Por Adria Espinosa
Escobar
La globalización ha estrechado los vínculos entre los
distintos países y profundizado la interdependencia, ha cambiado los contenidos
y conceptos de la diplomacia, la relación entre los asuntos internos y
externos, el entorno, los temas, los
métodos y medios. La diplomacia en la actualidad rebasa el tradicional marco
político y llega hasta los campos económico, cultural y militar, hoy los
actores de la diplomacia son los Estados, las organizaciones internacionales,
corporaciones transnacionales, partidos políticos, parlamentos y organizaciones
no gubernamentales. El proceso de
globalización económica se aceleró después del fin de la Guerra Fría, momento a
partir del cual, Estados Unidos de Norteamérica quedó como la única potencia
hegemónica a nivel mundial.
Ante esta nueva situación mundial la Federación de Rusia
y la República Popular China proponen el establecimiento de un nuevo orden
político y económico internacional que propicie la creación de un mundo
multipolar, la democratización de las relaciones internacionales y la
diversificación de los modos de desarrollo económico.
Los
temores de Rusia y China con respecto a “Estados Unidos de Norteamérica” fueron
confirmados por hechos tales como: el despliegue de los movimientos
diplomáticos y las alianzas por la región; la prohibición de Estados Unidos de
Norteamérica a la Unión Europea de levantar el embargo de ventas de armas a China,
el cual se estableció en el año 1989 tras los sucesos de Tiananmen; la
ampliación de la Unión Europea y la OTAN hacia el Este y la actitud más activa
de Estados Unidos de Norteamérica, desde la antigua Yugoslavia hasta Taiwán;
así como la guerra de Kosovo. Todo esto le demostró a China y a Rusia que no
podían hacer valer sus intereses, lo cual los compulsó a realizar una serie de
intercambios militares-tecnológicos y a adoptar posiciones diplomáticas
coincidentes frente a lo que han considerado como “unilateralismo” y “hegemonismo” estadounidense.
La concepción
euroasiática de la Federación de Rusia
La
política euroatlantista desarrollada por el gobierno de Boris Yeltsin en la
Federación de Rusia resultó ser un camino erróneo y artificial
que no se correspondía con la historia,
ni la cultura de la población. La poca efectividad de la ayuda
occidental y la desigual competencia en
los mercados exportadores occidentales, fueron situaciones muy criticadas por
la oposición nacionalista, finalmente se acordó que la copia de esquemas
occidentales, carentes de arraigo y raíces en la sociedad rusa, podría crear
problemas adicionales más que resolverlos.
La Federación de Rusia eligió finalmente la integración regional
con los países de Asia, se estructuró una estrategia hacia esta región y se
comenzó a concebir a Rusia como un país euroasiático. De esta manera la estrategia geopolítica de la
Federación de Rusia hacia Asia-Pacífico adquirió prioridad sobre la vertiente
euroatlántica.
La
estrategia trazada por el presidente Vladimir Putin
desde su primer mandato, es la que continúa aplicando la Federación de Rusia en
la actualidad. Esta política se basa en el retornó a la concepción geopolítica
euroasiática a partir de una serie de factores objetivos tales como los
recursos naturales y energético. En este sentido la cooperación entre la
Federación de Rusia y la República Popular China ha propiciado en gran medida
la aproximación de Rusia hacia el Noreste y Sudeste asiático.
Una
de las primeras estrategias adoptadas por la Federación de Rusia fue
promover la integración económica,
política y militar con los países de la CEI. Rusia necesitaba
controlar los mercados, los recursos industriales y las materias primas de la
Comunidad de Estados Independientes, para garantizar su crecimiento económico,
al mismo tiempo, no podía perder su liderazgo estratégico sobre estas nuevas
repúblicas y tenía que proteger a sus importantes minorías, disgregadas por los
nuevos países, algunas de ellas enfrentadas entre sí, y otras opuestas a las
intensiones hegemónicas internacionales de la Federación de Rusia.
Para consolidar el liderazgo de la Federación de Rusia sobre las
áreas de Europa Central, Europa Oriental y Cáucaso, el gobierno de Vladimir Putin aplicó las
siguientes medidas políticas:
1. Incrementó la influencia política, económica y
militar en los países vecinos más vinculados a Rusia, tales como: Ucrania,
Bielorrusia, Kazajistán;
2. Se opuso a las iniciativas
expansionistas de occidente, especialmente a las de Estados Unidos de
Norteamérica durante la administración Bush.
3. Ejerció presión sobre los países que se oponían a los
intereses de seguridad de la Federación de Rusia, díganse los países bálticos,
Moldavia, Georgia y Polonia.
