Texto íntegro del discurso del Canciller cubano Bruno
Rodríguez Parrilla en la ONU
Señor Presidente:
Distinguidos Representantes Permanentes:
Estimados Delegados:
El 17 de diciembre pasado, el Presidente de los
Estados Unidos de América Barack Obama reconoció que el bloqueo económico,
comercial y financiero impuesto a Cuba ha fracasado, es obsoleto, no ha
cumplido los objetivos que se previeron, y provoca daños al pueblo cubano y
aislamiento al gobierno norteamericano.
Desde entonces, el Presidente ha reiterado que el
bloqueo debe ser levantado. Ha pedido al Congreso de su país proceder así, en
vez de actuar contra la voluntad de los ciudadanos estadounidenses que apoyan
claramente su terminación. Se ha comprometido a involucrarse en el debate con
ese fin y a utilizar sus prerrogativas ejecutivas para modificar su aplicación.
Durante la Cumbre sobre la Agenda de Desarrollo 2030 y
en el Debate General recientes, más de 60 Jefes de Estado, de Gobierno y de
Delegaciones expresaron beneplácito y congratulación ante el anuncio del nuevo
curso en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, incluido el
restablecimiento de relaciones diplomáticas y embajadas, y muchos de ellos
reclamaron que el bloqueo sea finalmente abolido.
Es comprensible entonces el interés y expectativas que
concitan estas deliberaciones y la subsiguiente votación que transcurren en
circunstancias nuevas.
Ante el reclamo casi unánime de la comunidad
internacional, simbolizado en el voto de 188 Estados miembros y en la
participación de Cuba en la Cumbre de las Américas de Panamá; y el reclamo de
la clara mayoría de la sociedad estadounidense y de la clara mayoría de la
emigración cubana aquí asentada, el gobierno de los Estados Unidos ha anunciado
una nueva política hacia nuestro país.
Pero, las medidas adoptadas por el Ejecutivo
norteamericano, que entraron en vigor el pasado 16 de enero y luego fueron ampliadas
el 18 de septiembre, aunque positivas, solo modifican de forma muy limitada
algunos elementos de la aplicación del bloqueo.
Muchas de ellas no podrán implementarse a menos que se
adopten otras que finalmente permitan a Cuba exportar e importar libremente
productos y servicios hacia o desde Estados Unidos; utilizar el dólar
estadounidense en sus transacciones financieras internacionales y operar
cuentas en esa moneda en bancos de terceros países; así como tener acceso a
créditos y financiamientos de entidades privadas y de las instituciones
financieras internacionales.
El problema no es que el ordenamiento cubano dificulte
la aplicación de estas medidas y tenga que ser modificado para facilitarlo,
como algunos funcionarios estadounidenses han declarado. El problema es la
existencia implacable y sistémica del bloqueo.
No debemos confundir la realidad con los deseos ni las
expresiones de buena voluntad. En asuntos como estos, solo puede juzgarse a
partir de los hechos.
Y los hechos demuestran, con toda claridad, que el
bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba está en plena y
completa aplicación.
Diez meses después de los anuncios del 17 de
diciembre, no se ha producido ninguna modificación tangible, sustancial, en la
práctica del bloqueo.
La eliminación de Cuba de la espuria lista de Estados
patrocinadores del terrorismo internacional fue la inevitable rectificación de
un absurdo, pero apenas ha tenido consecuencias en la implementación del
bloqueo, sustentado en sanciones y leyes previas mucho más abarcadoras.
Hace apenas una semana, se aplicó una multa de 1 116
millones de dólares al banco francés Credit Agricole que se suma a la de $1 710
millones al alemán Commerzbank el pasado mes de marzo, por realizar
transacciones con Cuba y otros Estados.
Solo en las últimas semanas, el sistema de mensajería
segura Swit canceló un contrato de servicios, fue retenido el primer pago de la
compañía norteamericana Sprint para iniciar las llamadas telefónicas directas,
y se retuvieron varias transferencias bancarias a Cuba por la operación de
vuelos chárter entre ambos países.
Las exiguas compras cubanas de alimentos en los
Estados Unidos, que es una de las pocas excepciones al bloqueo aprobadas en el
año 2000 por el Congreso, han disminuido significativamente en el último año,
debido a que están sujetas a condiciones discriminatorias y onerosas: cada
compra tiene que ser autorizada por una licencia, se prohíben los créditos,
Cuba está obligada a pagar en efectivo y por adelantado, a través de entidades
bancarias de terceros países, y no puede utilizar barcos propios para
transportar estos productos.
