martes, 17 de marzo de 2020

La “paz caliente”: impactos del militarismo de los Estados Unidos en el sistema internacional[1]




Por Leyde E. Rodríguez Hernández

Internet
Todas las sociedades se encuentran estremecidas por las tensiones militares. El sistema internacional no escapa a ese axioma y las entidades que la componen no han vacilado a recurrir a la fuerza militar para solucionar sus diferendos o para protegerse de una amenaza real o potencial. La carrera de los armamentos es intemporal, general y multiforme, porque en ella participan todas las regiones del mundo y todos los tipos y sistemas de armas nucleares o convencionales.

La militarización implica la utilización de considerables medios humanos, materiales, financieros, científicos y comerciales. La presencia, especialmente en los países del Tercer Mundo, de bases militares y arsenales desproporcionados representa un peligro permanente para el mantenimiento de la paz y la estabilidad mundial.

La supremacía militar que ostentan los Estados Unidos y sus aliados europeos, le permite accionar preventivamente contra países del Tercer Mundo, como ocurrió contra Libia, mientras a mediano y largo plazo Rusia y China emergen con un poderío militar que cuestionará la hegemonía estadounidense en ese campo, en una época de cambios tectónicos en la correlación de fuerzas internacionales de una breve y convulsa unipolaridad hacia una inestable multipolaridad del Sistema Internacional.

En este escenario geopolítico, los gastos militares a escala mundial aumentaron en el 2019 hasta su cifra más alta en los últimos diez años. Lo ilustra un aumento global de un 4 % en 2019 en comparación con el año anterior, impulsados, en gran parte, por el significativo aumento del presupuesto militar de los Estados Unidos, cuyos gastos subieron en un 6,5 %, lo que significa un incremento de 53 400 millones de dólares hasta alcanzar el total de 684 600 millones, el mayor en la última década.[2] Su aumento, en los últimos años, también está vinculado a la política exterior agresiva y unilateralista del gobierno de Donald Trump, quien amenaza con incendiar aún más el ya de por sí convulso Medio Oriente, destruir Venezuela, y tensar las relaciones con China, Rusia, Corea del Norte y con la propia Unión Europea. 


Justamente, en un contexto de histeria contra Rusia y China, el 10 de febrero de 2020, el gobierno de los Estados Unidos presentó  “Un presupuesto para el futuro de América”, en el que proyecta 4,8 billones de dólares para el militarismo; y se solicitó más de 700 millones de dólares para contrarrestar la influencia de Rusia a nivel global. Asimismo, 740.500 millones de dólares serían destinados al gasto de guerra nacional; y también 20.300 millones de dólares para reforzar los programas de defensa antimisiles para el año fiscal 2021 y 3.200 millones de dólares para financiar el desarrollo de armas hipersónicas, que es un aumento de casi 500 millones de dólares comparado con 2020.[3]

Con el sobredimensionamiento de los gastos militares, el unilateralismo de la administración Trump desdeña el funcionamiento de los Organismos Internacionales y la existencia del Derecho Internacional. Se evidencia en el abandono del Tratado de Armas Nucleares de mediano y corto alcance (INF, por sus siglas en inglés), en 2019, y del acuerdo nuclear con Irán firmado por cinco potencias, denominado Grupo 5 + 1, la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el Este y del sistema antimisil de los Estados Unidos hasta las fronteras de Rusia.

Internet
Esas acciones están acompañadas de un plan de más de 20 ejercicios para el 2020, entre los que se encuentran  las maniobras Defender-Europe 2020, con el fin de entrenar el traslado de 20.000 soldados estadounidenses a Europa. Los ejercicios Defender-Europe, con la participación de 37.000 soldados y oficiales de 19 países de la Alianza Atlántica, es una de las mayores maniobras militares desde que finalizó la “guerra fría”, y se celebran justo en la misma fecha en que Rusia festeja el 75 aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria. Los militares estadounidenses y europeos se trasladarán a los territorios de Polonia y países del mar Báltico, y el territorio de Alemania será el centro logístico durante el simulacro.[4]
 
