Entrevista al ministro de Finanzas griego. – Hay quien
pretende hacerlo pasar por un chulo, por una especie de macarra de discoteca.
Pero lo cierto es que Yanis Varufakis (Palaio Faliro, 1961) es un tipo de
maneras exquisitas. “Díganme, ¿qué puedo hacer por ustedes?”, pregunta solícito
y sonriente nada más abrirnos la puerta de su despacho, en el sexto piso del
Ministerio de Economía y Finanzas griego.
Varufakis
está cansado y no lo oculta. Desde que hace cinco meses este respetado profesor
se convirtiera en ministro de Economía griego, su vida ha sido un no parar. Y
más aún en los últimos días, desde que el viernes de la semana pasada Alexis Tsipras,
el primer ministro heleno, anunciara su rechazo al acuerdo que Bruselas proponía a Atenas
a cambio de seguir prestándole dinero y decidiera someterlo a referéndum.
¿Cómo está
usted señor Varufakis?
Estoy bien. Cansado pero bien, haciendo mi trabajo y
respondiendo a lo que está pasando en Europa.
Usted
lleva sólo cinco meses como ministro… ¿Alguna vez pensó que se llegaría a una
situación tan salvajemente tensa como ésta?
Sí, me lo esperaba. Deseaba con
todas mis fuerzas que no ocurriera, pero por otro lado lo esperaba. Estaba
preparado para que sucediera. Y si no lo hubiera estado, en mis primeros días
como ministro no habría tenido más remedio que encajarlo rápidamente. Durante
mi primera semana como ministro me reuní con el presidente del Eurogrupo,
Jeroen Dijsselbloem, y ya entonces me dejo muy claro que sólo teníamos dos
opciones: o firmábamos el acuerdo que el anterior Gobierno griego había aceptado
o pondrían fin al programa de ayudas. Le pregunté si me estaba amenazando con
un ‘Grexit’ en nuestra primera reunión, y él respondió insistiendo en que si no
firmábamos pondría fin al programa de ayudas. Pero todos sabemos que cortar el
programa de ayudas significaba obligarnos a cerrar los bancos. Así que,
volviendo a su pregunta, lo que le puedo decir es que todo esto lo tenían
preparado desde el principio, que ya hace cinco meses existía un plan para
acabar con un Gobierno que no aceptaba dejarse chantajear por el
‘establishment’ europeo.
Los bancos
griegos llevan cerrados toda la semana. Pongamos que en el referéndum que el
país celebra mañana domingo gana el ‘sí’ al acuerdo que la Unión Europea les
propone y que su Gobierno rechaza.
Sea cual sea el resultado del
referéndum, el lunes habrá un acuerdo, estoy completa y absolutamente seguro.
Europa necesita un acuerdo, Grecia necesita un acuerdo, así que llegaremos a un
acuerdo. Lo que ocurre es que si gana el ‘sí’ en el referéndum tendremos un
acuerdo no ya malo, sino absolutamente nefasto. Nefasto porque no es
sostenible, porque el apartado sobre financiación es incompleto, porque no da
esperanzas ni ánimos a los empresarios para invertir en Grecia y porque ni
siquiera pone fin a la tensión y al miedo de tener que estar constantemente
negociando. En el mismo momento en que firmemos ese acuerdo, que se nos puso
sobre la mesa en junio pasado, tendremos que ponernos a negociar otro acuerdo,
porque ese simplemente es para un periodo de cinco meses. Así que aunque
aceptáramos ese nefasto acuerdo que nos ofrecen, la pesadilla de las
negociaciones, de los tiras y afloja, continuaría. Ese acuerdo que quieren que
firmemos sencillamente impediría crear las condiciones de esperanza y
estabilidad que esta economía necesita para empezar a levantar cabeza.
¿Y si gana el ‘no’?
Si gana el ‘no’ el primer ministro
griego, Alexis Tsipras, contará con armas para conseguir negociar un acuerdo
mejor. No me malinterprete: si gana el ‘no’, no lograremos un acuerdo
fantástico, para nada, pero conseguiremos que no sea tan malo como el que ahora
nos proponen. Si gana el ‘no’, Tsipras viajará el lunes a Bruselas y logrará un
acuerdo mejor, y al día siguiente, el martes, lo bancos griegos volverán a
abrir sus puertas.
