jueves, 12 de abril de 2012

El secreto de la supervivencia de Corea del Norte

 
Por Fiodor Lukiánov 
RIA NOVOSTI


Corea del Norte vuelve a centrar la atención de todo el mundo.

El lanzamiento del satélite ‘Kwangmyongsong-3’ (‘Estrella Brillante’) a bordo del cohete portador Unha-3 (‘Vía Láctea’), planeado para esta semana con el fin de conmemorar el centenario del nacimiento del fundador del país comunista, Kim Il-sung, no deja dormir tranquilos a todos sus vecinos ni a Estados Unidos. Pese a que se hace hincapié en el alto nivel de transparencia del suceso, inhabitual para el país, nadie cree en que sea un programa cósmico pacífico sino ensayo de un misil balístico. Más aún, se sabe por experiencia que los artefactos norcoreanos pueden desviarse de su curso y caer donde sea.

Hace 20 años, cuando cayó la URSS, el régimen norcoreano del ‘Juche’ se quedó sin apoyo material y lo tomaron por condenado a derrumbarse también. En 1994, cuando falleció Kim Il-sung y su lugar fue ocupado por su hijo, con fama de ser un ‘playboy’ incapaz de gobernar un país, el colapso también se consideraba inevitable. Ahora que al mando se encuentra el nieto del padre de la nación, joven y de poca experiencia, de nuevo le auguran la caída al régimen. Veremos cuáles serán los resultados dentro de unos años…

La excepcional estabilidad del socialismo coreano se debe a varios factores. El primero, que la presión implacable de Pyongyang nunca ha dejado lugar para brotes de ideología alternativa al régimen, si se compara con la experiencia de otros países socialistas que han mostrado que una liberalización controlada deja de ser controlada muy pronto.

Además, las autoridades norcoreanas logran mantener un hermetismo de la sociedad que no tiene parangón en el mundo contemporáneo: no hay otro Estado que esté tan aislado de las influencias externas. Esto asegura un nivel de protección muy alto ante acontecimientos similares a la primavera árabe.

El segundo factor es que cuando la nueva situación mundial estaba todavía formándose, Pyongyang apostó por el programa nuclear. Como resultado, cuando la administración estadounidense decidió, a las puertas del siglo XXI, cambiar regímenes indeseados por la fuerza, resultó demasiado arriesgado tocar Corea del Norte por peligro de provocar una respuesta nuclear que habría hecho daños inadmisibles tanto al adversario como al propio país. Resulta muy provechoso que todo el mundo sepa que no hay nada que le detenga a uno. Corea del Sur, por ejemplo, se abstiene de cruzar ciertos límites pese a sus declaraciones y amenazas. Nadie sabe a ciencia cierta si Corea del Norte está lista para cometer un suicidio de verdad, pero tampoco hay quien quiera verificarlo. Al darse cuenta de esto, Pyongyang está afianzando su imagen de un socio irracional, peligroso e impredecible.

En tercer lugar, un papel decisivo lo tiene el apoyo de Pekín. China fue patrón de Pyongyang aún en la época soviética, llegando a ser su protector principal desde los 90. Esto no está relacionado con la ideología: los pragmáticos chinos son ajenos al dogmatismo norcoreano. China parte de la idea de que el ‘status quo’ le es más provechoso que cualquiera de las alternativas: sea una Corea unida pro estadounidense o una ‘gran Corea’ con sus ambiciones y ánimos nacionalistas, Pekín perderá en ambos casos.

En cuarto lugar, en la práctica nadie está interesado en la unión de las dos Coreas. Pyongyang no piensa en la expansión desde hace mucho, su tarea primordial es la de sobrevivir. Seúl, en el caso de la unificación, corre riesgo de quebrar. Japón, aunque teme a los norcoreanos impredecibles, no querrá ver una Corea unida ni siquiera bajo los auspicios de Seúl, pues las múltiples reclamaciones que acumularon los coreanos contra sus vecinos en estos cien años están dirigidas sobre todo a Japón.

Es curioso que Rusia hubiera ganado más que nadie en el caso de la unión de las dos Coreas. Las relaciones especiales con Corea del Norte no son nada más que una fantasía. Pero, unidas las Coreas, habría un país de peso e influencia, que apenas tiene reclamaciones históricas o de algún otro tipo contra Moscú. Rusia, con su nuevo interés por Asia, espera diversificar sus relaciones para evitar la dependencia absoluta de China: Corea podría convertirse en el socio más cómodo. Además, recordemos los planes relativos a las arterias de transporte y energía, lastrados por las disputas entre ambas Coreas. Todo esto explica los esfuerzos de Rusia por cambiar el enfoque del arreglo del conflicto: del fracasado planteamiento estadounidense a un intento de interesar a Pyongyang por medio de dividendos económicos, como el proyecto del gasoducto transcoreano.

En definitiva, para Estados Unidos la cuestión norcoreana no está tan clara como parece. Es cierto que Washington no puede quedarse tranquilo cuando existe un país impredecible que no deja de molestar a la superpotencia con sus ensayos nucleares, lanzamientos de misiles y otros trucos. Sin embargo, analizada la situación a largo plazo, el Pyongyang de hoy resulta útil para Estados Unidos.

