jueves, 12 de octubre de 2017

El socialismo es el horizonte de nuestros pueblos






Las últimas jornadas han sido particularmente emotivas para los revolucionarios de todo el orbe. De un lado, la presencia perenne de la figura inmortal  del Che Guevara –cuyo legado nos llega límpido a 50 años de que imperialistas y cipayos pretendieran infructuosamente esconderlo bajo piedras y páramos-, en la misma medida en que emerge con igual transparencia esa clarinada que partió en dos la historia de la humanidad, cuando un grupo de luchadores rusos, bajo la guía de ese genio que es Vladimir Ilich Lenin, tomó el cielo por asalto en aquel memorable octubre rojo, cien años atrás.

Un atributo de los que no dejamos de soñar es beber de deforma creativa sobre las grandes epopeyas y figuras que, a lo largo del tiempo, cimentaron el camino hacia nuevas utopías. Los símbolos, nadie puede tener duda de ello, forman parte de nuestra coraza ideológica. Lo que ellos representan entraña un legado que, convertido en destacamento de refuerzo en la óptica fidelista, se suma desde posiciones protagónicas a las peleas cotidianas que libramos, en escenarios cada vez más complejos.

Esa convicción nos compulsa a examinar con amplitud, y a considerar sin temor alguno cada uno de sus componentes, los procesos y personalidades que contribuyeron a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Ello aconteció, en buena medida, porque  hombres y mujeres de carne y hueso no se quedaron con los brazos cruzados y supieron nadar a contracorriente, bajo la premisa de que –a la larga y pese a revese tácticos- el tiempo y la razón están del lado de los pequeños que no se quiebran y saben mantener la frente erguida.

Esas premisas inspiran a los participantes en las III Conferencia de Estudios Estratégicos: “Transición hacia un nuevo orden internacional: desafíos, amenazas y oportunidades”, la cual fue convocada por el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), con el coauspicio del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), entidad que festeja cincuenta años de creada.

En la sede del ISRI fue inaugurado este encuentro, considerado por los expertos como uno de los foros de mayor significación concebido desde los enfoques del marxismo y el pensamiento crítico emancipatorio en todo el continente. El Dr. Adalberto Ronda Varona, director del CIPI tuvo a su cargo las palabras de apertura, en las cuales, además de agradecer el trabajo de múltiples instituciones expresó: “En Cuba estamos de pie, luchando y venciendo. Estas sesiones son un homenaje al Che, a CLACSO y la demostración de que tenemos claridad acerca de cuales son los ejes temáticos donde necesitamos concentrarnos desde la ciencia y la teoría revolucionaria”.

 

Dejó constancia en sus palabras sobre el beneplácito de los organizadores de este fórum académico por el hecho de contar con 129 ponencias, en 32 paneles, que representan a 35 universidades, 19 centros de investigación y 13 fundaciones de 25 países, lo que habla a las claras de la ascendencia del encuentro antillano en todo el hemisferio.

La actividad estuvo presidida por José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe de su Departamento Internacional; Elba Rosa Pérez Montoya, ministra del Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; Marcelino Medina, viceministro primero de Relaciones Exteriores e Isabel Allende Karán, rectora de la casa de altos estudios anfitriona.

El Che está más vivo que nunca

En la jornada inaugural se impartieron dos conferencias especiales. En la primera de ellas el Dr. Pablo Gentili, Secretario General de CLACSO, destacó el orgullo que implica para su organización, la cual agrupa a más de 600 instituciones en 47 países, formar parte de un intercambio de esta naturaleza, dedicado a aportar luces sobre cómo conjurar los grandes desafíos asociados a la lucha antiimperialista a escala global.
Sobre el Guerrillero Heroico afirmó: “La gran responsabilidad que tenemos es recuperar su legado. Necesitamos ser coherentes. El Che no murió. Él nos enseña que hay que vivir como se piensa, para transformarnos cada uno de nosotros en ejemplo de las causas por las que luchamos”.


En su análisis, a través del cual rindió tributo a la memoria del destacado intelectual cubano Fernando Martínez Heredia, recientemente fallecido, explicó que nuestros países son el resultado de “un modelo colonial y esclavista que se instauró durante siglos, el cual perpetuó la pobreza y la exclusión y levantó sociedades sobre la base del saqueo. Ese capitalismo de extracción, que nos expropió la democracia, la participación y los conocimientos, entre muchas cosas que nos usurpó, ha sido montado como una ficción discursiva, que solo puede sostenerse desde la alienación”.