Las importaciones de medicamentos y equipos médicos
necesarios para el país, están también condicionadas desde 1992 por la ley de
los Estados Unidos. Cuba debe dar cuenta sobre el destinatario final de las
medicinas adquiridas y no puede hacer los pagos directamente, sino a través de
terceros y en una moneda distinta al dólar, lo cual implica dificultades,
demoras y costos adicionales.
Podrían mencionarse numerosos ejemplos, como el de la
compañía Elekta que confirmó el pasado 2 de septiembre que no podrá suministrar
al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, ni a otros hospitales, el
isótopo radioactivo Iridio-192 que garantiza el normal funcionamiento de los
equipos de braquiterapia, imprescindibles para impartir tratamientos de mayor
calidad y precisión contra el cáncer, dado que su suministrador, la compañía
estadounidense Mallinckrodt Pharmaceuticals, se negó a venderlo con destino a
Cuba.
La compañía norteamericana Small Bone Innovation, Inc.
ha rehusado suministrar al Complejo Ortopédico “Frank País” prótesis para las
articulaciones de la muñeca y mano para pacientes con artritis reumatoide.
En junio pasado, la compañía estadounidense SIGMA
Aldrich se negó a proporcionar a la compañía Quimimpex productos, servicios e
información técnica indispensables para la industria química; y la empresa
norteamericana Columbiana Boiler Company dijo a la citada empresa estar
impedida de exportar los cilindros necesarios para envasar el cloro destinado a
la potabilización del agua.
El bloqueo constituye una violación flagrante, masiva
y sistemática de los derechos humanos de todos los cubanos, es contrario al
Derecho Internacional, califica como acto de genocidio a tenor de la Convención
para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948 y es el principal
obstáculo para el desarrollo económico y social de nuestro pueblo.
Los daños humanos que ha producido son incalculables.
El 77% de los cubanos lo han sufrido desde su nacimiento. Las carencias y
privaciones que provoca a todas las familias cubanas no pueden contabilizarse.
Calculados conservadora y rigurosamente, los daños
económicos que ha ocasionado, en más de medio siglo, ascienden a 833 755 millones
de dólares, según el valor del oro. A precios corrientes, suman 121 192
millones de dólares, cifra de enorme magnitud para una economía pequeña como la
nuestra. Espero que el representante de los Estados Unidos no venga ahora a
decirnos que el proyecto de resolución no refleja completamente el espíritu de
diálogo ni la actitud bondadosa de su gobierno, ni asuma la manida pose de que
Estados Unidos es el socio benefactor del pueblo cubano que únicamente pretende
su empoderamiento; ni infle la cifra de 900 mil dólares de donaciones de la
sociedad civil recibidas en 2015 que el bloqueo dificulta y nuestro pueblo
aprecia; ni mencione como si fueran fondos gubernamentales, las remesas
familiares que los cubanos aquí asentados ahorran con esfuerzo; ni cuente como
intercambio comercial, las licencias otorgadas pero que no se materializan en
exportaciones.
Si bien corresponde al Congreso de los Estados Unidos
la decisión de ponerle fin al bloqueo, el Presidente tiene amplias
prerrogativas ejecutivas para modificar sustancialmente su aplicación práctica
y su impacto humanitario y económico.
Compartimos la esperanza de que el Congreso de los
Estados Unidos avance hacia el cambio de una política ineficaz, anclada en el
pasado, cruel e injusta, y adopte las mejores decisiones basadas en los valores
y sentimientos de sus ciudadanos.
Señor Presidente:
Históricamente, Estados Unidos ha pretendido
establecer dominación y hegemonía sobre nuestra Patria y, desde 1959, cambiar
el sistema político, económico y social que, en ejercicio de plena
autodeterminación, nuestro pueblo libremente ha decidido.
Algunos voceros del gobierno de los Estados Unidos han
declarado que la anunciada política hacia Cuba significa un cambio en los
métodos, pero no en los objetivos.
De ser así, el proceso hacia la normalización de las
relaciones entre los Estados Unidos y Cuba enfrentará muy serios obstáculos.
El levantamiento del bloqueo será el elemento esencial
que dará sentido a lo avanzado en estos meses en las relaciones entre ambos
países y determinará el ritmo hacia la normalización.
Como ha reconocido el Presidente Barack Obama, la
eliminación del bloqueo conviene al interés nacional de los Estados Unidos y es
la voluntad de sus ciudadanas y ciudadanos.
No podría aceptarse de ninguna manera, ni sería
productivo, pretender condicionar las medidas de levantamiento o modificación
del bloqueo a que nuestro país realice cambios internos.
Cuba está dispuesta a aceptar las oportunidades y
también los desafíos de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países,
pero jamás negociará su sistema socialista, ni sus asuntos internos, ni
permitirá mancha alguna en la independencia conquistada al precio de la sangre
de sus mejores hijos y de enormes sacrificios de muchas generaciones desde el
inicio de nuestras guerras de independencia en 1868.
