viernes, 28 de junio de 2013

Una teoría Bolivariana para la emancipación y la Integración latinoamericana y caribeña


Por Pascualino Angiolillo Fernández

Resumen:

El presente artículo trata sobre la importancia de aproximarse a una teoría bolivariana de las  relaciones internacionales que sirva de sustento a las nuevas formas de integración que se desarrollan en el espacio latinoamericano y caribeño. El autor parte del hecho de argumentar que la red de  doctrinas y normativas existentes en el campo de las relaciones internacionales, poseen enfoques vinculados estrechamente a circunstancias políticas de una época de conflicto y confrontación, por lo que considera que la difusión a escala global, de tales “marcos referenciales” cuidadosamente diseñados por las potencias hegemónicas, requieren de una muy especial atención, por  cuanto que, los mismos traen inscritos consigo “códigos de interpretación”  que procuran  introducirse  en el sistema internacional de manera premeditada  para  crear una estandarización en la percepción de la realidad, la cual, en muchas ocasiones, van sistemáticamente restringiendo los principios básicos, de soberanía, independencia y libre autodeterminación de los Pueblos. 

La existencia de (Teorías de las Relaciones Internacionales que no han evolucionado) vislumbra,  en opinión del autor, una realidad desfavorable y perturbadora a los cambios que trae consigo las nuevas formas de integración regional, por lo que dicho “conservadurismo internacional” se considera que responde a una estrategia premeditada de actores dominantes en el campo internacional, de cuyas tareas entre otras se desprende:     La difusión de patrones de pensamiento que orienten las relaciones entre  los Estados Nación.
Concluye el autor  destacando la necesidad de descubrir  las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que  han incidido en la difusión del conocimiento y por consiguiente la “universalización de criterios de interpretación de la realidad”. Afirmando que tal situación  es lo que permitirá  el quiebre de “una hegemonía sostenida en el campo de las relaciones internacionales”, “status quo” que hoy en día está siendo desmantelado gracias a los nuevos enfoques que trae consigo la integración latinoamericana y caribeña como parte de una nueva geopolítica internacional impulsada por nuestro Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana Hugo Rafael Chávez Frías.

Descriptores: Teoría Bolivariana, Relaciones Internacionales, Emancipación, Gran Nacionalismo Docente,  Hegemonía, Status quo, Conservadurismo Internacional, Marco  Referencial, Doctrina de los Nenúfares, Documentos Santa Fe, Doctrinas y Resoluciones Legitimadoras de la Intervención.

Una Teoría Bolivariana para la Emancipación y la  Integración Latinoamericana y Caribeña

Doctrinas y Resoluciones Legitimadoras de la Intervención

     Al aproximarse en términos generales al concepto de “ciencia”, en lo abstracto, o a alguna ciencia en lo particular, suele interpretarse  que la misma plantea en su esencia las formas del conocimiento humano, caracterizado por su veracidad o adecuación entre: “la representación cognoscitiva y la realidad, objetiva o subjetiva, que se pretende conocer”. 1

      A este respecto, parafraseando a Calduch,2 se considera que esta forma de conocimiento no es innata en la naturaleza humana, sino que la percepción de la realidad es interpretada a través de códigos adquiridos por el hombre a lo largo del tiempo mediante determinadas actividades que este realiza como miembro de una comunidad y  siguiendo las reglas que la misma impone para la satisfacción de sus demandas. 

       Bajo este enfoque, la “ciencia” es vinculada a la “actividad científica”, del ser pensante como parte integrante de una comunidad en una fracción o segmento de tiempo, que con el transcurrir de los años,  representa la propia historia de la humanidad.

      Otro significado del término “ciencia” es el que alude al resultado de la “actividad científica”, es decir,  a  la presentación del conocimiento y teorías científicas plasmadas en libros, textos, documentos, programas de enseñanza, las cuales permiten a los seres racionales, el comunicar y transmitir la ciencia, comprobarla, discutirla, refutarla y perfeccionarla.  A tal respecto,  el autor Kuhn 3 en su texto: “La Estructura de las Revoluciones Científicas” (1962), establece la siguiente relación:

Si la ciencia es la constelación de hechos, teorías y métodos reunidos en los libros de texto actuales, entonces los científicos son hombres que, obteniendo o no buenos resultados, se han esforzado en contribuir con alguno que otro elemento a esa constelación particular. (Subrayado lo nuestro).

     Coincidiendo con Calduch, se considera que la ciencia surge de la obtención del conocimiento, mediante la observación de patrones regulares, de formas de percepción de la realidad, las cuales son afectadas por las leyes generales y principios difundidos universalmente.  Ahora bien, si es cierto  que,  existen también otras categorías del conocimiento humano como la “inspiración”,  la cual se sustenta y nutre de la actividad artística; “la revelación,” que fundamenta el conocimiento y las conductas religiosas; orientada por “la intuición” o evidencia inmediata, que se obtiene sin un especial esfuerzo racional o la “experiencia”, que se alcanza mediante el aprendizaje o la repetición del método de prueba-error.  Entonces, se puede afirmar que, la ciencia es histórica, y  a través de su historia podemos llegar a desentrañar los distintos significados y alcances que se le ha dado en cada período del devenir humano, así como también,  podemos desentrañar los diversos modos de actuación científica, a través de los cuales se han alcanzado los conocimientos considerados como científicos en cada segmento del tiempo.

      Los acontecimientos acaecidos en los tiempos de la Guerra Fría, incidieron en la mayoría de los Estados Nación del mundo a enfocar los temas del conflicto en sus múltiples formas, impactando directamente en  la globalización de  teorías, doctrinas y resoluciones en el campo de las relaciones internacionales, cuyos enfoques vinculados estrechamente a las circunstancias políticas de la época, respondían a los intereses de potencias poderosas.  Dichos modelos,  supuestos o  postulados continúan aún vigentes y fomentan acuerdos entre los Estados Nación del sistema internacional, los cuales otorgan visos de legalidad y generan obligaciones  entre los actores intervinientes. .4

       La difusión a escala global, de tales “marcos referenciales” cuidadosamente diseñados por las potencias hegemónicas, requieren de una muy especial atención, por cuanto que, los mismos traen inscritos consigo “códigos de interpretación”  que procuran  introducirse  en el sistema internacional de manera premeditada  para  crear una estandarización en la percepción de la realidad, la cual, en muchas ocasiones, van sistemáticamente restringiendo los principios básicos, de soberanía, independencia y libre autodeterminación de los Pueblos. Una prueba de ello, por ejemplo, la podemos encontrar en los conocidos documentos de Santa Fe, en donde los Estados Unidos de Norteamérica ayudados por sus asesores de inteligencia, diseñaron y pusieron en práctica de manera consecuente, una agenda política injerencista hacia los países latinoamericanos y caribeños, con la firme intención de instaurar a través de sus oscuras operaciones políticas, a gobiernos títeres que respondieran  a los intereses de sus corporaciones; además de instaurar reformas económicas neoliberales en la región, que le dieran  paso a sus  “inequitativas inversiones”, tal como lo muestra el conocido “Consenso de Washington”.

La  Nueva Doctrina de los Nenúfares Diseñada por EE.UU.

 “Irónica estrategia de aproximación de medios para atender con prontitud las catástrofes naturales en nuestra región”.

       En la actualidad, como una nueva versión de los Documentos de Santa Fe, podemos comentar la arbitraria estrategia imperialista de aproximación y proyección de sus fuerzas militares en nuestra región, bajo el irónico pretexto de la lucha contra el narcotráfico. Esta estrategia les ha permitido inundar de bases militares norteamericanas  el espacio suramericano y caribeño, además de justificar la reactivación de su cuarta flota, para navegar en un  teatro de operaciones, el cual, ellos consideran como su área de interés e influencia. Hoy en día, tales excusas, procuran renovarse con un nuevo discurso por parte de los Estados Unidos, en donde un mordaz “síndrome proteccionista” de atender  con prontitud y oportunidad a las catástrofes naturales que se pronostican en el espacio Suramericano y Caribeño, es el pretexto para aproximar medios militares y civiles  en áreas muy cercanas a los pasos interoceánicos suramericanos y del Caribe, o en donde, no por casualidad, tales situaciones de riesgos se pronostican en sectores cercanos a las grandes reservas de petróleo, minerales estratégicos, gas, agua dulce y biodiversidad del planeta.5

    El término “nenúfar” o “lily pad” en inglés, es utilizado para definir aquellas: …”plantas acuáticas con flores que crecen en lagos, lagunas, charcas, pantanos o arroyos de corriente lenta, estando usualmente enraizadas en el fondo”. Este término es utilizado en sentido figurado, para ejemplarizar el uso que las ranas les dan para aproximarse y cazar mejor a sus presas.

