jueves, 26 de junio de 2014

¿Mensajes entre Washington, Montevideo y La Habana?



¿A QUIÉN ESPERAMOS LOS CUBANOS?

Por Iroel Sánchez


Un amigo mío está muy entusiasmado con la más reciente noticia procedente de Estados Unidos sobre Cuba. “En cualquier momento las televisiones de Cuba y EEUU interrumpen su programación y anuncian que el Air Force One aterrizó en La Habana con el Vicepresidente Joe Biden a bordo para iniciar conversaciones con el gobierno cubano”, me dice provocándome una gran carcajada.

Obviamente, mi amigo no se refería a la inclusión de Cuba en otra de las listas que utiliza el Departamento de Estado para justificar su política de asedio contra la Isla. La última de estas evaluaciones está dedicada a la trata de personas que, como también ocurrió con la de estados patrocinadores del terrorismo, da más argumentos para felicitar a Cuba que para condenarla, pero Washington se esfuerza en hacer el ridículo en un tema en el que el país del Norte es líder negativo del planeta.

No caben dudas de que si EEUU hiciera una lista acusando a otros gobiernos de tratar con extraterrestres, también allí estaría Cuba aunque esta no tenga bases aeroespaciales ni satélites propios.

Pero volvamos a mi amigo. Él basaba su entusiasmo en las muy difundidas declaraciones del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Patrick Ventrell, quien confirmó y trató de dar otro contenido a lo que poco antes había dicho el semanario uruguayo Búsqueda, según el cual, en la cumbre del Grupo de los 77 más China, efectuada en Bolivia la pasada semana, el presidente de Uruguay, José Mujica, habría entregado “un mensaje conciliador” de Barack Obama al presidente cubano Raúl Castro.

Ventrell declaró que Obama pidió a Mujica “que use su considerable credibilidad como líder regional para impulsar reformas políticas y económicas en Cuba, notando que esas medidas serían muy bien recibidas por EEUU y otros integrantes de la comunidad internacional”. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional agregó que el “contratista” de la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda al Desarrollo (USAID), preso en la Isla por delitos contra la seguridad del Estado cubano, Alan Gross, “representa un obstáculo significativo para una más constructiva relación bilateral, y obtener su liberación permanece [como] una prioridad”.

A juzgar por las declaraciones de Ventrell, el gobierno de Estados Unidos ve en Mujica un procónsul para presionar a Cuba sin modificar un ápice su política injerencista. Es todo lo contrario de lo que afirmó el presidente uruguayo al terminar su reunión con Obama el pasado 12 de mayo: “yo defiendo todos los intereses de la barra a la cual pertenezco”. Como parte de esa barra, Mujica jamás ha mencionado el nombre de Gross, pero sí reveló entonces que en su encuentro con Obama trató la situación de los tres cubanos que permanecen en cárceles estadounidenses por monitorear las actividades terroristas que grupos extremistas radicados en Miami organizan contra Cuba, y declaró: “[Obama] no me pide [nada], porque él tiene la inteligencia de no pedir lo que no le van a dar”.

“Habrá que trabajar mucho. Creo que este gobierno es el más maduro para mejorar las relaciones con Cuba. Pero hasta aquí llega lo que le puedo decir”, fue otra de las afirmaciones que hizo Mujica al salir de la Casa Blanca.

La publicación uruguaya dijo -citando fuentes oficiales de ese país- que el presidente Mujica habría transmitido en la Cumbre del Grupo de los 77 la disposición estadounidense a “un acuerdo” con Cuba para, entre otros asuntos, levantar el bloqueo que Washington impone a la Isla desde hace más de medio siglo. Asombrosamente, el semanario de Montevideo dio como revelación -y la prensa internacional lo replicó- algo que está en todos los pronunciamientos de los principales dirigentes cubanos sobre el tema desde 1959: el gobierno de Cuba es “favorable” a la distensión entre La Habana y Washington, con la “condición” de que no haya “imposiciones” del gobierno estadounidense.

En cuanto a lo dicho por Ventrell, no es creíble que el gobierno uruguayo haya considerado “conciliador” un mensaje injerencista y una misión servil a Washington como la que quieren atribuirle las declaraciones del portavoz del consejo de Seguridad Nacional. .

