Por Dabid Lazkanoiturburu
Gara
Los
dos candidatos cortejan ya al electorado del Frente Nacional, pero el
hasta ahora presidente tendrá que arriesgar más porque necesita un
vuelco espectacular para continuar en el cargo. |
François Hollande
(28,6%) y Nicolas Sarkozy (27,2%) se han apresurado a cortejar a los
votantes del ultra Frente Nacional (FN), que serán determinantes en la
segunda vuelta, después de que su candidata lograra un resultado récord
el domingo con el 17,9% de votos.
«Hay electores que se han podido guiar por la cólera», señaló el candidato del PS y favorito en la segunda vuelta. «Debemos convencer a los franceses que han dado ese mensaje», añadió.
Sarkozy fue, como siempre más incisivo. «Hay que respetar el voto de los electores y nuestor deber es escucharlo. Es un voto de sufrimiento (...) Yo les digo: `Os he escuchado'», declaró el presidente in pectore a la salida de su cuartel de campaña.
Sarkozy insistió, a la hora de interpretar el apoyo creciente al FN señalando que «ese voto de crisis existe y se va doblando de unas elecciones a otras. Hay que darle una respuesta».
El PS, que cuenta ya con los apoyos explícitos de Jean-Luc Mélenchon, del Frente de Izquierda (11,1%), y de los Verdes de Eva Joly (2,31%), cuenta con una ventaja de entre seis y ocho puntos de cara a la segunda vuelta e insiste en que «cuatro de cada cinco franceses han dicho no a Nicolas Sarkozy». Infiere que habrían dado su confianza a Hollande, pero no oculta su nerviosismo. En esa línea, la formación de Hollande se marca como objetivo recuperar el voto de las clases populares decepcionadas por la izquierda en los años ochenta y que viraron desde entonces a la extrema derecha. «Hay un voto del FN que es un voto de exclusión, de división, pero no es mayoriario», asegura la jefa del partido socialdemócrata, Martine Aubry.
Sea como fuere, el resultado de la candidata del FN, Marine Le Pen, es incontestable. Logró el domingo 6,4 millones de votos, cerca de un millón de votos más que los cosechados por su padre en la histórica segunda vuelta en la que se enfrentó a Jacques Chirac.
El FN ha logrado esperados pero no menos destacables resultados en su feudo del sudeste del Estado francés, donde el discurso de la extrema derecha contra la inmigración, el islam y la inseguridad encuentra un buen caldo de cultivo desde hace 25 años. Un discurso que ha renovado Marine Le Pen en los últimos meses poniendo en valor los valores de la laicidad y el credo republicano, en un intento de rebajar el tono.
Le Pen ha quedado en segundo lugar tras Hollande en los históricos enclaves industriales del norte y del este del Estado, donde ha conseguido una fuerte implantación ante un electorado más popular y sensible a su duscurso proteccionista y contrario a las políticas de la UE.
Finalmente, ha conseguido meter cuña en zonas semirurales del este de la región parisina, donde supera el 40% en localidades situadas a menos de 50 kilómetros de la capital francesa. Su electorado se ha ampliado, con una mayor proporción de obreros, empleados y jóvenes no diplomados pero también de las clases medias, que temen quedar desclasadas.
Sarkozy está obligado a lograr la gran mayoría de este voto, parte del cual se decantó por su candidatura en 2007, seducido por su discurso demagógico sobre el trabajo y el poder de compra, pero que ha sufrido un fuerte desengaño por su gestión durante estos cinco años. La tentación de dar una nueva vuelta de tuerca en el discurso xenófobo es muy grande. Su ministro de Exteriores, Alain Juppé, insistió ayer en que la inmigración «no puede ser un tema tabú».
No es tan fácil. Las encuestas publicadas tras el cierre de las urnas el domingo aseguran que Sarkozy logrará, en el mejor de los casos, dos tercios de los votos de la extrema derecha -otras solo le auguran un tercio-, mientras que el todavía presidente precisaría del 80% para tener posibilidades en la segunda vuelta, según el cálculo del politólogo Pascal Perrineau. A ello hay que sumar que cerca de un 20% de los votantes del FN podrían optar por Hollande en segunda vuelta (otras encuestas elevan la proporción a un tercio). Aubry insistió ayer en que «el FN ha sido alimentado por la crisis, las promesas incumplidas y la debilidad moral».
La tarea hercúlea de Sarkozy será tanto más difícil por cuanto Marine Le Pen no tiene intención alguna de salir en su auxilio, sino al contrario.