Ilustración 1. La Nueva  Doctrina de los Nenúfares utilizada por EE.UU., como pretexto para la aproximación de medios militares en el espacio suramericano y caribeño

     En la “Décima Conferencia de Ministros de la Defensa de las Américas”, realizada del 8 al 10 de octubre de 2012, en Punta del Este, República Oriental del Uruguay, la delegación de EE.UU, asistió con un avión tipo Boeing trayendo consigo toda una comitiva “muy preocupada por los temas de defensa en el hemisferio” destacándose los siguientes personajes: León Edward Panetta, para aquel entonces, Secretario de Defensa de Estados Unidos de Norteamérica, quien fuera Director de la CIA en el gobierno de Bush hijo; Frank Mora, Sub Secretario de Defensa para el Hemisferio Occidental; el General de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos Douglas Fraser, para aquel entonces, Comandante del Comando Sur; el General del Cuerpo de Marines de EE.UU John F. Kelly, quien actualmente ostenta el cargo de Fraser; a quienes se le sumó, la Embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Julissa Reynoso, de raíces Dominicanas, quien es miembro del conocido “Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU”, el mismo Consejo vinculado históricamente a los temas del “nuevo orden mundial, el Grupo Bilderberg y la teoría de la conspiración”.6

      En la precitada reunión y con poco disimulo, uno de los ejes temáticos que insistentemente los norteamericanos defendían en la mesa de discusiones, utilizando,  no por casualidad,  a Guatemala como país modelador, a Chile como país relator y  a Canadá, Trinidad y Tobago y Uruguay, como países correlatores; fue el eje temático referido a los “desastres naturales y la protección al medio ambiente y la biodiversidad”, de nuestra rica, independiente y soberana región suramericana y caribeña.

      Este panel de representantes del gobierno imperial, durante todas las fases de la reunión, manifestaba reiteradamente su interés en establecer “Bases adelantadas de atención rápida a las catástrofes naturales”, a las que sus expertos pronosticadores ubicaban con una pitonística y nostradámica precisión, en áreas de gran valor geoestratégico del espacio suraméricano y caribeño.  Ellos manifestaban que dichas plataformas aglutinarían a personal y equipos militares con  elementos de protección civil, listos para reaccionar bajo la dirección de sus experimentados mandos.  A mismo tiempo que se auto atribuían una “moral de experticia”, adquirida en su participación durante el pasado terremoto de Haití.7

      Como es bien sabido, la Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, se constituye en el instrumento diplomático-operativo de la Junta Interamericana de Defensa, entidad que a su vez  depende  de la Organización de Estados Americanos (OEA).  Esta Junta Interamericana de Defensa (JID), está compuesta por los siguientes órganos: El Consejo de Delegados; La Secretaría y el Colegio Interamericano de Defensa (CID). En este último centro educativo, en opinión del autor, es donde se diseñan  las  doctrinas y resoluciones legitimadoras de la injerencia y la intervención en el hemisferio.    

     A todas estas  nuevas versiones de una renovada agenda injerencista, se le suma toda una operación mediática enmarcada dentro del conocido concepto de “Guerra de Cuarta Generación”, la cual, procura minar las bases de la cultura tradicional de los países suramericanos y caribeños y debilitar a sus movimientos populares de izquierda, por cuanto que,  dicho modelo ideológico, se encuentra en franca contraposición al modelo capitalista que las potencias imperialistas defienden.

          Para alcanzar este fin,  ellos aplican, lo que Noam Chomsky  llama: “la estrategia de la gradualidad”. Parafraseando al precitado autor, tal estrategia consiste: En procurar hacer que se acepte una medida inaceptable. Este fin se alcanza, cuando tales medidas son dosificadas gradualmente y a cuentagotas por años consecutivos.  Es así como los países dominantes, en el trascurrir de la historia, fueron introduciendo en el sistema internacional, una serie de marcos referenciales y criterios de interpretación de la realidad, ajustados en función a sus intereses y conveniencias. Tal gradualidad permitió a los monopolios hegemónicos, el garantizar que la sociedad internacional asumiera como natural aquellos cambios, los cuales, en otras condiciones, pudieran haber provocado una revolución.

      Como se puede observar, las doctrinas y resoluciones legitimadoras de la intervención, han sido por años, cuidadosamente elaboradas en los laboratorios de los grupos de poder hegemónicos, las mismas persiguen una unidad de pensamiento que respondan a los intereses de las potencias imperialistas. A tal respecto el autor Britto, G. (2009) en su obra “América Nuestra Integración y Revolución” al referirse a las  Doctrinas y Resoluciones Legitimadoras de la Intervención expresa lo siguiente: …”para asegurar la hegemonía hemisférica, Estados Unidos formula doctrinas internacionales y normativas que se ajustan como guantes a sus estrategias de dominación”…  (Tomo II, p.223). 

       Coincidiendo con  el precitado autor, es considerado que,  la red de  doctrinas y normativas existentes en el campo de las relaciones internacionales, son fomentadas por las potencias internacionales quienes promueven, como actores dominantes de la comunidad internacional, normas y procedimientos que responden a sus intereses.

       Dichas normas procuran universalizarse como un sistema de creencias, hasta constituir un marco referencial,  que al ser practicado globalmente, se  infiltra sistemáticamente como una doctrina en el campo de las relaciones internacionales.  Con esta estrategia los Estados potencias, logran llevar  sus intereses nacionales, a niveles supranacionales, en donde las normas y resoluciones que se generan, inspiradas por dichas doctrinas,  premeditadamente elaboradas, se constituyen en acuerdos y convenios de obligatorio cumplimiento.8

El  Gran Nacionalismo Docente en el espacio Latinoamericano y Caribeño

       Atendiendo a todo lo arriba expresado, causa extrañeza la escasa evolución  que ha tenido a lo largo del tiempo las teorías de las relaciones internacionales, del mismo modo, igual impresión resulta observar, el interés manifiesto  de los monopolios académicos y bibliográficos de continuar difundiendo, hasta en las más recientes obras y estudios académicos, las tradicionales teorías del idealismo y realismo político, como los únicos referentes teóricos que sustentan  las relaciones internacionales.

       En opinión del autor, el mantenimiento de este  marco referencial, soportado por un  sistema lógico-deductivo, elaborado en circunstancias históricas muy alejadas de la actualidad, no debe  ser considerado como un modelo a seguir, por lo que los sistemas educativos de los Estados deben reaccionar y esforzarse en promover y difundir investigaciones con enfoques que promuevan el nuevo sistema de relacionamiento que actualmente se configura en el espacio suramericano y caribeño.

      Es por ello, que la iniciativa de creación de un Instituto Suramericano y Caribeño de Defensa, en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas y Caribeñas (UNASUR),  resulta en una excelente medida para unificar criterios emancipadores propios, los cuales por años se mantuvieron dispersos a efectos de un sistema educativo hegemónico, cuyas teorías y doctrinas en el campo de las relaciones internacionales, le otorgaron legitimidad, abriendo paso a siglos de dominación por parte de potencias imperialistas. 9

         Coincide el autor Britto, G. en su obra “América Nuestra” al expresar:

 …” el control del Estado burgués sobre la educación a través de libros y manuales…El Estado docente latinoamericano es identificado como enemigo primordial por los asesores de política exterior de Estados Unidos. Así el Documento Santa Fe I expresa alarma porque “El Control del Estado sobre la educación está aumentando a través de los libros de texto y manuales y las burocracias educacionales exigen más” (Santa Fe I, 1988)”.Citado en Britto, G. (2009) p.329. (Subrayado lo nuestro).

        De igual manera se considera que, la marcada difusión de los antivalores del capitalismo, la mora investigativa en materia de producción de nuevos constructos teóricos en el campo de las relaciones internacionales que respondan a las nuevas realidades  de la comunidad internacional, ha incidido en la ausencia de teorías propias que sustenten las nuevas formas de relacionamiento que se configuran en el espacio latinoamericano y caribeño.

        Este planteamiento es fundamentado por el autor  Vieira, P.( 2005 ) al expresar:  …”la nueva ola de globalización que pretende la universalización de los mercados más que la armonización de políticas,  ha producido un vacío teórico reflejado en la pérdida de rumbo y falta de claridad conceptual de la integración latinoamericana”… (p.3). (Subrayado lo nuestro).

       La mora investigativa en materia de producción de nuevos constructos teóricos en el campo de las relaciones internacionales que respondan a las nuevas realidades de la comunidad internacional, ocasiona en muchos casos enfoques ecléticos cuya combinación no se adecúa a las realidades actuales, ocasionando dificultades en el avance de los nuevos sistemas de relacionamiento que se configuran en la región latinoamericana y caribeña. 10 A tal respecto señala  el autor Del Arenal, C., lo siguiente:

La compleja realidad actual, que impide negar la importancia de los Estados como la de actores transnacionales, de las relaciones interestatales como las de las relaciones transnacionales, de situaciones de conflicto como las de cooperación, hace que la  teoría de las relaciones internacionales haya optado, en cierta medida, por una  solución ecléctica, de compromiso. Cada uno de los paradigmas estudiados, con su énfasis exclusivo en determinadas dimensiones de la realidad internacional, se basa en una dimensión importante de las relaciones internacionales, pero tiende a olvidar otras dimensiones igualmente importantes. En este sentido, los diferentes paradigmas serían en realidad más complementarios que opuestos, puesto que mostrarían las diferentes dimensiones de una sola y única realidad, que es a la vez cooperación y conflicto, interdependencia y dependencia, continuidad y cambio. (Del Arenal, C. 2005, p.41.) (Subrayado lo nuestro).

