Declaración de la XIV Cumbre de Jefes de Estado y
de Gobierno del ALBA-TCP
Los Jefes de Estado y de Gobierno de los países
miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América -
Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) nos reunimos en Caracas, a cuatro
años de la siembra del Comandante Hugo Chávez Frías y a cuatro meses de la
partida del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, nuestros fundadores, y cuyos
ejemplos e ideas interpretan y resumen el legado de los libertadores.
Ellos nos educaron en entender nuestras luchas y
anhelos nacionales como procesos interdependientes y como contribuciones
solidarias a los sueños comunes de libertad, dignidad, justicia y paz para la
Patria Grande; a anteponer los intereses colectivos a los nacionales.
El ALBA-TCP, alianza política, económica, y
social, defiende la independencia, la autodeterminación y la identidad de
nuestros pueblos. Nos une la solidaridad, la complementariedad, la justicia y
la cooperación, con el propósito histórico de aunar las capacidades y
fortalezas de nuestros países, a fin de alcanzar el desarrollo integral y
existir como naciones soberanas.
América Latina y El Caribe atraviesa una etapa
crucial de su historia: los procesos democráticos populares, liderados por
gobiernos, fuerzas políticas y movimientos de izquierda, enfrentan una nueva
embestida del imperialismo, el capital transnacional y las oligarquías
nacionales. El declive del hegemonismo imperial, los impactos de la crisis
sistémica internacional y la caída de los precios de nuestros recursos de
exportación, en particular de los hidrocarburos, abren nuevos desafíos. Son
generados por las mismas fuerzas que crearon la pobreza, la exclusión y la
dependencia de nuestras naciones y que nos impusieron invasiones y dictaduras
para consolidar su poder.
En todos estos años y contra nuestra resistencia,
el neoliberalismo no ha cejado en su empeño de extender su lógica financiera:
no se trata de una teoría de desarrollo, es la doctrina del saqueo total a
nuestros pueblos. Con el neoliberalismo, la economía mundial no ha crecido en términos
reales y en cambio se ha multiplicado la inestabilidad, la especulación, la
deuda externa, el intercambio desigual, las crisis financieras cada vez más
frecuentes, la pobreza, la desigualdad, el desempleo y el abismo entre el Norte
opulento y el Sur desposeído.
Su retorno ha resucitado al peor conservadurismo,
reactivó el fundamentalismo, la xenofobia, el racismo y el militarismo. La
política es financiada por empresas y gobiernos extranjeros. Los adelantos
científico-tecnológicos han propiciado un alto nivel de concertación
político-comunicacional entre imperialistas y oligarcas para manipular a las
masas y agredir nuestras culturas. Nuevos rostros, instrumentos y métodos
confunden a los votantes y trastocan los resultados electorales.
Los partidos de derecha utilizan los poderes
legislativo, judicial y mediático como plataformas de conspiración y quiebran,
sin escrúpulos, el orden democrático que solían defender, imponen paquetazos de
ajuste con privatizaciones y despidos masivos y fomentan la articulación de la
subversión política.
La corrupción contra la que lucharon las
organizaciones y movimientos de izquierda y progresistas de la región antes de
llegar al poder, y contra la que han debido combatir fuertemente una vez
convertidos en gobiernos, es manipulada con fines políticos, para criminalizar
y desmoralizar a organizaciones y líderes. Unos se escudan en ella para atacar
la eficacia, justicia y eficiencia de las administraciones públicas, limitando
la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y su ejercicio
participativo. Otros se evaden, ocultando inmoralmente sus capitales en
paraísos fiscales.
Debemos denunciarlos a todos y combatirlos con
energía, a la vez que incrementamos los esfuerzos para fortalecer una buena
gestión en la administración de los bienes públicos y colectivos. El control
social de los mismos debe asumirse como una prioridad en los países miembros
del ALBA-TCP. Este enfrentamiento resulta esencial y deberá formar parte de
nuestra integridad y ética, mientras trabajamos por la prosperidad de nuestros
países.
El ataque principal es contra la Revolución
Bolivariana. Las arbitrarias sanciones estadounidenses contra Venezuela, en
especial contra su Vicepresidente Ejecutivo compañero Tareck El Aissami, deben
ser anuladas. La inexplicable orden ejecutiva del Presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica que declara a Venezuela una amenaza inusual y
extraordinaria a la seguridad nacional de ese país, debe ser derogada.
Venezuela, es la cuna de la libertad de Nuestra América, impulsora de la
integración regional y bastión del antimperialismo. La defensa de Venezuela y
de su revolución no es problema exclusivo de los venezolanos. Es causa que
convoca a todos los que luchamos por la verdadera independencia en América Latina
y El Caribe. En Venezuela se libra hoy la batalla de Ayacucho del siglo XXI.