La tarea primordial para Estados Unidos para el próximo decenio consiste en afianzar sus posiciones en Asia y el Pacífico, lo cual ya ha sido dicho oficialmente. La competencia estratégica con China todavía no es un hecho, pero su probabilidad va aumentando rápidamente. Sería una provocación demasiado atrevida lanzarle a Pekín un desafío, empezando a “rodearlo” (aunque la activación de la diplomacia estadounidense en Vietnam, Myanmar y por todo el Sudeste Asiático es evidente). La interdependencia económica a diferentes niveles no permite actuar a quemarropa. Pero la existencia en la región de un régimen agresivo que además está confirmando esta reputación conscientemente y al que temen sus vecinos, socios de Estados Unidos, es un perfecto pretexto para consolidar sus alianzas y aumentar la presencia político-militar, desde la terrestre y marítima hasta la antiaérea.

Desde este punto de vista, Pekín debería hacer optar a sus tutelados por una vía de transformación pacífica, pero por ahora parece que no puede conseguirlo. No basta con intentar persuadir a los líderes norcoreanos, es evidente que es imposible. Y la idea occidental de que Pyongyang retroceda si China reduce o suspende la ayuda económica puede resultar errónea. Las autoridades de Corea del Norte se dan cuenta de que sus socios chinos se esfuerzan por evitar una agudización que puede cambiar el ‘status quo’ perjudicando a la propia China. Y esto significa que la idea de dicha radicalización puede ser objeto de chantaje, no solo contra Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, sino contra China también. Por eso la presión por parte de Pekín puede provocar una agresión de Pyongyang contra Seúl o Tokio, lo que causará una escalada de tensión con la participación estadounidense, haciendo daño a China. Es una paradoja: la supervivencia de un régimen anacrónico, un extraño fruto de una época acabada y de una ideología fracasada, la aseguran las complicadas relaciones entre las potencias asiáticas y la dura rivalidad que todavía está por llegar.

Cuba: Cumbre y más allá

Por Jorge Gómez Barata
ARGENPRESS
 
Cuando la Revolución Cubana no era aceptada sino combatida; por asesinar a Fidel Castro se ofrecía dinero y se hubieran concedido medallas, ser marxista se declaró “incompatible con el sistema interamericano”, Cuba resistió, no sólo sobrevivió sino que avanzó y contra viento y marea se consolidó.

Cuando Cuba fue expulsada de la OEA y ningún país iberoamericano excepto México reconocía al Gobierno Revolucionario y el pueblo cubano sufría las rudeza del bloqueo económico norteamericano asumiendo sus terribles consecuencias y defendía sus conquistas frente cientos de bandas armadas y organizaciones contrarrevolucionarias que operaban en todas las provincial del país y pagando un altísimo precio derrotaba la invasión mercenaria por bahía de Cochinos, la Revolución no pidió tregua.

No se expuso la “otra mejilla” no por soberbia sino porque ambas estaban excesivamente maltratadas por siglos de conquista, colonización y aspiraciones de independencia frustradas. La respuesta de los pueblos fue contundente: la cordillera de los Andes, las selvas de América y muchas urbes se convirtieron en escenarios de lucha y virtualmente en la Sierra Maestra de América.

Las oligarquías reaccionarias temblaron y con asesores gringos acuñaron la Doctrina de Seguridad Nacional, inventaron categorías como “Conflicto de Baja Intensidad” y pidieron ayuda para contener la insurgencia. Washington fue generoso, envío armas, puso a funcionar tiempo extra a la Escuela de las Américas y enseñó a torturar y a desaparecer.

Un pequeño país que no levantó bandera blanca cuando la desaparición del socialismo real y de la Unión Soviética, no sólo la dejaron sola sino que los proclamados herederos, se sumaron al bloqueo norteamericano y presionaba a La Habana tratando de cobrar “deudas” y en Miami se pedían “Tres días de licencia para matar en la Isla”, por qué habría de hacerlo ahora.

La hegemonía lograda por Estados Unidos frente a la Revolución Cubana comenzó a resquebrajarse y se hizo trizas no porque cambiara el imperio sino porque cambió Latinoamérica. Las oligarquías y el imperio no fueron condescendientes con Cuba sino que fueron derrotadas por los procesos encabezados por gobernantes progresistas, avanzados y realistas y en cualquier caso no amanuenses de los Estados Unidos. Antes de que lo hiciera Estados Unidos, América Latina unánimemente levantó el bloqueo. 

Decir que Cuba y la Revolución no estarán en la Cumbre Iberoamericana el próximo fin de semana es una broma. Quienes no estarán serán los oligarcas que una vez la expulsaron de la OEA y los imperialistas que con arrogancia podían ordenar que se le ignorara. Esta vez América Latina hablará con una sola voz; el lenguaje no será de suplica y habrá un ultimátum que ahora no viene del imperio. 

Bloqueo y ¡Basta! serán las palabras más escuchadas por Barack Obama que como recientemente afirmara un comentarista: “Ira a la Cumbre a sufrir” ¡Que sufra pues! Allá nos vemos.