Si se hace un recuento de lo sucedido entre Cuba y Estados Unidos en lo que va de año se aprecia cómo las circunstancias han ido madurando al gobierno de Barack Obama para un cambio en su política hacia la Isla, al extremo que de tan maduro se cae ahora de la mata con las declaraciones de Ventrell, reiterando lo que Obama lleva repitiendo desde que llegó a la presidencia. Repasemos cómo ha sido percibida, en el primer semestre de 2014, la política hacia Cuba en EEUU, además de por “otros integrantes de la comunidad internacional”:

·        La Cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), celebrada en La Habana, condenó de manera unánime el bloqueo,
·        La Unión Europea propone a Cuba iniciar conversaciones con vistas a un Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación, dejando atrás la llamada Posición Común, impuesta por Washington en tiempos de José María Aznar.
·        Una encuesta de Atlantic Council, una prominente institución de investigación de Washington, arrojó que 56% de los estadounidenses favorecen el cambio de la política hacia Cuba, mayoría que sube a 63 por ciento entre los adultos de la Florida y a 62 por ciento nacionalmente entre los latinos. Aunque el apoyo es más fuerte entre demócratas e independientes, la encuesta arrojó que 52 por ciento de los republicanos también favorecen la normalización de las relaciones.
·        La agencia de noticias Associated Press (AP), la más importante de Estados Unidos, provocó un escándalo al publicar una investigación sobre un programa conocido como ZunZuneo financiado por la USAID. ZunZuneo -también conocido como “Twitter cubano”- creó una red de usuarios en Cuba a través de telefonía móvil con el objetivo de provocar una situación como las llamadas “primaveras árabes” en la Isla.
·        Tras las revelaciones sobre ZunZuneo, salieron a la luz otros programas similares contra Cuba como Piramideo y Commotion -revelado por The New York Times- que la USAID ensayó en Túnez, y la revista Newsweek divulgó el intento de utilizar a la comunidad masónica cubana en la estrategia estadounidense de “cambio de régimen”.
·        Al saber de las operaciones de la USAID y su continuación con posterioridad a su detención, Alan Gross se declaró en huelga de hambre varios días y tanto él como su esposa urgieron al Presidente Obama a iniciar negociaciones con el gobierno cubano para su liberación, algo que retomaron cuatro congresistas estadounidenses de visita en Cuba a inicios de mayo. El gobierno cubano ha declarado reiteradamente su disposición a un acuerdo humanitario que permita la liberación de Gross y dé solución al caso de los tres prisioneros cubanos en EEUU
·        La captura el 26 de abril por autoridades cubanas de cuatro enviados desde Miami para ejecutar acciones terroristas en Cuba demostró que las actividades que realizaban los tres cubanos aún prisioneros en Estados Unidos están plenamente justificadas.
·        El candidato a gobernador de la Florida, Charlie Christ, anunció que se opone al bloqueo y que viajará a La Habana.
·       Visitó La Habana el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donahue, y declaró que es hora de cambiar la política de su país hacia Cuba.
·        Cuarenta personalidades de la política y la economía de Estados Unidos enviaron una carta a Barack Obama donde piden un cambio en la política hacia Cuba para lograr los mismos objetivos por otra vía.
·        El acuerdo del gobierno de Estados Unidos con el Talibán para liberar un soldado estadounidense a cambio de cinco sospechosos de terrorismo encarcelados en el campo de torturas que gestiona Washington en la base naval de Guantánamo volvió a desatar el reclamo de un canje de los tres antiterroristas cubanos por el “contratista” de la USAID condenado en Cuba.
·        La exSecretaria de Estado Hillary Clinton reveló en sus memorias que recomendó a Obama eliminar el bloqueo.
·        Una nueva encuesta de la Universidad Internacional de la Florida volvió a señalar que la mayoría de los cubanos en Miami desea la normalización de las relaciones con Cuba.
·        La Asamblea General de la OEA, efectuada en Asunción, Paraguay, escenifica una verdadera rebelión contra EEUU. La mayoría de los países se declararon a favor de la presencia de Cuba en la próxima Cumbre de las Américas y una buena parte asegura que no asistirá si la nación caribeña vuelve a ser excluida.

