Entrevista a Ricardo Alarcón, Presidente del Parlamento cubano
Por Salim Lamrani
Center for International Policy
Presidente del Parlamento cubano desde 1992 y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada es la tercera figura del gobierno cubano, después del Presidente Raúl Castro y del Primer Vicepresidente Antonio Machado Ventura. Profesor de Filosofía y diplomático de carrera, estuvo cerca de 12 años en Estados Unidos como embajador de Cuba en las Naciones Unidas. Alarcón se ha convertido, con el paso del tiempo, el portavoz del gobierno de La Habana. En esta larga entrevista de casi dos horas, Alarcón no rehúye ningún tema. Habla del papel de Fidel Castro desde su retiro de la vida política y explica la presencia de Raúl Castro en el poder. Evoca también la reforma del modelo económico y social cubano así como los desafíos que esperan a la nación. Después, Alarcón aborda la cuestión migratoria y las relaciones con Estados Unidos bajo la administración Obama. Diserta también sobre la espinosa problemática de los derechos humanos y los presos políticos. Tampoco vacila en abordar el caso Alan Gross, contratista estadounidense encarcelado en Cuba, así como el caso de los cinco agentes cubanos encarcelados en Estados Unidos. La entrevista evoca el descubrimiento de importantes yacimientos petroleros en la zona económica exclusiva de Cuba del Golfo de México y sus posibles consecuencias. Finalmente la conversación termina con las relaciones con la Iglesia Católica y el Vaticano, la próxima visita del Papa Benedicto XVI, las relaciones con la Unión Europea, los vínculos con la nueva América Latina y el futuro de Cuba después de Fidel y Raúl Castro.
Fidel y Raúl Castro
Salim Lamrani: Señor Presidente, Fidel Castro abandonó el poder en 2006 por
razones de salud. ¿En qué estado se encuentra actualmente y a qué dedica su
tiempo?
Ricardo Alarcón de Quesada: Según mis informaciones, goza de una excelente
salud si tomamos en cuenta la edad avanzada y las operaciones a las cuales tuvo
que someterse. Tiene una vida muy activa. Pasa mucho tiempo leyendo y escribe
regularmente sus reflexiones. También ha publicado varios libros. Actualmente
se concentra en temas de investigación precisos, particularmente en la cuestión
alimentaria y agrícola. Analiza las diferentes formas de producción agrícola
posibles que permitirían resolver la grave crisis alimentaria que afecta al
mundo, y particularmente a las regiones más pobres.
Fidel Castro es un hombre que dispone de centros de interés sumamente variados.
Estudia todo tipo de temáticas y problemáticas, y debo confesar que está muy
ocupado por ello.
SL: ¿Cómo se explica la presencia de Raúl Castro en el poder? ¿Acaso es por
su lazo familiar con Fidel Castro? ¿No se trata de alguna forma de
sucesión dinástica?
RAQ:
De ninguna manera la presencia de Raúl Castro a la cabeza de la nación cubana
se vincula con su relación parental con el líder de la Revolución Cubana que es
Fidel Castro. Permítame explicarme. Raúl Castro ya ocupaba el puesto de Primer
vicepresidente cuando Fidel Castro estaba en el poder. Había sido electo para
ese cargo. Resultaba lógico entonces que sustituyera al Presidente en caso de
vacío de poder. Del mismo modo que sería constitucionalmente normal que el
Presidente del Senado francés sucediera al Presidente de la República francesa
en caso de vacío de poder. Por otra parte, Raúl Castro fue electo Segundo
secretario del Partido Comunista durante el Primer Congreso en 1975 y por ello
ocupa actualmente el cargo de Primer secretario.
SL: ¿Pero acaso no ocupaba esas funciones por su estatus de hermano de Fidel
Castro?
RAQ: Creo que la explicación es de orden histórico y no familiar. Permítame
precisar mi pensamiento. Raúl, independientemente del hecho de que sea el
hermano de Fidel, desempeñó un papel fundamental desde los primeros momentos de
la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista en 1956. Fue el organizador y
el jefe del Segundo Frente del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra en 1958.