Cuba frente a los desafíos del siglo XXI (1/3)


    Entrevista a Ricardo Alarcón, Presidente del Parlamento cubano




Por Salim Lamrani
Center for International Policy


            



Presidente del Parlamento cubano desde 1992 y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada es la tercera figura del gobierno cubano, después del Presidente Raúl Castro y del Primer Vicepresidente Antonio Machado Ventura. Profesor de Filosofía y diplomático de carrera, estuvo cerca de 12 años en Estados Unidos como embajador de Cuba en las Naciones Unidas. Alarcón se ha convertido, con el paso del tiempo, el portavoz del gobierno de La Habana. En esta larga entrevista de casi dos horas, Alarcón no rehúye ningún tema. Habla del papel de Fidel Castro desde su retiro de la vida política y explica la presencia de Raúl Castro en el poder. Evoca también la reforma del modelo económico y social cubano así como los desafíos que esperan a la nación. Después, Alarcón aborda la cuestión migratoria y las relaciones con Estados Unidos bajo la administración Obama. Diserta también sobre la espinosa problemática de los derechos humanos y los presos políticos. Tampoco vacila en abordar el caso Alan Gross, contratista estadounidense encarcelado en Cuba, así como el caso de los cinco agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos. La entrevista evoca el descubrimiento de importantes yacimientos petroleros en la zona económica exclusiva de Cuba del Golfo de México y sus posibles consecuencias. Finalmente la conversación termina con las relaciones con la Iglesia Católica y el Vaticano, la próxima visita del Papa Benedicto XVI, las relaciones con la Unión Europea, los vínculos con la nueva América Latina y el futuro de Cuba después de Fidel y Raúl Castro.

Fidel y Raúl Castro

            Salim Lamrani: Señor Presidente, Fidel Castro abandonó el poder en 2006 por razones de salud. ¿En qué estado se encuentra actualmente y a qué dedica su tiempo?

            Ricardo Alarcón de Quesada: Según mis informaciones, goza de una excelente salud si tomamos en cuenta la edad avanzada y las operaciones a las cuales tuvo que someterse. Tiene una vida muy activa. Pasa mucho tiempo leyendo y escribe regularmente sus reflexiones. También ha publicado varios libros. Actualmente se concentra en temas de investigación precisos, particularmente en la cuestión alimentaria y agrícola. Analiza las diferentes formas de producción agrícola posibles que permitirían resolver la grave crisis alimentaria que afecta al mundo, y particularmente a las regiones más pobres.
            Fidel Castro es un hombre que dispone de centros de interés sumamente variados. Estudia todo tipo de temáticas y problemáticas, y debo confesar que está muy ocupado por ello.

            SL: ¿Cómo se explica la presencia de Raúl Castro en el poder? ¿Acaso es por su lazo familiar con Fidel Castro?  ¿No se trata de alguna forma de sucesión dinástica?

            RAQ: De ninguna manera la presencia de Raúl Castro a la cabeza de la nación cubana se vincula con su relación parental con el líder de la Revolución Cubana que es Fidel Castro. Permítame explicarme. Raúl Castro ya ocupaba el puesto de Primer vicepresidente cuando Fidel Castro estaba en el poder. Había sido electo para ese cargo. Resultaba lógico entonces que sustituyera al Presidente en caso de vacío de poder. Del mismo modo que sería constitucionalmente normal que el Presidente del Senado francés sucediera al Presidente de la República francesa en caso de vacío de poder. Por otra parte, Raúl Castro fue electo Segundo secretario del Partido Comunista durante el Primer Congreso en 1975 y por ello ocupa actualmente el cargo de Primer secretario.

            SL: ¿Pero acaso no ocupaba esas funciones por su estatus de hermano de Fidel Castro?

            RAQ: Creo que la explicación es de orden histórico y no familiar. Permítame precisar mi pensamiento. Raúl, independientemente del hecho de que sea el hermano de Fidel, desempeñó un papel fundamental desde los primeros momentos de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista en 1956. Fue el organizador y el jefe del Segundo Frente del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra en 1958. Siempre fue considerado como el segundo jefe de la Revolución, desde la época de la lucha armada contra el régimen militar, por sus méritos personales y sus excepcionales cualidades de líder, y no por su relación familiar con Fidel Castro.
            Nótese por otra parte que Raúl es el único miembro de la familia Castro en ocupar un puesto político en Cuba. Si se tratase de nepotismo, todos los miembros de su familia ocuparían puestos claves. Pero no es el caso. Fidel Castro tiene varios hermanos y hermanas pero ninguno ha desempeña un papel político en la historia de Cuba salvo Raúl. No obstante Fidel tiene un hermano mayor que se llama Ramón. Sepa usted que éste –ni ningún otro miembro de su familia– ha ocupado un puesto jerárquico nacional. Ramón trabaja en la agricultura, que constituye su principal centro de interés. Los hijos de Fidel Castro no son ministros. Repito, la presencia de Raúl Castro en el poder responde más bien a una lógica histórica que a un vínculo familiar.

SL: En 2008, tras su elección, Raúl Castro propuso al Parlamento que se consultara a Fidel Castro sobre todas las cuestiones estratégicas. Los diputados aceptaron esta propuesta. ¿Acaso no sería una discreta forma de gobernar por parte del líder histórico de la Revolución? ¿Quién toma realmente las decisiones en Cuba?

RAQ: En nuestro país las decisiones se toman de modo colegiado, incluso cuando Fidel Castro se encontraba en el poder. Raúl Castro ha insistido mucho en este aspecto, en la institucionalización del proceso revolucionario. Estamos preparando actualmente la conferencia del Partido que tendrá lugar en enero de 2012, con una participación muy amplia no sólo de todos los militantes sino también de los ciudadanos que no son miembros del Partido.
También el gobierno funciona como un órgano de dirección colectiva. El Consejo de Ministros se reúne todas las semanas. Del mismo modo, el Buró Político del Comité Central del Partido, así como el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, se reúnen todas las semanas para discutir, debatir y tomar las decisiones importantes.
Fidel Castro dispone de una autoridad moral y política muy fuerte que no proviene de un cargo, de una función o de una responsabilidad que habría conseguido mediante las elecciones en un momento dado, sino de su papel histórico. Por ello, como lo explicó Raúl Castro ante el Congreso, siempre se solicita su opinión para las cuestiones estratégicas de primera importancia. No participa en las reuniones que acabo de mencionarle pero cuando se trata de cuestiones de primer orden, se le consulta sistemáticamente.
Recuérdese no obstante que nos encontramos en un país donde se consulta a todo el mundo sobre casi todos los temas. Si existe una realidad en Cuba que es innegable, es el abundante número de reuniones donde la gente expresa sus puntos de vista y le puedo asegurar que los debates son animados pues las divergencias de opinión son reales. Los trabajadores, los militantes, los vecinos, absolutamente todo el mundo participa en ellos. Lógicamente, Fidel Castro tiene voz y voto. Resulta claro que no da su opinión sobre todo sino que se concentra más bien en las cuestiones fundamentales.

