lunes, 11 de noviembre de 2013

Las múltiples crisis de la Unión Europea

¿Existe realmente la recuperación económica europea?

Por Leyde E. Rodríguez Hernández

La crisis económica que en los últimos cinco años (2008-2013) atraviesa la Unión Europea puso de manifiesto sus defectos, como una entidad todavía en construcción que revela carencias fundamentales como la falta de objetivos, o de dirección política capaz de afrontar los retos impuestos por el elevado desempleo, la deuda, la inmigración o el auge de partidos políticos de extrema derecha.  

En mi opinión, cada una de estas complejas problemáticas, en su interrelación, demuestran, contrariamente a lo que difunde la gran prensa en el viejo continente,  que Europa no ha salido aún de la crisis sistémica capitalista en los órdenes económico, político, social, moral e institucional. Los líderes europeos no han logrado un objetivo común o una meta que evite el euroescepticismo de vastos sectores sociales.


Un euroescepticismo alimentado por la destrucción, cada año, de casi un millón de empleos y el anuncio, en los meses de octubre y noviembre de 2013, de tasas de crecimiento económico muy débiles que no consiguen ocultar la dura realidad de 26 872 000 de desempleados en el conjunto de los países miembros de la Unión Europea  y de 19 447 000 en la Eurozona, en ambos casos, unos 60 000 más que hace un mes. Pero si comparamos el desempleo actual con el que existía hace un año, encontramos que la Unión Europea suma 978 000 desocupados más, mientras que la Eurozona añadió 996 000 personas a la difícil búsqueda de empleos. Además, en el ámbito de la juventud, hay 5 584 000 menores de 25 años desempleados, lo que constituye una tasa del 23,5 %, siendo más grave en España y Grecia, con un 56,5 y 57,3 % respectivamente. Sin olvidar la experiencia histórica que indica los últimos meses del año como los casi siempre peores para el empleo en Europa, por lo que esa tasa podría seguir subiendo hasta principios de 2014.     

Las altas cifras de desempleo cuestionan los precipitados y optimistas vaticinios sobre la terminación de la crisis económica europea o que la economía europea empieza a ver la luz al final del túnel porque, en el segundo trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) de la zona euro experimentó un crecimiento del 0,3 % respecto a los tres meses anteriores, suponiendo el fin de seis trimestres consecutivos de contracción del PIB. Este mínimo crecimiento de la economía europea, como resultado de un auge de las exportaciones y de los imperceptibles ajustes aplicados al modelo de austeridad neoliberal, evidencia que un crecimiento sólido y sostenible sigue siendo una ilusión de la clase política y que lo predominante es la incertidumbre sobre la evolución futura de las economías europeas, pues los países más afectados de la periferia pobre europea siguen sufriendo la desgracia de la pérdida de sus derechos laborales, la abolición de facto de los convenios colectivos, el despido o traslado forzoso de funcionarios, la privatización de empresas públicas y el aumento de los impuestos.   

Soslayando todo eso, con cierta manipulación, leemos en la prensa internacional sobre un incipiente crecimiento macroeconómico, cuyo único fin está dirigido al destaque de la “eficiencia” de las políticas privatizadoras y de reducción del gasto público - denominadas de austeridad- para “equilibrar” las finanzas públicas y reducir el déficit fiscal. Ahora las minorías europeas muy enriquecidas, los bancos y las corporaciones pretenden demostrar que la política económica neoliberal ha sido todo un éxito, a pesar de un alto costo social para el mundo del trabajo y  la destrucción de la clase media europea, que ha generado 43 millones de europeos sin capacidad de compra para alimentarse por sus propios medios, quienes dependen de la ayuda alimentaria de determinadas organizaciones humanitarias. Cualquiera que sea el signo político del análisis de la coyuntura económica de la Unión Europea y de la Eurozona, la salida de esta crisis requerirá, inevitablemente, de un sostenido y acelerado crecimiento de las economías que facilite resolver la problemática de la deuda. 