Siempre fue considerado como el segundo jefe de la Revolución, desde la época
de la lucha armada contra el régimen militar, por sus méritos personales y sus
excepcionales cualidades de líder, y no por su relación familiar con Fidel
Castro.
Nótese por otra parte que Raúl es el único miembro de la familia Castro en
ocupar un puesto político en Cuba. Si se tratase de nepotismo, todos los
miembros de su familia ocuparían puestos claves. Pero no es el caso. Fidel
Castro tiene varios hermanos y hermanas pero ninguno ha desempeña un papel
político en la historia de Cuba salvo Raúl. No obstante Fidel tiene un hermano
mayor que se llama Ramón. Sepa usted que éste –ni ningún otro miembro de su
familia– ha ocupado un puesto jerárquico nacional. Ramón trabaja en la agricultura,
que constituye su principal centro de interés. Los hijos de Fidel Castro no son
ministros. Repito, la presencia de Raúl Castro en el poder responde más bien a
una lógica histórica que a un vínculo familiar.
SL:
En 2008, tras su elección, Raúl Castro propuso al Parlamento que se consultara
a Fidel Castro sobre todas las cuestiones estratégicas. Los diputados aceptaron
esta propuesta. ¿Acaso no sería una discreta forma de gobernar por parte del
líder histórico de la Revolución? ¿Quién toma realmente las decisiones en Cuba?
RAQ:
En nuestro país las decisiones se toman de modo colegiado, incluso cuando Fidel
Castro se encontraba en el poder. Raúl Castro ha insistido mucho en este
aspecto, en la institucionalización del proceso revolucionario. Estamos preparando
actualmente la conferencia del Partido que tendrá lugar en enero de 2012, con
una participación muy amplia no sólo de todos los militantes sino también de
los ciudadanos que no son miembros del Partido.
También
el gobierno funciona como un órgano de dirección colectiva. El Consejo de
Ministros se reúne todas las semanas. Del mismo modo, el Buró Político del
Comité Central del Partido, así como el Comité Ejecutivo del Consejo de
Ministros, se reúnen todas las semanas para discutir, debatir y tomar las
decisiones importantes.
Fidel
Castro dispone de una autoridad moral y política muy fuerte que no proviene de
un cargo, de una función o de una responsabilidad que habría conseguido
mediante las elecciones en un momento dado, sino de su papel histórico. Por
ello, como lo explicó Raúl Castro ante el Congreso, siempre se solicita su
opinión para las cuestiones estratégicas de primera importancia. No participa
en las reuniones que acabo de mencionarle pero cuando se trata de cuestiones de
primer orden, se le consulta sistemáticamente.
Recuérdese
no obstante que nos encontramos en un país donde se consulta a todo el mundo
sobre casi todos los temas. Si existe una realidad en Cuba que es innegable, es
el abundante número de reuniones donde la gente expresa sus puntos de vista y
le puedo asegurar que los debates son animados pues las divergencias de opinión
son reales. Los trabajadores, los militantes, los vecinos, absolutamente todo
el mundo participa en ellos. Lógicamente, Fidel Castro tiene voz y voto. Resulta
claro que no da su opinión sobre todo sino que se concentra más bien en las
cuestiones fundamentales.
SL:
Un sabio, si se puede decir
RAQ:
Fidel no ocupa ninguna posición formal hoy día, pero sigue siendo Fidel Castro,
el líder histórico de la Revolución, el que nos llevó a la victoria contra
Batista. Sigue siendo el principal arquitecto de la resistencia frente a
Estados Unidos desde hace más de medio siglo. Su opinión reviste lógicamente un
carácter particular sobre lo que es de orden estratégico.
La
reforma del modelo económico cubano
SL:
En abril de 2011, el Congreso del Partido Comunista decidió reformar el modelo
económico cubano. ¿A qué se debe este cambio? ¿En qué consiste exactamente?