SL: Un sabio, si se puede decir

RAQ: Fidel no ocupa ninguna posición formal hoy día, pero sigue siendo Fidel Castro, el líder histórico de la Revolución, el que nos llevó a la victoria contra Batista. Sigue siendo el principal arquitecto de la resistencia frente a Estados Unidos desde hace más de medio siglo. Su opinión reviste lógicamente un carácter particular sobre lo que es de orden estratégico.

La reforma del modelo económico cubano

SL: En abril de 2011, el Congreso del Partido Comunista decidió reformar el modelo económico cubano. ¿A qué se debe este cambio? ¿En qué consiste exactamente?

RAQ: Nosotros, cubanos, nos hemos dado cuenta de que debíamos introducir importantes cambios en el proyecto económico y social de nuestro país, con el fin de salvar el socialismo, mejorarlo, perfeccionarlo. Tomamos en cuenta factores objetivos de la realidad. El socialismo cubano durante un largo periodo estuvo muy vinculado al socialismo basado en la Unión Soviética. Desde luego, ya no puede ser así. También resulta necesario tomar en cuenta factores globales presentes en la escena internacional. Por otra parte, conviene rectificar algunos aspectos de nuestro proyecto económico y social, que tenían sin duda un sentido en aquella época en la que se aplicaron, pero ya no se justifican. Algunas políticas que se tomaron en el pasado tenían una explicación coyuntural, pero ya no es el caso.
¿Qué buscamos exactamente? Tratamos alcanzar una mejor eficiencia económica, un uso más racional y eficaz de nuestros recursos naturales, materiales, económicos y financieros, los cuales son limitados. Debemos tomar en cuenta los principales factores externos relativos a Cuba, que son las sanciones económicas que nos impone Estados Unidos, y que no han dejado de intensificarse en los últimos años. Conviene también tomar en cuenta las realidades positivas, tales como los cambios importantes ocurridos en América Latina y el Caribe. Tras un análisis de los problemas de la sociedad cubana, una reflexión colectiva al respecto, llegamos a la conclusión de que había que introducir cambios para hacer frente a estas realidades objetivas y también porque estamos convencidos de que hay una mejor manera de proceder para construir una sociedad más justa.

SL: Cuba decidió reducir el papel del Estado.

RAQ: Efectivamente hemos decidido reducir el papel del Estado en nuestra sociedad. No hemos renunciado a la idea que la sociedad tiene una responsabilidad hacia sus ciudadanos. Seguimos convencidos de que el acceso a la salud, a la educación, a la cultura, a la seguridad social, a la asistencia social, a la jubilación, a las bajas de todo tipo, al bienestar son derechos humanos fundamentales. Estos sectores representan la mayor parte del presupuesto nacional y nos obligan a mantener cada año un déficit presupuestario de cierta importancia que tratamos de controlar y reducir, como la mayoría de los países del mundo. No obstante, en nuestro caso, ello no se hace en detrimento del papel fundamental del Estado.

SL: ¿Es decir?

RAQ: El Estado no renuncia a su papel y no pone en tela de juicio las conquistas sociales. Para mantener un acceso a la salud universal y gratuita, a la educación universal y gratuita y garantizar a todos las prestaciones sociales, el derecho a la jubilación, a la asistencia social, resulta imprescindible alcanzar la mayor eficiencia posible en la elaboración de los derechos sociales. Realizamos un trabajo de fondo con el fin de ofrecer un servicio de excelente calidad a menor costo, lo que no significa reducir el salario del maestro sino al contrario eliminar los gastos inútiles, inherentes a la burocracia. Se trata aquí de la perspectiva general para el resto de la economía.

SL: Uno de los objetivos es entonces acabar con los obstáculos burocráticos, con una salida del Estado de los sectores no estratégicos, tales como las peluquerías, por ejemplo.

RAQ: Raúl Castro ha evocado a menudo el caso de las peluquerías. ¿En qué momento afirmó Carlos Marx que el socialismo consistía en colectivizar las peluquerías? ¿En qué momento dijo que esta actividad, así como muchas otras, tenía que ser administrada y controlada por el Estado? La idea del socialismo siempre fue la socialización de los medios fundamentales de producción. Resulta claro que la acepción del término “fundamental” puede tener un espectro más o menos amplio. En cuanto a nosotros, estamos convencidos de que es imposible renunciar a ciertas cosas. No obstante, para el resto es indispensable reducir la implicación del Estado en tareas y actividades que la gente puede realizar ella misma, por su cuenta, de modo cooperativo. Ello permite al Estado reducir sustancialmente los costos y garantizar lo que consideramos derechos humanos fundamentales. Para ello, hay que liberar nuevas fuerzas productivas, permitir las iniciativas personales tanto en la ciudad como en el campo, con el fin de construir un socialismo a la cubana, que, en fin de cuentas, no consiste en responder a un dogma establecido, en seguir un ejemplo o en copiar un modelo preestablecido.

SL: Un socialismo que por lo tanto sería genuinamente cubano.

RAQ: Lo que actualmente caracteriza América Latina es que un cierto número de países, a su modo, están construyendo su propio socialismo. Durante mucho tiempo, uno de los errores fundamentales que cometió el movimiento socialista y revolucionario fue creer que existía un modelo de socialismo. En realidad no hay que hablar de socialismo sino de socialismos en plural. No hay un socialismo que sea similar a otro. El socialismo es “creación heroica” decía Mariátegui. Si se trata de creación, debe responder a realidades, motivaciones, culturas, situaciones, contextos y objetivos que no son idénticos, sino diferentes.

SL: ¿Cómo se decidió esta reforma del modelo económico?

RAQ: Nos encontramos frente a una situación experimental, desarrollada según un método muy cubano y –diría yo– muy socialista, es decir a través de un proceso constante, amplio y auténtico de consulta popular. El Partido propuso un proyecto de reforma del sistema económico. Este proyecto se debatió en todo el país, no sólo entre los militantes, sino también con todos los ciudadanos que quisieron participar en esas discusiones. El proyecto se modificó profundamente tras estos debates. Unos artículos se modificaron, algunos se propusieron, otros se eliminaron. El documento inicial se modificó en más de un 70% tras los debates ciudadanos y se propuso luego al Congreso del Partido. Se crearon varias comisiones con el fin de trabajar y reflexionar sobre el documento final y analizar las nuevas propuestas que surgieron después del gran debate nacional. Finalmente, se presentó un nuevo documento con 311 propuestas de cambio al Parlamento, el cual lo aprobó. Algunas medidas ya están en aplicación, otras se están elaborando y otras se hallan en fase de debate no en cuanto al contenido sino en cuanto al modo de realizarlas.
 No creemos que haya muchos gobiernos en el mundo que se tomen el trabajo de consultar a la población antes de lanzar una política de transformación del sistema económico. No estamos convencidos de que los gobiernos que aplicaron medidas de austeridad drásticas, que redujeron los presupuestos de la salud y de la educación, que aumentaron la edad de la jubilación, por la crisis sistémica neoliberal que toca a numerosas naciones, hayan pedido la opinión de los ciudadanos sobre los cambios profundos que afectan ahora a su vida diaria.
De todo ello emergerá un socialismo nuevo, diferente del que tenemos actualmente pero siempre será socialismo y será sin lugar a duda más auténtico.

SL: ¿Acaso no se trataría de un regreso al capitalismo?

RAQ: No lo creemos, aunque es verdad que habrá más presencia en la sociedad cubana de mecanismos de mercado, de elementos que caracterizan la economía de mercado, del capitalismo, si prefiere.

SL: Desde el mes de noviembre de 2011, los cubanos pueden comprar y vender su vivienda o su coche. ¿Por qué algo que constituye la norma en el resto del mundo estaba prohibido, o por lo menos fuertemente controlado en Cuba?

RAQ: Permítame darle una explicación histórica. En los años 60, cuando se tomaron estas medidas, el objetivo era impedir la restauración capitalista con la acumulación de bienes. Tomemos el ejemplo de la Revolución que había hecho una reforma agraria, pero poco tiempo después volvió a surgir el latifundio. La Revolución Cubana no quería cometer el mismo error. Si el campesino que posee un pedazo de tierra gracias a la reforma agraria decidía vendérselo al latifundista más rico, dañaba los fundamentos de la reforma agraria, pues contribuía a una nueva acumulación de bienes y al resurgimiento del latifundio.
En cuanto a la vivienda, la reforma urbana había permitido que todos los cubanos tuvieran una vivienda limitando la concentración de propiedad. Usted puede pasear por La Habana y no encontrará absolutamente a nadie que viva en la calle o debajo de un puente, como es el caso en numerosas capitales occidentales. Puede existir un problema de saturación, con varias generaciones que viven bajo el mismo techo, pero nadie queda desamparado. No queríamos encontrarnos de nuevo con acaparadores de propiedades y por eso se impusieron restricciones, aunque no una prohibición total.

SL: ¿Y en cuanto a los coches?