Como ha reiterado el Presidente Raúl Castro Ruz, ambos
gobiernos han de encontrar la manera de convivir de forma civilizada con sus
profundas diferencias y avanzar en todo lo posible, en beneficio de los pueblos
norteamericano y cubano, mediante el diálogo y la cooperación basados en el
respeto mutuo y la igualdad soberana.
Entre los pueblos de Cuba y los Estados Unidos no hay
enemistad. El pueblo cubano fue solidario cuando se produjeron los terribles
actos terroristas del 11 de septiembre de 2001 o el devastador impacto del
huracán Katrina.
Apreciamos y reconocemos los progresos alcanzados en
el último período con la reapertura de Embajadas, las visitas del Secretario de
Estado y de la Secretaria de Comercio y el intercambio de delegaciones; el
funcionamiento de una Comisión Bilateral, la ampliación de las áreas de diálogo
y cooperación, principalmente en materia de seguridad aérea y de la aviación,
enfrentamiento al narcotráfico, la emigración ilegal y la trata de personas,
aplicación y cumplimiento de la ley, la protección del medio ambiente y la
salud, entre otros.
Estamos sinceramente interesados en ampliar
provechosos vínculos, ofrecer cálida hospitalidad a las ciudadanas y ciudadanos
norteamericanos que disfruten de la libertad de viajar a Cuba, profundizar los
intercambios culturales, deportivos, científicos y académicos, la cooperación
multifacética en áreas de interés común, el comercio y la inversión.
Partiendo de grandes diferencias y con carácter estrictamente
recíproco, hemos iniciado un diálogo sobre derechos humanos.
Nos guían para todo ello los principios de la Proclama
de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado
y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en enero de
2014, en La Habana, así como los propósitos y principios de la Carta de las
Naciones Unidas.
Esto podría ser también una modesta contribución a la
búsqueda de otra forma de relacionarnos los seres humanos y las naciones en
esta época de crisis global, inevitable impacto del cambio climático, guerras
no convencionales que desatan conflictos atroces, nuevas formas de terrorismo,
la existencia de enormes arsenales nucleares, insólitos gastos en armamento y
el riesgo de pandemias.
Como expresó en esta sala, hace ya 15 años, el líder
histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz, “La humanidad debe tomar
conciencia de lo que hemos sido y de lo que no podemos seguir siendo. Hoy
nuestra especie ha adquirido conocimientos, valores éticos y recursos
científicos suficientes para marchar hacia una etapa histórica de verdadera
justicia y humanismo. Nada de lo que existe hoy en el orden económico y
político sirve a los intereses de la humanidad. No puede sostenerse. Hay que
cambiarlo”.
Señor Presidente:
Veintitrés años después de adoptada por primera vez
esta resolución, hemos alcanzado en el 2015 un notable progreso.
Ha sido el premio a la denodada resistencia, el
abnegado esfuerzo, la firmeza de convicciones de nuestro pueblo y el liderazgo
de la generación histórica de la Revolución encabezada por el Comandante en
Jefe Fidel Castro Ruz y el Presidente Raúl Castro.
Agradecemos profundamente a todos los gobiernos y
pueblos, parlamentos, fuerzas políticas y movimientos sociales, representantes
de la sociedad civil, organizaciones internacionales y regionales que, en
particular en esta Asamblea General de las Naciones Unidas, han contribuido con
su voz y su voto, año tras año, a fundamentar la justeza y la urgencia de la
eliminación del bloqueo.
Hemos llegado aquí también gracias al mayoritario y
creciente apoyo del pueblo estadounidense a este loable propósito, a quien
expresamos nuestra gratitud.
Sabemos que es largo y difícil el camino que tenemos
por delante. Mientras el bloqueo persista, seguiremos presentando el proyecto
de resolución en esta Asamblea General.
El pueblo cubano no renunciará jamás a su soberanía ni
al camino que libremente ha escogido para construir un socialismo más justo,
eficiente, próspero y sostenible. Tampoco desistirá en la búsqueda de un orden
internacional más equitativo y democrático.
Señor Presidente:
Distinguidos Representantes Permanentes:
Estimados Delegados:
Hemos presentado un proyecto de resolución que refleja
la realidad de la estricta y opresiva aplicación del bloqueo contra Cuba y que
también saluda y reconoce, en nuevos párrafos preambulares, los progresos
alcanzados en el último año.
En nombre del heroico, abnegado y solidario pueblo
cubano, les pido votar a favor del proyecto de resolución contenido en el documento
A/70/L.2 “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero
impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Muchas gracias.
Fuente: Granma
27 de octubre de 2015 12:10:11
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