La unidad y la integración regional de la América
Latina y El Caribe es una necesidad impostergable, en este complejo entorno. El
ALBA-TCP, junto con bloques como el MERCOSUR, la UNASUR, CARICOM, y otros que
recobraron su protagonismo en la última década, deben continuar contribuyendo a
la integración regional.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), es nuestra obra más preciada. Es el mecanismo para fraguar
la unidad en la diversidad a través de la concertación política. La Comunidad
ha debido enfrentar la resistencia de los defensores del fracasado
panamericanismo. Debemos preservarla.
Nuestro compromiso con la Proclama de América
Latina y El Caribe como Zona de Paz guía nuestra actuación internacional. Ella
refrenda nuestro estricto apego a los principios de la Carta de las Naciones
Unidas y del Derecho Internacional, reafirma nuestro respeto a la libre
determinación, la soberanía nacional y la igualdad soberana de los Estados.
Expresa la voluntad de solucionar diferencias de forma pacífica, por el diálogo
y la negociación; y reconoce el derecho inalienable de todo Estado a elegir su
sistema político, económico, social y cultural.
Las pequeñas economías del Caribe, que sufrieron
el genocidio contra la población nativa y la esclavitud, y el saqueo colonial y
neocolonial, enfrentan hoy los desafíos resultantes del cambio climático, los
desastres naturales y otras crisis globales, lo que las hace las más
vulnerables de nuestra familia. El Caribe, apoyado decididamente por la
generosa iniciativa de Petrocaribe, merece la mayor solidaridad y toda nuestra
atención.
Resaltamos que el agua y el saneamiento básico
son un derecho humano que no puede estar en manos de privados y que es deber de
los Estados garantizar su suministro para el bienestar de los pueblos.
Frente al ALBA-TCP y a todos los esfuerzos
integracionistas genuinos, está la Organización de Estados Americanos, en la
que las preocupaciones de nuestros pueblos no hallan expresión y mucho menos
respaldo o defensa sino tentativas y proyectos hegemónicos. La conducta de su
Secretario General es indigna y carece de mandato alguno de los Estados
Miembros.
Nuestra América enfrenta una nueva agenda de
dominación imperial, signada por el anuncio de un proteccionismo egoísta y
extremo que impactará a nuestras aún dependientes economías. La implementación
del Acuerdo de París sobre cambio climático está hoy bajo amenaza. Nuestra
gente, forzada a la migración por las condiciones de vida resultado del
subdesarrollo y de un orden económico internacional injusto y excluyente, es
perseguida, criminalizada, deportada y sus derechos humanos frecuentemente
violados. En nombre de la seguridad se incrementan los gastos militares y
policiales, se persigue a las personas por motivos religiosos o raciales, y se
construyen muros, como el de la frontera norte de México, a cuyo pueblo le
expresamos toda nuestra solidaridad.
En el ALBA-TCP expresamos nuestra preocupación
por el tratamiento a nuestros hermanos latinoamericanos y caribeños que se
encuentran en condición de migrantes, en este sentido proponemos reactivar el
Fondo para el Apoyo Legal y Asesoría a los Migrantes dentro del Banco del ALBA.
Los gobiernos y pueblos del ALBA-TCP vemos en
estos fenómenos una nueva oportunidad para la reagrupación, la movilización y
la lucha. Debemos apoyar las acciones emancipadoras, fijar con claridad y
realismo los horizontes, identificar bien los valores y principios que nos unen
y asumir un programa de acción integracionista, solidaria e internacionalista,
que establezca las premisas económicas, sociales y políticas del cambio
liberador.
Necesitamos fortalecer las organizaciones y
movimientos sociales para enfrentar a nuestros adversarios. Tenemos que
explicar mejor a los pueblos el alto grado de dependencia externa de nuestras
economías y cómo ello compromete la independencia y la soberanía nacional.
Podemos y debemos abrir más oportunidades al comercio y a la cooperación
intrarregional para asegurar la independencia económica, garantía de nuestra
independencia política.
En ese sentido, ratificamos nuestro compromiso
para profundizar una agenda de trabajo social, económica y productiva que
fortalezca la Alianza y facilite a nuestros pueblos las condiciones adecuadas
para su desarrollo integral y complementario.
Respaldan y apoyan la Convocatoria del Estado
Plurinacional de Bolivia a la “Conferencia Mundial de los Pueblos por un Mundo
sin Muros hacia la ciudadanía universal”, a realizarse los días 20 y 21 de
junio de 2017 en la ciudad de Cochabamba – Tiquipaya de ese país.
Saludamos la designación del compañero David
Choquehuanca, ex Ministro de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de
Bolivia, como nuevo Secretario Ejecutivo del ALBA-TCP y le deseamos éxitos en
sus funciones.
Somos responsables no solo de construir
conciencia de la necesidad del cambio, sino de persuadir y demostrar la certeza
de su posibilidad.
Integrémonos y unámonos todos. En ello está la
victoria.
Caracas, 5 de marzo de 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario