Por Sergio
Alejandro Gómez
Más de mil personas, de la más amplia representación de la sociedad cubana actual, estuvieron presentes en el discurso de Obama. Foto: Jorge Legañoa Alonso |
Cuando el presidente Barack Obama pidió este martes a
los cubanos “olvidarnos del pasado” y “mirar hacia el futuro”, estaba
parado en el mismo escenario desde el que habló en 1928 el último presidente
norteamericano en visitar la Isla.
“Hoy Cuba es soberana, su pueblo es independiente, libre, próspero, pacífico y está gozando de un gobierno propio”, dijo Calvin Coolidge en el entonces Teatro Nacional, hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
Era el espaldarazo que estaba esperando el presidente
Gerardo Machado para terminar de instaurar una de las dictaduras más
sangrientas de la región.
El Presidente Callado, como lo apodaban, quería
mostrar a la Isla como ejemplo de éxito económico y social para quienes seguían
las indicaciones de Washington. Los marines norteamericanos convencían por
otros medios a los soldados de Sandino en Nicaragua y a los patriotas
dominicanos.
“Yo sé la historia, pero no voy a estar atrapado por
la misma”, dijo Obama ayer.
Pero en ese lapso de tiempo, el antimperialismo de
Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras, heredero de
líderes de la independencia nacional como José Martí, dio paso en 1959 a la
Revolución más radical de nuestro continente en reacción a la dominación
norteamericana. Tuvo que transcurrir más de medio siglo de resistencia para que
otro presidente estadounidense se decidiera a pisar Cuba, esta vez para
intentar “dejar atrás los últimos vestigios de la Guerra Fría”.
Más de mil personas, de la más amplia representación
de la sociedad cubana actual, escucharon atentamente cada palabra del discurso
del mandatario.
“Hemos oído el discurso con respeto, pero no
coincidimos en algunos de sus aspectos. Nosotros no podemos olvidar la
historia, nuestros muertos, el impacto del bloqueo durante tantos años”,
aseguró a este diario Ernesto Freyre Casañas, representante de la Central de
Trabajadores de Cuba, fundada después del derrocamiento de la dictadura
de Machado.
“Me gustaría haber escuchado un poco más de disculpas
por la intervención, la agresión, los ataques hacia la soberanía de Cuba y el
pueblo desde los años 1960”, afirmó por su parte Peter Kornbluh, coautor del
libro Diplomacia encubierta con Cuba. “Pero es difícil políticamente para un
presidente decir lo siento”.
“En el discurso hay muchas esperanzas y buenas
intenciones, pero que tienen poco asidero en la realidad histórica de las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos”, opinó Jesús Arboleya, estudioso de las
relaciones entre ambos países.
UNA NUEVA ESTRATEGIA
Desde el 17 de diciembre del 2014, Cuba y Estados
Unidos buscan abrir un nuevo capítulo en sus nexos bilaterales con la voluntad
de los presidentes Barack Obama y Raúl Castro.
El miembro de la Plataforma Interreligiosa Cubana,
Enrique Alemán, tiene duda respecto a la interpretación que hace Washington de
su “nueva política” hacia la Isla. “¿Es una estrategia limpia, es un acercamiento
limpio hacia nuestro pueblo?”, se preguntó.
Obama dijo ayer que Estados Unidos no quería ser
enemigo de Cuba ni intentar cambiar su sistema económico y político.
“Cultivo una rosa blanca”, citó el Presidente de un
conocido poema de Martí y dijo que ofrecía al pueblo cubano un “saludo de
paz”.
Leyde Rodríguez Hernández, profesor de Relaciones
Internacionales, aseguró que Obama tuvo un descuido o un desconocimiento sobre
el pensamiento del Apóstol. “Él vivió en Estados Unidos y exaltó sus valores,
pero hizo grandes críticas a esa democracia naciente que desde aquella época se
vislumbraba como una plutocracia, como un gobierno de los ricos, por los ricos
y para los ricos. Y esa tendencia no ha hecho más que exacerbarse hasta el
siglo XXI”.
UNA CARGA OBSOLETA
Desde La Habana, el presidente de los Estados Unidos
volvió a solicitar al Congreso de su país que levante el bloqueo contra Cuba y
lo calificó como una “carga obsoleta sobre el pueblo cubano”.
La audiencia respondió con aplausos y poniéndose de
pie, incluidos legisladores tanto demócratas como republicanos que acompañaron
al mandatario en este viaje.