RAQ: En cuanto a los coches, la cuestión es más compleja pues se trata de un producto de importación del cual depende la nación. Históricamente Cuba jamás tuvo una industria automovilística. Cuba produjo algunos medios de transporte colectivo, pero el automóvil jamás se produjo en Cuba. Existe también otro elemento fundamental que es el combustible, que siempre constituyó el talón de Aquiles de la economía cubana. Había que establecer entonces controles y algunas restricciones.
Conviene recordar que algunas de esas medidas de control son anteriores a la idea del socialismo cubano. Me refiero a menudo a un documento sumamente interesante que data de febrero de 1959, cuando se estableció en Cuba un control sobre las divisas y las importaciones. Así, hasta febrero de 1959, la burguesía cubana estaba acostumbrada a ir al banco para comprar dólares e importar un coche, perfume o artículos de lujo. Cuando triunfó la Revolución, una parte de la elite vinculada al antiguo régimen tomó el camino del exilio y entre esas personas se encontraba el presidente del Banco Nacional de Cuba.
El gobierno provisional que dirigía Manuel Urrutia nombró entonces al doctor Felipe Pazos a la cabeza de esa institución. Pazos había sido el fundador y primer presidente de esa entidad financiera nacional que nació en 1950 bajo el gobierno de Carlos Prío Socarrás. Pazos era un economista de prestigio, independiente y no era de izquierda. Había dirigido el Banco de 1950 a marzo de 1952, fecha que marcó el golpe de Estado de Fulgencio Batista. Cuando tomó su cargo, redactó un informe que entregó al presidente Urrutia –Fidel Castro sólo era jefe de las Fuerzas Armadas en aquella época– en el cual describía el estado de las finanzas cubanas y revelaba el saqueo de las reservas que hicieron los dirigentes del antiguo régimen antes de huir.
Pazos –no el Che Guevara, Raúl Castro u otro radical del Movimiento 26 de Julio– que era el representante emblemático de las clases pudientes, muy respetado por la burguesía de la época, decidió entonces establecer un control de cambios, suspender la venta de dólares e imponer un control estricto sobre las importaciones. Como presidente del Banco Nacional, había informado a Urrutia de que resultaba imperativo tomar esas medidas por el desastre financiero en el cual se encontraba la nación. La situación económica de Cuba era dramática y conviene reconocer que los elementos de tensión que existían en la economía cubana todavía no han desaparecido.
Así, a partir de los años 60, hubo una fuerte restricción sobre la importación de productos –incluso los coches– y ello ha persistido hasta hoy por razones económicas. Esa decisión –repito– la tomó un economista de prestigio, Felipe Pazo, que no era un radical o un comunista, sino más bien un conservador.
Existían dos tipos de situaciones. Los que ya poseían un coche antes del triunfo de la Revolución podían usarlo como les diera la gana, venderlo, etc. Después, dado que el Estado tenía el monopolio sobre las importaciones, el automóvil se vendía a los funcionarios a un precio subvencionado –a menudo apenas al 10% de su valor real– o a los elementos que se habían destacado por sus méritos. La contrapartida era que no podían venderlo, por evidentes razones “antiespeculación”. Así se limitaba la propiedad personal del automóvil y se destinaba a una función social. Si se legalizaba la venta de coches, la posesión de ellos no sería de los que tenían un uso social o los que lo habían conseguido por sus méritos, sino de los que disponían de los ingresos más importantes. Eso se justificaba así en aquella época. Había que impedir el desarrollo de la especulación sobre los coches puesto que el país, desde luego, no disponía de recursos suficientes para importarlos en masa ni para proporcionar el combustible necesario para su funcionamiento. Ahí también el Estado impuso algunas restricciones.

SL: ¿Cuál es la nueva situación?

RAQ: Ahora, vemos eso con una perspectiva diferente. Si uno es propietario de su vivienda –que es el caso del 85% de los cubanos– es posible venderla. ¿Por qué? Tomemos el caso de una familia que crece o que desea conseguir un bien más grande y el caso de otra familia que se reduce pues los hijos han crecido y se han casado, y que necesita una vivienda más modesta. Ahora les será posible proceder a un intercambio o a una venta. También es posible donarla, prestarla, arrendarla, etc. Antes sólo era posible el intercambio, así como alquilar una habitación. En realidad, se trata ahora de facilitar este tipo de transacciones y eliminar todos los obstáculos burocráticos.

SL: ¿Cuáles eran los obstáculos?

RAQ: Antes hacía falta una decisión administrativa del Instituto Nacional de la Vivienda. Para ello, era necesario un acuerdo de la Oficina Municipal de la Vivienda, luego había que conseguir una autorización a nivel provincial y por fin a nivel nacional. La burocracia era enorme y dado que se trataba de decisiones administrativas, eran fuentes de corrupción y de soborno.
Ahora, desde el 1 de diciembre de 2011, si dos personas desean intercambiar su vivienda sólo necesitan ir ante el notario con los títulos de propiedad. Se eliminaron todos los trámites burocráticos inútiles. Siempre hubo notarios en Cuba pero antes actuaban al final  tras la obtención de las autorizaciones administrativas por parte del vendedor y del comprador.

¿Qué pasa en caso de litigio?

RAQ: En caso de litigio, si una persona reivindica por ejemplo algunos derechos sobre una transacción que se hizo, sea una venta o una permuta, los tribunales decidirán y tendrán la última palabra. Los burócratas no tendrán voz ni voto. Usted se da cuenta de que en un solo sector, logramos reducir de modo drástico la función administrativa y burocrática eliminando los trámites inútiles. Estas reformas permitirán resolver algunos problemas relativos a la vivienda facilitando las transacciones de venta y permuta.
En cuanto a los coches, será más simple porque existe un registro de vehículos desde hace mucho tiempo. Se trata de desburocratizar nuestra sociedad. La gran limitación reside en el hecho de que los particulares no pueden importar vehículos y –perdóneme la repetición– esa decisión la tomó hace cincuenta años Felipe Pazos y no Fidel Castro, antes de que Estados Unidos decretara un embargo comercial contra nuestra nación, antes de la Ley Torricelli de 1992, antes de la Ley Helms-Burton de 1996 y de los dos informes de la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre de 2004 y 2006, que agravan las sanciones económicas. Como usted se puede imaginar, estas sanciones han agravado nuestra economía nacional y nos han llevado a imponer un control estricto sobre las importaciones personales.
Del mismo modo, un candidato a la emigración podrá vender ahora su vivienda, antes de abandonar el país o donarla a su familia hasta el cuarto grado de consanguinidad. Antes, el Estado tomaba posesión de la vivienda abandonada y se la entregaba a otra familia. En adelante ya no será el caso.