Después de conocer todo esto y sabiendo que José Mujica no es un procónsul de EEUU sino un amigo de la Revolución cubana, no hay que ser muy agudo para percatarse de que el señor Ventrell ha salido a controlar daños y calmar a la gradería ante la repercusión de lo publicado en Uruguay.

Es obvio que hubo algo que no se ha hecho público de la reunión del 12 de mayo porque el presidente uruguayo dijo entonces: “hasta aquí llega lo que le puedo decir”. Sin embargo, no hay que tener mucho sentido crítico ni ser un experto en política para saber que si Obama envió un mensaje al presidente cubano, Mujica no va a tardar un mes y medio en transmitirlo, existiendo líneas aéreas, mensajes cifrados y embajadas en Montevideo y La Habana. A pesar de ello, cualquier cosa parece estar más cerca de la lógica que lo afirmado por Mr. Ventrell al repetir como un loro lo que llevamos escuchando hace más de cinco décadas.

Lo interesante de todo esto es la confirmación de que el gobierno estadounidense sólo modificará su política hacia Cuba bajo una enorme presión, tanto interna como internacional. Obama sigue más preocupado por no molestar a los políticos extremistas de Miami que por escuchar a América Latina, a la mayoría de los cubanoamericanos, a los aliados de Estados Unidos en Europa y a sectores influyentes de su propia opinión pública.

Mientras, en La Habana no esperamos a Biden pero sí a los tres héroes antiterroristas que quedan presos en Estados Unidos y por los que Mujica intercedió ante Obama. Lejos de hacernos ilusiones, es el momento de redoblar la lucha.


LA PUPILA INSOMNE     
23 de junio de 2014      



martes, 24 de junio de 2014

EL CLUB DE BILDERBERG Y EL PROBLEMA DE UCRANIA

Por Boris Novoseltsev

La 62ª reunión del Club de Bilderberg, una de las estructuras más cerradas de la gobernanza global y que los periodistas le han achacado el epíteto de la camarilla global, se llevó a cabo en la ciudad de Copenhague, Dinamarca entre el 31 de mayo y el 1º de junio del corriente.

En un informe de prensa, la organización declaró que la agenda cubriría una amplia gama de cuestiones tales como el futuro de la democracia y de la clase media, la nueva arquitectura internacional del Medio Oriente y el futuro de Europa. Esta redacción vaga y ambigua ocultó problemas específicos que también fueron objeto de discusión. Estos incluyeron las perspectivas del programa nuclear iraní, particularmente dado el acercamiento entre Rusia, China e Irán y el alza en los movimientos nacionalistas en Europa, lo cual aumenta el peligro de su desintegración; el acuerdo gasífero entre Rusia y China; la futura legislación de la Unión Europea sobre la privacidad en Internet; las guerras cibernéticas y su influencia sobre la libertad en Internet y el cambio climático.

Dos puntos fueron centrales: la situación en Ucrania y la política exterior de Barack Obama, considerada por los círculos influyentes del establecimiento global, como ineficiente.

El tono de estas discusiones fue impuesto por el reciente acuerdo gasífero de largo alcance entre Rusia y China. Según observadores occidentales, el acuerdo le ha permitido a Rusia fortalecer significativamente su posición en el mundo en general y en Ucrania en particular. La asociación gasífera entre Rusia y China le quita a Kiev su último argumento: el control del gasoducto que une a Rusia con sus socios europeos. Al mismo tiempo, la alianza estratégica entre China y Rusia ha sido un largo dolor de cabeza para Occidente, que ha hecho todo lo posible para impedir el acercamiento entre los dos países.

Uno de los participantes en la reunión del Bilderberg en Copenhague confirmó que Ucrania fue uno de los primeros problemas en discutirse durante la reunión del 31 de mayo a la mañana. No se sabe con exactitud quiénes participaron en la reunión, pero se puede sacar ciertas conclusiones considerando la lista de las personas invitadas.

Indudablemente pareciera que la reunión entre los participantes giró sobre la actual estrategia de Estados Unidos que es considerada ineficiente pero que todos no estaban muy seguros acerca de cómo debería cambiar. Estuvieron particularmente dudosos acerca del grado en que sería necesario que Occidente redujera el nivel de tensión en sus relaciones con Moscú respecto al problema ucraniano.