El representante demócrata por Massachusetts, James McGovern,
quien viene defendiendo esta causa hace muchos años, dijo a Granma que le daba
créditos a ambos presidentes por lo que han logrado, pero “ahora es el turno de
que el Congreso haga su parte y levante el embargo (bloqueo)”.
El senador republicano Jeff Flake, quien junto al
demócrata Patrick Leahy, llevan adelante un proyecto de ley sobre la libertad
de viajar a Cuba, dijo a nuestro diario que más allá de los cambios
regulatorios que ha anunciado la administración, el legislativo tiene que
deshacerse por completo de la prohibición.
Tom Emmer, representante republicano de
Minnesota opina que la visita y el discurso del presidente ayudan a
colocar el tema frente al gran público estadounidense, y ayuda a avanzar el
proyecto que lleva adelante junto a la congresista demócrata por la
Florida, Kathy Castor, para levantar algunos elementos del bloqueo.
OPORTUNIDADES EN EL CAMINO
Las posibilidades de colaboración fueron un tema
abordado por el presidente de Estados Unidos, quien destacó “el servicio que
miles de doctores cubanos han llevado a los pobres, a los que sufren”.
Pedro Luis Véliz Martínez, director del Consejo
Nacional de Sociedades Científicas de la Salud, dijo que los intercambios en
este sector no se pueden resumir a situaciones de desastres o epidemias, como
el caso del enfrentamiento conjunto al Ébola en África occidental. “Colaboración
también es que respeten al internacionalista cubano y no provoquen la deserción
del personal médico de salud en terceros países, lo que lacera la formación de
recursos humanos de nuestro pueblo”.
Resaltó asimismo la posibilidad de que se abra la
venta de productos cubanos en el mercado de Estados Unidos. “Hemos logrado
muchas cosas con nuestro esfuerzo y sacrificio. No aceptamos esa mirada de
superioridad porque nosotros en este campo hemos demostrado nuestra valía”.
Nicolay Casano, por su parte, es una evidencia
palpable de lo que se podría lograr. Sentado junto a decenas de otros
compañeros, este estudiante neoyorquino de segundo año de Medicina refiere que
los cubanos tienen “un corazón muy grande”. Incluso con la presencia del
bloqueo tuvo la oportunidad de comenzar a estudiar su carrera en la Isla y
asegura que luego planea regresar a su comunidad para hacer la diferencia en un
concepto de atención a los pacientes que no está basado en el dinero.
NUESTRO PROPIO MODELO
“¡El futuro de Cuba tiene que estar en las manos del
pueblo cubano!”, con esa y otras palabras Obama se expresó en futuro sobre una
realidad que muchos aprecian en presente.
El cantautor Raúl Torres dice que Obama destacó varios
elementos positivos de la realidad cubana, pero desconoció que son fruto de la
propia Revolución.
“Nosotros somos jóvenes empoderados que tenemos la
oportunidad de hacer lo que queramos en este país. Además de tener algo tan
importante como la seguridad de la educación y la salud”, dijo el autor de
Candil de Nieve y el Regreso del Amigo.
“En Estados Unidos nosotros tenemos un ejemplo claro
de lo que puede hacer el pueblo cubano y se llama Miami”, dijo Obama en otro
momento de su intervención.
El profesor Leyde Rodríguez señaló a este diario
que las transformaciones que se llevan a cabo en el país no son para
“copiar el modelo político de nadie”.
Luis René Fernández, profesor e investigador del
Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de
La Habana, asegura que los cambios que vive el país están guiados por el
objetivo de construir un socialismo próspero y sostenible, inspirado en
el proyecto de nación de los grandes políticos y pensadores patriotas de
nuestro país.
Aseguró que el perfeccionamiento ha comenzado por la
parte socioeconómica, pero eso no implica que no haya otros sectores como el
sistema socio-político que también deban ser perfeccionados. Citó al respecto
la explicación que ofreció recientemente en rueda de prensa el Presidente Raúl
Castro sobre los derechos humanos y la democracia. “Nadie sabe exactamente
cómo sería ese socialismo, pero tiene que ser a la medida nuestra, a lo
cubano”.
El libro de Peter Kornbluh, publicado en el 2014,
culmina con una serie de recomendaciones para mejorar las relaciones entre
Washington y La Habana.
A petición de este diario, aceptó resumir en una sola
idea lo que debe suceder para continuar avanzando en este camino: “Estados
Unidos tiene que tratar a Cuba con respeto, como un país independiente con
respecto a su soberanía, no puedes dictar el futuro o las acciones del gobierno
o el pueblo”.