El plan estadounidense de emplear proyectiles interceptores contra un objetivo que imita un misil balístico intercontinental confirma que han comenzado a probar su sistema de defensa antimisiles contra Rusia. Las próximas pruebas de la última modificación del misil SM-3 Block IIA contra un objetivo, que equivale a un misil balístico intercontinental, se encuentran en la misma lógica de desarrollar un proyectil que solo está a disposición de unos pocos países. La conclusión es que los Estados Unidos ensayan esos tipos de armas estratégicas para contrarrestar directamente a Rusia y crear capacidades que puedan devaluar los medios de disuasión nuclear rusos. Los Estados Unidos despliegan su defensa antimisiles de manera consistente, enérgica e intensiva, lo cual genera preocupación y respuestas asimétricas en la dirigencia rusa.[5]

RT

Ahora solo existe un documento para controlar el desarme: el Tratado de Limitaciones y Reducción de Armas Estratégicas defensivas (START, por sus siglas en inglés), el cual vence en febrero de 2021, y no sabemos todavía si existe la posibilidad de concretar una negociación que permita su actualización y vigencia.

Han existido contactos entre Estados Unidos y Rusia para discutir el futuro del control de las armas nucleares estratégicas. Las conversaciones ruso-estadounidenses probablemente se centren en la ampliación del nuevo Tratado START, que limita a 1.550 la cantidad de ojivas nucleares estratégicas desplegadas por ambas partes.

Desde hace mucho tiempo, Rusia ha reiterado a los Estados Unidos la importancia de prolongar la vigencia del nuevo START, por otros cinco años, sin precondiciones, pero no ha obtenido una respuesta satisfactoria, pues la administración de Donald Trump ha vinculado la negociación a un régimen reformado sobre el desarme nuclear que incluya también a China. Por su lado, Rusia ha propuesto la posibilidad de incluir otras potencias occidentales como Francia y el Reino Unido; mientras que China, que hasta ahora no ha aceptado la propuesta estadounidense, prefiere el respeto al multilateralismo en el tema del desarme nuclear mediante la participación de todas las potencias nucleares.

Cuando estas divergencias prevalecen entre las tres principales potencias nucleares,  los Estados Unidos invierten miles de millones en la modernización de su tríada estratégica nuclear, que constituye la prioridad principal del presupuesto de guerra para asegurar un poderío nuclear que ofrezca mayor seguridad, pues  solo podría usar una fracción de sus armas nucleares de manera segura, sin matar a sus propios ciudadanos con una serie adversa e involuntaria de efectos ambientales en cascada. 

Los científicos consideran  que 100 ojivas nucleares son adecuadas para la disuasión nuclear en el peor de los casos, mientras que el uso de más de 100 armas nucleares frente a cualquier país  -incluido el mejor posicionado estratégicamente para manejar las consecuencias involuntarias-, incluso con suposiciones optimistas de ninguna represalia, causaría un daño inaceptable a la propia sociedad estadounidense. 

Hay que recordar que los Estados Unidos poseen actualmente más de 3.000 de esas armas. La modernización del arsenal nuclear de los Estados Unidos, para dotarlo de nuevas capacidades, eleva la probabilidad de que las empleen y genera preocupación mundial porque también intenta aumentar la gama de armas nucleares de baja potencia, y esto favorece una disminución del umbral para el uso de las armas nucleares, cuya argumentación se basa en las supuestas amenazas de Rusia y China, con la intención de legitimar sus acciones militaristas.[6]

En este dilema de seguridad entre potencias nucleares, la pretendida seguridad absoluta estadounidense se convierte en factor de inseguridad para otras potencias nucleares y estados no nucleares, las que gestionan su propia seguridad con nuevas armas nucleares e incentiva los gastos militares y la espiral de la carrera armamentista en un sistema internacional de proliferación nuclear con todos los peligros que significa para la supervivencia de la especie humana.

El unilateralismo estadounidense puede interpretarse como una reacción de la superpotencia ante la pérdida relativa de hegemonía global en el contexto de la transición hacia la multipolaridad. De ahí que en la reciente 56 sesiones de la Conferencia de Seguridad de Múnich, otras potencias intentaron definir a grandes rasgos el concepto de “desoccidentalización” (westlessness) que consiste en que los Estados Unidos y Europa pierden paulatinamente la iniciativa estratégica, “arrebatada” por China y Rusia, cuyas capacidades económicas y militares, en su conjunto, han ido en ascenso.

Sin embargo, la estrategia estadounidense ha tratado de debilitar a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). La cooperación militar entre Estados Unidos y la India gana en importancia. Los ejercicios militares conjuntos, ya bastante habituales, se van a intensificar en el futuro inmediato. Pero igualmente la colaboración diplomática estratégica en ámbitos como Afganistán, Irán, Corea del Norte o los mares de la China, uno de los principales escenarios de tensión. La India es un componente integral de la estrategia de los Estados Unidos en la región Indo-Pacífico, y pieza clave para su éxito en el empeño de doblegar a China.