RAQ:
Nosotros, cubanos, nos hemos dado cuenta de que debíamos introducir importantes
cambios en el proyecto económico y social de nuestro país, con el fin de salvar
el socialismo, mejorarlo, perfeccionarlo. Tomamos en cuenta factores objetivos
de la realidad. El socialismo cubano durante un largo periodo estuvo muy
vinculado al socialismo basado en la Unión Soviética. Desde luego, ya no puede
ser así. También resulta necesario tomar en cuenta factores globales presentes
en la escena internacional. Por otra parte, conviene rectificar algunos
aspectos de nuestro proyecto económico y social, que tenían sin duda un sentido
en aquella época en la que se aplicaron, pero ya no se justifican. Algunas
políticas que se tomaron en el pasado tenían una explicación coyuntural, pero
ya no es el caso.
¿Qué
buscamos exactamente? Tratamos alcanzar una mejor eficiencia económica, un uso
más racional y eficaz de nuestros recursos naturales, materiales, económicos y
financieros, los cuales son limitados. Debemos tomar en cuenta los principales
factores externos relativos a Cuba, que son las sanciones económicas que nos
impone Estados Unidos, y que no han dejado de intensificarse en los últimos
años. Conviene también tomar en cuenta las realidades positivas, tales como los
cambios importantes ocurridos en América Latina y el Caribe. Tras un análisis
de los problemas de la sociedad cubana, una reflexión colectiva al respecto,
llegamos a la conclusión de que había que introducir cambios para hacer frente
a estas realidades objetivas y también porque estamos convencidos de que hay
una mejor manera de proceder para construir una sociedad más justa.
SL:
Cuba decidió reducir el papel del Estado.
RAQ: Efectivamente
hemos decidido reducir el papel del Estado en nuestra sociedad. No hemos
renunciado a la idea que la sociedad tiene una responsabilidad hacia sus
ciudadanos. Seguimos convencidos de que el acceso a la salud, a la educación, a
la cultura, a la seguridad social, a la asistencia social, a la jubilación, a
las bajas de todo tipo, al bienestar son derechos humanos fundamentales. Estos
sectores representan la mayor parte del presupuesto nacional y nos obligan a
mantener cada año un déficit presupuestario de cierta importancia que tratamos
de controlar y reducir, como la mayoría de los países del mundo. No obstante,
en nuestro caso, ello no se hace en detrimento del papel fundamental del
Estado.
SL:
¿Es decir?
RAQ:
El Estado no renuncia a su papel y no pone en tela de juicio las conquistas
sociales. Para mantener un acceso a la salud universal y gratuita, a la
educación universal y gratuita y garantizar a todos las prestaciones sociales,
el derecho a la jubilación, a la asistencia social, resulta imprescindible
alcanzar la mayor eficiencia posible en la elaboración de los derechos
sociales. Realizamos un trabajo de fondo con el fin de ofrecer un servicio de
excelente calidad a menor costo, lo que no significa reducir el salario del
maestro sino al contrario eliminar los gastos inútiles, inherentes a la
burocracia. Se trata aquí de la perspectiva general para el resto de la
economía.
SL:
Uno de los objetivos es entonces acabar con los obstáculos burocráticos, con
una salida del Estado de los sectores no estratégicos, tales como las
peluquerías, por ejemplo.
RAQ:
Raúl Castro ha evocado a menudo el caso de las peluquerías. ¿En qué momento
afirmó Carlos Marx que el socialismo consistía en colectivizar las peluquerías?
¿En qué momento dijo que esta actividad, así como muchas otras, tenía que ser
administrada y controlada por el Estado? La idea del socialismo siempre fue la
socialización de los medios fundamentales de producción. Resulta claro que la
acepción del término “fundamental” puede tener un espectro más o menos amplio.