Se presume que el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen y el general de cuatro estrellas norteamericano, Philip Breedlove, Comandante de las fuerzas de la OTAN en Europa, también participaron en la discusión sobre Ucrania en la reunión del Bilderberg. Varios días antes de esta reunión, luego del encuentro de los jefes del estado mayor de la OTAN, el mismo Breedlove anunció que la alianza no tenía planeado un cambio en el formato de sus relaciones con Rusia en relación con los problemas de seguridad global a consecuencia de la crisis de Ucrania, especialmente con relación a Afganistán. (Aparentemente, no se le ocurrió al general norteamericano discutir si a Rusia le gustaría mantener el formato de sus propias relaciones con la OTAN en respuesta a sus diferencias respecto de Ucrania). La posición de Rasmussen es menos clara, pero en recientes declaraciones públicas no ha planteado que la confrontación con Rusia sea intensificada.

El director del Programa Rusia y Eurasia del Centro Carnegie, Eugene Rumer, quien anteriormente había llamado la atención sobre el hecho de que el problema en Ucrania está lejos del factor ruso sino en el vacío de seguridad creado por las acciones del régimen de Kiev, luego de los acontecimientos de Maidan, estaba presente en la discusión sobre Ucrania. Además, Rumer cree que los intentos de Kiev por conseguir ayuda militar directa de Estados Unidos en forma de armamentos, por ejemplo,son contraproducentes, ya que Ucrania misma es el noveno productor exportador de armamentos en el mundo y su problema no es la falta de armamento sino la abundancia de éste.

Resulta revelador que casi no hubiera representantes invitados de la Unión Europea para tratar lo de Ucrania en la reunión de Copenhague (con la excepción del Ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Carl Bildt). Según observadores, los europeos dentro de la élite global están siendo gradualmente apartados en la resolución del problema de Ucrania.

En general, fue imposible que los temores de los grandes industriales y hombres de negocios, quienes tradicionalmente conforman una proporción significativa de los invitados a las reuniones de Bilderberg, no surgieran durante las discusiones en Copenhague, ya que las sanciones iniciadas por el gobierno de Obama contra Rusia están desatando un caos en sus negocios sin que aporten ningún beneficio tangible para ellos.

Por otra parte, los críticos del gobierno de Obama creen que debido a sus acciones en relación con la cuestión de Ucrania, han creado las condiciones para que Pekín y Moscú inicien exitosamente la construcción de relaciones estratégicas de largo plazo que Occidente no puede ver de ninguna manera como no sea una amenaza contra el sistema global de gobernanza (de ahí que la contención del desarrollo de una asociación entre China y Rusia sea prioritaria una vez más).

Luego de la reunión del grupo de Bilderberg, pareciera que la presión sobre el gobierno de Obama está creciendo en Occidente simultáneamente desde dos puntos: de parte de aquellos que les gustaría que la Casa Blanca redujera la agresividad en la retórica hacia Rusia y de aquellos que son agudamente críticos del presidente norteamericano por su falta de decisión y determinación respecto de Ucrania y que creen que Ucrania debe ser conservada como un territorio para combatir a Rusia en años venideros.

Dificultoso resulta señalar cuál será el balance final de estas fuerzas, pero resulta bastante obvio que la insatisfacción con Washington ha crecido en Occidente desde la anterior reunión del grupo Bilderberg. Esta insatisfacción es compartida por líderes europeos, corporaciones transnacionales e incluso por parte de las élites del gobierno norteamericano. La ironía de la situación revelada por la crisis ucraniana es que existe el riesgo de que la política exterior de Washington utilizada para intimidar a Rusia, se está haciendo realidad aunque de otra forma, contra los mismos Estados Unidos.

Resulta improbable que el resultado de las discusiones de Bilderberg se manifieste el día de mañana, pero comenzará a sentirse durante el otoño y en todas las áreas importantes de la política mundial china, rusa y ucraniana.