Por consiguiente, un escenario de recuperación de las economías europeas, hacia el 2015, comprende la reestructuración de la deuda y la reconsideración de los estrictos criterios de déficit público blandidos por el Banco Central Europeo (BCE), institución que surgió tras la entrada en vigor del Tratado de Maastricht, el 1 de noviembre de 1993, y cuya gestión ha contribuido a quebrantar la confianza de los ciudadanos en las instituciones de la Unión Europea. Los ciudadanos europeos siguen sin entender por qué hay que salvar los bancos con dinero público, en vez de proteger a las personas; y es aquí donde radica la necesidad inaplazable del bloque de avanzar en la dimensión social de la Unión Monetaria y Económica.

Asociado a lo anterior se encuentra el auge de la inmigración procedente de África Norte, Subsahariana y el Medio Oriente, que con frecuencia es estigmatiza como culpable, especie de “chivo expiatorio”, de una crisis económica que tiene sus causas más profundas en la naturaleza del globalizado capitalismo contemporáneo.  Esta situación ha llegado a un punto en que el Consejo de Europa reconoció la existencia de un creciente populismo y extremismo político que afecta a casi toda la geografía europea de Norte a Sur, con su carga de racismo, intolerancia, violencia contra los extranjeros, en particular los gitanos, musulmanes y el ascenso de agrupaciones  políticas xenófobas que no aceptan una identidad europea cada vez más y más multicultural. La resurrección de las fuerzas de extrema derecha en Europa es el resultado de la crisis económica, de la descomposición y pérdida de los beneficios sociales que, durante décadas, garantizó el denominado Estado de bienestar general impulsado por las fuerzas políticas socialdemócratas, la indiferencia de la clase política hacia los reclamos de los ciudadanos y la ausencia de una estrategia humanista que enfrente el empuje de la inmigración, en el contexto de la crisis económica sistémica y estructural del capitalismo globalizado.        

El conjunto de esos factores nos advierte que una construcción europea irreversible constituye una percepción falsa, pues la historia ha demostrado que cualquier proceso social puede ser revertido. En el ámbito europeo, debe reconocerse que los partidos políticos no han sabido ofrecer respuestas creíbles a las problemáticas mencionadas, ni a los temores de los ciudadanos por la pérdida de riqueza material y, como consecuencia, de las libertades individuales relacionadas con el consumo y el nivel de vida, la igualdad de género, laicidad o, al menos, preeminencia del Estado sobre la religión, entre otros temas no menos importantes. En este panorama, la socialdemocracia es la que más ha perdido en la batalla política y electoral, practicando una política casi idéntica a la de sus rivales de derecha o conservadores. Estas son condiciones peligrosas y desafiantes para el futuro de la construcción europea, ya que las fuerzas de extrema derecha buscan ascender al poder en cada país y a nivel de las instituciones europeas, con su rechazo al proceso de integración, la moneda única (Euro), contra la solidaridad, la justicia social y el gran capital, aunque a éste último, históricamente, acaban sirviendo. 

Así hablamos de una cultura política europea en franca crisis y amenazada por el apogeo de la extrema derecha, cuyos partidos políticos llevan años siendo noticia en países como Hungría, Finlandia, Reino Unido, Holanda, Austria o la propia Francia. Ahora la batalla se plantea en las instituciones comunitarias: según una reciente encuesta del periódico galo 'Le Nouvel Observateur', en las próximas elecciones europeas de mayo de 2014 el Frente Nacional de Marine Le Pen obtendría el 24% de los votos, por delante de socialistas y conservadores en Francia. Aunque sabemos que estas cifras son, muchas veces, objeto de tergiversación mediática y tienden a desinflarse cuando más se acerca el  momento del voto, es también incuestionable la progresión de poder de la extrema derecha en toda Europa. 