En cuanto a nosotros, estamos convencidos de que es imposible renunciar a
ciertas cosas. No obstante, para el resto es indispensable reducir la
implicación del Estado en tareas y actividades que la gente puede realizar ella
misma, por su cuenta, de modo cooperativo. Ello permite al Estado reducir
sustancialmente los costos y garantizar lo que consideramos derechos humanos
fundamentales. Para ello, hay que liberar nuevas fuerzas productivas, permitir
las iniciativas personales tanto en la ciudad como en el campo, con el fin de
construir un socialismo a la cubana, que, en fin de cuentas, no consiste en
responder a un dogma establecido, en seguir un ejemplo o en copiar un modelo
preestablecido.
SL:
Un socialismo que por lo tanto sería genuinamente cubano.
RAQ:
Lo que actualmente caracteriza América Latina es que un cierto número de
países, a su modo, están construyendo su propio socialismo. Durante mucho
tiempo, uno de los errores fundamentales que cometió el movimiento socialista y
revolucionario fue creer que existía un modelo de socialismo. En realidad no
hay que hablar de socialismo sino de socialismos en plural. No hay un
socialismo que sea similar a otro. El socialismo es “creación heroica” decía
Mariátegui. Si se trata de creación, debe responder a realidades, motivaciones,
culturas, situaciones, contextos y objetivos que no son idénticos, sino
diferentes.
SL:
¿Cómo se decidió esta reforma del modelo económico?
RAQ:
Nos encontramos frente a una situación experimental, desarrollada según un
método muy cubano y –diría yo– muy socialista, es decir a través de un proceso
constante, amplio y auténtico de consulta popular. El Partido propuso un
proyecto de reforma del sistema económico. Este proyecto se debatió en todo el
país, no sólo entre los militantes, sino también con todos los ciudadanos que
quisieron participar en esas discusiones. El proyecto se modificó profundamente
tras estos debates. Unos artículos se modificaron, algunos se propusieron,
otros se eliminaron. El documento inicial se modificó en más de un 70% tras los
debates ciudadanos y se propuso luego al Congreso del Partido. Se crearon
varias comisiones con el fin de trabajar y reflexionar sobre el documento final
y analizar las nuevas propuestas que surgieron después del gran debate
nacional. Finalmente, se presentó un nuevo documento con 311 propuestas de
cambio al Parlamento, el cual lo aprobó. Algunas medidas ya están en
aplicación, otras se están elaborando y otras se hallan en fase de debate no en
cuanto al contenido sino en cuanto al modo de realizarlas.
No
creemos que haya muchos gobiernos en el mundo que se tomen el trabajo de
consultar a la población antes de lanzar una política de transformación del
sistema económico. No estamos convencidos de que los gobiernos que aplicaron
medidas de austeridad drásticas, que redujeron los presupuestos de la salud y
de la educación, que aumentaron la edad de la jubilación, por la crisis
sistémica neoliberal que toca a numerosas naciones, hayan pedido la opinión de
los ciudadanos sobre los cambios profundos que afectan ahora a su vida diaria.
De
todo ello emergerá un socialismo nuevo, diferente del que tenemos actualmente
pero siempre será socialismo y será sin lugar a duda más auténtico.
SL:
¿Acaso no se trataría de un regreso al capitalismo?
RAQ:
No lo creemos, aunque es verdad que habrá más presencia en la sociedad cubana
de mecanismos de mercado, de elementos que caracterizan la economía de mercado,
del capitalismo, si prefiere.
SL:
Desde el mes de noviembre de 2011, los cubanos pueden comprar y vender su
vivienda o su coche. ¿Por qué algo que constituye la norma en el resto del mundo
estaba prohibido, o por lo menos fuertemente controlado en Cuba?
RAQ:
Permítame darle una explicación histórica. En los años 60, cuando se tomaron
estas medidas, el objetivo era impedir la restauración capitalista con la
acumulación de bienes. Tomemos el ejemplo de la Revolución que había hecho una
reforma agraria, pero poco tiempo después volvió a surgir el latifundio. La
Revolución Cubana no quería cometer el mismo error. Si el campesino que posee
un pedazo de tierra gracias a la reforma agraria decidía vendérselo al
latifundista más rico, dañaba los fundamentos de la reforma agraria, pues
contribuía a una nueva acumulación de bienes y al resurgimiento del latifundio.