La estrategia de
la Federación de Rusia consiste en utilizar los intereses que comparte con los
países de la región para desarrollar sus relaciones bilaterales y
multilaterales, así como para promover y crear asociaciones que incluyen
aspectos geopolíticos y regionales. Rusia define su táctica como
pragmática, y su objetivo fundamental es desarrollar los territorios de Siberia
y Lejano Oriente, para que la región pueda mantener una
integración equilibrada con los países vecinos.
En cuanto a seguridad territorial una de las prioridades que
tiene el país es parar la entrada de narcóticos desde Afganistán y de
activistas islámicos por el sur, la Federación de Rusia presta especial
atención a las repúblicas islámicas ex – socialistas soviéticas en Asia Central,
con las cuales trata de mantener las mejores relaciones.
El
nuevo concepto de seguridad de la República Popular China
Los dirigentes de la República Popular China formularon un nuevo
concepto de seguridad en respuesta a los cambios profundos que se produjeron en
las relaciones internacionales al finalizar la Guerra Fría. Este nuevo concepto
de seguridad promueve la confianza mutua, el beneficio recíproco, la igualdad y
la colaboración. Es un concepto amplio, que incluye los siguientes principios:
integridad territorial, inviolabilidad de la soberanía, seguridad económica,
cultural, ecológica y de la información, así como la lucha contra los crímenes
internacionales, la proliferación nuclear, los conflictos étnicos, el tráfico
de drogas, el terrorismo y las migraciones transfronterizas.
Las relaciones de la República Popular China con los países de
la región se caracterizan por ser pacíficas y amistosas y se basan en los cinco
principios de coexistencia pacífica: respeto mutuo a la soberanía y la
integridad territorial, no agresión, no injerencia en los asuntos internos de
otros países, igualdad y beneficios recíprocos y coexistencia pacífica. Con el objetivo de mantener la seguridad
regional y mundial, la República Popular China promueve su nuevo concepto de
seguridad y convoca a aumentar la comprensión y la confianza mutuas mediante el
diálogo y la cooperación, aboga por la solución pacífica de las divergencias y
los conflictos internacionales.
El gobierno de la República Popular China desarrolla sus
relaciones exteriores por diversos canales y a distintos niveles, China aplica
el concepto de “diplomacia integral” que se desglosa en: la diplomacia
económica, la diplomacia cultural, la diplomacia al servicio del pueblo, la
diplomacia militar, la diplomacia de cumbres, la diplomacia parlamentaria, la
diplomacia entre partidos y la diplomacia entre los pueblos.
La estrategia de China hacia la región Asia-Pacífico se
basa fundamentalmente en el desarrollo de una diplomacia económica, la cual
está incluida en la estrategia nacional de desarrollo económico-social del país
por constituir un medio eficaz para promover los intereses nacionales y una
plataforma importante para fortalecer las relaciones internacionales. Misiones de la diplomacia económica:
1. Fortalecer las relaciones económicas, desarrollar la cooperación en lugar
de la confrontación para asegurar el mercado necesario para el desarrollo
económico de China;
2. La cooperación en condiciones de igualdad y beneficio mutuo en el campo
económico;
3. Impulsar y desarrollar las relaciones con los países del área;
4. La integración en los mecanismos económicos globales y la participación en
la cooperación económica;
5. Desarrollar diálogos económicos multilaterales y construir zonas de libre
comercio;
6. Promover la cooperación internacional en los campos de la energía, cambio
climático y medio ambiente.
La
República Popular China compra yacimientos y acciones en importantes corporaciones
energéticas y al mismo tiempo concede créditos generosos y costea proyectos de
inversión para promover la industria en la región, esto le ha permitido
estrechar lazos con los dirigentes locales.
Al mismo tiempo China despliega
una “diplomacia cultural”, que tiene como objetivo materializar los intereses
nacionales, salvaguardar la integridad territorial, la soberanía y la seguridad
nacional. El intercambio cultural con el extranjero es un elemento importante
en las relaciones exteriores de China. El país a través de la diplomacia
cultural busca:
1.
Salvaguardar la seguridad
nacional;
2.
Aumentar el entendimiento
recíproco entre el pueblo chino y los pueblos del mundo;
3.
Difundir la cultura tradicional
china en ultramar y brindar una visión real al mundo de China;
4. Elevar la confianza mutua entre
China y los países vecinos, a través de intercambios culturales no
gubernamentales;
5. Estabilizar las relaciones de
China con aquellos países con los que aún tiene conflictos diplomáticos.
