viernes, 7 de julio de 2017

Convocan a conferencia internacional de estudios estratégicos





La III Conferencia de Estudios Estratégicos, “Transición hacia un nuevo orden internacional: desafíos, amenazas y oportunidades” tendrá lugar entre el 11 y el 13 de octubre del presente año, según informó Santiago Pérez Benítez, subdirector de una de las instituciones organizadoras, el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).

El foro rendirá homenaje al Guerrillero Heroico Ernesto “Che” Guevara, a cincuenta años de su asesinato en tierras bolivianas, y a las cinco décadas del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). Sesionará en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) Raúl Roa García, instituciones que lo coauspician, junto a CLACSO.

El Comité Organizador de este encuentro de reflexión e intercambio de ideas identificó 7 ejes temáticos: “Orden internacional en transición. Problemas globales y tendencias de las relaciones políticas y económicas mundiales”; “Polos de poder global y regional. Estados Unidos como centro hegemónico, su política exterior y de seguridad”; “Reconfiguración del mapa político de América Latina y el Caribe, en el nuevo contexto regional”; “Desafíos de los movimientos sociales y fuerzas políticas progresistas y de izquierda, frente a la ofensiva de la derecha internacional”; “Concertación, cooperación e integración internacional. Escenarios probables a mediano plazo”; “La comunicación y las nuevas tecnologías de la información en la geopolítica internacional” y   “Conflictos. Paz mundial y regional”.

Hasta el momento han confirmado su participación más de medio centenar de investigadores de la región y de otros países europeos y asiáticos.

El CIPI es una institución de carácter académico fundada el 25 de noviembre del 2010. Su misión es contribuir a la actualización periódica de la planeación estratégica y la ejecución de la política exterior cubana, mediante la realización de investigaciones y estudios, a mediano y largo plazo, en el campo de la política internacional y las relaciones internacionales.

Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.

La historia de América: ni lecho de rosas ni calzadas reales



Por Hassan Pérez Casabona⃰
 


La historia de América Latina y el Caribe está plagada de extraordinarios acontecimientos y figuras. A lo largo de centurias nuestros pueblos no cejaron en el empeño de construir una identidad propia, tomando como brújula las aspiraciones emancipatorias. Muchas de ellas han sido abordadas durante décadas en las páginas de la revista cubana Cuadernos de Nuestra América, cuya más reciente presentación tuvo lugar el pasado lunes en la sede del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).

Esa voluntad, la de no dejarnos engullir por la apetencias imperiales, nos condujo a hablar con autenticidad en el concierto internacional, orgullosos del legado de nuestro predecesores. Es cierto que dicho devenir no fue sobre lecho de rosas ni calzadas reales. Asimismo tuvimos que encarar no solo a adversarios foráneos sino a cipayos que vendieron sus almas a postores los cuales al final, como también sucedió veinticinco siglos atrás en Roma, los despreciaban.

Como todo resultado verdadero, el sentimiento integracionista emergió fortalecido de la pugna entre los que nos entregamos por entero a la Patria Grande y quienes asumieron actitudes genuflexas, ante las intimidaciones procedentes del norte. No formamos esos valores dentro de urnas de cristal, sino peleando en diferentes terrenos, y con instrumentos diversos, en pos de mantener enhiesta la frente y tender la mano solidaria a todos aquellos que desean levantar puentes y no muros.

En la última etapa, sin embargo, la rancia burguesía hemisférica se envalentonó, en sus propósitos de revertir el panorama de logros que alcanzamos, durante la gestión gubernamental liderada por diferentes movimientos y partidos de izquierda. Su actitud calenturienta se intensificó con los éxitos electorales en Argentina, la Asamblea Nacional venezolana y los golpes de estado parlamentarios que consumaron contra Fernando Lugo, en Paraguay, y Dilma Roussef, en Brasil.