*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. Contacto: Salim.Lamrani@univ-mlv.fr


miércoles, 11 de abril de 2012

Elecciones en Francia y Estados Unidos: iguales y tan diferentes


Por Immanuel Wallerstein
En 2012 habrá dos muy importantes y competidas elecciones presidenciales. En Francia, el 22 de abril, y en Estados Unidos, el 6 de noviembre. Virtualmente los mismos puntos están siendo debatidos en cada uno de estos países, y casi de la misma manera. En ambos los presidentes son las figuras políticas más poderosas. Pero hay una gran diferencia entre esas elecciones: no es una de ideología, sino de las reglas de la elección en sí. Diferentes reglas producen tácticas electorales sorprendentemente diferentes.

En ambos países existen dos partidos importantes que históricamente se presentan a sí mismos como una centroderecha que se opone a una centroizquierda. Los observadores de casi todas las convicciones políticas concuerdan en que las políticas reales de cada uno de estos partidos, una vez en el poder, no son muy diferentes. No obstante, existen algunas diferencias que cada uno considera cruciales, y éstas motivan que cada grupo puje ferozmente por las elecciones presidenciales.

En ambos países existe lo que podría llamarse una extrema derecha y una izquierda radical. La extrema derecha y la izquierda radical denuncian a los dos partidos centristas como compadres gemelos y llaman a formar plataformas políticas que sean realmente de izquierda o de derecha. Esto juega en cada país de modo bastante diferente, debido a los muy distintos sistemas electorales.

En Estados Unidos la elección ocurre en 50 unidades separadas –los estados– sobre la base de que el ganador en cada estado se lleva todo el estado, que cuenta para un número de votos específicos en lo que se conoce como colegio electoral. Este sistema hace muy difícil que un tercer partido tenga un impacto real en la decisión de quién resulta electo. Sin embargo, hay quienes no se inmutan con esto y lanzan candidatos de todas maneras. Algunas veces hacer esto afecta los resultados en unos cuantos estados, y como tal los resultados finales. Por ejemplo, en 2000 algunos analistas arguyeron que la candidatura de Ralph Nader robó los votos suficientes al candidato demócrata Al Gore, lo cual lo privó de la victoria en dos entidades. Por tanto, se ha dicho algunas veces, la candidatura de Nader tuvo como efecto que Bush saliera electo.

En el pasado la extrema derecha en Estados Unidos tendía a abstenerse de participar a nivel electoral alegando que el Partido Republicano era demasiado liberal para su gusto. Pero hace unos 20 años este grupo decidió que el modo de afectar el resultado era entrar en el Partido Republicano y forzarlo, confrontando a los republicanos que eran demasiado centristas en las elecciones primarias al interior del partido, para que eligieran candidatos más conservadores. En los tiempos que corren este grupo es ampliamente conocido con el nombre del Partido del Té. Esta táctica de entrar ha sido bastante exitosa y el Partido Republicano se ha movido, de hecho, significativamente a la derecha en los últimos 12 años, más o menos.

En Francia las elecciones funcionan de modo muy diferente. Por una razón: son nacionales, no hay subunidades electorales. Una segunda razón es que a menos que un candidato reciba más de 50 por ciento de votos siempre hay una segunda ronda electoral, en la que los dos partidos con los porcentajes más grandes en la primera votación son la única opción a elegir.

El sistema permite y de hecho alienta que grupos de todas las variedades políticas presenten un candidato presidencial en la primera ronda, dado que los votantes saben que pueden otorgar su voto a alguno de los dos partidos principales. La primera ronda sirve como demostración de fuerza popular y afecta primordialmente, eso esperan, las políticas del partido ganador después de la segunda ronda.

El sistema francés tiene una falla. Ambos partidos importantes tienen que contar con los suficientes votos para entrar a la segunda ronda. En 2002, lo que fue algo excepcional, el partido de centroizquierda, los socialistas, quedaron apenas atrás del partido de extrema derecha, el Frente Nacional, y fueron eliminados. Por tanto, este año los socialistas están enfatizando la importancia del vote utile (voto útil) para que no les vuelva a pasar. El trauma de 2000 para los demócratas en Estados Unidos es semejante al de 2002 para los socialistas en Francia.

¿Dónde nos deja esto? En Estados Unidos el eventual candidato republicano se presentará como muy conservador gracias a las presiones del Partido del Té, y por tanto corre el riesgo de perder los votos de los llamados moderados, quienes son más centristas. El candidato demócrata, que será el presidente Obama, ha desilusionado a muchos de sus más ardientes simpatizantes al moverse contundente a la derecha durante su primer periodo. Ahora intenta ganarlos de nuevo con una plataforma más populista, pero preocupa que, en el proceso, pueda perder a alguno de los moderados republicanos desilusionados. En 2012 no se avizoran candidatos significativos de partidos menores.

En Francia la situación es más complicada. Las encuestas actuales muestran que los dos candidatos de los partidos importantes –Nicolas Sarkozy, del partido de centroderecha, el UMP, y François Hollande, del partido de centroizquierda, los socialistas– van bastante parejos en la primera ronda. Sin embargo, cada uno tiene poco menos de 30 por ciento de votos. El restante 40-50 por ciento se repartirá entre otros tres candidatos primordialmente: Marie LePen, del Frente Nacional, de extrema derecha; François Bayrou, del partido de centro-centro (que condena al UMP y a los socialistas de no ser lo suficientemente centrista), y Jean-Paul Melenchon, del Frente de Izquierda, quien se las ha arreglado para convocar a la mayor parte de los votos de la izquierda radical, pese a la participación de un número de otros partidos de extrema izquierda en la elección.