APORREA                          

19 de junio de 2014. VENEZUELA




lunes, 16 de junio de 2014

Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros, en el acto de masas, en ocasión de la Cumbre del Grupo de los 77 más China



Tengo el privilegio de conocer el corazón de Suramérica, la nación fundada por el Libertador Simón Bolívar, a quien debe su nombre...
Querido compañero Evo:
Estimados Presidentes:
Hermanos bolivianos:
Tengo el privilegio de conocer el corazón de Suramérica, la nación fundada por el Libertador Simón Bolívar, a quien debe su nombre.
Hace tiempo le debíamos esta visita a Bolivia. Los cubanos admiramos la centenaria historia de luchas del pueblo boliviano, por vivir bien, en armonía con la Madre Tierra, la Pachamama.
Nosotros conocemos la justa rebeldía de los bolivianos, que nunca se sometieron a los invasores, ni se resignaron a que vaciaran sus montañas de tanto extraerles los minerales, como hicieron con el famoso cerro del Potosí.
Hemos venido a acompañarlos en esta Cumbre del Grupo de los 77 más China. Somos más de 130 naciones, que tenemos problemas comunes. Juntos, constituimos un importante actor internacional. Podemos influir, si nos lo proponemos, en las decisiones de las Naciones Unidas, en los asuntos de la paz y del desarrollo, en la preservación del medio ambiente. Era muy importante estar aquí, con ustedes, apoyando el liderazgo y el ejemplo del compañero Evo Morales y de Bolivia.
Queremos agradecerles a los bolivianos su generosidad y solidaridad. Sobre todo, por haber acogido, como en familia, a cientos de colaboradores cubanos, y porque al ser ustedes protagonistas de un proceso de cambio inédito en su país, han realizado una contribución invaluable al proceso de luchas de Nuestra América, como la llamó José Martí, por la definitiva independencia e integración de todos nuestros pueblos.
Evo me ha contado detalles de las luchas campesinas en este país, de los pueblos originarios, de los cocaleros, cuando él era líder sindical allá en el Chapare. También hemos hablado de los mineros, cuyos sindicatos son de los más combativos en toda la región. Yo le decía, guiándome por nuestra propia experiencia en Cuba: esas masas trabajadoras unidas, con la conciencia política y de clase que han adquirido, con la combatividad acumulada en sus luchas, son realmente invencibles.
Esa es la experiencia de varios de nuestros países hermanos. Fíjense que el imperialismo y la oligarquía lo primero que hacen es atacar la unidad del pueblo, dividir al pueblo, exacerbar diferencias, que siempre las hay, enfrentar a amigos y hermanos. Esa estrategia de división solo puede responderse con unidad, unidad y más unidad.
Hoy Venezuela merece nuestro más resuelto apoyo. El imperialismo y los oligarcas, que no pudieron contra el presidente Chávez en 18 elecciones, el golpe de estado y el golpe petrolero, piensan que ha llegado el momento de destruir la Revolución bolivariana y derrocar al gobierno del Presidente Maduro, empleando métodos de guerra no convencional.
Defendiendo a Venezuela, defendemos a Bolivia y a toda Nuestra América. Venezuela es hoy el borde delantero de la defensa de nuestra independencia, libertad y dignidad.
Sería un duro golpe si se frena el proceso de verdadera integración en marcha, en el que participan diversas organizaciones y cuyo punto culminante es la CELAC.
Miren lo que ha hecho Bolivia: Nacionalizó los hidrocarburos y los puso al servicio de todas las bolivianas y bolivianos. Acabó con la exclusión y la explotación de las mayoritarias comunidades indígenas y campesinas del país. Redistribuyó la riqueza nacional en beneficio de todo el pueblo, en especial de los sectores más vulnerables. Redujo la extrema pobreza en un 20 por ciento. Se proclamó territorio libre de analfabetismo.
Los bonos para la mujer embarazada y el recién nacido, para las familias con hijos en la escuela primaria, el desayuno escolar y la renta para los ancianos son importantes conquistas. Más de 6 500 bolivianos pobres han estudiado carreras universitarias, mayormente medicina, o se calificaron como trabajadores sociales. Se han construido varias decenas de clínicas integrales y centros oftalmológicos al servicio de la salud del pueblo humilde de Bolivia. En apenas diez años, se han brindado millones de consultas médicas en el Programa “Mi Salud”, y más de 600 mil bolivianos recuperaron la vista.
Se construyen fábricas, se desarrolla la cultura, el deporte y las ciencias, se incrementa el intercambio comercial entre nuestros países.Se ha reducido el índice de desempleo y la economía boliviana crece sostenidamente por encima del 6%.
Evo:
Te deseamos éxitos en esta inmensa tarea, como se los deseamos a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas bolivianas.
Construyamos juntos la Patria Grande, defendamos nuestra unidad. Permítanme, también, que diga aquí, como el Che Guevara, “¡Hasta la victoria siempre!”.
Muchas gracias.


