La rivalidad por el poder
hegemónico, que existe entre la República Popular China y los Estados Unidos de
Norteamérica es con frecuencia, la causa de las confrontaciones en la Región
Asia-Pacífico. Mientras la República Popular China trata de ganar liderazgo en
el área con el objetivo de disminuir la influencia norteamericana en la región,
los Estados Unidos de Norteamérica se apoyan en su aliado Japón, para cercar
militarmente al gigante asiático y desencadenar conflictos favorables a sus
intereses.
Al concluir la Segunda
Guerra Mundial, los Estados Unidos de Norteamérica impusieron una fuerte
presencia militar en Japón, que les ha permitido consolidar su hegemonía en el
continente y proyectar por más de cinco décadas su poderío militar en Asia
Oriental.
Los intereses de Estados
Unidos de Norteamérica están en el trasfondo del diferendo que existe entre la
República Popular China y Japón por la soberanía de las Islas Senkaku o Diaoyu
Tai. Estas islas están bajo el control de Japón desde 1972 y son reclamadas por
China y Taiwán desde 1971, pero este no es el único tema pendiente, además la
República Popular China y Japón tienen que solucionar el problema del santuario
de Yasukuni, la explotación del campo de gas natural en el Mar de China
Oriental, la revisión histórica de los textos escolares, el conflicto de
Taiwán, los desacuerdos relacionados con
su plataforma continental y las reclamaciones de las Zonas Económicas
Exclusivas (ZEE).
Antecedentes históricos de las Islas Senkaku o
Diaoyu Tai
Las islas Senkaku o Sento
Soso para los japoneses, Tiao Yu T'ai para los taiwaneses y Diaoyu Tai
(plataforma de pesca) para los chinos, es un archipiélago de 7 kilómetros
cuadrados formado por cinco islas
volcánicas y tres rocas o peñones, la
mayoría de las islas están distribuidas alrededor de la isla mayor
“Uotsuri/Diaoyu”. Son islitas pequeñas y deshabitadas, sin embargo, su
ubicación geográfica las convierte en una zona estratégica, el archipiélago
jurídicamente pertenece a la ciudad de Ishigaki (Okinawa), se encuentra al
noreste de Taiwán, al este de China continental y al sureste de Okinawa (la
prefectura más sureña de Japón y también la más pobre).
Al concluir la primera
guerra sino-japonesa (1894-1895), se firmó el Tratado de Shimonoseki, por el
cual China tuvo que ceder a Japón las Islas de Taiwán y sus archipiélagos
subyacentes (las Islas Senkaku/DiaoyuTai).
Las Senkaku fueron
administradas por Japón hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1940).
Entre los años 1895 y 1945, las islas fueron pobladas por más de 200 japoneses
oriundos de las islas Ryukyu (Okinawa), que se dedicaban a la producción de
katsuobushi (escamas de pescado), en el año 1945 el archipiélago volvió a
quedar deshabitado.
Okinawa, que históricamente
era el reino independiente de Ryukyu, fue el escenario en abril de 1945 de una
de las últimas y más cruentas batallas de la Segunda Guerra Mundial. 180 000
soldados aliados de Estados Unidos y Gran Bretaña lanzaron el mayor ataque
anfibio del frente del Pacífico y combatieron a las tropas japonesas durante 82
días hasta tomar la isla que quedó destruida, en esta batalla murieron más de
100 000 civiles.
La
presencia de Estados Unidos en la Región Asia-Pacífico
De conformidad con el “Acuerdo de El Cairo” de los tres grandes
firmado en 1943 y con “Las Declaraciones de Postdam” de 1945, Japón tuvo que devolverle a China el
territorio de Taiwán. El gobierno del Koumintern recibió Taiwán pero no demandó de inmediato
la soberanía sobre las Islas Dioayu Tai, que también debían haber sido
devueltas por ser archipiélagos subyacentes de Taiwán.