Esa alianza creciente entre India y los Estados Unidos afecta inevitablemente a los BRICS y acentúa escenarios de conflictividad en lo inmediato. El Brasil de Bolsonaro, pese a mantener la escala de los negocios con China, su primer socio comercial, al retirarse de la CELAC (Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe), también dejó en evidencia que se subordina a la estrategia diplomática y militarista estadounidense, lo cual es otro pilar de los BRICS que ha sido neutralizado por Donald Trump.

En esta coyuntura, resultan trascendentales las propuestas de Rusia y China para prevenir la carrera de armamentos en el espacio ultraterrestre. La diplomacia rusa ha denunciado el propósito estadounidense de desplegar misiles de entre 500 y 5500 kilómetros de alcance –prohibidos en 1987 por el tratado INF- en Europa, Japón, Corea del Sur y algunas islas del Pacífico. 


La Prensa Panamá

No resultaría exagerado clausurar esta intervención con el criterio de que el militarismo de los Estados Unidos, impulsado por un Complejo Militar Industrial cada vez más y más imponente, que justifica su perversa existencia en doctrinas de seguridad nacional y en belicosas estrategias político-militares patrocinadoras de la denominada disuasión nuclear, representa una gran amenaza para la diplomacia mundial en el ámbito multilateral y para las relaciones bilaterales entre los estados, en un sistema internacional global e interdependiente en pugna transicional hacia la multipolaridad. 


Referencias bibliográficas:  


[1] Comentarios presentados en la Casa del ALBA Cultural en La Habana, en su espacio Balcón Latinoamericano, en un panel sobre la coyuntura internacional que analizó el unilateralismo y multilateralismo, el militarismo de las grandes potencias, la administración de Donald Trump y los escenarios principales de la política internacional.  El panel y las reflexiones centrales estuvieron a cargo del Dr. Jorge Hernández, investigador del Centro de Estudios Hemisféricos sobre los Estados Unidos (CEHSEU),  el Dr. Leyde E. Rodríguez, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) y MSc. Santiago Pérez Benitez, investigador del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), el cual contó con la moderación del Dr.  Linio Borroto López, en representación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-CUBA).
[2] SIPRI (2019). World military expenditure grows to $1.8 trillion in 2018. https://www.sipri.org/media/press-release/2019/world-military-expenditure-grows-18-trillion-2018 
[3] Sputnik (2020). Jefe de Estado Mayor: prioridad del Pentágono es la modernización nuclear. https://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/202002261090603145-jefe-de-estado-mayor-prioridad-del-pentagono-es-la-modernizacion-nuclear/
[4] Estados      Unidos     decidió     concluir    su participación   en   las  maniobras   Defender   Europe  en Alemania por causa de la pandemia de Coronavirus y se concretará cuando todas las fuerzas estadounidenses abandonen Alemania. Maniobras Defender Europe 2020: "Una demostración de debilidad”. https://mundo.sputniknews.com/defensa/202003071090714061-moscu-recomienda-a-los-paises-de-la-otan-que-piensen-en-consecuencias-de-sus-maniobras/  y en https://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/202003161090798253-eeuu-decide-retirarse-de-las-maniobras-defender-europe-en-alemania-por-el-coronavirus/ 
[5] Rusia Today (2020). EE.UU. prueba sus misiles balísticos para desarrollar un sistema antiaéreo que "contrarreste directamente" a Rusia. https://actualidad.rt.com/actualidad/345092-moscu-eeuu-prueba-misiles-balisticos-contrarrestar-rusia.
[6] Sputnik (2020). Rusia advierte que EEUU ve conflicto nuclear como una opción política.https://mundo.sputniknews.com/politica/202003061090696056-rusia-advierte-que-eeuu-ve-conflicto-nuclear-como-una-opcion-politica/




domingo, 15 de marzo de 2020

La situación en Afganistán: consideraciones sobre su probable evolución



MSc Enrique R. Martínez Díaz
Profesor Auxiliar, CIPI


En días recientes se hizo público que el gobierno de los EE.UU. había llegado a un acuerdo con el movimiento Talibán para poner fin al conflicto en ese país y retirar las tropas norteamericanas y de la OTAN desplegadas en la nación centroasiática desde 2001. Aun cuando se conocía que existían conversaciones, el anuncio se consideró un tanto sorpresivo, y no han faltado los que acusan que este acuerdo tiene un objetivo electorero  por parte de Mr. Donald John Trump. 

Con escasos días de diferencia a la firma de tal acuerdo, hecho público en Doha, Qatar, el día 29 de Febrero de 2020, varios hechos muestran que la situación en dicho país no parece ser tan favorable a los intereses norteamericanos, y tampoco para que se logre una pacificación del país. 

Un aspecto importante a tener en cuenta es que el tratado firmado el 29 de febrero en Doha, Qatar, no incluye al actual gobierno de Kabul, sino que fue firmado entre el gobierno de los EE.UU. y los Talibanes. Por cierto, algo que llama la atención es que el texto del acuerdo se repite varias veces el hecho de que una de las partes se denomina a sí mismo como Emirato Islámico de Afganistán, pero que EE.UU. lo reconoce como solo como “El Talibán”. Textualmente:  the Islamic Emirate of Afghanistan which is not recognized by the United States as a state and is known as the Taliban.

A todo esto podemos añadir que en este momento hay dos gobiernos en Kabul, que tomaron posesión simultáneamente, ya que los dos contendientes en las pasadas elecciones se declararon vencedores, aun cuando los norteamericanos reconocen solo al presidente, Ashraf Ghani, declarado como vencedor en las elecciones de septiembre de 2019.
En tanto su rival Abdullah Abdullah, que denunció fraude en los comicios junto con la comisión de quejas electorales, se han negado a resolver sus diferencias y se considera también presidente del país. 

Las informaciones más recientes dan cuenta de que, aunque las fuerzas insurgentes han dejado de atacar a los ocupantes extranjeros, sobre todo en las ciudades, aun la violencia en las zonas rurales es notable. 

Los  problemas más serios radican en que, primeramente, el tratado se hizo sin la participación del gobierno, supuestamente legítimo, del país. En segundo lugar,  aun cuando EE.UU. plantea no reconocer al Talibán como un “Estado Islámico”, de facto llega a un acuerdo con el movimiento, e incluso se compromete a retirar las tropas norteamericanas y de la OTAN de ese país en 14 meses. 

Otro aspecto interesante radica en el compromiso de la parte norteamericana de liberar a un total de 5000 prisioneros talibanes, a fin de facilitar las conversaciones de paz inter afganas. Pero resulta que, supuesta o realmente, quien tiene bajo su custodia y será responsable de tal liberación es el gobierno afgano actual, que no fue parte de las conversaciones.  

Tal situación puede tener dos lecturas o consecuencias: la primera, es que el gobierno de Kabul está a tal grado subordinado a EE.UU. que la superpotencia se puede dar el lujo de obligar al gobierno de Ghani a cumplir lo comprometido por sus jefes. Cualquiera puede darse cuenta que esto deja muy mal parado a la administración de Kabul. 

Una segunda variante puede provocar que el gobierno afgano no realice tal liberación, o, como está sucediendo, no la está ejecutando de la forma y en los plazos que acordaron los norteamericanos y los afganos, lo cual pudiera llevar a una fase de mayor agravamiento del conflicto, y, por lo tanto, al fracaso del acuerdo. 

Ya esto está ocurriendo, pues el gobierno de Kabul anunció que liberará primeramente 1 500 prisioneros, y posteriormente, cuando se estén realizando las conversaciones entre el mismo y los talibanes, liberará a los restantes 3500 comprometidos; inmediatamente un vocero de los talibanes denunció que eso violaba el acuerdo del 29 de febrero, en el cual se plantea que tal número de prisioneros debía ser liberado antes del comienzo de las conversaciones

El autodenominado  Emirato Islámico por su parte se compromete a que tanto sus fuerzas, como el país no participarán en actividades que amenacen la seguridad de EE.UU. y sus aliados, que no permitirán que ningún grupo u organización (incluido Al Qaeda) operen desde Afganistán, utilicen documentos o medios de ese país, etc. Cuestión que vista por algunos críticos, sobre todo académicos, con muchas reservas. 

Otro aspecto destacable en el documento es que se declara enfáticamente (al menos por la parte talibán), que el gobierno resultante de las conversaciones entre la actual administración de Kabul y el llamado Emirato será un “estado islámico”. Puede interpretarse que para los talibanes tales conversaciones solo tendrán el objetivo de determinar cómo se realizará el traspaso de poder a su favor, una vez que las fuerzas militares extranjeras hayan abandonado el país.

En tanto, la situación en el país centroasiático sigue siendo complicada; continúan los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los talibanes, como la ocurrida el 3 de Marzo de 2020, en el cual fallecieron19 militares afganos; esto motivó un golpe aéreo de respuesta por la parte norteamericana. En tanto, la parte talibana expresó que su compromiso era de reducir las acciones, no de un cese al fuego, que, entre paréntesis, es lo exigido por el gobierno de Kabul. Para quien escribe estas líneas no parece que existan por parte de ese Emirato o movimiento una intención real de deponer las armas, sino de buscar una posición de fuerza que le dé ventajas en las futuras conversaciones. 

De hacerse con el poder los Talibanes, pudiera representar un regreso a la situación que existía en la nación centroasiática en el año 2001; existen determinados grupos étnicos que no aceptaban el gobierno talibán y se encontraban en guerra contra el mismo, por lo que no sería extraño que la paz necesaria para la reconstrucción del país no se alcance. 

La desconfianza hacia los talibanes es tal palpable por parte de los norteamericanos, que recientemente el general Kenneth McKenzie, Jefe del Comando Central de los EE.UU., a quien están subordinadas directamente las tropas desplegadas en Afganistán, declaró lo siguiente ante representantes del Congreso de EE.UU. el día 12 de Marzo de 2020: "No consideraría que lo que están haciendo los talibanes sea coherente con ningún camino para llegar a un acuerdo final de estado con el actual gobierno de Afganistán”. 

Los críticos al gobierno norteamericano, que incluyen algunos académicos destacados, señalan que no puede considerarse al movimiento Talibán como un interlocutor fiable, que tal acuerdo puede interpretarse como la aceptación de la derrota por parte de Washington, amén de un esfuerzo del presidente Trump para demostrar que está cumpliendo sus promesas electorales de 2016, envuelto como está en la campaña para las elecciones del 3 de Noviembre de 2020. 

Conclusiones 
 
La  situación actual en Afganistán no parece clara tras la firma de los acuerdos del 29 de Febrero de 2020, y será necesario esperar para ver si realmente las partes cumplen sus compromisos y se logran resultados positivos. Esto es deseable para una nación que lleva decenios de guerras y conflictos, y precisa de una paz estable y duradera para labrar un futuro mejor para sus ciudadanos. 

Bibliografia 

Agreement for Bringing Peace to Afghanistan between the Islamic Emirate of Afghanistan which is not recognized by the United States as a state and is known as the Taliban and the United States of America, Doha, Qatar, 29 February 2020  (https://www.state.gov/wp-content/uploads/2020/02/Agreement-For-Bringing-Peace-to-Afghanistan-02.29.20.pdf )

Allen John R., Riedel Bruce , O’Hanlon Michael E. , Felbab-Brown Vanda , and Afzal Madiha  Around the halls: Brookings experts discuss the implications of the US-Taliban agreement The Brookings Institution, Washington DC Thursday, March 5, 2020  (https://www.brookings.edu/blog/order-from-chaos/2020/03/05/around-the-halls-brookings-experts-discuss-the-implications-of-the-us-taliban-agreement/ )

Blanc, Janet. Afghanistan’s Election Disputes Reflect Its Constitution’s Flaws Carnegie Endowment For International Peace, Washington DC, March 12, 2020.

Seldin, Jeff  Top US Commander Doubts Afghan Taliban Commitment to Peace Global Security.org, Alexandria, Virginia,  March 12, 2020 (https://www.globalsecurity.org/military/library/news/2020/03/mil-200312-voa03.htm?_m=3n%252e002a%252e2817%252eeg0ao0644z%252e2lnz )





lunes, 9 de marzo de 2020

Las afectaciones económicas del covid-19

Por Hedelberto López Blanch

En un mundo globalizado donde los mercados y el intercambio comercial se encuentran abiertos, cualquier situación que ocurra en una nación poderosamente económica, afecta a otros países del mundo. Este es el caso del coronavirus que apareció en China y sus dañinos efectos se expanden por el orbe.



El brote que surgió en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, ha causado grandes pérdidas a la economía del gigante asiático que para contrarrestarlo ha desplegado un enorme trabajo científico, económico y humano que ha sido reconocido por las principales organizaciones mundiales y numerosos gobiernos.

