Por Leyde E. Rodríguez Hernández
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Todas
las sociedades se encuentran estremecidas por las tensiones militares. El
sistema internacional no escapa a ese axioma y las entidades que la componen no
han vacilado a recurrir a la fuerza militar para solucionar sus diferendos o
para protegerse de una amenaza real o potencial. La carrera de los armamentos
es intemporal, general y multiforme, porque en ella participan todas las
regiones del mundo y todos los tipos y sistemas de armas nucleares o
convencionales.
La
militarización implica la utilización de considerables medios humanos,
materiales, financieros, científicos y comerciales. La presencia, especialmente
en los países del Tercer Mundo, de bases militares y arsenales
desproporcionados representa un peligro permanente para el mantenimiento de la
paz y la estabilidad mundial.
La
supremacía militar que ostentan los Estados Unidos y sus aliados europeos, le
permite accionar preventivamente contra países del Tercer Mundo, como ocurrió contra
Libia, mientras a mediano y largo plazo Rusia y China emergen con un poderío
militar que cuestionará la hegemonía estadounidense en ese campo, en una época
de cambios tectónicos en la correlación de fuerzas internacionales de una breve
y convulsa unipolaridad hacia una inestable multipolaridad del Sistema Internacional.
En
este escenario geopolítico, los gastos militares a escala mundial aumentaron en
el 2019 hasta su cifra más alta en los últimos diez años. Lo ilustra un aumento
global de un 4 % en 2019 en comparación con el año anterior, impulsados, en
gran parte, por el significativo aumento del presupuesto militar de los Estados
Unidos, cuyos gastos subieron en un 6,5 %, lo que significa un incremento de 53
400 millones de dólares hasta alcanzar el total de 684 600 millones, el mayor
en la última década.[2] Su aumento, en los últimos
años, también está vinculado a la política exterior agresiva y unilateralista
del gobierno de Donald Trump, quien amenaza con incendiar aún más el ya de por
sí convulso Medio Oriente, destruir Venezuela, y tensar las relaciones con
China, Rusia, Corea del Norte y con la propia Unión Europea.
Justamente,
en un contexto de histeria contra Rusia y China, el 10 de febrero de 2020, el
gobierno de los Estados Unidos presentó
“Un presupuesto para el futuro de América”, en el que proyecta 4,8
billones de dólares para el militarismo; y se solicitó más de 700 millones de
dólares para contrarrestar la influencia de Rusia a nivel global. Asimismo,
740.500 millones de dólares serían destinados al gasto de guerra nacional; y
también 20.300 millones de dólares para reforzar los programas de defensa
antimisiles para el año fiscal 2021 y 3.200 millones de dólares para financiar
el desarrollo de armas hipersónicas, que es un aumento de casi 500 millones de
dólares comparado con 2020.[3]
Con
el sobredimensionamiento de los gastos militares, el unilateralismo de la
administración Trump desdeña el funcionamiento de los Organismos
Internacionales y la existencia del Derecho Internacional. Se evidencia en el
abandono del Tratado de Armas Nucleares de mediano y corto alcance (INF, por
sus siglas en inglés), en 2019, y del acuerdo nuclear con Irán firmado por
cinco potencias, denominado Grupo 5 + 1, la expansión de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia el Este y del sistema antimisil de los
Estados Unidos hasta las fronteras de Rusia.
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Esas
acciones están acompañadas de un plan de más de 20 ejercicios para el 2020,
entre los que se encuentran las
maniobras Defender-Europe 2020, con el fin de entrenar el traslado de 20.000
soldados estadounidenses a Europa. Los ejercicios Defender-Europe, con la
participación de 37.000 soldados y oficiales de 19 países de la Alianza
Atlántica, es una de las mayores maniobras militares desde que finalizó la “guerra
fría”, y se celebran justo en la misma fecha en que Rusia festeja el 75
aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria. Los militares estadounidenses
y europeos se trasladarán a los territorios de Polonia y países del mar
Báltico, y el territorio de Alemania será el centro logístico durante el
simulacro.[4]
El plan estadounidense de emplear
proyectiles interceptores contra un objetivo que imita un misil balístico
intercontinental confirma que han comenzado a probar su sistema de defensa
antimisiles contra Rusia. Las próximas pruebas de la última modificación del
misil SM-3 Block IIA contra un objetivo, que equivale a un misil balístico
intercontinental, se encuentran en la misma lógica de desarrollar un proyectil que
solo está a disposición
de unos pocos países. La
conclusión es que los Estados Unidos ensayan esos tipos de armas estratégicas para
contrarrestar directamente a Rusia y crear capacidades que puedan devaluar los medios
de disuasión nuclear rusos. Los Estados Unidos despliegan su defensa
antimisiles de manera consistente, enérgica e intensiva, lo cual genera
preocupación y respuestas asimétricas en la dirigencia rusa.[5]
Ahora solo existe un documento para controlar el desarme: el Tratado de Limitaciones y Reducción de Armas Estratégicas defensivas (START, por sus siglas en inglés), el cual vence en febrero de 2021, y no sabemos todavía si existe la posibilidad de concretar una negociación que permita su actualización y vigencia.
