sábado, 21 de marzo de 2020

Retos de la izquierda latinoamericana




Por Fidel Vascós González

La lucha de clases y su despliegue en la estructura social está presente en el mundo contemporáneo. No se distingue con la nitidez del siglo XIX, pues se manifiesta mediante nuevas formas que esconden el contenido de antaño. Siempre se pueden identificar a los explotadores y a los explotados. Para ser de izquierda hay que estar del lado de los explotados. 

El terreno donde se desarrolla la lucha de clases puede ser en un país determinado y también a escala regional o planetaria. En su análisis hay que tener en cuenta los distintos niveles geopolíticos en los cuales se desarrolla y el entramado de su interrelación. La globalización lo determina. La existencia de Estados y gobiernos progresistas y socialistas junto a Estados capitalistas e imperialistas le imprimen una complejidad adicional. En este escenario hay que distinguir entre política gubernamental y posición ideológica. A veces no coinciden. La ideología es responsabilidad, principalmente, de los partidos políticos y los movimientos sociales; la aplicación de la política oficial, nacional y exterior de un país en un momento determinado, es del gobierno.

Otro decisivo aspecto a tener en cuenta en la actual lucha de clases es la revolución científica y tecnológica, en especial, en el campo de la informática y las comunicaciones. Su impronta está presente en todos los ámbitos de la economía y la sociedad. 

Estas son algunas de las características que establecen los retos a los que se enfrentan las fuerzas políticas de izquierda en América Latina y el Caribe. El despliegue de su actuar revolucionario en la lucha de clases los tiene que tener muy en cuenta. 

Sin pretender un orden de prioridades, hay varios elementos a evaluar. El mejor escenario para que un país latinoamericano pueda avanzar en el camino de la emancipación de su pueblo es la integración regional, tanto en su carácter físico, como económico, social, cultural y político. Y no solo de los Estados y gobiernos, sino también de los partidos políticos y movimientos sociales. La unidad en la diversidad debe presidir estos esfuerzos integradores.

Factor decisivo es la conciencia política del pueblo. Sin conocimiento, convicción y teoría revolucionaria, no hay movimiento revolucionario. El éxito de las masas populares en la lucha de clases viene determinado por la organización y desarrollo consciente de su actuación. La formación política está a cargo, principalmente, de los partidos y las organizaciones sociales correspondientes. En ella también inciden los Estados y gobiernos.  

Las condiciones actuales de la región determinan que el pueblo debe librar su lucha por el poder mediante la vía pacífica electoral. No es el momento de las insurrecciones armadas. No obstante, la ilegal e inmoral actuación de las burguesías transnacionalizadas en los países donde detentan el poder van determinando que el pueblo se decida a tomar las armas. Ya aparecen algunas manifestaciones de ello. Hoy, el objetivo del pueblo es lograr una aplastante representación en los parlamentos. En ello es decisiva la participación popular y consciente en las elecciones. Ningún trabajador ni ciudadano honesto debe permanecer en su casa el día de las elecciones. Hay que acudir a las urnas y votar  conscientemente respaldando a los representantes populares.  En este esfuerzo no caben la inacción, el abstencionismo electoral, el pesimismo ni los supuestos apoliticismos. 


Otra cosa ocurre si se logra el establecimiento de un gobierno revolucionario o, al menos, progresista. La burguesía reaccionaria no acepta su derrota y utiliza abiertamente, entre otros recursos, los medios masivos de comunicación y el sistema judicial para evitar el avance de las medidas populares y desbancar al gobierno. Especial tarea le asigna al ejército, la policía y otras instituciones armadas, con las cuales reprime violentamente a la población.  Las experiencias recientes en nuestra región lo reafirman. Por ello, desde antes de la toma del poder, las fuerzas de izquierda deben realizar un inteligente y paciente trabajo con los institutos armados para ganar su confianza, al menos de una parte de sus efectivos. Una vez en el gobierno, hay que intensificar este trabajo y formar milicias populares armadas. Quienes no lo hacen, no sobreviven al error. La exitosa experiencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua así lo demuestra. 