Hasta el 4 de marzo, más de 3 100 personas habían fallecido, 100 500 contagiados (la mayoría en China), alrededor de 60 200 personas fueron dadas de alta tras su recuperación, mientras en 84 países se reportaban nuevos casos.

Wei Jianguo, del grupo de expertos económicos de china, afirmó que pese a los daños por el covid-19, el país podría alcanzar al cierre del primer trimestre de 2020, el 5 % de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). 

Como un efecto bumerán, la enfermedad respiratoria afecta a muchas economías del orbe porque detienen producciones, intercambios mercantiles, traslados de mercancías y vuelos comerciales y turísticos, entre otros efectos.  

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elevado la alerta a “nivel muy alto en todo el mundo tras los casos de brote que se han detectado en países como Italia, Estados Unidos, México o Irán. Hasta ahora, fuera de China se han identificado 11 450 casos, con primeros contagios en Nigeria, Dinamarca, Estonia, Lituania, Países Bajos e Islandia.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom, anunció en rueda de prensa en Ginebra que han aumentado “la evaluación de propagación y los riesgos de impacto de Covid-19 a un nivel muy alto para el mundo”. 

Mientras, los mercados bursátiles han experimentado una gran baja a medida que se extiende la epidemia del nuevo coronavirus. Los índices de Estados Unidos, la Unión Europea y Asia han sufrido la mayor caída de los últimos años, puesto que la situación empeoró bruscamente fuera de China.

Las autoridades de Beijing anunciaron que fuera de la provincia de Hubei, donde se encuentra el foco de la epidemia, el número de nuevos casos ha estado disminuyendo durante más de 20 días consecutivos, lo que indica una tendencia positiva en la lucha contra el virus dentro del país.

China. pagina12.com.ar

Pero el problema es que la epidemia se ha expandido drásticamente fuera del gigante asiático con gran rapidez pues en Italia en pocos días los infectados subieron de cinco a cerca de 1 200; en Corea del Sur ya hay más de 2 100 casos; en Irán alrededor de 2 800 y en Japón 1 050. 

De los continentes asiático y europeo, el covid-19 ha saltado a América con casos registrados en Estados Unidos, Brasil, México, Ecuador, Paraguay, Argentina y también al África con incidencia en Nigeria y amenaza a otros.   

El experto del Instituto de Ciencias Sociales de Shandong, Liu Xiaoning declaró que al parecer los inversores creen  seriamente que el coronavirus se está convirtiendo en un problema global y que incluso, las dificultades dentro de China no pueden dejar de afectar al resto del mundo debido al lugar que ocupa el gigante asiático en la cadena de suministro mundial.

Por ejemplo, explicó Xiaoning, si los proveedores chinos no cumplen a tiempo sus obligaciones por causas de fuerza mayor, esto afectará además a otras empresas que utilizan sus productos, aunque puntualizó que hasta ahora el impacto en la economía mundial es limitado.

Si continúa la expansión, muchos países pobres no podrán contrarrestarla como esta haciendo China y sus economías caerían estrepitosamente. Por eso el llamado de la OMS es la de tomar todas las medidas necesarias antes de que se propague con más fuerza por el mundo.

Por el momento ya se notan los efectos en algunos rubros pues se desplomaron los precios de materias primas,  incluido el petróleo que cayó cercano a los 50 dólares por barril.

En Estados Unidos, el rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años disminuyó cuando los inversores empezaron a buscar un refugio más seguro para sus recursos financieros, mientras el oro, un activo tradicional de la crisis, subió de precio a 1 650 por onza troy.

Tras la confirmación en México del primer caso de coronavirus el peso se depreció 1,6 %, cotizándose  alrededor de 19,81 por dólar, y así tocar un máximo de 19,89 pesos, nivel no visto desde septiembre del 2019. De detectarse nuevos infectados, se estima que superará la barrera psicológica de 20 pesos por billete verde.  

Los analistas aseguran la probabilidad de que Italia y Japón sufran una recesión, pues sus economías ya mostraban un desempeño negativo al cierre del 2019.

De todos estos problemas se desprende la importancia de colaborar mundialmente con China y otras naciones para controlar y eliminar la epidemia que podría afectar aun más la delicada situación económica del orbe que antes del covid-19 los especialistas pronosticaban una posible crisis parecida o superior a la de 2008.