En
cuanto a la vivienda, la reforma urbana había permitido que todos los cubanos tuvieran
una vivienda limitando la concentración de propiedad. Usted puede pasear por La
Habana y no encontrará absolutamente a nadie que viva en la calle o debajo de
un puente, como es el caso en numerosas capitales occidentales. Puede existir
un problema de saturación, con varias generaciones que viven bajo el mismo
techo, pero nadie queda desamparado. No queríamos encontrarnos de nuevo con
acaparadores de propiedades y por eso se impusieron restricciones, aunque no
una prohibición total.
SL:
¿Y en cuanto a los coches?
RAQ:
En cuanto a los coches, la cuestión es más compleja pues se trata de un
producto de importación del cual depende la nación. Históricamente Cuba jamás
tuvo una industria automovilística. Cuba produjo algunos medios de transporte
colectivo, pero el automóvil jamás se produjo en Cuba. Existe también otro
elemento fundamental que es el combustible, que siempre constituyó el talón de
Aquiles de la economía cubana. Había que establecer entonces controles y
algunas restricciones.
Conviene
recordar que algunas de esas medidas de control son anteriores a la idea del
socialismo cubano. Me refiero a menudo a un documento sumamente interesante que
data de febrero de 1959, cuando se estableció en Cuba un control sobre las
divisas y las importaciones. Así, hasta febrero de 1959, la burguesía cubana
estaba acostumbrada a ir al banco para comprar dólares e importar un coche,
perfume o artículos de lujo. Cuando triunfó la Revolución, una parte de la
elite vinculada al antiguo régimen tomó el camino del exilio y entre esas
personas se encontraba el presidente del Banco Nacional de Cuba.
El
gobierno provisional que dirigía Manuel Urrutia nombró entonces al doctor
Felipe Pazos a la cabeza de esa institución. Pazos había sido el fundador y
primer presidente de esa entidad financiera nacional que nació en 1950 bajo el
gobierno de Carlos Prío Socarrás. Pazos era un economista de prestigio,
independiente y no era de izquierda. Había dirigido el Banco de 1950 a marzo de
1952, fecha que marcó el golpe de Estado de Fulgencio Batista. Cuando tomó su
cargo, redactó un informe que entregó al presidente Urrutia –Fidel Castro sólo
era jefe de las Fuerzas Armadas en aquella época– en el cual describía el
estado de las finanzas cubanas y revelaba el saqueo de las reservas que
hicieron los dirigentes del antiguo régimen antes de huir.
Pazos
–no el Che Guevara, Raúl Castro u otro radical del Movimiento 26 de Julio– que
era el representante emblemático de las clases pudientes, muy respetado por la
burguesía de la época, decidió entonces establecer un control de cambios,
suspender la venta de dólares e imponer un control estricto sobre las
importaciones. Como presidente del Banco Nacional, había informado a Urrutia de
que resultaba imperativo tomar esas medidas por el desastre financiero en el
cual se encontraba la nación. La situación económica de Cuba era dramática y
conviene reconocer que los elementos de tensión que existían en la economía
cubana todavía no han desaparecido.
Así,
a partir de los años 60, hubo una fuerte restricción sobre la importación de
productos –incluso los coches– y ello ha persistido hasta hoy por razones
económicas. Esa decisión –repito– la tomó un economista de prestigio, Felipe
Pazo, que no era un radical o un comunista, sino más bien un conservador.
Existían
dos tipos de situaciones. Los que ya poseían un coche antes del triunfo de la
Revolución podían usarlo como les diera la gana, venderlo, etc. Después, dado
que el Estado tenía el monopolio sobre las importaciones, el automóvil se
vendía a los funcionarios a un precio subvencionado –a menudo apenas al 10% de
su valor real– o a los elementos que se habían destacado por sus méritos. La
contrapartida era que no podían venderlo, por evidentes razones
“antiespeculación”. Así se limitaba la propiedad personal del automóvil y se
destinaba a una función social. Si se legalizaba la venta de coches, la
posesión de ellos no sería de los que tenían un uso social o los que lo habían
conseguido por sus méritos, sino de los que disponían de los ingresos más importantes.