El catedrático argentino dijo que no le gusta pensar la historia como la sucesión de ciclos, “porque ello implica pensar que así como un sistema nace está condenado a morir y ello denota un determinismo fatal que nos aleja de la esencia del asunto. Pienso que lo ocurrido en los últimos quince años fue un impulso, más  allá de las denominaciones y tintes en cada caso, el cual confirma que la historia avanza de manera sinuosa, con curvas inevitables pero también con grandes sorpresas”.

En su disección sobre las experiencias de lucha reciente en la región, subrayó tres cuestiones.  “El éxito de una reforma social -la primera de ellas- depende de decisiones políticas que guían la economía y no de decisiones económicas que guían la política. En mi criterio entender esto es de la mayor importancia. No se trata de que el aumento del precio de productos naturales como el petróleo hiciera que se aplicaran esas políticas. Acceder a esa idea, de la que tristemente se hace eco una parte de la izquierda, es adscribirse a interpretaciones economicistas y despolitizadas las cuales le cercenan la extraordinaria riqueza a lo que sucedió. Estos enfoques no están lejos de las apreciaciones del Banco Mundial”.

Ante un auditorio que siguió con atención sus comentarios afirmó: “Lo que pasó en América Latina fue producto de decisiones políticas que se aplicaron. Desde que el inolvidable Comandante Hugo Chávez se instaló en el corazón del pueblo optó por transformar la sociedad venezolana y ello reflejó una voluntad. Esa idea nos lleva a que es posible proseguir un sendero, con independencia de la cuestión económica (lo que no implica en modo alguno ignorar eta esfera) si se tiene en verdad la voluntad y disposición para avanzar”.

El segundo aspecto que ponderó fue: “La política que combate la pobreza es necesaria para reducir la desigualdad pero no necesariamente la reducción de la pobreza reduce la desigualdad. Ambas lacras son, en América Latina y el Caribe, mucho más que una cuestión económica. El capitalismo contemporáneo produce y reproduce la desigualdad no solo impidiendo que se acceda a bienes de consumo, sino a través de grandes flagelos como la violencia. Vivimos como si hubiera una guerra permanente. Es el área geográfica con mayor tasa de asesinatos del mundo. En Siria, por ejemplo, mueren cada mes más de 2000 personas, en Brasil lo hacen más de 3000. En el Gigante Sudamericano son víctimas mortales de la violencia cada año más de 40 000 personas. Por peleas en los entornos primarios de socialización fallece un 25 %; debido al delito muere otro 35 % y el 40 % restante es debido a la policía y las fuerzas de seguridad que asesinan porque sí a los pobres, los negros y los desprotegidos. De las diez ciudades más violentas del mundo, 7 son latinoamericanas”, añadió.

Sobre esta idea prosiguió: “La violencia es una de las causas más visibles de la desigualdad. Disminuimos la pobreza pero no la violencia. Algunos especialistas de izquierda creen que los pobres generan la violencia, cuando en verdad este sector la sufre. Son los ricos quienes la producen cada vez más a través de formas que brutalizan la discriminación social y la militarización de los espacios. En Colombia, en medio de todos los avatares y el clima generado con el proceso de paz, más de 200 líderes campesinos han sido asesinados por las estructuras paramilitares que nunca desaparecieron”.

Como tercer elemento apuntó: “La democracia vive en un constante estado de amenaza porque la desigualdad corroe. No podemos olvidar la dimensión subjetiva de la democracia. Se trata de una forma de entender y concebir como nos posicionamos dentro de las relaciones de poder que marcan a la sociedades”.
Sobre algunas de las cifras que revelan el profundo abismo entre los privilegiados y los vilipendiados de siempre dijo: “En Chile el 10 % más pobre tiene que trabajar 175 años sin parar si quiere ganar lo que reciben en un mes el 1 % más rico. En República Dominicana serían 200 años, mientras que en Honduras, aunque parezca algo de ciencia ficción, tendrían que haber empezado a laborar 70 años antes de la llegada de Cristóbal Colón (es decir en 1422) si desean vivir con los estándares de los opulentos. En Bolivia, aún en medio del despliegue incesante de Evo Morales, 250 personas tienen el equivalente  al Producto Interno Bruto (PIB) de todo el país. En Guatemala la cifra de portentosos de otra galaxia –en cuyas manos está el equivalente a la riqueza de la nación- es de 100. Todavía más espeluznante: en América Latina 30 personas poseen los recursos de 300 millones de habitantes. No en balde los pobres consideran que este tipo de democracia sirve solo para reproducir el poder de los adinerados”, apostilló.