¿Y si usted
se equivoca y no ocurre así? Imagínese que gana el ‘no’, que la UE se niega a
negociar otro acuerdo y que mantiene cerrado el grifo del dinero… ¿Hasta cuándo
puede aguantar Grecia una situación así con los bancos cerrados?
El martes reabrirán los bancos,
créame. Las fuerzas conservadoras de Europa esperan y desean que en el
referéndum gane el ‘sí’, eso está clarísimo. Si lo consiguen, al día siguiente
Mario Draghi apretará el botón rojo, la línea de liquidez de emergencia (ELA,
por sus siglas en inglés) volverá a funcionar y los bancos abrirán sus puertas
el martes. Si gana el ‘no’, y a pesar de las amenazas con las que están
tratando de condicionar el voto, Tsipras irá rápidamente a Bruselas el lunes,
llegará a un acuerdo y los bancos abrirán igualmente.
¿Por qué
está tan seguro de que la Unión Europea aceptará negociar un nuevo acuerdo con
ustedes si gana el ‘no’? Ha dejado ya muy claro que para nada se sienten
vinculados al resultado del referéndum.
El problema es que a la UE no le
gusta la democracia. Lo que ha ocurrido aquí es muy sencillo, déjeme que se lo
explique: el 25 de junio pasado, como representante de Grecia en el Eurogrupo,
me presentaron una propuesta de acuerdo. Yo estudié esa propuesta, nuestro
Gobierno griego estudió esa propuesta y llegamos a la conclusión de que era
completamente inviable, que aunque la aceptáramos era imposible que funcionase.
Pero como somos un Gobierno responsable y europeísta, decidimos que al igual
que no habíamos recibido el mandato de nuestro pueblo para hacer pedazos ese
acuerdo, tampoco habíamos recibido el mandato para decirle a los griegos y a
nuestro Parlamento que ese acuerdo nos parecía valido, porque no nos lo parece.
Dado que nos planteaban un ultimátum, dejamos la respuesta final en manos del
pueblo griego. El pueblo es soberano, y el pueblo decidirá qué hacer. Eso se
llama democracia. Y lo que ha hecho Europa es simplemente negarnos una pequeña
extensión del programa de ayudas que nos habría permitido celebrar este
referéndum con calma y tranquilidad, con los bancos abiertos. No, nos han
obligado a cerrar los bancos.
La UE lo ve
al revés: considera una provocación y una forma de chantaje por su parte el
haber convocado este referéndum…
Ya. En el Eurogrupo del 27 de junio
me dijeron claramente y sin paliativos que la propuesta de acuerdo era un
asunto muy complicado para dejar la decisión final en manos del pueblo griego.
Eso, permítame que se lo diga, es un ataque gigantesco a la democracia.
Democracia, se lo recuerdo, es un sistema en el que la gente normal toma
decisiones muy complejas. Europa, el lugar que inventó la democracia, se ha
convertido casi sin que nos diéramos cuenta en enemiga de la democracia.
Insisto, ¿por qué está tan
seguro de que Bruselas y Atenas llegarán a un acuerdo aún en el caso de que los
griegos rechacen en el referéndum la propuesta que les ha hecho la Unión
Europea?
Porque hay demasiado en juego, tanto
para Grecia como para Europa, por eso estoy seguro. Si Grecia se estrella, un
billón de euros (el equivalente al PIB español) se perderán. Es demasiado
dinero, y no creo que Europa se lo pueda permitir.
Si gana el
‘sí’ en el referéndum, ¿aceptará usted el resultado y firmará el acuerdo que
Bruselas ha puesto sobre la mesa?
Como ya he dicho, prefiero cortarme
un brazo antes de firmar un acuerdo que sé que no es viable. Si gana el ‘sí’ al
acuerdo, dimitiré como ministro de Economía en el mismo instante en que se haga
oficial el resultado.