Del otro lado, desde la trinchera de los que no renunciamos a desandar caminos signados por la equidad y justicia social, no estamos de brazos cruzados. Ahora mismo, con la certeza de que cada proceso es vital, ripostamos con las victorias resonantes del Comandante Daniel Ortega y el Frente Sandinista en la Nicaragua roja y negra que no olvida a Sandino y a Carlos Fonseca Amador, y de Lenin Moreno y su Alianza País, quien da continuidad al quehacer de Rafael Correa inspirado en Eloy Alfaro y otros próceres.

El combate entre revolución y contrarrevolución (el dilema real que está sobre el tapete en esta hora definitoria) es mucho más complejo y abarcador que las porfías en las urnas. Transita de igual manera por todos los ámbitos de la sociedad y se presenta con tonalidades diversas. En ese sentido no podemos retroceder en ningún plano (incluyendo los imaginarios colectivos) pues los enemigos de siempre –desprovistos de ética y escrúpulo alguno- están dispuestos a emplear cualquier procedimiento en aras de mantener intactos su privilegios y, más grave aún, arremeter contra los humildes, porque nos atrevimos a desafiar la hegemonía de esas clase dominantes.

Nuestra divisa esencial, la unidad, tiene que acrecentarse. Solo la cohesión en torno a las ideas estratégicas —desde agrupaciones con miras y proyecciones amplias— nos hará salir airosos en esta batalla, donde las ideas adquieren especial relieve.

Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
 

Cuadernos de Nuestra América: una contribución al ideal bolivariano


Cuadernos de Nuestra América. Foto: Hassan Pérez Casabona
Cuadernos de Nuestra América. Foto: Hassan Pérez Casabona

 Ante un grupo de investigadores y profesores de diferentes instituciones relacionadas con los estudios sobre temáticas internacionales tuvo lugar el pasado lunes 26 de junio la presentación del No. 49/ Vol. XXVI (enero-junio del 2017) de la revista Cuadernos de Nuestra América.

El MSc. Santiago Pérez Benítez, subdirector del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), entidad anfitriona, destacó la importancia de una actividad de esta naturaleza, como contribución al debate sobre muchos de los tópicos relacionados con la región.

Fernández Tabío disertó sobre el panorama actual de América Latina y el Caribe. Foto: Hassan Pérez Casabona
Fernández Tabío disertó sobre el panorama actual de América Latina y el Caribe. Foto: Hassan Pérez Casabona

El Dr. Luis René Fernández Tabío, Profesor Titular del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) tuvo a su cargo las palabras centrales, las que dedicó no solo a comentar los elementos distintivos de los artículos, sino a reflexionar sobre aspectos útiles para comprender los desafíos que encaramos.

“La entrega de este número de la revista —afirmó— no defraudará a sus lectores; su contenido visto de conjunto presenta un diálogo teórico y conceptual todavía no resuelto, que trata de aproximarnos a la definición del momento histórico en que nos encontramos y en tal sentido resulta más interesante. Se evidencian los distintos enfoques e interpretaciones sobre problemas de la situación actual en el Hemisferio Occidental y sus perspectivas, de variada profundidad y terminología.

“En medio de esta diversidad —añadió— pueden distinguirse coincidencias generales, que identifican los principales desafíos de nuestra región para defender los intereses comunes de Nuestra América frente a un sistema mundial comercial, financiero, ideológico y cultural capitalista transnacional, globalizado, dominado todavía por el pensamiento neoliberal.

“La riqueza de la producción intelectual que se exhibe en este volumen es reflejo de la realidad concreta —remarcó—.  Pensar Nuestra América, comprender y conectar las distintas terminologías, modelos de análisis y teorías para poder esclarecer metas, formas e instrumentos más eficaces en la lucha por la emancipación o segunda independencia y justicia social de nuestros pueblos, constituye una prioridad en la tarea que nos ocupan de modo cotidiano, pero es una gran responsabilidad y no es tarea sencilla”.