Las Senkaku y Okinawa
(Ryukyu) quedaron bajo el control de los países aliados. Las tropas estadounidenses fueron
estacionadas en los archipiélagos y las Islas pasaron a ser administradas
directamente por los Estados Unidos de acuerdo a lo establecido en el artículo
3 del “Tratado de Paz de San Francisco” firmado en 1951 entre las potencias
aliadas y Japón, el tratado entro en vigor en 1952.
El ejército norteamericano
situó en Okinawa la base de operaciones del Mando del Pacífico y utilizó
Kuba-jima y Taisho-jima como zonas de maniobras, con la excusa de proteger y
defender a Japón ante posibles ataques de sus vecinos comunistas, la antigua
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Popular China. Desde
esta ubicación Estados Unidos libró la guerra de Corea y después la de Vietnam.
Mientras las Islas estuvieron bajo el control norteamericano, los habitantes de
Okinawa fueron considerados apátridas y privados de todos sus derechos.
Origen
del diferendo entre la República Popular China y Japón por las Islas Senkaku o
Diaoyu Tai.
Las investigaciones
realizadas en el suelo marino correspondiente a las islas, en el año 1968,
pusieron al descubierto la existencia de diversos e importantes recursos
minerales y energéticos, tales como petróleo y gas natural. Cuando la Comisión
Económica de Naciones Unidas para Asia y el Lejano Oriente informó que podían
existir depósitos de hidrocarburos en las aguas de Diaoyu Tai, la República
Popular China y Taiwán, comenzaron a reclamar su soberanía.
En el año 1971 Japón y los
Estados Unidos de Norteamérica firmaron el Pacto de Devolución de Okinawa, la
República Popular China y Taiwán se negaron a firmar este documento porque en el mismo solo
quedaba asentado que Japón renunciaba a
todos sus derechos sobre las islas de Formosa y los Pescadores, pero no
se hacía alusión a las Islas Diaoyu Tai.
Por su parte, la República
Popular China y Taiwán, presentaron una reclamación oficial sobre el Territorio
de las Islas Diaoyu Tai.
En 1972 Estados Unidos
devolvió a Japón las Islas de Ryukyu (Okinawa) y Daito (islas del sur
occidental que incluían las Senkaku), pero no disminuyó en absoluto su
presencia militar en Okinawa. Ese mismo
año Japón hizo su reclamación oficial sobre las islas y desde entonces insiste
en que el grupo de islas es parte de su territorio, manteniendo el control
sobre las mismas.
Todas las islas
Senkaku/DiaoyuTai están ubicadas en el polígono que delimita el regreso de las
Islas, sin embargo, durante la ratificación del acuerdo por parte del Senado de
los Estados Unidos, se especificó que el documento no afectaba la determinación
de la soberanía sobre las islas en disputa, a fin de no adoptar una posición
oficial al respecto.
Estados Unidos reconoce a
Japón como el administrador de las Islas
Senkaku y considera que las mismas están dentro de los límites del Tratado de
Seguridad entre ambos países, al mismo tiempo argumenta que la soberanía del
archipiélago está en litigio y se niega a participar directamente en el
problema.
Japón plantea que:
·
En 1985 cuando las islas eran tierra de
nadie, ellos las descubrieron y las incorporaron a su territorio, sin objeción
de China, y por lo tanto siempre han sido consideradas como parte de Okinawa.
Desde 1895 hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial se desarrollaron en las
islas diversas actividades por parte de los japoneses.
·
En 1895, después de la primera Guerra
sino-japonesa, Taiwán (incluyendo Diaoyu Tai) fue cedida a Japón. Durante la
ocupación japonesa de Taiwán, el archipiélago estuvo bajo la jurisdicción de la
prefectura de Taipei.
·
Se trata de islas y, en ese supuesto, una
línea equidistante, trazada desde las islas Senkaku, debería marcar la
frontera.
China argumenta que:
·
China y Taiwán están de acuerdo en que las
islas pertenezcan a Taiwán.