15 de junio de 2014 16:06:15

jueves, 5 de junio de 2014

El discurso de Obama en la Academia Militar de West Point



Por Roberto Miguel Yepe Papastamatin

El pasado 28 de mayo, con el discurso pronunciado en la Academia Militar de West Point, Barack Obama y su equipo de asesores demostraron, una vez más, poseer una extraordinaria capacidad para molestar o decepcionar a casi todo el mundo en un amplio abanico ideológico, abarcando desde la derecha cavernaria -a la que solo resta acusar formalmente al presidente estadounidense por traición a la patria y cuyas críticas siempre transpiran un racismo implícito-, hasta aquellos que desde posiciones liberales y de izquierda no se rinden ante la evidencia y perseveran en el empeño de pedirle peras al olmo. Dadas estas circunstancias, asumo el riesgo de que este comentario pueda malinterpretarse como una defensa de la posición de Obama, cuando solo se trata de un intento por comprenderla, identificando y contextualizando algunos aspectos interesantes, y buscando contribuir, tal vez, a un debate sobre el tema.

El texto del discurso en cuestión contiene una serie de postulados y falacias inaceptables para cualquier persona con posiciones mínimamente favorables a un mundo más justo, equilibrado y pacífico. En lo que ya podrían considerarse verdaderas piezas de colección dentro de la tradición del Destino Manifiesto, el patrioterismo estadounidense y la arrogancia hegemónica, Obama señaló:

«Los Estados Unidos son y seguirán siendo la única nación indispensable[i]. Eso fue cierto en el siglo pasado y será cierto en el siglo por venir».
«Los Estados Unidos deben liderar siempre en el escenario internacional. Si no lo hacemos, nadie lo hará. La fuerza militar a la que ustedes se han incorporado es, y siempre será, el soporte fundamental de ese liderazgo».[ii]
«Creo en el excepcionalismo estadounidense con cada fibra de mi ser».
Esta retórica repudiable de Obama tiene la evidente intención de protegerse anticipadamente en una zona débil de su frente político interno. Desde el inicio de su primer mandato, los sectores neoconservadores le han endilgado, de manera virulenta y sistemática, una supuesta falta de patriotismo y una pretendida tendencia a hacer concesiones o a claudicar en los conflictos con potencias extranjeras, así como a “disculparse” continuamente ante el mundo por el “liderazgo” estadounidense. Al parecer, tantos ataques han hecho mella en el espíritu del Presidente, determinando una involución en su pensamiento[iii]. Hasta qué punto ello responde a nuevas convicciones personales o a instintos básicos de sobrevivencia política, es algo muy difícil o imposible de determinar.

Obama y su gobierno también han sido duramente criticados desde la derecha por supuestamente haber socavado de manera sensible el poder relativo de los Estados Unidos en el mundo, determinando una tendencia a la declinación del “liderazgo” de esa nación.[iv] Como respuesta a tales críticas, Obama intentó refutar la tesis de la declinación con afirmaciones que no se corresponden con la realidad o que, en el mejor de los casos y para decirlo suavemente, son muy controversiales y requerirían de una mayor evidencia empírica:

“…pocas veces los Estados Unidos han sido más fuertes con relación al resto del mundo. Quienes argumentan en otro sentido -los que dicen que los Estados Unidos están en declive o que su liderazgo global se ha esfumado-, se equivocan al leer la historia o están comprometidos en la política partidista”.
“…hemos reenfocado nuestras inversiones en aquello que siempre ha sido una fuente clave de la fuerza de los Estados Unidos: una economía en crecimiento…”
“…nuestra economía sigue siendo la más dinámica en la Tierra…”[v]
Sin dudas, resulta muy difícil abstraerse de toda la retórica anteriormente expuesta al intentar evaluar con objetividad este discurso del presidente estadounidense, pues ella ensombrece o dificulta el reconocimiento de otros aspectos interesantes y hasta positivos relacionados con la evolución doctrinal de la política exterior estadounidense de la postguerra fría.