En sus comentarios, los cuales dedicó a la memoria del prestigioso intelectual Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias Sociales, quien falleciera días atrás, resaltó que: “De un modo u otro, por una combinación de factores internos y externos, América Latina está en un momento intenso de luchas y se reportan derrotas parciales o retrocesos en algunos países de gravitación regional por su dimensión como Argentina y Brasil. Ello no debe interpretarse, como bien se reconoce en uno de los trabajos, como el fin del proceso emancipador, sino como una coyuntura que será superada.  Pero tampoco se puede eludir por los intelectuales orgánicos, la compleja y difícil situación a que se enfrenta la región. Hay que abordarla con la mayor objetividad y realismo.

“Nos corresponde extraer lecciones para rectificar lo que sea necesario —recomendó— corregir tácticas, estrategias y escalonar los objetivos, así como buscar los medios para lograrlos.  No basta la crítica y la reflexión comprometida, se necesita la interpretación certera y la recomendación inteligente para continuar el avance de nuestras luchas antiimperialistas y emancipadoras”.

La revista, de más de 200 páginas, contiene 11 textos de autores de México, Brasil, Bolivia y Cuba. En el caso antillano están representados el CIPI, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el Centro de Investigaciones de la Economía Internacional (CIEI) y el CEHSEU, estos últimos pertenecientes a la Universidad de La Habana.

Los trabajos que corresponden a profesionales del CIPI son: “Complejidades actuales en América Latina para enfrentar el proyecto de reconfiguración neoliberal”, de la Lic. Mayra Bárzaga García; “Brasil bajo ataque: guerra mediática y poder inteligente”, del Lic. Renio Díaz Triana; “Empoderamiento mediático y juventud: los nuevos retos del sujeto latinoamericano”, de los jóvenes másteres  Sunamis Fabelo Concepción y Ángel Rodríguez Soler; y “Asociación Estratégica Estados Unidos de América-Unión Europea: estado actual y sus impactos para América Latina en el ámbito de la Seguridad”, del Dr. Nelson Roque Suástegui. El Dr. Adalberto Ronda Varona, director de dicho centro, escribió la nota introductoria de la revista.

La Dra. Beatriz Stolowiz, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco (UAM-X), con “El ´posneoliberalismo´ para una reforzada hegemonía del capital” y el Dr. Darío Salinas Figueredo, de la Universidad Iberoamericana, con “América Latina, el Caribe y Estados Unidos: grietas en la hegemonía y reconfiguración del mapa político regional” representan a México; mientras que por Bolivia lo hace el Dr. Hugo Moldiz Mercado, con “Espacialidad y temporalidad en la lucha por la emancipación de América Latina. Desafíos y amenazas”. Por el gigante sudamericano participa el Dr. Marcos Antonio da Silva, de la Universidad Federal de Grande Dourados, con “Políticas externas y la relación Brasil-Cuba en el nuevo siglo: balance y perspectivas”.

La Dra. Oneida Álvarez Figueroa, del CIEI, abordó: “Cuba en la integración latinoamericana y caribeña: oportunidades y desafíos”; el Dr. Eugenio Espinosa Martínez, de FLACSO, se refirió a: “Economía política de la Integración Regional Internacional: las nuevas formas de cooperación e integración. Apuntes para una síntesis” y el Dr. Jorge Hernández Martínez, del CEHSEU, meditó sobre: “La otra historia de los Estados Unidos: el pensamiento crítico norteamericano entre mitos, falacia y verdades”.

La publicación Cuadernos de Nuestra América comenzó a editarse en Cuba en el año 1983. Desde entonces ha sido empleada por varios de los más relevantes historiadores, sociólogos, economistas y politólogos de varias latitudes para examinar los más acuciantes problemas de la región.

Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.

miércoles, 21 de junio de 2017

El desfasaje de Trump


Por Hassan Pérez Casabona⃰

El viernes 16 de junio Donald Trump mostró su verdadero rostro sobre el tema de las relaciones con Cuba. Si bien a lo largo de la campaña, y a través de diferentes twitters una vez instalado en el Despacho Oval, brindó señales de hacia dónde podría inclinarse fue en el podio del teatro Manuel Artimes de Miami donde sacó a relucir sus entrañas sobre el tema.