Han
existido contactos entre Estados Unidos y Rusia para discutir el futuro del
control de las armas nucleares estratégicas. Las conversaciones ruso-estadounidenses
probablemente se centren en la ampliación del nuevo Tratado START, que limita a
1.550 la cantidad de ojivas nucleares estratégicas desplegadas por ambas
partes.
Desde
hace mucho tiempo, Rusia ha reiterado a los Estados Unidos la importancia de prolongar
la vigencia del nuevo START, por otros cinco años, sin precondiciones, pero no
ha obtenido una respuesta satisfactoria, pues la administración de Donald Trump
ha vinculado la negociación a un régimen reformado sobre el desarme nuclear que
incluya también a China. Por su lado, Rusia ha propuesto la posibilidad de
incluir otras potencias occidentales como Francia y el Reino Unido; mientras
que China, que hasta ahora no ha aceptado la propuesta estadounidense, prefiere
el respeto al multilateralismo en el tema del desarme nuclear mediante la
participación de todas las potencias nucleares.
Cuando
estas divergencias prevalecen entre las tres principales potencias nucleares, los Estados Unidos invierten miles de millones
en la modernización de su tríada estratégica nuclear, que constituye la
prioridad principal del presupuesto de guerra para asegurar un poderío nuclear
que ofrezca mayor seguridad, pues solo
podría usar una fracción de sus armas nucleares de manera segura, sin matar a
sus propios ciudadanos con una serie adversa e involuntaria de efectos
ambientales en cascada.
Los científicos
consideran que 100 ojivas nucleares son
adecuadas para la disuasión nuclear en el peor de los casos, mientras que el
uso de más de 100 armas nucleares frente a cualquier país -incluido el mejor posicionado
estratégicamente para manejar las consecuencias involuntarias-, incluso con
suposiciones optimistas de ninguna represalia, causaría un daño inaceptable a
la propia sociedad estadounidense.
Hay
que recordar que los Estados Unidos poseen actualmente más de 3.000 de esas
armas. La modernización del arsenal nuclear de los Estados Unidos, para dotarlo
de nuevas capacidades, eleva la probabilidad de que las empleen y genera
preocupación mundial porque también intenta aumentar la gama de armas nucleares de
baja potencia, y esto favorece una disminución del umbral para el uso de las
armas nucleares, cuya argumentación se basa en las supuestas amenazas de Rusia y China, con la intención
de legitimar sus acciones militaristas.[6]
En
este dilema de seguridad entre potencias nucleares, la pretendida seguridad absoluta
estadounidense se convierte en factor de inseguridad para otras potencias
nucleares y estados no nucleares, las que gestionan su propia seguridad con
nuevas armas nucleares e incentiva los gastos militares y la espiral de la
carrera armamentista en un sistema internacional de proliferación nuclear con
todos los peligros que significa para la supervivencia de la especie humana.
El
unilateralismo estadounidense puede interpretarse como una reacción de la superpotencia
ante la pérdida relativa de hegemonía global en el contexto de la transición
hacia la multipolaridad. De ahí que en la reciente 56 sesiones de la
Conferencia de Seguridad de Múnich, otras potencias intentaron definir a
grandes rasgos el concepto de “desoccidentalización” (westlessness) que
consiste en que los Estados Unidos y Europa pierden paulatinamente la
iniciativa estratégica, “arrebatada” por China y Rusia, cuyas capacidades
económicas y militares, en su conjunto, han ido en ascenso.
