en la nueva estructura y formas de trabajo del Departamento de Estado y la USAID, si bien se aprecian las continuidades lógicas de la proyección internacional de ese Estado-Nación.
En la ejecución de una política internacional[5] más certera, la QDDR ( The First Quadrienal Diplomacy and Development Review, 2010) propone una nueva estructura organizativa y de coordinación para reaccionar rápidamente en situaciones de crisis, conflictos y desastres naturales a nivel global. Asimismo sucede con el trabajo realizado en las embajadas, para otorgar una mayor efectividad a las fundaciones y ONGs que trabajan en función de los intereses estadounidenses. Para ello, se prepondera el uso del llamado “poder civil” que comprende la combinación de las acciones diplomáticas con el  trabajo de los especialistas en desarrollo, trabajadores humanitarios y de otra índole, bajo la justificación de  “prevenir y responder a las crisis y los conflictos”.[6]
Para dar cumplimento a estos objetivos se proponen algunos cambios en el Departamento de Estado, entre los que se destacan la creación del cargo de Subsecretario de Seguridad de Población Civil, Democracia y Derechos Humanos. Este se responsabiliza de la dirección de una nueva Oficina de Operaciones para Crisis y Conflictos. Con esta Subsecretaría se incrementa la capacidad de reacción de ese gobierno en momentos críticos.
 También se creó el cargo de Coordinador especial para Sanciones y Finanzas Ilícitas, abogando por que el Congreso sustituya al Coordinador Especial para Antiterrorismo con una Oficina de Antiterrorismo. Además, se creó el cargo de Subsecretario para Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente, que acoge la nueva Oficina de Asuntos Internacionales de Energía.
Con estos cambios la política de influencia en el exterior se perfecciona, ajustando las prioridades departamentales hacia aquellos elementos que resultan más efectivos para la demonización mediática. Por ello, los temas vinculados a la seguridad civil, la democracia y los derechos humanos, resultan básicos para la nueva burocracia.
Conforme a estos intereses, en Naciones Unidas se impulsan las agendas de los derechos humanos, la seguridad humana y la responsabilidad de proteger, con una clara inclinación a los intereses geoestratégicos del gobierno estadounidense y otras potencias centrales. Estas medidas actualizan la proyección exterior del imperio a las nuevas circunstancias internacionales, que continúan alentando el Complejo de Seguridad Industrial[7]; sólo que esta vez bajo un apoyo más coordinado y elocuente del Smart power y las tres D.
Al trabajo de la USAID también se le han realizado reformas, que están encaminadas hacia una mayor interconexión con el Departamento de Estado y el de Defensa. Las acciones de la USAID son orientadas hacia sectores específicos de las sociedades de interés. En este sentido, la diplomacia ciudadana se aprecia como un pilar para la asistencia al desarrollo, según los presupuestos de ese gobierno.
Sintéticamente pudieran resumirse los términos y prioridades en que se proyecta la diplomacia estadounidense desde la USAID en: la promoción de la participación del sector privado, estimular la discusión sobre temas internacionales afines a los intereses del hegemón y el trabajo con los sectores claves para incentivar el modelo democrático y el paradigma de vida de los EE.UU. (Lineamientos USAID 2011-2015)
La confirmación de John Kerry como Secretario de Estado conlleva al análisis de los cambios y continuidades de la diplomacia estadounidense en la segunda administración de Obama, aunque se considera que permanecerán los elementos priorizados de la política exterior y de seguridad.