Supongo que
en ese caso dimitirá también el resto del Gobierno y se convocarán elecciones
generales, ¿no?
No lo sé. Yo no puedo hablar por los
demás, sólo por sí mismo. Y lo que le digo es que por nada del mundo estamparé
mi firma sobre un acuerdo que estoy convencido que es malo para Grecia y malo
para Europa. No voy a ser cómplice de eso, no.
¿Y qué
pronostica usted que sucederá? Las encuestas muestran que según han ido
avanzando los días el ‘no’ ha perdido terreno y que el ‘sí’ ha ido ganando
adeptos. ¿Qué encuestas? Lo interesante aquí es que no se han
publicado encuestas oficiales… Es fascinante, ¿no le parece? ¿Por qué será?
Perdone que
le diga: sí que circulan encuestas sobre el referéndum que dicen…
No, no hay encuestas, ni una sola.
Lo que circulan son rumores, no encuestas. Hasta este mismo momento, y hasta donde
yo sé, ninguna de las compañías de sondeos ha hecho públicas encuestas
oficiales. Sólo ha salido un sondeo, y la compañía que lo realizó lo retiró de
la circulación. ¿Por qué? El único motivo que se me ocurre es que el ‘no’ gana
y los que hacen o encargan las encuestas no quieren que se sepa…
¿No se
estará usted volviendo paranoico?
No creo, la verdad. Si está permitido publicar
encuestas antes del referéndum y no se publican, el único motivo que se me
ocurre es ése.
Hay elecciones generales a la vuelta de la esquina en
España, en Portugal… ¿Cree que detrás de lo que está ocurriendo en Grecia se
encuentra la intención de la UE de mandar un mensaje al resto de países del sur
de Europa sobre los supuestos peligros de votar a partidos de izquierda radical
como es Syriza?
Creo que se trata de una reflexión muy interesante y
que es lícito hacer. Pero no voy a comentar nada al respecto. He aprendido el
lenguaje de la diplomacia.
Se lo
preguntaré entonces de otro modo. Si en el referéndum gana el ‘sí’ y la mayoría
de los griegos acepta el acuerdo que propone Bruselas, ¿qué consecuencias
tendría eso en el resto del Europa?
Si ocurriera eso , la democracia se
encontraría en peligro, porque significaría que ha ganado el miedo. Si ganara
el ‘sí’, la recesión se haría más profunda, la esperanza en un futuro mejor se
evaporaría y los europeos dejaríamos de sentirnos dueños de nuestro destino. Si
gana el ‘sí’, los expertos y los tecnócratas que consideran que la gente común
no puede decidir sobre estos asuntos se habrán salido con la suya, mandarán en
Europa. Y Europa, el lugar en el que nació la democracia y el racionalismo, se
convertirá en un lugar dictatorial e irracional.
Usted es
conocido por hablar sin pelos en la lengua, por decir lo que piensa de manera
muy clara… ¿Por qué no quiere hablar de España?
Porque no necesito hacerlo. Estoy seguro de que los
españoles tienen muy claro el mensaje que les están intentado mandar con el
caso griego. ¿No lo cree usted?
Pues yo no
lo tengo tan claro…
Están tratando de convertir a Grecia en un ejemplo
para los demás. De eso se trata.
Si según
usted Bruselas sabe que no pude dejar caer a Grecia, si está tan seguro de que
se llegará a un acuerdo… ¿Por qué nos encontramos en esta situación? Yo creo
que en realidad nos encontramos en este punto por algo que no tiene nada que
ver con Grecia…
¿Con qué
tiene que ver entonces?
Con otra gente. Incluida la gente española.
Si Angela
Merkel le llamara ahora mismo y le pidiera un acuerdo antes del referéndum…
¿Estaría dispuesto a encontrarlo?
Créame que he hemos hecho
absolutamente de todo para lograr un acuerdo. Mire las cosas que hemos
propuesto: hemos aceptado cosas en las que no creemos para nada de nada,
políticas con las que estamos absolutamente en contra. Hemos aceptado seguir
con la austeridad, cuando sabemos que la austeridad no funciona. Lo único que
pedíamos a cambio era que esa austeridad no recayera en los pobres, sino en los
ricos. Y claro, no les gustó. Y también pedimos que nos reestructuraran la
deuda, precisamente para poder pagarla. Y nos respondieron que bueno, que tal
vez más adelante… Y no, no se puede retrasar, tiene que hacerse ahora. Si
Angela Merkel o la Troika llegaran con un acuerdo sensato, lo firmaríamos ya,
inmediatamente.