     En opinión del autor, las teorías de las relaciones internacionales, deben evolucionar y adecuarse a las nuevas realidades que se configuran en el espacio suramericano y caribeño, a tal respecto el autor Shembri, R., al referirse a la necesidad de pregonar nuevos procesos de integración que respondan a las realidades históricas de los actores internacionales, expresa lo siguiente:

...desde los años sesenta, por décadas se ha venido planteando en Latinoamérica la necesidad de desarrollar un proceso de integración de los Estados y pueblos latinoamericanos, máxime teniendo en cuenta los elementos históricos comunes que líderes de la independencia y republicanos, cuales fueron Bolívar, San Martín y Morazán, plasmaron en su momento al pregonar la necesidad de unión de las naciones recién independizadas de España. (Subrayado lo nuestro). 

       Por todo lo arriba expuesto, es considerado por el autor, que las teorías existentes en el campo de las relaciones internacionales, por  una parte, fueron desarrolladas bajo circunstancias históricas en donde los intereses nacionales y el  deseo de acumular poder resultaba  muy persuasivo para dominar el comportamiento de los Estados dentro del complejo sistema internacional y, por la otra, su fuente de inspiración como árbitro y regulador, se basó en los conflictos; por lo que se considera que estas teorías en la actualidad no sustentan del todo, a las nuevas formas de integración regional que se configuran en el espacio latinoamericano y caribeño.

       Por tal razón se hace imperativa la aproximación a una Teoría Bolivariana de las Relaciones Internacionales, por cuanto que, la misma representa un poderoso instrumento para argumentar y persuadir con hechos y razones, la vigencia del pensamiento de los próceres y héroes independentistas suramericanos. Asimismo, el construir un sistema educativo latinoamericano y caribeño, que promueva los principios, valores y creencias propias a sus realidades geohistóricas, servirá por una parte, de sustento teórico para orientar la nuevas formas de relacionamiento que actualmente se configuran  en la región y por la otra, de modelo a seguir para recontextualizar las nuevas realidades del sistema internacional, a los fines de garantizar la satisfacción real de las expectativas de los elementos que integran el espacio suramericano y caribeño, a fin de gestar una conciencia de unidad e identidad común en beneficio de las futuras generaciones. Es por ello que las viejas teorías deben evolucionar, puesto que el realismo político beneficia a las potencias militares más poderosas del planeta y el enfoque idealista, al cual, en opinión del autor, se le es atribuido erróneamente una paternidad Wilsoniana, pretende dejar en manos de organizaciones internacionales manejadas por los Estados Potencias, las intervenciones en los conflictos armados,  con el supuesto irónico de tratar de evitar el flagelo de la guerra. 

Los Procesos de Integración Latinoamericana y Caribeña.

      En América Meridional, se vienen produciendo procesos de integración que procuran afrontar las asimetrías existentes para garantizar la seguridad, erradicar la pobreza, corregir las desigualdades sociales y asegurar una creciente calidad de vida  los pueblos.

      Estas nuevas formas de integración que se configuran en el espacio suramericano y caribeño, basan sus realidades en principios y valores muy diferentes a los contenidos en las teorías tradicionales de las relaciones internacionales.  A tal respecto, señala en autor Vieira, P. en su ensayo: “Evolución de las Teorías sobre Integración en el contexto de las Relaciones Internacionales” (2005),  lo siguiente:

 …”A veces se tiende a pensar que las teorías de las relaciones internacionales son suficiente explicación de los procesos de integración y que las teorías sobre la integración son un componente secundario de las relaciones internacionales. El problema puede estar en que en nuestro medio no se ha brindado suficiente importancia al componente teórico de la integración, lo cual  ha llevado a adoptar en muchos casos teorías de las relaciones internacionales” (p.3). (Subrayado lo nuestro).

      El  proyecto de Unión de Naciones Sudamericanas,  se constituye en una iniciativa de integración exclusiva de las naciones de América al sur de Río Grande, por tal razón, la misma es excluyente de todo intento de  dominación  que pretenda imponer los Estados Unidos de Norteamérica en el continente. 

     Esta tradición hegemónica es sustentada por Chomsky (2004) cuando  afirma que: “Estados Unidos ha dominado por mucho tiempo la región con dos métodos principales: la violencia y el estrangulamiento económico. De manera general, los asuntos internacionales muestran más que un ligero parecido con la mafia.”  (p. 2).   

      Por otra parte, el aproximarse a una Teoría Bolivariana de las Relaciones Internacionales, servirá de orientación en los avances de los mecanismos de integración regional y acuerdos suscritos en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA); asegurando que los mismos mantengan una estrecha correspondencia con las aspiraciones históricas de los pueblos que la conforman dicha comunidad, evitando además la influencia directa  de organismos internacionales  y regionales,  tales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU),  la Organización de Estados Americanos (OEA), que han perdido credibilidad por su abierta  inclinación hacia  intereses hegemónicos.11

Conclusiones:

      Por todo lo antes expuesto, es considerado por el autor,  que todo estudio del desarrollo de una ciencia, en este caso, la ciencia de las Relaciones Internacionales, “exige, junto al conocimiento de los conceptos, axiomas y leyes que se han formulado por sus diversas teorías, una necesaria reconstrucción del proceso histórico a través del cual han emergido y han sido  dadas a conocer”.

       Más aún, si dichas teorías han sido elaboradas por comunidades de seres humanos, en épocas cuyos métodos, enfoques y códigos estaban predominantemente influenciados por los criterios de un grupo de actores dominantes y que pudieron de alguna manera, ser introducidos premeditadamente, como una estrategia para difundir patrones universales que respondieran a sus intereses de dominación.12

      La posición ontológica del autor asume una postura que muestra una firme oposición al “conservadurismo internacional”, considerándose este, como una corriente de pensamiento que intenta mantener una continuidad y que se opone a toda iniciativa que promueva en los actores internacionales, nuevos enfoques emancipadores.

      La existencia de (Teorías de las Relaciones Internacionales que no han evolucionado), vislumbra  una realidad desfavorable y perturbadora a los cambios en esta materia. Dicha situación problemática, más se profundiza en opinión del autor, cuando como producto de su visión de la realidad, se asume como muy probable, que dicho “conservadurismo internacional” responde a una estrategia premeditada de actores dominantes en el campo internacional, de cuyas tareas entre otras se desprende:     La difusión de patrones de pensamiento que orientan las relaciones entre  los Estados Nación  y  otros actores internacionales. Es por ello que coincide el autor con las visiones de “hegemonía, bloque hegemónico y supremacía” así como con el de la llamada "superestructura", en la metáfora de Marx), desarrolladas por el filósofo marxista Antonio Gramsci, como un elemento desde el cual, se puede realizar una acción política y como una de las formas de crear y reproducir la hegemonía. 13   

     Asimismo, se coincide en que existencia de una “hegemonía cultural”, concepto que fue desarrollado el precitado filósofo, para explicar las razones por las cuales una sociedad que pudiese observarse aparentemente libre y culturalmente diversa, es en realidad dominada, en este caso, por una de sus clases sociales.

       En este sentido, Gramsci considera que dicha dominación se materializa ya que …”las percepciones; explicaciones; valores y creencias de ese sector llegan a ser vistos como la norma, transformándose en los estándares de validez universal o de referencia en tal sociedad, como lo que beneficia a todos cuando en realidad solo beneficia o beneficia preferencialmente a un sector dado”.

      En opinión del autor, esta visión de Gramsci, es perfectamente aplicable en dimensiones supranacionales, por cuanto que el concepto de “clases sometidas” puede sustituirse por los países del mal llamado “tercer mundo” y el “proyecto burgués”, al cual se refiere el autor, en este caso, serían los postulados de “las tradicionales teorías de las relaciones internacionales”.14     
    
     Es por ello que partiendo de los paradigmas ontológicos arriba descritos, se considera que los principios que orientan las relaciones internacionales en el espacio suramericano y caribeño confrontan “marcos referenciales”, que históricamente, como se argumenta en el presente artículo, han sido introducidos por sociedades hegemónicas,  como un “patrón normativo o “estándar”, el cual, al ser promovido y difundido a través de una constelación de teorías y doctrinas contenidas en libros, textos y programas, inciden en el mantenimiento de un criterio único de percepción de la realidad.

      Por lo arriba indicado, se considera que como resultado de una nueva geopolítica internacional, los actores del espacio latinoamericano y caribeño debemos interpretar la realidad internacional, con un enfoque estratégico distinto a los códigos que traen inscritos consigo las tradicionales teorías de las relaciones internacionales, contenidas en los textos y programas de estudios. 

     El procurar  descubrir las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que han incidido en la difusión del conocimiento y por consiguiente la “universalización de criterios de interpretación de la realidad” es lo que permitirá el quiebre de “una hegemonía sostenida en el campo de las relaciones internacionales”, “status quo” que prevalece,  gracias a las tradicionales  teorías premeditadamente elaboradas.  Ante tales reflexiones se asume, que las teorías tradicionales que sustentan las relaciones internacionales, traen consigo inscritas códigos y enfoques de actores dominantes, estrechamente ligados  a circunstancias políticas propias de una época de conflicto y confrontación y en donde se hace evidente la predominancia de los  intereses nacionales de las potencias hegemónicas. 15

     Es por ello que el  reciente anuncio de la retirada de la Junta Interamericana de Defensa por parte de los países miembros de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) es un excelente paso para alcanzar esa  emancipación.