En este sentido, Obama se refirió, de manera necesariamente simplificada,  a las principales escuelas de pensamiento que, históricamente y dentro del establishment, han pugnado por prevalecer en la conducción de la política exterior de su país. Así, estableció la divergencia entre los autodenominados “realistas” y los “intervencionistas de derecha y de izquierda”[vi]. Al hacer tal descripción del mapa ideológico estadounidense en materia internacional, Obama pretendió situarse a sí mismo en una posición intermedia o equidistante con respecto a las posturas más extremas de estas respectivas corrientes, algo muy complejo tanto desde el punto de vista conceptual como en el orden práctico y que, a juzgar por las reacciones prevalecientes en sectores políticos y en los medios académicos y periodísticos especializados, no ha sido particularmente exitoso, al dejar contrariados o inconformes a muchos y satisfacer a muy pocos.[vii]

Sin embargo, el aspecto más trascendente del discurso de Obama tiene que ver con la redefinición de los criterios para la utilización del poder militar estadounidense en el mundo. Y aquí es justo reconocer que el principal objetivo del presidente estadounidense fue abogar por un enfoque más restrictivo que el que ha imperado desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Según los criterios propuestos por Obama, los Estados Unidos utilizarán su dispositivo militar “cuando nuestros intereses esenciales lo exijan, cuando nuestro pueblo sea amenazado, cuando nuestros medios de vida estén en juego y cuando la seguridad de nuestros aliados esté en peligro”. Y añadió seguidamente: “Aun en estas circunstancias, necesitaremos plantearnos cuestiones difíciles sobre si nuestras acciones son proporcionales, efectivas y justas”.

Si bien es cierto que estos criterios generales mantienen un nivel suficiente de ambigüedad que los hace susceptibles de manipulaciones e interpretaciones amplias en caso necesario, es justo reconocer que marcan una diferencia significativa, en términos positivos, con respecto a las nociones sobre la guerra ilimitada contra el terrorismo y las acciones militares preventivas en “cualquier oscuro rincón del mundo” o contra “60 o más países”, postuladas por George W. Bush en el mismo escenario de la Academia de West Point, 12 años antes, y que nunca han sido rechazadas de manera explícita y oficial por el gobierno estadounidense. 

Desde el punto de vista práctico e inmediato, este enfoque más restrictivo tiene la clara intención de apuntalar las posiciones mantenidas por el gobierno de Obama con respecto a las situaciones en torno a Siria y Ucrania, en las que ha evitado un escalamiento en las acciones de carácter militar, pese a las fuertes presiones en ese sentido y las duras críticas de parte de los sectores neoconservadores.

El presidente estadounidense también dedicó un espacio al problema del cambio climático, definiéndolo como una seria amenaza a la seguridad nacionaly abogando por una acción cooperativa a nivel global para preservar el planeta. Se trata de un tema cuya propia existencia aun es negada por la derecha más retrógrada en los Estados Unidos y que muy probablemente no hubiera sido ni siquiera mencionado en el discurso presidencial de un gobierno con predominio de los neoconservadores. 

Nada de lo dicho anteriormente implica en modo alguno justificar o aceptar las petulantes formulaciones en torno a la hegemonía y el supuesto excepcionalismo estadounidense reseñadas en la parte inicial de este comentario. Lo que he querido subrayar es que el contenido del discurso de West Point requiere una valoración minuciosa, balanceada y justa ante la complejidad del fenómeno y de los límites en los que deben moverse Obama y su gobierno. 

Además, más allá de la retórica utilizada, habría que evaluar las implicaciones prácticas que pudieran derivarse de una posible disminución de la propensión al uso del poder militar, así como de la ejecución de un enfoque más proactivo y cooperativo en el enfrentamiento al cambio climático por parte de los Estados Unidos. El abordaje discursivo que ha hecho Obama de estos dos temas, de los que puede depender la propia sobrevivencia de la especie humana, se sitúa definitivamente en el lado positivo dentro de los estrechos marcos permisibles por el establishment político estadounidense. Por mucho que se pueda criticar merecidamente al actual gobierno, es preciso tener presente que el sistema político de ese país es perfectamente capaz de producir alternativas mucho peores. Ya el mundo las ha tenido que sufrir, y en tiempos no muy lejanos.