Meditando sobre la urgencia de explicarle bien a los sectores desprotegidos las naturaleza y el alcance de las transformaciones emprendidas, puso como ejemplo que: “En Brasil se le preguntó a las mujeres beneficiadas en el programa Bolsa Familia, acción llevada a cabo por los gobiernos de Lula y Dilma que mejoró la vida a más de 40 millones de personas. El 75 % de las féminas encuestadas dijo que los éxitos experimentados era gracias a Dios, y solo un 5 % lo relacionó con políticas públicas. Hace unos días estuve en Uruguay y los compañeros del Frente Amplio me contaban que en un estudio similar emprendido por ellos la respuesta fue que las mejorías eran producto del país, sin reconocer el papel transformador de la actividad política.”

Consignó también que la brecha entre hombres y mujeres se incrementó, en cuanto a percibir ingresos y como expresión de un orden erigido sobre el poderío patriarcal. “De las 200 universidades más importantes de América latina solo 18 están dirigidas por rectoras, si bien las féminas son la mayoría de la matrícula”.

En el cierre de su exposición aseveró: “Los procesos de cambios son importantes, pero apenas representan y deben ser pensados como el inicio de una batalla de más larga proyección. Hay que tener cuidado en creer que la democracia es solo un problema de gestión y no de participación popular. La Revolución no es de arriba hacia abajo, ni una actividad secuencial transmitida desde el estado. La Revolución Cubana es un ejemplo impresionante de qué se puede logar con el pueblo como protagonista. Eso me lleva a invocar a un Che inspirador y visionario que se enroló en la travesía de recorrer esta región en su motocicleta junto a su amigo Alberto Granados. Ese viaje en la “Poderosa” le permitió conocer nuestra realidad, desde una ética enorme, acervo que fungió como detonante para su vocación ulterior de luchar sin descanso contra los oprobios que observó. Esa voluntad irrefrenable de actuar del Che tiene que contagiarnos”, finalizó.

Cada cubano lleva consigo a su propio Che

La segunda conferencia especial corrió a cargo de Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba y vicerrector del ISRI. Gerardo, en una muestra de humildad, confesó que sintió un poco de temor cuando recibió la tarea de hablarles a los participantes, de manera especial porque en el público se encontraban varias personas que trabajaron junto al Che, así como intelectuales que se dedican a estudiar su obra.

Dijo que encontró como única solución compartir la manera en que el Che ha estado presente a lo largo de su vida, y que en ello tenía coincidencia con cualquier compatriota, ya que todos los cubanos llevamos con nosotros la icónica figura del revolucionario ejemplar.
 
Fue así que, apoyándose en el testimonio gráfico, desgranó recuerdos desde sus etapa de pionero de sexto grado (los asistentes sonrieron cuando dijo de memoria el texto que se aprendió en Tarará, y con el cual recibía a los visitantes en la casa que el Che utilizó para recuperarse de una de las afecciones pulmonares, producto de los constantes ataques de asma que sufría) pasando por el cumplimento de la misión internacionalista en Angola hasta el período de injusta prisión en cárceles estadounidenses.

“Siempre nos inspiró el ejemplo del Che. En las condiciones más inverosímiles algún recluso conocía su obra. Varias veces, por otro lado, les facilitamos libros a otros que después llegaron a tatuarse su rostro en el brazo. Pese a las políticas por silenciar todas nuestras causas el imperio no pudo impedir que las virtudes  del inolvidable combatiente se esparcieran y germinaran en muchos lugares, incluyendo entre los jóvenes de esta institución llamados a continuar la inmensa obra de la política exterior cubana”, expresó con emoción.

En la propia sesión de apertura la Dra. Ana Sánchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos (CEM), entregó la Distinción “Pensar es Servir” a CLACSO, “a partir de la extraordinaria labor desarrollada durante estas cinco décadas”, al tiempo que le confirió a Pablo Gentili, el reconocimiento “40 Aniversario del CEM”, tomando en cuenta su labor y liderazgo en el período en el que ha ocupado la Secretaría General de esta institución.