BIBLIOGRAFIA

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1 La ciencia sigue adelante con toda su fuerza cultural y social, y cada día más, al convertirse en un fenómeno que afecta globalmente a toda la Humanidad: (1) Por la mayor educación social generalizada en todas las sociedades del mundo. (2)  Por la influencia de la tecnología que la hace aplicable a la realidad en poco tiempo.(3) Por los medios de comunicación, que facilitan la rápida divulgación y «vulgarización» de los conocimientos. (4) Porque se convierte así en un instrumento de poder, económico, político y cultural. El problema de su fundamentación y construcción deviene un problema filosófico en el llamado posmodernismo que ciertamente tiene una conciencia clara: La verdad no es necesaria ni universal, sino producto humano y por tanto cambiante y contingente. La propia ciencia, la filosofía, la literatura o el arte en general y la propia dinámica cultural y social, desbordarán siempre el discurso científico abriendo horizontes de nuevos metadiscursos respecto a la propia ciencia, a los contenidos culturales y sociales, a la vida cotidiana, el ejercicio del poder o la acción moral y política. Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia [Consulta: 2013, Abril 14].
2  Calduch, C.  “Apuntes de Teorías de las Relaciones Internacionales”,  Facultad de Ciencias de la Información.  Universidad Complutense de Madrid.(2003). p.4
3 KUHN,T.S- “The Structure of Scientific Revolutions”.- Edit. University of Chicago Press; Chicago, 1ª ed. 1962. Traducción de Agustín Contin.- La estructura de las revoluciones científicas.- Edit. Fondo de Cultura Económica; 6ª ed. 1971; pág. 21.
4 Pacta sunt servanda es una locución latina, que se traduce como "lo pactado obliga", que expresa que toda convención debe ser fielmente cumplida por las partes de acuerdo con lo pactado. Constituye un principio básico del derecho civil (específicamente relacionado con los contratos) y del derecho internacional. En materia internacional se señala que: "Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe" (según lo señala el artículo 26 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 y mismo artículo de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados celebrados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales de 1986). Esta consigna, acuñada en épocas de la antigua Roma y según la cual “los pactos deben honrarse”, es una de las bases fundacionales de la confianza que la sociedad deposita en sí misma.   Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Pacta_sunt_servanda [Consulta: 2012, Octubre 22].
5  En lengua inglesa, una lily pad  es una hoja flotante en un lago o estanque, al modo de los nenúfares, que sirve de apoyo para la rana que, salto a salto y de hoja en hoja, se aproxima acechante hacia el incauto insecto que en breve devorará. No crea el lector que este comentario se refiere a curiosas escenas de la naturaleza; su contenido es bastante más crudo, porque, como enseguida se verá, la rana es el símbolo de  las fuerzas armadas de EE.UU., los nenúfares son un nuevo tipo de base militar reducida, que se va extendiendo por el mundo y al que voy a referirme específicamente, y los insectos son los países sobre los que la política exterior de EE.UU. extiende sus tentáculos. Fuente: kaosenlared.net. Disponible:  http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/60730-nen%C3%BAfares-en-suelo-uruguayo.html. [Consulta: 2013, Junio 18].
6 En los años 1960, grupos como la John Birch Society y el Liberty Lobby dedicaron muchos de sus ataques a las Naciones Unidas como vehículo para crear "Un Gobierno Mundial", promoviendo una posición de desconfianza y aislacionismo en relación a ese organismo. Adicionalmente, Mary M. Davison, en su The Profound Revolution (1966) trazó el origen de la supuesta conspiración del Nuevo Orden Mundial a la creación del Sistema de Reserva Federal en EEUU por un "grupo de banqueros internacionales" que posteriormente habrían creado el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) en ese país como "gobierno en las sombras". Cabe considerar que en aquellas fechas la frase "grupo de banqueros internacionales" se entendía como referencia a personas tales como David Rockefeller o a la familia Rothschild.
Posteriormente, y a partir de la década de 1970, Gary Allen sostiene que el término Nuevo Orden Mundial es utilizado por una élite internacional secreta dedicada a la destrucción de todos los gobiernos independientes. Con ese autor el mayor peligro deja de ser la conspiración cripto-comunista y se transforma en la élite globalista que algunos identifican con el atlantismo del Grupo Bilderberg. Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Orden_Mundial.
7 Véase artículo titulado: “El Síndrome 2012. El Efecto Haití, y El Proyecto Haarp, La Gran Conspiración”, del autor: Lorenzo Angiolillo Fernández, disponible en: http://www.aporrea.org/actualidad/a93923.html.
8 El autor Calduch, R. Define el concepto de Potencia Internacional citando a Smouts, como:  …”aquel estado: «.. más o menos poderoso según su capacidad de controlar las reglas del juego en uno o varios ámbitos-clave de la competición internacional y según su agilidad para relacionar tales ámbitos para -alcanzar con ello una ventaja». Esta definición, que contiene los elementos esenciales de cualquier Estado que se configura como potencia internacional, nos resultará muy útil para delimitar otros conceptos próximos, pero diferenciables entre sí, como son los de gran potencia o los de potencia media, ya sea ésta regional o sectorial. Siguiendo con esta progresiva acotación conceptual del tema y utilizando una afortunada expresión de TOYNBEE, podemos definir a una gran potencia como: «La potencia política cuya acción se ejerce en toda la extensión .del ámbito máximo de la sociedad en cuyo marco opera». Ahora bien, así definida la gran potencia vemos que sólo es identificable al término, de potencia mundial en la medida en que la sociedad internacional en cuyo marco se desarrolla y actúa, sea efectivamente, una sociedad mundial. Ello es un fenómeno histórico relativamente reciente ya que su consumación se alcanza en el transcurso del siglo XIX. Con anterioridad a esta etapa no todas las grandes potencias cabe identificarlas con potencias mundiales”. Fuente: Calduch, R.- Relaciones Internacionales.- Edit. Ediciones Ciencias Sociales. Madrid, 1991. p.1
9 Tal consideración es sustentada además por el autor Deustua, A. (2004), cuando expone: …”como puede verse, la falta de consenso académico sobre las variables principales que componen una disciplina compleja como las relaciones internacionales inhibe fuertemente la precisión sobre su naturaleza y su especificidad. Si su ubicación en el ámbito de las ciencias sociales puede estar en cuestión, la disciplina carece de masa crítica conceptual básica lo que debilita su aspiración científica y plantea, más bien, su fragilidad cognitiva y su gran  dispersión. Ello no coadyuva a que se le identifique como disciplina singular aunque así se la considere. Por lo demás, los múltiples aportes de otras ciencias son ciertamente enriquecedores de la disciplina, pero favorecen también su ambigüedad…” Deustua, Alejandro. “Comentario crítico a la Teoría de Relaciones Internacionales” Entrevista de la Academia Diplomática del Perú. Contexto.org (2004).  (p.9). (Subrayado lo nuestro).
10 A tal respecto expresa el autor Vieira, P., en su ensayo: “Evolución de las Teorías sobre Integración en el contexto de las Relaciones Internacionales”, lo siguiente: …”este mundo en desarrollo experimenta la sensación que las teorías de las relaciones internacionales como el realismo y el neorrealismo han servido a las grandes potencias que son las únicas en condiciones de ejercer el poder preconizado por estas teorías y esto en detrimento de los países en desarrollo, que se convierten en simples validadores de aquellos que lo poseen. Es aquí donde aparece la importancia de la integración como medio e instrumento para el mundo en desarrollo compensar las enormes diferencias frente a los estados desarrollados, pues ella permite entre otras tener un poco más de poder para negociar en mejores condiciones que haciéndolo de manera aislada. Pero para lograrlo es necesario volver a construir unas teorías que tengan en cuenta el contexto latinoamericano”. Fuente: Vieira, P. Papel Político, núm. 18, diciembre, 2005, pp. 235-290. Ed. Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, Colombia. 2005. (p.3). Disponible en: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=77720389010. (Subrayado y resaltado lo nuestro).
11 A tal respecto el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael  Chávez Frías en su Discurso ante la Sexagésima Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas del 15  de septiembre de 2005 en Nueva York, expresó al referirse a la ONU, lo siguiente: …”Mientras avanzamos hacia un nuevo modelo de Naciones Unidas que haga cierto y suyo ese nosotros de los pueblos, hay cuatro reformas urgentes e irrenunciables que traemos a esta Asamblea. La primera, la expansión del Consejo de Seguridad tanto en sus categorías permanentes como en las no permanentes, dando entrada a nuevos países desarrollados y a países en desarrollo como nuevos miembros permanentes. La segunda, la necesaria mejora de los métodos de trabajo para aumentar la transparencia y no para disminuirla, para aumentar el respeto y no para disminuirlo, para aumentar la inclusión. La tercera, la supresión inmediata, seguimos diciéndolo desde hace seis años desde Venezuela, la supresión inmediata del veto en las decisiones del Consejo de Seguridad, ese vestigio elitesco es incompatible con la democracia, incompatible con la sola idea de igualdad y de democracia. Y en cuarto lugar el fortalecimiento del papel del Secretario General, sus funciones políticas en el marco de la diplomacia preventiva, debe ser consolidado. La gravedad de los problemas convoca a transformaciones profundas, las meras reformas no bastan para recuperar el nosotros que esperan los pueblos del mundo, más allá de las reformas reclamamos desde Venezuela la refundación de Naciones Unidas, y como bien sabemos en Venezuela, por las palabras de Simón Rodríguez, el Robinson de Caracas: “O inventamos o erramos”. Chavez, H. (2005). Fuente: Disponible: http: //www.rebelion.org/noticia.php?id=37928. [consulta, 15/02/2013]. (Subrayado lo nuestro).
12 La historia de la ciencia deja de ser la historia de las teorías y se constituye en el planteamiento y consideración de «problemáticas comunes» a diversas teorías unidas en una continuidad de largo recorrido histórico y cultural. Dicha unidad encuentra su fundamento en un «marco conceptual común», una unidad cultural de lenguaje que ofrece una visión determinada acerca de un determinado ámbito del universo mundo, como interpretación del mismo, sobre la base de unas mismas reglas lógicas de interpretación de la experiencia. Las series más importantes de estas teorías científicas vienen caracterizadas por una «continuidad» en el tiempo; teorías que se relacionan en una unidad global dentro de un ámbito suficientemente amplio de investigación del mundo. Vienen a suponer una cierta unidad conceptual y de visión general. Sobre estas unidades es sobre lo que se construye el progreso científico, pues es en el ámbito de éstas donde se producen las transformaciones de «antiguas verdades» en «nuevas verdades» con independencia de cómo se interprete dicha transformación. Estas variaciones son interpretadas por diversos estudios como: “Falsación de teoría concreta”,  Popper;  “Ruptura epistemológica” Gaston Bachelard; “Revolución o cambio de paradigma”; Kuhn; “Evolución de programas de investigación” (Lakatos);  “Anarquía de los métodos”; (Feyerabend); “Esbozo de posibilidades para la intelección posibilitante de lo real, (Zubiri); “Symploké” (Gustavo Bueno); “Genialidad deductiva de un investigado o casualidad heurística de hecho”. Cada uno de estos puntos de vista requiere su reflexión y nos muestra que el proceso no es tan simple como suele mostrarse en la historia de una «ciencia consolidada» como sucesión de teorías: una racionalización lógica y sucesiva de teorías que se sustituyen unas a otras de un modo lógico-constructivo. Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia [Consulta: 2013, Abril 14].
13 Statu quo (pron. [estátu-kuó])1 es una locución latina, que se traduce como «estado del momento actual», que hace referencia al estado global de un asunto en un momento dado. Normalmente se trata de asuntos con dos partes interesadas más o menos contrapuestas, en los que un conjunto de factores dan lugar a un cierto «equilibrio» (statu quo) más o menos duradero en el tiempo, sin que dicho equilibrio tenga que ser igualitario (por ejemplo, en una situación de dominación existe un statu quo a favor del dominador).
Relacionada con ella, la frase «mantenimiento del statu quo» hace referencia a la continuación de la situación de equilibrio, aunque los factores individuales pueden cambiar, pero de forma complementaria, haciendo que se mantenga el estado de equilibrio global. El concepto proviene del término diplomático in statu quo ante bellum, que significa «como era antes de la guerra» (literalmente: «en - el estado - en el que - antes de - la guerra») en el sentido de recuperar la situación de poder y liderazgo que había antes de una guerra.  En el ámbito de la política y la diplomacia, el término «statu quo» se utiliza frecuentemente con el objetivo de mantener la ambigüedad sobre la situación a la que se refiere, de forma que se evita explicitar los factores de enfrentamiento que existen, aunque los interlocutores saben de qué se trata. En otras ocasiones simplemente se busca simplificar la conversación, como resumen de los distintos elementos que intervienen. Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia [Consulta: 2013, Abril 14].
14 A Gramsci, se le conoce principalmente por la elaboración del concepto de hegemonía y bloque hegemónico.  Conocido en algunos espacios como el "marxista de las superestructuras", Gramsci  atribuyó un papel central a los conceptos de infraestructura (base real de la sociedad, que incluye: fuerzas de producción y relaciones sociales de producción/ superestructura ("ideología", constituida por las instituciones, sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad), a partir del concepto de "bloque hegemónico".  El poder está dado fundamentalmente por la "hegemonía" cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. A través de estos medios, las clases dominantes "educan" a los dominados para que estos vivan su sometimiento y la supremacía de las primeras como algo natural y conveniente, inhibiendo así su potencialidad revolucionaria. Así, por ejemplo, en nombre de la "nación" o de la "patria", las clases dominantes generan en el pueblo el sentimiento de identidad con aquellas, de unión sagrada con los explotadores, en contra de un enemigo exterior y en favor de un supuesto "destino nacional". Se conforma así un "bloque hegemónico" que amalgama a todas las clases sociales en torno a un proyecto burgués. Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia [Consulta: 2013, Abril 14]. (Subrayado lo nuestro).
15 El término hegemonía deriva del griego «hegesthai», que significa conducir», «ser guía» o «ser jefe». No obstante, se considera que el término, provenga de la acepción del verbo «eghemoneno» que significa «guiar», «preceder» o «conducir» y de la cual derivan los significados «estar al frente», «comandar» y «gobernar».  Por «hegemonia» se entendía en griego antiguo la dirección suprema del ejército. Se trata, pues, de un término militar. El «hegemone» era el conductor, el guía y también el comandante del ejército. En el tiempo de la guerra del Peloponeso, se habló de la ciudad hegemónica a propósito de cada una de las ciudades que dirigían las alianzas de las facciones contendientes: Atenas y Esparta. Se denomina hegemonía al dominio de una entidad sobre otras de igual tipo. Se puede aplicar a diversas situaciones con el mismo significado: un bloque de naciones puede tener hegemonía gracias a su mayor potencial económico, militar o político, y ejerce esa hegemonía sobre otras poblaciones, aunque estas no la deseen. Por «hegemonía mundial» se entiende el dominio del mundo por parte de una sola nación o un grupo de naciones.  Según la opinión de Gramsci, la hegemonía existe cuando la clase dominante no sólo es capaz de obligar a una clase social subordinada o minoritaria a que satisfaga sus intereses, renunciando a su identidad y a su cultura grupal, sino que también la primera ejerce control total en las formas de relación y producción de la segunda y el resto de la sociedad. Fuente: Enciclopedia Wikipedia, 2007. (Página Web en línea). Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia [Consulta: 2013, Abril 14].