Entre las áreas que ha identificado J. Kerry, como básicas para el trabajo diplomático, ha destacado la necesidad promocionar la “democracia” al estilo estadounidense a partir de las TICs. Al respecto el Secretario de Estado comentó que ante los cambios  producidos por las nuevas tecnologías, y el crecimiento de su uso por los “jóvenes, las contiendas sectarias y el extremismo religioso”, considera que se debe “hacer un mejor trabajo invitando a la gente a adoptar los valores que siempre nos han inspirado” (Kerry, 2013)
Respecto a Latinoamérica y el Caribe, Kerry señaló a Colombia como un ejemplo de las relaciones diplomáticas entre EE.UU. y  la región. Las tendencias político-diplomáticas manifiestan rasgos de continuidad en cuanto a los temas priorizados hacia el Hemisferio Occidental. Ello está en concordancia con los criterios que manifestara el ex Subsecretario de Estado para la región, Arturo Valenzuela, al considerar:
los conceptos sobre los que se sustenta el QDDR guiarán también nuestra estrategia de “participación dinámica”, que pretende impulsar los intereses de Estados Unidos en colaboración con toda América Latina, y a la vez reconoce la importancia de adecuarse a diversas necesidades e intereses.” (Valenzuela, 2011)
  Con ella se reafirma el trabajo en lo que Valenzuela denominara como las cuatro prioridades principales: “promover las oportunidades sociales y económicas para todos, afianzar un futuro de energía limpia, garantizar la protección y seguridad de todos los ciudadanos y crear instituciones eficaces de gobernabilidad democrática.” (Valenzuela, 2011) En correspondencia con estos intereses se fortalecen las herramientas diplomáticas de las instituciones multilaterales y regionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En otro orden, la diplomacia estadounidense incrementa las acciones para mitigar las relaciones entre Irán y América Latina y el Caribe, incrementando las acciones político-diplomáticas para demonizar al gobierno iraní, atemorizando a la sociedad internacional, sobre el desarrollo nuclear que realiza ese país. Al respecto el presidente Obama precisó: “Hay una coalición unida exigiendo que ellos cumplan con sus obligaciones, y haremos lo que sea necesario para impedir que obtengan un arma nuclear” (Obama, 2013)
En cuanto a la postura exterior contra Corea del Norte, el presidente estadounidense declaró: “El régimen en Corea del Norte debe comprender que sólo logrará seguridad y prosperidad cumpliendo con sus obligaciones internacionales. (…) permaneceremos firmes en respaldo de nuestros aliados, fortaleceremos nuestras propias defensas de misiles, y estaremos a la cabeza del esfuerzo mundial por tomar acción firme en respuesta a estas amenazas.” (Obama, 2013) 
Desde otra perspectiva, se busca un mayor entendimiento con Rusia. Debe recordarse que “el presidente negoció el nuevo tratado START con Rusia que reducirá los arsenales nucleares desplegados a unos 1.550 para el año 2018” (Kellerhals, 2013)
La región de Asia Pacífico continúa siendo priorizada para el trabajo diplomático. En ese sentido, se trabaja para el fortalecimiento del comercio con la región a través de la Alianza Transpacífico. También se busca el incremento financiero y comercial con la Unión Europea (UE). Sobre estos aspectos Obama declaró:
“(…) tenemos la intención de completar las negociaciones para una Alianza Transpacífica. Y, esta noche, (13 de febrero) estoy anunciando que iniciaremos conversaciones para una Alianza Transatlántica de Comercio e Inversión amplia con la Unión Europea, porque el comercio que sea libre y justo a través del Atlántico sustenta millones de empleos americanos bien remunerados.” (Obama, 2013)
Las Alianzas Transpacífica y Trasatlántica, resultan de sumo interés para la política exterior y de seguridad estadounidense, por las potencialidades que tienen para consolidar los intereses económico, comerciales, financieros y geoestratégicos de Estados Unidos, particularmente en el Pacífico. En este aspecto, deben considerarse las alianzas que logra Washington en el Hemisferio Occidental, para asegurar su proyección hacia el Pacífico con los gobiernos de México, Colombia, Perú y Chile (Alianza Pacífico).
Para el mejoramiento de la credibilidad, se continúa el retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán, intentando reducir los cuestionamientos sobre las pretensiones de ese país en el Medio Oriente, si bien persisten los objetivos iniciales de dominación. Sobre este aspecto, el presidente Obama comentó: “(…) podemos decir con confianza que los Estados Unidos terminará su misión en Afganistán, y logrará nuestro objetivo de derrotar el núcleo de al Qaeda. (…), puedo anunciar que durante el próximo año, otras 34,000 tropas estadounidenses en Afganistán regresarán a casa (…) nuestra guerra en Afganistán terminará a finales del año que viene.” (Obama, 2013)
Siguiendo los objetivos prioritarios para la consolidación del liderazgo estadounidense; la política exterior promueve la democracia representativa y la economía de mercado. En este sentido se reconoce la necesidad de una interdependencia, que perpuetúe el liderazgo estadounidense sobre el sistema-mundo. Para ello se basan el smart power y las tres D, sobre lo cual la ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, apuntó: “Con el poder inteligente, la diplomacia será la vanguardia de la política exterior (Clinton, 2009).