·
Las descubrió y rigió desde mucho antes del
siglo XVI hasta el año 1895.
· La historia muestra que las islas han sido
parte del territorio chino desde la Dinastía Ming (1368-1644), que estableció
una zona de defensa marítima que incluyó a los islotes. China descubrió las islas en 1372 y las usó
como ayuda de navegación, incorporándolas a la defensa marítima china en 1556.
·
El nombre de la isla Diaoyu Tai apareció en 1403 en un libro chino,
"Viaje con el viento de cola". Para 1534, todos los principales
islotes habían sido identificados y nombrados en el libro "Registro del
Enviado Imperial a Ryukyu".
· Los llamados "pioneros" de Japón de
las islas Diaoyu Tai en 1895 llegaron casi 50 años después de la reivindicación
de las islas por parte de China.
· Las islas fueron utilizadas por pescadores
taiwaneses y en 1893 el Edicto Imperial de la Emperatriz Dowager entregó las
islas a un farmacéutico que recogía hierbas medicinales en ellas.
· Las islas fueron transferidas a Japón junto con Taiwán por el Tratado de
Shimonoseki de 1895 que puso término a la guerra sino-japonesa de 1894-95 y
deberían de haber sido regresadas a China, después de la Segunda Guerra
Mundial, bajo las previsiones de la “Declaración de El Cairo” del año 1943, los
“Acuerdos de Postdam” de 1945 y el Artículo 2 del “Tratado de Paz de San
Francisco”, de 1951.
· China reclama que se trata de islotes y que
deberían ignorarse a la hora de determinar la frontera que, en su opinión, debería ser la hoya de
Okinawa.
El Tratado de Paz entre
Taiwán (República de China) y Japón de 1951, reitera que este último renuncia a
todos los derechos y reclamos sobre Formosa y Penghu (Pescadores), así como las
Spratly y las Paracel, y reconoce que todos los tratados, convenciones y
acuerdos concluidos antes del 9 de diciembre de 1941 entre China y Japón son
nulos.
Evolución
de las relaciones bilaterales entre la República Popular China y Japón.
En 1972 el Primer Ministro
de Japón Kakuei Tanaka concluyo su visita a China con el Comunicado Conjunto
chino-japonés que normalizo las relaciones diplomáticas entre ambos países y
anulo el Tratado de Paz de 1952 concertado entre estas naciones.
El nuevo Tratado de Paz y
Amistad entre Japón y China se firmó en 1978, momento en el cual, ambos países
se comprometieron a dejar a un lado las disputas sobre las Islas Senkaku. Esta
postura fue ratificada en octubre de ese mismo año por el Presidente de la
República Popular China, Deng Xiaoping, en ocasión de su visita a Japón cuando
expresó en una rueda de prensa: “Nuestra generación no es lo
suficientemente inteligente como para encontrar un lenguaje común sobre este
tema. La próxima generación será más sabia”.
Si bien, en la década de los
setenta las relaciones bilaterales Japón-China tuvieron un buen nivel, estas
mejoraron aún más en los años noventa gracias al importante papel que jugó
Japón en la reinserción de China en la esfera
internacional tras los sucesos de la Plaza de Tiananmen (1989). Las
visitas que realizaron, en 1991 el Primer Ministro de Japón y en 1992 el
Emperador japonés, a la República Popular China, redujeron en gran medida la desconfianza del mundo hacia el gigante
asiático.
En el año 1998 por primera
vez en la historia un Presidente de la República Popular China visito Japón. La
visita de Jiang Zemin fue un éxito y
culmino con la Declaración Conjunta entre Japón y China sobre la Construcción
de la Asociación Amistosa y Cooperativa para la Paz y el Desarrollo. Sin
embargo, al mismo tiempo, Japón empezó a preocuparse por el aumento anual del
presupuesto militar chino, así como por su acelerado desarrollo y crecimiento
económico. Debido a la combinación del desarrollo de China y el estallido de la
burbuja de la economía japonesa, Japón reforzó la relación con EEUU, aunque
mantenía una buena relación con China.