Fuente: http://www.aporrea.org/tiburon/a168791.html


martes, 25 de junio de 2013

La política exterior y de seguridad de EE.UU. hacia Nuestra América. México como caso de estudio


Por  Alejandro L. Perdomo Aguilera

En el proceso de conformación de EE.UU. como potencia mundial, se fueron delimitando sus intereses geoestratégicos en América Latina y el Caribe, en interés de “salvaguardar” su llamada área de influencia natural.

Durante el siglo XIX los políticos, diplomáticos e ideólogos de ese país plasmaron las ideas básicas de su expansión y control territorial para la consolidación como potencia. Dentro de esas ideas y doctrinas debe destacarse a la Doctrina Monroe, la cual fue expuesta por el presidente James Monroe en su comparecencia anual al Congreso, el 2 de diciembre de 1823. Esta doctrina  declara como máximo interés la “América para los americanos”, o lo que significa lo mismo, todo el continente bajo el control del gobierno estadounidense.

Siguiendo las bases del monroísmo se ha diseñado la política exterior y de seguridad hacia América Latina y el Caribe, argumentada desde los postulados del llamado Destino Manifiesto que plantea“(…) que Estados Unidos era el país escogido por el todo poderoso para llevar el desarrollo, la civilización y su sistema político y económico a todos los países del mundo.  A la injerencia económica, comercial y militar se sumaba ahora la social, cultural y política.” (García Iturbe, 2009)

Bajo esas premisas inició su ascenso como potencia el país norteño en el siglo XIX. Sin embrago, los conflictos internos de la unión estadounidense y la presencia de las Metrópolis europeas en Latinoamérica, ameritaron una colaboración antagónica, que permitiera el paulatino protagonismo de ese país en las Américas.

Por otra parte, el siglo XIX vio el auge de procesos independentistas en varios países de América Latina y el Caribe, que limitaron el dominio de las potencias europeas en la región. Ello condujo a que a pesar de las contradicciones existentes con las metrópolis europeas, Estados Unidos mantuviera una determinada colaboración antagónica, que tenía como objetivo el aseguramiento del dominio de la región para sí. 

El gobierno de Estados Unidos, favorecido por el antecedente de colonia británica independizada, halló mejores condiciones para sus objetivos de trabajo de influencia y dominación. Las políticas trazadas, fueron restando protagonismo a España, pues paulatinamente Estados Unidos comenzó a apoderase de la economía de las colonias españolas, convirtiéndose la verdadera Metrópolis, si bien en el plano político, aún España mantenía algún dominio.

México fue para EE.UU. la puerta de entrada en América Latina y el Caribe; el laboratorio donde se experimentaron las primeras proyecciones imperiales de la Doctrina Monroe y el llamado Destino Manifiesto del imperialismo estadounidense, que supone la creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. 

Este término fue utilizado por primera vez en el artículo Anexión del periodista John L. O'Sullivan, publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, en el número de julio-agosto de 1845. En él se planteaba: “El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.”

Poniendo en práctica los presupuestos imperiales, el joven gobierno de EE.UU. logró apoderarse Texas (1840), California (1845), e invadió parte importante del territorio mexicano entre 1846 y 1848; reflejando el expansionismo estadounidense como mecanismo de dominación.

