martes, 1 de abril de 2014

Por un mundo multipolar


Por Emir Sader

Entre las enormes trasformaciones que el mundo ha sufrido en las últimas décadas, una que tuvo la mayor consecuencia ha sido el paso del mundo bipolar al mundo unipolar, bajo la hegemonía imperial norteamericana. El fin de la Guerra Fría trajo no solo la derrota, sino también la desaparición del campo socialista, abriendo paso a la hegemonía de la única superpotencia: los Estados Unidos de América.

El que fue anunciado como el tiempo de la Pax Americana se ha mostrado como un tiempo de guerras, en el que EUA se vale de la inexistencia de otro campo que le impusiera límites, para buscar resolver todos los conflictos con su militarización, con el uso de su superioridad en el plano de la violencia. Fue así en Afganistán, en Irak, en Libia.

La lucha por un mundo de paz, de resolución pacífica de los conflictos es, así, una lucha por la quiebra de la hegemonía imperial norteamericana. Es la lucha por un mundo multipolar.

Cuando América del Sur crea un Consejo Suramericano de Defensa está contribuyendo a la resolución pacífica de los conflictos, como lo ha hecho en el caso de la relación de Colombia con Ecuador y Venezuela, así como en el intento separatista en Bolivia.

El rol de las fuerzas políticas en el mundo actual se define por la posición que tiene respecto a la hegemonía imperial norteamericana. Los gobiernos de Europa, por ejemplo, son parte integrante del bloque de fuerzas comandado por EUA, se comportan como sus aliados fieles, rol similar al de Japón, Israel, entre otros.

En este marco, toda fuerza que, por alineamiento político e ideológico o simplemente en la defensa de sus intereses nacionales, se enfrente a la hegemonía estadunidense, desempeña un rol positivo, favorable al surgimiento de un mundo multipolar.

Son los casos de gobiernos como los de Rusia, China, Irán, Siria, entre otros. Amenazados por la política agresiva de EEUU, que busca imponerles sus intereses por medio de formas violentas, resisten, constituyen alianzas para ello, buscan debilitar la capacidad de acción de EEUU. Independientemente de las razones que los mueven e incluso de la naturaleza de sus regímenes políticos, en el ámbito internacional son aliados de aquellos que luchan en contra de la dominación imperial norteamericana y por la construcción de un mundo multipolar.

Hasta hace poco los EUA habían logrado las condiciones políticas, internas e internacionales, para trasferir los conflictos al plano militar y resolverlos a su favor. A partir del conflicto con Siria, la situación ha empezado a cambiar. El gobierno Obama no logró siquiera el apoyo de Gran Bretaña, tampoco el apoyo de los militares norteamericanos y de la opinión pública interna. Tuvo que aceptar los términos de la negociación política del conflicto, al que se agregaron las negociaciones con el nuevo gobierno de Irán. Han tenido que abandonar las amenazas de bombardear de Siria, al tiempo que han aflojado las medidas de bloqueo a Irán.

Actitudes que, de forma automática, han aislado a Israel y Arabia Saudita, antes estrechos e incondicionales aliados de EUA.

Se ha abierto una nueva coyuntura internacional, donde Rusia surge como un actor importante. La crisis de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia, ya son parte de ese nuevo escenario, en el que se debilita la capacidad norteamericana de imposición militar de sus intereses. EUA sigue siendo la única superpotencia a escala mundial, pero ya no encuentra las facilidades que tenía, desde que surgió como potencia vencedora de la guerra fría, para imponerse en el mundo.

JAQUE AL NEOLIBERALISMO          

viernes, 28 de marzo de 2014

Las herejías de Stephen Walt



Por Roberto Miguel Yepe Papastamatin Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CESHEU). Universidad de La Habana


El artículo Would You Die for That Country?, publicado el pasado 24 de marzo en el sitio de Foreign Policy en Internet, confirma a Stephen M. Walt como uno de los intelectuales más interesantes y audaces dentro del sector académico estadounidense especializado en las relaciones internacionales.

Walt es profesor en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard y es principalmente reconocido por su coautoría[i] del sonado libro El lobby de Israel y la política exterior de los Estados Unidos, publicado en el 2007 y considerado por muchos como el estudio más serio y profundo sobre el tema. Walt se inscribe dentro de la corriente del realismo defensivo, una vertiente del realismo político, escuela de pensamiento tradicionalmente dominante en la teoría de las relaciones internacionales.