Gentili, a su vez, le otorgó el “Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales CLACSO 50 Años” a Suzy Castor, de Haití, quien es desde hace tiempo una de las mentes más lúcidas de la región. Castor, nacida en 1936, es autora de una obra impresionante en el campo de la historia y las ciencias sociales en general. Obligada durante la dictadura Duvalierista al exilio por más de 30 años, residiendo en México y Cuba, se doctoró en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a principios de los años 70 de la centuria anterior. Castor no pudo asistir a recibir el galardón por cuestiones de salud, pero mandató para ello a la Dra. Milagros Martínez, una de las grandes promotoras del trabajo de la Cátedra del Caribe Norman Girban de la Universidad de La Habana. Martínez remarcó la “marcada honestidad intelectual de Suzy” y “la necesidad de que conozcamos sus investigaciones, las cual reflejan en toda su diversidad y valor esa parte de nuestros pueblos que ha permanecido oculta para las grandes mayorías”. “A Suzy le debemos muchos homenajes por su valentía, llamando las cosas por su nombre, y por ser un referente de lo que significa un intelectual comprometido con su tiempo histórico y el futuro de la humanidad”, precisó.

⃰ Licenciado en Historia; Máster en Seguridad y Defensa Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana. 

http://www.trabajadores.cu/20171012/socialismo-horizonte-pueblos/



miércoles, 6 de septiembre de 2017

El conflicto nuclear de Corea del Norte y los principales actores implicados


Por Leyde E. Rodríguez Hernández

 

El pasado domingo, 3 de septiembre, la República Popular Democrática de Corea (RPDC) llevó a cabo su sexta prueba nuclear, probando una bomba de hidrógeno que –según las autoridades norcoreanas–, fue diseñada para ser portada por misiles balísticos intercontinentales. 
 
Pocos días antes, el 29 de agosto uno de los proyectiles de la RPDC sobrevoló la isla japonesa de Hokkaido y cayó en el océano Pacífico.

El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha efectuado más de 80 lanzamientos durante su mandato, una cantidad mucho mayor que el total de pruebas realizadas por sus predecesores desde 1984, cuando Pyongyang lanzó su primer misil balístico. Solo en agosto de 2017, Corea del Norte realizó cuatro pruebas de misiles. 


La prueba efectuada por la RPDC de su bomba de hidrógeno ha elevado aún más las tensiones en la península coreana, desatando una fuerte condena por parte de las principales potencias. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, entre otros mandatarios, y también el secretario general de la ONU, António Guterres, criticó las acciones de la RPDC. 

El   conflicto   por   el   programa   de   misiles y nuclear de la RPDC está considerado como uno de los más peligrosos del sistema internacional actual.  Para su comprensión, es necesario remontarse a los orígenes de la guerra fría; al surgimiento de la estrategia nuclear; al armisticio que selló las hostilidades militares de la guerra de Corea (1950-1953), pero que dejó a ambas partes técnicamente en guerra y a la península dividida; al establecimiento de bases militares con armas nucleares en Corea del Sur; a los ejercicios militares que cada año Estados Unidos y sus aliados realizan muy cerca del territorio de la RPDC; a cuando la RPDC fue calificada como un “estado villano” o parte de un inexistente “eje del mal” en las estrategias de “seguridad nacional” estadounidenses.     
  
Lo cierto es que tampoco han faltado algunos esfuerzos diplomáticos para evitar el conflicto. Los principales implicados, la RPDC, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos, China y Rusia, han tratado infructuosamente desde el 2009 de alcanzar una solución en negociaciones directas o multilaterales con Pyongyang, lo cual ha servido de pretexto para que Estados Unidos insista en la imposibilidad de nuevas conversaciones y exija que el Consejo de Seguridad de la ONU tome las medidas más duras posibles contra la RPDC, ya que percibe que con sus pruebas misilisticas y nucleares está "pidiendo una guerra", según la interpretación de la embajadora estadounidense ante Naciones Unidas.