En un entorno de incertidumbre y euroescéptico, los dirigentes de los países europeos podrían terminar replegándose hacia sus prioridades nacionales, presentándose el choque o contradicción entre dos tendencias principales: integración europea versus nacionalismo, sobresaliendo la preocupación por una Europa germana. Como ha dicho Martin Schultz, socialdemócrata alemán, candidato a presidir la Comisión Europea, “los líderes europeos asisten a la última oportunidad de reformar la Unión Europea”, si se quiere que el bloque tenga un futuro en las relaciones internacionales del siglo XXI, caracterizadas por la innovación, la competitividad y el empleo, en los sectores en los cuales los europeos son aún punteros: aeronáutica, biotecnología, nanotecnología, etc.), que determinarán el poderío y el lugar de cada actor en el juego de la política internacional.  

Una Unión Europea sin una estrategia de futuro será un factor de inestabilidad para el sistema de relaciones internacionales, pues, en verdad, la construcción europea constituyó una ambición extraordinaria, desde el punto de vista histórico y geopolítico, porque sus promotores se proponían construir, en Europa, una potencia económica comparable a los Estados Unidos y China. Para lograr esos fines, la Unión Europea debe superar todas las crisis que frenan y paralizan su construcción. Debe, en primer lugar, darse los medios suficientes que le permitan convertirse en una de las tres superpotencias mundiales del sistema internacional multipolar del 2050. 

Esta es una ambición que debe acompañarse de una estrategia y calendario preciso, planteando una armonización entre los factores económicos, políticos y sociales de la Unión Europea, para dejar atrás la política económica neoliberal que obstaculiza la reconstrucción –tal vez con un nuevo tratado sería posible- de las capacidades de cohesión interna de la Unión y de los paradigmas económicos y políticos, ahora extraviados, pero que un día hicieron de Europa un conglomerado de países con mayor influencia y prestigio en la política internacional. 

De la Unión Europea, creada para evitar la guerra o promover la paz entre sus miembros, se desea una proyección similar más allá de sus fronteras nacionales. Millones de personas en el mundo esperan que la Unión Europea sea un polo de progreso, humanismo y paz en las relaciones internacionales. Pero, por ahora, lo más probable es que, mientras persistan las múltiples crisis que perturban la construcción europea, crecientes sectores sociales derechizados, procedentes de diversas tradiciones o signos políticos e ideológicos, seguirán apostando por su caída o destrucción motivados por un profundo sentimiento extremista y antisistema nacido de las entrañas de la propia crisis económica, cuyos rasgos principales están lejos de haber desaparecido.  

 Fuentes consultadas:

Bardet Jean-Luc.  Europa busca un nuevo horizonte 20 años después de Maastricht. AFP, 29/10/2013.  http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5g13tZdkp2awvtWy90NoRFsWvZ3bQ?docId=ffb2907d-e235-43c0-82ab-155ebffa1ce4

Martín Nieves. Europa necesita dirección política.

Míguez Ana. La eurozona crece y confirma la salida de la crisis económica. http://www.intereconomia.com/noticias/claves/eurozona-crece-y-confirma-salida-crisis-economica-20130904




domingo, 10 de noviembre de 2013

Panama, un sommet ibéro-américain écrêté par le vent de l’histoire


Par Jean Jacques Kourliandsky, chercheur à l’IRIS
Les sommets ibéro-américains rassemblent tous les douze mois depuis 1991 les Ibériques d’Europe (Espagne et Portugal) et ceux des Amériques (à savoir 18 pays de langue officielle espagnole et portugaise). Nés à la veille du cinquième centenaire de la rencontre entre deux mondes, ces sommets avaient été conçus sur le modèle de ceux du Commonwealth et des Conférences franco-africaines. Au fil des ans cette organisation avait été dotée d’un siège madrilène, et d’un secrétariat permanent, le SEGIB.