¿Y
desconvocarían el referéndum?
Me temo que ya es tarde para eso.
Ahora lo que quiere Bruselas y la Troika es que gane el ‘sí’ para de ese modo
poder humillar a los griegos. Pero no vamos a dejar que nos humillen, vamos a
demostrar que no tenemos miedo al miedo.
Usted es
profesor de economía, una figura académica… ¿Se imaginaba que la política fuera
algo tan duro?
Sí. Nunca me he hecho muchas
ilusiones respecto a la política, nunca he tenido en muy alta consideración sus
juegos. Pero dicho eso, nuestro país está en graves dificultades, el pueblo
griego lleva desde hace cinco años siendo exprimido y sufriendo enormemente por
una crisis de la que no vemos el final y llega un momento en el que uno tiene
que jugar su papel dentro de este proceso democrático. Y mi papel es tratar de
defender los intereses de los griegos y de los europeos, porque ser gobernado
por la Troika es algo que va contra el interés tanto de los griegos como de los
europeos.
Sin embargo,
Bruselas les acusa a ustedes de ser unos irresponsables que están jugando con
fuego y que están llevado a Grecia al suicidio…
A los lectores de su periódico me
gustaría mandarles un mensaje: por favor, no se dejen convencer por lo que
dicen los otros y decidan por ustedes mismos. Lean nuestras propuestas y
juzguen ustedes. Pregúntense si nuestras propuestas son unas propuestas
sensatas o unas propuestas radicales. Si leen nuestras propuestas, se darán
cuenta de que son propuestas muy moderadas y muy sensatas. Incluso hemos aceptado
medidas fiscales y ciertas reformas en las que no creemos, y las hemos aceptado
con el único objetivo de conseguir un acuerdo. Pero la parte relativa a la
financiación y a la deuda no la podemos aceptar, por la sencilla razón de que
no se sostiene aritméticamente. La precisión de las matemáticas indica que si
aceptáramos lo que nos piden, en unas semanas ese programa demostraría que es
absolutamente inviable. Así que, ¿quién es el irresponsable aquí? No se olvide
de que la Troika ha cometido ya terribles errores y que hace cinco años
simplemente hizo añicos la economía de este país. Sólo tiene que comparar lo
que sus predicciones decían en 2010, en 2011 y en 2012 con lo que realmente ha
ocurrido. Así que antes de apuntarnos con el dedo y de acusarnos de irresponsables
deberían de hacer un poco de autocrítica y dejar de pretender que sus medidas
funcionan. La austeridad no funciona, a la vista está.
Sus
acreedores en general y Berlín en particular les echan públicamente en cara que
no están cumpliendo con los compromisos que han contraído, presentan a los
griegos como un hatajo de caraduras que pretenden vivir del esfuerzo y el
dinero de los demás, como unos jetas que han gastado a lo loco y que ahora
aspiran a que les perdonen sus deudas.
Bueno, eso es lo que Goebbles
llamaba propaganda, ¿no? Goobles pensaba que el modo mejor de extender una
mentira era elegir una gran mentira y repetirla sin cesar. Y eso es lo que
están haciendo con nosotros. Pero no es verdad. Los griegos somos gente muy
orgullosa, los griegos queremos pagar nuestras deudas. Pero uno no puede pagar
sus deudas si resulta que la deuda continúa aumentando y sus ingresos continúan
reduciéndose, que es exactamente lo que le ocurre a nuestra economía. Para
poder pagar nuestras deudas debemos arreglar primero la economía, y la manera
de hacerlo es poniendo fin a la austeridad, por la sencilla razón de que la
austeridad reduce los ingresos y se ha demostrado no sólo inefectiva sino
perjudicial. Por eso, porque queremos devolver el dinero que nos han prestado,
necesitamos un acuerdo que reestructure nuestra deuda pública. ¿Quiere que le
ponga un ejemplo?