Eso se justificaba así en aquella época. Había que impedir el desarrollo de la
especulación sobre los coches puesto que el país, desde luego, no disponía de
recursos suficientes para importarlos en masa ni para proporcionar el
combustible necesario para su funcionamiento. Ahí también el Estado impuso
algunas restricciones.
SL:
¿Cuál es la nueva situación?
RAQ:
Ahora, vemos eso con una perspectiva diferente. Si uno es propietario de su
vivienda –que es el caso del 85% de los cubanos– es posible venderla. ¿Por qué?
Tomemos el caso de una familia que crece o que desea conseguir un bien más
grande y el caso de otra familia que se reduce pues los hijos han crecido y se
han casado, y que necesita una vivienda más modesta. Ahora les será posible
proceder a un intercambio o a una venta. También es posible donarla, prestarla,
arrendarla, etc. Antes sólo era posible el intercambio, así como alquilar una
habitación. En realidad, se trata ahora de facilitar este tipo de transacciones
y eliminar todos los obstáculos burocráticos.
SL:
¿Cuáles eran los obstáculos?
RAQ:
Antes hacía falta una decisión administrativa del Instituto Nacional de la
Vivienda. Para ello, era necesario un acuerdo de la Oficina Municipal de la
Vivienda, luego había que conseguir una autorización a nivel provincial y por
fin a nivel nacional. La burocracia era enorme y dado que se trataba de
decisiones administrativas, eran fuentes de corrupción y de soborno.
Ahora,
desde el 1 de diciembre de 2011, si dos personas desean intercambiar su
vivienda sólo necesitan ir ante el notario con los títulos de propiedad. Se
eliminaron todos los trámites burocráticos inútiles. Siempre hubo notarios en
Cuba pero antes actuaban al final tras la obtención de las autorizaciones
administrativas por parte del vendedor y del comprador.
¿Qué
pasa en caso de litigio?
RAQ:
En caso de litigio, si una persona reivindica por ejemplo algunos derechos
sobre una transacción que se hizo, sea una venta o una permuta, los tribunales
decidirán y tendrán la última palabra. Los burócratas no tendrán voz ni voto.
Usted se da cuenta de que en un solo sector, logramos reducir de modo drástico
la función administrativa y burocrática eliminando los trámites inútiles. Estas
reformas permitirán resolver algunos problemas relativos a la vivienda
facilitando las transacciones de venta y permuta.
En
cuanto a los coches, será más simple porque existe un registro de vehículos
desde hace mucho tiempo. Se trata de desburocratizar nuestra sociedad. La gran
limitación reside en el hecho de que los particulares no pueden importar
vehículos y –perdóneme la repetición– esa decisión la tomó hace cincuenta años
Felipe Pazos y no Fidel Castro, antes de que Estados Unidos decretara un
embargo comercial contra nuestra nación, antes de la Ley Torricelli de 1992,
antes de la Ley Helms-Burton de 1996 y de los dos informes de la Comisión de
Asistencia para una Cuba Libre de 2004 y 2006, que agravan las sanciones
económicas. Como usted se puede imaginar, estas sanciones han agravado nuestra
economía nacional y nos han llevado a imponer un control estricto sobre las
importaciones personales.
Del
mismo modo, un candidato a la emigración podrá vender ahora su vivienda, antes
de abandonar el país o donarla a su familia hasta el cuarto grado de
consanguinidad. Antes, el Estado tomaba posesión de la vivienda abandonada y se
la entregaba a otra familia. En adelante ya no será el caso.
*Doctor
en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris
IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad
Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y
periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro
se titula Etat de siège. Les sanctions économiques des Etats-Unis contre
Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y
un prefacio de Paul Estrade. Contacto: Salim.Lamrani@univ-mlv.fr