Esa tarde echó por la borda cualquier “beneficio de la duda” que muchos le otorgaron, al tiempo que reveló su incapacidad para comprender las esencias de un asunto sobre el que existe cada vez mayor consenso, a nivel global, acerca de la pertinencia de los pasos dados desde el 17 de diciembre del 2014, entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos.

Trump, sin pudor alguno, se explayó contra el gobierno cubano. Estuvo flanqueado por lo más retrógrado de los sectores anticubanos asentados en el sur de la Florida, una parte de ellos connotados terroristas vinculados a la CIA y a otras entidades de inteligencia, y por políticos que representan las mezquindades de esos grupúsculos cada vez más desprestigiados, como el senador Marco Rubio y el congresista Mario Díaz-Balart.

La reversión de la Directiva Presidencial adoptada por Barack Obama el 14 de octubre del 2016 y algunas de las decisiones ejecutivas impulsadas por este desentonó con los reclamos de la inmensa mayoría de la población cubanoamericana y estadounidense, quienes aprecian las medidas adoptadas por su predecesor como el sendero más efectivo y beneficioso para ambas naciones, en pos de un convivencia respetuosa.

En un mundo signado por el uso constante de datos y estadísticas para los más diversos fines, Trump ignoró olímpicamente hechos concretos que beneficiaron a los dos países.

Con odio en la mirada fustigó el sistema político antillano, intentado establecer una fractura entre los ciudadanos y sus instituciones. El cuadragésimo quinto presidente del poderoso vecino olvidó que desde el triunfo de enero de 1959 no hay fisura entre pueblo y gobierno, porque precisamente el primero es quien hace realidad al segundo, en tanto este se compone de las aspiraciones más genuinas de los habitantes de uno a otro extremo del archipiélago.

Dicha verborrea, por tanto, sirvió apenas para hacer aflorar otra vez la bilis de quienes se quedaron detenidos en el tiempo y no aceptan que los cambios –con sentido opuesto a sus pretensiones anexionistas- marchan con dinámica propia.

Esos energúmenos —quienes quemaron banderas y pidieron que cayera el avión en que viajaba el pequeño Elián González y su padre, rabiosos ante la decisión de las autoridades de que este regresara a su tierra— saben que la aplastante mayoría de las personas, y de la opinión pública, respaldan el acercamiento entre los dos países y abogan por que se intensifiquen esos nexos, acorde a las grandes potencialidades que existen en múltiples esferas.

Trump y dicha fauna comprenden que es imposible tirar al fondo del océano lo alcanzado en más de veinte acuerdos, arreglos y memorandos de entendimiento, especialmente porque cada uno de ellos beneficia a las dos partes y no son una dádiva a Cuba, como en vano presentan determinados medios. Ello implica que los intereses de seguridad nacional de EE.UU. también se fortalecieron mediante tales instrumentos y eso es algo muy complejo de desmontar, sobre todo porque dicha percepción esta clara para muchos sectores, incluyendo ex altos oficiales y expertos en la materia.

Numerosas evidencias apuntan a que el presidente Trump retribuyó en Miami los favores de figuras como Marcos Rubio y Díaz- Balart. El primero con un papel activo dentro del Comité de Inteligencia del Senado en el examen del escándalo por el despido del ex director del FBI James Comey (a partir de la reticencia del mismo a abandonar la investigación por las supuestas relaciones de Rusia con la campaña de Trump), mientras el segundo adquirió protagonismo con su voto para desbancar el Obamacare, uno de los tantos frentes donde el multimillonario neoyorquino pretende borrar cualquier vestigio del legado de su antecesor.

Solo por esta tenebrosa relación (en la que colocó como pieza de intercambio lo que se reconstruyó con una contraparte con la cual no existieron relaciones diplomáticas durante casi 55 años) el presidente haría “méritos” para ser sometido a un proceso de enjuiciamiento.  Dicho desempeño es inadmisible en un jefe de estado, el cual no puede comprometer aspiraciones de su pueblo, por el cabildeo en función de votos en el andamiaje legislativo u otros beneficios personales.

