Por Raúl Castro Ruz
(…)
Trataremos ahora algunos asuntos de política exterior.
En
mis palabras del pasado 15 de julio, en la clausura del V Periodo Ordinario de
Sesiones de la Asamblea Nacional, expresé, y cito: “Apreciamos que se ha puesto
en práctica una ofensiva imperialista y oligárquica contra los procesos
revolucionarios y progresistas latinoamericanos, la cual será enfrentada con
determinación por nuestros pueblos” (fin de la cita).
Estamos
seguros de que vendrán nuevas victorias de la Revolución bolivariana y chavista
bajo la dirección del compañero Nicolás Maduro Moros, presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, frente a la permanente embestida
desestabilizadora de la derecha, alentada y apoyada desde el exterior.
Confiamos
en el compromiso de los revolucionarios venezolanos y de su pueblo,
mayoritariamente bolivariano y chavista, con el legado del inolvidable
presidente Hugo Chávez Frías.
Estamos
convencidos de que, tal como lo hizo en el 2002 al impedir que se consumara el
golpe de Estado contra el presidente Chávez, el pueblo venezolano y la unión
cívico-militar no permitirán que se desmantelen los logros de la Revolución y
sabrán convertir este revés en victoria.
Al
reiterar la solidaridad de Cuba, que estará siempre junto a la Patria de
Bolívar, llamamos a la movilización internacional en defensa de la soberanía e
independencia de Venezuela y para que cesen los actos de injerencia en sus
asuntos internos.
En
Brasil, la oligarquía tampoco escatima esfuerzos para intentar derrocar a la
presidenta Dilma Rousseff mediante un golpe parlamentario. Llegue a ella
y al hermano pueblo brasileño nuestra solidaridad y apoyo en la batalla que se
libra en defensa de los avances sociales y políticos alcanzados durante estos
13 años de liderazgo del Partido de los Trabajadores.
La
historia demuestra que cuando la derecha llega al gobierno no duda en desmontar
las políticas sociales, beneficiar a los ricos, restablecer el neoliberalismo y
aplicar crueles terapias de choque contra los trabajadores, las mujeres y los
jóvenes. Décadas de dictaduras militares en América Latina y nuevos métodos de
desestabilización contra gobiernos progresistas nos enseñaron que el
imperialismo y la derecha tampoco renuncian a la violencia para imponer sus
intereses.
En
medio de este contexto regional riesgoso y complejo, resulta esencial defender
la unidad de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)
como mecanismo indispensable, legítimo, unitario y diverso de concertación
política e integración, que ha hecho posible reunir por primera vez, bajo un
propósito común, a los 33 Estados de Nuestra América.
La
Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por todos
los jefes de Estado y de Gobierno en la II Cumbre de la CELAC celebrada en La
Habana en enero de 2014, es una sólida base para desarrollar las relaciones
entre nuestros países y a nivel internacional.
Nos
sentimos optimistas por los avances alcanzados en las conversaciones de paz entre
el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército
del Pueblo, proceso que está más cerca que nunca del logro de un acuerdo que
ponga fin al conflicto armado que ha desangrado a esa nación durante más de
medio siglo. Continuaremos nuestra labor imparcial como garantes y
sede del proceso.
El
próximo mes Cuba asumirá la Presidencia de la Asociación de Estados del
Caribe, bajo el compromiso firme e invariable con la causa de la unidad y la
integración latinoamericana y caribeña.
Como
se ha venido informando por parte de la prensa nacional y extranjera,
actualmente se encuentran en Costa Rica varios miles de ciudadanos cubanos que
arribaron a esa nación desde otros países de la región con la intención de
viajar hacia Estados Unidos. Estas personas, que salieron de Cuba de
manera legal, en su travesía se convierten en víctimas de traficantes
inescrupulosos y bandas delincuenciales que no dudan en poner en peligro la
vida de los migrantes cubanos.
Nuestro
gobierno ha estado en contacto desde el mismo inicio de esta situación con los
gobiernos del área, en la búsqueda de una solución adecuada y rápida, como
también ha pedido el Papa Francisco, tomando en cuenta las difíciles
circunstancias en las que estos se encuentran. Cuba ha reiterado su compromiso
a favor de una emigración legal, ordenada y segura, así como del derecho a
viajar y a emigrar de los ciudadanos cubanos y de retornar al país, en
cumplimiento de su legislación migratoria.
Tal
como señala la Declaración del Gobierno Revolucionario publicada el 1ro.
de diciembre, la política de “pies secos-pies mojados”, el programa de Parole
para médicos cubanos y la Ley de Ajuste Cubano continúan siendo el principal
estímulo para la emigración irregular desde Cuba hacia Estados Unidos.
Los
migrantes latinoamericanos y caribeños merecen también un trato humano y justo.
Deben cesar las prácticas abusivas y discriminatorias, la violación de sus
derechos humanos, la separación de familias y la cruel detención y deportación
de niños no acompañados.