La revolución en curso en la tecnología de la información y los medios masivos de comunicación transforma las características actuales de la lucha de clases. Las posibilidades de expresión se han ampliado considerablemente y modifican aspectos de la vida interna de las entidades políticas y los métodos de divulgación y propaganda que utiliza la izquierda. La organización y funcionamiento de los partidos y movimientos sociales deben atemperarse a esta  nueva situación. La democracia debe ganar espacio frente al centralismo, tanto en la sociedad en su conjunto como a lo interno de los partidos políticos y organizaciones sociales. El reto consiste en no ocultar las verdades, ampliar y publicar la autocrítica, convencer con argumentos y no aplicar métodos verticales de ordeno y mando en los debates. Siempre conocer el espíritu y la disposición de las masas y actuar en consecuencia.

La izquierda tiene que mostrar tolerancia cero con la corrupción. Los eventuales dirigentes, militantes y simpatizantes que sean corruptos deben ser denunciados y expulsados de las filas revolucionarias y progresistas. Tampoco puede acudir a financiamientos ilegales, como el narcotráfico.

Especial importancia para la actual lucha revolucionaria adquiere la definición del Sujeto Revolucionario en Nuestra América, concebido como la fuerza del cambio, la encargada de llevar a cabo la transformación social con vistas a lograr la emancipación del pueblo. La acción del sujeto revolucionario se plasma en la lucha de clases. De ahí que la identificación de la estructura de las clases y grupos sociales constituye la primera aproximación para conceptualizar al sujeto revolucionario en un momento y lugar determinados.

En el concepto de sujeto revolucionario de la región hay que incluir a todos los trabajadores manuales e intelectuales y a la llamada clase media, que comprende a la pequeña y mediana burguesía. Solo se excluiría a la cúspide de la burguesía nacional vinculada a los intereses imperialistas. Parte de la burguesía nacional, y no solo la pequeña burguesía, podría incorporarse a la lucha por los intereses populares. También hay que tener en cuenta los grupos étnicos, de género, etarios y otros con intereses económicos, políticos y sociales específicos, como son las organizaciones religiosas, las sociedades fraternales, los ateos, los defensores del medio ambiente, de los animales, grupos LGTBI, y otros muchos.

Estas ideas sobre el sujeto revolucionario en Nuestra América ya se habían proclamado en la Segunda Declaración de La Habana (4 de febrero de 1962) al decir: “En la lucha antimperialista y antifeudal es posible vertebrar la inmensa mayoría del pueblo tras metas de liberación que unan el esfuerzo de la clase obrera, los campesinos, los trabajadores intelectuales, la pequeña burguesía y las capas más progresistas de la burguesía nacional…Ese movimiento podría arrastrar consigo a los elementos progresistas de las fuerzas armadas…”.

20 de marzo de 2020






jueves, 19 de marzo de 2020

Venezuela cinco años de extorsiones estadounidenses


Por Hedelberto López Blanch



El gobierno estadounidense tras la llegada de Donald Trump a la presidencia se ha desbocado en su ambición de dominar al mundo y para tratar de lograrlo ha lanzado golpes de Estado y guerra contra algunos países y a la par aplica extorsiones económico-financieras contra decenas de naciones.

En el caso de Venezuela, el bloqueo en todas las dimensiones se cierra cada día más para derrocar al sistema democrático elegido por la mayoría del pueblo (establecido desde 2009 por el líder histórico Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro) que ha representado desde entonces un trago amargo para Washington en su afán de implantar en América Latina la doctrina Monroe. 

Ante la inoperancia de las Naciones Unidas que observa impávida el accionar de Washington, Caracas decidió elevar a la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya, una demanda contra Estados Unidos por crímenes de lesa humanidad, como forma de que el mundo se entere de los desmanes de la administración Trump contra su país. Y digo solo que las naciones del orbe conozcan sobre esta guerra contra Caracas pues en la práctica no se tomarán acciones ya que Washington desconoce a la CPI. 