L’Espagne qui venait d’entrer dans la Communauté européenne (en 1986) en espérait un surcroit d’influence auprès de ses partenaires. Les latino-américains fraichement démocratisés, et bousculés par une dette extérieure handicapante cherchaient une ouverture européenne et un modèle. Les uns et les autres souhaitaient par ailleurs retrouver de façon institutionnalisée Cuba, mis au banc de la communauté internationale et de l’OEA (Organisation des Etats Américains) par les Etats-Unis d’Amérique du nord.

Ce double intérêt aurait-il perdu de son attraction ? En tous les cas, depuis quelques années, la rencontre ne fait plus carton plein. Cette année le Roi d’Espagne, il est vrai avec de bonnes raisons médicales, sera pour la première fois absent. Mais les présidents d’Argentine, de Bolivie, du Brésil, de Cuba, d’Equateur, d’Uruguay, du Venezuela ont également été représentés par des personnalités méritoires mais de rang inférieur. Quant au Secrétaire général, Enrique Iglesias, il était bien là, mais il est donné sortant dés la conclusion des travaux du sommet. Et la principale décision attendue de ce sommet est celle d’adopter un rythme de réunions beaucoup plus espacées dans le temps.

L’agenda a pourtant été dopé de façon notable, mais peut-être artificielle, pour éviter les mots d’excuse. Le sommet de la langue espagnole se tient également aux mêmes dates et à Panama. Le nouveau siège du parlement latino-américain va être inauguré pour l’occasion ainsi que les nouveaux locaux de l’Institut Cervantès, tous deux situés à Panama-ville. La première ligne du métro, construit avec le concours de sociétés espagnoles, va exceptionnellement être mise en service, alors que les travaux ne sont pas tout à fait terminés. Diverses entreprises brésiliennes, espagnoles, qui participent au gros œuvre de l’élargissement du canal sont aussi de la fête.

Alors ? Tout n’est-il pas pour le mieux dans le meilleur des mondes ibéro-américains ?? Sans doute, et la cordialité des échanges personnels entre les uns et les autres des participants n’est ici pas contestée. Mais les absences de cette année interpellent. Déjà en 2011 beaucoup de chefs d’Etat avaient sauté le sommet ibéro-américain d’Asunción au Paraguay. Et si l’on remonte un petit peu plus haut dans le temps en 2007, à Santiago du Chili, un vif incident avait publiquement opposé le Roi d’Espagne au Président du Venezuela, Hugo Chavez. Ces rencontres qui faisaient carton plein en 1991 sont manifestement entrées dans une zone de rendement décroissant. L’organisation en a pris conscience et a confié à l’ex-président chilien Ricardo Lagos la responsabilité de faire des propositions. 

Secondé par le Secrétaire général et une ex-ministre mexicaine des affaires étrangères, Ricardo Lagos a remis un rapport prévisible. Pour se perpétuer, dit-il en substance, les rencontres ibéro-américaines doivent se trouver des raisons suffisantes. « Le futur de la communauté ibéro-américaine sera le meilleur possible pour tous si elle réussit à approfondir ses racines et à persévérer sur la voie des valeurs qui étaient les siennes à l’origine de leur création, en confortant et reconnaissant sa diversité et en renforçant le dialogue et la coopération pour un futur meilleur et plus digne pour tous », a-t-il écrit. CQFD…

Absences de chefs d’Etat, incidents de séance, réflexions sur l’avenir, sont plus des accidents de parcours. Ils témoignent, par leur accumulation, d’un changement d’époque. Les Latino-américains, au sortir des années noires, celles des dictatures et de l’endettement, avaient trouvé à Madrid un partenaire stratégique. L’Espagne, portée par une légitimité démocratique retrouvée, une diplomatie occidentale ouverte sur les suds, et une croissance qui faisait alors l’envie de ses voisins, leur offrait une voie d’accès à l’Occident moins asymétrique que la relation traditionnelle entretenue avec les Etats-Unis. 

