jueves, 17 de marzo de 2016

El significado de la visita de Barack Obama a CUBA




Por Jesús Arboleya
Tomado de Progreso Semanal



En la medida en que se aproxima el momento, aumentan las expectativas por la próxima visita del presidente Barack Obama a Cuba. 

Hasta ahora, las noticias se han centrado en las posibles actividades del presidente, el eventual anuncio de nuevas medidas para flexibilizar el bloqueo económico de Estados Unidos y las posiciones políticas de ambos gobiernos respecto al acontecimiento, emitidas ya sea por declaraciones de funcionarios o, en el caso cubano, mediante un editorial del periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba. 

Sin embargo, más allá de lo coyuntural o anecdótico, desde mi punto de vista, la importancia de esta visita radica en la posibilidad de establecer un precedente respecto a los patrones políticos de lo que constituye un momento único en la historia de las relaciones entre los dos países. 

Como ha señalado la prensa, solo un presidente norteamericano en funciones, el republicano Calvin Coolidge, visitó de manera oficial a Cuba en 1928 y ni siquiera se trató de un acontecimiento caracterizado por el encuentro bilateral, sino que viajó para asistir a la Sexta Conferencia Panamericana a celebrarse en La Habana ese año.

Coolidge había sido invitado por el dictador Gerardo Machado, con el objetivo de que su presencia en Cuba sirviera de espaldarazo a los intentos de la clase política cubana en el poder de prorrogar automáticamente su mandato, mediante una enmienda constitucional que tuvo amplio rechazo popular y finalmente desencadenó la Revolución de 1930. 

A tono con este interés, el gobierno cubano fue sumamente sumiso con el presidente de Estados Unidos y la delegación cubana aprovechó su condición de anfitriona del evento, para neutralizar el esfuerzo de algunas de las delegaciones latinoamericanas, interesadas en adoptar una resolución contra la intervención militar de Estados Unidos en la región, entonces envuelta en diversos conflictos, especialmente en Nicaragua. 

Según relata el cronista Ciro Bianchi, en aquella ocasión, el delegado cubano al cónclave declaró que su gobierno no podía oponerse a la intervención norteamericana, porque gracias a ella Cuba había alcanzado la independencia. Evidentemente la próxima visita de Obama no reflejará sumisión.

Tampoco será el resultado del grado de amistad alcanzado. Ambos gobiernos han resaltado sus diferencias y el propio Obama ha dicho claramente que su política hacia Cuba es solo un cambio de método, con vista a modificar el régimen existente en el país. 
Entonces, si no es un resultado de la dependencia ni de la amistad ¿Por qué se producirá la visita y cuál será su significado?

No será una visita exenta de contradicciones. Una de las intenciones de Obama, según han declarado sus voceros, será reunirse con la llamada “disidencia” interna y estimular estas corrientes, lo que es considerado una injerencia en los asuntos internos por la parte cubana. 

Cualquier cosa que haga Obama en este sentido, con seguridad acaparará la atención de la prensa internacional, a pesar de que los propios gobernantes norteamericanos son conscientes de que ello tiene un valor más simbólico que práctico, dadas las características de estos grupos, su escaso impacto en la sociedad cubana, incluso su disfuncionalidad respecto a la proyección de la nueva política de Estados Unidos hacia Cuba. 

No obstante, para el presidente, condicionado por el proceso electoral que se desarrolla en su país, los gestos favorables hacia estos grupos constituyen un blindaje frente a la crítica de sus adversarios, que le achacan ser demasiado “blando” en su política hacia Cuba.

Más importante para Obama será tratar de consolidar lo alcanzado en el proceso negociador desarrollado entre los dos países y avanzar en áreas que promuevan la posible irreversibilidad de lo acontecido, en tanto ello constituye uno de los legados principales de su administración y su política hacia Cuba ha tenido gran aceptación dentro y fuera de Estados Unidos, reportando beneficios políticos que el presidente tratará de explotar al máximo. También porque se corresponde con su visión del mundo y sus ideas respecto a la forma “inteligente” en que su país debe articular su hegemonía internacional.

Se da por descontado que dos reclamos básicos de Cuba, dígase el fin del bloqueo económico y la devolución de la Base Naval de Guantánamo, no tendrán solución durante la visita. 
Tampoco la parte norteamericana ha dado señales de estar dispuesta a avanzar en los desacuerdos sobre el tema migratorio, a pesar de que la interpretación de pie seco/pie mojado, mediante la cual se valida el ingreso ilegal de inmigrantes cubanos al territorio norteamericano, ha sido motivo de sonados conflictos internacionales recientemente y objeto de crítica por diversos sectores de la propia sociedad norteamericana.

Sin embargo, Obama tiene facultades para avanzar en otras áreas y ya ha sido anunciado que, previo a la visita, el gobierno norteamericano emitirá nuevas regulaciones que facilitarán los viajes de los ciudadanos de ese país a Cuba, así como las relaciones financieras, al permitir el uso del dólar en las transacciones cubanas. Aunque está por verse el alcance real de estas medidas, de adoptarse con la amplitud requerida, sería un importante paso de avance en la implementación de la nueva política, toda vez que hoy constituyen un freno para su materialización en la práctica.   