Jeffrey Sachs, profesor de economía y asesor Superior de Naciones Unidas declaró que “las sanciones quedarían comprendidas en la definición de castigo colectivo de la población civil, tal y como se describe en los convenios internacionales de Ginebra y de La Haya”. El 9 de marzo se cumplieron cinco años de incesantes medidas coercitivas de las administraciones norteamericanas contra Caracas, cuando el ex presidente Barack Obama declaró a Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad política y exterior de Washington.

Primeramente fueron congelados los activos de funcionarios venezolanos en Estados Unidos y se extendió después a toda persona que el secretario del Tesoro y el de Estado, acusaran de responsable o cómplice de acciones que Washington definiera como ilícitas. 

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se ampliaron las medidas unilaterales que imponen un bloqueo económico, financiero y comercial total contra el pueblo y gobierno venezolanos.

Ya en agosto de 2017, Trump promulga el decreto 13808 que prohíbe la compra directa o indirecta de valores procedentes de Venezuela; recrudece el boicot financiero y la política de aislamiento de la banca privada y pública; afecta las operaciones de la estatal petrolera PDVSA. La medida impide que el país tenga acceso a los mercados financieros de Estados Unidos, lo que da como resultado una fuerte caída en la capacidad importadora de la nación sudamericana. En marzo de 2018, el mandatario firma el decreto 13827 que prohíbe toda transacción con el uso de dinero electrónico y moneda digital del gobierno de Venezuela con el fin de torpedear la criptomoneda (petro) que el presidente Nicolás Maduro había lanzado semanas antes. 

Dos meses después, el 21 de mayo de 2018 Trump da luz verde al decreto 13835 que recrudece prohibiciones de transacciones u operaciones de refinanciamiento de la deuda venezolana aplicada a todos los entes estatales, entre ellos el Banco Central de Venezuela y nuevamente PDVSA.

El primero de noviembre de 2018, firma el decreto 13850 que establece un marco para bloquear los activos y prohibir las transacciones de las personas que operan en el sector oro o en cualquier otro de la economía.

Amparado en ese decreto, el 28 de enero de 2019 se cataloga a PDVSA como empresa designada y en consecuencia todos los bienes y las participaciones de la estatal petrolera que se encuentran bajo las jurisdicciones de Estados Unidos, incluyendo la filial Citco, fueron bloqueadas y se prohíbe que ciudadanos y compañías estadounidenses realicen operaciones con la empresa.

Otra orden ejecutiva, la 13884 del 5 de agosto de 2019, amplia el programa de sanciones a la categoría de embargo y procede al bloqueo de todos los activos del Estado venezolano en territorio estadounidense y autoriza la aplicación de sanciones secundarias contra empresas y países que tuvieran relaciones comerciales con Caracas por lo que también se afecta el sector privado.

La presión no termina, pues en marzo de 2020, Trump envía una carta al Congreso para extender la orden ejecutiva 13 692 con respecto a la situación en Venezuela.


A las extorsiones se le suma la cacería desde otros frentes como el sobredimensionado riesgo-país que multiplica inmensamente el costo de la deuda soberana, una calificación que no se corresponde a la realidad sino a la campaña de terror que lleva adelante Estados Unidos. 

A la larga lista se agregan las restricciones financieras sobre operaciones de comercio internacional que se vinculan a la importación de alimentos, medicamentos y repuestos estratégicos para empresas y servicios públicos, acciones que han provocado que Venezuela perdiera más de 40 000 millones de dólares y que ha frenado el desarrollo de un país que había trazado su hoja de ruta soberana.

Como la Organización de Naciones Unidas ha permanecido impávida ante las constantes agresiones del imperio, el gobierno bolivariano ha decidido llevar el caso a la Corte Penal Internacional de La Haya para que el mundo conozca los grandes desmanes que provoca a su pueblo las constantes acciones desestabilizadoras de la Casa Blanca que cada día esta más irritada por la capacidad de resistencia del gobierno democrático caraqueño.