La conjoncture politique, diplomatique et économique des deux parties, l’espagnole et la latino-américaine, est aujourd’hui bien différente. L’Espagne, qui a participé à l’occupation de l’Irak avec Washington, est désormais totalement intégrée à l’OTAN. Elle connaît une crise économique de longue durée qui la conduit à durcir l’accès de son territoire aux ressortissants étrangers, fussent-ils latino-américains. Les Latino-américains, en revanche, ont trouvé leur propre voie démocratique, consolidée avec le temps des élections et des alternances. Ils connaissent une période d’euphorie économique prolongée qui leur a permis de se désendetter, de commencer à réduire leurs inégalités sociales. Ce double mouvement est désormais conforté par un tissu intergouvernemental mutualisant les capacités régionales. En dépit de sa complexité et de ses contradictions, ce réseau a fait preuve de son efficacité.

Alliance des peuples de notre Amérique, Alliance du Pacifique, Communauté andine des nations, Conférence des pays latino-américains et de la Caraïbe, Marché commun du sud, Union des nations d’Amérique du sud, au-delà de leurs affinités effectivement divergentes, ces institutions portent des solidarités régionales inscrites dans la durée. Elles ont fait preuve de leur efficacité, commerciale, économique et diplomatique. Leur agenda est devenu prioritaire. Qui plus est d’autres rendez-vous intercontinentaux ont été inventés au cours de la période, entre sud-américains, africains et pays arabes. La Chine et l’Inde organisent également des rencontres avec l’Amérique latine. L’OEA (Organisation des Etats Américains), l’ONU et a fortiori les Conférences ibéro-américaines ont ainsi progressivement perdu l’intérêt qui était le leur il y a quelques années.

C’est comme cela que la prochaine conférence ibéro-américaine a été ainsi reportée, suivant les conclusions du rapport Lagos, de 2014 à 2015. 

Amérique Latine et grandes oreilles nord-américaines



Par Jean Jacques Kourliandsky, chercheur à l’IRIS
Les écoutes, tous azimuts, effectuées par les services secrets des Etats-Unis d’Amérique du Nord sont aujourd’hui publiques. Les chefs d’Etat, les partis politiques, les entreprises et organisations diverses latino-américaines étaient concernés, comme bien d’autres.