Después de estos antecedentes, es importante examinar los argumentos y posiciones de los principales actores en el conflicto: 

RPDC:  

Para el líder, Kim Jong-un, el desarrollo de bombas nucleares y de misiles es una garantía de supervivencia ante la posibilidad de un bombardeo estadounidense al estilo de los ocurridos en la antigua Yugoslavia, Afganistán, Libia y a los que realiza la coalición liderada por Estados Unidos en Siria. Aunque su padre y predecesor, Kim Jong-il, fallecido en 2011, se comprometió al principio a negociar, Kim Jong-un se niega a ello. La RPDC se siente amenazada por Estados Unidos y Corea del Sur, considerándolos responsables de las causas de este conflicto y por eso desafía a Estados Unidos con posibles ataques nucleares.  


Pyongyang acusó a Estados Unidos de intentar "difamar" a Corea del Norte acusándola de intentar empezar una guerra, y afirmó que "los comentarios disparatados y beligerantes de 'fuego y furia' del presidente estadounidense Donald Trump" demuestran que es Estados Unidos quien está "pidiendo una guerra". "Con el surgimiento de la administración Trump, Estados Unidos se ha vuelto más temerario" con Corea del Norte, "y no le quedó otra opción  que redoblar sus esfuerzos para fortalecer la fuerza nuclear del Estado", sentenció la Cancillería norcoreana.

Corea del Sur: 

Se mueve entre la reconciliación con el norte y una política estricta de respecto a su vecino. Puesto que Seúl, con 25 millones de personas, se encuentra a solo 50 kilómetros de la frontera y en el rango de alcance de la artillería norcoreana, una guerra sería devastadora para Corea del Sur. La alianza con la superpotencia nuclear de Estados Unidos, que tiene 28.500 soldados destacados en Corea del Sur, tiene el objetivo de amedrentar a Pyongyang. Aunque Seúl quiere perfeccionar sus propios misiles, también el nuevo presidente, Moon Jae-in, ha tratado de rebajar las tensiones con el norte mediante el diálogo.

Sin embargo, la vía del diálogo con Pyongyang parece alejarse. Corea del Sur apostó por blindarse militarmente tras la sexta prueba nuclear norcoreana con nuevas maniobras disuasorias y con el despliegue de armas más potentes junto a Estados Unidos. En esta compleja coyuntura, el ejército surcoreano desplegó ejercicios militares con fuego real, y planea más maniobras conjuntas con Estados Unidos, que podrían incluir el despliegue de portaaviones de propulsión nuclear en aguas próximas a la península de Corea.

El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, acordaron medidas disuasorias efectivas y el incremento de la presión internacional sobre el gobierno norcoreano. Ambos pactaron que las fuerzas surcoreanas aumenten la carga de munición de sus misiles, hasta ahora limitada por el acuerdo de seguridad bilateral, y contemplaron la introducción de armas y tecnologías de defensa avanzadas en Corea del Sur. Todo esto se combina con la imposición de la máxima presión posible sobre el gobierno de Kim Jong-un, a través de un nuevo paquete de sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que incluya un bloqueo total de petróleo a Pyongyang, con el objetivo de quebrar su resistencia.
  
A pesar de todo eso, el líder surcoreano, Moon Jae-in, ha reafirmado que siempre defenderá la desnuclearización de Corea por la vía pacífica y que su oferta de diálogo al Norte sigue sobre la mesa, aunque su discurso se ha enfriado tras no recibir ninguna respuesta oficial del país vecino y ante las llamadas crecientes a abandonar dicha vía por parte de miembros de su gobierno y de diferentes sectores de derecha de la sociedad surcoreana.

Estados Unidos:
 
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado por finalizada la fase de la "paciencia estratégica". El Pentágono respondió que el régimen de Pyongyang se expone a una “gran respuesta militar”, “eficaz” y "aplastante", ante cualquier amenaza contra Estados Unidos, sus territorios en el Pacífico o sus aliados. Trump ha sido el primer presidente estadounidense en amenazar claramente con un ataque militar, algo que hasta ahora no tuvo consecuencias. Mientras tanto, se esfuerza por presionar a la RPDC  política y económicamente, y en reclutar para ese empeño a China y Rusia.

Estados Unidos aboga por impedir a Pyongyang el acceso a las divisas y también presiona a los países que acogen a los trabajadores norcoreanos. La existencia de este enemigo externo y los ensayos nucleares y de misiles norcoreanos, le sirven a Trump para justificar el militarismo estadounidense en la región asiática, continuar con la carrera armamentista nuclear y mantener la presencia militar en Corea del Sur y Japón.