Las ventas de armamentos entre 2015 y 2019. El negocio de la guerra no tiene crisis


MSc Enrique R. Martínez Díaz, Profesor Auxiliar, CIPI

En días recientes fue hecho público por el Instituto de Investigaciones Internacionales de la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés) un reporte sobre el comportamiento de las transferencias internacionales de armas en el período 2015-2019. Este es un reporte que se hace cada año por esta institución, y es de acceso abierto.


https://www.eulixe.com.

De acuerdo a este documento, en el periodo 2015-2019 las transferencias (compras y ventas) de armas a nivel planetario tuvieron un incremento del 5,5 % respecto al quinquenio anterior (2010-2014). Los principales exportadores de armas fueron: Estados Unidos de América (EE.UU.); la Federación de Rusia; Francia; Alemania; y la República Popular China (RPCH). Entre estas 5 naciones ocuparon el 76 % de todas las ventas de armas a nivel global, 111 mil 245 millones de dólares de un total de 145 mil 776.

EE.UU. tuvo el 36% de las exportaciones de armas a nivel mundial, manteniendo ampliamente el primer lugar,  e incrementando incluso sus  ventas en ese período; anteriormente, en el período 2010-2014 sus exportaciones de armas representaban el 31% de ese rubro, por lo que, según el documento citado, aumentaron en un 23% sus exportaciones de armas al exterior; de acuerdo a la base de datos del SIPRI, en ese período (2015-2019) las ventas norteamericanas alcanzaron los 53 mil 34 millones de dólares.

Otro elemento interesante es que los países de la Unión Europea, sumados, alcanzaron el 26% de las ventas, lo que significa que superaron a Rusia, que se mantuvo en el segundo lugar, con un 21% de las ventas a nivel planetario, aun cuando fue el único de los cinco primeros que vio una reducción porcentual en sus ventas. También es de destacar que la RPCH se mantuvo entre las cinco primeras naciones, con un 5,5 % de las ventas de armas, con un incremento de más del 6 % con respecto a la etapa anterior.

En el caso de las importaciones de armas, las naciones que ocuparon los cinco primeros lugares fueron: Arabia Saudita(17 mil 694 millones de dólares), India (13 mil 412 millones), Egipto (8 mil 396 millones), Australia (7 mil 133 millones) y la RPCH (8 mil 396 millones; esta última es la única que está entre las cinco primeras en ambas categorías). Entre las 5 adquirieron armamentos por un valor de 52 mil 935 millones de dólares, un 36% de todas las ventas de armamentos a nivel planetario. Es importante señalar que varios de esos países son importantes aliados (y clientes) de EE.UU.

Por regiones, Asia y Oceanía representó el 41 de las importaciones de armas a nivel mundial, seguido por el Medio Oriente con un 35%, Europa con un 11%, África con un 7,2 % y las Américas con un 5,7%. De estas, la región que experimentó un mayor crecimiento en la compra de armas fue el Medio Oriente, donde es ampliamente conocido que persisten varios de los conflictos de más larga data en la actualidad, como son los casos del conflicto de Palestina, el de Irak, la guerra en Siria, Yemen y Afganistán.

En nuestro continente hubo una notable reducción de las compras de armamentos respecto al quinquenio anterior (un 40 %, superior al 16 % de reducción en África y al 7,9% de reducción en Asia). Las 5 naciones con mayor participación en la compra de armas en América Latina y el Caribe durante el período analizado fueron: Brasil (869 millones de dólares), México (853 millones de dólares), Colombia (351 millones de dólares), Venezuela (304 millones de dólares) y Argentina (160 millones de dólares). En cuanto  a las ventas, solamente Brasil, con 299 millones de dólares, tiene un nivel de ventas destacable (ocupó el lugar 24 en el listado de exportadores), aunque considerablemente más bajo que los grandes exportadores a nivel mundial, de acuerdo a la base de datos del SIPRI.