En el 2001 las relaciones
políticas retrocedieron notablemente con la llegada al poder del Primer
Ministro japonés Junichiro Koizumi, a pesar de las constantes y duras críticas
oficiales del gobierno chino, fue a rezar anualmente y hasta la culminación de
su mandato gubernamental en 2006, al santuario Yasukuni.
En el año 2005, los chinos
consideraron que las disculpas históricas de Japón eran insuficientes y se opusieron a su ingreso en el Consejo de
Seguridad de la ONU, esto desató gran cantidad de manifestaciones antijaponesas
en las todas las ciudades chinas.
Independientemente de las
discordias políticas, las relaciones económicas se incrementaron
considerablemente en esa época, en el
2003 el comercio bilateral llegó a alcanzar los 120 mil millones de dólares. El
presidente chino Hu Jintao calificó las relaciones bilaterales sino-japonesa
con la expresión: SeireiKeinetsu que significa “la política está fría, pero la
economía está caliente” entre China y Japón.
Los gobiernos que siguieron
a Koizumi, trabajaron para mejorar las relaciones con China. En el 2006 el
Primer Ministro japonés Shinzo Abe, visitó la República Popular China y en el
2007 el Primer Ministro chino Wen Jiabao, devolvió la visita a Japón. Durante
el gobierno del Primer Ministro de Japón Yasuo Fukuda (2007-2008) se aceleraron las gestiones para mejorar la relación
entre ambos países.
El presidente chino Hu
Jintao visito Japón en el año 2008, en esa ocasión los presidentes de ambos
piases firmaron el Comunicado Conjunto sobre la promoción global de las
“Relaciones Recíprocas Estratégicas” (Mutually Beneficial Relationship Basedon
Common Strategic Interests). Los
Primeros Ministros japoneses que
sucedieron a Yasuo Fukuda, Taro Aso en 2008 y Yukio Hatoyama en 2009, también
otorgaron mucha importancia a la relación con China.
Cuando la República Popular
China y Japón establecieron relaciones
diplomáticas acordaron resolver el diferendo por vías pacíficas, no obstante a
lo acordado, la disputa por la
jurisdicción marítima de esta zona estratégica, poseedora de importantes
recursos energéticos y marinos, ha sido
durante años la causa de grandes tensiones entre estos países. A pesar de los
esfuerzos por ambas partes, diversos aspectos han complicado las relaciones, la
explotación del campo de gas natural en el Mar de China Oriental empezó en
2010, esto provoco que la relación entre Japón y China volviera al nivel de
SeireiKeinetsu anteriormente expuesto,
empeorando rápidamente en la segunda mitad de 2010.
No obstante a la objeción
por parte de Japón a las actividades chinas en materia de exploración de gas en
el Mar del Este de China, área en la que ambos países comparten la zona
económica exclusiva, China realizo con éxito operaciones de perforación y
producción en un pozo de gas que está situado muy cerca de la línea
equidistante que Japón reivindica como el límite de la plataforma, pero que
China no reconoce, durante las operaciones China situó buques de guerra cerca
de su pozo.
Después de la explotación
exitosa del pozo de gas en el 2010, el reclamo del control de las islas pasó a
ser una de las prioridades del gobierno chino por ser una zona con un prometedor potencial en término
de hidrocarburos, además son terrenos ricos en guanos y fertilizantes y las
Islas Senkaku están ubicadas cerca de vías marítimas estratégicas. Tres de las
islas pertenecen al comerciante Kunioki Kurihar, quien las alquila al estado
japonés.
Dinamismo
en torno a Senkaku
Una visión del punto de
vista de China con respecto a su posición actual en la región Asia-Pacífico,
quedó plasmada en el libro “Cerco teniendo forma de media luna”, publicado en el 2010.