Sin embargo, la
estrategia estadounidense ha tratado de debilitar a los BRICS (Brasil, Rusia,
India, China y Sudáfrica). La cooperación militar entre Estados Unidos y la
India gana en importancia. Los ejercicios militares conjuntos, ya bastante
habituales, se van a intensificar en el futuro inmediato. Pero igualmente la
colaboración diplomática estratégica en ámbitos como Afganistán, Irán, Corea
del Norte o los mares de la China, uno de los principales escenarios de
tensión. La India es un componente integral de la estrategia de los Estados
Unidos en la región Indo-Pacífico, y pieza clave para su éxito en el empeño de
doblegar a China.
Esa alianza
creciente entre India y los Estados Unidos afecta inevitablemente a los BRICS y
acentúa escenarios de conflictividad en lo inmediato. El Brasil de Bolsonaro, pese a mantener la escala de los negocios con
China, su primer socio comercial, al retirarse de la CELAC (Comunidad de
Estados de América Latina y el Caribe), también dejó en evidencia que se
subordina a la estrategia diplomática y militarista estadounidense, lo cual es
otro pilar de los BRICS que ha sido neutralizado por Donald Trump.
En esta coyuntura, resultan trascendentales las propuestas de Rusia y China para prevenir la carrera de armamentos en el espacio ultraterrestre. La diplomacia rusa ha denunciado el propósito estadounidense de desplegar misiles de entre 500 y 5500 kilómetros de alcance –prohibidos en 1987 por el tratado INF- en Europa, Japón, Corea del Sur y algunas islas del Pacífico.
La Prensa Panamá |
No resultaría exagerado clausurar esta intervención con el criterio de que el militarismo de los Estados Unidos, impulsado por un Complejo Militar Industrial cada vez más y más imponente, que justifica su perversa existencia en doctrinas de seguridad nacional y en belicosas estrategias político-militares patrocinadoras de la denominada disuasión nuclear, representa una gran amenaza para la diplomacia mundial en el ámbito multilateral y para las relaciones bilaterales entre los estados, en un sistema internacional global e interdependiente en pugna transicional hacia la multipolaridad.
Referencias bibliográficas:
[1]
Comentarios presentados en la Casa del ALBA Cultural en La Habana, en su
espacio Balcón Latinoamericano, en un panel sobre la coyuntura internacional
que analizó el unilateralismo y multilateralismo, el militarismo de las grandes
potencias, la administración de Donald Trump y los escenarios principales de la
política internacional. El panel y las reflexiones centrales
estuvieron a cargo del Dr. Jorge Hernández, investigador del Centro de Estudios
Hemisféricos sobre los Estados Unidos (CEHSEU), el Dr. Leyde E.
Rodríguez, profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI)
y MSc. Santiago Pérez Benitez, investigador del Centro de Investigaciones de
Política Internacional (CIPI), el cual contó con la moderación del Dr.
Linio Borroto López, en representación de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (FLACSO-CUBA).
[2]
SIPRI (2019). World military expenditure grows to $1.8 trillion in 2018. https://www.sipri.org/media/press-release/2019/world-military-expenditure-grows-18-trillion-2018
[3] Sputnik (2020). Jefe de Estado Mayor: prioridad del Pentágono es la
modernización nuclear. https://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/202002261090603145-jefe-de-estado-mayor-prioridad-del-pentagono-es-la-modernizacion-nuclear/
[4]
Estados Unidos
decidió concluir su
participación en las maniobras
Defender Europe en Alemania por causa de la pandemia de
Coronavirus y se concretará cuando todas las fuerzas estadounidenses abandonen
Alemania. Maniobras Defender Europe 2020: "Una
demostración de debilidad”. https://mundo.sputniknews.com/defensa/202003071090714061-moscu-recomienda-a-los-paises-de-la-otan-que-piensen-en-consecuencias-de-sus-maniobras/
y en https://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/202003161090798253-eeuu-decide-retirarse-de-las-maniobras-defender-europe-en-alemania-por-el-coronavirus/
[5] Rusia
Today (2020). EE.UU. prueba sus misiles balísticos para desarrollar un sistema
antiaéreo que "contrarreste directamente" a Rusia. https://actualidad.rt.com/actualidad/345092-moscu-eeuu-prueba-misiles-balisticos-contrarrestar-rusia.
[6] Sputnik (2020). Rusia
advierte que EEUU ve conflicto nuclear como una opción política.https://mundo.sputniknews.com/politica/202003061090696056-rusia-advierte-que-eeuu-ve-conflicto-nuclear-como-una-opcion-politica/
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