La source de cette information est connue et bien identifiée. Il n’y a rien d’étonnant à ce que les autorités nord-américaines se soient efforcées, avec un succès très relatif, de la tarir et d’en neutraliser les flux. L’une de ces sources se trouve bloquée dans les locaux de l’ambassade d’Equateur à Londres, Julian Assange, fondateur de WikiLeaks, et l’autre, Edward Snowden, analyste repenti de l’Agence nationale de sécurité des Etats-Unis (ou NSA), réside actuellement en Russie. L’une et l’autre ont des excroissances journalistiques au Royaume-Uni et au Brésil. Il s’agit du collaborateur du quotidien « The Guardian », Glenn Greenwald et de David Miranda son associé brésilien.
Les conséquences de ce dégorgement soudain sont en revanche plus intéressantes à examiner. Réalisées en toute illégalité et en tous lieux, « amis » comme « hostiles », ces écoutes ont en effet le mérite de révéler un état du monde. Comment ont réagi les Etats et les personnalités ciblées ? Quelles réponses envisagent-ils d’apporter ? L’Amérique latine a-t-elle manifestée une sensibilité et une réactivité particulières ?
L’émotion, la condamnation et la demande d’explications ont rempli les premiers communiqués diffusés par les chancelleries de pays d’identités politiques aussi diverses que le Brésil et la Colombie. Itamaraty, le ministère brésilien des Affaires étrangères a fait le commentaire suivant : « Il s’agit d’une atteinte à la souveraineté nationale et aux droits de l’Homme, incompatible avec les relations existant entre pays amis. » Le palais de San Carlos, la chancellerie colombienne, a au même moment rendu public son appréciation dans ces termes : « Rejetant les actes d’espionnage qui violent le droit à l’intimité des personnes comme les conventions internationales en matière de télécommunications, la Colombie va demander au gouvernement des Etats-Unis d’Amérique par l’intermédiaire de son ambassadeur en Colombie, les explications qu’elle est en droit d’exiger. »
Jusque-là rien ne distingue l’attitude des Latino-américains de celle manifestée, par exemple, par les Européens. Mais la fusée latino-américaine dispose d’un deuxième étage qui fait défaut à son homologue du vieux continent. Ce second élément, bien qu’ayant la même cible, n’a pas la même charge selon les pays. Le Mexique, particulièrement sourcilleux pour tout ce qui concerne la souveraineté et la non-ingérence, a mis un premier caillou dans la chaussure du président Obama. José Antonio Meade, secrétaire d’Etat aux relations extérieures, a en effet déclaré la chose suivante : « Quand les normes sont violées les explications ne sont pas suffisantes, nous attendons une enquête opportune, permettant d’identifier les responsabilités et les mesures correctives adoptées. » Le Brésil a été beaucoup plus loin. Sa présidente a spectaculairement manifesté son mécontentement en suspendant une visite d’Etat programmée à Washington en octobre.
Un certain nombre de décisions à caractère défensif et opérationnels ont été, par ailleurs, annoncées. Le Brésil a été particulièrement en pointe. Ses autorités ont en effet décidé d’imposer à l’administration publique un codage des courriels selon des modalités élaborés par le service fédéral de protection des données (ou Serpro). Le ministre brésilien des communications a par ailleurs déposé un projet de loi visant à contraindre les entreprises étrangères transnationales, présentes sur son territoire et offrant un accès à internet, à « stocker » leurs données sur place et à ne plus les envoyer dans un pays étranger.
La présidente brésilienne a également centré son discours, lors de la dernière assemblée générale de l’ONU, sur l’urgence et la nécessité de mettre en œuvre un instrument international garantissant l’inviolabilité et la protection des données transitant par internet. Le Brésil a reçu aux Nations unies le soutien de ses associés des groupes IBAS (Inde-Brésil-Afrique du sud) et des BRIC (Brésil-Russie-Inde-Chine). Il a par ailleurs sollicité et reçu le soutien de la quasi-totalité de ses partenaires sud-américains du Mercosul (Argentine-Uruguay-Venezuela) et de l’UNASUR (Union des nations sud-américaines). Cette dernière, selon le ministre équatorien des Affaires étrangères, Ricardo Patiño, a décidé d’étudier la mise en œuvre d’une plate-forme commune de communications visant à réduire le risque d’espionnage. L’Argentine et le Brésil ont par ailleurs signé un accord visant à mutualiser leurs cyberdéfenses. L’Argentine doit envoyer en décembre une mission militaire à cet effet auprès du CDECiber (Centre brésilien de défense en matière de cyber-écoute). Les deux ministères vont proposer à l’issue de cette rencontre une feuille de route, assortie d’un budget, à leurs gouvernements respectifs.
La crise ouverte en Amérique latine par la révélation du périmètre d’action de l’Agence de sécurité des Etats-Unis a sans aucun doute été accentuée par les mésaventures du chef de l’Etat bolivien, Evo Morales, au-dessus du ciel européen le 4 juillet dernier (voir les archives d’affaires stratégiques). Mais elle signale bien au-delà une distance grandissante avec les pays Occidentaux – les Etats-Unis bien sûr, mais aussi avec les pays européens, à l’exception notable de l’Allemagne – constatée sur bien d’autres dossiers conflictuels comme ceux de l’OMC (Organisation mondiale du commerce), du Proche et du Moyen-Orient (Iran, Libye, Syrie).


viernes, 8 de noviembre de 2013

Se mueven las "placas tectónicas" del sistema internacional

Por Atilio A. Boron *

En la Iª Conferencia de Estudios Estratégicos que tuvo lugar la semana pasada en Cuba, organizada por el Centro de Investigaciones de Política Internacional, se examinaron con detenimiento las principales manifestaciones de la fase actual caracterizada como de “transición geopolítica”.

