
Por Nazanín Armanian*
Aunque para muchos mandatarios y periodistas
occidentales los principales países poblados y poderosos del mundo —como China,
Rusia, India o Brasil—, ni siquiera junto son comunidad internacional (término
usado exclusivamente para referirse a EEUU y sus aliados europeos, que forman
sólo el 15% de la población mundial), éstos, por distintos razones de Estado o
del realpolitik, se han negado a respaldar los castigos propuestos por
Washington contra Moscú, aun sin apoyar la acción de Rusia sobre Crimea,
anunciando la llegada de un nuevo equilibrio en el sistema político
internacional y una nueva comunidad internacional.
Han sido varios los factores que han facilitado esta
novedad:
- Que la integración de Crimea a la Federación Rusa
haya sido mediante la aplicación del derecho de autodeterminación, el sí del
93% de su pueblo y de forma pacífica, además de un importante trabajo y
organización de los pro rusos.
- Que EEUU y sus aliados europeos hayan perdido la
autoridad moral de condenar a Rusia después de haber atacado a tantos países
como Yugoslavia, Irak, Yemen, Afganistán, Pakistán, Sudan , Somalia o Mali en
tan pocos años.
Es más, muchos Estados han condenado el irresponsable
y peligroso complot de Occidente contra Rusia, al promover disturbios
protagonizados por la extrema derecha, y asestando un golpe de estado contra el
gobierno legal de Yakonovich.
La actual gira de Joe Biden, el halcón de la
Administración Obama, por Europa del Este para coordinar los siguientes pasos
(del complot) para reducir a Rusia, acorralándola militarmente, es un intento
de impedir el ocaso del imperio.
De India a Argentina, pasando por los ‘stanes’
Tras afirmar que “Rusia tiene intereses legítimos en
Ucrania”, el segundo país más poblado del mundo se convierte en el principal
gran país en apoyar a Moscú. La India No Alineada consolidó sus relaciones con
la URSS cuando EEUU elevó al poder al general islamista Muhammad Zia -ul –Haq,
quien ahorcó al primer ministro Ali Bhutto y organizó a los yihadistas en el
sureste asiático con el fin de acabar con las fuerzas progresistas
(nacionalistas y marxistas) y acosar a la URSS desde Asia Central. El aumento
del poder militar de Pakistán en la zona era uno de los motivos por el que
Nueva Delhi no condenó la intervención del Ejército Rojo en Afganistán en apoyo
al Gobierno socialista de Kabul. Hoy le devuelve el favor a Moscú también por
su respaldo en 1975 a la integración en la India del Estado Sikkim —una
monarquía independiente en las cordilleras de Himalaya—, a petición de sus
ciudadanos.
A Moscú y a Nueva Delhi les unen, además de
importantes acuerdos de cooperación comercial y militar (el 75% del arsenal de
armas indio es de fabricación rusa), el interés por contener el avance de EEUU
y China en la región. India, que en enero rompió su cooperación estratégica con
Washington por el encarcelamiento de su diplomática Devyani Khobragad, puede
boicotear las importaciones de EEUU a su inmenso mercado. Además, va a
necesitar la ayuda rusa-china ante una gran crisis de dimensiones bíblicas que
se le acerca: Pakistán, con 200 millones de habitantes, que es continuamente
bombardeado por EEUU, se está convirtiendo en un Estado fallido, con toda la tragedia
y el peligro que conlleva este estatus para sus habitantes y los vecinos.
Argentina es otro país que denunció el doble rasero de
Occidente, recordando que la ONU admitió el referéndum realizado en Islas
Malvinas en 2013, por el que el 99,8% de sus habitantes pidieron la integración
a Reino Unido.
Brasil, que albergará la cumbre de Brics en junio, ha
intentado no herir a los rusos y pide diálogos para resolver esta crisis. (Ver:
Ucrania y las opciones de Obama y Putin)
La única crítica destacada de los aliados de Putin
venía de su enemigo Islom Karimov, el presidente de Bielorrusia, al mismo
tiempo que llegaban apoyos desde Uzbekistán, Tayikistán, Kazajstán y
Kirguistán, donde viven millones de rusos. Estos stanes (término indoeuropeo
derivado del persa astán —como estar en castellano— que significa lugar de
hábitat de un pueblo) han preferido quedarse con Rusia que aliarse con EEUU y
su frustrada estancia en Asia Central cuando buscaba al fantasma de Bin Laden.
Saben que los americanos suelen abandonar a sus títeres cuando éstos dejan de
serle útil.
La enigmática postura de China
China no condenó a Rusia en el Consejo de Seguridad de
la ONU, pero tampoco apoyó el referéndum de Crimea a la vez que criticaba la
interferencia extranjera en Ucrania. Una posición incómoda, sin duda, y no sólo
por las importantes relaciones económicas y estratégicas con su vecino, sino
principalmente por el temor a que EEUU organice en Taiwán, mediante su quinta
columna, un referéndum independentista, como Dick Cheney, vicepresidente de
EEUU, lo intentó en 2004 antes de que fuera disuadido por el secretario de
Estado Colin Powell. Como medida preventiva, el parlamento chino aprobó una ley
en 2005 que autoriza al Gobierno el uso de todos los medios incluidos los “no
pacíficos” para impedir la secesión de Taiwán. De hecho, a China le preocupa
más la situación de Kiev que la de Crimea: allí, EEUU ha derrocado un Gobierno
legal mediante disturbios caos y un golpe de Estado. ¿Podrá hacer lo mismo en
la llamada China Libre? De momento Pekín prefiere aplicar su tradicional
política de “acupuntura” frente al “ataque quirúrgico” del modelo occidental:
aumentar su influencia progresivamente evitando el uso de la fuerza para que
nadie agite el peligro amarillo. De momento, ya ha conseguido que la mayoría de
los países del mundo, incluido EEUU, no reconozcan el Estado de Taiwán. Además,
también le preocupan las provocaciones de los islamistas en Xinjiang —región de
fe musulmana y de lengua turquica—, quienes pretenden crear con Kazajstán una Gran
Turkestán Oriental. Ni qué decir del uso del Tíbet por parte de Washington: en
el medio de la crisis de Ucrania, Obama recibía a Dalai Lama en la Casa Blanca.
Sería una monumental estupidez querer vengarse de Rusia en el territorio chino.
Los mandatarios chinos han denunciado el avance ilegal
de la OTAN en los límites del territorio ruso, que amenaza la seguridad
nacional de su aliado , y respaldan su derecho a defenderse: desde Europa Este
hasta Georgia y Siria, EEUU-OTAN acosan a Rusia, algo que China sufre en su
propia piel con las innumerables bases militares que el Pentágono ha ido
sembrado en sus proximidades (Ver: Y ahora, a por China)
Mientras, Siria se desangra
La fabricada crisis de Ucrania desvía la atención de
otros grandes escenarios de conflictos abiertos: las negociaciones entre Irán y
Occidente para levantar las sanciones a cambio del control sobre su programa
nuclear se han desdibujado, poniendo nervioso a Israel que ha vuelto a
bombardear a Siria el mismo día que el ejército libanés se preparaba para un
posible ataque del ejército de Netanyahu mientras Turquía derribaba un avión de
combate sirio. Por si fuera poca esta tensión, Truxtun, el buque de guerra
estadounidense, y parte del grupo del portaaviones George Bush se dirige al
Golfo Pérsico.24 mar 2014
*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona
desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias
Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona.
Columnista del diario on-line publico.es. Artículo publicado el 24 de
marzo,2014
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