“Esto proporcionó a Estados Unidos un territorio que representa más de la mitad de la nación y amplias reservas minerales. (…). La invasión de tropas estadounidenses a tierras mexicanas no tenía justificación alguna y menos el apropiarse de la región conquistada, de ahí que fabricaron la justificación y finalmente se adueñaron del territorio.” (García Iturbe N. , Los Estados Unidos en la época de Bush, 2009)

Como consecuencia de la expansión territorial, Estados Unidos se apropió de Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma, lo que suma un total 2 millones 100 mil kilómetros cuadrados. A cambio de despojar el 55% del territorio mexicano de entonces, el gobierno estadounidense le pagó a México la ridícula suma de 15 millones de dólares.

Durante la primera mitad del siglo XX se consolidaron los mecanismos de dominación económica, política, militar y sociocultural de los Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe. Fue en este periodo donde Washington practicó la política  del Gran Garrote o Big Stick, proveniente de un proverbio del África  occidental  que decía: "habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegaras lejos" y el Corolario Roosevelt, puestas en práctica por el presidente Theodore Roosevelt, como actualización del monroísmo.

La crisis económicas sucedidas en Latinoamérica, en los primeros años de la década del 20 y fundamentalmente con el Crack de 1929 a 1933, la región sufriría de una forma sin precedentes la dependencia estructural a la economía estadounidense. Esta crisis de la economía mundial se solaparía con las medidas keynesianas aplicadas por el presidente Franklin Delano Roosevelt, con la política de New Deal (Nuevo Trato) y la llamada“ buena vecindad” para Latinoamérica y el Caribe, por la cual se signaron las relaciones entre 1933 y 1945.

Durante la Guerra Fría la proyección exterior y de seguridad se centró en evitar el auge de gobiernos de izquierda con tendencias socialistas, para lo que Washington apoyó a dictaduras militares, desplegando planes sangrientos como la Operación Cóndor.

Entre las posiciones de México en el contexto interamericano debe destacarse su posición digna al continuar las relaciones diplomáticas con la República de Cuba, cuando nuestro país fue expulsado de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La política exterior y de seguridad de EE.UU. hacia la región, del fin de la guerra fría hasta nuestros días. México como caso de estudio.

Concluida la política de Guerra Fría con el derrumbe del llamado campo socialista de Europa del Este, el presidente George H.W. Bush (1989-1993), planteó la necesidad de construir un “nuevo orden mundial” donde se consolidara la hegemonía estadounidense. Para las relaciones interamericanas, este interés hegemónico fue proyectado a través de instrumentos político-jurídicos, económicos, militares, de seguridad e ideológico-culturales, en interés de configurar “el nuevo orden panamericano”.

En el plano militar y de seguridad, ya se venían preparando nuevos enemigos que sustituyeran la “batalla” contra el comunismo, y continuaran alentando el Complejo de Seguridad Industrial para el enfrentamiento al llamado narcotráfico. En este sentido, la Administración de Ronald Reagan (1981-1989) ya había incentivado la guerra contra el flagelo de las drogas, con una militarización que ha sido continuada por los diferentes gobiernos demócratas y republicanos de ese país. 

La necesidad de nuevas guerras por el control de recursos naturales estratégicos, adquirió como justificaciones más útiles, la lucha contra el terrorismo y contra el narcotráfico; aunque también fueron revalorados los temas de las migraciones descontroladas, la gobernabilidad, los derechos humanos, entre otros.  

Para ello se reajustó el sistema interamericano con un nuevo aparato categorial de principios y valores acordes al nuevo contexto internacional. Entre los instrumentos político-jurídicos de este periodo se destaca el Compromiso con la Democracia Representativa y la Modernización del Sistema Interamericano aprobado en 1991 en la Asamblea General de la OEA. Este adecuaba la institucionalidad de sistema interamericano con principios y valores, susceptibles de ser reinterpretados de manera desfavorable para gobiernos latinoamericanos y caribeños; que resultaran perjudiciales para las pretensiones imperiales. Ese mismo año fue firmado el Protocolo de Washington, el cual invalidaba los principios del “pluralismo ideológico y político” establecido en el Protocolo de San José en 1975.

Respecto a los instrumentos de dominación económica, en 1990 fueron emitidas una serie de recetas de esta índole para los países de Nuestra América, a través del Consenso de Washington. Este establecía una serie de políticas económicas que perpetuaban la dependencia estructural a la economía estadounidense e incrementaban la explotación de la región. También en este sentido fueron promovidos acuerdos económicos-comerciales como el fracasado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y otros más efectivos como el Tratado de Libre comercio para América del Norte (TLCAN o NAFTA en inglés) entre Canadá, Estados Unidos y México.  

En septiembre de 2001, fue aprobada la Carta Democrática Interamericana, que revaloraba la necesidad de “promover y consolidar la democracia representativa”. Con ello ponderaba la necesidad de consolidar la democracia y el Estado de derecho en los países miembros. 

Esto ocurre en un complejo escenario internacional, luego de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas (World Trade Center de Nueva York) y el Pentágono de Estados Unidos de América. Estos hechos “validaron” la Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. de 2002, que dio a conocer públicamente el presidente G.W. Bush (2001-2009) la cual ha tenido una incidencia peculiar en el sistema interamericano. (Véase: Suárez, 2003)

En el orden militar han continuado las intervenciones estadounidenses, pero se ha perfilado la diplomacia interamericana, para justificar las incursiones como humanitarias, en aras de preservar la estabilidad, la gobernabilidad y la seguridad humana. Entre los ejemplos más significativos se destacan: la ratificación del NAFTA por el Congreso estadounidense y la Casa Blanca en 1994, con las “enmiendas laboral y medio ambiental”; la Iniciativa Mérida de 2007 y la injerencia de agencias como la USAID, la NED y la DEA en los asuntos internos de gobiernos progresistas de la región.

La política exterior y de seguridad de Estados Unidos hacia México.

La política exterior y de la seguridad nacional[i] de Estados Unidos hacia México tiene una dimensión tan abarcadora, que resulta necesario apreciarla desde una óptica más profunda que la simple relación bilateral. Los intereses económico-comerciales y de seguridad consolidados durante siglos, hacen de México un país prioritario para los intereses de política exterior y de seguridad estadounidense, tanto por el hecho de compartir frontera cómo por las implicaciones para la proyección hacia América Latina y el Caribe.  

Dicha relación debe entenderse desde las características que asume un Imperio con su vecino más cercano en el periodo de su expansión territorial. Ello conllevó al despojo de una gran parte del territorio mexicano y a un proceso de influencia política, económica y sociocultural, donde Estados Unidos proyectó los primeros indicios de lo que hoy se conoce como los instrumentos de su poderío nacional.

Con el curso de los años, los mecanismos de dominación estadounidenses se han perfeccionado, delineando una política exterior y de seguridad acorde con cada contexto histórico. Ello parte de un conocimiento de las necesidades y características internas del pueblo mexicano, para poder consolidar su hegemonía.

Para un mayor conocimiento de la cultura mexicana, el Comando Norte de EE.UU. (NORTHCOM) está desarrollando un programa “(…) contra México (que) se denomina “Programa de Análisis sobre la Cultura Mexicana” (…). Los asesores que forman parte de los programas del HTS (Human Terrain System) son por lo regular científicos sociales, donde se encuentran sociólogos, etnólogos, psicólogos, teólogos, antropólogos y otros.”(García Iturbe N. , 2013)

Existen elementos geoestratégicos que hacen de México un foco de atención permanente. El hecho de compartir fronteras hace de ese país la ruta principal para los flujos de personas, drogas y armas entre EE.UU. y Nuestra América. Esta peculiaridad ha conllevado a una serie de problemáticas económicas, políticas, culturales y de seguridad, que han influenciado y en algunos casos, determinado, la historia de mexicana.

En los últimos años, México ha presentado graves problemas de seguridad, violencia y criminalidad, asociados al tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos, que  tienen como principal aliento, ser la puerta de entrada al primer mercado global de drogas, y la de salida del mayor mercado de armas.

La situación migratoria ha llegado a tal punto, que la reforma migratoria estadounidense constituye un  punto central en la agenda de política exterior de ambos países, por lo que implica para la seguridad de ambos Estados y el impacto que posee a nivel regional.

Si bien la política exterior y de seguridad de EE.UU. tiene un impacto a nivel global, para América Latina y el Caribe y en particular, para México, tiene una repercusión estructural. Para México resulta inminente la necesidad de cambios en la proyección de EE.UU. La crueldad de las leyes migratorias y la militarización de la guerra contra las drogas han sumergido a ese país en una lamentable situación de criminalidad, violencia, y corrupción que afecta los derechos humanos y la institucionalidad de México. 

México se halla ante una encrucijada entre las complejas relaciones bilaterales con su vecino del norte y los graves problemas que enfrenta en la política interna. En ello tiene un gran impacto, la influencia de las estrategias impulsadas para la lucha antidroga priorizan la militarización sobre las medidas de beneficio social, lo que aparta a un segundo plano la generación de empleos y otros programas de desarrollo social. Desde esta perspectiva, aumenta su dependencia, generando mayor violencia y criminalidad para la sociedad. 

Entretanto, los cárteles del narcotráfico incrementan su poder de fuego y perfeccionan la transportación de las drogas y el lavado de dinero, a partir de su relación con empresas legales estadounidenses que desarrollan el negocio de las drogas, consolidándolo como toda una empresa transnacional, con mecanismos de regulación de la oferta y la demanda.