El gobierno chino aplica el
principio de cooperación de beneficio mutuo ganar-ganar. Con actitud abierta y
pragmática la República Popular China mantiene con los países de la región y
las organizaciones internacionales estrechas relaciones de consulta y diálogo
sobre las cuestiones de interés común o temas pendientes.
La Organización de Cooperación
de Shanghai.
La República Popular China y la Federación de Rusia abogan por
el establecimiento de un nuevo orden político y económico internacional, que sea multipolar, promueven la
democratización de las relaciones internacionales y la diversificación de los
modos de desarrollo.
Por iniciativa de la República Popular China, en el año 1996 la
Federación de Rusia, la República Popular China, Kazajistán, Tayikistán y
Kirguizistán fundaron el grupo de los “Cinco de Shanghai”, este mecanismo limitó la intromisión foránea
en Asia Central y creó una atmósfera favorable para la cooperación y el
desarrollo de las relaciones entres sus estados miembros. Los primeros encuentros
estuvieron dedicados a la solución de los problemas fronterizos, en ese sentido
se adoptaron dos documentos fundamentales, el Acuerdo sobre Construcción de
Confianza en la Esfera Militar en las Áreas Fronterizas y el Acuerdo sobre la
Reducción Mutua de las Fuerzas Militares en las Áreas Fronterizas.
A raíz de estos acuerdos, la República Popular China (Jiang Zemin)
y la Federación de Rusia tomaron medidas a favor del impulso de la confianza
mutua en las fronteras, esto a su vez propició
la cooperación en otros terrenos. Por iniciativa del presidente de la
Federación de Rusia, Vladimir Putin, el
grupo creo mecanismos para luchar de forma coordinada contra el extremismo
religioso, el crimen organizado, el contrabando de armas, el terrorismo, el tráfico
de drogas. A su vez, se expandió la cooperación a los campos de humanidades,
educación, cultura y economía, ciencia y tecnología, se comenzaron a ejecutar
programas conjuntos para el aprovechamiento de la energía, la protección
ambiental y la salvaguarda de la paz y la seguridad regional mediante la articulación político-militar.
Los intereses comunes de la Federación de Rusia y la República
Popular China en cuanto a la seguridad internacional y la creación de un mundo
multipolar, los llevaron a unificar posiciones en los asuntos internacionales.
El 15 de junio de 2001 el Mecanismo de Cooperación de Shanghai se convirtió en
la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) e incorporó un sexto país,
Uzbekistán. La carta y la declaración de establecimiento
de la OCS, retoman y amplían los objetivos del mecanismo de los Cinco de
Shanghai.
La OCS atrae a muchos países de la región Asia Pacífico
que buscan un diseño multipolar de las relaciones internacionales, la
importancia de este organismo crece a gran velocidad, hay muchos países
interesados en ingresar y es reconocido por muchas organizaciones
internacionales. Hasta la fecha cuatro naciones han
adquirido el estatus de “país observador”: Mongolia en el año 2004 e Irán, la
India y Pakistán en el año 2005; Afganistán y Turkmenistán han participado en
las cumbres anuales como “invitados distinguidos” Bielorrusia y Sri Lanka son
considerados “socios del diálogo”.
La República
Popular China comparte fronteras con Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán, la
población china de esas zonas es islámica y quiere separarse de la nación. El gobierno de
China caracteriza el irredentismo uigur como las “tres fuerzas maléficas”, las
cuales están representadas por “el extremismo, el separatismo y el terrorismo”;
la OCS tiene entre sus principales objetivos combatir estos males y a su vez
garantizar la estabilidad regional, sus principios básicos están en
correspondencia con los principios de la Carta de la ONU; el respeto por la
independencia, soberanía e integridad territorial de cada uno de sus miembros;
la no interferencia en los asuntos internos del otro, la no utilización de la
fuerza contra el otro, ni la amenaza con la misma; la igualdad entre todos los
estados miembros; la solución de todas las cuestiones a través de las
consultas, la no-alineación y no elegir como blanco a otro país u organización;
la apertura y deseo de llevar a cabo toda forma de diálogo, intercambio y
cooperación con otros países y organizaciones relevantes internacionales y
regionales.
El narcotráfico y las
actividades de las organizaciones islamistas son motivos de preocupaciones para
La Federación de Rusia, La República Popular China y las repúblicas
centroasiáticas.
En el caso de la Federación de Rusia constituye un objetivo de seguridad
nacional mantener su influencia económica, política y militar en la región. Con
el fin de garantizar la estabilidad estratégica y la cooperación multilateral
equitativa en el ámbito internacional, la Federación de Rusia centra sus
esfuerzos en mantener la paridad con
Estados Unidos en el campo de las armas estratégicas ofensivas, con el menor
coste posible.
