Las últimas jornadas han sido particularmente emotivas para los
revolucionarios de todo el orbe. De un lado, la presencia perenne de la
figura inmortal del Che Guevara –cuyo legado nos llega límpido a 50
años de que imperialistas y cipayos pretendieran infructuosamente
esconderlo bajo piedras y páramos-, en la misma medida en que emerge con
igual transparencia esa clarinada que partió en dos la historia de la
humanidad, cuando un grupo de luchadores rusos, bajo la guía de ese
genio que es Vladimir Ilich Lenin, tomó el cielo por asalto en aquel
memorable octubre rojo, cien años atrás.
Un atributo de los que no dejamos de soñar es beber de deforma
creativa sobre las grandes epopeyas y figuras que, a lo largo del
tiempo, cimentaron el camino hacia nuevas utopías. Los símbolos, nadie
puede tener duda de ello, forman parte de nuestra coraza ideológica. Lo
que ellos representan entraña un legado que, convertido en destacamento
de refuerzo en la óptica fidelista, se suma desde posiciones
protagónicas a las peleas cotidianas que libramos, en escenarios cada
vez más complejos.
Esa convicción nos compulsa a examinar con amplitud, y a considerar
sin temor alguno cada uno de sus componentes, los procesos y
personalidades que contribuyeron a cambiar el rumbo de los
acontecimientos. Ello aconteció, en buena medida, porque hombres y
mujeres de carne y hueso no se quedaron con los brazos cruzados y
supieron nadar a contracorriente, bajo la premisa de que –a la larga y
pese a revese tácticos- el tiempo y la razón están del lado de los
pequeños que no se quiebran y saben mantener la frente erguida.
Esas premisas inspiran a los participantes en las III Conferencia de
Estudios Estratégicos: “Transición hacia un nuevo orden internacional:
desafíos, amenazas y oportunidades”, la cual fue convocada por el Centro
de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), con el coauspicio
del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) y el Consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), entidad que festeja
cincuenta años de creada.
En la sede del ISRI fue inaugurado este encuentro, considerado por
los expertos como uno de los foros de mayor significación concebido
desde los enfoques del marxismo y el pensamiento crítico emancipatorio
en todo el continente. El Dr. Adalberto Ronda Varona, director del CIPI
tuvo a su cargo las palabras de apertura, en las cuales, además de
agradecer el trabajo de múltiples instituciones expresó: “En Cuba
estamos de pie, luchando y venciendo. Estas sesiones son un homenaje al
Che, a CLACSO y la demostración de que tenemos claridad acerca de cuales
son los ejes temáticos donde necesitamos concentrarnos desde la ciencia
y la teoría revolucionaria”.
Dejó
constancia en sus palabras sobre el beneplácito de los organizadores de
este fórum académico por el hecho de contar con 129 ponencias, en 32
paneles, que representan a 35 universidades, 19 centros de investigación
y 13 fundaciones de 25 países, lo que habla a las claras de la
ascendencia del encuentro antillano en todo el hemisferio.
La actividad estuvo presidida por José Ramón Balaguer Cabrera,
miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de
Cuba y jefe de su Departamento Internacional; Elba Rosa Pérez Montoya,
ministra del Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; Marcelino Medina,
viceministro primero de Relaciones Exteriores e Isabel Allende Karán,
rectora de la casa de altos estudios anfitriona.
El Che está más vivo que nunca
En la jornada inaugural se impartieron dos conferencias especiales.
En la primera de ellas el Dr. Pablo Gentili, Secretario General de
CLACSO, destacó el orgullo que implica para su organización, la cual
agrupa a más de 600 instituciones en 47 países, formar parte de un
intercambio de esta naturaleza, dedicado a aportar luces sobre cómo
conjurar los grandes desafíos asociados a la lucha antiimperialista a
escala global.
Sobre el Guerrillero Heroico afirmó: “La gran responsabilidad que
tenemos es recuperar su legado. Necesitamos ser coherentes. El Che no
murió. Él nos enseña que hay que vivir como se piensa, para
transformarnos cada uno de nosotros en ejemplo de las causas por las que
luchamos”.
En su análisis, a través del cual rindió tributo a la memoria del destacado intelectual cubano Fernando Martínez Heredia, recientemente fallecido, explicó que nuestros países son el resultado de “un modelo colonial y esclavista que se instauró durante siglos, el cual perpetuó la pobreza y la exclusión y levantó sociedades sobre la base del saqueo. Ese capitalismo de extracción, que nos expropió la democracia, la participación y los conocimientos, entre muchas cosas que nos usurpó, ha sido montado como una ficción discursiva, que solo puede sostenerse desde la alienación”.
El catedrático argentino dijo que no le gusta pensar la historia como
la sucesión de ciclos, “porque ello implica pensar que así como un
sistema nace está condenado a morir y ello denota un determinismo fatal
que nos aleja de la esencia del asunto. Pienso que lo ocurrido en los
últimos quince años fue un impulso, más allá de las denominaciones y
tintes en cada caso, el cual confirma que la historia avanza de manera
sinuosa, con curvas inevitables pero también con grandes sorpresas”.