Pero la militarización de la guerra contra las drogas no sólo ha incidido en el aumento de la violencia y de la inseguridad ciudadana en México, sino que repercute también en los procesos electorales del país, en tanto las demandas ciudadanas priorizan los aspectos de seguridad sobre otras necesidades sociopolíticas. De igual forma, la corrupción política e institucional y los nexos existentes entre altos funcionarios gubernamentales con los cárteles de la droga, así como con el sector financiero, amplía el diapasón de análisis, hacia elementos poco atendidos en el enfrentamiento estadounidense al tráfico ilícito de drogas, y a delitos conexos como el tráfico de personas, precursores químicos y el lavado de dinero.

Estados Unidos, ha logrado de México no sólo un aliado estratégico, sino un ratón de laboratorio donde ensaya y, a veces consolida, sus estrategias de dominación hacia todo el hemisferio occidental. La Iniciativa Mérida surgió como extensión del Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina para México y Centroamérica, producto del llamado efecto globo del flagelo de las drogas en las últimas tres décadas.

Uno de los grandes retos tal vez imposible en la actualidad, lo constituye desnarcotizar la relación entre Estados Unidos y México. Desde el segundo mandado de Ronald Reagan (1985-1989)  la temática tomó prioridad en la proyección de Estados Unidos hacia la región, y México como país fronterizo, se consolidó como la ruta fundamental del tráfico de drogas hacia Estados Unidos de América.

Sin embargo, fue durante el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) que la política exterior y de seguridad estadounidense hacia México adquirió una mayor recepción en cuanto a la influencia militar, con asesores militares y civiles que han velado por que el enfrentamiento a las drogas, el tráfico ilegal de personas y otros delitos conexos se hicieran  a la usanza estadounidense.

La Iniciativa Mérida, pactada entre los ex presidentes Felipe Calderón (2006-2012) y George W. Bush en 2008, ha conducido a  un mar de sangre donde Estados Unidos pone las armas y las “técnicas” y México los muertos. “En los últimos cinco años, más de 60,000 personas han sido asesinadas en la lucha contra el narcotráfico en México. Y muchas de las armas que alimentan esta violencia son contrabandeadas de Estados Unidos a través de la frontera.” (Petición Binacional le pide a Obama Endurecer Ley Contra el Tráfico de Armas a México, 2013)

Estos datos reflejan el fracaso de la llamada guerra contra las drogas y permiten reconocer la misma, como parte fundamental de la política exterior y de seguridad concebida para México. La falta de voluntad política de Washington  para asumir de manera integral la responsabilidad compartida y diferenciada contra el flagelo de las drogas, puede argumentarse por la oportunidad que le brinda para incrementar su poder militar y su influencia político-diplomática e institucional en México. La vulnerabilidad de las fronteras mexicanas con Estados Unidos y, sobre todo, con Guatemala, extiende el tráfico de ilícitos, alentando la tendencia militarista del problema y la violencia con que operan cárteles como el de los Zeta [ii]. 

No es de despreciar los efectos negativos que la pobreza, la violencia y los delitos conexos al tráfico ilícito de drogas, con un enorme impacto económico-social, lo que afecta las inversiones extranjeras y el turismo; hallando una mayor cobertura para criminalizar la protesta social. Asimismo se incrementa la privatización de la seguridad pública, con el alza de los precios de protección, rescate y servicio de guardaespaldas, con la preocupante intervención de empresas privadas de servicios de defensa y seguridad (contratistas). 

La crisis político-institucional se ve estimulada por las suntuosas sumas de capitales de la narco-economía, corrompiendo más el sistema político y de defensa nacional, lo que lesiona la convivencia democrática de ese país y su gobernabilidad, con un lamentable costo para su soberanía.

Asimismo, la equívoca funcionalidad de la Iniciativa Mérida posibilita un paulatino aumento de la violencia en el mercado de las drogas de México, en tanto le resulte conveniente a la industria armamentista de Estados Unidos y a sus intereses geopolíticos y geoeconómicos.

La impunidad con que actúan agencias estadounidenses como la Agencia Antidroga (DEA) y los contratistas al servicio de Washington en el territorio mexicano; ha llevado a la realización de operaciones ilegales de entrega de armas de fuego a los carteles de la droga como la Operación Rápido y Furioso. “Un reporte de Buró de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF), plantea que el 70% de las armas incautadas en los últimos tres años en México procedían de Estados Unidos.” (Petición Binacional le pide a Obama endurecer Ley Contra el Tráfico de Armas a México, WOLA, 2013)

Ante esa situación, el gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) liderado por Enrique Peña Nieto, deberá acometer reformas importantes en la recuperación de la credibilidad del Estado mexicano. Los problemas anteriormente mencionados, aumentan las presiones para que este gobierno oriente las políticas públicas en un sentido revitalizador de los derechos ciudadanos y la gobernabilidad democrática.

La carencia de programas sociales que desestimulen el crimen organizado trasnacional en México, y la abismal desigualdad de entre ricos y pobres ha fomentado la criminalidad. Esta situación vulnera las capacidades del Estado mexicano para acometer acciones autónomas en el plano de la seguridad. Por otra parte, la responsabilidad compartida y diferenciada del gobierno de EE.UU. con el flagelo de las drogas y varios de los problemas estructurales de la economía mexicana, hacen improbable una solución donde no se cuente con el concurso de las fuerzas y los fondos del gobierno estadounidense.

Ha sido justamente la influencia de la política exterior y de seguridad de  Estados Unidos, junto a la dependencia estructural de la economía mexicana, lo que  ha sometido a ese país en una seria crisis sociopolítica, que demanda de cambios, que mejoren su credibilidad y eleven los niveles de seguridad ciudadana que presenta ese país en la actualidad. 

“El 14 de enero de 2013 WOLA (la Oficina de Washington para Estudios Latinoamericanos) entregó una petición binacional a la Casa Blanca pidiendo a la Administración Obama endurecer las leyes para frenar el tráfico de armas a México, ya que en ese país la violencia se ha convertido en una realidad aterradora cotidiana para muchas comunidades. (Petición Binacional le pide a Obama Endurecer Ley Contra el Tráfico de Armas a México, 2013)

Ciertamente la situación que vive México hoy no se explica sin la proyección exterior y de seguridad de Estados Unidos, contrastándola con los antecedentes históricos de dependencia y dominación, en lo cual tiene un importante rol, los acuerdos establecidos en materia económica-comercial y financiera.“Dentro de los mecanismos de dominación utilizados por Estados Unidos, es importante tomar en cuenta el comercio, fundamentado en el intercambio desigual y preferencial en lo que respecta a la nueva metrópoli.” (García Iturbe N., Los Estados Unidos en la época de Bush, 2009)

En el plano económico, durante la primera mitad del siglo XX, México registró un importante crecimiento que lo ubicó como un referente para Latinoamérica y el Caribe. Ello ha sido utilizado por Washington para canalizar buena parte de sus intereses de dominación en la región a través de este país. 

La dependencia en temas de seguridad complementa los acuerdos tomados en materia económico-comercial y financiera, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés) y la llamada Alianza para la Prosperidad y la Seguridad de América del Norte (ASPAN) mediante lo cual se ha consolidado el sistema de dominación estadounidense en México, desde el  fin de la guerra  fría hasta la actualidad.

El TLCAN prohíbe la exigencia de requisitos de desempeño o reglas de comportamiento a los inversionistas extranjeros, lo que da una mayor cobertura a los empresarios estadounidenses para actuar sin controles exigentes. Por otra parte, las empresas exportadoras no están obligadas a someter a concurso sus compras como sí lo están el Estado y las empresas públicas, de manera que mientras existen controles para el Estado mexicano, el ramo empresarial trasnacional cuenta con grandes libertades para su desarrollo.

La asimetría existente entre ambas economías, ha conllevado a una seria reducción de laparticipación del capital mexicano en producciones y exportaciones (2,75%). A estos tratados se suma la incorporación de México a la Alianza del Pacífico, junto a aliados estratégicos de EE.UU. como Colombia, Panamá  y Chile, para una alianza comercial, impulsada por Washington en aras de amedrentar los esfuerzos integracionistas de países como Venezuela (ALBA) y Brasil (MERCOSUR y UNASUR).

La crisis global, ha conllevado a serias limitantes para la economía estadounidense, la que ha tenido serios problemas en el empleo y que posee un impacto directo en los inmigrantes mexicanos, que constituye la principal comunidad de latinos en ese país y ello a su vez tiene un impacto electoral. La reelección de Obama con el apoyo de la mayoría de este sector, evidencia la importancia del voto latino como principal minoría de ese país, que ya cuenta con“(…)50,5 millones de personas de origen latino que representan el 16% de la población y casi el 12% del electorado. Se convirtieron en la principal minoría del país y son mayoría en 28 ciudades, con un crecimiento de casi la mitad (43 %) en la última década.” (Los retos de Obama en su segundo mandato (2013-2017), 2012)

Estas transformaciones demográficas permiten comprender la ascendencia de los latinos en la política estadounidense, con figuras como Joaquín Castro, que calan en la opinión pública estadounidense, con efectos socioculturales de imprescindible valoración para un diagnóstico sobre la relación con la región y, en particular, con México. Sobre este elemento el académico Immanuel Wallerstein consideró:  

“El antagonismo hacia México debido a los migrantes indocumentados ha llegado a jugar un papel importante en la política estadunidense y ha estado socavando los supuestos lazos económicos cercanos con México. Y en cuanto al resto de América Latina, el crecimiento de su postura geopolítica independiente es fuente de frustración para el gobierno estadunidense y de impaciencia para el público en ese país.” (Wallerstein, 2012) 

Ello se traduce también en una reducción de los montos de remesas que recibe México, que registran un importante monto de 24 000 MMUSD, lo que lo convierte en el primer receptor de remesas de América Latina y el Caribe y el tercero a nivel global. Entretanto, la deuda externa mexicana  se incrementó de  119 084 MMUSD en 2006 a 210 252 MMUSD en 2012, registrando un crecimiento del 83 %.