Notas:

[i] La expresión «la nación indispensable» fue ampliamente utilizada por Madeleine Albright, Secretaria de Estado durante el segundo mandato presidencial de William Clinton, aunque fue originalmente acuñada por el historiador estadounidense James Clarke Chace. Obama le ha agregado la palabra “única”.

[ii] “Liderazgo” es el eufemismo más utilizado dentro del vocabulario empleado por el gobierno estadounidense para evitar el uso de otros conceptos como “dominación” y “hegemonía”. Este aspecto fue puesto de relieve por el investigador Jorge Hernández Martínez en la Mesa Redonda del canal Cubavisión de la Televisión Cubana, transmitida el mismo 28 de mayo. En la crítica más contundente y detallada que he encontrado sobre el discurso de West Point, el investigador Jan Oberg considera que la obsesión con el tema del liderazgo, notable a lo largo del texto, revela un temor profundo a que los Estados Unidos no sigan siendo la nación líder durante mucho tiempo más (Jan Oberg. Obama’s West Point Speech: Offending, Full of Contradictions and Imbued with Unbearable Self-Praise)A esto puedo añadir que, en otro momento, me tomé el trabajo de determinar la frecuencia con la que había sido utilizada la palabra “liderazgo”, u otros vocablos derivados de la misma, en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2010, lo que arrojó la cifra de 71 veces, en un documento de 60 páginas. En este discurso de West Point, un documento relativamente corto, se utiliza 20 veces.

[iii]Durante una visita a Francia en el 2009, interrogado por un reportero sobre si creía en el “excepcionalismo estadounidense”, Obama respondió: “Creo en el excepcionalismo estadounidense, de la misma forma que sospecho que los británicos creen en el excepcionalismo británico y los griegos creen en la excepcionalismo griego”. (The White House. Office of the Press Secretary: «News Conference by President Obama, April 4, 2009»
                                                            
[iv] Las discusiones en torno a la tesis de la declinación del poder estadounidense se remontan, como mínimo, a los años finales de la década de los ochenta, estimuladas por la publicación en 1987 del célebre libro The Rise and Fall of the Great Powers, del historiador británico Paul Kennedy. Se trata de un tema complejo en el que no resulta conveniente realizar simplificaciones en un sentido u otro pero, en cualquier caso, atribuirle la responsabilidad al gobierno de Obama por una situación de naturaleza acumulativa -exonerando a los sucesivos gobiernos republicanos que condujeron a la economía estadounidense a niveles de endeudamiento sin precedentes y a una crisis presupuestaria insostenible-, evidencia, como mínimo, una profunda deshonestidad intelectual.

[v] Obama ya la había emprendido contra la tesis de la declinación en el discurso del Estado de la Unión de enero de 2012, inspirado, según trascendió en su momento, por los argumentos contenidos en un ensayo del prominente intelectual neoconservador Robert Kagan. Pero esto pareció más bien una respuesta defensiva a las acusaciones emitidas por el entonces candidato presidencial republicano, Mitt Romney –de quien Kagan precisamente en ese momento era asesor-, en el sentido de que Obama se habría resignado a la idea de una inevitable declinación de los Estados Unidos.Ver: Josh Rogin. Obama embraces Romney advisor’s theory on «The Myth of American Decline».

[vi] Otros prefieren referirse a esto como el bloque conformado por los neoconservadores (que serían los intervencionistas de derecha) y los liberales intervencionistas (que son a los que Obama denomina como intervencionistas de izquierda), quienes desde hace algunos años han establecido una alianza tácita en temas importantes de política internacional.

[vii]Esta intención de articular una posición ecléctica en materia de política exterior no resulta un hecho novedoso, sino más bien ha sido una regularidad discernible en las respectivas políticas desarrolladas por los sucesivos gobiernos estadounidenses posteriores a la segunda guerra mundial, en las que ninguna de las principales escuelas de pensamiento se reflejó en la práctica en un estado puro. Lo que ha sido inusual es la referencia explícita a esta cuestión por parte de los presidentes de ese país, ya sea por puro desconocimiento o desinterés con respecto a los debates teóricos y académicos, o por el deseo de evitar ataduras conceptuales que pudieran eventualmente limitar el margen de acción para enfrentar los complejos problemas internacionales.