Las perspectivas que arrojan las primeras declaraciones J. Kerry, luego de tomar posesión en el cargo de Secretario de Estado, dejó sentadas sus intenciones para la política exterior y de seguridad en los próximos 4 años al afirmar: “(…) aunque prefiero resolver los conflictos de manera pacífica, mi trayectoria también me ha enseñado que, cuando se agotan los recursos, debemos estar preparados para defender nuestra causa y hacer lo necesario para combatir el extremismo, el terrorismo, el caos y el mal; y lo seguiremos haciendo” (Kurata, 2013)
Estas declaraciones reflejan, que si bien se ejercerá una política ajustada a cada realidad y al contexto histórico de la sociedad internacional, el hegemón continuará usando el hard power en aquellas circunstancias que lo consideren “necesario”.
En líneas generales, pudiera caracterizarse la diplomacia estadounidense, por la preservación y consolidación del régimen imperial, basado en un uso efectivo de los instrumentos del poderío nacional. Para este objetivo, se trabaja en una diplomacia de complemente los temas de seguridad, otorgándole credibilidad a través de la promoción del desarrollo y una relación con el exterior más ajustada a la realidad de cada país.
Así las cosas para la diplomacia en el segundo mandato de Obama (2013-2017), donde el liderazgo y la hegemonía estadounidense se enfrentarán a los interesantes cambios que concurren en la sociedad internacional.
 

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 Notas:


[1] Se entiende la seguridad nacional según la define operacionalmente la Dra. Soraya Castro, como una capacidad de los Estados explica la necesidad de darle seguimiento constante tanto a las amenazas que pueden poner en riesgo la nación como a los recursos con que cuenta el país para responder a dichas amenazas de forma efectiva y exitosa. ¿Qué persiguen, o deben perseguir, los Estados con esta actuación? Alcanzar una condición de seguridad y estabilidad que garantice la continuidad de su sistema y por consiguiente la defensa y preservación de sus intereses y objetivos nacionales. Es una condición relativa por las características de las relaciones internacionales en la era globalizada. 
[2] Los instrumentos fundamentales de la política exterior y de seguridad de los EE.UU. se articulan en lo fundamental, por  los instrumentos militares, políticos, económicos, diplomáticos, ideológicos, culturales e informacionales. Estos se desarrollan a partir de las prioridades que establece el Estado-Nación para lograr sus objetivos estratégicos a nivel internacional. Mediante su combinación efectiva se logra ejercer influencia no sólo con el uso de la fuerza (militar) o la amenaza de la misma, sino también a través del empleo a fondo de los instrumentos diplomáticos, económicos, políticos, informacionales y culturales.  
[3] El italiano Alberto Bruzzone (2005), comprende a la diplomacia pública tanto para actividades culturales, como de información y de propaganda internacional. “La política pública coordinada desde un gobierno que diversifica su rol de transmisor a través de los actores privados. Se promueve el interés nacional del país mejorando su percepción exterior; su destinatario es la opinión pública de naciones extranjeras que formen parte de un selecto grupo para los intereses del Estado emisor. Asimismo, esta diplomacia propende a establecer y mejorar el diálogo entre los ciudadanos de dos o más países.”  
[4] El término superpotencia se le concede su origen al neerlandés naturalizado estadounidense Nicholas Spykman, quien plantea en el libro The Geography of the Peace, que la supremacía mundial no-marítima del Reino Unido y Estados Unidos, eran esenciales para la paz y la prosperidad en el mundo. Este término fue desarrollado por Lyman Miller, donde destaca como componentes básicos del estatus de superpotencia cuatro ejes de poder: militar, económico, político, y cultural que fue desarrollado desde las ciencias políticas Joseph Nye como el soft y el smart power. 
[5] Se entiende como la  relación político-diplomática y sociocultural, que se emprende por los diferentes actores del sistema internacional, fundamentados en las políticas exteriores y de seguridad. Esta dada por una interrelación de la política exterior de los Estados, desarrollada en el conjunto de las relaciones interestatales que constituyen el sistema de Estados, aunque no se limita a lo estatal. En la actualidad deben considerarse las que se establecen con ONGs, Fundaciones, Agencias y grupos organizados de la sociedad civil. Todo ello visto desde las relaciones de poder establecidas en el sistema internacional. 
[6] H Clinton. Presentación de la QDDR. de 2010 el 15 de diciembre. En: http://www.state.gov/j/tip/rls/tiprpt/2012/192366.htm  
[7] Se toma el término de Complejo de Seguridad Industrial y no el de Complejo Militar Industrial, pues se considera que en la actualidad es mucho más amplio y toma elementos que sobrepasan lo militar.