En su disección sobre las experiencias de lucha reciente en la región, subrayó tres cuestiones. “El éxito de una reforma social -la primera de ellas- depende de decisiones políticas que guían la economía y no de decisiones económicas que guían la política. En mi criterio entender esto es de la mayor importancia. No se trata de que el aumento del precio de productos naturales como el petróleo hiciera que se aplicaran esas políticas. Acceder a esa idea, de la que tristemente se hace eco una parte de la izquierda, es adscribirse a interpretaciones economicistas y despolitizadas las cuales le cercenan la extraordinaria riqueza a lo que sucedió. Estos enfoques no están lejos de las apreciaciones del Banco Mundial”.
Ante un auditorio que siguió con atención sus comentarios afirmó: “Lo
que pasó en América Latina fue producto de decisiones políticas que se
aplicaron. Desde que el inolvidable Comandante Hugo Chávez se instaló en
el corazón del pueblo optó por transformar la sociedad venezolana y
ello reflejó una voluntad. Esa idea nos lleva a que es posible proseguir
un sendero, con independencia de la cuestión económica (lo que no
implica en modo alguno ignorar eta esfera) si se tiene en verdad la
voluntad y disposición para avanzar”.
El segundo aspecto que ponderó fue: “La política que combate la
pobreza es necesaria para reducir la desigualdad pero no necesariamente
la reducción de la pobreza reduce la desigualdad. Ambas lacras son, en
América Latina y el Caribe, mucho más que una cuestión económica. El
capitalismo contemporáneo produce y reproduce la desigualdad no solo
impidiendo que se acceda a bienes de consumo, sino a través de grandes
flagelos como la violencia. Vivimos como si hubiera una guerra
permanente. Es el área geográfica con mayor tasa de asesinatos del
mundo. En Siria, por ejemplo, mueren cada mes más de 2000 personas, en
Brasil lo hacen más de 3000. En el Gigante Sudamericano son víctimas
mortales de la violencia cada año más de 40 000 personas. Por peleas en
los entornos primarios de socialización fallece un 25 %; debido al
delito muere otro 35 % y el 40 % restante es debido a la policía y las
fuerzas de seguridad que asesinan porque sí a los pobres, los negros y
los desprotegidos. De las diez ciudades más violentas del mundo, 7 son
latinoamericanas”, añadió.
Sobre esta idea prosiguió: “La violencia es una de las causas más
visibles de la desigualdad. Disminuimos la pobreza pero no la violencia.
Algunos especialistas de izquierda creen que los pobres generan la
violencia, cuando en verdad este sector la sufre. Son los ricos quienes
la producen cada vez más a través de formas que brutalizan la
discriminación social y la militarización de los espacios. En Colombia,
en medio de todos los avatares y el clima generado con el proceso de
paz, más de 200 líderes campesinos han sido asesinados por las
estructuras paramilitares que nunca desaparecieron”.
Como tercer elemento apuntó: “La democracia vive en un constante
estado de amenaza porque la desigualdad corroe. No podemos olvidar la
dimensión subjetiva de la democracia. Se trata de una forma de entender y
concebir como nos posicionamos dentro de las relaciones de poder que
marcan a la sociedades”.
Sobre algunas de las cifras que revelan el profundo abismo entre los
privilegiados y los vilipendiados de siempre dijo: “En Chile el 10 % más
pobre tiene que trabajar 175 años sin parar si quiere ganar lo que
reciben en un mes el 1 % más rico. En República Dominicana serían 200
años, mientras que en Honduras, aunque parezca algo de ciencia ficción,
tendrían que haber empezado a laborar 70 años antes de la llegada de
Cristóbal Colón (es decir en 1422) si desean vivir con los estándares de
los opulentos. En Bolivia, aún en medio del despliegue incesante de Evo
Morales, 250 personas tienen el equivalente al Producto Interno Bruto
(PIB) de todo el país. En Guatemala la cifra de portentosos de otra
galaxia –en cuyas manos está el equivalente a la riqueza de la nación-
es de 100. Todavía más espeluznante: en América Latina 30 personas
poseen los recursos de 300 millones de habitantes. No en balde los
pobres consideran que este tipo de democracia sirve solo para reproducir
el poder de los adinerados”, apostilló.
Meditando
sobre la urgencia de explicarle bien a los sectores desprotegidos las
naturaleza y el alcance de las transformaciones emprendidas, puso como
ejemplo que: “En Brasil se le preguntó a las mujeres beneficiadas en el
programa Bolsa Familia, acción llevada a cabo por los gobiernos de Lula y
Dilma que mejoró la vida a más de 40 millones de personas. El 75 % de
las féminas encuestadas dijo que los éxitos experimentados era gracias a
Dios, y solo un 5 % lo relacionó con políticas públicas. Hace unos días
estuve en Uruguay y los compañeros del Frente Amplio me contaban que en
un estudio similar emprendido por ellos la respuesta fue que las
mejorías eran producto del país, sin reconocer el papel transformador de
la actividad política.”
