Por Sergio Alejandro Gómez
Cuando en el 2040 alguien encienda una lámpara, existe
una gran posibilidad de que la energía haya sido producida con gas o carbón,
las dos fuentes que mayor presencia tendrán en el mundo.
Para esa misma fecha, la producción eléctrica total
habrá aumentado en un 80 %, según la proyección del doctor Rafael Tenreyro,
especialista de la empresa Cuba-Petróleo, del Ministerio de Energía y Minas de
Cuba.
Durante la I Conferencia de Estudios Estratégicos
"Repensando un Mundo en Crisis y Transformación", que se llevó a cabo
esta semana en La Habana, Tenreyro ofreció un vistazo al panorama energético de
las próximas tres décadas.
Según el especialista, que se vale de las principales
estimaciones y los análisis especializados de la actualidad, el consumo de
energía en todas sus formas pudiera crecer entre un 50 y un 60 %. La mitad de
todo ese aumento provendrá de la India y China.
Las energías renovables serán las de
mayor expansión hasta el 2040. Sin embargo, no será suficiente para sustentar
las necesidades mundiales y los combustibles fósiles seguirán ocupando más del
80 %.
Su dominio será incluso mayor en el transporte, donde
a pesar de las múltiples búsquedas de alternativas ecológicas, los combustibles
líquidos derivados del petróleo estarán presentes en nueve de cada diez
equipos.
Así, las dañinas emisiones de dióxido de carbono, que
llevan al mundo hacia un colapso ecológico, crecerán hasta un 40 %, alejando a
la humanidad de alcanzar un desarrollo sostenible.
Tenreyro aclaró que existen algunas incertidumbres
para proyectar la situación del año 2040, que bien pudieran dar un vuelco a los
números.
Entre ellas mencionó la evolución económica a largo
plazo en Estados Unidos, Europa y Asia; el impacto de la crisis nuclear en
Fukushima, Japón; los cambios políticos y sociales en Oriente Medio y el Norte
de África, y las políticas climáticas.
EL ORO NEGRO PIERDE BRILLO
A pesar de que durante el último siglo el dominio del
petróleo ha desatado guerras, ocupaciones y desplazamientos, este recurso va
perdiendo peso ante otros combustibles fósiles.
Tenreyro destaca que cerca del 90 % de los pozos actualmente
en explotación datan de antes de 1980 y la tendencia es al declive de nuevos
descubrimientos.
Tal afirmación es respaldada por un reciente estudio
del Consejo Mundial de Energía (WEC, por sus siglas en inglés). Según sus
cálculos, todas las reservas de petróleo del planeta podrían agotarse dentro de
56 años.
Por el contrario, precisa el especialista cubano, las
fuentes de petróleo y gas no convencionales tienen el potencial para cambiar
los mercados.
Innovaciones en las técnicas de extracción por fracturación
de los yacimientos en rocas de esquisto o pizarra están impulsando la
producción mundial, principalmente de gas, que es el combustible fósil de mayor
desarrollo en Estados Unidos.
En este escenario, antiguos compradores podrían
convertirse en exportadores, dado que la distribución de estos recursos no
coincide totalmente con la del petróleo tradicional.
Las principales limitaciones de este desarrollo
provienen del impacto ambiental de las técnicas extractivas, que pueden
contaminar las reservas de agua potable, otro recurso que será clave para el
desarrollo social.
Además, la quema del gas y petróleo de esquisto
también eleva los niveles de contaminación atmosférica y no soluciona los
problemas del cambio climático.
De cualquier manera, aunque tendrá cada vez más
competencia, el petróleo convencional debe seguir siendo un producto de
referencia para la economía global y su precio no regresará nunca a los niveles
anteriores a 1973.
Tenreyro considera que en el escenario más bajo, el
valor de un barril estaría por encima de los 50 dólares y en el más alto se
acercaría a los 250.
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