Para Cuba, el nuevo escenario de las relaciones con Estados Unidos contribuye a la estabilidad que requiere su propio proceso de reformas económicas –considerada como la madre de las batallas políticas actuales– y su inserción, en mejores condiciones, en el mercado mundial.

En tal sentido, la visita de Obama tiene un valor simbólico relevante. Con todo lo que se interpreta como un cambio de métodos y no de objetivos, en los métodos se concreta las relaciones internacionales y en este caso significa reconocer la legitimidad del gobierno cubano y avanzar en relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo, lo que ha sido un objetivo histórico de la Revolución Cubana.

También es una muestra de solidez política interna, que permite asumir la visita del presidente norteamericano sin que ello altere el rumbo de las decisiones propias y la soberanía del país, cualquiera sean las intenciones y acciones del mandatario estadounidense. Es de esperar, por tanto, que Obama cuente con la libertad requerida para realizar sus actividades en Cuba y que éstas sean ampliamente difundidas, asumiendo que el objetivo del presidente tampoco es viajar en plan de provocador.

La moraleja es que se puede discutir de todo, estar en desacuerdo en casi todo y, aún así, encontrar áreas de interés común que beneficien a ambos países, dando paso a lo que pudiéramos denominar una “convivencia entre contrarios” que constituye, en sí mismo, un buen ejemplo para el orden internacional vigente.

Otra singularidad de la visita de Obama a Cuba, es que quizás sea el único país del mundo donde no recibirá muestras de rechazo popular –a quien lo dude que espere su próxima escala en Argentina–, tampoco será recibido como un héroe, como esperan algunos. 

Será una visita “normal” que es lo que espera toda gente sensata y esperamos que lo mismo ocurra cuando, por elemental reciprocidad diplomática, le toque al presidente Raúl Castro visitar Estados Unidos.


     

Cuba en los candidatos a la Casa Blanca en 2016



Por Armando Amorós Rodríguez.
Estudiante en Instituto Superior de Relaciones Internacionales
“Raúl Roa García”. Cuba.

El pasado martes 2 de febrero tuvo lugar la apertura de la campaña electoral en los Estados Unidos. El primer campo de batalla por la Casa Blanca se desarrolló en el estado de Iowa, ubicado en la región centro oeste del país. El caucus reunió a miles de personas que apoyaron a sus representantes en vista a liderar la campaña presidencial.

Por el partido Republicano la contienda estuvo protagonizada por Donald Trump, Ted Cruz y Marcos Rubio. Por el partido Demócrata, Hillary Clinton y Bernni Sander fueron los más votados. En cifras, Trump salió liderando la bancada republicana con el 28%, Ted Cruz 24%, más atrás Marcos Rubio con un 9%. Sin embargo, Hillary Clinton y Bernni Sander cerraron la contienda de forma muy cerrada 49,8% y 49,4%, respectivamente.

Junto a las primarias de Nuevo Hampshire, Iowa distingue en el panorama político norteamericano porque la victoria de alguno de los candidatos en estos primeros caucus presidenciales ayuda a medir el potencial de los candidatos para la nominación de su partido a la presidencia de los Estados Unidos.

En cada uno de los candidatos la política exterior tiene un peso en su campaña, incluso puntos de vistas diferentes. En algunos de ellos, Cuba deviene en un punto importante en su discurso político. Por consiguiente, la Isla sigue siendo un tema medular en la campaña presidencial de los Estados Unidos, ya que su tratamiento define una posición política y contribuye en la suma de votos y de simpatizantes, ya sea el caso.

Según la trayectoria de los cuatro principales contendientes, Hillary Clinton, Bernni Sander y Donald Trump  han mostrado una posición más optimista a las relaciones diplomáticas con Cuba. En cambio, Ted Cruz mantiene el mismo guión de hostilidad de hace 50 años.

Hillary Clinton se ha preocupado más por explicar su respaldo a la política de Obama en relación con Cuba. La candidata ha mostrado interés en beneficiarse con el cambio de tendencias políticas de la comunidad cubana en La Florida, con la apuesta de senadores de ambos partidos por la normalización y la posición favorable del empresariado estadounidense.

El senador por Vermont, Bernni Sander, ha afirmado creer en el mejoramiento de las relaciones diplomáticas con Cuba. Considera esencial promover los valores democráticos y fortalecer las relaciones económicas y culturales con los pueblos de la region. Según sus declaciones sostiene una posición favorable a la normalización entre los dos países y el levantamiento del bloqueo. En febrero de 2014, Bernie compartió su esperanza que "Cuba avance hacia una sociedad democrática, mientras que, al mismo tiempo, los Estados Unidos respetarán la independencia del pueblo cubano.” El Senador aprobó la apertura de Obama hacia Cuba. Además patrocinó el Freedom to Travel to Cuba Act, que animó a dirigir los propósitos de la administración a reducir las restricciones de viaje y transacciones bancarias.