Estas informaciones sobre el incremento a nivel global de las transferencias de armamentos no son nada halagüeñas, cuando sabemos que a nivel mundial, de acuerdo a los datos disponibles, en el año 2018, 821 millones de personas en este planeta padecieron hambre,según los informes de la FAO; y cerca de 2 000 millones de seres humanos no tenían acceso a alimentación saludable. Probablemente, con una parte de ese dinero dedicado a adquirir armas se pudierahaber obtenido o producido lo necesario para alimentar a todas esas personas.

También es algo muy triste que se dilapide tanto dinero en armas, cuando conocemos, según datos de la UNESCO, que una sexta parte de los niños, adolescentes y jóvenes del  mundo (258,4 millones) no tienen acceso a la educación por diferentes causas. Es casi seguro que con una parte del dinero que se invierte en la adquisición de armas se pudiera garantizar escuelas y maestros para educar a esos que son el futuro de la humanidad.

Según un informe de la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud, de fecha 18 de Junio de 2019, alrededor de 2.200 millones de personas en todo el mundo no cuentan con servicios de agua potable gestionados de manera segura; 4 mil 200 millones de personas no cuentan con servicios de saneamiento gestionados de manera segura; y 3 mil millones carecen de instalaciones básicas para el lavado de manos. Es muy probable que con parte del dinero que se dedica a las compras de armas tales problemas pudieran resolverse.

Qué decir de cuanto de ese dinero se pudiera haber invertido en ayuda al desarrollo a los países más atrasados del planeta; cuanto en establecer sistemas médicos de calidad para la inmensa mayoría de la población mundial; cuanto en apoyar la construcción de viviendas seguras para aquellos que viven en las calles o en chozas improvisadas en la mayor parte del globo terráqueo; en crear mejores infraestructuras en los países del llamado Tercer Mundo;  o cuánto de ese dinero pudiese haber sido utilizado para enfrentar el cambio climático, que puede dejar sin hogar a pueblos enteros.

Sin embargo, los gobiernos de los países más poderosos del planeta, que se ufanan de poseer los ejércitos y flotas mayores, con las armas más modernas y sofisticadas, continúan invirtiendo los dineros de sus ciudadanos en desarrollar y comprar medios de muerte cada vez más letales, más complejos y, por cierto, más caros. Algunos, como cierto personaje que tiene su despacho en el llamado Salón Oval de la Casa Blanca en Washington DC, inclusive califica de “bellísimas” (beautiful) a muchas de esas máquinas de muerte.

Con ello, se hacen cada día más ricos los propietarios de las grandes empresas del Complejo Militar Industrial de EE.UU. y de los principales países desarrollados, y de paso hacen más inseguro este azul planeta donde habitamos todos.

Y todo eso, como escribió nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 2012: (…) para enriquecer a empresas transnacionales, fabricantes de armas y políticos inescrupulosos, que dilapidan cada año los fondos que se necesitan para la alimentación y la educación de los incontables millones de hambrientos y analfabetos en el mundo.

BIBLIOGRAFIA

Castro Ruz, Fidel. La Paz Mundial pende de un hilo. Cubadebate, La Habana, 13 de Enero de 2012(http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2012/01/13/la-paz-mundial-pende-de-un-hilo/)

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2019.  Roma, Julio 2019 (http://www.fao.org/3/ca5302es/ca5302es.pdf) 

SIPRI. Trends in International Arms Transfers, 2019. Stockholm, March 2020 (https://www.sipri.org/sites/default/files/2020-03/fs_2003_at_2019.pdf)

UNESCO Institute for Statistics. New Methodology Shows that 258 Million Children, Adolescents and Youth Are Out of School. Fact Sheet No 56. Montreal, September 2019 (http://uis.unesco.org/sites/default/files/documents/new-methodology-shows-258-million-children-adolescents-and-youth-are-out-school.pdf)

UNICEF, WHO. Progress on household drinking water, sanitation and hygiene, 2000-2017. New York, 2019 (https://data.unicef.org/resources/progress-drinking-water-sanitation-hygiene-2019/ )