Pasando
a otro tema, como advertimos de manera temprana, la política de sanciones
unilaterales contra Rusia y el estrechamiento del cerco de la OTAN en sus
fronteras, solo ha favorecido un clima de mayor inestabilidad e inseguridad en
la región.
Ha
seguido agravándose la crisis humanitaria generada por las oleadas de
refugiados hacia el continente europeo, debido a las condiciones de conflicto y
pobreza derivadas del injusto orden económico internacional, y por las guerras
no convencionales y acciones desestabilizadoras de la OTAN en África del Norte
y Medio Oriente. Europa debiera asumir su responsabilidad y garantizar el
respeto a los derechos humanos de estas personas, así como contribuir a la
solución de las causas del fenómeno.
Reiteramos
el derecho del pueblo sirio a encontrar una salida digna a sus problemas con la
participación de las legítimas autoridades de esa nación, sin injerencias
externas, preservando su soberanía e integridad territorial.
El
pasado mes de septiembre recibimos con admiración, respeto y afecto al Papa
Francisco, justo en el año en que conmemoramos el aniversario 80 de nexos
ininterrumpidos entre la Santa Sede y Cuba. Apreciamos su prédica a favor de la
paz y la equidad, la erradicación de la pobreza, la defensa del medio ambiente
y las reflexiones sobre las causas de los principales problemas que afectan hoy
a la humanidad.
En
el año que concluye se fortaleció el diálogo político bilateral con numerosos
países, evidenciado en las visitas a Cuba de 184 delegaciones extranjeras, de
ellas 25 encabezadas por Jefes de Estado o de Gobierno procedentes de todas
las regiones del mundo.
En
septiembre pasado participamos junto a la mayoría de los Jefes de Estado y Gobierno
del planeta en la Cumbre de la ONU para la adopción de la Agenda 2030, que
aprobó un nuevo marco para el desarrollo sostenible, con el objetivo de
reducir la pobreza extrema, el hambre, las enfermedades, la desigualdad entre
géneros, la falta de acceso a la educación, a infraestructuras básicas y la
degradación del medio ambiente.
Los
compromisos y acciones del mundo industrializado continúan siendo
insuficientes. Solo construyendo un nuevo orden económico internacional y otra
arquitectura financiera global será posible que los países del Sur puedan
cumplir con las metas y objetivos aprobados.
La
comunidad internacional ha mantenido su rechazo al bloqueo norteamericano en
diferentes foros, especialmente en la Cumbre de la ONU y en el segmento de alto
nivel de la Asamblea General donde tuve la oportunidad de participar y durante
los cuales decenas de Jefes de Estado y Gobierno reclamaron el fin del bloqueo.
El
pasado 27 de octubre, 191 Estados miembros de la ONU apoyaron la resolución
cubana, gesto que nuestro pueblo agradece profundamente y demuestra que el
mundo no olvida que el bloqueo persiste.
Hemos
reiterado al gobierno de Estados Unidos que para normalizar la relación
bilateral el bloqueo debe ser levantado y el territorio que usurpa la Base
Naval de Guantánamo ha de ser devuelto, tal como expliqué en mi declaración en
el Consejo de Ministros del día 18, en la cual reafirmé, además, que no debe
pretenderse que Cuba abandone la causa de la independencia o renuncie a los
principios e ideales por los que varias generaciones de cubanos han luchado
durante un siglo y medio.
Para
avanzar en este proceso debe respetarse el derecho de todo Estado a elegir el
sistema económico, político y social que desee, sin injerencia de ninguna
forma. Jamás aceptaremos condicionamientos que laceren la soberanía y dignidad
de la Patria.
Lo
esencial ahora es que el presidente Barack Obama utilice con determinación sus
amplias facultades ejecutivas para modificar la aplicación del bloqueo, lo
cual dará sentido a lo alcanzado y permitirá que se produzcan sólidos
progresos.
Hace
apenas mes y medio celebramos los actos por el 40 Aniversario de la
independencia de Angola y el inicio de la Operación Carlota, que permitieron
rememorar la contribución internacionalista de nuestro pueblo a esa heroica
epopeya protagonizada por angolanos, namibios y cubanos, que modificó de manera
definitiva el mapa político del África Austral y aceleró el fin del oprobioso
régimen del apartheid.
Apreciamos
de manera especial la solidaridad de la Unión Africana con Cuba, reiteramos el
apoyo a su programa de desarrollo Agenda 2063 y continuaremos honrando
nuestros compromisos de cooperación.
En
este semestre, se registraron avances en la negociación del Acuerdo de Diálogo
Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, así como en nuestras
relaciones bilaterales con sus Estados miembros. En febrero del próximo año
cumplimentaré una visita oficial a Francia en reciprocidad a la efectuada por
el presidente François Hollande. (…)
Fragmentos del discurso pronunciado por el General de
Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el
VI Periodo Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea
Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 29 de diciembre
de 2015, “Año 57 de la Revolución”.
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