Consignó también que la brecha entre hombres y mujeres se incrementó,
en cuanto a percibir ingresos y como expresión de un orden erigido
sobre el poderío patriarcal. “De las 200 universidades más importantes
de América latina solo 18 están dirigidas por rectoras, si bien las
féminas son la mayoría de la matrícula”.
En el cierre de su exposición aseveró: “Los procesos de cambios son
importantes, pero apenas representan y deben ser pensados como el inicio
de una batalla de más larga proyección. Hay que tener cuidado en creer
que la democracia es solo un problema de gestión y no de participación
popular. La Revolución no es de arriba hacia abajo, ni una actividad
secuencial transmitida desde el estado. La Revolución Cubana es un
ejemplo impresionante de qué se puede logar con el pueblo como
protagonista. Eso me lleva a invocar a un Che inspirador y visionario
que se enroló en la travesía de recorrer esta región en su motocicleta
junto a su amigo Alberto Granados. Ese viaje en la “Poderosa” le
permitió conocer nuestra realidad, desde una ética enorme, acervo que
fungió como detonante para su vocación ulterior de luchar sin descanso
contra los oprobios que observó. Esa voluntad irrefrenable de actuar del
Che tiene que contagiarnos”, finalizó.
Cada cubano lleva consigo a su propio Che
La segunda conferencia especial corrió a cargo de Gerardo Hernández
Nordelo, Héroe de la República de Cuba y vicerrector del ISRI. Gerardo,
en una muestra de humildad, confesó que sintió un poco de temor cuando
recibió la tarea de hablarles a los participantes, de manera especial
porque en el público se encontraban varias personas que trabajaron junto
al Che, así como intelectuales que se dedican a estudiar su obra.
Dijo que encontró como única solución compartir la manera en que el
Che ha estado presente a lo largo de su vida, y que en ello tenía
coincidencia con cualquier compatriota, ya que todos los cubanos
llevamos con nosotros la icónica figura del revolucionario ejemplar.
Fue
así que, apoyándose en el testimonio gráfico, desgranó recuerdos desde
sus etapa de pionero de sexto grado (los asistentes sonrieron cuando
dijo de memoria el texto que se aprendió en Tarará, y con el cual
recibía a los visitantes en la casa que el Che utilizó para recuperarse
de una de las afecciones pulmonares, producto de los constantes ataques
de asma que sufría) pasando por el cumplimento de la misión
internacionalista en Angola hasta el período de injusta prisión en
cárceles estadounidenses.
“Siempre nos inspiró el ejemplo del Che. En las condiciones más
inverosímiles algún recluso conocía su obra. Varias veces, por otro
lado, les facilitamos libros a otros que después llegaron a tatuarse su
rostro en el brazo. Pese a las políticas por silenciar todas nuestras
causas el imperio no pudo impedir que las virtudes del inolvidable
combatiente se esparcieran y germinaran en muchos lugares, incluyendo
entre los jóvenes de esta institución llamados a continuar la inmensa
obra de la política exterior cubana”, expresó con emoción.
En la propia sesión de apertura la Dra. Ana Sánchez Collazo,
directora del Centro de Estudios Martianos (CEM), entregó la Distinción
“Pensar es Servir” a CLACSO, “a partir de la extraordinaria labor
desarrollada durante estas cinco décadas”, al tiempo que le confirió a
Pablo Gentili, el reconocimiento “40 Aniversario del CEM”, tomando en
cuenta su labor y liderazgo en el período en el que ha ocupado la
Secretaría General de esta institución.
Gentili, a su vez, le otorgó el “Premio Latinoamericano y Caribeño de
Ciencias Sociales CLACSO 50 Años” a Suzy Castor, de Haití, quien es
desde hace tiempo una de las mentes más lúcidas de la región. Castor,
nacida en 1936, es autora de una obra impresionante en el campo de la
historia y las ciencias sociales en general. Obligada durante la
dictadura Duvalierista al exilio por más de 30 años, residiendo en
México y Cuba, se doctoró en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) a principios de los años 70 de la centuria anterior. Castor no
pudo asistir a recibir el galardón por cuestiones de salud, pero mandató
para ello a la Dra. Milagros Martínez, una de las grandes promotoras
del trabajo de la Cátedra del Caribe Norman Girban de la Universidad de
La Habana. Martínez remarcó la “marcada honestidad intelectual de Suzy” y
“la necesidad de que conozcamos sus investigaciones, las cual reflejan
en toda su diversidad y valor esa parte de nuestros pueblos que ha
permanecido oculta para las grandes mayorías”. “A Suzy le debemos muchos
homenajes por su valentía, llamando las cosas por su nombre, y por ser
un referente de lo que significa un intelectual comprometido con su
tiempo histórico y el futuro de la humanidad”, precisó.
⃰ Licenciado en Historia; Máster en Seguridad y Defensa
Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre
Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
http://www.trabajadores.cu/20171012/socialismo-horizonte-pueblos/
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