Ahora bien, resultaríamos ingenuos si creyésemos que el performance de Trump responde exclusivamente a su alianza táctica de las semanas recientes con los personajillos del redil miamense, o al hecho de estar mal asesorado. No es infundado percibir que se trata de algo peor, en dirección proporcional a los métodos, estilo de actuación y naturaleza misma de un hombre que se vanagloria con ser un negociador potente, que obtiene las mejores negociaciones y que se siente envalentonado con la forma en que irrumpió al escenario político.

En realidad Donald Trump, más allá de una u otra medida sobre diversas cuestiones, es una figura totalmente desfasada de este momento histórico. Se trata de alguien que pertenece al pasado y se encuentra lejos de la altura que las circunstancias exigen, en muchísimos temas y por supuesto en lo concerniente a nuestro país. La manera en que se instaló en las inmediaciones del Potomac, producto de reglas vetustas que se remontan a principios del siglo XIX, se erige en sí misma valladar difícil de sobrepasar a la luz de los imaginarios contemporáneos.

¿En política, economía o track and field alguien puede levantar la diestra como vencedor sin superar a su oponente? Daniel Ortega, Lenín Moreno y Enmanuel Macron ganaron porque obtuvieron más votos que sus contrincantes, como los Golden State Warriors (por mucho que uno simpatice con ese jugador fenomenal que es Lebron James) se llevaron el anillo de campeones de la NBA, al anotar más encestes que los Cleveland Cavaliers. Así de simple.

En el caso específico de Cuba para Trump era más fácil pues, sin muchos esfuerzos intelectuales, podía dar continuidad  a lo emprendido, cuyos resultados tangibles reciben la aprobación de Seattle a Tampa. Estaba lejos lo acordado de manera previa de rendir los frutos que se esperan (mucho más con la permanencia del bloqueo) pero se transpiraba entusiasmo —hablo con énfasis desde la óptica de las empresas estadounidenses ya que siempre se trata de presentar a Cuba como quien único se agencia dividendos positivos— con la posibilidad abierta a los vuelos directos de aerolíneas norteamericanas o el incremento de las visitas de ciudadanos de ese país, tantos hasta mayo del presente año como a lo largo del 2016. Optó, sin embargo, por la peor variante: la del bravucón que cree se le teme en el barrio.

Ese guión —repetitivo y fracasado— no conduce a ningún sendero con nuestro país, el cual posee el raro privilegio de la firmeza y la ternura. Más de una vez lo señaló el gran poeta Cintio Vitier: “Cuba creó un parlamento desde la trinchera”. Esa voluntad, la de perfeccionar la sociedad sin realizar la más mínima concesión a la soberanía, es algo consustancial a nosotros desde que aprendimos con Martí y Fidel que sin cultura no hay libertad posible.

La capacidad de pensar y razonar —convertidas en armas fundamentales— acrecienta nuestra convicción de que ante pronunciamientos de esa calaña tenemos que cerrar filas para impedir que caiga sobre este suelo el gigante de siete leguas. Es un deber que asumimos también con Nuestra América.

Asimismo —porque un principio justo desde el fondo de una cueva puede más que un ejército— tendemos por enésima ocasión una rama de olivo para propiciar el diálogo y el entendimiento, con la sola condición de actuar en calidad de iguales. Esa vía (a la que apostamos desde el viaje de Fidel a Estado Unidos, entre el 15 y el 27 de abril de 1959, el cual constituyó su segunda salida al exterior luego de la entrada triunfal a La Habana) fue la clave para los éxitos desde las postrimerías del 2014.

El presidente Trump tiene la oportunidad de retomar ese camino y no edificar una torre (la especialidad de la casa en términos constructivos) que retrotraiga el espectro a las épocas funestas en que su país renunció a la mesa de conversaciones. El balón está en sus manos. Veremos si anota una canasta de tres puntos (una buena metáfora si quiere “superar” a Barack Obama, amante y excelente jugador de básquetbol) o si el reloj sobre el tabloncillo decreta que consumió su tiempo y en vez de ir en busca del aro, solo se dedicó a “atrasar” la bola algo que, por cierto, está penalizado en cualquier ámbito.

Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.