Aunque vaya a esperar hasta el desfile tradicional en honor a Juana de Arco el 1 de mayo, su elección está hecha. La consigna «no puede ser otra que ni Sarkozy ni Hollande», insistió ayer el número dos del FN, Louis Alliot. Su director de campaña, Florian Philippot, aseguró que «es imposible elegir entre dos candidatos intercambiables».
El FN mira ya a las legislativas de junio. Aunque el sistema electoral mayoritario le perjudica -no tiene ningún escaño-, espera superar a la UMP en la primera vuelta en una de cada cinco circunscripciones, entre ellas en Hénin-Baumont (norte), donde la propia Marine Le Pen logró el domingo el 35% de votos. El objetivo es forzar deserciones en la derecha homologada y salir así de su condición de partido protesta.
Suiza: 26,6%: La Unión Democrática de Centro constituye desde diciembre de 2011 el primer grupo parlamentario cvon 54 de los 200 escaños. Esta formación se hizo conocida por sus campañas, que presentaban a ovejas blancas que expulsan una oveja negra extranjera, cuervos representando rumanos y búlgaros mordisqueando la bandera suiza o a una mujer con un velo ante unos minaretes con forma de ojiva nuclear.
Noruega: 23% Con 41 de los 169 diputados, el Partido del Progreso tuvo entre sus miembros al autor de la matanza de Utoya, Anders Behring Breivik. Fue el gran perdedor en las elecciones locales del pasado julio.
Finlandia: 19%. El Partido de los Verdaderos Finlandeses ocupa 39 de los 200 asientos del Parlamento.
Hungría: 16,67%. El partido Jobbik entró en el Parlamento en abril de 2010, con 46 escaños de 386. Defiende los valores cristianos, de la familia y la autoridad usando a veces a símbolos de una formacion nazi de los años 30.
Dinamarca: 14%. El Partido Popular Danés dispone de 22 de los 179 escaños del Parlamento. Plantea una política anti-inmigración y hostil al islam.
Bélgica: 7,8%. El Interés Flamenco, en regresión, ocupa 12 de 150 eescaños. Defiende ideas anti-inmigración y secesionistas.
Holanda: 15,45%. La formación euroescéptica e islamófoba Partido por la Libertad fue la vencedora en junio de 2010, pasando de 9 a 24 de los 150 asientos. Apoyaba al Gobierno minoritario del Partido Liberal, pero la coalición acabó el sábado con el fracaso de las negociaciones para reducir el déficit.
Suecia: 5,7%: Bajo la Bandera de Demócratas de Suecia, la extrema derecha sueca está representada en el Riksdag con 20 de los 348 escaños.
«Hay electores que se han podido guiar por la cólera», señaló el candidato del PS y favorito en la segunda vuelta. «Debemos convencer a los franceses que han dado ese mensaje», añadió.
Sarkozy fue, como siempre más incisivo. «Hay que respetar el voto de los electores y nuestor deber es escucharlo. Es un voto de sufrimiento (...) Yo les digo: `Os he escuchado'», declaró el presidente in pectore a la salida de su cuartel de campaña.
Sarkozy insistió, a la hora de interpretar el apoyo creciente al FN señalando que «ese voto de crisis existe y se va doblando de unas elecciones a otras. Hay que darle una respuesta».
El PS, que cuenta ya con los apoyos explícitos de Jean-Luc Mélenchon, del Frente de Izquierda (11,1%), y de los Verdes de Eva Joly (2,31%), cuenta con una ventaja de entre seis y ocho puntos de cara a la segunda vuelta e insiste en que «cuatro de cada cinco franceses han dicho no a Nicolas Sarkozy». Infiere que habrían dado su confianza a Hollande, pero no oculta su nerviosismo. En esa línea, la formación de Hollande se marca como objetivo recuperar el voto de las clases populares decepcionadas por la izquierda en los años ochenta y que viraron desde entonces a la extrema derecha. «Hay un voto del FN que es un voto de exclusión, de división, pero no es mayoriario», asegura la jefa del partido socialdemócrata, Martine Aubry.
Sea como fuere, el resultado de la candidata del FN, Marine Le Pen, es incontestable. Logró el domingo 6,4 millones de votos, cerca de un millón de votos más que los cosechados por su padre en la histórica segunda vuelta en la que se enfrentó a Jacques Chirac.
El FN ha logrado esperados pero no menos destacables resultados en su feudo del sudeste del Estado francés, donde el discurso de la extrema derecha contra la inmigración, el islam y la inseguridad encuentra un buen caldo de cultivo desde hace 25 años. Un discurso que ha renovado Marine Le Pen en los últimos meses poniendo en valor los valores de la laicidad y el credo republicano, en un intento de rebajar el tono.
Le Pen ha quedado en segundo lugar tras Hollande en los históricos enclaves industriales del norte y del este del Estado, donde ha conseguido una fuerte implantación ante un electorado más popular y sensible a su duscurso proteccionista y contrario a las políticas de la UE.