El autor Dai Xu, coronel
activo de la aviación china, explica que “Cerco teniendo forma de media luna”,
significa que China está sumamente involucrada en los asuntos de países vecinos
como Japón, el Sudeste Asiático, India, etc, plantea que EEUU desempeñó un
papel principal en este “Cerco de Media Luna”,
que Japón es el principal enemigo que tiene China y que Okinawa debe
pertenecer a China. El autor predice que se desarrollarán guerras de China
contra los países del denominado “Cerco de Media Luna” de aquí a 10 o 20 años.
El libro que también fue publicado en Japón con el título: “Ataca a Japón, el
enemigo más grande de China!”, tuvo un impacto notorio en ambos países.
China no quiere que EEUU
participe en la construcción de la Comunidad del Este Asiático y se opone rotundamente a la presencia norteamericana en
el área, sin embargo, la influencia de Estados Unidos en el continente aún es notoria y palpable.
El 19 de enero de 1960, los
Estados Unidos de Norteamérica y Japón, firmaron el Tratado de Seguridad Mutua y Cooperación, la
firma de ese documento le abrió las puertas a Estados Unidos en la región.
Según el tratado, ambas partes acordaron que los Estados Unidos asistirían a
Japón en caso de producirse un ataque armado contra territorios bajo su administración,
si bien, no se incluyeron en el documento a las Islas Ryukyu, se añadió una minuta al mismo, que aclara que
en caso de un ataque armado contra las islas, ambos gobiernos consultarían y
tomarían la acción apropiada.
Los gastos militares de Japón
son muy bajos, están por debajo del uno por ciento de su PIB. Los Estados
Unidos históricamente han ofrecido a Japón ayuda ante el ataque de cualquier
adversario extranjero, a cambio de que Japón les permita mantener sus tropas en
la base militar de Okinawa. Con el ascenso al poder en el año 2010 del
presidente Hatoyama del Partido Democrático de Japón, disminuyó la cooperación
militar entre ambos países, en enero de ese año, se puso fin a la operación de
apoyo logístico a Estados Unidos y sus aliados en Afganistán, y a cambio se
destinó una ayuda de cinco mil millones de dólares para la reconstrucción civil
de Afganistán. El gobierno reconoció por primera vez la existencia de acuerdos
secretos firmados en los años sesenta por los que Japón permitía a Estados
Unidos introducir armamento nuclear en el país.
Sin embargo, Estados Unidos
ya había previsto el fin del Gobierno del Partido Liberal Democrático y pensado
en la posibilidad de que fuera
desmantelada completamente la base área estadounidense de Futenma (Okinawa),
sin construir otra base en la isla, lo que podría suponer el principio del fin
de las bases norteamericanas en Japón. Esto conllevó a firma por Hilary Clinton
y el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Nakasone Hirofumi, en febrero de 2009 del “acuerdo internacional
de Guam”, según el cual, Japón se comprometía a construir una nueva base para
Estados Unidos en la costa norte de Okinawa, en Henoko y a aportar más de seis
mil millones de dólares para costear la construcción de unas instalaciones
nuevas en Guam, para alojar a ocho mil marines procedentes de la base de
Futenma.
El acuerdo internacional de
Guam es ilegal y anticonstitucional. El acuerdo
no tiene en cuenta el proceso abierto en un tribunal de San Francisco
contra la construcción de la base en Henoko, ni prevé el necesario estudio de
impacto medioambiental, la construcción de la base supone la destrucción del
habitad del dugongo, mamífero marino en peligro de extinción; además, según la
Carta Magna japonesa se tenía que haber consultado a la población de Okinawa,
que lleva años pidiendo el cierre de la base de Futenma y oponiéndose a su
traslado a cualquier otro lugar dentro de su territorio.