En medio de la agresiva e histérica avalancha mediática para satanizar a la dirigencia rusa con motivo de la incorporación de Crimea, el artículo de Walt representa un lúcido llamado a la prudencia, al instar al gobierno estadounidense a evaluar detenidamente la situación antes de comprometerse con un apoyo a las nuevas autoridades ucranianas que vaya más allá de la solidaridad verbal e implique una alianza en materia de seguridad militar. El autor apoya su posición en sólidos argumentos históricos y geopolíticos, y de su análisis se infiere claramente la conclusión de que la actual crisis política con relación a Ucrania y Crimea tiene como su causa más profunda la consistente política de hostilidad, promesas incumplidas y engaños de sucesivos gobiernos estadounidenses y sus aliados europeos con relación a una Rusia que, por su parte, ha sido históricamente una gran potencia asediada que ha actuado con una lógica esencialmente defensiva. Así, Walt sentencia que “la crisis de Ucrania nos recuerda que los otros estados también tienen sus propios intereses –incluyendo el interés de tener países amistosos en su cercanía (geográfica)”- y que a veces la búsqueda de esos intereses puede conducir a conflictos serios. El artículo contiene otros elementos de interés que hacen muy aconsejable su lectura.

No es la primera vez que Walt disiente sensiblemente de la línea “políticamente correcta” del establishment de política exterior estadounidense. Para limitarme a solo dos casos recientes, recomiendo especialmente revisitar sus trabajos The Myth of American Exceptionalism y Wishful Thinking, dos pequeñas piezas antológicas para los interesados en comprender la política exterior de los Estados Unidos y que ponen de relieve su honestidad intelectual.

miércoles, 26 de marzo de 2014

China, India y la otra comunidad internacional


Por Nazanín Armanian*

Aunque para muchos mandatarios y periodistas occidentales los principales países poblados y poderosos del mundo —como China, Rusia, India o Brasil—, ni siquiera junto son comunidad internacional (término usado exclusivamente para referirse a EEUU y sus aliados europeos, que forman sólo el 15% de la población mundial), éstos, por distintos razones de Estado o del realpolitik, se han negado a respaldar los castigos propuestos por Washington contra Moscú, aun sin apoyar la acción de Rusia sobre Crimea, anunciando la llegada de un nuevo equilibrio en el sistema político internacional y una nueva comunidad internacional.

Han sido varios los factores que han facilitado esta novedad:

- Que la integración de Crimea a la Federación Rusa haya sido mediante la aplicación del derecho de autodeterminación, el sí del 93% de su pueblo y de forma pacífica, además de un importante trabajo y organización de los pro rusos.

- Que EEUU y sus aliados europeos hayan perdido la autoridad moral de condenar a Rusia después de haber atacado a tantos países como Yugoslavia, Irak, Yemen, Afganistán, Pakistán, Sudan , Somalia o Mali en tan pocos años.

Es más, muchos Estados han condenado el irresponsable y peligroso complot de Occidente contra Rusia, al promover disturbios protagonizados por la extrema derecha, y asestando un golpe de estado contra el gobierno legal de Yakonovich.

La actual gira de Joe Biden, el halcón de la Administración Obama, por Europa del Este para coordinar los siguientes pasos (del complot) para reducir a Rusia, acorralándola militarmente, es un intento de impedir el ocaso del imperio.

De India a Argentina, pasando por los ‘stanes’

Tras afirmar que “Rusia tiene intereses legítimos en Ucrania”, el segundo país más poblado del mundo se convierte en el principal gran país en apoyar a Moscú. La India No Alineada consolidó sus relaciones con la URSS cuando EEUU elevó al poder al general islamista Muhammad Zia -ul –Haq, quien ahorcó al primer ministro Ali Bhutto y organizó a los yihadistas en el sureste asiático con el fin de acabar con las fuerzas progresistas (nacionalistas y marxistas) y acosar a la URSS desde Asia Central. El aumento del poder militar de Pakistán en la zona era uno de los motivos por el que Nueva Delhi no condenó la intervención del Ejército Rojo en Afganistán en apoyo al Gobierno socialista de Kabul. Hoy le devuelve el favor a Moscú también por su respaldo en 1975 a la integración en la India del Estado Sikkim —una monarquía independiente en las cordilleras de Himalaya—, a petición de sus ciudadanos.