El republicano Donald Trump, manifestó a la agencia Fox News su apuesta por el fin del bloqueo. El candidato ha mantenido una posición crítica con el gobierno cubano, en cambio, según declaraciones a la agencia aprobó la política de Obama con el gobierno cubano. Sin embargo, el discurso de Ted Cruz parece entorpecer lo avanzado entre los dos países.

El senador por Texas, Ted Cruz, es de origen cubano-estadounidense. Su familia ha asumido una posición contraria al destino asumido por el pueblo de la Isla luego de 1959. A pesar de la influencia política que esta ejerce en la comunidad cubana en la Florida, puede incidir en sus aspiraciones presidenciales.

Su posición se alinea con el movimiento ultraconservador Tea Party. Formó parte del equipo legal del entonces candidato presidencial George W. Bush, en el 2000. El candidato ha apoyado el sector más radical del partido Republicano, quienes cuestionan de manera frontal la administración del presidente Barack Obama. Incluso, ha impugnado la apertura del gobierno con Cuba al restablecer las relaciones diplomáticas y abrir embajadas en ambos países. 

No obstante, en repetidas encuestas más del 50% de la población estadounidense aprueba la gestión de Obama hacia Cuba. En el Senado el debate por el acercamiento con la Isla es cada vez es más pertinente, incluso el tema ha implicado la acción bipartidista por promover leyes y medidas en favor por la “normalización”.

En medio de este contexto, solo Ted Cruz y Marcos Rubio han sido las notas discordantes. El panorama político hacia Cuba ha cambiado positivamente, sin embargo el peso de más de 50 años de una actitud hostil del Congreso refrenda el carácter conservador de una política anticuada en manos de un pensamiento disfuncional, oportunista e incoherente a la realidad que viven ambos países.

La cuestión no es cúal candidato combiene mejor a los "avances" alcanzados entre Cuba y Estados Unidos. Debemos tener en cuenta que en la solidez de los progresos alcanzados en las diversas áreas y el compromiso de sectores políticos-empresariales norteamericanos está el carácter irrevocable de este proceso. La posición política de los cantidatos, en lo sumo, no definen el sistema. En cambio, se integran al sistema. Aún falta para las presidenciales; hasta llegar a la Casa Blanca, Cuba seguirá siendo una variable de juego dispuesta a moverse en la mayor conveniencia de los candidatos, por lo que debemos observar el impacto que tendrá, en los candidatos, la próxima visita del presidente Barack Obama a la Isla.

miércoles, 16 de marzo de 2016

CUBA.- EE.UU- La desfachatez, falta de respeto y omnipotencia en las Nuevas Medidas.

Soy el Premio Nobel de la Paz
Por Dr. Néstor García Iturbe
16 de marzo del 2016.

Cuando se anunció el viaje a Cuba del señor Obama, invitado por nuestro gobierno, siempre se consideró que si tenía la inteligencia suficiente, haría algunas acciones donde se reflejara la buena voluntad y los deseos de mejorar las relaciones entre ambos países.

Durante estos últimos días, el gobierno de Estados Unidos, bajo la dirección del Premio Nobel de la Paz, ha incrementado sus actividades desestabilizadoras contra países hermanos de América Latina, como Venezuela y Brasil  principalmente, como para decirnos que en cuanto termine con estos y elimine los otros, se encargará de la isla del Caribe.

Ayer día 15 de marzo se anunciaron nuevas medidas de este señor en relación con Cuba. Algunos medios de prensa internacionales y cubanos, publicaron parcialmente las  mismas, sobre todo aquello que no perjudica el proceso de  mantenimiento de las relaciones, como si nadie se fuera a enterar de la otra parte.

El periódico Granma, órgano oficial del Partido  Comunista de Cuba, publicó la noticia completa, en un artículo titulado,  Anuncian nuevas medidas parciales del gobierno de Obama hacia Cuba.

Del artículo, que felicito, resalto esta parte:

La nueva regulación implica que cualquier ciudadano de esa nación puede venir legalmente a la mayor de las Antillas "siempre y cuando el viajero se involucre en un programa de tiempo completo de actividades de intercambio educativo destinadas a mejorar el contacto con el pueblo cubano, apoyar la sociedad civil o promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades del país”.

¡¿HASTA DONDE LLEGA LA DESFACHATEZ Y FALTA DE RESPETO?!

Evidentemente, no existe interés alguno en que las medidas anunciadas y tomadas antes del viaje tengan un espíritu constructivo en cuanto a las relaciones entre ambos países. Se expresa claramente en el documento del gobierno estadounidense que estos viajeros vendrán para apoyar la sociedad civil o promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades del país.

Es decir que a esas personas se le permitirá viajar si vienen a promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades del país, las mismas autoridades que lo han invitado a venir y que han planteado  será tratado con respeto, esto debe agregarse a la falta de respeto hacia nuestro gobierno y la omnipotencia con que actúan estos señores, que se creen dueños del mundo y que todos tienen que aceptar sus decisiones aunque como esta, parece hecha por un loco, que no tomó en consideración será recibido el día 20 por el propio gobierno que abiertamente está promoviendo su derrocamiento.

Una total desfachatez y falta de respeto.