China: 

China luchó junto a Corea del Norte frente a Corea del Sur y Estados Unidos en la guerra de Corea, pero la alianza ya es parte del pasado desde hace mucho tiempo y la relación con Pyongyang nunca fue tan mala como ahora. China trata de lograr negociaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos. Alrededor del 90 por ciento del comercio norcoreano se produce a través de China, que participa en las sanciones contra Pyongyang. Sin embargo, Beijing no controla completamente el contrabando y teme un colapso del país vecino, puesto que un conflicto podría llevar a miles de refugiados a cruzar la frontera. Además, en el caso de que un eventual escenario de hundimiento de la RPDC conduzca a una reunificación con Corea del Sur, las tropas estadounidenses podrían establecerse en las fronteras de China. Es por eso que el gobierno chino favorece el actual status quo en la península coreana.

Japón:


Al igual que Corea del Sur, Japón es un aliado militar de Estados Unidos y considera a la RPDC una gran amenaza. Los misiles norcoreanos de medio alcance han caído en varias ocasiones en aguas japonesas o han sobrevolado el país. Japón se quiere proteger con un sistema antimisiles y el primer ministro conservador de derecha, Shinzo Abe, utiliza a la RPDC como excusa para apartarse de la doctrina militar básicamente defensiva del país. En medio de este ambiente de tensión, el gobierno de Japón ha anunciado que está elaborando un plan de evacuación masiva para los 60.000 ciudadanos nipones que residen en Corea del Sur en caso de que el país vecino se viera envuelto en un conflicto bélico, y recomienda no viajar allí a menos que sea imprescindible. 

Rusia: 

La RPDC y Rusia comparten una frontera de apenas 20 kilómetros y una línea de ferrocarril conecta ambos países. Moscú condena el rearme nuclear norcoreano y aplica las sanciones de la ONU. Sin embargo, rechaza cualquier solución violenta al conflicto y exige que Estados Unidos y la RPDC negocien. La presencia del ejército estadounidense en Corea del Sur también incomoda a Rusia, pues la instalación de un sistema antimisiles contra la RPDC debilita la posición estratégica rusa. Como ha sido tradición, Rusia no se inmiscuye en los asuntos internos de la RPDC, uno de los países perjudicados con el desbalance de poder internacional que significó la desintegración de la superpotencia soviética en 1991.  

Rusia reconoce los argumentos de la RPDC de que solo la disuasión nuclear puede protegerla, y que las sanciones por sus programas nuclear y de misiles no la van a detener. Rusia condena los ensayos nucleares norcoreanos, porque considera que son provocadores; pero, al mismo tiempo, ha explicado que la posición norcoreana se basa en los ejemplos de Irak y Libia, acusados de manera infundada de la fabricación y posesión de armas de destrucción masiva y ahora están literalmente en ruinas. Para Rusia, los ejemplos de Irak y Libia deben de ser recordados, y Corea del Norte será el último en olvidarlos. 

Otro actor significativo como el secretario general de la ONU, António Guterres, en declaraciones a los periodistas en la sede de Naciones Unidas, dijo que “la solución debe ser política. Las potenciales consecuencias de una acción militar son demasiado espantosas". "Una retórica de confrontación puede derivar en consecuencias inesperadas", insistió el titular de Naciones Unidas. 

En sus declaraciones a los periodistas, Guterres reiteró varias veces la necesidad de reducir las tensiones a raíz de estas pruebas nucleares, que condenó en duros términos, a la vez que expresó la necesidad de reducir la dialéctica belicista y promover soluciones políticas. "Las guerras no suelen comenzar con decisiones tomadas por las diferentes partes para ir a la guerra", afirmó Guterres, quien recordó cómo estalló la I Guerra Mundial y señaló que suelen tratarse de conflagraciones que estallan "paso a paso".

Así Guterres insistió en que se debe dar oportunidad a las negociaciones diplomáticas, y pidió unidad en el Consejo de Seguridad para enfrentar conjuntamente esta crisis. "Lo que es crucial hoy es garantizar la unidad del Consejo de Seguridad de la ONU. Sólo con una total unidad es posible una presión fuerte" sobre Corea del Norte "capaz de crear las condiciones para que una acción diplomática sea posible", insistió. 