La Federación de Rusia ha impulsado iniciativas regionales tales
como la creación en el año 2002 de la Organización del Tratado de Seguridad
Colectiva (OTSC), que es la primera
organización intergubernamental de seguridad formalizada en la época de la
postguerra fría, la OTSC tiene carácter político-militar y está compuesta por
los siguientes países: Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia,
Tayikistán y Uzbekistán, en febrero del 2009 sus miembros firmaron el acuerdo
que aprueba la creación de la Fuerza Colectiva de Reacción Rápida, que se utilizará para rechazar cualquier agresión
dirigida contra los países miembros, en caso de catástrofes y desastres
naturales, así como para realizar operaciones especiales contra el terrorismo,
narcotráfico, extremismo y crimen organizado.
El papel de la Federación de Rusia juega en la OCS es importante
en cuanto a: garantía de la paz y la seguridad regional, cooperación energética
y exportación de materias primas hacia la República Popular China. La República
Popular China por su parte ha promovido la integración del comercio de toda la
zona euroasiática, con esto busca incrementar el intercambio mercantil entre
los países miembros para poder establecer una zona de libre comercio hacia el
2020. Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán aportan carbón, uranio,
lana, cuero, ganado, algodón, textiles, trigo, carne y turismo.
Conclusiones
La Organización de Cooperación de
Shanghai surge como parte del diseño geoestratégico y geopolítico de la Federación de Rusia y la República Popular
China, es un instrumento y mecanismo de política exterior utilizado por estas
dos potencias.
La alianza
sino-rusa traza el camino a seguir y a su vez le concede importancia geopolítica
a nivel internacional, ambas
potencias se opone a los proyectos de la
OTAN y a la injerencia de Estados Unidos en Asia Central y el Cáucaso, estos
objetivos han sido aceptados por los
países que integran la OCS como propios.
Esta
organización regional estrecha los vínculos políticos, militares y económicos
entre la Federación de Rusia, la República Popular China, Kazajistán,
Tayikistán, Kirguizistán y Uzbekistán, a su vez refuerza la confianza mutua
entre estos estados, crea lazos de nueva vecindad y amistad, impulsa el desarme
en las fronteras compartidas, promueve la cooperación regional en diferentes
áreas, exhorta a trabajar juntos para
mantener la paz, la seguridad y la estabilidad regionales; insta a la creación de un nuevo orden político y económico
internacional que sea justo, razonable y democrático.
La OTSC está estrechamente vinculada a la OCS y juega un papel
geopolítico importante en el transporte y los corredores de energía, los
corredores hacia el Este que unen a Asia Central con la República Popular China
están militarmente protegidos por la OCS-OTSC.
La Federación de Rusia respondió al “Gran Juego” de
Estados Unidos, con una estrategia energética, que se basa fundamentalmente en
la exportación de gas natural y petróleo. Poseer las mayores reservas de
petróleo y gas natural del mundo, le ha dado la posibilidad de crear un sistema
de oleoductos que además de garantizar su propio desarrollo y
seguridad energética, propicia el acercamiento hacia Europa a través del
incremento de la cooperación energética regional, mantener el abastecimiento y
el control del mercado de gas natural europeo tiene gran importancia
geopolítica.
La República Popular China logró concretar sus acuerdos
energéticos con Turkmenistán y Kazajistán, este proyecto estrecha los vínculos
económicos entre los países de la Organización de Cooperación de Shanghai y al
mismo tiempo favorece a la Federación de Rusia ya que los países
centroasiáticos ahora disponen de menos gas para enviar a Europa.
La República Popular China persevera en el
diálogo y evita la confrontación directa, busca soluciones pacíficas a las
divergencias y fricciones, partiendo de los intereses comunes establece
asociaciones estratégicas de diversos tipos y relaciones de cooperación con
diferentes países, contribuye al desarrollo regional con su propio desarrollo,
respalda los esfuerzos para mejorar los sistemas comercial y financiero
internacionales, promueve la liberalización y la facilitación del comercio y la
inversión.
China se opone a la política imperialista de
agresión y guerra y basa su política exterior en los siguientes principios:
salvaguardar la independencia, la libertad y la integridad soberana y
territorial del país, apoyar la paz duradera internacional y la cooperación
amistosa entre los pueblos. Para la solución de los problemas regionales la
República Popular China sigue los principios que rigen las relaciones
internacionales y aboga por la justicia.
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