La economía de México ha mostrado varios indicadores positivos en los últimos años que pueden tender a confundirse, pues muchos de los índices de mejoría se deben a las inversiones de empresas trasnacionales cuyo capital mayoritario proviene de EE.UU. De hecho los lazos comerciales bilaterales continúan creciendo, aunque el mercado chino aumenta la competencia para los productos mexicanos.

Según afirmó el Secretario Adjunto para Asuntos Económicos y Comerciales de EE.UU. José W. Fernández, entre Estados Unidos y México hay “(…) 500,000 millones de dólares en comercio, ya sea en mercancía o en servicios, todos los años… (El) comercio se ha cuadruplicado desde la firma del TLC. Todos los días hay más de 1000 millones de dólares que van de un lado al otro de la frontera.”(Fernández, Sitio Oficial de la Embajada de EE.UU. en México, 2013).

En el plano político-diplomático México se halla ante el reto de recuperar su otrora  liderazgo regional. Esta postura también es alentada en cierta medida, por el gobierno estadounidense, en aras de disminuir el influjo de Brasil en el Gran Caribe y en particular, en Centroamérica.

Estas circunstancias permiten apreciar el grado de interdependencia entre ambos países, lo cual acentúa los intereses y las prioridades de la política exterior y de seguridad de EE.UU. hacia México. El flujo ilícito de personas, drogas y armas entre ambos países, hace de sus problemas comunes una poderosa razón para la cooperación bilateral; sólo que esta continúa siendo guiada desde la visión unidireccional del imperio estadounidense.

El viaje de Obama, a México y a Costa Rica para la reunión del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), era una deuda del primer mandato presidencial de Obama, respecto a la proyección hacia América Latina y el Caribe. En este viaje se actualizó la política bilateral hacia México, fundamentalmente en los tópicos de seguridad, donde resultaba necesaria una puntualización entre el gobierno de Obama y el de Enrique Peña Nieto. 

El nuevo gobierno del PRI, ha debido tomar algunas medidas que reflejen cambios respecto a la política de Calderón y  ello tiene una expresión directa en la relación bilateral con EE.UU. sin bien se mantienen los lazos de dependencia y dominación estructurales respecto al vecino del norte.

Las discusiones en el marco de la OEA sobre el tema de las drogas y el papel de México en ese tópico, fortalecen las protestas respecto a la necesidad de un cambio de política que contenga la violencia y la criminalidad que afecta a gran parte de la región. Entre los debates más importantes se destaca la despenalización y la legalización de algunas drogas. Este aspecto enfatiza las discusiones que se sostuvieron en la pasada Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias. 

En la actualidad, el gobierno de EE.UU. ha recrudecido la guerra antidroga, con la autorizaron de la utilización de aviones no tripulados (Drones), para su utilización en la persecución de narcotraficantes e inmigrantes, en aras de aumentar la seguridad en la Frontera de EE.UU. con México. Ello refuta la errónea estrategia antidroga que persigue Estados Unidos, la cual reinvierte en el pilar militar, dejando a un lado el importante control del consumo en su país y el impulso a programas de asistencia social, que contrarresten en alguna medida, las marcadas diferencias sociales, que repercuten a su vez en la falta de empleos y la crisis económica, e incentívala inserción en actividades ilícitas.  

La fallida guerra contra las drogas ya va generalizando consenso en cuanto a su fracaso manifiesto. En el Informe de Human Rights Watch sobre la lucha contra el tráfico ilícito de drogas (TDI) en México se reconoce, a consideración del director de esta Institución para “las Américas”, José Miguel Vivanco: 

“En vez de reducir la violencia, la ‘guerra contra el narcotráfico’ de México ha provocado un incremento dramático de la cantidad de asesinatos, torturas y otros terribles abusos por parte de las fuerzas de seguridad, que sólo contribuyen a agravar el clima de descontrol y temor que predomina en muchas partes del país.”(Ni Seguridad, Ni Derechos: Ejecuciones, desapariciones y tortura en la ‘guerra contra el narcotráfico’ de México”, 2013)

Si se hace retrospectiva hacia desde hace sólo una década, puede apreciarse la agudización de estas problemáticas, con serias afectaciones a la institucionalidad, el Estado de derecho y la seguridad ciudadana; lo que hace pertinente reconsiderar las consecuencias que posee para la región, y en especial para la nación mexicana, la política exterior y de seguridad estadounidense.

Conclusiones

Las sucesivas administraciones del gobierno estadounidense, incluso de la Obama (2009-2017), han reflejado una continuidad en las estrategias de dominación hacia la región, con independencia de los cambios y matices ajustados al contexto histórico e internacional, a las condicionantes internas de ese Estado-Nación y las características de cada presidente.

La política exterior y de seguridad de Estados Unidos hacia México se ha comportado de manera estable, en cuanto a sus intereses de dominación. Para ello se ha consolidado la dependencia de México hacia ese país, estrechando todos aquellos pilares que comprometen las políticas del Estado mexicano a los designios de EE.UU.

De manera general, el crimen organizado transnacional vinculado fundamentalmente, al tráfico ilícito de drogas influye, cada día más en la estabilidad mexicana, con un impacto en el sector social, económico y el político, del cual no son ajenos los procesos electorales existentes en esa nación. 

Con la Iniciativa Mérida, se han consolidado los nexos de dependencia, que aumentan las presiones y las justificaciones para la penetración de personal de seguridad y otros asesores (contratistas) en territorio mexicano. Todo ello permite afirmar que la política antidroga de Washington para ese país ha resultado un fracaso.

La política exterior y de seguridad de EE.UU. afronta la necesidad de transformar la visión de ese país  ante el mundo. Para el caso latinoamericano, acoge un complejo contexto, con una correlación de fuerzas que resulta contestataria a los intereses imperiales en los foros regionales.  

En ese panorama, el gobierno estadounidense ha debido perfeccionar la proyección político-diplomática, mediante el poder inteligente (smart power) y la diplomacia y el desarrollo como complemento de la defensa (las tres D). Desde estos presupuestos, se perfeccionan las bases esenciales de la proyección exterior de  Estados Unidos, para el efectivo cumplimiento de los objetivos estratégicos en la esfera internacional. 

Ante el impacto de la crisis económica, EE.UU. ha reconocido la necesidad de realizar cambios a nivel doctrinal, para el ejercicio de una política exterior más efectiva. En este sentido, ya no basta con la recuperación económica y la demostración de la supremacía militar, sino que para la consolidación hegemónica es también necesaria la preservación de su liderazgo en el orden político, diplomático, ideológico, cultural e informacional. 

Desde estos presupuestos, se desarrolla una diplomacia en correspondencia con la necesidad de recuperar credibilidad y adecuar la agenda internacional a los nuevos tiempos. Para ello, los Departamentos y Agencias del gobierno estadounidense han llevado a cabo varias reformas, donde se destacan las implementadas por el Departamento de Estado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).  

En este escenario, el gobierno estadounidense re-articula los instrumentos del poderío nacional para perfeccionar la penetración imperial. Para ello, se validan conceptos como la responsabilidad de proteger, para temas sensibles como la seguridad humana, la gobernabilidad, la convivencia democrática, el Estado de derecho, la violencia y la criminalidad; que faciliten el trabajo de influencia y dominación de la política exterior y de seguridad de EE.UU. hacia México.

 Correo Electrónico: alejandro.perdomo91@gmail.com           

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Notas:


[i] Se entiende la seguridad nacional según la define operacionalmente la Dra. Soraya Castro, como una capacidad de los Estados explica la necesidad de darle seguimiento constante tanto a las amenazas que pueden poner en riesgo la nación como a los recursos con que cuenta el país para responder a dichas amenazas de forma efectiva y exitosa. ¿Qué persiguen, o deben perseguir, los Estados con esta actuación? Alcanzar una condición de seguridad y estabilidad que garantice la continuidad de su sistema y por consiguiente la defensa y preservación de sus intereses y objetivos nacionales. Es una condición relativa por las características de las relaciones internacionales en la era globalizada.

[ii] Destacar de los Zeta su carácter militarista, por proceder mucho de sus integrantes de tropas élites del Ejército mexicano, y de algunos países de Centroamérica, que fueron entrenadas por la CIA. Los Zeta  nacieron como brazo armado del cártel del Golfo para luego independizarse. La militarización de la guerra contra las drogas entre Estados Unidos y México ha agudizado el problema, por lo que el proceder del cártel de los Zeta constituye un ejemplo de la equívoca política de los Estados Unidos hacia el narcotráfico.