Sí, por
favor, póngame un ejemplo de lo que quieren ustedes hacer con la deuda griega.
General Motors. Hoy es una compañía
que va bien. ¿Por qué? Porque cuando General Motors fue declarada insolvente en
2009, su deuda se reestructuró y eso le permitió obtener beneficios y pagar sus
deudas. Eso es lo que queremos. Nosotros no pedimos ninguna locura, ninguna
cosa rara, ninguna medida de izquierda radical. Pedimos algo que en el mundo de
las empresas y las finanzas se hace todo el tiempo. Cuando una compañía está en
apuros, va al banco y pide que le reestructuren sus deudas. Los bancos lo
hacen, la compañía de ese modo se recupera y el propio banco cobra su dinero.
Eso es lo que nosotros pedimos.
¿Siente que
está en una guerra?
Es difícil no sentir que estás en guerra cuando te
obligan a cerrar los bancos por preguntar al pueblo griego su opinión sobre una
propuesta de acuerdo.
¿Qué
necesitaría Europa para tener políticas más keynesianas en lugar de estas
políticas neoliberales?
No se trata ni siquiera de
keynesianos contra neoliberales, sino de puro sentido común. La Eurozona está
fatalmente diseñada. El Eurogrupo, por ejemplo, toma todas las decisiones que
afectan a nuestras vidas. Pues bien: no existe sobre el papel, es un organismo
que no existe. El otro día pregunté si el presidente del Eurogrupo podía
ignorar la regla que funciona desde hace 15 años y por la cual todas las
decisiones de ese organismo se deben de tomar por unanimidad. Y nos
respondieron diciendo que el Eurogrupo no es un organismo formalmente
constituido, en el sentido de que oficialmente y sobre el papel no existe. Nos
quedamos boquiabiertos, porque es increíble. Resulta que en Europa tenemos una
unión monetaria dirigida por un organismo que no tiene reglas escritas, porque
los tratados de constitución no fueron redactados adecuadamente. ¿Qué diablos
hemos hecho? Por no hablar de que los ciudadanos no tienen derecho a saber lo
que pasa en las reuniones del Eurogrupo, ni siquiera 30 años después, cuando
resulta que en esas reuniones se toman decisiones que determinan las vidas de
los propios europeos. ¿Realmente es así como queremos que funcione Europa?
Los
neoliberales le acusan también de estar llevando a extremos insospechados la
teoría de los juegos, de estar disputando una partida de póker con Grecia
encima del tapete.
No es verdad. Como comprenderá no
tengo derecho a jugar con la vida de la gente ni se me ocurriría hacerlo. Pero
lo que no voy a hacer es aceptar una solución que sé que no es la solución. Los
que nos acusan de jugar partidas supongo que ahora se habrán dado cuenta de que
no es un juego, que nunca lo ha sido. El mes pasado nos pusieron frente a un
dilema absolutamente cruel: firmad o tendréis que cerrar los bancos. Y no hemos
firmado, nos hemos negado a rubricar un acuerdo que no podemos cumplir.
Aunque no
haya encuestas, en las calles de Atenas lo que se siente es que la gente cada
día que pasa tiene más miedo.
Sí, así es. Lo que están haciendo con Grecia tiene un
nombre: terrorismo.
¿De verdad
piensa que lo que están haciendo con Grecia es terrorismo?
Por supuesto que lo pienso: es
terrorismo. ¿Por qué nos han forzado a cerrar los bancos? Para insuflar el
miedo en la gente. Y cuando se trata de extender el terror, a ese fenómeno se
le llama terrorismo. Pero confío en que el miedo no gane.
¿Qué piensa
de Podemos, el equivalente español de Syriza?
Creo que en toda Europa se necesitan
partidos como Syriza y Podemos, partidos críticos con el sistema pero al mismo
tiempo europeístas y democráticos. Los que nos detestan quieren hacernos pasar
por antieuropeístas, pero no, no es verdad, no lo somos. Somos necesarios.
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