Le Pen, Bayrou y Melenchon, hasta el momento, tienen en las encuestas entre 14 y 18 por ciento de votos cada uno. Entonces, ninguno parece probable para la segunda ronda. El desempeño de Melenchon ha sido la gran sorpresa en las elecciones. Pero también hay la predicción de que si las encuestas muestran que Hollande baja demasiado, tal vez la mitad de sus actuales simpatizantes voten por Hollande en vez de por él para no arriesgar a que LePen o Bayrou saquen de la jugada a Hollande.

Sin embargo, si Melenchon consigue una gran votación y Hollande queda de todos modos en la segunda ronda, dos cosas serán ciertas. Una, esto será un claro mensaje a los socialistas de que se tienen que mover a la izquierda. Segundo, casi todos los que votaron por Melenchon sufragarán por Hollande en la segunda ronda. En la derecha, sin embargo, la mayoría de los votantes de Le Pen serán renuentes a votar por Sarkozy, y el Frente Nacional no lo recomendará. Si lo hicieran, minaría la base misma de su existencia.

El sistema francés parece funcionar mejor para la izquierda radical. El estadunidense, para la extrema derecha. Pero esto es, sobre todo, por las diferentes reglas electorales que poseen.

Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
Tomado de la Jornada

Bután llama a medir la felicidad del mundo


Por Haider Rizvi

NACIONES UNIDAS, abr (IPS) - ¿Puede el dinero comprar la felicidad? Para el gobierno de Bután, ha llegado el momento de que el mundo conteste esta antigua pregunta. 

"Estamos iniciando un movimiento global sobre este tema", dijo a IPS el primer ministro de ese país de Asia meridional, Jigme Thinley.

El jefe de gobierno participó de la reunión de alto nivel "Felicidad y bienestar: Definiendo un nuevo paradigma económico", celebrada el lunes 2 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.

Thinley explicó que el objetivo es que la comunidad internacional reconozca la urgente necesidad de un cambio de paradigma para lograr un desarrollo sostenible.

El primer ministro explicó que su país considera como paradigma la Felicidad Nacional Bruta (FNB), que ha guiado sus políticas de desarrollo por varias décadas. Dijo esperar que el resto del mundo también adopte este modelo.

El concepto de FNB fue acuñado en 1971 por el cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck, quien subrayó que se trataba de una referencia mucho más importante que el producto interno bruto (PIB).

La noción implica que el desarrollo sostenible no debería depender solamente de aspectos económicos.

Desde entonces, la idea de FNB ha influenciado la política económica y social de Bután, y también ha llamado la atención de otros fuera de sus fronteras. Según funcionarios butaneses, su país ha creado un sistema de medición que no solo sería útil para el diseño de políticas en los gobiernos, sino también para organizaciones no gubernamentales y empresas.

El indicador incorpora elementos socioeconómicos tradicionales, como estándares de vida, salud y educación, pero también otros aspectos, como la cultura y el bienestar psicológico.

"Es un enfoque integral sobre el bienestar general de la población butanesa, y no un ranking subjetivo psicológico de la ‘felicidad’ por sí sola", explicó Thinley.

Bután identificó nueve parámetros para medir la FNB: bienestar psicológico, educación, salud, uso del tiempo, diversidad cultural, buena gobernanza, vitalidad comunitaria, diversidad ecológica y estándares de vida.

Según el índice de FNB de Bután de 2010, 41 por ciento de los butaneses fueron calificados como "felices". El 59 por ciento restante iban de "felices por poco margen" a "infelices". Para ser considerada "feliz", una persona debe tener suficiencia en seis de las nueve categorías.

Las personas "profundamente felices", alrededor de ocho por ciento, gozaban de suficiencia en siete o más de las nueve variables.

Funcionarios butaneses dijeron que el concepto de felicidad manejado en su país, inspirado en el budismo, "es mucho más amplio que el usado en la literatura occidental".

En 2011, la Asamblea General de la ONU adoptó por unanimidad una resolución, propuesta por Bután y con el apoyo de 68 estados miembro, llamando a un "enfoque integral del desarrollo", destinado a promover la felicidad y el bienestar de forma sustentable.

La reunión de alto nivel esta semana en Nueva York congregó a líderes, expertos en desarrollo y representantes de la sociedad civil para desarrollar un nuevo paradigma económico basado en la sustentabilidad y el bienestar.

"Es imperativo que construyamos una visión nueva y creativa para la sustentabilidad y nuestro futuro", afirmó el presidente de la Asamblea General, Nasir Abdulaziz Al-Nasser. "Esto permitirá un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado".

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que el PIB ha sido por mucho tiempo un criterio usado por economistas y políticos, pero que "no toma en cuenta los costos sociales y ambientales del llamado progreso".

"Es un acontecimiento importante que no debe ser ignorado", dijo a IPS la ambientalista y activista por los derechos humanos indio Vinanda Shiva, en referencia a la iniciativa de Bután.

Su compatriota Asghar Ali Engineer añadió: "¿De qué felicidad estamos hablando aquí? Si hablamos de felicidad para todos los seres humanos, tenemos que cambiar este sistema económico" global, afirmó.

Mientras estos patrones de consumo continúen, "no creo que millones de personas en todo el mundo sean felices", dijo.