Finalmente, ha conseguido meter cuña en zonas semirurales del este de la región parisina, donde supera el 40% en localidades situadas a menos de 50 kilómetros de la capital francesa. Su electorado se ha ampliado, con una mayor proporción de obreros, empleados y jóvenes no diplomados pero también de las clases medias, que temen quedar desclasadas.
Sarkozy está obligado a lograr la gran mayoría de este voto, parte del cual se decantó por su candidatura en 2007, seducido por su discurso demagógico sobre el trabajo y el poder de compra, pero que ha sufrido un fuerte desengaño por su gestión durante estos cinco años. La tentación de dar una nueva vuelta de tuerca en el discurso xenófobo es muy grande. Su ministro de Exteriores, Alain Juppé, insistió ayer en que la inmigración «no puede ser un tema tabú».
No es tan fácil. Las encuestas publicadas tras el cierre de las urnas el domingo aseguran que Sarkozy logrará, en el mejor de los casos, dos tercios de los votos de la extrema derecha -otras solo le auguran un tercio-, mientras que el todavía presidente precisaría del 80% para tener posibilidades en la segunda vuelta, según el cálculo del politólogo Pascal Perrineau. A ello hay que sumar que cerca de un 20% de los votantes del FN podrían optar por Hollande en segunda vuelta (otras encuestas elevan la proporción a un tercio). Aubry insistió ayer en que «el FN ha sido alimentado por la crisis, las promesas incumplidas y la debilidad moral».
La tarea hercúlea de Sarkozy será tanto más difícil por cuanto Marine Le Pen no tiene intención alguna de salir en su auxilio, sino al contrario.
Aunque vaya a esperar hasta el desfile tradicional en honor a Juana de Arco el 1 de mayo, su elección está hecha. La consigna «no puede ser otra que ni Sarkozy ni Hollande», insistió ayer el número dos del FN, Louis Alliot. Su director de campaña, Florian Philippot, aseguró que «es imposible elegir entre dos candidatos intercambiables».
El FN mira ya a las legislativas de junio. Aunque el sistema electoral mayoritario le perjudica -no tiene ningún escaño-, espera superar a la UMP en la primera vuelta en una de cada cinco circunscripciones, entre ellas en Hénin-Baumont (norte), donde la propia Marine Le Pen logró el domingo el 35% de votos. El objetivo es forzar deserciones en la derecha homologada y salir así de su condición de partido protesta.
El peso de la extrema derecha en Europa
Austria: 28,2%: El FPO ocupa 34 de los 183 scaños en el parlamento austriaco con el 17,5% de los votos. El BZO, una escisión que defiende las mismas tesis populistas, euroescépticas e islamófobas, cuenta con 21 asientos y el 10,7%.Suiza: 26,6%: La Unión Democrática de Centro constituye desde diciembre de 2011 el primer grupo parlamentario cvon 54 de los 200 escaños. Esta formación se hizo conocida por sus campañas, que presentaban a ovejas blancas que expulsan una oveja negra extranjera, cuervos representando rumanos y búlgaros mordisqueando la bandera suiza o a una mujer con un velo ante unos minaretes con forma de ojiva nuclear.
Noruega: 23% Con 41 de los 169 diputados, el Partido del Progreso tuvo entre sus miembros al autor de la matanza de Utoya, Anders Behring Breivik. Fue el gran perdedor en las elecciones locales del pasado julio.
Finlandia: 19%. El Partido de los Verdaderos Finlandeses ocupa 39 de los 200 asientos del Parlamento.
Hungría: 16,67%. El partido Jobbik entró en el Parlamento en abril de 2010, con 46 escaños de 386. Defiende los valores cristianos, de la familia y la autoridad usando a veces a símbolos de una formacion nazi de los años 30.
Dinamarca: 14%. El Partido Popular Danés dispone de 22 de los 179 escaños del Parlamento. Plantea una política anti-inmigración y hostil al islam.
Bélgica: 7,8%. El Interés Flamenco, en regresión, ocupa 12 de 150 eescaños. Defiende ideas anti-inmigración y secesionistas.
Holanda: 15,45%. La formación euroescéptica e islamófoba Partido por la Libertad fue la vencedora en junio de 2010, pasando de 9 a 24 de los 150 asientos. Apoyaba al Gobierno minoritario del Partido Liberal, pero la coalición acabó el sábado con el fracaso de las negociaciones para reducir el déficit.
Suecia: 5,7%: Bajo la Bandera de Demócratas de Suecia, la extrema derecha sueca está representada en el Riksdag con 20 de los 348 escaños.
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