Uno de esos componentes es este significativo desplazamiento de las “placas tectónicas” económicas del sistema internacional, llamado a tener enormes repercusiones en la política mundial. Nótese como en este estudio cuyos resultados compartimos -hecho por la OECD, un organismo insospechado de poseer un átomo siquiera de marxismo o antiimperialismo- se prevé el descenso de la gravitación económica de Estados Unidos del 22.7 % del PIB mundial al 17.8 % para el año 2030, que en términos histórico-sociales es un lapso sumamente breve. Japón también desciende, al igual que lo hacen otras economías de la OECD y de manera mucho más abrupta las de la zona Euro. Por contraste la China pega un “gran salto adelante” (recordar lo que proponía Mao, que se produjo aunque … ¡no precisamente en la forma que él quería!) y se pronostica que entre el 2011 y el 2030 aquel país pasará de representar del 17 % del PIB mundial a casi el 28 %, al paso que la India ya se situaría en poco más del 11 %. Para ese año, 2030, China y la India combinadas darían cuenta del 39 % del PIB global, y en el 2060 poco menos que la mitad, un 46 %. ¡Impresionante!

Si bien es cierto que es preciso manejar estas cifras con mucha cautela porque acontecimientos inesperados –una guerra mundial o de gran importancia para una región del mundo desarrollado, una catástrofe ecológica, procesos revolucionarios, la profundización de la crisis capitalista, el prematuro agotamiento de algún recurso natural estratégico, como el petróleo, etcétera- pueden alterar dramáticamente estas predicciones, las tendencias están firmemente establecidas. Que luego por algún motivo estas se desvíen, estanquen o -¿por qué no?- aceleren no puede ocultar el hecho de que este movimiento ya está en marcha y que ya ha tenido como resultado la ampliación de los márgenes de maniobra y potencial autonomía de los países de Nuestra América. Que países como Venezuela, Ecuador y Bolivia hayan resistido las ofensivas destituyentes del imperio es una prueba de lo que venimos diciendo. Que Cuba haya resistido a más de medio siglo de bloqueo integral es otra.  Que las bravuconadas retóricas de Washington no hayan podido detener el programa nuclear de Corea del Norte e Irán demuestran lo mismo. Y, más recientemente, la postergación del ataque a Siria anunciado por la Casa Blanca y la fulminante reaparición de Rusia como un actor de gran  peso en el escenario mundial es también un claro indicador de que la “transición geopolítica” ya está en marcha y es harto improbable que algo pueda detenerla. Para concluir, el debilitamiento del poderío global de Estados Unidos –y por lo tanto de su capacidad para imponer su dominación tal como acostumbraba a hacer-  y la emergencia de nuevas configuraciones de poder económico y político, eso que Chávez denominaba el "policentrismo", abre las puertas para un orden internacional potencialmente más justo y equitativo. Para que esto se transforme en una realidad, sin embargo, se requerirán muchos esfuerzos de los pueblos y gobiernos que pugnan por emanciparse de los grilletes del imperialismo, mucha inteligencia política y mucha militancia para neutralizar la contraofensiva que el imperio ya ha lanzado, sobre todo en contra de Nuestra América, que como lo dijeran Fidel y el Che, es  su área de reserva estratégica fundamental.

Porcentaje sobre el PIB global
( Medido en PPP -Paridad de poder adquisitivo- del año 2005)


Estados Unidos
Japón
Zona
Euro
Otros OECD
Otros no OECD
China
India
2011
22,7%
6,7%
17,1%
18,2%
11,7%
17,0%
6,6%
2030
17,8%
4,2%
11,7%
15,3%
12,0%
27,9%
11,1%
2060
16,3%
3,2%
8,8%
14,0%
11,7%
27,8%
18,2%

Fuente: Long-term Growth Scenarios, OECD Economics Department Working Paper No. 1000, en prensa.





A continuación van dos gráficas que ilustran con elocuencia los números de la tabla precedente y los cambios en la economía internacional.