Por Atilio Boron
Interesante
debate en el marco de la Primera Conferencia de Estudios Estratégicos
“Repensando un mundo en crisis y transformación”, organizado por el Centro de
Investigaciones de Política Internacional de Cuba. Uno de los temas de la
sesión de la tarde fue sobre los países del BRICS. Hubo una interesante
presentación sobre China y su proceso de paulatina reorientación hacia el
interior, fomentando el mercado interno, promoviendo una redistribución de
ingresos y expandiendo fuertemente su inversión en infraestructura y educación.
Dato
muy significativo: según proyecciones de la OECD para la década que arranca en
el 2030 la economía china equivaldrá a un 29 % del PBI mundial, mientras que la
de Estados Unidos retrocederá hasta fluctuar en torno al 17 %, y la Unión
Europea y los países de la OECD (excepto Estados Unidos) al 14 %. Para ese
entonces la economía de la India tendrá un PBI casi igual al de Estados Unidos.
En suma, en poco más de una década y media la estructura económica mundial
sufrirá una radical transformación y si América Latina y el Caribe no se unen,
no se integran, a nuestros países les será muy difícil competir en ese nuevo
escenario económico internacional. La unión efectiva, no retórica, de los
países sudamericanos combinaría una excepcional dotación de recursos que no
existe en ningún otro continente: petróleo abundante (Venezuela, Brasil,
etcétera), gas, grandes recursos minerales, excepcional dotación de agua, la
mitad de la biodiversidad mundial, potencial para alimentar a unas mil millones
de personas, y un importante sector industrial. Por eso el imperio trabaja día
y noche para abortar la unidad de Nuestra América.
Una nota muy
interesante la puso el Ministro Consejero de la Federación Rusa, Vadim
Temnikov, con un descarnado análisis de la coyuntura internacional.
Refiriéndose a Washington dijo, textualmente: “Nos engañaron con Irak, nos
engañaron otra vez con Libia. ¡Ya no más!” Y agregó que su país, junto
con China, se opondrán terminantemente a una agresión a Siria. El camino es
diplomático y la no ingerencia en asuntos internos es un principio fundamental
en la carta de la ONU.
El
desmantelamiento del arsenal de armas químicas de Siria es sólo el principio:
hay otros países (Israel, por ejemplo, si bien no lo mencionó explícitamente)
que tienen muchas armas químicas y de destrucción masiva en la región que
también deberían ser desarmados. Habló también de lo que el llamó como “transición
geopolítica”, en referencia a los cambios en la economía mundial arriba
señalados pero también a la irresistible configuración de un sistema multipolar
que no admite ya más el papel mesiánico e intervencionista de Estados Unidos.
También habló de la alianza estratégica de Rusia con China, India y Vietnam y
rescató el papel que la Unión Soviética había jugado en apoyar los movimientos
de liberación nacional en Asia, África y América Latina. La implosión de la
Unión Soviética fue un golpe tremendo para Rusia pero, dijo, ahora estamos en
condiciones de volver a jugar un papel importante en el equilibrio geopolítico
mundial. La reciente intervención rusa en la crisis Siria así lo atestigua.
Para pensarlo, ¿no?
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