Como era de esperar la
población de Okinawa se opuso a la firma de este acuerdo, ante lo cual Hilary
Clinton declaró que: “se trataba de un acuerdo entre dos naciones,
independientemente de quien detente el poder” y negó que pudiera ser sometido a
cualquier tipo de revisión por un futuro gobierno. Sin embargo, el Gobierno de
Hatoyama anunció, después de ganar las elecciones, su intención de revisarlo y
cumplir con su promesa de cerrar la base definitivamente. Tras varios meses de
fuertes presiones diplomáticas y amenazas por parte de la administración Obama,
el primer ministro Hatoyama se vio obligado a aceptar el “acuerdo internacional
de Guam” y la construcción de la base en Henoko, tras lo cual dimitió de su
cargo.
Estos problemas que se
generaron entre Japón y Estados Unidos en el año 2010 por el traslado de la
base militar de Okinawa, fueron aprovechados por la República Popular China
para intentar mejorar por todos los medios sus relaciones con los
norteamericanos y provocar a Japón con
las Islas Senkaku.
Conclusiones
La población de Okinawa se
opone fuertemente a la presencia militar estadounidense, sin embargo el
gobierno japonés trata de recuperar la relación con Estados Unidos, ligeramente
dañada. Japón trata de reasumir la importancia de la alianza estratégica con EEUU
y expone que la alianza de Japón con Estados Unidos constituye un eje
fundamental de la política exterior japonesa.
La República Popular China
reclama de forma cada vez más enérgica, la soberanía sobre las Islas
Senkaku. En el "Libro Blanco"
del año 2012, Japón alerta sobre el comportamiento "enérgico" de
China en las disputas, la presencia "rutinaria" de embarcaciones en
aguas cercanas al archipiélago nipón y sus incursiones en las disputadas islas
Senkaku, situadas a unos 400 kilómetros al oeste de la isla de Okinawa (sur de
Japón).
China tiene claro que
Estados Unidos no va a abandonar sus
intereses en la región, y que la visita de Clinton el 6 de septiembre de 2012,
tuvo dos objetivos que responden a la estrategia de Estados Unidos para la región
Asia Pacífico, el primero de ellos es contener la creciente influencia China y
el segundo es defender su dominio y hegemonía en la región, de ahí que el
discurso de China vaya encaminado a promover una relación sana y estable que
ejerza un impacto significativo en el mantenimiento de la paz regional, la
promoción del crecimiento mundial y el acometimiento de los desafíos globales.
El gobierno chino por un
lado convoca a los Estados Unidos, como país que esta fuera del Mar Meridional
de China, a respetar la decisión de las partes involucradas en el
conflicto, a mantener una posición
imparcial sobre el asunto y a realizar más esfuerzos a favor de la paz y
estabilidad regionales en lugar de provocar efectos perjudiciales. China pidió
a Estados Unidos que respete firmemente la soberanía e integridad territorial y
que considere los intereses claves de China y los sentimientos de los chinos,
y por
el otro lado China trata de coaccionar a Japón para que no compre las
Diaoyu Tai, y manifiesta que cualquier acción por parte del gobierno japonés
destinada a “nacionalizar” las islas será en vano.
Si China lograra obtener el
control efectivo sobre las islas, Japón perdería la soberanía sobre el
archipiélago, y a su vez se establecería un precedente para la adquisición
posterior por parte de China de otras islas en disputa con países de la región,
esto haría a China más fuerte y hegemónica mientras Estados Unidos se
debilitaría. Detrás de la compra por parte de Japón de las islas Diaoyu Tai,
están los intereses norteamericanos, por lo tanto Japón seguirá ignorando las
protestas chinas independientemente de las amenazas y presiones que realice el
gigante asiático, lo que si no va a hacer es ponerse a mal con Estados Unidos.
Estados Unidos por su parte,
seguirá aplicando su habitual política de decir una cosa y hacer otra, no
cumplirá con nada de lo acordado con China, y en caso de agresión militar por
parte de China a Japón, intervendrá en el conflicto y ayudará a Japón, no por
solidaridad con la causa japonesa, si no porque está defendiendo sus propios
intereses.
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