A Moscú y a Nueva Delhi les unen, además de importantes acuerdos de cooperación comercial y militar (el 75% del arsenal de armas indio es de fabricación rusa), el interés por contener el avance de EEUU y China en la región. India, que en enero rompió su cooperación estratégica con Washington por el encarcelamiento de su diplomática Devyani Khobragad, puede boicotear las importaciones de EEUU a su inmenso mercado. Además, va a necesitar la ayuda rusa-china ante una gran crisis de dimensiones bíblicas que se le acerca: Pakistán, con 200 millones de habitantes, que es continuamente bombardeado por EEUU, se está convirtiendo en un Estado fallido, con toda la tragedia y el peligro que conlleva este estatus para sus habitantes y los vecinos.

Argentina es otro país que denunció el doble rasero de Occidente, recordando que la ONU admitió el referéndum realizado en Islas Malvinas en 2013, por el que el 99,8% de sus habitantes pidieron la integración a Reino Unido.

Brasil, que albergará la cumbre de Brics en junio, ha intentado no herir a los rusos y pide diálogos para resolver esta crisis. (Ver: Ucrania y las opciones de Obama y Putin)

La única crítica destacada de los aliados de Putin venía de su enemigo Islom Karimov, el presidente de Bielorrusia, al mismo tiempo que llegaban apoyos desde Uzbekistán, Tayikistán, Kazajstán y Kirguistán, donde viven millones de rusos. Estos stanes (término indoeuropeo derivado del persa astán —como estar en castellano— que significa lugar de hábitat de un pueblo) han preferido quedarse con Rusia que aliarse con EEUU y su frustrada estancia en Asia Central cuando buscaba al fantasma de Bin Laden. Saben que los americanos suelen abandonar a sus títeres cuando éstos dejan de serle útil.

La enigmática postura de China

China no condenó a Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero tampoco apoyó el referéndum de Crimea a la vez que criticaba la interferencia extranjera en Ucrania. Una posición incómoda, sin duda, y no sólo por las importantes relaciones económicas y estratégicas con su vecino, sino principalmente por el temor a que EEUU organice en Taiwán, mediante su quinta columna, un referéndum independentista, como Dick Cheney, vicepresidente de EEUU, lo intentó en 2004 antes de que fuera disuadido por el secretario de Estado Colin Powell. Como medida preventiva, el parlamento chino aprobó una ley en 2005 que autoriza al Gobierno el uso de todos los medios incluidos los “no pacíficos” para impedir la secesión de Taiwán. De hecho, a China le preocupa más la situación de Kiev que la de Crimea: allí, EEUU ha derrocado un Gobierno legal mediante disturbios caos y un golpe de Estado. ¿Podrá hacer lo mismo en la llamada China Libre? De momento Pekín prefiere aplicar su tradicional política de “acupuntura” frente al “ataque quirúrgico” del modelo occidental: aumentar su influencia progresivamente evitando el uso de la fuerza para que nadie agite el peligro amarillo. De momento, ya ha conseguido que la mayoría de los países del mundo, incluido EEUU, no reconozcan el Estado de Taiwán. Además, también le preocupan las provocaciones de los islamistas en Xinjiang —región de fe musulmana y de lengua turquica—, quienes pretenden crear con Kazajstán una Gran Turkestán Oriental. Ni qué decir del uso del Tíbet por parte de Washington: en el medio de la crisis de Ucrania, Obama recibía a Dalai Lama en la Casa Blanca. Sería una monumental estupidez querer vengarse de Rusia en el territorio chino.

Los mandatarios chinos han denunciado el avance ilegal de la OTAN en los límites del territorio ruso, que amenaza la seguridad nacional de su aliado , y respaldan su derecho a defenderse: desde Europa Este hasta Georgia y Siria, EEUU-OTAN acosan a Rusia, algo que China sufre en su propia piel con las innumerables bases militares que el Pentágono ha ido sembrado en sus proximidades (Ver: Y ahora, a por China)

Mientras, Siria se desangra

La fabricada crisis de Ucrania desvía la atención de otros grandes escenarios de conflictos abiertos: las negociaciones entre Irán y Occidente para levantar las sanciones a cambio del control sobre su programa nuclear se han desdibujado, poniendo nervioso a Israel que ha vuelto a bombardear a Siria el mismo día que el ejército libanés se preparaba para un posible ataque del ejército de Netanyahu mientras Turquía derribaba un avión de combate sirio. Por si fuera poca esta tensión, Truxtun, el buque de guerra estadounidense, y parte del grupo del portaaviones George Bush se dirige al Golfo Pérsico.24 mar 2014

*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario on-line publico.es. Artículo publicado el 24 de marzo,2014

http://www.other-news.info/noticias/2014/03/china-india-y-la-otra-comunidad-internacional/