Sobre la base de esa supuesta unidad, el pasado 5 de agosto el Consejo de Seguridad aprobó nuevas sanciones económicas contra el gobierno de Pyongyang, que entre otras cosas prohibió a Corea del Norte exportar, directa o indirectamente, carbón, hierro, plomo, pescados ni mariscos. Diversos medios de prensa se han hecho eco de los comentarios en los pasillos de Naciones Unidas que mencionan la posibilidad de que ahora se apruebe una prohibición en la venta de petróleo a Corea del Norte, pero eso afectaría a la población de ese país. 

No menos importante ha sido el posicionamiento de los líderes de las cinco potencias emergentes Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) reunidos en una cumbre en la ciudad suroriental china de Xiamen, en la que condenaron “enérgicamente” la prueba nuclear conducida el domingo por Corea del Norte y expresaron profunda preocupación por la actual tensión y el prolongado conflicto nuclear en la península de Corea.


En conclusiones, en lugar de reconocer a la RPDC como un Estado soberano y avanzar hacia una coexistencia pacífica, Estados Unidos ha desplegado provocaciones  relacionadas con el fin de efectuar un ataque nuclear preventivo y con la política de “cambio de régimen” en Corea del Norte.  

El sexto y más potente hasta la fecha ensayo atómico de Pyongyang amenaza con desencadenar una escalada armamentística en la región, después de que Corea del Sur y Estados Unidos respondieron con exhibiciones de poderío militar y advertencias belicistas. Una guerra nuclear tendría en sus inicios catastróficas consecuencias para la RPDC, Corea del Sur, Japón, Guam, China y parte de Estados Unidos.   

Ahora la RPDC está más cerca de completar una fuerza nuclear estratégica y es muy probable que casi todas las medidas en su contra tendrán pocas posibilidades de frenarla. Todas las disposiciones militares que adopta Pyongyang constituyen un ejercicio legítimo y justo en la autodefensa de su Estado soberano, para hacer frente a la cada vez mayor amenaza nuclear y la política hostil de aislarla y desestabilizarla, que ya dura una década. 


Pero en tiempos de gatillos alegres, lo mejor sería que el antidemocrático y exclusivo Consejo de Seguridad de la ONU, conformado por las principales potencias que rigen el sistema internacionales actual, se propusieran el logro de una península coreana desnuclearizada y un proceso real de desarme general y completo como en no pocas ocasiones ha solicitado la política exterior cubana, así como la utilización de esos enormes recursos para el desarrollo económico y social de todos los pueblos. 

Para concluir, el caso coreano es una muestra de que la actuación militarista de las potencias imperialistas ha generado la proliferación de armamentos convencionales y de exterminio masivo. Y no solo se arman ellas mismas, como base de su poder en el plano internacional, sino que hacen grandes negocios suministrando armas y tecnologías militares a otros estados, contribuyendo a las tensiones y los conflictos en diversas áreas del sistema internacional. La proliferación de armas nucleares conduce a la difusión del poder por estados medianos y pequeños y ha aumentado los riesgos de una guerra nuclear.  


Todo lo anterior se debe al mal ejemplo de las grandes potencias nucleares, que no cumplen con el compromiso de trabajar por el desarme e ignoran los esfuerzos de la gran mayoría de los estados para ilegalizar las armas nucleares, como ocurrió el 7 de julio de 2017 con la adopción en la ONU de un tratado que prohíbe las armas nucleares. 

Ese instrumento multilateral recibió el apoyo de 122 países, el rechazo de Holanda y la abstención de Singapur. Lo peor es que las nueve naciones poseedoras de armas nucleares: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel, decidieron no formar parte de las negociaciones celebradas entre el 15 de junio y el 7 de julio de 2017, al igual que otras apegadas a la doctrina de la disuasión nuclear o que cedieron a presiones y optaron por ausentarse.

En este crucial momento para la humanidad, resulta evidente el alto valor simbólico que América Latina y el Caribe, en la II Cumbre de la CELAC, en su Proclama de Paz, haya abogado por una “integración que fortalezca la visión de un orden internacional justo, afirmado en el derecho y en una cultura de paz que excluye el uso de la fuerza y los medios no legítimos de defensa, entre ellos las armas de destrucción masiva y, en particular, las armas nucleares”. [1]   

Notas:

[1]    Véase Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. II Cumbre CELAC,  
            La  Habana, 28 y  29  de enero de 2014. Folleto impreso.

Fuentes: Despachos Cablegráficos de DPA (Alemania); AFP (Francia); EFE          
                  (España).